Pubefilia y Tricofilia.
La pubefilia o ginelofilia refiere a la atracción por el vello púbico.
La tricofilia es la visión erótica del pelo humano, conocida como 'fetichismo del cabello', por la que algunas personas alcanzan la excitación sexual cuando lo tocan.
Continuación de arterofilia.
Jimin en un ataque de furia maldijo a solas y golpeó el volante una y otra vez.
—Maldición, esto no puede estar pasándome, no a mí. —Las bocinas de otros autos sonaban detrás de él ocasionado que se enojara aún más—. ¡ESPERE! ACASO NO VE QUE NO ARRANCA —gritó desde la ventana.
El problema era el siguiente, se encontraba bajo el sol a 30° con el auto en medio de una autopista sin saber porque no encendía, deteniendo el pasó a los demás carros.
Lleno de frustración, hizo un sonido de queja y echó su cabeza al volante.
—¿Qué voy a hacer? —Lloriqueó en pánico. El ruido del auto siendo tocado llamó su atención.
—Oye, ¿necesitas ayuda para mover el carro hacia allá? Es para que no estés en medio —Preguntó un hombre algo mayor y Jimin sin dudarlo asintió desesperado.
El hombre llamó a alguien para que saliera del otro auto y se dispusieron ambos a empujar, más hombres salieron de sus autos para ayudar y así facilitar el trabajo. Cuando llegaron hacia un lado donde no estorbara cada hombre se fue en su automóvil, no sin antes ser agradecido por Jimin, quien se sorprendió de sí mismo al haberse reverenciado ante los otros.
Se sintió más aliviado al no verse en medio de la autopista pero aún quedaba el problema de su auto, así que tomando el consejo del último hombre, se dispuso a llamar a alguien de confianza.
Su padre no le atendía, pero bueno era de esperarse, así que llamó a alguien que era más como un hermano mayor. Tres tonos e inmediatamente fue atendido.
—Jimin, ¿y ese milagro? —preguntó la otra persona.
—Nam, estoy en un apuro, mi auto no enciende y me quedé varado en medio de la autopista, ¿crees que puedas ayudarme?
—¿En dónde te quedaste?
—En el centro, por la ruta hacia la universidad. —Mordió una de sus uñas con ansias y luego se regañó mentalmente y sacó la mano de inmediato de su boca.
—Estoy algo ocupado, pero…—Hubo una larga pausa en la que hizo a Jimin desesperarse— Yoongi ira, no te preocupes.
—¿Qué? ¡No, no envíes a Yoongi! —«Beep, beep, beep»
Jimin despegó el teléfono de su oreja y mirándolo hizo un sonido de asombro y entrecerró los ojos.
—Hyung grosero… —Resopló y sin más que hacer se metió a su auto de nuevo a esperar por aquel dichoso hombre.
Hombre grosero, malhumorado, malditamente atractivo, lleno de músculos y con olor a grasa, con fuertes brazos y venas marcadas en sus brazos…
—Basta Jimin —Movió su cabeza de un lado a otro tratando se sacar esos pensamientos lascivos de su cabeza, que solo lo llevaban a recordar como el otro lo había empotrado la última vez que estuvieron juntos y como sin querer lo había ofendido por su oficio. De solo recordar el rostro del mecánico lo hacía querer cachetearse así mismo por ser tan clasista e imprudente, aún si no quisiera serlo.
Cuando vio a una moto estacionarse frente al auto, él salió y vio a la persona quitarse el casco que le cubría el rostro por completo. Suspiró embelesado observando como Yoongi sacaba unos lentes del bolsillo y se los colocaba en la cabeza, usándolo de cintillo, echando su cabellera hacia atrás y mostrando su corte.
—Espero que ya hayas llamado a una grúa.
La voz gruesa lo sacó de su cavilación.
—¿Qué dices? —Yoongi se acercó al auto y abrió el capot, revisando cuál era el problema.
—Llamaste a una grúa ¿Cierto?
—¿Cómo iba a tener el número de una grúa?
—Parece que tú teléfono sólo sirve para tomarte fotos ¿No?
—Oh, ahora te quejas, no te vi quejándote cuando te mandé esas fotos —recalcó cruzándose de brazos.
Yoongi con su lengua empujó su mejilla por dentro, tratando de no sonreír ladinamente al recordar dichas imágenes.
—Y bien, ¿qué tiene?
—¿Qué no tiene es la verdadera pregunta? Los autos necesitan mantenimiento y cambio de respuestos Jimin. Mira esto —Jimin vio como saco un varilla larga—, esto mide el aceite del motor, debería llegar aquí —señaló un punto más bajo—, y esta hasta aquí, aparte de que esta totalmente negro, debes cambiar las estoperas, también
Yoongi dió vuelta por al rededor del carro y observó quisquilloso los neumáticos.
—Dios, Jimin desde cuándo no llenas de aire estás cosas.
—¿Suelen llenarse? Creí que se cambiaban nada más.
Yoongi gruño frustrado y es que nada más imagínar el peligro que había estado corriendo Jimin con ese auto le ponía los pelos de punta. Y agradecía a todos los cielos, que aún estuviera vivo.
—Lo siento, no sabía nada de eso —Jimin se apenó, y es que era cierto y no había llevado el auto al taller como de costumbre porque aún se avergonzaba de verle la cara a Yoongi y no conocía otro taller de confianza.
—Si, lo sé, y para eso estoy yo. Soy tú mecánico ¿No?
—Despues de lo que pasó, no creí que quisieras verme y tampoco quería molestarte por cosas que pensaba que eran una tontería.
—No son tonterías, y no me molestas… jamás lo harás —Antes de que Jimin pudiera responder, él se alejó avisando que llamaría a la grúa —Estará aquí en unos diez minutos como mucho.
—No sabía que tenías una motocicleta —dijo Jimin.
—¿Que? ¿Un simple mecánico no puede tener una? —contestó amargamente, recordando las duras palabras que le había dicho el rubio.
—Yoon… En serio lamento lo que dije aquella noche, no fue mi intención ofenderte.
—No por supuesto que no, solo me diste a entender que no estarías con alguien de tal nivel.
—No lo entiendes, me criaron con una mentalidad demasiado atrasada, y a veces no pienso lo que digo y cuando dije que nunca se me hubiera pasado por la cabeza estar con un simple mecánico, es porque es cierto —Jimin se dio cuenta que en lugar de reparar estaba hundiéndose más—, o sea en el pasado, no se me hubiera ocurrido… pero ahora, es diferente, contigo es diferente… No me importa ahora sí eres un mecánico o lo que sea… lo que quiero y quise decir ese día es, que si tus sentimientos siguen intactos y aún quieres ir en serio como lo confesaste ese día, yo estoy dispuesto a intentar. Solo si aún quieres.
No supo cuánto tiempo le llevó decir todo aquello, pero no hubo respuesta puesto que la grúa ya había llegado y sin él saberlo Yoongi se alejó con una sonrisa de oreja a oreja para hablar con el sujeto que manejaba dicho transporte. A pesar del mal sentimiento que le causó a Jimin, este solo fue tras él, para saber qué haría, estando atento a cada cosa que decía.
—Bien, andando —dijo Yoongi caminando hacia la motocicleta, tomó el casco extra y se lo pasó a Jimin, este no pudo evitar observar su caminar y parte trasera mientras se alejaba de él.
—¿Qué? ¿Andando? ¿a dónde? ¿Qué pasará con mi auto?
—Va a el taller, iremos ahí.
—No iré en esa cosa contigo —Yoongi lo observó quedito y se maldijo internamente—. Quiero decir, iría a cualquier lugar contigo, pero no en eso, nunca me he subido a una —confesó apenado.
El pelinegro sin decir mucho más, le colocó el casco que anteriormente le había dado, lo aseguró y lo invitó a subirse luego de él. Le enseño de qué lado y como debía hacerlo.
Jimin se sostuvo de los hombros contrarios y colocó un pie en el pedal como le había dicho Yoongi, impulsándose para subirse a aquella moto tan alta. Sintió las rasposas manos de Yoongi sobre las suyas para luego situarlas sutilmente alrededor de su cuerpo hasta llegar a su abdomen.
—Solo sostente fuerte— Jimin con los nervios a flor de piel, asintió aferrándose a Yoongi como si su vida dependiera de ello, y es que realmente dependía de ellos. El pelinegro sonrió por aquella acción y arrancó la moto sobresaltado a su acompañante.
Ya estando un rato en la autopista donde Yoongi había retornado hacia el lado contrario de la universidad de Jimin hacia el taller, pudo sentir pequeñas gotas en sus brazos, maldijo internamente y aceleró más, haciendo que su acompañante soltará un pequeño grito y se aferrara más a él al punto de clavar las uñas en su abdomen. ¿Cómo era posible que lloviera cuando hace solo unos minutos había un gran sol radiante sobre sus cabezas?
Aunque intento evitar a toda costa la lluvia acelerando más, supo que no podía poner a su vida en peligro y mucho menos la de Jimin, así que, tomando otra ruta, llegó a una avenida y se metió en el estacionamiento de un centro comercial cercano, en lo que esperaban que la lluvia parara.
—¿¡Acaso te volviste loco!?—.Jimin se bajó de la moto con dificultad luego de haberse estacionado, quedando su pie arriba del asiento mientras se quitaba el casco.
—Ten cuidado, te harás daño—. Viendo que había logrado bajarse, intentó ayudarlo con el casco, siendo golpeado en la mano en el proceso. Yoongi viró los ojos y se cruzó de brazos acomodándose en el asiento, echándose hacia el espacio que había dejado Jimin vacío.
—Casi nos matas, imbécil —. Logrando quitar el casco, lo sujetó de las cuerdas para golpear a Yoongi con él, sin llegar a hacer el suficiente daño.
—Hey, basta, eso es maltrato —dice tratando de detener al chico enojado.
—Si, maltrato animal, porque eres una bestia— Yoongi rió y tiró del casco hasta tener a Jimin entre sus brazos, ambos forcejearon por un rato, siendo Jimin quien se rindió primero cuando no vio salida de los fuertes brazos del mecánico.—Bien, ya me puedes soltar.
—No quiero —Yoongi aspiró entre la curvatura de su cuello, llenando sus pulmones del aroma a amareto que desprendía el perfume de su cuerpo que tanto extrañaba. Jimin solo pudo soltar un suspiro, sintiendo un terrible cosquilleo en su vientre. Cerró sus ojos tratando de calmarse, siendo invadido también por el olor que el cuerpo mojado de Yoongi desprendía, aunque el olor a grasa, no era un olor agradable, para él se había vuelto el mejor y su favorito, con una combinación de detergente para ropa con aroma a mandarina.
En cuanto se separaron, Jimin pudo acomodar mejor su cuerpo siendo observado por Yoongi cada movimiento, pasando su pierna al otro lado de la moto quedando de frente a este mismo, y de espaldas al volante.
Yoongi inquieto movió su cabeza frente a Jimin tratando de buscar su mirada, cuando el rubio se dió cuenta de ello, se quedó quieto en su lugar y se alejó un poco al notar al contrario muy cerca.
—¿Qué pasa? —pregunto. Yoongi negó y se acercó más a él, observando su rostro detalladamente, desde su nariz, labios, hasta sus ojos.
—En serio te extrañe —Jimin se dejó acariciar por la mano que se había posado en su mejilla, dejando pequeños masajes con el pulgar.
—Yo realmente lamento lo que sucedió, no quise…— Yoongi negó sin dejarlo terminar y respondió.
—Ya no te preocupes por eso —Jimin lo sintió alejarse, colocando ahora las manos en sus muslos, se sintió reconfortado al sentir un apretón en ellos y recibir una sonrisa de medio lado que le otorgaba tranquilidad.
Se quedaron en silencio en aquella posición por un largo tiempo, Yoongi solo lo veía analizando su rostro mientras que él se sonrojaba tratando de evitar la mirada ajena. Sus ojos pararon a las manos que lo acariciaban las piernas y como las rodillas de estás chocaban contra las otras.
—¿Qué con esos pantalones, de dónde los sacaste?
—¿Qué? ¿Qué tienen?— preguntó curioso.
— Yoongi puedo ver tus boxers a través de esos agujeros —Y era cierto, los jeans eran anchos con grandes y varios agujeros en las piernas—, ¿y qué pasa con esos corazones en la parte trasera?
— Ah, lo notaste —rió —Mi sobrina quería darle un toque más… glamuroso.
—Lindo…
—Creí que te parecerían patéticos.
—Los agujeros son horrorosos, pero me gustan los corazones. Tal vez debería tener unos a juego…
—Mi sobrina estaría encantada de hacerlo y yo, de usar ropa de pareja.
—¿Somos pareja? —interrogó a ceja alzada
—Bueno, solo si tú quieres estar con un simple mecánico…
—Basta, ya no recordemos eso, por favor — Dejó caer su cabeza sobre el hombro del pelinegro y golpeó el otro con frustración, sintió el cuerpo ajeno vibrar y una risa ronca sobre su oído.
—De acuerdo, olvidemos eso.
—Sabes… no están tan mal estos pantalones.
—Ah no?
Jimin negó —Facilitan el trabajo.
—¿De qué hablas?
Pero no necesito volver a preguntar al sentir una escurridiza mano deslizarse por los agujeros dentro de su pantalón, acariciando sus piernas, subiendo muy cerca de su zona íntima.
—Oh…
Antes de poder decir algo más o detenerlo, el rubio se lanzó sobre él para poder besarlo. Rápidamente le siguió el beso, atacando con más vehemencia. El gemido que soltó Jimin, le hizo saber que lo estaba haciendo bien, así que no se detuvo y se impulsó para ser ahora él quien llevará el control de la situación empujando al otro hacia atrás hasta apoyarlo sobre el volante.
Los brazos de Jimin se enrollaron por encima de los hombros contrarios, empuñando los cabellos negros con sus manos. Sus piernas fueron a parar sobre las de Yoongi, acercando más sus pelvis.
Olvidando el lugar en el que estaban, restregaron sus entrepiernas con fuerza y el pelinegro aprovechó para introducir sus manos por dentro de la camisa ajena, complicándose un poco la tarea puesto que esta se encontraba dentro del pantalón. Los botones de abajo fueron desabrochados dejando al descubierto parte de su abdomen.
—Yoongi —gimió quedito, separándose pero rápidamente sintió otro beso húmedo en sus labios antes de sentirlos en su cuello.
El hombre no respondió a su llamada, ni se detuvo ante él, solo siguió frotándose, acercando más la cadera ajena sin dejar de besar y morder su cuello. Jimin podía asegurar que si no paraba en ese instante podría correrse con solo aquel roce, y es que, tanto tiempo sin tener sexo con Yoongi parece ser que lo había vuelto más sensible a su toque.
—¡Detente! —Con las pocas fuerzas que tenía, lo tomó de los hombros y lo alejó—. Te recuerdo que estamos en un lugar público. No sería bueno que me encontrarán en estas condiciones, a mí… ni tampoco a ti, aclaró rápidamente.
Yoongi escuchaba pero realmente no le prestaba atención, pero sabía que le daba un sermón, así que embelesado por los rojizos labios, dejó un último beso, antes de asentir.
—Llévame a tu casa.
—¿Mi casa? Nunca antes habías pedido ir a ella, cuando lo ofrecía, te negabas.
—Bueno, pues hoy quiero ir —Bajando de la moto, se colocó el casco de nuevo y se quedó parado tratando de abrocharse aquel objeto—. ¿Qué esperas? andando, la lluvia ya debió haber parado.
El pelinegro se sobresaltó ante el regaño y se acomodo adelante dando espacio para que Jimin se montase.
Dando marcha a dicho lugar, Jimin pudo disfrutar más del viaje, ya no se sentía tan ansioso, pudo sentir una velocidad más aceptable. El viento en su rostro le hizo arder un poco los ojos, así que cerrándolos y dejando reposar su cabeza en la espalda de Yoongi, pudo disfrutar mejor de él.
Al llegar, se dió cuenta que estaban de nuevo en otro estacionamiento, supo entonces que Yoongi vivía en un departamento. No era de lujo, pero era lindo, tenía ascensor y al entrar las luces iluminaban bien la recepción que se encontraba limpia.
Al subir en el ascensor la tensión era palpable, ninguno de los dos habló ni se miraron las caras, pero sus manos se encontraron juntas en el barandal frente al espejo.
Saliendo del cubículo, se encontró con un espacio cuadrado con escaleras frente al ascensor y dos puertas a los lados, frente a frente.
La casa de Yoongi era la de la derecha, piso quince, departamento veintinueve, recordó todo, incluso el lugar apartado en el estacionamiento.
Cuando iban a introducir la llave y abrir la puerta de enfrente se abrió primero, saliendo una chica de allí, con cabellos cortos, unos shorts demasiados pequeños y un escote demasiado bajo, sin calzado.
Jimin la miró e hizo una cara incrédula, la ceja alzada y la boca abierta.
—Oh Yoongi, llegaste…
—¿Qué tal, Jeongyeon? —respondió Yoongi amablemente con una sonrisa que Jimin hubiera deseado borrar fulminadolo con la mirada.
—Estuve esperándote. De nuevo no sale el agua caliente. Toque pero supuse que no estabas al no recibir respuesta. Llegas temprano. ¿Un amigo? —pregunto señalando a Jimin.
—Más que eso —se atrevió a responder Jimin.
—¿Hermano?
“Te haces la tonta ¿No?” Fue lo que quiso salir de la boca de Jimin pero a diferencia de ello, solo asintió sonriente con sonido de labios cerrados, confirmando la pregunta de la chica.
—Si, bueno. Tal vez pueda ayudarte luego con eso.
—Claro, seguro. Veo que está ocupado, puedo esperar.
Al despedirse la chica dio la vuelta haciendo notar el surco bajo sus nalgas.
Jimin soltó un sonido largo de sorpresa y miró a Yoongi preguntando.
—¿Viste eso?
—¿Ver que?
Y la pregunta de Yoongi no era al azar, ciertamente él se había dado vuelta antes de ver lo que había visto Jimin.
—Ella intenta seducirte —susurro enojado entrando a la casa de Yoongi después de él.
—Es nueva, la casa tiene problemas y simplemente la ayudo.
—¿Y siempre la ayudas?— indagó.
—A veces.
—¿Cuánto es “a veces”?
—No lo sé, cada que lo pide. ¿Quieres algo de tomar?
—¿Cada cuánto lo pide?
—Tal vez dos o tres veces.
—¿Al mes? ¿A la semana?
Yoongi sacó una cerveza y la abrió, tomando un sorbo, pensando en la pregunta de Jimin.
—Umh, al día ¿Tal vez?
—¿¡Al día!?
—Si ¿que tiene?
—Min Yoongi, te prohíbo que vuelvas a hacerle un favor a esa mujer.
—¿Tú me prohibes?
—Eso dije, señor.
—¿Y quien eres para hacer tal cosa?
Yoongi fue hasta él y Jimin no esperó mucho para envolver sus brazos en el cuello.
—¿Tu novio? —Su rostro se arrugó en confusión
—¿Por qué dudas?
—Bueno, no estoy seguro…—el agarre fue aflojando, pero antes de separarse Yoongi lo tomó de la cintura.
—¿Quieres que seamos novios?
—¿Tú quieres? —preguntó de vuelta.
—Es una tonta pregunta… Por supuesto que quiero.
El beso no tardó en llegar luego de aquellas últimas palabras, siendo suaves y tomándose su tiempo en recordar lo bien que se sentían al estar juntos de esa forma.
—Vamos al cuarto —Ofreció el dueño de la casa.
—No, estoy bien aquí…
Jimin lo atrajo hacia él, llevándolo consigo hasta la pared de la puerta principal, sin darle chance a preguntarle por la razón, introdujo su lengua dentro la boca contraria, llevando el mando, volviendo loco al pelinegro.
Yoongi sin ya darle importancia al lugar en el que estaban, fue desnudando a Jimin poco a poco y con cada trozo de piel que se atravesaba con cada despojo, el iba besando hasta dejar un rastro de saliva y pequeños rosetones que se irían al instante.
Arrodillado ante Jimin, quitó los pantalones hasta dejarlo en boxers y medias. Una de sus piernas fue a parar al hombro, dónde se aprovechó de besar fuera e internamente del muslo y pantorrilla. No tardó mucho en quitar la última prenda que impedía ver su intimidad. No pudo evitar extrañarse al verlo, y miró a Jimin quien veía a otro lado con el rostro rojo.
—Lo siento… tanto tiempo en abstinencia me hizo dejarme crecer el vello…Yo puedo ir al baño y si tienes una navaja…
No pudo terminar la frase puesto que Yoongi ya se había llevado su pene a la boca. Sin asco alguno por los vellos que portaba en su pubis.
—Me gustan, me enciende más verte en esta etapa de descuido —lamió el falo—. Aparte que no eres el único que olvidó depilarse.
Jimin mordió sus labios y lo tomó de los cabellos, sin dejar de mirarlo fijamente.
—Me encanta como se ve tu cabello largo —logró gesticular con dificultad, el cabello de Yoongi se encontraba sedoso y suave. Y recordó cuando estuvo más cerca de él, olía a shampoo de coco.—, te ves tan, mmh —gimió al sentir la lengua impropia pasar por la punta de su pene.
— ¿Tan que? —preguntó para seguir engullendo aquel miembro. Sintiendo ese característico sabor salino, con la fantástica vista, de Jimin totalmente excitado, con los labios apresados entre los dientes y sus cachetes pintados de rojo vivo.
—Atractivo.— Jimin se corrió rápido después de ello, teniendo espasmos inmediatamente.
—Fuiste rápido.
Fue lo que dijo Yoongi al levantarse y empezar a quitarse él mismo sus prendas dejando que el chico se recuperará. Jimin no evitó morderse los labios al ver que el azabache no mentía al decir que no se había afeitado aquella zona. ¡Pero Dios! Se veía tan erótico y varonil que no impidió que su pene saltará de nuevo en busca de más atención.
—Es tu culpa, estar tanto tiempo sin tu toque, me ha vuelto sensible ahora que regresaste.
—Es bueno saber eso…
Los besos no se hicieron esperar y las piernas de Jimin le hicieron un espacio al pene de Yoongi entre ellas, apretándolo y rozando con el de él mismo.
El rubio no tenía a dónde escapar, tampoco es como que quisiera, pero si así fuera, la tenía difícil entre Yoongi y la puerta, siendo que el mencionado no dejaba espacio alguno entre ellos.
El blanquecino junto ambos penes y con ellos recolectó en su mano el líquido preseminal viscoso llevando así a la parte trasera de Jimin, separando y apretando con sus rudas, grandes y callosas manos, guiando luego sus dedos a las hendidura que las separaba.
El rubio gimió alto al sentirlo entrar dedo por dedo lentamente sin dejar de mover sus caderas, rozando sus penes al punto de tener sus piernas húmedas escurriendo por ellas el presemen.
Cuando estuvo listo, fue Jimin quien tomó la iniciativa de envolver la cintura contraria con su pierna, alineando él mismo aquel pene que para que mentirles, había extrañado por todo ese tiempo.
Suspiraron al unísono cuando apenas la mitad del miembro había entrado y es que ambos se complementaban tan bien, que nada se sentía igual como estar siendo uno solo.
El rubio al principio quiso acallar sus gimoteos, pero luego de un rato dónde Yoongi empezó a ser más rudo, no le importo gritar tan fuerte como para que la vecina que había visto hace un rato, lo escuchara.
Yoongi tampoco quedaba atrás, y aunque él no gritase, no podía hacer nada (ni quería) por soltar gemidos gruesos con cada embestida, que era música para los oídos de su acompañante.
La posición había cambiado y ahora en lugar de estar frente a frente, se encontraba Jimin de espaldas, sujetándose de la puerta, siendo fuertemente estampado contra ella, ocasionando golpes con cada embiste.
El rubio entre su excitación y poco juicio, sujeto la manilla de la puerta y con dificultad la abrió un poco haciendo que el ruido se hiciera más fuerte afuera, pero aquello duró pocos segundos, ya que el mismo choque hizo que se cerrará con fuerza. Supuso que Yoongi no lo había notado ya que no se detuvo, y si lo noto no le dió importancia en lo absoluto.
Mientras que con una de sus manos se sostenía de la puerta la otra fue a parar al glúteo de Yoongi para ayudar a embestirse, echando también sus caderas hacia atrás.
Al sentirse sobreestimulado, se corrió de nuevo gritando extasiado el nombre de su amante, más este aún no tenía planes de correrse. Sujetó a Jimin de las muñecas, colocándolas tras su espalda, mientras que su otra mano se encontraba en el hombro del chico ayudando a azotar sus caderas con más fuerza.
Las piernas del rubio temblaban y sentía que en cualquier momento le fallarían, sin embargo el pelinegro no tardó en correrse, quedando paralizado dentro de Jimin esperando eyacular hasta la última gota.
La última sacudida que su cuerpo dió lo hizo recomponer de inmediato, sujetando al sensible chico para que se desplomara en su pecho.
—Hey, vayamos a la ducha…
Con cuidado y sujetando su cadera, lo guío al baño donde se metieron juntos a la regadera.
—Aún quiero hacerlo —confesó el chico—, pero ya estoy cansado.
—Durmamos un rato, y lo volvemos hacer —el beso en la frente lo reconfortó, fue bañado y secado, envuelto en una toalla fue llevado al cuarto, se acostaron desnudos y envueltos en el cómodo pero frío edredón —Se calentará luego.
Abrazados ambos cayeron rendidos y no supo Jimin cuánto tiempo estuvo así cuando despertó por un ruido. Maldijo en voz baja y al sentir a Yoongi a su lado aún, se despertó del susto sin saber de dónde venía el ruido. Cuando sus sentidos se organizaron pudo descifrar que era la puerta y solo Dios sabe cuánto Jimin envidia al hombre que estaba a su lado que no se despertaba ni con el ruido de una grúa.
No sé había puesto a detallar el cuarto ni la casa en sí, pero al querer buscar algo que ponerse tuvo que hacerlo. Le gustaba, era minimalista, nada ostentoso. Igual a Yoongi, y eso le gustaba…
Al oír de nuevo la puerta de la casa, con mucha rabia se puso una camisa de Yoongi y unos boxers para ir a ver quién perturba su sueño y vaya sorpresa que no era más que nadie que la tipa de enfrente.
—Oh, hola.
—Hola —saludo Jimin sin ánimos —. ¿Se te ofrece algo?
—¿Está tu hermano?
—¿En serio? No es mi hermano, y si está, pero está dormido ahora.
—Ya veo…solo venía porque escuché ruidos extraños hace un rato y me preocupé.
—No necesitas preocuparte, no eran ruidos extraños, solo estábamos cogiendo…— La muchacha hizo cara de sorprendida y Jimin quiso voltear sus ojos de los estúpida que se veía haciéndose la inocente —Bueno seguro que para ti lo son, probablemente ni te ocasionan esos ruidos, ni los ocasionas ¿no?
—¿Qué te pasa? ¿Acaso no tienes modales?
—Lo dice la que intenta seducir a su vecino con poca ropa…Oye, en serio quiero volver a la cama con “mi novio” así que si no te importa… adiooos. — Y sin dejar a la chica hablar le cerró la puerta en la cara.
Dió la vuelta observando el desastre de ropa que habían dejado y detallando ahora la casa. No era tan amplia, pero era suficientemente cómoda para una persona, o tal vez dos… aquel pensamiento lo hizo ruborizarse y sonreír juguetón.
Corrió emocionado al cuarto y con brinquitos llegó a la cama. Yoongi lo sintió y lo abrazo instantáneamente aún con los ojos cerrados y le pregunto a dónde había ido.
—Ah, solo a ocuparme de algunas ratas cerca.
—Aquí no hay ratas—respondió.
—Había una, enorme… pero ya me la extermine solo espero que no se haya reproducido y haya más como ella.
—¿Por qué pienso que no hablas de una rata? —dijo mirando con un ojo entreabierto.
—Que listo…
—Si, lo soy
Jimin se acomodo de frente y comenzó a jugar con el rostro pálido, delineando pequeñas lunas de expresión marcadas.
—Quiero quedarme aquí.
—Puedes hacerlo…
—¿Hoy?
—Cuando quieras —contestó aún con los ojos cerrados.
—¿Qué tal siempre?
—Eso suena como vivir juntos.— rió, pero al no obtener respuesta negativa, abrió los ojos—¿Quieres vivir aquí? ¿Conmigo?
—No bobo, quiero que te vayas y me dejes viviendo solo… pues claro que contigo, solo si quieres —lo último lo dijo bajo y con un puchero que Yoongi besó.
—Me harías el hombre más feliz.
Jimin sonrió tan feliz que sus ojos se perdieron convirtiéndose en dos pequeñas líneas. Se acurrucó en el caliente pecho quedándose dormido de nuevo, disfrutando ahora de su primera noche en su nuevo hogar con su ardiente novio mecánico. Aquel que con solo el pensamiento y unas cuantas venas podías encenderlo…
Bueno, luego de más de tres meses tal vez, al fin actualice está vaina, ya vamos para dos años con este libro y nada que lo termino.
Trataré de actualizar más seguido perdooon.
Recuerden que tengo un grupo de WhatsApp y por si no lo sabían ahora lo saben, les dejo el link por si gustan unirse.
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