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Apodysofilia


El exhibicionismo o apodysofilia es la inclinación de un individuo a exponerse en público de forma espontánea y excesiva.

Continuación de "Somnofilia"

Jimin y Yoongi habían cumplido tres meses como pareja luego de aquel nefasto día en el que este último le había dicho al otro que sabía del abusó hacia su persona cuando se suponía que estaba dormido.

Jimin se disculpó de todas las maneras posibles y le pidió que no lo demandará o algo parecido, que se iría de la casa y a saber cuántas cosas más que ya habían hartado al pelinegro. Estaba paranoico.

Yoongi no había visto aquello como un abuso, ya que de cierta manera él anhelaba aquel acercamiento con el contrario, solo que no esperaba que las cosas sucedieran de esa manera, pero tampoco se quejaba. Así que luego de casi una hora de disculpas, Yoongi se abalanzó sobre Jimin y lo beso para callarlo, le comento que no estaba enojado y que en cambio estaba más que feliz.

Solo aquello bastó para que esa misma noche volvieran a unir sus cuerpos y, tiempo después formalizaran una relación, la cuál como todas, tenía sus altibajos, pero sabían cómo sobrellevarla y no pasaban más de dos horas peleados.

Justo en ese momento se encontraban en la fiesta de un gran amigo. Yoongi estaba rogando que su novio se apareciera y le quitará a la gran garrapata que tenía encima y  que se hacía llamar mujer, una muy regalada, cabe destacar. Ya le había dicho en más de una ocasión que tenía pareja y que de paso era homosexual pero ella insistía e insistía en que podría ser mejor que cualquier hombre mientras le restregaba sus tetas en el brazo.

Cómo si sus plegarias fueran sido escuchadas, Jimin llegó de frente a ellos con una mano en la cintura y la otra llevaba un vaso de alcohol a sus labios.

— Min Yoongi ¿Me explicas?— interrogó con una ceja alzada y barriendo con su mirada de arriba abajo a la mujer.

— Amor, no es lo que crees.— Reacomodo su postura a la orilla del sillón en el que estaba— Esta pegajosa, no se ha querido ir por más que le he dicho que tengo pareja y soy homosexual.— la chica se ofendió al escuchar a Yoongi decir aquello pero ni siquiera sus duras y frías palabras lograron alejarla de su cuerpo.

— ¿Este es el niñato que esperabas?— la chica parecía ser que no le entraba en la cabeza, que no estaba siendo la mejor compañía en ese momento, estaba reacia a moverse de su lugar, en cambio se sujetaba más del brazo de Yoongi como si tuvieran mucha confianza.

— Quítate de encima.— Jimin, enojado de la situación y ver que era cierto lo que decía su novio, tomó del brazo a la muchacha con algo de brusquedad la levantó de dónde estaba.

— ¡Oye! ¿qué te pasa?— chilló de dolor, la fuerza que ejercía Jimin en su brazo era mucha para su débil cuerpo femíneo.

— ¿Qué te pasa a ti? ¿No te es suficiente con ser rechazada de manera muy directa?

— Un hombre tan guapo como Yoongi no debería estar con un marica como tú.— la pareja estaba perpleja, por más que la insultaran y rechazaran, ella seguía aferrada a que el blanquecino iba a cambiar de opinión.

— Mujer, que pesada eres.— Jimin estaba harto de la situación y solo atinó a lanzar la bebida en el escote de la chica, ella gritó al sentir el frío líquido por todo su pecho.— Por si no lo has notado, este hombre es mío, por lo cual también lo convierte en un marica.— Jimin se acercó a Yoongi y se sentó en sus piernas de forma nupcial.— Deberías ir a acicalarte.—  y con esas últimas palabras Jimin se unió con Yoongi en un ardiente beso, dejando que una enojada chica se fuera a secar sus ropas.— Cómo odio a esas perras que se te acercan.

Yoongi visualizo a su pareja, estaba rojo, probablemente de la rabia y por el anterior beso.— Ellas no me interesan y lo sabes.— volvió a atacar los labios del más bajo con vehemencia. Jimin se separó buscando un poco de aire y miró a los dilatados ojos de su pareja.

— Lo sé.— ambos labios se curvaron en una sonrisa y volvieron a encontrarse de nuevo en un hambriento y salvaje beso.

Jimin se sostenía del cuello del pálido, mientras este metía sus escurridizas manos por el interior de la camisa ajena, el rubio jadeó al sentir las manos frías de su pareja que antes habían estado sosteniendo un vaso de vodka helado. Se estremeció cuando una de las manos subió por su pecho y jugó con sus erectos pezones.

— Yoon.— le llamó tratando de detenerlo, pero el mencionado no hizo caso y siguió repartiendo besos por toda la extensión de su cuello y clavículas.— Detente. Pueden vernos.— Susurró sobre su oído, aquello erizo la piel del mayor, recorrió sus fuertes y definidos muslos hasta llegar a su entrepierna dónde dió un fuerte apretón que hizo gemir fuerte a Jimin.

Jimin con el temor de que lo hubieran escuchado volteó hacia donde estaban las demás personas, pero todos estaban ocupados bailando, bebiendo o incluso haciendo lo mismo que ellos.

Estaban en una esquina bastante oscura en la cuál nadie los vería si no se ponían a detallarlos, así que con ese pensamiento en su cabeza, Jimin regresó su mirada a su pareja y volvió atacar sus labios con violencia, no se detuvo a tocar la pronunciada erección que también sobresalía del otro.

Yoongi estaba cegado, y es que, con Jimin, ¿cómo no estarlo? Era una tentación andante que lo incitaba a pecar. Cada poro de su ser era arte ante sus ojos y él podía quedarse observando y detallando por horas su esbelto cuerpo y su atractivo rostro.

— Yoongi, no podemos hacerlo aquí.— manifestó Jimin cuando sintió como su pantalón estaba siendo aflojado y el cierre bajado. Sujetó la mano más grande y la apartó de su entrepierna.— Nos pueden ver.— advirtió con miedo.

— ¿Ese es el problema?— Yoongi se quitó la chaqueta que llevaba puesta y la colocó encima del regazo del rubio.— Asunto arreglado.— le restó importancia y metió su mano por debajo de la chaqueta, sacó el pene del chico y lo tocó desde la punta con su pulgar haciendo círculos hasta llenar su mano del líquido preseminal y esparcirlo por todo el falo.

El más bajo gimió quedito sobre el cuello ajeno y mordió el lóbulo que estaba adornado de zarcillos y lamió dentro de ella. Yoongi dejó escapar un jadeo y cerró sus ojos extasiado de placer, aquel lugar era una de sus zonas erógenas y Jimin lo sabía muy bien.

— Jimin, levántate.— le ordenó con una gutural voz.

— ¿Qué?— el menor se extrañó.

— Solo hazlo, un poco.— el chico acató lo pedido y se levantó con la chaqueta tapando su pelvis, a lo que Yoongi aprovechó para colocarlo de espalda a él y bajar un poco sus pantalones. Jimin se asustó y ante eso, el pálido volvió a sentarlo con su espalda pegada al pecho.

— Min Yoongi, ¿qué crees que estás haciendo?— preguntó en un susurro alto tratando de voltearse, pero si lo hacía se podría visualizar parte de su piel descubierta, así que mejor se quedó quieto, con su mirada puesta en la fiesta.

Nadie estaba al pendiente de ellos, pero el temor de que cualquiera los viera le carcomía el alma, pero también lo excitaba en sobremanera, aquella combinación solo hacía querer que Yoongi lo jodiera fuertemente para demostrar a quien le pertenecía.

—Eleva las caderas.— pidió Yoongi de nuevo. Jimin hizo caso y se levantó un poco, cuando el mayor le hizo ademán de sentarse de nuevo, cerró los ojos y mordió sus labios con fuerza al sentir el gran falo en su interior sin ningún tipo de preparación, lo cual podía traer persecuciones más adelante, pero a ambos le gustaba así, sobre todo a Jimin que sabía que aquello era pasajero y todo aquel ardor se convertiría en mera satisfacción y placer.— Muévete cuando quieras.

Yoongi lo sostenía del cuello, apegandolo más a su pecho, si es que eso podía ser posible, mientras besaba su nuca en busca de relajar y destensar el cuerpo. Dejó un húmedo beso en su mejilla y recorrió con su lengua todo el hueso de la mandíbula.

Jimin comenzó a moverse luego de unos segundos que parecieron eternos para Yoongi, el ano de su chico se contraía cada tanto y lo apretaba exquisitamente alrededor de su pene.

El rubio se movía delicadamente tratando de no llamar la atención de las demás personas, era un vaivén lento de adelante hacia atrás y mantenía sus ojos lo más abierto que le permitía su momento de excitación para estar al tanto de quién los viera y detenerse al instante. El pelinegro lo sostenía de las caderas en busca de su propio placer, dirigió su mano al frente de Jimin y la ubicó en la parte de sus bolas dónde las masajeo y apretó.

Jimin apresó la mano ajena entre sus muslos internos al haberlos cerrado con fuerza, tratando de contenerse un poco más, su cabeza cayó encima del hombro de su novio y busco la boca de éste para poderlo besar, ambos soltaron jadeos que fueron ahogados entre los labios contrarios.

El más bajo re acomodo su postura y se afianzó de las rodillas sobresalientes del pelinegro. Miró hacia la multitud y se encontró con una mirada penetrante, asombrada y enojada.

La chica que hace un rato estaba coqueteando a su novio, se encontraba en la puerta del baño, muy alejado de ellos, pero aún así pudo mirarla y sabía que ella tenía una buena vista desde donde estaba.

Jimin sonrió con superioridad y comenzó a moverse más rápido en busca de su ansiada liberación, en ningún momento le quitó los ojos de encima a la muchacha, ni siquiera cuando Yoongi lo sujetó del cuello para estamparle un agresivo beso y terminar corriéndose en su interior.

Cuando sintió el espeso líquido en su interior gimió ahogadamente sobre la boca ajena y su ceño se frunció sensualmente al haber eyaculado él también, manchando el interior de la chaqueta de su novio.

Se quedaron un rato así, Jimin sobre el pecho de Yoongi hasta poder regular sus respiraciones. Ambos miraron a las personas de la fiesta que estaban muy distraídas bailando y ahogándose en alcohol. Nadie los había visto, a excepción de aquella chica que se había ido totalmente enfurecida y echando fuego hasta por las orejas.

Jimin sonrió victorioso a la nada y miro los ojos de su pareja, ambos pensaron lo mismo; Aquella sería una noche que siempre recordarán y quién sabe, tal vez y podrían repetirlo en otro momento y lugar.

23/05/2023

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