Arterofilia
Atracción por las venas y arterias visibles y/o resaltadas en los brazos u otras partes del cuerpo.
Jimin no creía ser alguien presumido, tampoco era algo que quería ser, pero lamentablemente en sus veintidós años de vida llena de lujos terminaba siéndolo, aún si esa no fuera su intención.
—Entonces cuando estaba apunto de salir de la casa, mi papá me detuvo y me dió las llaves, claro que no era el auto que esperaba pero no puedo quejarme, al fin no tengo que estar con ese chófer pisandome los talones.
—Vaya Jimin, que bien, ¿y cuando nos invitas a dar una vuelta en él?— preguntó uno de sus amigos que escuchaban la historia por tercera vez en el día.
—¿Qué les parece hoy mismo? Podemos ir al centro comercial— insinuó. Ninguno de los tres presentes se negó a la idea, y cuando sus horarios del día estudiantil terminaron, los cuatro se encontraron en el estacionamiento de la universidad para irse como habían acordado.
— ¿Jimin, por qué no usaste la direccional cuando cruzaste?— preguntó Hoseok, uno de sus amigos desde la parte trasera.
—El de atrás estaba lejos, lo ví innecesario.—respondió con simpleza.
— Jimin, tienes tu licencia de conducir contigo ¿Cierto?— Ante el silencio, su amigo Jin volvió a preguntar.— ¿Cierto?
—Es que… aún no me la han dado.
—¿Qué?
—¿Cómo que no la tienes?— preguntó Taehyung, el tercero que iba de copiloto.
—¡Dios! ¿qué importa? No la vamos a necesitar por ahora, estén tranquilos, solo confíen.— le resto importancia a la situación
— No, Jimin, detente, yo manejaré, llevo mi licencia conmigo.— mencionó el que iba a su lado.
— No, es mi auto yo manejaré.
— Jimin deten el auto, aquí.— en un intento por hacer que su amigo se orillara, tomó el volante y lo jaló hacia su lado.
— ¿Qué haces? ¡Suéltalo!— ambos muchachos empezaron a forcejear con el volante haciendo que el carro fuera de un lado a otro, por suerte aquel camino estaba relativamente despejado, sin otro auto con el que pudieran tener un accidente, pero para su mala suerte terminaron subiendo a la acera e inmediatamente se bajaron de ella, rozando todo el lado derecho del auto con un poste.
Jimin por instinto presionó el freno de golpe, haciendo que todos detuvieran aquel zarandeo que tenían con el auto.
— No, no, no ¡No puede ser!— Jimin se estacionó y rápidamente bajó del carro para ir al otro lado. Sus amigos hicieron lo mismo— Me van a matar.
—Yo… Jimin cuánto lo siento— Taehyung se sentía apenado, ya que él fue quien había empezado la guerra con el volante.— pagaré todos los gastos del auto, te lo juro, lo llevaremos dónde mi hermano.
—Mi papá no puede enterarse de esto.— Estaba al borde del llanto.
—No lo hará, lo llevaremos al taller y pediremos que cambien de color, así tienes una excusa del porque no lo llévaste a casa.
—Me gustaba el gris— sus lágrimas habían empezado a escaparse.
—Jimin por favor no llores.
— Si, amigo tranquilo, luego puedes volver a cambiarlo, y decirle a tu papá que te arrepentiste.—sugirió está vez Hoseok.
—Pagarás cada rasguño, Kim.— advirtió con el rostro rojo, pero no tan enojado. A fin de cuentas las excusas no eran malas, su padre estaba acostumbrado a cualquier capricho, así que no le sorprendería que “quisiera cambiar de color”— Ya que tanto querías conducir, hazlo y llevanos a dónde tú hermano.
— Sí, sí, andando.
—Solo para aclarar, entonces no iremos al centro comercial ¿No?
— ¡Jin!
—Tomaré eso como un no.
Terminaron por subirse al auto y emprendieron camino al pequeño taller mecánico que de casualidad tenía el hermano de Taehyung.
En cuanto reconocieron a Taehyung lo dejaron pasar a aquel establecimiento lleno de autos y grasa por todos lados.
—Tae, ¿Qué haces aquí?— preguntó su hermano cuando lo vio salir del auto.
—Yo te diré qué hacemos aquí— interrumpió Jimin desde la ventanilla, con unos lentes que tapaban sus ojos rojos y rabiosos por el llanto anterior— tu querido hermano aquí presente hizo chocar mi auto nuevo y me prometió que él pagaría el arreglo.
—¿Qué hiciste qué?
—Juro que no fue mi intención, Nam.— el mencionado giro por alrededor del auto hasta encontrar las dos puertas del lado derecho completamente llenas de magulladuras y raspones.
—Un Audi, último modelo… No pudiste chocar un Chery o un Kia, o tal vez hasta un Toyota… En serio, ¿un Audi? Si Jimin no te mató lo haré yo— fue la única respuesta que le dió su hermano con las manos casi llegando al cuello del otro, pero respiro profundo y volteó a ver a Jimin que yacía fuera del auto con los brazos cruzados y un pie resonando en el piso.— No te preocupes Jimin lo arreglaremos, pero tú— señaló a Tae— vas a tener que ayudar aquí.
—Si, sí, lo que sea, lo haré.
— Bien, ¡Min! ¿Puedes venir?— llamó alto, provocando eco por todo el lugar. De inmediato un joven de tez pálida llena de grasa, salió bajo de uno de los autos. Se levantó y tomó un trapo para limpiarse las manos en lo que se acercaba.
— Si, dime ¿Que sucede?
— Crees que puedas encargarte de esto.— señaló el auto.
— Ouh, un Audi, está nuevo por lo visto…— Jimin observó a Tae acusatoriamente y este solo pudo sonreír y rascarse la nuca apenado.— Sí claro, es fácil el trabajo, no hay problema.
— Perfecto, entonces no tienes de qué preocuparte Jimin, tu auto está en excelente manos.— mencionó Nam dándole una palmada en la espalda al blanquecino.
— Y vaya manos…— susurró Jimin, aunque para su mala suerte el eco del lugar hizo que llegara a oído de todos a su alrededor.— Oh Dios, es que, digo que por su ma-manos hace un buen trabajo, con los autos,— dijo mientras caminaba hacia atrás—claro que con los autos ¿Con qué más haría un buen trabajo? ¿No?—un risa nerviosa salió de sus labios.— Bueno adiós, chicos vamonos.— sin esperar a sus amigos salió del establecimiento con el rostro tintado de rojo dejando al mecánico con una sonrisa ladina llena de diversión.
Tuvieron que tomar un auto bus de regreso, y luego de que Tae se disculpara por milésima vez en el día, dejaron a Jimin en su casa, dónde volvió a disculparse y tuvo que ser arrastrado por los otros dos para que dejara de hacerlo.
El papá de Jimin como se esperaba, se creyó la mentira aquella de que quería el auto de negro ahora, así que sin más preguntas el chico pudo irse a su habitación con tranquilidad.
No habían pasado ni tres días cuando Jimin volvió aparecerse en el establecimiento del hermano de su amigo, como excusa de que quería saber cómo iba la reparación de su auto, claro que aquello había sido una vil mentira, ya que desde que vio a aquel hombre al que le habían llamado Min, no pudo aguantarse las ganas de volver a verlo.
—Hola Nam, vine a ver qué tal va mi auto…— Dijo quitándose las gafas de sol que llevaba puesta, y buscando con la mirada su auto, o tal vez algo más.
— Ah sí, ¡Min!— El aludido asomó su cabeza de un lado del auto, con una careta sobre ella.— Puedes ir allá.— le señaló Nam. Y claro que iría allá.
A paso de gato, hizo que su caminar se viera sensual como solo él sabía hacer y tal vez algunas modelos de pasarela, pero nadie se comparaba a él, de eso no tenía duda o quizás solo era su ego quien le hacía pensar aquello, pero sea lo que sea, no se podía negar que sus movimientos de caderas podría volver loco a cualquiera.
— Hola tú.— dijo cuando llegó a dónde estaba el de ojos rasgados
— Hola tú.— respondió de igual manera. Y si, Jimin definitivamente no esperaba esa respuesta, pero no podía exigir mucho cuando el había empezado. Y ahí es cuando se odiaba internamente por no tener un poco más de humildad, sabía que debía serlo, pero algo simplemente no podía dejarlo ser de esa forma
— ¿Cómo vas?— Jimin se asomo y casi pega un grito en cuanto vio las puertas sin color alguno completamente lijadas.— ¿Qué le hiciste? Está peor a como llegó.
— Fresa relájate, supongo que no sabes nada de mecánica, pero para que tú carro quede parejo hay que hacer esto, luego vendrá la capa de pintura y quedará como nuevo, así que si no te importa, me gustaría que me dejaras hacer mi trabajó en paz.
Jimin quedó boquiabierto sin saber que decir y ante la falta de respuesta, el contrario sonrió y le dió la vuelta para continuar lijando. Solo pudo quedarse observando cómo el hombre continuaba quitándole color a su auto dejándolo opaco y feo, pero tenía razón no sabía nada al respecto.
— ¿Por qué el capot está abierto, Min?— preguntó luego de observar mejor
— Así que sabes cómo me llamó.— respondió levantándose y como era costumbre en los mecánicos tomó el trapo y se limpió, yendo al lado del chico, frente al capot.
— Así es como te llama Nam.
—Cierto…
—Entonces…¿por qué está abierto?
— Solo me aseguraba que no tuviera ninguna falla interna, tranquilo. También soy curioso así que quise observar un poco su motor.— respondió cruzándose de brazos como estaba Jimin.
El rubio no pudo evitar morderse los labios al ver cómo se flexionaban y marcaban las venas de sus pálidos brazos y manos manchadas. Dios ¿por qué sus fetiches salían a relucir en ese instante?
No pudo evitar imaginarse esas manos sobre su cuello, marcandose cada vez más esas líneas verdes por la fuerza que podría ejercer con ellas, aquellos largos dedos recorriendo su rostro hasta llegar a su boca dónde los chupa- ¡PAF!
Un aplauso lo sacó de su ensoñación haciéndole saltar del susto.
— Bien, entonces si me disculpas voy a seguir trabajando, si no te molesta.
— Ah sí, sí… Oye, crees que podría quedarme a ver? Ya sabes para aprender un poco y no ser tan ignorante
—Si claro, no veo porqué no.— tomó la lijadora y se puso en cunclillas, pero antes volteó a ver de nuevo a jimin.— No deberías tener la boca abierta por tanto tiempo, en este lugar hay muchas moscas.
— Espera que-
Pero no pudo decir más nada ya que el contrario había encendido la máquina para lijar.
— ¡Lo siento, no te escucho!— Jimin entrecerró sus ojos viéndolo mal y se fue a sentar a una silla cercana atrás de él. Y como siempre no pasó por alto ningún movimiento que hicieran los brazos y torso del hombre.
Los músculos de los brazos se contraían y se veían más fuertes, marcando cada vez más aquellas gruesas y verdosas venas. Llevo uno de sus dedos a la boca y lo mordió imaginado que eran los ajenos, apretó las piernas de manera que pudiera calmar sus ansias, sin contar con que su miembro sentiría toda la presión haciéndole soltar un pequeño gemido, que justamente se escuchó fuerte y claro cuando el hombre frente a él apagó aquella estúpida máquina.
— ¿Todo bien, fresita?— preguntó con picardía volteandose a él apenas escuchó aquel ruido tan sugestivo.
Jimin carraspeó y se acomodo en su lugar, asintió y observó a su alrededor esperando que nadie más se diera cuenta de aquello.
— Si, estoy bien solo que está asiento está algo incómodo.— Y si no fuera porque el contrario lo había estado viendo todo el rato por el reflejo del auto dónde aún relucía la pintura, probablemente le hubiera creído aquello, y no iba a mentir, se había formado un gran problema bajo aquel overol que utilizaba de uniforme.— Y deja de llamarme así.— Volvió a hablar Jimin
— Número uno: eso,— señaló dónde estaba sentado— no es un asiento, es una llanta de camión con una sábana.
—Uy— Jimin se levantó rápidamente de ella y sacudió sus ropas.
— Y número dos ¿Cómo quieres que te llame? ¿Melón?
— ¿Por qué todo es con una fruta? Soy Jimin.
—Bueno Jimin, la fresa es porque eres… muy fresa, ya sabes, así...— Jimin no entendió hasta que Yoongi lo imitó limpiándose exageradamente y arreglando su cabello como toda una diva, así como era él.— Fresa, ¿entiendes?
— Si, ya entendí— los colores se le subieron al rostro al darse cuenta como se veía ante otros.— ¿Y el melón?
— Bueno, ¿como es un melón?— preguntó colocando el trapo en su hombro y recostandose del auto con lo brazos cruzados. Jimin se sentía desfallecer por aquel hombre que se mostraba tan sexi.
— No lo sé, corrugado?
— Umm sí, pero aparte de eso.
— ¿Verde?
Yoongi negó riendo y peino sus cabellos hacia atrás. Y Jimin agradecía llevar pantalones holgados ese día.
—El melón es redondo, cuando lo cortas, por dentro se ve jugoso, brillante, apetitoso ¿Me entiendes ahora?
—Entonces, ¿soy un melón porque estoy redondo?
—Bueno yo no diría que tú, pero si una parte de ti.— Jimin frunció su ceño con confusión hasta que supo de que hablaba el contrario.
— ¡Por Dios! Eres un pervertido, le diré a Nam en cuanto lo vea.— La risa de Min retumbó en sus oídos, era una risa llena de burla e ironía. Aquellas botas resonaron en el suelo, al caminar hacia Jimin, hasta hacerlo caminar de espaldas al auto del lado que nadie veía. Jimin pudo sentir todo el olor a grasa y sudor que desprendía el cuerpo ajeno.
Se hizo presente un brazo a cada lado de su cabeza, encerrandolo así con su cuerpo
—Un poco hipócrita de tu parte llamarme así cuando el que casi se masturba atrás de mí, fuiste tú.— Susurró sobre su rostro.
—¿Que? Yo no estaba-
—No te hagas la mosca muerta, fresita, tal vez crea que no se nota pero bajo esos pantalones caqui, se puede ver una gran erección.
—Mira tú, como sea que te llames— Jimin no pensaba dejarse intimidar, mucho menos por aquel hombre a quien le resaltaban las venas del cuello y resbalaban gotas de sudor por ellas. ¿Se dejaría lamerlas?
—Yoongi
— Si, Yoongi.— Trago fuerte.— No es mi problema que no hayas visto algo como el mío, pero para tu información, así es normalmente, no está erecto.— Se cruzó de brazos.
— ¿Ah no?
— No.— creyó que todo quedaría hasta ahí cuando sintió los brazos del otro empezar a bajar y alejarse, así que también calmo su postura y bajo los brazos de igual manera, lo que no esperaba era ser estampado de nuevo, posteriormente ser tomado del cuello, y sentir un beso húmedo y rápido junto a un roce pélvico que le causó de todo en sus entrañas, no duró ni un segundo antes de estampar la mano en la mejilla ajena.—¿Que coño te pasa? Alejate de mí— lo empujó.
—Solo quise confirmar— contesto sobándose la mejilla.
—¿Confirmar que? Estás loco?
— Que tuvieras una erección, y creo que lo confirmé o al menos cree una nueva ¿No?
—Estas loco, definitivamente.
—Vamos, creí que la atracción era mutua.— Pero Jimin ya no lo escuchaba, se había alejado y salido del establecimiento como un rayo con todos los tonos de rojo hasta las orejas.
Llegó a su casa hecha una fiera, pero no podía negar lo obvio y era que aún estaba excitado, claro que le molestaba el atrevimiento de aquel sujeto, pero Dios, llamenlo masoquista o lo que sea pero quería más de él.
Se miró al espejo, y observó su cuello, encontrando una pequeña mancha de grasa por debajo de la mandíbula, rozó sus dedos en dicha zona y suspiro excitado ante la idea de que no era él quien lo tocaba sino aquel mecánico.
No debía, sabía que estaba mal, apenas conocía aquel hombre, pero estaba apunto de masturbarse con su imagen en la mente y vaya que eso lo hacía más excitante.
Término por despojarse de sus prendas para al final hacer lo que su cuerpo más ansiaba.
Una ola de arrepentimiento lo revolcó junto a sus impurezas en cuanto soltó hasta la última gota de semen que le quedaba.
— Por Dios, él tiene razón, soy pervertido.— confesó arrodillado en el suelo.
Fue hasta el baño con las piernas temblando y se dió una ducha, restregando con fuerza cada parte de su cuerpo, como si así pudiera borrar cualquier rastro de culpa que sentía.
No volvió aparecer en aquel taller hasta que le llegó un mensaje del hermano de Taehyung, avisándole que su carro ya estaba listo, después de una semana.
Así que sí, se encontraba de camino allí, haciendo paradas en cualquier lugar con tal de retrasar su llegada y tener que verle la cara a Min luego de lo ocurrido.
Ya había hecho dos paradas en diferentes pastelerías, también en un carrito de helados, e incluso en una tienda de tatuajes, solo para preguntar precios cuando jamás en su vida había pensado siquiera en rallar su piel.
Pero supongo que no podía retrasarlo más cuando ya se encontraba frente a aquel lugar.
— ¡Jimin, llegaste!— Nam se encontraba en frente de la entrada hablando con alguien más así que no tardó en hacerse notar.
La persona que estaba a su lado parecía de importancia así que no se detuvo a hablar con él, solo fue un saludo ameno, para posteriormente mandarlo al rincón de Min, dónde estaba su auto.
— Hey.— Saludo Jimin
Min dejó caer el capot del auto que estaba revisando encima de su cabeza al reconocer la voz.
— Auch.
—Oh, ¿estás bien?— Jimin fue a auxiliarlo y tomar el capot para ponerlo de nuevo en su lugar.
—Si estoy bien— Yoongi le colocó el soporte, y sobó su cabeza, colocándose en frente del rubio —Hola— respondió al fin con un sonrisa apenada.
—Hola…Nam me dijo que mi auto ya estaba listo.
—Ah sí, está por aquí, ven.
— Guao, quedó como nuevo, me encanta aún más que antes con el negro.
—Si, no se ve mal ¿No?— No hubo respuesta pero no la necesito, el rostro de Jimin confirmaba el buen trabajo que había hecho. Volvió a sobar su nuca y miró como el chico se acerca y abría la puerta del piloto— Escucha Jimin, yo quería disculparme por lo que pasó la última vez, por Dios, no se que me pasó, y dejé una mala imagen de mi persona, no soy así, en serio, no volverá a repetirse.
Jimin cerró la puerta y posó en frente de él, asintió con una sonrisa y observó el alrededor.
—¿Por qué no hay tanta gente?
— Es viernes, todos van a casa temprano, incluso Nam.
—Adiós Yoon.— gritó una mujer desde el fondo, Yoongi se despidió con un movimiento de cabeza.
—¿Lo ves?
—Si, ya veo ¿Y tú, porque no te has ido?
— Ah,— suspiro— no hay nadie en casa que me esté esperando.— se acercó al auto que estaba revisando hace unos minutos— Y… quiero culminar este bebé.—señaló al carro
—Hey Min, te encargo cerrar.— Dijo Nam con sus cosas desde el portón. Asintió en respuesta y se despidió de él, igual Jimin.
—Vaya, ¿quien trajo esto? ¿un anciano?— río, pero solo recibió una sonrisa melancolíca contraria
—Era de mi padre.—Que metida de pata.—Un clásico Dodge dart GT. Él fue quien me enseñó todo lo que se de autos, y me dio su más preciada posesión.—acarició el auto.
—Lo siento tanto.
—¿Por qué?
—Por la muerte de tu padre.—Y Yoongi estallo en risas
—No está muerto.— dijo partiéndose en carcajadas.— Está jubilado, ahorita está en la isla jeju con mi madre, disfrutando de lo que realmente le queda de vida.
—¿Qué? Entonces por qué hablas con tanta melancolía?—Yoongi seguía riendo
—Por qué ya no es igual, ahora solo se dedica a cuidar de sus nietos y a veces me gustaría que me dedicará un poco de su viejo y anticuado tiempo, es todo.
— Ah… ¿Tienes hijos?— pregunto ahora con curiosidad.
—Puff, no, los diablillos son de mi hermana. Auch, ¿por qué me pegas?
—Por hacerme creer cosas que no son.
— Mucha confianza no?
—¿En serio? Yo creo que fuiste el primero en pasar eso de la confianza, ¿no crees?
—Touché, fresita.
El silencio se formó después de eso, Jimin movió su pie con incomodidad mientras que Yoongi mordía su labio.
— Está oscureciendo.— mencionó Yoongi luego de ver hacia afuera.— Ya deberías irte
—Qué sutil manera de echarme.
—No, no es eso, es solo que creí que ya querrías irte.— corrigió. Jimin asintió y Yoongi fue camino al portón del establecimiento para abrirlo.
Antes de que lo abriera por completo Jimin se atravesó en su camino. antes de que Yoongi pudiera preguntar, Jimin habló.
—Dijiste que no volverías a hacerlo... pero qué pasa si quiero que vuelva a suceder.— Yoongi no entendía a lo que se refería en un principio hasta que ató cabos, pero no estaba tan seguro de si era lo que pensaba.
—Te refieres…a…
—Lo que pasó la última vez— culminó el rubio
—¿Me estás proponiendo tener sexo?
—¿Tal vez?... Sería malo sí así fuera?—Yoongi no respondió en cambio cerró el portón, y rodó otra puerta que era la que hacía que no se viera hacia dentro del lugar. Volvió a dónde Jimin y preguntó:
—¿Estás seguro de lo que dices?— Jimin asintió rápidamente, espero a ser besado cuando Yoongi se acercó pero se extraño cuando solo quedó a centímetros.—¿Completamente seguro?— Jimin suspiro frustrado, así que tomando la iniciativa, jalo del cuello del uniforme a Yoongi y terminó por juntar sus labios.
El mecánico no quedó atrás y abrazó la cintura ajena, apretándolo más a su cuerpo y acariciando su espalda de forma desesperada.
Se acercaron a una mesa llena de herramientas junto a una caja llena de lo mismo. Sin pensarlo fueron tumbadas de aquel sitio.
— Oh, ¿son caras?—pregunta Jimin con la respiración irregular luego de separarse
—Si, pero haré la excepción y aceptaré el método de pago cuerpomatic.
— Ohh, que suerte, en mi caso es ilimitado.— Sus brazos se colaron por el cierre del overol mecánico, llegando al límite en la cadera, Yoongi le colaboró sacándola de los brazos para quitarse asimismo la camisa blanca que llevaba debajo— No puedo negar lo mucho que me gusta tu cuerpo
Las manos de Jimin recorrieron sus hombros, mientras las de Yoongi masajeaba sus piernas, continuó el recorrido hasta las manos que estaban en sus piernas, duras, de dedos largos, gruesos y venosos, llenos de callos y suciedad.
— Adoro tus brazos, tus manos— se encontraba embelesado con ellas y Yoongi con la manera en que el chico las miraba.
—Están sucias, perdón, probablemente te haya ensuciado la ropa.
Jimin negó y respondió— No importa, es excitante, y lo será más cuando dejas esas marcas de grasa sobre mi cuerpo.— Yoongi tuvo que tragar grueso, pero lo siguiente lo dejó aún más atónito— Quiero chupartela— dijo con simpleza. ¿Como podía ser tan directo sin siquiera trastabillar?
Jimin se hizo espacio entre él y la mesa sin perder el contacto visual, jaló de la parte de abajo del overol y lo acercó más a su rostro, las manos fueron hasta las nalgas ajenas y las introdujo en el pantalón.
—Esa es una zona prohibida.—Aviso Yoongi.
—Tranquilo, soy del tipo que siempre prefiere recibir.— llevó las manos adelante y bajó por completo la prenda junto a la ropa interior. El miembro viril rebotó ante sus ojos, y lo observó minuciosamente. Bien cuidado, con la punta rosa (eso no se veía seguido) con venas marcadas desde el falo hasta la parte baja del abdomen, fue allí por dónde empezó.
Lamió y besó el abdomen, humedeciendo la zona y provocando sonidos de chasquidos ensordecedores entre sus labios y la piel.
Su mano fue a un lado del pene y su boca al otro, chupando una y otra vez, como si de una paleta se tratara. Yoongi llevó su cabeza hacia atrás, sintiendo el placer arremolinar todo su cuerpo. Jimin sabía lo que hacía, no hubo falta de guiarlo, ni tomarlo del cabello para que fuera rápido, se tomaba su tiempo y cada acción que hacía le encantaba.
No lo hizo esperar más y antes de llevar el miembro por completo a su boca, dejó varias lamidas en los testículos y en la punta, jugando con el glande.
Yoongi siseó hiperestesiado, sintiendo su cuerpo doblegar ante la exquisita lengua y estrecha garganta de Jimin.
Por otro lado, Jimin se sentía desfallecer por el trozo de carne que tocaba su úvula causándole arcadas cada tanto, que supo disimular muy bien, pero aquello solo podía seguir manteniéndolo caliente, incitandolo a continuar hasta que el contrario acabará en su boca.
—Fresa, detente— hicieron contanto visual, notando ambos, los ojos acuosos del contrario, y vaya que aquello solo los excitó más. Yoongi se relamió los labios y sujetó el sedoso cabello contrario.— De acuerdo, si eso quieres— lo pegó a la mesa y embistió con fuerza una y otra vez hasta acabar dentro como Jimin ansiaba que hiciera.
—Ven levántate— pero Jimin aún contenía su boca llena.— Hay una alcantarilla ahí.— señaló cerca de la mesa y Jimin fue allí a escupir todo— Si ibas a escupirlo no debiste dejarme acabar.
—Lo siento, no acostumbro hacerlo.
—No te preocupes. ¿Quieres dejarlo hasta aquí o…— la pregunta quedó al aire al ver a Jimin con una sonrisa ladina. Las manos del rubio viajaron hasta los botones de su camisa, hasta dejar al descubierto la parte de las clavículas.
Dió media vuelta y fue hasta su auto, colocando las manos encima del capot, inclinándose en él hasta dejar sus nalgas al aire, de frente a Yoongi.
—Correcto, tomaré eso como un rotundo no.— riendo se fue acercando hasta tener sus manos sobre aquellas dos redondas esferas que se presentaban para él.
Jimin desabrochó el pantalón y Yoongi al sentirlo más flojo, lo bajó junto a la ropa interior hasta sus rodillas.
—Definitivamente, se ven como dos melones.— Apretujo y manoseo extasiado, como si fuera un panadero en busca de la perfección de su masa, un ejemplo extraño pero perfecto para la ocasión, porque así era como se sentían las nalgas de Jimin entre sus manos, con la diferencia de que él no era un panadero, sino un mecánico y en vez de las manos llenas de harina, las tenía llena de grasa, ensuciando por completo la nívea y suave piel ajena.— Por todos los cielos, debí haber sido muy bueno en mi otra vida para estar presenciando tal cosas.
—Min, ya no juegues— exigió.
—Tus deseos son órdenes, fresita.—Agradece ser prevenido y llevar siempre consigo un condón, así que en su cartera dentro del overol, sacó aquel preservativo y se lo coloco, pero antes de, dejó caer un hilo de saliva en la entrada de jimin.—¿Puedes hacerlo tú? No quiero meter mis dedos llenos de grasa.
—Oh sí, está bien.— Jimin ensalivo también sus dedos y los llevo atrás, introduciendo uno a uno hasta estirar lo suficiente y ya no sentir el dolor de sus dedos, pero estaba consciente de que si el del pene que se cargaba Yoongi.
—Mierda, estás bastante estrecho o yo llevo mucho tiempo sin meter mi pene en algo.
—Quiero pensar que es la primera opción o tal vez ambas.— respondió Jimin, reprimiendo sus gemidos, fallando por completo en el intento.
No continuaron hablando, cada uno estaba concentrado en su propio placer. A Yoongi se le dificultó un poco hasta que Jimin se acostumbró y relajo sus músculos, facilitando así, la entrada constante de aquel miembro intruso.
Jimin empezaba a volverse un completo desastre, tenía las piernas temblorosas al igual que sus brazos que intentaban sostener su peso.
Yoongi solo podía seguir con el constante movimiento de su cuerpo, sintiéndose ensimismado mirando como las nalgas de su acompañante rebotaban con cada embestida contra su pelvis, creando eco por todo el lugar junto a los gemidos de Jimin que no podía evitar callar.
Las pálidas manos fueron dentro de la camisa, subiendo por la cintura, hasta tocar y apretar los pezones ajenos.
Jimin se arqueó y posterior a ello tomó uno de los parabrisas con la cabeza gacha en busca de reforzar su compostura, pero se le estaba siendo difícil con cada estocada que daba el pálido en su próstata, volviendolo loco, haciéndole poner los ojos en blanco y morder sus labios de satisfacción
Los labios de Yoongi fueron a parar en la parte trasera del cuello de Jimin dejando un camino de mordidas sin llegar a ser tan fuerte para que no dejará marcas.
Apoyándose y con su manos por debajo del cuerpo impropio, embistió con más fuerza al mismo tiempo que había empezado a masturbar el pene libre.
—No, no hagas eso—dijo Jimin entre gemidos completamente absorto. Yoongi por el contrario no hizo caso y fue a morder su lóbulo, y aquello había sido lo que necesitaba Jimin para al fin correrse, pero él estaba lejos de acabar, así que saliendo de Jimin, volteando y subiendolo al capot, volvió a penetrar con fervor, provocando un grito de sobre estimulación.
Yoongi tomó los brazos de Jimin y los colocó alrededor de su cuello para a continuación tomarlo de las caderas y arremeter contra ellas.
El rubio sujetó su rostro y estampó sus labios, gimiendo sobre ellos, mordiendo el labio inferior y arrugando su ceño, queriendo que ya acabará porque estaba al borde de desmayarse allí mismo entre los fuertes brazos que lo rodeaban.
Sus manos jalaron los cabellos azabache y la otra se apretó en el omóplato, sus pies se clavaron en las piernas de Yoongi y sus ojos derramaron lágrimas al sentir su segundo orgasmo arrebatándole la poca fuerza que le quedaba en ese momento.
Yoongi, dió unas últimas estocadas con dificultad por las contracciones del esfínter de su amante, así que sin más, liberó toda su esencia abrazándose con fuerza al débil hombre que no podía mantenerse en pie.
—Dios, eso fue…— habló Yoongi respirando erráticamente.
—intenso—culminó Jimin respirando de la misma forma
—Si… Perdón si me propase.
—No, estuvo bien.
Yoongi se alejó y se subió el overol hasta la cintura, le ofreció ayuda a Jimin extendiendo la mano para que se bajara del auto.
—¿Estás bien?
Jimin sonrió y asintió.
—Mejor que nunca, no te preocupes.— también arregló su ropa, totalmente sucia y llena de manchas negras.
—Debería pagarte la tintorería.
—Ah, despreocúpate—hizo con su mano una señal de restar importancia— Bien… ya debo irme.
— Ah sí, es cierto.
—Gracias… por el auto, quedó muy bien. Procuraré traerlo contigo si veo algo raro en él.— mencionó con una sonrisa pícara.
—Ten.— le ofreció una tarjeta de uno de sus bolsillos del overol.—Cualquier cosa llamame, no solo tiene que ser por el carro— le guiño un ojo y fue al portón para abrirlo.
Jimin se subió al auto con la tarjeta en su mano y salió del establecimiento no sin antes despedirse con una sonrisa cómplice desde el auto. Todo el camino fue de aquella forma, no pudo borrar aquella sonrisa ni mucho menos la sensación de su cuerpo, algo le decía que vería a aquel mecánico con más frecuencia.
Después de todo no había sido tan malo que Taehyung chocara su auto…
Vorvi.
Yo sé que me quieren matar por la ausencia, pero es que estuve trabajando hasta que me despidieron y recordé que los tenía abandonados jaja.
También conocí a alguien en el trabajo del cual me enamore y termino rompiendo mi corazón, así que estuve triste por un tiempo, y no tenía ganas de nada.
Pero ya volví y espero no irme de nuevo por tanto tiempo.
En fin espero les haya gustado, recuerden votar y comentar que me hacen feliz con sus comentarios (っ˘̩╭╮˘̩)っ
Los adoro.( ◜‿◝ )♡
03/03/2024
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