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Sploshing

Es un juego previo que consiste en recorrer, untar, restregar o rociar alimentos y bebidas en el cuerpo de su pareja, centrándose en las zonas más erógenas.

Continuación de "Cronofilia I"

Había pasado un largo tiempo desde que Yoongi había tenido relaciones sexuales junto al pequeño Jimin por primera vez.

Yoongi había pedido a su esposa el divorcio, la cuál, sorpresivamente, se lo dió sin refutar. Le comento que desde hace mucho había querido pedírselo e incluso ya tenía los papeles a la mano. Aquello sorprendió mucho a Yoongi, pero no dijo nada al respecto y firmó los dichosos papeles con rapidez y algo de emoción. Quedaron como amigos, porque a pesar de todo, aún sentían un inmenso cariño por el otro.

Con eso, Yoongi llegó a la conclusión de que no se casó con Dahyun por amor, solo era costumbre, cosa que con el tiempo se fue desvaneciendo. 

No sabía si lo que ahora sentía por Jimin podría llamarse "amor" pero podía asegurar que era mucho más fuerte de lo que sentía por su ex mujer, pero estaba mal, se decía las primeras semanas. Era hijo de uno de sus mejores amigos y socio, se sentía un completo idiota, pero la lujuria podía más con él que cualquier otra cosa cuando Jimin llegaba a la empresa alegando que quería hacerle una visita con sus vestuarios que se ciñen a su cintura y gruesas piernas. Era toda una tentación.

Jimin no solo le llevaba el almuerzo a su padre sino que también a él, y aquellas acciones hacían que el corazón del mayor se calentará de ternura, su ex esposa no había sido tan atenta en los últimos años y esos actos del menor solo causaban que se sintiera peor, al ir reconociendo con el tiempo, que se estaba enamorando.

El padre de Jimin no tardó en enterarse de la situación, ya que ante todo, quería ser sincero con su amigo, pero la sorpresa se la llevó él mismo cuando Namjoon le reveló que ya sabía desde hace mucho.

"Ya lo sabía, Jimin me dijo todo hace unos días, pero claro, ustedes tampoco fueron muy discretos así que ya lo sospechaba" fueron las palabras del padre de Jimin. 

Yoongi quedó boquiabierto y cuando su amigo seguía hablando y diciendo que no le enojaba aquella relación, él aún no salía de su ensoñación, por supuesto que hubo muchas advertencias de por medio, pero el blanquecino le aseguro al contrario que jamás sería capaz de dañar al menor de ninguna manera.

Yoongi se molestó con el menor por no haberle dicho nada, pero rápidamente Jimin supo cómo remediar la situación.

Así que, luego de un año y medio de su primera aventura y de tantas críticas y aceptación por las que tuvieron que pasar, se encontraban bajo las tibias sábanas de la casa de Yoongi, la cuál se había convertido en la de Jimin también.

Min era el primero en levantarse, la noche anterior habían tenido una de tantas noches acaloradas, y para el mayor se había convertido en un hábito besar de pies a cabeza al chico para luego bajar y hacer el desayuno, terminaba por llevárselo al menor a la cama y luego se iba a preparar para otro día de trabajo. Si, sus mañanas no habían sido tan alegres desde antes de vivir con su pequeño.

El blanquecino salió del baño abrochándose su camisa y rió bajo al ver que el menor había intentado tomar el desayuno de la pequeña mesita de noche y se quedó dormido de nuevo al lado de ella con una mano en la bandeja. ¿Me habré excedido anoche? Se preguntó mentalmente, divertido.

— Jimin, bebé.— le llamó con cariño mientras lo movía con cuidado.— Llegarás tarde a la universidad. El chico se removió entre las sábanas.

— No quiero ir.— hizo un puchero y extendió sus manos hacia el mayor para que se acurrucara junto a él. Yoongi se acercó y se acomodo en el espaldar de la cama— Quedémonos aquí hoy, yo convenzo a papá de que no te regañe.— sugirió el menor con pereza sobre la oreja contraria. Dejo unos cuantos besos en ella.

— Bebé, aunque suene tentadora tu propuesta, no puedo. Tenemos una reunión con grandes inversionistas y tú debes ir a la universidad. Jimin no hagas eso.— pidió cuando sintió su oído húmedo y un cosquilleo en su vientre.

— Amor.— el chico siguió besando por la extensión de la mandíbula y cuello. Sus pequeñas manos se posaron en la camisa del mayor y la desabotono, luego se deslizaron en el interior y pasearon por todo el pecho.— hay que quedarnos.— siguió insistiendo.

—Jimin— riño. Sus ojos se cerraron en placer, dejándose llevar por la manipulación del susodicho. Si la tentación fuese una persona, sin dudar esa persona sería Jimin, y él era débil ante la tentación.

Se sintió aliviado cuando su celular comenzó a sonar. Se levantó rápidamente dejando a Jimin bufando totalmente frustrado.

— Hola, Nam.— se colocó en medio de la habitación de espaldas a Jimin.— si, estaré allí. Se complicaron unas cosas en casa. No, Jimin está bien, no te preocupes.— sonrió a pesar de que el contrario no podía verlo. Levantó su cabeza y se encontró con el tocador de Jimin y su gran espejo que reflejaba la cama. 

Casi se ahoga cuando vio a Jimin embarrandose el jarabe del desayuno en su esfínter. Se volteó velozmente y se quedó sin habla cuando el menor introdujo los dedos en su interior. Nunca dejaba de sorprenderlo.

— Amor.— Susurró casi inaudible. Se levantó y se colocó de rodillas en el borde de la cama. Yoongi se acercó a él.

— Si, Nam, sigo aquí.— Jimin chupo uno de sus dedos embarrados de jarabe mirando fijamente a Yoongi, este trago grueso.— Yo... Estaré allí, lo más pronto posible.— el menor llevó sus dedos a la boca ajena que lo recibió gustoso, saboreando el dulzor de la sustancia espesa, beso su cuello y detrás de la oreja, mientras tocaba su pecho; deslizó sus manos por todo el abdomen hasta llegar al final del mismo, donde se encontraba una erección siendo apresada por los pantalones. Yoongi está siendo una exquisitez divina ante los ojos del menor.— Namjoon, yo, te llamaré en cuanto esté en camino.— Y colgó sin siquiera permitirle responder al hombre tras la línea.— ¿Jimin, qué crees que estás haciendo?

— Amor, solo quiero ayudarte con esto.— tocó el bulto resaltante y Min casi se deshace ante él. No podía entender cómo alguien podía ser tan atractivo, jodidamente excitante, sensual y seductor a la vez, se lo preguntaba cada noche cuando llegaba de trabajar y se encontraba al pequeño paseándose por la casa con escasa ropa ajustada o incluso sin ella. Jimin volvía loco a Yoongi en todo su esplendor.

— Bebé, debo irme, en serio.— Pero el contrario se hizo de oído sordos y se colocó sobre la palma de sus manos, quedando frente a la entrepierna, miró directamente a sus ojos sacando la punta de su lengua y lamió por encima del pantalón, dejando una gran mancha de humedad.— No es necesario que vayas a la universidad si no quieres.— Yoongi ya no hallaba de qué manera pedirle a su novio que parase. Por supuesto que también era difícil para él, cuando lo único que quería era enterrarse en el interior del menor hasta quedar ambos completamente saciados.

Jimin se dió vuelta, para ir gateando hasta el buró que tenía encima del desayuno, esa había sido la gota que derramó el vaso para Yoongi.

Ver como el jarabe que se había introducido el joven con anterioridad, se escurría por sus piernas, terminó por sacarlo de quicio.

— ¡Hyung!— chilló Jimin cuando sintió como lo jalaban de las caderas. Hundió su cabeza entre las almohadas en cuanto la húmeda y tibia lengua del hombre se introdujo con vehemencia en su entrada viscosa.

— Esto era lo que querías ¿no?— Dió una fuerte nalgada y lamió el rastro de gotas que resbalaban por el interior de sus femorales para luego volver a concentrarse en su culo.

Jimin llevó sus manos a sus glúteos y abrió más sus mejillas para que su mayor pudiera penetrarlo con más profundidad con su ávida lengua.

Yoongi se separó y dió una fuerte nalgada antes de voltearlo, se subió encima de él y se estiró para tomar el frasco de jarabe. Miró dicho frasco y luego lo mostró hacia Jimin, señalando el objeto.

— Ibas a tomar esto ¿Verdad?— Jimin asintió con sus labios apresados en sus dientes. El mayor abrió el frasco y hecho un poco en el dorso de su mano y lamió.— Umm.— hizo cara de desagrado.— No sabe tan dulce si no está en ti. 

Yoongi volteó el frasco esperando a que saliera el líquido espeso, en la entrepierna de Jimin. Elevó la camisa de Jimin hasta sacarla por completo y llevó el frasco hacia el pecho, el jarabe fue dejando un camino por todo su cuerpo; pene, abdomen, pecho, clavículas y pezones. Él estaba a punto de darse el mejor festín de su vida y su novio esperaba ansioso por ello, tocando sus pezones y regando la sustancia más de lo que ya estaba.

El mayor dejó de lado el frasco y se inclinó para besar al menor quien lo esperaba de brazos abiertos para abrazarlo del cuello y colar una de sus manos por la entrepierna para desabrochar el cinto y el botón. El pene de Yoongi se sintió menos apretado y gimió grueso cuando Jimin lo tomó en su mano y comenzó a jugar con el glande.

Bajó dejando un recorridos de besos por toda su cara y cuello, procedió a lamer el hueco de su clavículas y chupo los pezones saboreando lo dulce del jarabe con la salinidad que desprendía el cuerpo del más bajo. Le parecía totalmente exquisito. Introdujo su lengua en el ombligo y Jimin se contrajo ante el cosquilleo que se formó en su vientre bajo. Siguió descendiendo hasta la entrepierna y chupó con énfasis la cabeza de su pene.

Jimin amaba que el mayor se diera el tiempo de besar y chupar cada parte de su cuerpo, como si quisiera grabarlo en su memoria de esa manera, le encantaba que lo acariciara de manera tan delicada y apreciará cada zona de su cuerpo como si fuera lo más delicado para él, que de hecho, así era, pero Yoongi nunca se lo había dicho de manera directa, sino que se lo hacía saber con acciones y muestras de afecto.

— Yoongi...— siseó su nombre y movió sus caderas incitando al mayor que lo penetrara de una vez por todas y le hiciera ver estrellas como solo él sabía hacer.

— Tan desesperado, mi niño.— dejó un último beso en su cadera y acomodo las piernas de Jimin flexionadas. El chico se abrió descaradamente hacia él, dándole total acceso a su intimidad. Sabía cuán loco volvía al mayor que fuera tan atrevido pero que a la vez actuará con inocencia, y eso, era su especialidad.

— ¿Cómo no serlo con semejante hombre al frente?— relamió sus labios y pasó la yema de sus dedos por el vientre del hombre. Yoongi rió ante lo dicho. Jimin bajó el bóxer del mayor y tomó el frasco de jarabe, vertiendo una exagerada cantidad en todo el falo.— Ups, lo siento.— sonrió inocente haciendo que sus ojos se achicaran al máximo. Masturbó un poco el pene y luego se lamió los restos que quedaron en toda la palma de su mano.

— No es bueno jugar con la comida, Jimin.— reprendió falsamente el pelinegro, tomó su pene totalmente pegajoso y lo alineó en el ano del menor. La noche anterior habían intimado, así que sería fácil la intromisión.

— ¿No? ¿Entonces por qué te pones a jugar conmigo todo el tiempo de esta manera?— arqueó la espalda aferrado a las sábanas cuando el contrario entró en él de una sola estocada.

— Buena contestación, bonito, pero ya basta de tanta charla.— sus caderas se movieron con dificultad al sentir las paredes internas de Jimin, ceñirse en su gran erección.— Jimin, relájate.— sus manos apretaron con fuerza las caderas contrarias y comenzó a arremeter contra su próstata con violencia.

— A-así no logro relajarme.— con cada estocada sus palabras salían entrecortadas, colocó la mano en el abdomen de su novio, como si con aquello pudiera conseguir que bajará el ritmo de sus embestidas, aunque él no quería que se detuviera ni mucho menos que fuera lento, le gustaba así: rudo y agresivo, dónde dejará dolor por días y pudiera recordar cada maravillosa sensación que le causaba el hombre. Llámenlo masoquista, pero era demasiado excitante para él.

Yoongi lo tomó por la parte trasera de sus rodillas y las llevó a cada lado de la cabeza de Jimin. El muchacho era bastante flexible por lo cual aquella posición no causaba incomodidad, aparte de ser la favorita de ambos ya que podía introducirse en su interior con más profundidad, otorgándoles un placer mucho mayor.

— ¡Si, Yoon, así!— Jimin se sostuvo de sus piernas encontrándose con las manos de Min en el mismo lugar, lo tomó de ellas y se afianzó con fuerza, clavando sus uñas sin quererlo, pero el goce era tan alto que ninguno de los dos se dió cuenta del daño causado en las pálidas manos.

Jimin fue el primero en llegar al clímax, eyaculando con fuerza y manchando su propio rostro por la posición en la que se encontraba, con cada penetración, hilos e hilos de semen brotaban de su pene de forma errática.

Yoongi cuando sintió su orgasmo cerca, salió del interior del menor y se masturbo con rapidez cerca de su cara, Jimin abrió la boca y sacó su lengua esperando por ello. 

La imagen fue tan erótica para Yoongi que no soportó un segundo más y terminó por mancharle aún más en sus mejillas y también cerca de sus ojos.

Jimin sujeto el flácido pene entre sus falanges y lamió por todo el tronco, deleitándose con la esencia de su hombre junto a la sustancia viscosa que se le había esparcido con anterioridad.

Después fue turno del pelinegro en agacharse hacia la cara del pequeño y lamer todos los fluidos que habían quedado en ella. Al final ambos se fundieron en un beso apasionado, creando una nueva y adictiva combinación de sabores para ambos.

El sonido de un teléfono los hizo sobresaltar a ambos y Yoongi rápidamente se separó para buscar dicho aparato. Habían estado tan enfrascado en el otro que pasaron por alto todo lo que tenían que hacer de importancia.

— Tu padre va a matarme.— manifestó Yoongi en cuanto vio las quince llamadas perdidas en su celular. Jaló sus cabellos y los echó hacia atrás en desesperación 

— Amor, tranquilo.— Jimin se levantó para abrazarlo del cuello y transmitirle calma.— Papi sabe que no puede hacer nada contigo sin antes pasar sobre mi cadáver y tú y yo sabemos, que él no se atrevería a pasar sobre mí.— lo beso con parsimonia, otorgándole un poco más de tranquilidad al hombre.— No te preocupes, que yo me encargo de todo.

— Cielo santo, Jimin. ¿Que voy hacer contigo?— Quería enojarse, probablemente habían perdido la oportunidad de su vida, pero ver los lindos ojitos que brillaban con ingenuidad creyendo que todo se solucionaría, lo hacía desvanecerse en ternura y cualquier rastro de enojo desaparecía de inmediato.

— Alimentarme, cuidarme, amarme y nunca dejarme.— sonrió con inocencia.

— Eso ya lo hago.— Volvió a besarlo con cariño.— Vamos, hay que bañarnos y arreglar este desastre y desayunar.— el menor iba decir algo al respecto pero fue interrumpido.— Desayunar de verdad.— ambos rieron y fueron a hacer lo planteado

Después de todo, el deseo de Jimin de quedarse en casa todo el día, si se había cumplido.

Holi, Diomio me sentí más puerca que nunca escribiendo este capítulo jaja. ⊙⁠﹏⁠⊙

En fin, besos en el siempre sucio con jarabe. Lxs quiero. (⁠っ⁠˘⁠з⁠(⁠˘⁠⌣⁠˘⁠ ⁠)

11/06/2023

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