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🌸​ 𝐴𝑑𝑚𝑖𝑟𝑖𝑛𝑔 𝑓𝑟𝑜𝑚 𝑎𝑓𝑎𝑟

Again, again...

S e x t a P a r t e
"Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir la suya"
Mario Benedetti.

Entrando a la farmacia la mirada de la anciana que atendía en el mostrador se posó directamente sobre él; mirándole y analizando cada uno de sus movimientos como si de un ladrón se tratase.

Lo cierto es que no podía esperar menos; tomando en cuenta su rostro facineroso y ese porte de que iba a explotar a la mínima provocación -mentira no era-.

Se sentía ansioso, no tenía ni la menor idea de que debía hacer, en el fondo seguía pensando que lo mejor sería llamar a una ambulancia y dejar que los médicos se hiciesen cargo, sin embargo, algo le decía que eso no era una buena idea.

Si Rose no había acudido al médico nada más sufrir esa caída debía haber alguna razón lo suficientemente poderosa para detenerla.

Muchas posibilidades, tristemente no era momento para eso.

Se abrió paso por entre los pasillos tomando antiséptico, vendas, gasas y todas esas cosas que pensó servirían de algo. Cuando llegó hasta la mujer esta seguía mirándole a través de los lentes de botella sin emitir palabra.

-Buenas noches-se obligó a decir a sí mismo y colocó todos los utensilios que traía entre sus manos-Necesito agujas de sutura también-.

La anciana solo tomó una bolsa de papel y colocó una a una las compras; luego de esto, al fin habló.

-¿Qué tipo? -preguntó sin más y el joven guardo silencio sin saber que responder.

No tenía la menor idea de que rayos debía comprar, tampoco estaba del todo seguro de que iba a hacer con esas cosas al llegar a su departamento.

-Pues...-a punto de mencionar un número al azar la mujer le interrumpió.

-Debes ser uno de esos estudiantes de medicina, vienen aquí todo el tiempo sin saber que comprar o que hacer porque están demasiado estresados para prestar atención a su alrededor-Hablo de nuevo y de entre sus estantes tomó una caja herméticamente cerrada y la colocó en la bolsa-Esta contiene uno de cada uno para tus prácticas-Le dijo sonriendo-Casi lo olvido-colocó otra caja cuyo contenido era desconocido para él-Necesitarás poliamida, mucha, a decir verdad-Finalizó entregando la bolsa.

No tenía idea de que rayos acababa de suceder, pero asintió por cortesía y gratitud ante esa mujer que había facilitado su labor y pagó la cantidad tan rápido como le fue posible.

Al salir, el frío de la noche le caló los huesos unos segundos; miró hacía ambas direcciones y cruzó la calle quedando justo delante del supermercado al que acudía con regularidad.

La idea de pasar de largo le vino de golpe; aunque inmediatamente la deshecho al recordar que no tenía nada en el refrigerador y que Rose posiblemente no había comido nada en todo el día y necesitaría aumentar su energía debido a la sangre que perdió.

¿Estaba pensando seriamente en hacer compras de último momento por alguien más?

No tenía ni pies ni cabeza y aun así ahí estaba echando cosas en el carrito creyendo que eso ayudaría de algo.

Quería detenerse y aun así seguía poniendo cosas saludables y alguna que otra chuchería para ella.

-Te volviste completamente loco, Shadow-se lamentó para sí y continuo su recorrido por los pasillos esperando que aquello que lo obligaba a comportarse como una señora, se acabase.

Al llegar al pasillo de ropa e interiores se detuvo un momento y pensó en si era correcto o no el comprar ropa interior para la chica.

Si la memoria no le fallaba tenía la ropa manchada y a juzgar por cómo se veía aquel suéter, seguramente todo debajo ya estaría manchado de sangre también.

Dubitativo se acercó hasta las prendas y dio una rápida inspección hacia todas direcciones como cerciorándose de que nadie le veía.

Había de muchos colores, con estampados o solamente blancos. También había distintos tamaños y alguna que otra variación en las telas.

Una nueva odisea de le formó en la mente al pensar que talla usaría la chica. ¿Grande? Lo dudaba, no consideraba que fuese gorda y la talla chica parecía ser demasiado pequeño.

-¿Necesitas ayuda? -de pronto la voz de una mujer se hizo presente e inevitablemente no pudo evitar dar un brinco al sentirse expuesto-Lamento haberte asustado, pero luces preocupado por este mar de posibilidades-se rió suavemente y dejó su carrito de compras del lado contrario.

Abrió la boca para responder de forma negativa pero la mirada comprensiva de esa mujer le hizo callar y asentir de manera mecánica.

Casi como si fuese un niño regañado aceptando su culpa en una travesura, estaba ahí parado frente a un montón de ropa femenina y una mujer desconocida.

¿No podía entonces tornarse más raro?

-Entonces, ¿Cómo es tú... esposa? ¿novia? -lo observó de arriba abajo y sonrió-Te ves demasiado joven para tener una esposa, así que dejémoslo en novia-continuó hablando-¿Cómo es ella? ¿Delgada, rellenita...? -

-Promedio-Fue lo primero que se le vino a la mente y se abofeteó mentalmente por lo idiota que sonó al decir eso-Quiero decir, es de estatura pequeña, aunque dudo que pueda utilizar la talla pequeña-se sentía tan avergonzado al mencionar esto que incluso pasó por alto todo ese asunto de "la novia".

La mujer asintió y de entre las prendas tomó un conjunto en tonos pastel que marcaba 34B.

-Creo que esto es lo que necesitas-le dijo y se echó a reír-Suerte en tu noche, galán-añadió después y se perdió entre los pasillos del supermercado.

Mentiría si dijese que no le tomó más de dos segundos poder procesar la situación tan irreal que acababa de sucederle.

Un escalofrío le recorrió la espalda y se dirigió hasta la caja a pagar todas sus compras.

Para su suerte el dentón granoso que estaba atendiendo la caja no parecía nada interesado en sus compras.

-¿Quiere una de nuestras bolsas ecológicas? -habló apático y sin expresión en el rostro.

Al ver la cantidad exagerada de cosas que había comprado Shadow asintió.

¿Ya qué más remedio le quedaba?

Al salir de la tienda tenía ambas manos ocupadas y se tambaleaba un poco debido al peso.

Se maldijo internamente por todo lo que había comprado sin siquiera considerar que debía caminar de regreso a casa y suspiró.

Debía darse prisa y acelerar el paso. Ya había perdido mucho tiempo en cosas innecesarias y Rose seguía sola con una herida expuesta en el rostro.

Con pasos firmes se abrió paso por las calles frías y miró a una pareja de ancianos pasar del otro lado de la calle tomados de la mano.

Inevitablemente pensó en su abuelo y abuela, sobre lo mucho que clamaban amarse y que también daban paseos tomados de la mano antes de que su abuela falleciera.

Continuó caminando un poco más y al llegar al complejo se abrió paso a duras penas debido al cansancio y dejó las bolsas en la entrada.

El portero le saludó con un buenas noches y le ayudó a meter sus compras en el ascensor de empleados para cortar camino.

Normalmente ese espacio estaba destinado para la vieja ama de llaves y algún que otro técnico que hacía mejoras en el edificio, pero estaba vez estaba demasiado cansado para subir tantas escaleras.

Al bajar notó como algunos de los bombillos en el pasillo estaban rotos y los restos de vidrio seguían en el suelo.

Eso no estaba ahí cuando se fue; aunque no era momento de pensar en ello. Se abrió paso por entre los vidrios y al llegar a su puerta abrió lentamente, casi cerciorándose de que todo estaba como lo había dejado.

Efectivamente, Rose seguía en la misma posición, recostada en el sillón y cubierta de mantas hasta el cuello mientras la calefacción estaba encendida y la casa se sentía muy tibia.

Dejó la bolsa en la cocina y tomó las cosas que compró en la farmacia. Se acercó hasta la fémina y la miró con detenimiento.

Pálida y ojerosa; aunque ya había recuperado la temperatura aún lucía débil y frágil.

-Rose-le habló y ella abrió los ojos ligeramente adormilada-¿Te sientes bien? -se vio obligado a preguntar y se hizo espacio entre ella y un hueco pequeño en el sillón.

-S-sí-.

Shadow solo suspiró.

Dejó las cosas sobre la mesita del té y se dirigió a la cocina para lavarse las manos. No sabía exactamente que rayos iba a hacer, pero al menos trataría de hacerlo lo mejor posible, o, mejor dicho, lo mejor que lo recordaba.

Su padre fue Doctor y algunas veces de niño le tocó ver como suturaba sus heridas -pequeñitas en comparación- de travesuras de infante.

Si bien podía recordar primero limpiaba la herida y después empezaba a suturar. Después volvía a limpiar y al final iban las vendas.

Miró nuevamente a la chica y está también le miraba, aunque la intensidad en sus ojos no parecía la misma de siempre.

-Muy bien, recuéstate boca arriba-ordenó y ella obedeció a como pudo.

Con la cabeza puesta en posición Shadow se colocó los guantes que había comprado previamente y tomó aquella caja con agujas y la abrió. Todas venían en sus bolsas y para su suerte un pequeño instructivo contenía el número, forma y la utilidad de cada una.

Le dio una rápida leída y tomó el número que más se le aproximaba y sacó de entre las cosas el hilo para la sutura, un par de gasas y antiséptico.

Vertió un poco de antiséptico en la gasa y comenzó a frotarlo sobre el rostro de la chica. Ella dio un respingó ante el frío y la sorpresa y nuevamente continuó en silencio sin moverse.

Tomó el hilo y la aguja y se acercó lo más que pudo hasta ella; se sentía nervioso y sumamente ansioso por lo que estaba a punto de hacer y aunque no lo demostraría frente a ella se vio obligado a confesarse -un poquito-.

-Rose-Hablo más bajo de lo normal y ella abrió los ojos para verle-No tengo idea de lo que estoy haciendo y no puedo garantizarte que no te va a doler-Confesó.

Ella por su lado ni siquiera se inmutó. Cerró los ojos con tranquilidad y asintió suavemente fundiéndose en un bostezo que honestamente no le tranquilizó.

Se veía demasiado tranquila y fatigada. Debía darse prisa y dejar de hacerse el idiota.

Ya no había marcha atrás...

Colocó la aguja y el hilo como mejor lo recordaba y sus dedos temblaron un poco debido a su nerviosismo.

Aspiró y se obligó a sí mismo a recuperar la compostura y finalmente se atrevió.

La aguja entró y el pequeño respingo de dolor de parte de Rose indicó que era momento de continuar.

Posicionó la aguja lo mejor que pudo y escarbó en lo más profundo de sus recuerdos tratando de encontrar los movimientos que hacía su padre.

Movía la mano de un lado a otro, esperando que la piel se acomodase lo mejor que pudiese y aunque ella seguía ligeramente tensa, no se quejaba.

-Lo haces bien-la escuchó decir de pronto y el solo continuó suturando. No era difícil, aunque si debía hacerlo con fuerza porque la piel tenía sus puntos y grosor.

Seguía concentrado en labor, limpiando de cuando en cuando un poco de la sangre que se colaba debido a la sutura y al cabo de 10 minutos de suplicio para ambos, la herida cerró.

Miró su creación unos segundos y aunque posiblemente no era ni remotamente profesional, al menos no le quedaría una cicatriz tan fea como podría esperarse.

Limpió la herida nuevamente y se deshizo de los guantes colocándolos sobre la mesa.

-Siéntate-le ordenó y ella lo hizo aún sin abrir los ojos.

No supo si por dolor o solo por cansancio. Ella seguía ahí en silencio sin mirarle.

Al tomar las vendas hizo memoria de como lo hacía su padre y antes de ponerlo, una idea fugaz le hizo detenerse.

-Date un baño-Le dijo y ella esta vez sí lo miró-Tienes restos de comida en la cara y seguramente en otras partes también-de pie, tomó sus instrumentos y se dirigió a la cocina-Toma un baño, lo necesitas urgentemente.

Ella no tuvo objeción; de pie con pasos torpes se abrió paso por la habitación y la vio perderse en el pasillo con rumbo al baño.

A solas y en silencio se permitió relajarse al fin.

¿Qué carajos acababa de pasar?

Se lavó las manos y estas instantáneamente empezaron a temblar. Se sentía ansioso y no, aunque no lo admitiera, todo esto le preocupaba de manera exponencial.

Rose y toda su problemática lo estaban alterando y aunque nada le costaría solo sacarla de su apartamento y hacer como si nada estuviese sucediendo, algo se lo impedía.

La moral...

La maldita moral que no le permitía dejar esa chiquilla a su suerte y dejarla rascarse con sus propias uñas.

Maldijo por lo bajo y tomó aquella ropa interior que había comprado un rato antes y sin mirarla se abrió paso hasta su habitación para tomar una toalla limpia.

Era obvio que no podía dejarla andar por ahí en paños menores así que luego de considerarlo, abrió uno de los cajones en su armario y tomó un pijama de algodón con estampados florales perfectamente doblado y lo colocó junto con todo lo demás.

Se abrió paso por el pasillo y al llegar a la puerta llamó un par de veces sin obtener respuesta.

Al acercar su cabeza hasta la madera el no escuchar el ruido de la regadera le alarmó.

Sin pensarlo demasiado abrió la puerta de golpe solo para encontrar la joven recostada en la bañera cubierta hasta la nariz con el agua caliente y el jabón con aroma a manzana que había olvidado que tenía.

Se sintió como un completo imbécil al olvidar que tenía una bañera, sin embargo, ella ni siquiera pareció alterada al verse expuesta.

No era que pudiese ver alguna parte de su cuerpo ni mucho menos, aunque aun así era extraño que algo como eso no le incomodara.

-Te traje esto- y lo colocó frente a la estantería-Sal cuando estés lista-Dijo dándose la vuelta dispuesto a irse.

-Shadow...-Habló ella suavemente y él se detuvo de inmediato sin girarse-Podrías...-ella calló un momento y dudó de sus propias palabras-Quedarte un ratito más-pidió bajito y él se giró.

-¿Por qué? -Pregunto con genuina sorpresa evitando mirarle.

-Quiero asegurarme de que no estoy soñando...-susurró.

Soñando...

¿A qué se refería exactamente con esto? Aunque muchas dudas comenzaron a bombardearlo sus pies solo le condujeron hasta el inodoro y al bajar la tapa tomo asiento en silencio aún sin mirarla.

No supo que rayos le estaba obligando, pero seguía obedeciendo todas sus peticiones por muy absurdas que le parecieran.

Y ahora estaba ahí sentado en silencio sin tener una jodida idea de porque seguía cediendo, pero aun así estaba bien.

Al parecer eso era lo único que importaba y en el fondo, se sentía conforme con eso.

No lo entendía y seguramente podría enloquecer buscando miles de respuestas, pero las cosas eran así.

Solo estar ahí en silencio esperando a que ella le diera "la señal" para poder salir.

-Shadd-su voz sonó ligeramente más parecida a la de siempre y esto llamó su atención-Perdón por haberte hecho pasar por esto-.

Y ahora se disculpaba por ser molesta...

Esta chica era todo un caso y pese a querer responder de forma hostil, ninguna palabra salió de su boca en ese preciso momento.

Su mente gritaba, estaba clamando por sacarla casi a rastras de la bañera y echarla a la calle y deshacerse de todas las complicaciones que traía a cuestas y aun así no se movió.

Se quedó ahí aceptando sus disculpas con un movimiento de cabeza sin siquiera pretender hacerlo y nuevamente dejándose sumir por el silencio.

-Me alegra que seas parte de mi vida...-Hablo nuevamente y sonrió-Cuando me mudé aquí pensé que todos serían tan desagradables como en Marble Hill-ella hablaba de cómo no le había ido tan bien al mudarse y aunque se estaba esforzando, le costaba llevarle el ritmo.

Rose tenía esa particular manía de hablar y hablar y dejarse llevar por la letanía de conversaciones que algunas veces no llegaban a ningún lado.

Es decir, que hablaba de tantas cosas a la vez que terminaba perdiéndose incluso en su propio contexto.

Como esta vez que comenzó hablando de que los tipos en Marble Hill eran odiosos y ahora hablaba del rico pastel de la señora que atiende una tienda en solo Chaos sabe dónde.

-Te mudaste mucho-Hablo el moreno a la par que su cerebro asimilaba toda la información que acababa de recibir.

Ella asintió.

-El trabajo de mi padre siempre nos tuvo de aquí para allá y bueno... nunca estuve suficiente tiempo en solo sitio para considerarlo como un hogar-.

En el fondo no podía imaginar del todo ese sentimiento, es decir, nunca se había mudado tan lejos como para no "echar raíces" como Rose lo denominaba.

Él había nacido y crecido en esa ciudad, siempre rodeado de muchas cosas que le hicieron sentir como un chiquillo normal.

Y bueno, sí lo pensaba con detenimiento debió ser muy duro crecer en un ambiente tan caótico y sin posibilidad de conseguir amistades duraderas.

Ahora cobraba un poco de sentido del porque aquella actitud tan exageradamente amistosa en esa rosada mujer.

-Lo es cuando eres pequeño y no entiendes que sucede a tu alrededor...-sus brazos se alzaron y sus dedos ahora convertidos en pasas rosaron el filo de la bañera en un gesto juguetón-Y después creces y te das cuenta de cuanto has ignorado con el paso de los años...-.

Tenía un punto, no iba a negárselo; no obstante, no estaba seguro de que a se refería en realidad.

-Bastante poético Rose...-Respondió-Nunca pensé que tuvieses tintes filosóficos dentro de ti-.

La expresión en el rostro de Amy se suavizó; aunque no pudo descifrar si lo tomó como un cumplido.

-Dime la verdad-sus dedos se alzaron para quedar en su ángulo de visión-¿Crees que si sigo aquí me convertiré en un pez o debo resignarme a mis piernas gordas?-.

Interesante cambio de conversación...

Y aunque en otras circunstancias le habría tachado de loca, este le pareció el momento oportuno para huir y salir de aquel baño de una vez por todas.

-Sal, antes de que arrugues más-Y salió tan rápido como sus pies se lo permitieron sin esperar una objeción de su parte.

Ahora, parado frente a la cocina se permitió relajarse. ¿Qué acababa de suceder? Sí, ya tenía toda la tarde cuestionando que rayos sucedía con su vida y sus decisiones, pero esta vez se sentía incluso más raro.

Había estado en el mismo cuarto de baño con una mujer con obvias señales de vulnerabilidad, que no conforme con eso era menor de edad y no parecía tener consciencia de las normas básicas de convivencia social, lo sumió en una de las situaciones más extrañas e incómodas de toda su vida.

Posiblemente estaba loca, o quizá un tanto perturbada...

O tal vez drogada.

¿Y si el golpe le había afectado la cabeza?

Muchas cosas le pasaron por la mente, muchas posibilidades que se ajustaban a la situación que Rose estaba pasando y de algún modo podían darle una respuesta a esa inquietud que estaba latente dentro de sí.

Eso que le impedía deshacerse de ella o como mínimo ignorarla...

-Eres muy idiota, Shadow-se lamentó colocando la tetera frente al fuego. Necesitaba un té para relajarse y aclarar el mar de pensamientos que se le venían encima.

La puerta del baño cerró de golpe y los pasos torpes desde el pasillo se hicieron cada vez más audibles para el moreno.

Desde el umbral de la cocina ella le observaba con aquel pijama floral que se ceñía a su cuerpo casi a la perfección, de no ser por el hecho de que era un poco más baja para la estatura marcada en las prendas.

-Este pijama es tan suave y hermoso-ella seguía sonriendo y acariciaba la tela con las yemas de sus dedos-Gracias, Shad-.

Verla con aquel pijama que durante mucho tiempo estuvo guardado celosamente en sus cajones le provocó un sentimiento agridulce en su interior.

-Te queda bien...-le dio la espalda y empezó a sacar sus compras ya olvidadas para ponerlas en su lugar-Consérvala, le darás un mejor uso que el que yo puedo darle-Finalizó sin mirarla, algo que intrigó a la chica.

-¿De verdad?-estaba sorprendida, sobretodo por el cambio de actitud en el joven que parecía querer evitar mirarle a toda costa.

Mientras acomodaba la caja de cereal que había comprado la imagen de una fémina de cabello negro le vino de golpe y detuvo toda su actividad.

Pensar en ella era triste y doloroso; aunque al mismo tiempo le brindaba una paz inmensa que era difícil de describir.

-Sí, solo... cuídala bien-pidió y continuó colocando las cosas en su sitio.

Dicho lo dicho, la joven Amelia solo pudo guardar silencio como una señal de respeto ante lo que pudo intuir era un asunto delicado para Shadow.

No se necesitaba ser un genio para entenderlo; podía notarse en su mirada y la profunda tristeza que reflejaban sus ojos al pensar en eso que tanto le había dolido.

Un dolor similar al suyo...

Su estómago rugiendo fue lo suficientemente ruidoso como para captar la atención de su anfitrión y aunque trató de disimularlo, él tenía buen oído.

-¿Cuándo fue la última vez que comiste?-se aventuró a preguntar lo obvio como buscando una confirmación a sus sospechas.

Amy hizo un mohín indicando que contaba mentalmente las horas que habían transcurrido. Luego de unos segundos respondió lo siguiente.

-Ayer a las 9 de la noche-confesó y Shadow se sobó las sienes como gesto inequívoco de lo mal que esa confesión sonó.

-Toma asiento, prepararé la cena-

-Oh, no, no, no... ¡déjame hacerlo! Es lo menos que puedo hacer después de todas las atenciones que has tenido hacía mi-.

No se lo estaba cobrando, es decir, lo hizo porque quiso y porque podía hacerlo.

En este punto le pareció incluso un poco risible que ella creyese que él haría cosas por los demás esperando algo a cambio.

Es decir, ¿por qué el haría algo por alguien más en primer lugar? Ya desde el principio se prestaba para que lo entendiese como una forma de decirle que le caía bien y que su existencia le era tolerable.

De otro modo ni siquiera se hubiera molestado en golpear a ese imbécil por ella.

-Toma asiento y descansa-Su voz firme pero tranquila la obligó a volver al sillón y quedarse ahí a esperar ser llamada como una niñita que espera su cena.

Desde la cocina podía sentir la atenta mirada de la chica clavarse sobre él más que dispuesta a abalanzarse sobre las hoyas y sartenes y tomar el control.

Y aunque la cocina no era ni de lejos uno de sus puntos fuertes -ni tampoco es que lo disfrutase mucho- al menos podía hacer algunas cosas lo suficientemente decentes para ser comidas por otro ser vivo además de él.

Al llenar la hoya con agua vertió los fideos dentro y esperó a que estos se cocinaran.

Tomó una lechuga y algunos tomates y los picó formando una improvisada ensalada y al cabo de un rato el bistec que tenía reposando en la pimienta estuvo listo para tomar su lugar en el sartén.

Una comida muy simple y austera, pero suficientemente rápida para que ambos pudieran estar en la mesa en menos de una hora comiendo en silencio.

Al llevarse un bocado a la boca, el rostro de Amelia cambió ligeramente. No podía asegurar si eso fue una mueca de asco o no, pero si fue lo suficientemente elocuente para expresar "algo".

-¿Demasiado mal para tus estándares?-Le pregunto mientras él comía su porción.

-No es eso...-dejó sus cubiertos sobre la mesa y por inercia se rascó la herida aún sin vendar-Es solo que es la primera vez en mucho tiempo que alguien cocina para mí y se siente bonito...-confesó.

Genial...

Ahora se sentía abochornado nuevamente.

-No te preocupes por esas cosas y come... lo necesitas-le restó total importancia al asunto y ambos comieron nuevamente en silencio.

Al cabo de media hora y con ambos platos vacíos se puso de pie para recogerlos ante la negativa de la chica su gesto de seriedad la obligó a mantenerse sentada.

-Ten-le dio una de esas cajas de galletas empalagosas que ella adoraba y se giró para no ver su rostro-No las comas todas hoy-al lavar los platos pudo mirar el reloj de la cocina; eran casi las 11 de la noche y ella seguía fuera de su casa.

Normalmente siempre se iba a las nueve justo después de la cena y lavar los platos se despedía perdiéndose en los pasillos hasta el día siguiente donde la rutina volvía a comenzar.

Sin embargo, esta vez parecía resuelta a quedarse aún con todo y el probable problema que le ocasionaría el llegar tarde.

Cuando terminó de lavar los platos ella seguía ahí sentada en silencio mirando también el reloj en la pared.

Al parecer también se había percatado de la hora y aunque trató de disimularlo su rostro hablaba por ella.

-Te acompañaré a casa-Él se aventuró a decirlo y los ojos de Amelia se llenaron de lágrimas.

Lágrimas...

¿Cómo...?

-Rose-la llamó y ella no respondió en ese instante-¿Rose?-al tomar sus hombros sus orbes verdes lo miraron con absoluto terror e incertidumbre-¿Qué sucede?-no entendía que pasaba y eso lo desesperó.

Le frustraba no entender que rayos sucedía.

Verla llorar terminó de alterarle los nervios y puso el punto final a su día de mierda.

Ella en cambio tan solo se aferró al moreno fundiendo su rostro en su pecho mientras seguía llorando. Ni siquiera le importaba la herida que tenía en el rostro y que obviamente le dolía como el infierno.

Estaba tan asustada y no sabía cómo explicárselo.

Las emociones terminaron por consumir su ya de por si frágil estado y aunque trataba de parar, las lágrimas seguían cayendo como un bucle infinito.

Seguía llorando, dejando que todo eso que guardó durante todo el día saliera de su sistema.

-Rose...-la separo ligeramente de él y la miró-¿Qué sucedió?-.

Entre sollozos solo fue capaz de murmurar cosas entre las cuales el "No quiero ir a casa" fue una de las pocas cosas que pudo captar.

El que no quisiera ir a casa solo era una señal. Algo que ya podía haber intuido desde antes y que pese a todo se había negado a creer.

-¿Qué sucedió?-de nuevo, la pregunta quedó en el aire y ella solo se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano, dándose ese confort que necesitaba de algún modo.

Y aunque estaba tratando de ser paciente, su rostro y su porte no ayudaban a calmarla.

-N-no quiero i-ir a ca-casa-dijo de nuevo y el espero a que continuara-Va a enojarse... va a enojarse mucho-.

La imagen del ebrio del pasillo le vino de golpe y una cosa se unió a la otra. No le tomó mucho tiempo sacar sus propias conjeturas y pensar en lo hijo de perra que era ese bastardo en lastimar a alguien como Rose.

Sus puños apretados no hicieron sino poner alerta a la chica que inmediatamente después lo tomó como pudo de la mano y le rogó por no hacer nada.

Nadie podía ayudarle, le dijo.

Estaba sola en el mundo... sola con su padre y eso a Shadow no le sentó nada bien.

-¿Estás escuchando lo que dices? Carajo, Rose...-no quería sonar rudo ni alzar la voz frente a ella, pero toda esta situación se le estaba saliendo de las manos.

-Lo sé...-un poco más tranquila, aunque sin dejar de llorar le respondió-Debo aguantar, debo hacerlo-.

Era evidente que todo este asunto estaba superando por completo toda su capacidad de autocontrol y manejo de emociones.

Había tantas cosas mal en esas simples palabras...

Ni siquiera él y su complejo suicida podrían justificar lo que ella estaba viviendo.

No podía concebirlo, era indignante, era...

Aberrante...

¿Cómo es que pudo haberlo pasado por alto en un inicio?

Y aquellas pequeñas señales cayeron como un balde de agua fría en el joven y de pronto todo hizo click. Esos moretones; la ropa holgada, los problemas para caminar y un sin fin de actitudes de sumisión se mostraron ante él.

-Dios...-que todo le cayese de pronto le produjo ganas de querer vomitar.

Todo se agrupaba perfectamente y de una forma retorcida se mareó aún más.

La escuchaba sollozar; sus lágrimas cayendo y ese sentimiento de impotencia y terror se volvía contagioso.

¿Cómo podía vivir de ese modo?

Y mejor aún, ¿Cómo es que podía hacer de cuenta todos los días que nada estaba sucediendo? La veía todos los días sonriendo como una chiquilla que nada en la vida parecía producirle una verdadera incomodidad.

Incluso el mismo fue un verdugo en sus rechazos y señaló sus defectos ante la menor oportunidad.

Era muy idiota...

-Carajo...-ahora estaba de pie, yendo de un lado a otro tratando de no cometer una acción imprudente.

Quería partirle la cara a ese sujeto...

-No vale la pena...-ella le distrajo nuevamente y al ponerse de pie, caminó hasta donde se encontraba-Déjalo así... por favor...-

Eso era demasiado para su salud mental; ¿de verdad le estaba pidiendo que dejase las cosas así?

¿A caso estaba mal de la cabeza?

-Debes estar bromeando...-estaba alterado y la incredulidad exhalaba por sus poros-Dime que es una jodida broma porque no tiene gracia-.

Le era demasiado difícil mantenerse en control. No quería asustarla ni mucho menos agravar la situación, pero en estas instancias ni el más paciente de los hombres podría quedarse de brazos cruzados al saber algo así.

Rose era alguien que la mayor parte del tiempo le desesperaba. No iba a negar que si se le hubiese dado a escoger no le habría dado la oportunidad de conversar y en estos momentos no estarían hablando de violencia doméstica.

Pero sucedió...

El tiempo le había brindado esa necesidad de compañía y afecto y ahora -aunque le costase admitirlo- la chica le importaba.

No era fácil aceptarlo, pero no se puede negar lo evidente.

Verle así le estrujaba lo poco que aún quedaba de su empatía...

-Voy a estar bien... tranquilo-ahora era ella quien le hablaba para tranquilizar la situación-Sólo hay que dejar que las cosas se calmen un poco-.

¿A caso se estaba burlando de él?

-¿Qué se supone que esperas de mí? -si era honesto consigo mismo todo esto ya parecía más un chiste cruel que algo real.

Ella estaba ahí, lastimada y posiblemente con daños neurológicos y sin embargo estaba aparentemente tranquila restándole toda importancia a un asunto que evidentemente le perturbaba.

No tenía sentido...

Acercándose lentamente ella tomó sus manos y lo miró; sus ojos rojos e hinchados le daban un aire melancólico y la venda en su frente le hacía lucir incluso más pequeña de lo normal.

Shadow tan solo podía sentir su corazón latir con violencia; estaba molesto y alterado debido a todo este fiasco y ella no hacía sino aumentar su suplicio.

-Voy a estar bien-Le dijo de nuevo y sin pedirle permiso unió su frente magullada a la suya aún a pesar del dolor que esto le causó-Te prometo que estaré bien, ¿sí? -. No lo miraba, pero su agarre era tan fuerte que podía sentir como la vida se le iba en ello.

Y de verdad deseó creerle...

Pero no...

Eso no tenía ni pies ni cabeza; ni él era tan ingenuo, ni ella tan idiota como para creer eso.

-No-separándose de ella, Shadow negó-Todo esto no tiene sentido, no puedo... no puedo consentir esto-.

Lo correcto sería llamar a la policía y que ellos se hicieran cargo; sabía que era lo que debía hacer y aunque su relación con ese oficial no era del todo cordial, sabía que debía llamarle.

Algo de ese asunto estaba mezclándose en todo esto, podía sentirlo.

-Por favor, no...-Le costaba guardar la compostura, pero debía ceder-Voy a explicarte mis razones, pero por favor, no llames a la policía...-.

Al fin, algo sensato salía de la boca de esta loca mujer.

-No voy a prometer nada, solo habla y dime de una vez por todas que sucede aquí...-estaba impaciente y sonaba mucho más rudo de lo que hubiera deseado-Solo dilo, Rose...-

Derrotada, la joven Amelia tomó asiento en el sofá e instó al moreno par que hiciese lo mismo. Al sentarse el también, ella empezó su relato.

-Posiblemente creas que estoy mal de la cabeza, pero no puedo huir... al menos, no aún-inició ante la atenta mirada de su acompañante que no hacía otra cosa que esperar a que ella continuase-No tengo familia, dinero ni la edad suficiente para valerme por mí misma, cualquier intento de irme solo me llevaría a un hogar de acogida y no quisiera pasar por eso-.

En su opinión, un hogar de acogida sonaba mucho mejor que vivir con un padre violento y abusivo. Y aunque no se lo externó, si se vio en la necesidad de cuestionar que le había llevado a ese razonamiento.

-Soy una adolescente, Shadow...-por primera vez en todo el tiempo que tenía de conocerla su rostro mostraba seriedad-Las parejas quieren niños pequeños y ruidosos que les den amor y puedan moldear a su imagen y semejanza... -ironizó-No a una adolescente con problemas de violencia doméstica, abandono y tendencias suicidas...-

Ella tenía un punto...

Bajo esa perspectiva vivir en un lugar de esa índole era aceptar el hecho de que posiblemente nadie se interesaría en adoptarle.

No le resultaba difícil de imaginar lo duro que sería pasar por una situación así. Es decir, el rechazo era doloroso en todas sus presentaciones y lo sería aún más cuando tus capacidades como individuo eran ofertadas a completos desconocidos.

-Y si me voy... perderé lo poco que logrado construir aquí...-

Se lo concedía, ella tenía razones válidas para no desear huir, pero en el fondo... ¿eso justificaría todo el dolor y que su vida estuviese en riesgo?

Por mucho que se estuviese esforzando no podía terminar de entenderlo.

-No quiero alejarme de ti...-Le confesó al fin-Si me voy, ya no tendré ninguna razón para seguir adelante-.

Segundos que parecieron interminables le congelaron en su sitio procesando lo que acababa de suceder. Es decir, ella lo había dicho antes, "te quiero" y sus acciones diarias demostraban que el cariño hacia él era genuino.

Y, aun así, ¿por qué no podía terminar de creerlo? se sentía tan extraño...

Como si no le mereciera...

-Sé que es difícil de entender...-ella continuó su discurso-Pero te prometo que seré mucho más cuidadosa de ahora en adelante...-.

-¿Qué...?-

-Mi padre es un alcohólico desempleado que pasa la mayor parte de sus días encerrado en su habitación destruyéndose a sí mismo...-su rostro estaba sereno y aparentemente tranquilo-Normalmente olvida que existo...-.

Era sincera, tanto como podía serlo en esas instancias. Tenía aquella mirada vacía y ajena a todo a su alrededor.

-Rose, no es necesario que me cuentes esto...-Trataba de evitar que la angustia creciera en la joven, aunque ella no pretendía parar su relato.

-Normalmente está tan ebrio que siempre termino haciéndome cargo de todo en casa...-Shadow asintió sin quererlo-Terminé siendo la niñera de mi padre... administrando la pensión que le da el gobierno al considerarlo como "mentalmente incapacitado"...-

Tenía sentido también; ya se lo podía intuir, aunque seguía siendo duro de escuchar. En el fondo que Rose estuviese confirmando todo aquello no hizo sino provocarle un hueco en el estómago.

Era difícil escuchar aquellas palabras viniendo de alguien a quien tenía en un concepto completamente distinto. La vida era dura y la de Rose lo era aún más.

De pronto todos sus problemas parecieron minúsculos y solo un juego de niños en comparación.

Rose estaba sola, herida y completamente asustada de lo que podía suceder.

Y el...

Bueno, ¿el qué podía hacer? ¿Qué le quedaba? ¿Solo callar y fingir que las cosas no estaban tan jodidas como aparentaban?

Le resultaba impensable.

-Por favor, Shadow...-ella estaba apelando a su generosidad-Sé que es demasiado, pero... -él le miraba fijamente esperando que continuase su discurso-Es lo único que podemos hacer...-.

Ella tenía razón y esa era una de las cosas que más le frustraba. Admitir que no había muchas opciones le ponía aún peor.

-¿Qué hay de tu madre? ¿No tienes algún adulto que pueda hacerse responsable de ti?-.

Amy solo sonrió, más por fuerza que por ganas.

-Mamá decidió que no quería ser madre-lágrimas traviesas se escaparon por sus orbes-Sólo somos papá y yo...-.

Maldita sea...

Todas sus opciones se veían reducidas a la nada al saber estos datos. Si Amy no tenía familia a quien acudir sus manos estaban atadas -casi literalmente-.

-Por Chaos...-Hablaba casi en susurro, pero era perfectamente audible para ella-Cómo puedes...-.

-Puedo aguantar Shadow... puedo aguantar...-Y antes de poder decir alguna cosa más que aumentara su suplicio, la joven se dejó caer en el sillón quedando profundamente dormida.

Era preocupante, sí...

Pero ya no podía hacer más salvo esperar. Luego de recostar a la chica en el sofá se dirigió hasta su armario en busca de un par de mantas limpias con las cuales arroparla.

Recostada ahí lucía tan tranquila y apacible; de no ser por aquella venda en su frente no podría inferir que había tenido un día tan duro.

Recapitulando todo lo dicho sus opciones se veían dramáticamente reducidas a guardar silencio y esperar.

Normalmente no tendría problemas con ignorar todo a su alrededor y pretender que nada sucedía.

En otra época la habría echado a patadas y todo este dilema no lo estaría atormentando.

Tristemente, el tiempo estaba jugando en su contra y fue este mismo y todo lo invertido en Rose quien le imposibilitaba actuar con normalidad.

Ahora estaba metido hasta el cuello en un problema que no era suyo y no podía huir.

Miró de soslayo a la chica que descansaba a su izquierda y solo pudo suspirar.

Sentado en la mesa de la cocina se debatió mentalmente en que sería lo correcto.

Actuar estaba mal, Rose tenía sus motivos -que, aunque no entendía, respetaba- y el no actuar también implicaba una problemática.

Sin importar cual decisión tomase tarde o temprano tendría consecuencias negativas.

Era difícil imaginar cuan complicado debía ser tolerar una situación así; el simple hecho de convivir con un ebrio durante un corto periodo de tiempo era extenuante y Rose vivía con uno todos los días...

Era triste; sobretodo tomando en cuenta que la chica ni siquiera se quejaba.

Por lo pronto, solo restaba dejar que pasara la noche y descansara tanto como le fuese posible. Ya mañana por la mañana pensaría en algo coherente.

O al menos haría el intento...

Estaba cansado, todo ese día fue un ir y venir de emociones que ya le tenían agotado.

Ahora que Rose dormía podía relajarse y sentir al fin el dolor de cabeza le alcanzó.

A la mañana siguiente su primer pensamiento coherente fue el revisar cómo estaba Rose. Para su sorpresa, las mantas con las que le había cubierto estaban perfectamente dobladas sobre el sofá y no había rastros de la chica por ningún sitio.

Se había marchado muy temprano sin despedirse.

La idea de ir a su departamento y cerciorarse de que estaba bien le pasó por la mente; aunque casi de inmediato el deshecho al recordar esa promesa no-verbal de no interferir.

Al fin y al cabo, no era su asunto y solo restaba confiar en la palabra de Rose.

Después de vestirse y tomar una taza de café salió de su hogar con rumbo a la escuela, con suerte ella estaría ahí y podría cerciorarse de que todo estaba bien.

Al salir de su departamento los pasos de alguien caminando del lado contrario le hicieron girar sobre sus talones para encontrarse nuevamente con ese sujeto pelirrojo quien no dejaba de mirarle fijamente.

Tenía en su rostro una expresión que no pudo definir, tal como una especie de incomodidad mezclada con desagrado.

Por un momento pensó en partirle la cara y terminar de una vez por todas con el daño que ese tipejo le causaba a Rose, no obstante, su sentido común cobró mucho más peso y decidió ignorar aquella guerra de miradas que el alcohólico hombre quería sostener en ese momento.

Dándose la vuelta la voz ronca y rasposa del sujeto le hizo detenerse.

-Aléjate de mi hija-Fue su advertencia y sin darle tiempo a responder el tipo se marchó.

Alejarse...

¿Eso significaba que el tipo era consciente de su "amistad" con Rose?

La posibilidad de que esto fuese así era elevada y de igual modo, el hecho de que muchas de las situaciones peligrosas a las que ella se exponía diariamente estuviesen indirectamente relacionadas con el debido a la negativa de su padre a la convivencia que mantenían le produjo incomodidad.

Al salir del edificio el frío de la mañana lo invadió; durante el camino pudo escuchar a algunas mujeres hablar de que la primera ventisca traería mucho frío y posibles lluvias.

Dejando de lado que se estaba congelando y tenía los dedos entumecidos ese asunto con el tipo seguía molestándole.

¿Quién rayos se creía para amenazarle?

Estaba molesto por aquella osadía y el no poder actuar conforme a su instinto le producía incluso mayor molestia.

El tipo merecía estar pudriéndose en la cárcel por todo ese maltrato que estaba causando en su hija. No podía delimitar una fecha de cuando estas situaciones comenzaron a ocurrir, pero a juzgar por la paciencia y tranquilidad con la que ella tomaba la situación podía intuir que no debía ser poco tiempo.

Rose parecía tan acostumbrada a esa vida tan mezquina y genuinamente se sintió apenado por ella.

Nadie merecía ser tratado como un costal de boxeo y mucho menos alguien como ella que siempre iba por ahí tratando bien a los demás.

Ahora cobraban sentido esos suéteres tan feos y su insistencia para no dejar mirar su cuerpo lleno de hematomas y laceraciones.

Era triste y ahora se sentía culpable por todo el tiempo y ocasiones en las que fue intencionalmente grosero y apático con ella.

No se lo merecía...

De pronto todas esas pequeñas pero significativas acciones que ella fue teniendo hacia él le cayeron de golpe y el peso de la culpa le carcomía a cada paso que daba.

Pensar en todo lo malo que dijo y sobretodo, las cosas tan poco agradables que pensó de aquella chiquilla le dieron un escalofrío.

A veces era muy idiota, pensó. De igual forma ya no podía hacer nada, el pasado quedaba ahí atrás sin posibilidad de ser alterado.

De resto solo quedaba intentar no ser tan bastardo y aspirar a que las cosas para esa chiquilla no terminaran en una fatalidad.

Al llegar a la entrada a lo lejos pudo distinguir a la parlanchina de Rouge que no dudó en acercarse hasta el con un semblante preocupado.

-¡Al fin llegas!-Medio grito y sus manos manicuradas se posaron sobre sus hombros-¿Cómo está Pinky? ¿La viste?-preocupada le cuestionó por la salud de su amiga.

Alejándose unos pasos de la joven, Shadow pensó en que debía decir en ese momento.

No iba a mentirle, aunque no estaba seguro si debía hablar de sus dotes de médico y costurero mostrados anoche.

Segundos de interminable impaciencia le precedieron y ante la mirada de preocupación en la albina, solo suspiró.

-Le dieron 10 puntadas, tendrá una fea cicatriz y dolor de cabeza-Fue su respuesta-Estará bien...-Se obligó a mentir y el rostro de su compañera se relajó bastante.

-Gracias al cielo-Soltó más tranquila y ambos caminaban con dirección al aula-La llamé muchas veces y no respondió mis llamadas ni contestó mis mensajes... me estaba preocupando muchísimo-admitió sentándose en su asiento justo frente a Shadow-¿Te dijo algo más?-.

Negó con la cabeza dando por cerrado aquel asunto. No quería hablar más del tema, era incómodo y ni siquiera él lo tenía completamente asimilado.

Momentos después Sonic y Knuckles hicieron acto de presencia en el salón.

-¿Alguno de ustedes sabe cómo esta Ames?-el cobalto preguntó acercándose a ellos.

Ames...

¿Qué carajo era esa cosa de Ames? Sonaba tan estúpido y vulgar y solo un imbécil como el Faker podría idear una cosa tan insulsa como esa.

Sin pretender emitir alguna palabra, tan solo giró su cabeza hacia otro lado ignorando por completo la presencia de ese par de soretes.

Rouge por su parte no parecía compartir sus mismos ideales y comenzó a hablar de todo lo que le comentó un rato antes.

-Y la pobre tendrá una cicatriz horrible-Finalizó con su falso dramatismo mientras el Faker y el cabeza de rodilla escuchaban atentamente su relato.

Extrañamente ninguno hizo algún comentario fuera de lugar o algo que pudiese interpretarse como absurdo.

Incluso para alguien cómo él fue una sorpresa que ese par de gañanes se estuviesen comportando a la altura de la situación.

-Creo que deberíamos darle un obsequio para que se sienta mejor-Fue Sonic el de la idea e inmediatamente después Rouge la controladora acaparó todas las ideas y planeación.

Podía escuchar algunas de sus sugerencias, entre ellas estaba comprarle algún vestido -cosa que obviamente ella no usaría- joyería y demás cosas cliché que no se adaptaban a Rose.

-Ninguna de esas estupideces son cosas que ella disfrutaría-Se vio forzado a decir al cabo de 15 sugerencias completamente erradas.

Knuckles quien se había mantenido completamente callado terminó concediéndole la razón.

-Tal vez deberíamos preguntarle a Silver, el tendrá alguna idea...-Comentó después y ambos le dieron la razón.

Silver...

¿Por qué ese papanatas tendría alguna idea de lo que a ella le gustaba? ¿A caso eran tan unidos como para saber los gustos y aficiones de esa mujer?

La idea le pareció absurda, dudaba que Rose pasase más de una hora al lado de alguien tan aburrido y poco interesante como ese alfeñique de Silver.

Sin embargo, no era algo que externaría abiertamente, mucho menos frente a ese idiota del Faker.

-Muy bien, lo buscaré en el almuerzo y hablaremos de esto-dieron por terminada la plática al ver llegar al maestro.

Después de esto y aunque de verdad se estaba esforzando, le costó mucho trabajo concentrar su atención en la lección que estaba en el pizarrón.

La imagen de la chica rosada seguía dándole vueltas y la interrogante de cómo se encontraba seguía ahí.

Después estaban este trío de imbéciles que se autonombraban expertos y uno de estos -el peor, sin duda- hasta se atrevía a ponerle apodos ridículos.

Igualmente estaba ese asunto del idiota de Silver y esa manía que todos tenían con insistir en que el tipo era cercano a Rose.

En todo el tiempo en que había convivido con la fémina pocas -muy pocas- fueron las veces en que ella comentó alguna cosa del cannabis ambulante, por lo que, muy cercanos no eran.

De cualquier modo, pensar tanto en esas cosas no tenía sentido, a él no le interesaba lo que Rouge y compañía creyesen, ni siquiera el mismo sabía que era lo que Rose escogería.

Bueno, tenía ideas muy vagas, pero ninguna certeza que pudiera tomarse como una verdad absoluta.

La rosada hablaba de tantas cosas al mismo tiempo que le era difícil poder definir que debía considerarse como un gusto y que debía tomarse como solo un comentario normal.

De cualquier forma, era irrelevante, ellos podían regalarle lo que les diera la gana, a él no le interesaba ni quería ser parte de eso.

Ya había hecho todo lo que podía por ella y de resto ya no quedaba nada más.

O al menos de eso quería convencerse...

Mentiría si dijese que no le estaba costando mantenerse concentrado en sus deberes escolares. Después de haber firmado aquella responsiva los docentes se encargaron de hacerle entrega de un montón de guías y trabajos extra que debía entregar.

En primera instancia deseó negarse; honestamente ni siquiera le importaba reprobar.

Aunque un trato era un trato y él tenía palabra. No iba a echarse para atrás por tener trabajos atrasados.

Aunque tampoco podía negar que después de la quinta guía su cerebro comenzó a estresarse.

No tenía caso quejarse, el solo se había metido en ese lío y el solo saldría de ahí.

Era algo que tarde o temprano sucedería y la procrastinación y apatía al fin le alcanzaron.

Sentado en el árbol de siempre releía la guía marcada con todos los trabajos de matemáticas que debía entregar.

La sola idea lo asqueó; pero ya no le quedaba más remedio así que se puso manos a la obra lo mejor que su memoria le permitió hacerlo.

Tenía sus dudas, pero al poco rato el hilo del trabajo comenzó a brindarle seguridad y comenzó a trabajar con mayor tranquilidad.

Se sentía empolvado, pero no dejaría que la aritmética y la geometría le hicieran rendirse ante esta situación.

Esos números no iban a ganarle, no esta vez.

Estaba tan concentrado resolviendo los problemas del estúpido de Johnny y su incapacidad para administrar sus tiempos y posesiones que no notó cuando comenzó a ser observado.

-Nunca creí que viviría para volver a ver esta escena-La molesta voz de Rouge se hizo presente seguida de un flashazo que la hizo reír-Lo siento cariño, pero necesito atesorar este momento-se burló.

Ignorando por completo la impertinente presencia de la chica continuó con sus deberes pretendiendo que ella no estaba ahí.

Era difícil con todo el ruido que ella y sus vídeos idiotas producían desde su celular, pero se estaba esforzando porque esto no le molestase.

Desafortunadamente después de cinco minutos de escuchar storytimes que no le interesaban y tutoriales que le parecían muy estúpidos, su paciencia se agotó.

-Con un demonio, Rouge-Alzo la voz y ahora ella fue quien le ignoró-¿Qué carajo quieres?-estaba tan molesto y fastidiado que no dudó en ponerse de pie dispuesto a irse.

Aunque ella fue mucho más rápida deteniéndole de aquella retirada.

-Considero que tú tienes algunas ideas sobre que puede gustarle a Pinky y quiero que me las digas-iba directa y sin rodeos-Y no te atrevas a decirme que no, porque sabes que no te voy a dejar en paz hasta que me lo digas-sentenció.

Fastidiado ante esta simple posibilidad, Shadow gruñó presa de la molestia y desagrado que solo la albina provocaba en el con su impertinente personalidad.

La conocía, sabía que no mentía y que se convertiría en un dolor en el trasero hasta que no consiguiese lo que quería y aunque no estaba de humor ni le apetecía ceder ante sus chantajes, sabía en el fondo que no iba a lograr liberarse de ella hasta que no le diese lo que estaba buscando.

Hablar de gustos ajenos le parecía una tontería, pero si eso quería, eso le daría.

Si estaba en un error o no, ya no sería su culpa.

Aspiró sonoramente con la nariz y resopló dándose por vencido.

-No sé cuál es tu interés en joderme la existencia, Rouge-masajeó sus sienes, evitando alterarse-Ni porque supones que yo sé que carajos le gusta a Rose-continuó apático y malhumorado-Pero, si taanto es tu interés en conocer mi opinión supongo que podrían darle alguna de esas cosas absurdas y complicadas para hacer recetas de cocina-dio por cerrado el tema.

No quería seguir perdiendo el tiempo con esa fastidiosa mujer, así que avanzó unos cuantos pasos lejos de ella antes de ser interceptado nuevamente por ésta.

-Ah no, sabes que no sabemos de esas cosas, así que dame otras ideas-le ordenó-Vamos cariñito, yo sé que en esa cabecita tuya hay más material...-se burló acariciándole una mejilla con las yemas de sus dedos.

Ofuscado, le apartó bruscamente por aquella necesidad de fastidiarle. Sabía que la muy ladina se divertía con el hecho de fastidiarle y ahora utilizaba a Rose como un pretexto más para sus estupideces.

-Vete a la mierda-respondió y antes de que ella hiciese alguna otra cosa para detenerle, se alejó con pasos rápidos perdiéndose entre la multitud.

Estaba molesto y con los ánimos perfectos para romperle la nariz al primero que le mirase de mala manera.

Sabía que no tenía sentido volver a meterse en líos por lo que optó por ir a la biblioteca y descargar toda su frustración en aquel montón de tarea que tenía pendiente sin ser molestado otra vez.

Se abrió paso y al llegar al recinto tomó asiento en el área más apartada del alumnado común y continuó con las matemáticas que había dejado un rato atrás.

El silencio y la tranquilidad que ese sitio le brindaba de algún modo parecía aligerar la carga educativa que tenía entre sus manos.

De pronto Johnny y sus problemas ya no estaban implicando alguna dificultad y se vio sumergido en un montón de números, cuentas y ecuaciones que resolvía con tranquilidad.

Podía incluso decir que le relajaba contestar aquel cuadernillo, era casi terapéutico llenar hoja con hoja y aunque aún le faltaba más de la mitad estaba bastante conforme con sus resultados.

-Buen día, Shadow-una voz se hizo presente y al alzar su rostro la chica esa de nombre Blaze se sentó frente a él sin ser invitada-.

No hizo ningún comentario al respecto; aunque no le agradó aquella intromisión y confianza en esa fémina al sentarse sin ser invitada, decidió ignorarla también.

Para su fortuna ella no parecía tener intenciones de hacer algo más que leer y tomar anotaciones del libro de biología que tenía frente a ella.

Ignorándose mutuamente, ambos trabajaban en sus respectivas tareas. De cuando en cuando alzaba la vista para notar la manera tan ordena en la que esa fémina trabajaba.

Su espacio estaba perfectamente acomodado, su mochila en el suelo y con su mano derecha escribía sus apuntes con una caligrafía bastante decente.

Por su lado, él había hecho un desastre al sacar todo de su mochila y esparcirlo por toda la mesa; y aunque sus métodos no eran los mejores al menos funcionaban.

Después de un rato de operaciones básicas el nivel de dificultad aumentó considerablemente. Las fórmulas y ecuaciones integrales le complicarían la existencia podía sentirlo en el aire.

Tomó una hoja de papel y comenzó a garabatear lo mejor que recordaba los procedimientos dándose cuenta de inmediato que no lo estaba recordando bien.

-Maldita sea-Murmuró por lo bajo y se puso de pie dispuesto a buscar un libro que hablase de fórmulas y teorías.

-Ten-Antes de avanzar aquella chica le ofrecía una calculadora científica-Te hará más fácil tus deberes-Dijo con simpleza y aún con la mano extendida, continuó-¿O prefieres el método antiguo? No te culpo si deseas hacer trabajar esas neuronas-.

Dubitativo, luego de pensarlo por unos segundos terminó por aceptar. Y en efecto, la chica tenía razón.

Las operaciones se volvían mucho menos complejas gracias a la calculadora y aunque no iba admitirlo abiertamente sabía que eso lo volvía más eficiente.

Concentrado en sus labores no notó que era observado por esa chica.

Al parecer estaba bastante interesada en analizar lo que estaba resolviendo.

Alzó la vista para quedar cara a cara con esa mujer tan extraña y tras unos segundos pronunció.

-¿Qué?-.

No necesitaba aderezar sus palabras con adjetivos innecesarios. Si la tipa quería preguntarle algo debía hacerlo directo y sin rodeos.

-Observo tu método de análisis-Admitió-Debo confesar que es un poco decepcionante viniendo del mejor del campus-.

Alzó la vista para observar directamente aquella chica que seguía analizando cada uno de sus movimientos como si de un objeto de estudio se tratase.

Era incluso mucho más rara que Rose.

Pero en efecto, su método era desordenado y su mesa de trabajo era todo un caos.

Igualmente, tampoco es que se estuviese esforzando por hacer el máximo esfuerzo.

En otros tiempos, quizá...

-Ajá...-Soltó sin más continuando sus deberes sin prestarle mayor importancia a lo que la chica estaba intentando decirle.

Si pretendía molestarle no lo estaba logrando...

-Bastante arcaico, si me lo preguntas...-dejó sus apuntes de lado y suspiró-Voy a ser honesta contigo Robotnik... me pidieron que viniera aquí y te persuadiera de ayudarnos con el regalo de Amy...-Se sinceró-Aunque sospecho que no estás interesado, ¿No es así?-.

En efecto, no estaba interesado.

Esta chica tenía sentido común y eso era un punto a su favor.

Sin dejar de escribir negó con la cabeza indicando que le estaba prestando el mínimo de atención a sus palabras.

Le debía el mínimo de cortesía al menos...

Blaze por su lado no le quedó más remedio que aceptar aquellas palabras. Ya se intuía que el tipo no iba a aceptar por las buenas y ella no iba a rogarle tampoco.

-Muy bien, al menos ninguno de los dos perderá su tiempo-agregó para continuar escribiendo.

Sin molestarse en contestar, Shadow intuyó la molestia en esa fémina y secretamente se regodeó al haber frustrado sus planes.

No la conocía, no sabía mucho de ella y aunque no hubiese hecho nada particularmente desagradable que le molestase, había algo en ella que no le agradaba.

Quizá ese aire pretencioso y de superioridad -algo que solo estaba bien si venía de él-.

Fuese lo que fuese, no quería verse relacionado con ella, mucho menos si se sentía atraída por ese alfeñique de Silver.

-Robotnik-ella hablo de nuevo y el gruñó de disgusto al verse interrumpido nuevamente-¿De verdad eres amigo de Amy?-Pregunto de pronto y aunque no lo demostró, le sorprendió un poco.

No tenía por qué responder; esa chica no era nadie para cuestionar su relación con Rose ni sus verdaderas "intenciones".

Pero por alguna razón sintió deseos de responder en el mismo tono que ella había utilizado.

-No veo la relevancia de tu pregunta-ambos se miraron retadores y Shadow sonrió cínicamente-Somos vecinos, es todo lo que necesitas saber...-se limitó a decir.

No iba a hablar de Rose, no cuando ni el mismo tenía en claro que era lo que ella significaba en su vida en esos momentos.

La mano con la que sostenía el lapicero tembló ligeramente; casi de inmediato se obligó a recobrar la compostura frente a esa chiquilla pretenciosa.

-Ya veo...-si estaba molesta o no, logró disimularlo bastante bien-No veo porque necesitan tu opinión-.

-Los idiotas siempre necesitan evidencia que logre apaciguar su propia falta de buen juicio-.

Ofendida, la chica ya no pudo disimular su desagrado y molestia. El tipo frente a ella era un cretino y pretencioso sujeto.

-Imbécil-guardó algunas de sus cosas y contuvo sus ganas de alzar la voz al recordar donde se encontraba-No entiendo porque les agradas, eres insufrible-continuó, molesta.

Shadow sin embargo no pareció verse amedrentado por aquellas palabras que pretendían ofenderlo.

Mejores insultos le habían propinado.

-¿Eso se supone que debe importarme, por qué...?-.

-¿Por qué se preocupan por ti?-Seguía molesta y era fácil de notar-Siempre desee superarte, Robotnik... pero no de este modo...-

Esto último no se lo esperaba.

-¿De qué forma, entonces? -pregunto con genuina curiosidad.

Era el mejor no por gusto, sino por naturalidad; el mejor en los estudios, el más grande atleta de su generación. Todos esos logros otorgados bajo la meritocracia...

Blaze parecía tener un concepto equivocado de lo que para él significaba la escuela.

-Todo tu fiasco de autocompadecerte-Inició con el pie izquierdo y automáticamente la tensión se formó en el ambiente-Tenías todo a tus pies y lo dejaste ir sin dar pelea...-.

Error...

Ese era un tema delicado que no le permitía a nadie tocar. Nadie entendía, nadie sabía nada y aun así se atrevían a opinar.

De pronto todo ese ánimo de trabajar se fue al carajo y cualquier chispa de interés y buenos pensamientos sobre esa chica se fueron de igual modo sin posibilidades de volver.

¿Qué sabía ella? ¿Cómo podía atreverse a opinar de su vida? Y mejor aún, ¿Qué carajos le importaba?

Tomó una a una sus cosas de mala gana y las lanzó en su mochila bruscamente dispuesto a alejarse de aquella mujer antes de causar algún alboroto en ese sitio.

Ya podía sentir la acides y mal humor emerger de su interior y lo último que necesitaba era más complicaciones, más viniendo de una tipa que no conocía de nada y que se creía muy ruda.

Dejó la calculadora sobre la mesa ante la mirada fría de esa tipeja y justo al darse la vuelta ella aderezó la situación con unas pintorescas palabras.

-Solo eres un bebé llorón, Robotnik-espetó cruelmente dispuesta a herirlo-No mereces a todos los que se preocupan por ti, incluida Amy-añadió con desdén.

De pie, dándole la espalda sintió como la sangre se le iba a la cabeza y las ganas de maldecir se le atoraron en la garganta. Le estaba costando trabajo mantenerse sereno, incluso se mordió el labio hasta hacerlo sangrar.

Esta tipeja sabía mucho; y en parte debía culpar a Rouge y su pendeja forma de interactuar hablando demás.

-Y en vez de tomar las riendas de tu vida huyes y alejas a quienes les importas creyendo que tu burbuja de soledad te va a salvar de ser esa mierda en la que te conviertes todos los días-seguía echándole sal a la herida y aún sin obtener respuesta, no pretendía parar-Mírate, a punto de cumplir la mayoría de edad y ni siquiera sabes si te vas a graduar...-se burló.

Sí, ni siquiera el mismo sabía si podría graduarse aún con todo ese trabajo extra que le quedaba por hacer.

Tampoco tenía claro si quería hacerlo...

Pero el asunto de su soledad era muy suyo y ninguna tipa pretenciosa iba a venir a inferir de su vida y salir bien librada de eso.

Cara a cara ambos se observaron por interminables segundos sin hacer o decir algo más. Ámbar contra rubí, rubí contra ámbar.

El par de jóvenes buscaba amedrentarse mutuamente, por desgracia para Blaze había tocado una fibra sensible en el moreno y este no iba a pasar por alto su descontento.

-Eres Blaze, ¿no?-ella no lo negó y esto le brindó más seguridad-Déjame adivinar...-Shadow sonrió con sorna y se rascó el puente de la nariz-Padres estrictos y exigentes... tanto que te hacen ir a clases extracurriculares... de ¿Piano? ¿Violín? -ella no respondió nuevamente, aunque había ligera sorpresa en sus ojos-No, no... muy predecible... tu eres una chica única y diferente, así que vas a clases de Violonchelo-.

Ella solo le miraba, entre molesta y confundida por todo lo que estaba diciendo.

¿Cómo rayos...?

-Y eres la mejor chelista, la próxima Maisky... ¿no?-era una pregunta irónica, pero ello no evitó que un rubor apareciese en las mejillas de la chica-Y mamá y papá no te dejan tener novio y tus hormonas te obligan a fijarte en idiotas que no te merecen...-esto último fue más especulativo, pero su rostro le brindó más peso a sus palabras-¿Quieres ser la mejor? Adelante, no me interesa competir contra alguien tan predecible y poco interesante como tú-finalizó, con el mismo tono hiriente que ella utilizó.

Y en efecto, sus palabras lograron que algunas lágrimas traviesas se escapasen por aquellos ojos ámbar que le miraban entre furiosos y confundidos ante lo que acababa de suceder.

-¡¿Cómo rayos?!-La señora de la biblioteca le hizo callar en el acto y Shadow lo tomó como otra victoria.

-Meras especulaciones que tu sola terminaste confirmando-aún sentada seguía sin darle crédito a lo que escuchaba-Y yo soy el patético, ¿no?-.

-Maldito hijo de...-.

-Corrección, mi madre está muerta y enterrada desde hace ocho años, si quieres insultarme, busca algo mejor-se dio media vuelta dispuesto a irse-Suerte con tu título de la mejor, espero que obtengas la atención de tus padres que tanto estás esperando-y sin más se alejó de la estancia dejando a una Blaze pensativa y con un vacío en el estómago.

Tal vez había sido muy cabrón con esa chica...

La imagen de una mujer llorando por su causa no le gustaba del todo, pero estaba demasiado molesto y no pudo evitarlo.

En su defensa podía decir que él estaba muy tranquilo haciendo sus deberes y ella llegó con sus impertinencias a molestarle y faltarle al respeto.

Esto era curioso, ¿por qué pensó en primer lugar que conseguiría algo viniendo de él?

Ni siquiera sabía quién rayos era hasta que Rose empezó a frecuentar al alfeñique de Silver y este a su vez pasaba su tiempo con ella.

Sí, en el fondo se había pasado de la raya, pero lo hecho, hecho estaba y ya no había forma de cambiarlo.

No iba a disculparse, eso lo tenía muy claro, menos por el hecho de haberle recordado cosas que no le gustaban.

En fin, daba igual...

Ojo por ojo decía el dicho y el tan solo se defendió.

Camino al laboratorio distinguió a lo lejos el ridículo peinado de Silver y sin quererlo una mueca de disgusto se le formó en el rostro.

El chico ni siquiera reparó en su presencia y aun así le pateaba el hígado saber que el idiota existía.

Entró de mala gana a la estancia y tomó asiento en una de las mesas donde descansaban tubos de ensayos, un microscopio, matraces y demás equipo de laboratorio.

-Buen día jóvenes-El profesor hizo acto de presencia y algunos le saludaron de igual modo-Hoy formaremos equipos para la siguiente práctica, por favor de manera ordenada póngase todo alumno que sea mencionado y colóquense en el asiento a su izquierda-.

Al pasar lista el nombre Sonic salió a colación y automáticamente las alarmas internas se encendieron en el moreno.

De nada hubiese servido rogarle a Chaos por un bendito milagro pues el mugroso del Faker estaba sentado justo a su lado con un gesto triunfal y sonrisa de estúpido.

Este era su karma por haber hecho llorar una chica...

Genial, simplemente genial.

-Muy bien Shaddy-Se colocó las gafas de laboratorio y se frotó las manos animado-Pongámonos químicos-.

Ignoró aquel comentario y escuchó las instrucciones del profesor lo mejor que pudo.

Tenían que hacer un semáforo químico, algo tan sencillo que hasta el imbécil del Faker podría realizar.

O bueno, eso fue lo que creyó hasta el momento en que lo observó intentar mezclar ácido sulfúrico con agua oxigenada.

Sería una larga práctica...

Al sonar el timbre salió tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Había tenido demasiada química por un día y de convivencia con el Faker mejor ni hablar.

De camino a la salida la voz inconfundible del idiota cabeza de palma le revolvió las entrañas.

-Espera, Shadow...-dándole alcance el joven jadeó debido al cansancio-Caminas muy rápido-comentó tratando de recuperar el aliento, exasperando más al moreno.

-¿Qué quieres?-.

Sonrió cual idiota -según Shadow- y de su mochila sacó una bolsa de papel que le ofreció.

-¿Podrías darle esto a Amy? Me tome el tiempo de ir con sus maestros y recolectar sus deberes para que no tenga problemas...-confesó-Y los chicos de la clase de cocina le envían saludos y galletas de nuez-.

De buena gana le habría tirado la bolsa a la cara, pero dado a que ya tenía cosas que Rose necesitaría -Y que ya había hecho su maldad del día- se vio obligado a desistir.

Tomó la bolsa de mala gana y se dispuso a caminar con rumbo a su hogar, pero ese idiota estaba empeñado en seguir molestándole.

-Sh-Shadow...-tímidamente el chico dudo en preguntar-Ella, ¿ella está bien?-.

Lo miró durante fracciones de segundo y solo asintió. No tenía intenciones de quedarse a seguir perdiendo el tiempo.

Ya había tenido suficiente y solo quería llegar a dormir un rato y ya luego se preocuparía por lo demás.

Y así, sin mediar palabra se alejó de ese desagradable tipo y el frío de la tarde le hizo estremecerse ligeramente.

Al parecer las temperaturas seguirían disminuyendo día con día.

¿Nevaría este año?

Dios...

Eso sonó como Rose...

Tanto pasar tiempo con ella al final había terminado por contagiarle algunas de sus manías como el preguntarse cosas absurdas o fijarse en detalles sin importancia.

Rose...

¿Cómo estaría ella en primer lugar? La imagen de la chica con la cabeza vendada le llegó de golpe a su memoria y la sensación de pesadez le invadió el pecho.

Recordar esa situación era frustrante; aún seguía sin saber qué hacer y era molesto.

Al llegar a su departamento dejó sus cosas sobre la mesa y se caminó hasta su cuarto con intenciones de ponerse algo más abrigador.

No tenía hambre, pero sabía que debía acumular toda la energía que le fuese posible si quería terminar todo el trabajo que le venía a cuestas.

Camino hasta la cocina y encendió la tetera con intenciones de preparar una sopa instantánea. De nuevo la imagen mental de Rose llegó hasta él y su sermón acerca de que no debía comer esas cosas resonó en su mente.

Simplemente no quería complicarse la existencia lo que restaba del día.

Cuando la tetera sonó, vertió el líquido en aquel recipiente de comida procesada y cinco minutos después sentado frente a la mesa de la cocina comió en silencio.

Se había acostumbrado a Rose y su palabrería incesante; era extraño comer en silencio y con algo tan insípido como el ramen de camarón instantáneo.

Al terminar de comer tiró el recipiente que contenía la sopa y sacó de su mochila todas sus guías dispuesto a seguir trabajando donde se había quedado.

En la tranquilidad de su hogar podría trabajar sin interrupciones o disgustos. Con el lapicero en la mano ya iba a garabatear su nombre cuando el ruido de la puerta le distrajo.

Caminó hasta la entrada y al abrir la joven de cabellos rosados le esperaba con una leve sonrisa y uno de sus acostumbrados suéteres feos en color melón.

-Hola, Shad-le saludo bajito y él se hizo a un lado para dejarle entrar-Perdón por haberme ido así... pero sí papá despertaba y yo no estaba ahí, tendría muchos problemas-admitió y se sentó en la mesa de la cocina junto a él-Vaya, sí que tienes mucho trabajo-.

-Tú también-de su mochila sacó aquella bolsa de papel y se la tendió-Tus deberes están ahí y los de la clase de cocina te envían galletas-.

Abrió el contenido y sacó algunas de las hojas que contenían sus tareas y al fondo se encontraban sus galletas ahora rotas y maltratadas.

-Bueno, los accidentes pasan...-le restó importancia y comenzó a leer lo que tenía por hacer-¿Crees que aún esté a tiempo de unirme al circo? -bromeó la joven y Shadow tan solo sonrió-Por cierto... quería agradecerte otra vez por todo lo que hiciste por mí anoche...-

Sus mejillas sonrojadas eran gesto inequívoco de que aquello le hacía sentir "especial". Incapaz de saber que responder Shadow tan solo se limitó a leer sus actividades esperando que eso diese por terminado el tema.

Para su fortuna Rose parecía comprender cuando algo le incomodaba y dejaba de insistir.

Había aprendido muchas de las normas básicas de convivencia y eso facilitaba bastante las cosas entre ambos.

-¿Cómo está tu herida? -preguntó al fin y ella por inercia llevo su mano hasta la zona afectada.

-Supongo que... mejor que ayer-jugueteó con las hojas en sus manos-la abuela decía que tengo suerte de tener una cabeza tan dura para protegerme a mí misma-bromeó.

A Shadow no le produjo nada de gracia y ella lo notó.

Bromear con su situación ya era algo natural, le ayudaba a sobrellevarlo, aunque no por ello significaba que estaba bien.

-¿Cómo estuvo tu día? -.

De mierda; fue lo primero que pensó en responder. Aunque esta vez decidió omitir el pleito de la biblioteca y el fiasco del laboratorio.

-Igual que siempre...-.

Ella no pareció dudar de sus palabras.

-Que bien, ¿Cómo están los demás? -refiriéndose al pentágono de idiotas-Ellos... ellos... ¿preguntaron por mí? -murmuró, apenada-

Sin apartar la vista de su trabajo Shadow respondió.

-Sí-

No quería pensar en esos idiotas, pero sí, habían preguntado y no tenía sentido mentirle.

-Quería llamarles y decirles que estoy bien, pero no tengo forma de comunicarme con ellos-Admitió.

-¿No tienes celular? -incluso para alguien como él era extraño que la chica a estas alturas de la vida no tuviese uno de esos jodidos aparatos.

-Me temo que no-suspiró-Mi papá no me permite tener uno-.

Vaya, otra razón más para que ese gusano le desagradase.

De pie, caminó hasta uno de los tantos cajones en su cocina y al abrirlo tomó aquel aparato que no había utilizado en los últimos 6 meses.

Lo encendió y para su sorpresa tenía un 42% de batería. Cuando el proceso se completó, miró el fondo de pantalla y actualizo la fecha y la hora.

-Usa este-de nuevo en la mesa, continuó escribiendo-.

Incrédula, tomó aquel aparato tan moderno y lo encendió. Era tan bonito y elegante. Incluso en estas cosas Shadow era tan centrado.

Es decir, solo tenía unas cuantas aplicaciones descargadas, ninguna red social que le distrajese, salvo el servidor de vídeos.

Miró al joven que seguía con sus tareas y dudó en preguntar.

-Shadow...-hablo bajito, apenada por lo que pudiese responder-¿Pu-puedo descargar Mobius Face?-preguntó y el solo rodó los ojos como respuesta.

Interpretándolo como un sí, la chica consiguió la aplicación y menos de cinco minutos ya se encontraba registrando sus datos en un nuevo perfil.

Nunca había tenido el tiempo de hacerse uno; la verdad se sentía muy emocionada de al fin estar conectada con el mundo y sus amistades.

Mientras ella socializaba, Shadow le observaba de cuando en cuando. Su rostro maravillado y sonriente por todo lo que estaba "observando" le produjo una sensación en el estómago.

Tenía una sonrisa bonita.

-Shadow, mira-emocionada se acercó hasta el para mostrarle la pantalla del teléfono-Tengo 20 amigos en mi perfil-estaba feliz y regodeante y aunque le parecía una estupidez no se atrevió a intervenir-¿Me dejas descargar kingstagram?-.

-Rose-dejó de lado el lápiz y la observo-No necesitas mi permiso para eso, hazlo si es lo que quieres-.

Emocionada procedió a crearse un perfil para seguir en comunicación con todos esos adolescentes que estaban en la escuela.

Le emocionaba algo tan trivial y aun así no podía hacer otra cosa que observarla y sentir un deje de paz en su interior.

Alejarse de todo el ajetreo del día anterior les funcionaba a ambos.

-Shad-hablo de nuevo y alzó la pantalla en su dirección-Rouge envía saludos-y le mostró una foto de su primer año escolar.

Muy poco había cambiado desde aquel entonces, pero sin duda su semblante era distinto.

Ajeno y relajado, completamente ignorante de lo que estaba por suceder.

-Siempre has sido un galán-le halagó la rosada-Por cierto, ¿tú tienes un perfil?-preguntó curiosa.

Él negó, no le gustaban esas tonterías.

-No-.

-¿Me dejas hacerte uno? -.

-No-.

-¿Por qué no?-.

Como niña pequeña le insistía acercándose mucho a él. Incluso pudo sentir una de sus manos sujetarse a su antebrazo y zarandearlo un poquito para intentar convencerlo.

-¡Por favooor! ¿sííí?-.

-No...-

-Porfis, porfis, porfis...-

Sin ánimos de continuar esa discusión sin sentido, no le quedó más remedio que aceptar.

Complacida, la chica chilló emocionada y comenzó a llenar el formulario de registro.

-Oye Shad, ¿Cuándo es tu cumpleaños? -.

-Agosto 23-.

-¿De verdad? Qué curioso... el mío es el 23 de septiembre-

Si le pareció curioso o no, decidió no externarlo y continuar con su trabajo.

Al cabo de un rato, ella pareció ligeramente sorprendida y curiosa por lo que veía en la pantalla.

-Cielos...-dejó en el teléfono sobre la mesa y se sonrojo debido a la vergüenza-Eres muy solicitado entre las damas-.

No podía negarlo, tenía su reputación e incluso un club de fans que se autodenominaban sus futuras esposas y siempre le seguían a todos lados.

Aun así, ¿Cómo es que ella sabía sobre su popularidad?

Miró la pantalla del celular y en el apartado de amistades tenía más de 60 solicitudes de chicas deseando agregarlo como amigo.

Podía reconocer a algunas de esas chicas del club de fans; otras tantas eran ex-compañeras que no le interesaba socializar con ellas.

Una a una eliminó aquellas solicitudes y le devolvió el teléfono a la jovencita que le miraba incrédula.

-Pensé que te haría sentir halagado ser considerado guapo por tantas chicas-Confeso.

Sin poder evitarlo, una risa se le escapo desconcertando a la chiquilla por un momento.

-Superficialidades-aseguró-No estoy interesado-agregó finalmente y ella continuó llenando datos y colocando cosas sin importancia.

-Solo falta una foto de perfil-Dijo al fin y una miradita traviesa la acompañó-¿Pu-puedo tomarme una foto contigo? -

Abrió la boca dispuesto a negarse, pero ella fue mucho más rápida y se abrazó a su cuello para tomar la foto.

Había una gran sonrisa en su rostro y no reparaba en la venda que descansaba en su frente.

El por su parte no tuvo más remedio que mirar al lente de la cámara y dejarse ser.

Después de una veintena de fotos ella le soltó y el aroma a fresas se quedó impregnado en su cuello luego de esto

-Gracias...-le sonrió y se puso a revisar todas las fotos que había tomado-Creo que esta es perfecta-y tras un breve proceso de edición, subió aquella foto como su nuevo perfil-¿Qué te parece?-.

Miró aquella fotografía con el filtro en blanco y negro y al pie de foto las siglas SR' se encontraban escritas.

-Creo que has tenido suficiente internet por hoy-le dijo tomando el teléfono y guardándolo en su bolsillo-Tienes deberes que cumplir-le recordó.

-Sí, tienes razón-tomó sus hojas y las puso en la bolsa del inicio-Creo que mejor me voy, mañana tengo ir a clases-se puso de pie y caminó hasta la salida-Gracias Shad, te veo mañana-Y salió del departamento mucho más animada que como había llegado.

A solas y en silencio Shadow decidió que también había tenido suficiente por hoy y al guardar sus cosas se encaminó hasta su habitación.

Tomó el cargador del cajón de su mesita de noche y conectó el celular antes de acostarse.

El ruido de las notificaciones le hizo fijar su atención en el aparato; ¿sería prudente sumergirse en esas tonterías a estas horas de la noche? una nueva alerta le puso de pie y sin esperar otro pensamiento negativo tomó el aparato entre sus manos y abrió la aplicación que estaba tan insistente.

70 solicitudes de amistad; entre las cuales muchas féminas que no conocía se abrían paso para intentar formar parte de sus contactos y otras tantas le enviaban solicitudes de mensaje para ponerse en contacto con él.

Que ridiculez...

Se adentró más en la información que Rose había colocado en su perfil y aunque era muy poca le sorprendió la manera en que ella había logrado conocer cosas que él no había externado verbalmente.

Cinco amigos en su lista; El Faker, Rouge, el cabeza de rodilla, ese papanatas de Silver y finalmente Rose.

No esperaba menos; tampoco se sorprendió de los comentarios que la foto con la chica traía consigo.

Rouge y sus estupideces de siempre...

Dejó el teléfono de lado y volvió a recostarse; esta noche dormiría más tranquilo...

Por la mañana, mientras se preparaba el café del desayuno el sonido de las notificaciones se hicieron audibles nuevamente. Más solicitudes de amistad que no pensaba aceptar; otros mensajes y fotos que no solicitó.

Lo usual...

-Idiotas-Murmuró y lleno su termo saliendo de su hogar poco después. Camino a la entrada, el pelirrojo se encontraba hablando con su ama de llaves.

Había algo distinto en él, lucía más derecho y menos desaliñado que en las ocasiones anteriores en que le había visto.

-Joven Robotnik-la regordeta mujer le distinguió desde lejos y le hacía señas para que se acercase-Buenos días, ¿Cómo va todo? -las cortesías con esa mujer no podían faltar-Me gustaría presentarle al señor William Rose, él y su hijita acaban de mudarse hace poco al departamento de arriba-.

Así que se llamaba William; el tipo hizo amago de querer saludarle de mano y fue por pura cortesía que se vio obligado a corresponder el gesto.

La mano rasposa y llena de callos de aquel tipejo le provocó, sin desearlo un ligero escalofrío.

-Buenos días, joven-Lucía bastante sobrio y esto llamó su atención-Es bueno conocerle al fin-.

Shadow no se atrevió si quiera a responder. La actitud en ese tipo era, por llamarla de alguna forma peculiar.

¿Esta sería solo una fachada?

-El señor Rose es un importante contador y se ha ofrecido a ayudarnos muy amablemente-.

-Estaría encantado de poder ayudar, la pequeña Rossy y yo estamos muy cómodos en este lugar-.

Rose...

-¿Podríamos discutirlo en otra ocasión? -pidió, incómodo-Voy tarde a la escuela-Y sin más salió con paso apresurado del edificio sin dar opción de responder.

Estando afuera se permitió relajarse al fin.

Había muchas cosas dándole vueltas por la mente y la necesidad de confirmar como estaba Rose crecía exponencialmente.

Lastimosamente solo restaba esperar a encontrarla en la escuela.

Con algo de suerte el día sería tranquilo y el pentágono de idiotas dejaría de joderle la existencia.

Al poner un pie en la entrada algunas miradas indiscretas se posaron directamente sobre él.

-Hey, Shaddy...-El Faker se abrió paso entre la multitud y le palmeó el hombro para su disgusto-Felicidades, sabía que tarde o temprano saldrías con Ames...-.

De nuevo ese estúpido apodo.

No supo que fue lo que le molestó más; si el hecho de que creyese que ella era su novia -cuando ni siquiera le interesaba para eso- o que le pusiera un apodo tan estúpido como Ames...

No se molestó en responder; abriéndose paso entre la multitud el cobalto le seguía de cerca hostigándole con preguntas impertinentes acerca de su supuesta "relación".

Hastiado ante su insistencia, no tuvo más remedio que hablar con el imbécil.

-Rose no es mi novia-dijo al fin, fastidiado-Y si vas a utilizar un apodo tan patético como Ames para referirte a ella procura hacerlo lejos de mí, suenas mucho más imbécil de lo que ya eres-.

Sonic tan solo se echó a reír.

-¿Celoso, galán?-.

No tenía ningún motivo para estar celoso; Rose tenía todo el derecho de salir con quien mejor le pareciera -aunque si se fijase en el Faker o el cabeza de palma quizá sí tendría algunas objeciones-.

Sentía muchas cosas en ese momento; asco de tener al Faker tan cerca por la mañana oliendo a esa colonia barata que insistía en usar; también sentía fastidio y molestia porque el muy imbécil estaba de metiche preguntando cosas que no eran su asunto, aunque celos no era una de esas cosas.

Rose no se fijaría en ese imbécil...

¿No?

-Ah bien, lo que digas guapo-seguía burlándose-Hay práctica después de clases, no lo olvides-Y se alejó tal y como había llegado dejando aquella estela olorosa a axe de chocolate y colonia para afeitar.

Dejando de lado ese momento de incomodidad se abrió paso hasta el aula y esperó a que las clases iniciaran.

-Vaya foto, Romeo-Ahora era Rouge quien pretendía burlarse-Debo admitir que lucen lindos juntos con todo y tu cara de drogadicto-.

Sentado en su asiento decidió ignorar los absurdos y bien intencionados comentarios de su compañera y tomó su celular con la intención de fingir que no la escuchaba.

-De verdad te gusta... ¿no es así?-.

No entendía en que se basaba para decir eso, pero estaba equivocada.

-No-.

-¿Ah sí? -retocándose el maquillaje ella sonrió-Supongo que a Silver le agradará saber que tiene el camino libre para pretender a Pinky...-.

Rouge era la mujer más fastidiosa que había tenido la desdicha de conocer. Siempre hablando y hablando -incluso mucho más que Rose- y sacando conclusiones apresuradas de todo lo que le rodeaba.

La muy ladina era astuta, eso no podía negárselo, aunque esa manía que tenía de intentar emparejarlo con cualquier fémina que se acercase a él era frustrante.

-No te molesta que nuestra pequeña al fin se dé el tiempo de amar y ser amada, ¿no? -.

Arqueó una ceja sorprendido ante tal cuestionamiento; ¿Qué insinuaba esta mujer?

-¿Por qué me molestaría lo que haga con su vida?-.

Fingiendo demencia, ella le restó mérito al asunto y se acomodó el peinado.

-No lo sé, dímelo tú...-estaba tratando de confundirlo, podía sentirlo.

Ya conocía ese juego en el que pretendía obtener información sin lucir interesada.

-No hay más que decir... no estoy interesado en Rose y no me importa en lo absoluto con quien salga o deje de salir-Finalizó tajantemente y la albina no tuvo más remedio que aceptar sus palabras por el momento.

Él no estaba interesado en Rose; ¿por qué era tan difícil de entender?

Decidió entonces que no dejaría que ninguna de las estupideces de Rouge le afectaran lo que restaba del día y durante la clase por primera vez en mucho tiempo estaba prestando atención.

Todo lo que el maestro estaba explicando le era perfectamente entendible, incluso hasta se dio el lujo de participar en algunas cuantas asignaciones para sorpresa suya y de aquellos que compartían aula con él.

Luego de mucho tiempo estaba regresando el Shadow de antaño y eso no le hacía sentir tan cucaracha como lo pensaba unos días atrás.

A la hora del almuerzo distinguió a lo lejos aquella silueta rosada que avanzaba hasta el con pasos torpes pero apresurados y le sonreía feliz.

-Buen día-saludo-¿Tienes hambre?-ya traía en sus manos una bolsa donde había comida-Hice chocolate caliente-.

Rumbo al árbol de siempre el frío de la mañana la hacía dar pequeños saltitos, aunque eso no la desanimó.

Cuando le entregó aquel recipiente con hotcakes en forma de corazón y aroma a canela, Shadow se sintió levemente abochornado.

-Buen provecho-.

A esto era lo que llamaba paz...

Después de la comida ambos se quedaron en silencio disfrutando de la compañía del otro hasta que Rose murmuró una excusa sobre la banda escolar y se fue tan rápido que no pudo distinguir que dirección fue la que tomó.

Al menos tenía humor para tocar y eso era bueno.

Tomó su mochila y se encaminó hasta la siguiente aula; estaba motivado y de un humor relativamente "bueno" para tomar otra clase; al llegar la mitad del equipo de baseball ya se encontraba esperando.

-Hey Shadow-Knuckles se aproximó hasta él y le saludó-¿Estás listo para el entrenamiento?-.

Claro, el entrenamiento. Incluso lo había olvidado.

-No...-.

-Pues, habrá después de clases, no llegues tarde-y se alejó.

Extrañamente no se comportó como un idiota. Ni él ni ninguno de los idiotas que acompañaban al Faker diariamente. Era curioso cuanto menos, pero no es como si fuese a cuestionarles el porqué de esa actitud tan repentina.

Tenía mejores cosas en las cuales pensar, entre ellas la cantidad de trabajo que traía a cuestas.

O tal vez en que como podría terminarlo antes de que terminasen las clases.

Lo que sea...

Debía acostumbrarse a esa nueva vida que tendría de ahora en adelante, tenía palabra y no terminaría echándose para atrás.

No, no, no.

-Joven Robotnik, lo necesitan en la oficina del director-la voz del maestro le dio una de esos "malos sentimientos" como Rose los denominaba y suspiró. Tomó sus cosas y sin esperar alguna pregunta y ante la atenta mirada de sus compañeros salió del aula en silencio.

Ya se podía hacer una idea sobre que quería ese sujeto; pero fiel a sus nuevos instintos solo pudo atinar a levantarse en busca de lo que sea que ese tipo quisiera de él.

No le apetecía del todo perder el tiempo frente a ese sujeto que cuestionaría todo cuanto pudiese, pero ¿qué remedio quedaba? Al mal tiempo debía darle prisa así que caminando por los pasillos vacíos se abrió paso hasta la oficina por enésima vez.

Ya hasta había perdido la cuenta de cuantas veces en el año había estado ahí metido.

Lo que sea...

La mujer frente al escritorio le recibió de mala forma como era costumbre y luego de un intercambio de miradas que no se molestó en seguir entró a la oficina con aroma a nectarina y cigarrillos mentolados sentándose segundos después.

El tipo le miraba en silencio; había algo, siempre había algo...

-Buen día-Le saludo-No voy a alargar mucho esta conversación, Gerald...-acomodando su corbata, el tipo suspiró-Me han informado que la señorita Rose ha regresado a la escuela luego del incidente en la cafetería-.

Apático como era su costumbre Shadow rodó los ojos en señal de fastidio; ahora hasta el obseso estaba obsesionado con preguntar sobre Rose.

-Y en vista de que usted es el único con el que la joven se siente en confianza para hablar de sus problemas me gustaría que me proporcionara algunos datos sobre la situación familiar de la señorita Rose-Hablaba serio y formal, mucho más de lo usual.

-¿Qué no se supone que estas cosas debe responderla su tutor legal?-Inquirió, fastidiado ante la evidente falta de buen juicio del mayor-No sé porque supone que yo sé algo más allá de lo evidente-.

El hombre asintió.

-Naturalmente, es de esperarse que dadas las circunstancias los padres se acerquen a cuestionar la situación de sus hijos-tenía en su oficina una carpeta que discretamente señaló con sus dedos-Pero al no obtener ningún tipo de respuesta de parte de los señores Rose tenemos motivos para creer que hay una situación en la que servicios familiares deban intervenir-.

Shadow no dijo nada y ese fue el momento clave para entender la magnitud de la situación en la que trataba de inmiscuirlo.

Sabía pues a estas alturas no era ningún secreto que Rose tenía todo un trasfondo oscuro y difícil en el que se encontraba y dadas las circunstancias -que seguía sin comprender, pero al fin y al cabo respetaba- sabía que el tipo no estaba muy alejado de la verdad.

Pero no sería él quien se lo confirmaría.

-Una lamentable situación-Hablo el moreno rompiendo el silencio-Pero no son asuntos que me incumban...-

-Una pena en verdad que no pueda ayudarnos...-

-¿Puedo irme ya?-.

-Claro-

Y antes de decir algo más ya estaba fuera de la oficina con los nervios a punto de traicionarle. No le gustaban esta clase de problemas; entre menos inmiscuido se viese en la vida de los demás era mejor, aunque a estas alturas estaba hasta el cuello con respecto a Rose y todo ese asunto.

Ahora lo difícil sería mantenerse alejado del radar del gordo y que no le siguiese cuestionando cosas que no estaba -ni quería- en libertad de responder.

Que sí, que había tenido el tiempo de reflexionar un poco y entendía que pese a todo debía hablar y dejar que los adultos se hicieran cargo de la situación de Rose y le alejasen de ese bruto salvaje que tenía por padre; aunque esa promesa no verbal seguía ahí.

Y se maldecía por ello, pero ya no le quedaba más remedio... ¿qué podía esperar?

La chica tenía problemas y aunque tratase de ayudarla tampoco es que hubiese mucho que pudiera hacer.

-Shadow-Desde lejos la voz de Rose le hizo frenar-Acaba de sucederme algo gracioso... ¿Quieres que te cuente?-.

Sin esperar algún tipo de respuesta ella comenzó a hablarle de las clases, de un montón de idiotas que ni siquiera ubicaba y diversos intentos de cortesía que había recibido de todos los que le rodeaban.

No hizo ningún comentario al respecto, tampoco es que hubiese prestado atención; sólo se limitaba a dejarla hablar y que su rostro se iluminase debido bien que le sentaba pensar que los otros se preocupaban por ella.

¿Quién podría convencerle de lo contrario? Él no, por supuesto.

-Hoy es tu primer entrenamiento, ¿no es así?-Ella preguntó y a esto si le prestó atención-Sonic dice que todos están muy emocionados por tu regreso...-.

Que hablase con el Faker le restaba puntos de simpatía, sobretodo tomando en cuenta la aparente familiaridad con la que el idiota se estaba refiriendo a ella y le mencionaba en sus conversaciones.

Sin ánimos de demostrar su descontento -básicamente porque no lo creyó correcto en ese momento- sólo la vio perderse en los pasillos excusándose con el hecho de que solo había pedido permiso para ir al baño y otra vez a solas la idea de que conviviera con el Faker seguía sin parecerle remotamente agradable.

Daba igual...

El tiempo corría con mayor lentitud cuando estaba aburrido y durante todas las clases que restaron no pudo dejar de pensar en muchas tonterías que no venían al caso en ese momento.

Al sonar el timbre Sonic y compañía ya le esperaban impacientes.

-Al fin, la hora de baseball llegó-escucho decir de alguno de ellos.

-Contigo en el equipo tendremos el campeonato asegurado-el rojo de Knuckles se jactó.

Entre cuchicheos y canturreos se dejó conducir hasta el campo de entrenamiento; el aroma a césped recién regado le pareció relajante.

Muchos recuerdos agradables llegaron a su mente al plantarse nuevamente en aquel lugar.

Todos gritando su nombre completamente orgullos de su cuadrangular.

Muchos hits y carreras cayeron a su cuenta y eso le gustaba.

-Hey, Shaddy-Sonic se acercó-¿Estás listo para la acción?-

Sin mediar palabra dejó sus pertenencias en el locker observando el panorama; el aroma a césped recién cortado y el ambiente de homoerotismo implícito cargado entre sus compañeros era la cereza sobre ese pastel con honor a su regreso.

En fin...

Ya ni siquiera tenía sentido quejarse..

-Hey, Robotnik-uno entre tantos le llamó-Te toca-y le lanzó el bat que atrapó mucho mejor de lo que hubiese pensado.

La curiosidad le dio ese pequeño impulso para seguirles la corriente. No tenía nada mejor que hacer de todos modos.

Tomó el equipo de protección y se puso en posición. El idiota de Sonic era el lanzador y se reía ante la situación.

-Vamos Shaddy, espero que no te lastimes tus manitas-se burló haciéndole señas burlescas.

Ignorando al joven azul solo hizo un pequeño estiramiento y se puso en posición. La curiosidad de saber si aún era bueno en ello le ganaba.

-El gran Shadow está concentrado-Seguía burlándose el cobalto y Knuckles quien recién se colaba en posición detrás del moreno, se rió.

-Deja de hablar y lanza, Faker-No necesitaba bromas tontas ni ninguna de esas ridiculeces.

-Andamos bravos, eh-se burló-Pero ya que insistes-acomodándose la gorra de la suerte lanzo una bola baja que rozó al moreno.

Strike uno, marcó el entrenador y aunque no lo demostró, se molestó.

No iba a dejar que ese papanatas azul le ganase en nada.

De nuevo en posición la pelota fue lanzada una segunda vez y esta vez el entrenador marcó "bola a su favor".

Tampoco es que eso le ayudase mucho; al tercer intento un segundo strike cayó en su contra.

-No te desanimes, cielito-Sonic seguía burlón-Tú estás oxidado y yo he practicado más- .

Las miradas de los curiosos se congregaron ante lo que anunciaba ser un inminente ponche e ida a la banca.

Algo que evidentemente pondría por los suelos el ego del joven Robotnik.

Inhaló y exhaló y muchos recuerdos llegaron a su mente; toda la confianza de ocasiones anteriores y los lanzamientos que no falló en ese entonces.

Ese sentimiento de gozo y superioridad que le provocaba no fallar...

Que le decía que era el mejor.

Sonic lanzó una tercera vez la pelota y con toda su atención en ese lanzamiento. No hubo nada en su mente salvo aquel proyectil que iba a su rostro.

Fue cuestión de segundos y el movimiento casi instintivo de sus manos sobre el bat lo que produjeron el impacto.

Seguido de ello los gritos de algunas felicitaciones.

-Aún lo tienes Shadow...-Sonic al fin hablaba como un tipo normal.

Dejó el bat de lado y tomó asiento en la banca remembrando esa sensación de júbilo interno por su triunfo y esperó.

Las siguientes ocasiones en las que le tocó repetir su turno obtuvo los mismos resultados creciendo su ego apagado a niveles estratosféricos.

Aún lo tenía... aún estaba ahí y aunque no lo dijese lo creía internamente.

Era hilarante ver los esfuerzos -inútiles- de alcanzar las pelotas que terminaron fuera del área escolar.

-Tienes mucho poder-le dijo alguno de esos cuyo nombre no le importaba mientras todos concordaban.

Tantos halagos terminaban -internamente- subiendo sus pretenciones -que negaba que tenía- a las nubes.

Había olvidado la sensación de superioridad y sociego que el ser bueno en algo producía.

Quizá seguía ahí...

-Hey Shadow-Sonic se le acercó al final del entrenamiento y ni tratando de ignorarlo iba a dejarle tranquilo-Gran entrenamiento, me alegra que decidieras venir-estaba siendo honesto y extrañamento menos fastidioso que de costumbre.

Tomó su mochila dispuesto a irse cuando los chiflidos de los monigotes a su alrededor le hicieron fijar su atención del lado contrario a donde se encontraba.

Desde lejos la silueta rosada se acercaba con pasos lentos y torpes mientras algunos idiotas se hacían los graciosos alegando un noviazgo inexistente.

Al llegar la rosada frente a el su primer saludo se dedico al cobalto, para sorpresa de todos los presentes.

-Hola, Sonic-le sonrió y todos observaron la escena expectantes-En mi clase hicimos galletas de nuez y pensé en ti...-Shadow seguía en silencio observando todo sin inmutarse al respecto, Sonic en cambio solo atinó a sonrojarse mientras ella buscaba algo en su mochila-Ten, espero que te gusten-y volvió a sonreír sinceramente.

-G-gracias Amy-apenado sostuvo la bolsa y le dedico una mirada al moreno que parecía ajeno a toda la situación-¿Cómo te sientes?-Pregunto para liberar tensiones y esta vez su atención se centró en la venda que reposaba en la frente de ella-¿Te duele mucho?-.

Negó con traquilidad y miró por fracciones de segundo a Shadow como buscando alguna señal de su parte.

-Estoy bien-Confirmó para alivio del joven-Solo debo descansar...-.

-Sí, creo que sí-la actitud de Sonic se relajo un poco y él le sonrió igualmente-¿Qué te parece si vas a mi casa a cenar? A mamá le encantará conocer a la cocinera del pay de manzana de la semana pasada-la codeó animoso y esto a Shadow no le gustó.

Quiso intervenir pues dadas las circunstancias -tanto de salud como de índole familiar- que la chica se saliera de la rutina podría generarle mas problemas de los que ya tenía, aunque fiel a su instinto se mantuvo en silencio y no dijo nada al respecto.

Luego de pensarlo unos momentos la rosada acabo por aceptar la propuesta amistosa que le brindaba.

-No se diga más, hay que irnos...-iba a tomarla de la mano pero ella se detuvo-Te alcanzo en un momento, debo hablar con Shadow un segundo-Y Sonic se encaminó al estacionamiento para buscar su auto.

Mientras la comunidad de jugadores se dispersaba Amy miró al moreno unos segundos y aunque este le daba la espalda sabía que ella tenía sus ojos sobre él.

Era evidente que no podía recriminarle absolutamente nada, aunque no por ello le molestaba menos.

Y eso era bastante apremiante si se lo pensaba a detalle...

-Shadow-ella hablo al fin y sin esperar alguna respuesta de su parte continuó-Papá me echó de casa...-fueron sus palabras y aunque trató de no reaccionar solo pudo atinar a girar su cabeza para mirarle-Lamento no caminar contigo hoy... pero necesito estar lejos lo suficiente para que se olvide de que está enojado conmigo-le confesó apenada ante la incredulidad de quien la escuchaba-Te veré más tarde...-y sin darle tiempo a responder caminó en dirección al estacionamiento perdiéndose en la lejanía.

Parado a mitad del campo la sensación de que algo estaba muy mal con su vida le invadió.

¿De verdad había escuchado bien? En el fondo, por mucho que quisiera convencerse de que estaba equivocado y que todo era producto de su paranoia natural sabía que no.

Que todo estaba pasando y que para su infortunio se veía inmiscuido sin desearlo.

Camino a la salida la idea de mandar todo al carajo se le pasó por la mente un par de veces, aunque a estas alturas ya estaba lo suficientemente "encariñado" -si es que era válida esa expresión- con Amy y lo que sea que estuviese sucediendo con ella terminaría por preocuparle de un modo u otro.

Al salir de las instalaciones escolares el viento frío le dio un leve escalofrío. Caminar por las calles poco transitadas le daba un deje de nostalgia, pues aunque no había pasado tanto tiempo, ya le parecían muy lejanos esos días en los que caminaba inmerso en su soledad.

Que sí, que aún la tenía pero ya no tanta como antes...

Al menos por ahora...

¿Qué rayos estaba pensando? Desde que Rose llegó a su vida no hacía otra cosa que pensar tonterías que le confundían y le ponían en predicamentos que no eran asunto suyo.

Ahora tenía que lidiar con la idea de que un ebrio enfermo la echó a la calle y que no tendría donde dormir.

O quizá si y esa era la parte que le molestaba; tenerla en su hogar solo aumentaba sus problemas.

¿Y qué pasaba si el tipo la buscaba? Terminaría en la cárcel...

La sola idea le tensó todavía más y cuando llegó a su edificio las manos arrugadas de su ama de llaves le hicieron señas desde lejos para que se acercase hasta ella.

-¿Qué sucede?-Por cortesía pregunto, pero la realidad era que no le importaba.

Ella se tomó un momento como buscando un modo correcto de iniciar la conversación y tras acomodarse las enaguas empezó su discurso.

-Joven...-la lengua se le trabó entre la placa dental y un poco de baba salpicó el mostrador y la mano de Shadow-Quisiera hablar con usted de algo muy importante-.

Que le diese tantas largas al asunto indicaba que como mínimo hablaría de dinero.

Shadow en tanto solo pudo limpiarse los restos de saliva apestosa en el pantalón y espero a que ella se dignase a pronunciarse al fin.

-Pronto cumplirá 18-inició su discurso-Y aunque estoy muy cómoda con mis labores me temo que mi contrato expira cuando usted llegue a la mayoría de edad y pueda hacerse reponsable legalmente de las finanzas-.

Ya sabía de eso y aunque no le fascinaba la idea podía imaginarse como podría resultar todo.

-¿Y le preocupa su liquidación?-.

Ella negó.

-Me preocupa usted y su futuro-confesó preocupada-Le he visto crecer durante años y me apremia pensar que pronto dejará de ser un chiquillo y tendrá que valerse por si mismo... eso es mucha responsabilidad-.

Con todo y lo entrometida que podía llegar a ser, esa mujer le había sido fiel al abuelo y al edificio y cuando él murió se hizo cargo de vigilarlo como si fuese parte de su familia.

Y si bien no podía decir que le caía bien o que la amaba como otra abuela, le tenía afecto y estaba agradecido de las cosas que había hecho por el con el paso de los años.

-No debe preocuparse por esas cosas... soy lo suficientemente capaz de hacerme cargo de mi mismo-Pese a no mentir, ella no lucía muy convencida-Y si lo que le preocupa es el edificio renovaremos su contrato el tiempo que considere pertinente-.

La señora solo pudo mirarle enternecida ante aquel ofrecimiento. Ese edificio era su vida entera y ese chiquillo de mirada fría era la única familia que conocía.

-¿De verdad?-.

Le parecía gracioso que ella dudase de sus palabras pues lo último en lo que pensaba era en hacerse cargo del edificio -por el momento-.

-Prepare el papeleo para firmarlo cuando sea el momento-Dijo dando por finalizada la conversación encaminándose hasta su departamento.

Al llegar algunos bombillos estaban rotos -otra vez- y la puerta tenía evidentes arañazos y abolladuras propias de alguien golpeándola.

No le tomó mucho tiempo intuir quien era el responsable de tales actos por lo que solo metió la llave y entró a su hogar sin mirar atrás.

Cuando encendio la luz lo que encontró lejos de asustarlo le produjo enojo y frustración difíciles de aguantar.

Todas sus cosas tiradas y reboloteadas por todas partes como si quien sea que hubiese irrumpido en su departamento estuviera buscando algo.

¿Quién?...

El ruido proveniente del apartamento de arriba le dio sin quererlo aquella respuesta que tanto necesitaba.

No tenía pruebas, aunque tampoco le cabía la menor duda de que ese enfermo hubiera hecho todo ese desastre a saber Chaos porque.

Al caminar a la cocina se encontró con vasos rotos y algunos restos de lodo en el piso.

Aunque todo se solucionaría llamado a la policía aún quedaba esa promesa a Rose...

Joder...

Todo ese desorden y cosas rotas le dieron ese último empujón al mal humor y las ganas de golpear todo a su paso.

Entre sus cajones tomó una vieja caja de cigarrillos y salió rumbo al balcón dejando todo el caos atrás.

El frío de la noche le erizó los vellos de la nuca y lo encendió.

El humo entrando en sus pulmones solo le calmó unos cuantos segundos y después de eso un ataque de tos se apoderó de él.

Ese era su karma por hacer lo que no debía...

Lanzó el cigarrillo con rumbo a la calle y se maldijo por lo bajo.

Los autos iban y venían y el frío de la noche envolvía su interior.

¿Por qué estaba tan molesto en primer lugar? ¿El desastre en su hogar o solo era el hecho de que Rose y Faker estaban cenando juntos?

Era su casa... debía ser su casa.

Porque ella tenía todo el derecho de hacer lo que le diera la gana y no era su asunto.

Al contrario, le alegraba que al fin encontrase otro bufón con quien perder el tiempo y complicarle la existencia.

Si ella quería al Faker su vida volvería a ser la misma de antes y las complicaciones se acabarían.

Carajo...

Debía dejar de autocompadecerse o esta vez si perdería la cordura por completo.

De regreso a su hogar solo pudo tomar una escoba y recogedor para comenzar a limpiar silenciosamente todo ese desastre.

Había cosas rotas en pedazos; como si fuesen una especie de paralelismo con su alma miserable y esto lo hizo reír.

-Te estás volviendo idiota...-Se dijo al recoger algunos libros y tras el quinto una foto de sus padres cayó de entre las hojas.

Había olvidado por completo su existencia.

En ella se mostraban una pareja joven que sostenían un niñito no mayor a 2 años y todos sonreían felices.

Que lejano se sentía todo eso...

Colocó el resto de libros en su sitio y llevó la foto hasta la mesa la cocina donde era su próxima área de limpieza.

Había vasos y platos rotos y no pudo evitar pensar que el bastardo que le hizo todo eso solo estaba buscando amedredentarlo.

Cosa que no sucedió, al contrario. Ahora estaba furioso y el tener que aguantárselo lo ponía peor.

Al poner los cubiertos en su sitio la puerta sonó.

Dudó unos segundos de quien podía tratarse, pero al final terminó por convencerse y al abrirla la mirada de Rose se encontró con la suya.

Aún con el uniforme escolar y la mochila a cuestas lo miraba con tranquilidad.

-Hola otra vez-Le sonrió y esperó a que el se hiciere a un lado para dejarla entrar. Al ver que el no se movía, se alarmó-¿Sucede algo? ¿Estás bien?-.

Shadow solo suspiró.

No tenía caso que le dijera o que le recriminase algo, de igual manera ella no podía hacer nada.

Se hizo a un lado sin mediar palabra y regreso a su labor seguido por Amy quien le miraba entre curiosa y confusa.

-¿Qué paso?-genuinamente sonó preocupada, aunque Shadow solo la ignoró.

Aún limpiando en silencio ella solo tomó su mochila y sacó de entre sus cosas un par mini pays y se los mostró.

-Guarde esto para ti-le sonrió y el le ignoró otra vez-Lamento haberte dejado...-al continuar con lo dicho su mirada se agachó-Mi papá descubrió de alguna forma que tengo redes sociales y bueno... tenía que esconderme o las cosas se pondrían feas-.

Tenía sentido y era ese sentido el que le hacía enfurecer todavía más. El vaso que tenía entre sus manos solo hizo crack.

Un segundo después sangre corrió de entre sus dedos y aunque le dolió no se quejó.

Lavó su mano en el lavaplatos y Rose trato de acercarse para ayudarle pero él se lo impidió.

-No estoy de humor, Rose-Le cortó y ella suspiró.

-¿Estás molesto conmigo?-El no respondió-Perdón...-se disculpó y Shadow detuvo sus acciones para mirarla entre incrédulo y molesto.

-¿De qué carajo te disculpas ahora?-la rudeza le salía con naturalidad y ni queriendo podía contenerse-.

Ella solo retrocedió por inercia; los gritos eran el preludio de los golpes y eso no le era nada desconocido.

-Solo... no quería hacerte enojar-Se excuso con la mirada gacha y las piernas temblándole ligeramente.

Estaba asustada y Shadow quiso golpearse el hígado por ser tan estúpido.

Genial...

-Solo... guarda silencio ¿de acuerdo?-el tono con el que se lo dijo aunque fastidiado, era mucho menos hostil-No es buen momento Rose... solo...-.

-Fue mi papá... ¿no es así?-inquirió levemente dudosa-El que hizo esto...-.

¿Qué rayos?

-¿Cómo es que tu?-

-Son el tipo de cosas que el suele hacer cuando se molesta conmigo...-admitió-Destruir mis cosas para asegurarse de que no tenga nada a que aferrarme y probar que no merezco nada...-confesó jugueteando con el dobladillo de su falda-.

Estaba tan acostumbrada que a Shadow esto lo mareó.

¿Cómo es que alguien podía acostumbrarse a tal maltrato?

-¿Ellos son tus padres?-la mirada de la chica reposaba sobre la mesa e instintivamente llevó sus manos para intentar tomarla, fallando en el intento.

No quería que nadie tocase esa fotografía, era doloroso.

-No la toques-Fue instinto y ella solo sonrió para estupor del moreno-¿Qué?-.

-Tu mamá era muy hermosa-halagó-Tiene tus ojos-.

Durante toda su vida el único que le había dicho que tenía los ojos de su madre era el abuelo. Los demás sostenían que era una copia al cien por cien de su padre.

Amelia solo estaba ahí callada y aunque no tenía ni idea de que rayos se le pasaba por la mente para decir eso tan convenientemente con solo una miradita de nada a una vieja fotografía, Shadow suspiró.

-¿Qué te hace pensar eso?-.

Para ella en cambio era algo sumamente obvio y no se molestó en ocultarlo.

Al acercarse al joven incrédulo con su dedo índice señaló a la mujer en la fotografía.

-Tus ojos brillan igual-obvio tranquila-Aunque también te pareces mucho a tu papá... ambos son muy guapos-añadió.

Con la fotografía en sus manos miró nuevamente a sus padres y sin pretenderlo una sonrisa muy tenue se le escapo.

Con el tiempo los recuerdos se volvieron borrosos, las voces en ecos y la idea de que todo lo que creía eran invenciones de su imaginación estaba ahí.

Sus padres se fueron cuando era muy joven y aunque le dolía, era mucho más el tiempo que había pasado sin ellos que los años que estuvieron a su lado.

Que tristeza...

-¿Cuántos años tenías?-Amy y su cercanía le sacaron de su ensoñación; con la chica de puntillas tratando de observar la fotografía a detalle, terminó por rendirse.

-Tal vez 7... ya no lo recuerdo bien-.

Después del accidente los médicos dijeron que terminaría con lagunas mentales; no era de sorprenderse debido al golpe que recibió.

Ese accidente de auto donde sus padres perdieron la vida le dejó dos semanas en coma y meses de terapia.

Los brazos de Rose le abrazaban por la cintura y desde abajo le miraba taciturna.

-Lamento escuchar eso...-Le dijo bajito y lo abrazo mas fuerte-Debieron ser padres geniales...-.

La condescencia con la que le estaba tratando aunque le molestaba, no pudo hacer nada por evitarlo.

De pronto esa sensación de cobijo fue mucho más fuerte que la vergüenza de que ella sintiese lástima por él y solo se dejó envolver.

Toda la ira, toda la nostagia que había en el ambiente pareció convertirse en nada y por ese breve instante solo eran Rose y él.

Al soltarlo, ella se hizo a un lado y le dio aquel espacio que tanto reclamaba.

De igual modo decidió no decir nada al respecto.

¿Qué podía decir en todo caso? Nada...

-¿Tienes tarea?-ella pregunto y aunque no le respondió ambos se sentaron en silencio; ella y sus cuadernos abarcaban casi toda la mesa.

Era desordenada y tenía mucha basura entre sus apuntes; incluso restos de pan seco y muchas migañas de galletas se colaban entre los cuadernos.

Cuando tomó uno de ellos para hacerlo a un lado algunas hojas cayeron sobre la mesa.

Muchos citatorios y notas urgentes a su tutor legal.

-El director cree que porque me da esos papeles papá cambiará...-aún estaba centrada escribiendo, aunque no por ello no le prestaba atención-Creo que ambos nos vamos a morir esperando...-.

Le era tan fácil hablar de muerte y morir...

-Lo que sea...-.

-Shadow...-.

-¿Qué?-.

-Gracias... por todo...-.

Incómodo solo pudo clavar su mirada en su propia tarea sin saber como tomarse eso último.

.

.

Luego de dos horas la sensación de sueño le invadió; miró de soslayo a Rose quien estaba acomodando sus cosas dentro de su mochila ajena a todo el drama que ocurría a su alrededor.

No había mencionado otra palabra después de darle las gracias y en su lugar la concentración total tomó el control y se dispuso a realizar sus deberes escolares.

Ella estaba ahí con su mochila entre sus manos mientras el uniforme arrugado y su sueter feo le exigían terminar el día.

-Creo que es hora de que me vaya...-Al fin se animó a hablar y aunque lucía evidentemente nerviosa, se encaminó a la puerta-Nos vemos mañana...-.

Antes de que pudiera abrir la puerta la mano de Shadow le detuvo.

-Quédate-Sonaba a orden y aunque en parte lo era, ya lo había dicho y no tenía opción a negarse.

Irse a casa era una mala idea y ambos lo sabían; el ruido del departamento de arriba no había cesado y a juzgar por lo que se escuchaba el tipo tenía mucha energía aún sin gastar.

Dudosa trató de negarse, pero ya había tomado una desición y no iba a cambiar de opinión.

Ya le habían destruido el departamento, ¿qué más daba el resto?

-Te traeré unas mantas-camino a su habitación tomó algunas cosas para que ella estuviera cómoda.

Al regresar a la sala de estar ella estaba sentada en el sofá mirando a la pared.

-Toma-dejó las cosas sobre el sofá y la observo-Duerme ya...-.

Cuando giro su rostro algunas lágrimas le acompañaban.

-Shadow-bajito hablo y se limpió el rostro-¿Puedo decirte un secreto?-.

Iba a decírselo de todos modos así que no le quedó mas remedio que asentir.

-Cuando Sonic me invitó a su casa y conocí a su familia no pude evitar sentir envidia-confesó apenada-Sus padres... sus hermanos... todos son tan cálidos y tan amables... que yo de verdad sentí que quiero eso para mí-.

Aún lloraba un poco y aunque Shadow no dijo nada en ese momento, ella no molestarse. El silencio era señal de que le estaba prestando atención y eso le hacía sentirse reconfortada.

Que Shadow le estuviese escuchando le hacía sentir un poco mejor.

Al menos el le apreciaba...

-¿Tener una familia se siente tan bien?-Pregunto temerosa-Desde que tengo memoria solo hemos sido papá y yo... en cada recuerdo... en cada instante en el que intento pensar, solo estamos él y yo...-guardó silencio tratando de recobrar la compostura-Y te confieso que sentí envidía de ti...-al verlo lloró aún más-Porque al menos tienes una foto para recordarlos...-.

-¿Tu no tienes fotos de tu madre?-le parecía increíble que alguien no tuviese ni siquiera eso y aunque no era el mejor ejemplo para hablar de sentimientos y superación al menos podía decir que no le había ido tan mal.

Que Rose se sintiese de ese modo era de muchos modos apremiante y no podía evitar sentir pena y empatía por ella.

Después de todo lo vivido en tan poco tiempo era imposible que no se preocupase por ella.

-Ni siquiera sé a ciencia cierta cual es su nombre real...-.

Podía sonar infantil, pero entendía esos sentimientos. Tal vez no al mismo modo en que ella lo sentía, pero había vivido esa sensación.

Vivía diariamente con la incertidumbre de que en algún momento terminaría perdiendo a sus padres por completo en su memoria y eso le sentaba fatal.

Y luego Rose venía y le decía justamente lo que el temía tanto y terminaba de entender que en el fondo era muy afortunado y eso era irónico.

-Se siente bien...-respondió su pregunta y ella sonrió-Y si la pierdes es ahí cuando tu mundo se cae a pedazos... y solo te queda recogerlos y seguir aunque duela-.

Que hipócrita de su padre decir algo así después de haberse autosaboteado tantas veces, pero ella no se merecía eso.

-Entiendo...-.

-Además...-posiblemente iba a terminar arrepentido de lo que diría, así que le costó-Tu padre es un bastardo Rose, eso no es ninguna sorpresa... pero tienes a quien se preocupe por ti...-y resopló al exponerse-Rouge y tu su séquito de imbéciles y... yo-.

Que le dijese que se preocupaba por ella -aunque obvio- le terminó sorprendiendo de buena manera.

-Gracias Shadow-.

Aunque había tenido suficientes derroches de emoción por hoy solo asintió.

-Descansa, Rose...-.

.

.

A la mañana siguiente cuando se dirigía a la escuela el cambio de luces del auto del oficial que le acosaba le indicó que debía detenerse.

-Buen día joven Robotnik... ¿cómo se encuentra?-.

-¿Qué quiere?-.

No necesitaba de formalismos, si quería preguntarle algo que lo haga y ya.

-Vaya... alguien despertó de mal humor...-se burló el hombre mayor-Suba... hay asuntos que necesito hablar con usted-.

No quería, pero no iba a dejar de molestarle así que terminó aceptando.

Al subir el tipo lo miró de arriba abajo buscando "algo".

-¿Y bien? ¿Qué quiere?-.

Estaba impaciente y molesto por el modo en que este tipo le abordaba.

-Vaya, usted siempre es tan directo...-Al encender el auto, este fingió estar ofendido-Muy bien, iré al grano contigo... recibimos un reporte del señor Rose sobre su hija y que no llegó a dormir anoche... ¿Tu no tendrás algo que ver, no?-.

-No-.

El hombre solo rió.

-Ya me lo suponía, Robotnik...-frente a la escuela aparcó el auto-Tenga cuidado... pronto será mayor y estar con una jovencita ya no será tan divertido-.

Al bajar un escalofrío le recorrió; sí, había entendido perfectamente esa indirecta y las implicaciones que el tipo le estaba mencionando.

Ayudar a Rose le iba a cobrar la factura muy pronto...

-Hey Shadow-Rouge se le acercó y lucía preocupada-Estuve llamando a Pinky anoche y no me respondió... ¿tienes idea de dónde se metió?-.

Era muy temprano para lidiar con esa fastidiosa así que solo se encogio de hombros y bufó después.

-Preguntáselo al Faker...-y se alejó de ella mientras en la entrada la albina el cobalto se adrentaba en el plantel.

Sabía dónde estaba Rose anoche, lo que ya no sabía a ciencia cierta era donde estaba en este momento.

-Buen día, Shadow-Silver le saludo por el pasillo mientras caminaba hasta su aula seguido de esa fémina pretenciosa quien le dedido una mirada gélida y hostil.

Sería un gran día, sin duda alguna...

-Robotnik, a mi oficina...-el regordete le llamó y cualquier duda dentro de su mente se discipó.

Un gran día, claro que sí...




Continuará...
Tenía planeado que esta fuese la última parte, pero terminó siendo mucho mas largo de lo que pensaba y decidí que sería mejor un capítulo más para desarrollar mejor la idea y pueda asimilarse lo estrecha y a la vez tan extraña que se esta volviendo la relación de Shadow y Amy...

Bella Soledad ailobiu somuch♡

Se cuidan y gracias por leerme, dispensen mis faltas, no doy pa' más.
Atte.
Gri.

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