Anastimafilia
Personas a las que les excita el sobrepeso de los demás.
Continuación de Pushofilia.
— Y eso es todo por hoy mis chicos— habló un Jimin sudado, con voz entrecortada a la cámara que lo grababa en vivo— espero hayan disfrutado del show, nos vemos la próxima semana.— guiñó uno de sus ojos con delineado un poco corrido, acto seguido lanzó un beso con su mano para acabar con la transmisión.
No pasaron ni cinco minutos cuando escucho la puerta de aquel cuarto en el que se encontraba ser tocada. Una melena azabache se asomó por ella y unos ojos color café oscuro lo observaron.
—¿Terminaste, amor?— preguntó el hombre que entraba por la puerta, para acercarse a Jimin que se quitaba un cintillo con orejas de gato.
— ¿Cómo es que siempre sabes cuando termino?— indagó, pasando los brazos por encima de los hombros contrarios. Sintió unas grandes y blanquecinas manos, posarse en su desnuda y sudada cintura.
La luz de la pantalla de un celular puesto en frente de su rostro le llamó la atención.
— Sabes que nunca me pierdo ni una de tus transmisiones.— en la pantalla se mostraba su canal de trabajo.
— ¡Yoongi! Ya te he dicho que no me gusta que lo veas— regañó.— Me avergüenza.
— Bebé, no hay nada que no haya visto antes.— Mencionó. Besó los brillantes y húmedos belfos contrarios. Sus manos fueron a parar bajo la minifalda que portaba el pelirosa, separando aquellas dos grandes mejillas traseras para tomar la cola que sobresalía y jalarla hasta sacar aquel objeto de metal en forma de gota haciendo gemir quedito a su amante.
—Hay que mantener un poquito el pudor.— resaltó el menor luego aquel beso que dejó un hilo de saliva entre ellos.
— Corazón, créeme que de pudor no te queda ni un pelo.— Jimin golpeó el pecho ajeno y él solo pudo soltar una carcajada llena de gracia.
— Tonto.— se alejó de él y tomó un paquete de toallitas húmedas.— ¿Y Jungkook? ¿Aún no llega a casa?— Procedió a limpiar sus piernas y partes íntimas, también los juguetes que habían utilizado.
— No, lo llame hace un rato dijo que iba a quedarse en casa de Taehyung.
—Pasa mucho tiempo con él.
—Si…
—Crees que…— Yoongi lo observó esperando por la continuación.
— ¿Él y Jungkook?— Jimin asintió.— No es acaso muy hetero ese tal Tae?
— ¡Deja de juzgar a las personas por su apariencia!— le aventó aquella toallita con la que se había limpiado— Tú también te ves muy hetero, nadie pensaría que me comes el culo cada que se te antoja.
— Se me está antojando ahora.— afirmó asintiendo, restándole importancia a lo que estaban hablando.
—¡Yoongi!
—Bien, bien… Entonces insinuas que Jungkook y Taehyung deben estar cogiendo en estos momentos.
— ¿Qué? Jamás insinué eso.
—Bueno pero lo pensaste, entonces— molestó.
—Basta, Yoongi.
—Eres lindo cuando te enojas.
—Supongo que si, te gusta hacerme enojar seguido.— entrecerró los ojos.
—Ya, no hay que pelear… te hice tu postre favorito.
— Yoon… Ya basta de postres, mira como me tienes, desde que establecimos nuestra relación, me has estado alimentando demasiado y sabes que soy débil ante la comida, ahora mírame.
Jimin lleno de frustración tomó parte de su estómago que estaba algo más blando debido a la grasa extra.
—¡Por Dios! Mira estás piernas de marmota.— hizo lo mismo en dicha zona hundiendo sus manos— Mi trasero está enorme— indicó observándose en el espejo, sujetando cada uno de sus glúteos para elevarlos y dejarlos caer haciendo que en el proceso rebotaran unas cuantas veces— ¿Lo ves?
—Claro que lo veo, mi amor— contestó maravillado con el panorama, relamiéndose los labios.
—¡Yoongi!— alzó la voz haciendo sobresaltar al otro.
—¡Mande!
—¡Tomate esto en serio, estoy gordo!— chilló—¡Y es tu culpa!— señaló con su dedo acusatoriamente
Yoongi y Jimin ya llevaban varios meses de relación luego de aquel día en dónde el pelinegro se había enterado a qué se dedicaba el pelirosa.
Claro que después de aquello tuvieron largas conversaciones acerca de cómo podrían sobrellevar la situación, no fue tan difícil para Yoongi aceptar que Jimin siguiera trabajando en aquella aplicación para pornstar. A fin de cuentas Jimin tenía tiempo trabajando en ello ¿Y quién era él para decirle lo que debía hacer o no? Siempre y cuando tuviera ojos para él, él estaba bien con lo que hiciera, aún si eso implica que otras personas lo vieran desnudo y masturbándose de una y mil maneras; Incluyendo su hijo.
Esa fue la parte más complicada, hacérselo saber a Jungkook, claro que no lo tomó bien al saber que su padre quería relacionarse con un actor porno, por mucho que estimara al pelirosa. También se había negado a darle las suficientes razones coherentes del porqué de su oposición, ya que según él, su padre no sabía nada y decirle sería afirmar que era un adolescente puberto con la computadora llena de porno, así que no pudo hacer más nada que guardar silencio y dejar que su padre estuviera con aquel actor.
No lo mal entiendan, Jimin le caía muy bien, pero qué harían ustedes en su lugar? Era algo incómodo de ver, a su progenitor y al que se suponía que era su actor porno favorito, sentados en la misma mesa, teniendo imaginaciones con el chico sin nada de ropa como ya lo había visto en sus en vivos. No podía simplemente estar en la misma habitación que él por más de cinco minutos, claro que eso solo fue en un principio, hasta que tomó la decisión de no volver a ver más nunca ninguna de sus transmisiones.
No era alguien de muchos amigos, así que cuando conoció a Taehyung fue quien lo salvó de su perdición e inmediatamente se le olvidó cualquier tipo de problema que tuviera en ese momento.
Ya podía ver a Jimin con normalidad, ya no sentía atracción hacia él y podía entablar conversaciones como cualquier otra persona con el pelirosa, incluso había aceptado internamente la relación entre él y su padre.
Aquello alivio tanto a Yoongi como a Jimin, se sentían tranquilos con la nueva actitud que había tomado Jungkook, así que prefirieron seguir manteniendo en secreto lo que ya todos sabían.
Jimin dormía en casa de Yoongi, pero trabajaba en la propia. Aún no hablaban de mudarse juntos, pero estaba bien para ellos, Jimin quería su espacio sobre todo en su trabajo y Yoongi lo entendía a la perfección, así que no había presiones de ningún lado.
Eso sí, cada uno tenía llave de las casas contrarias, por eso Yoongi se encontraba en la casa de Jimin y mientras este trabajaba él se ocupaba de prepararle un postre como era de costumbre.
— Cariño, te digo que así estás bien.
Y por eso estaban bajando las escaleras de la casa de Jimin hacia la cocina.
—Te digo Yoongi, aumente tres kilos en las últimas semanas.— Jimin se sentó en los bancos altos de la cocina, apoyando su rostro de sus manos, ocasionando que sus mejillas formarán un leve puchero.
— Bebé, eso no es tan notorio—contestó el contrario, sirviendo un pedazo de brownie en un plato, entregándolo a Jimin.— ¿Nutella?— ofreció y el otro asintió.
—Lo es en mí y lo odio— tomó el postre y lo llevó a sus labios, dándole una gran mordida. Por más que Jimin se quejara de su peso, él no podía dejar de comer ¿Y cómo hacerlo?, si Yoongi solo hacía deliciosas maravillas con sus manos, no podía negarle a su paladar ni la más mínima probada de todo lo que hiciera.
—No se si esto te haga sentir mejor, pero a mí me encanta.
—Tienes razón, no me hace sentir mejor.— Yoongi soltó una carcajada y fue hasta el, dió vuelta a aquel banco y se posó entre sus piernas.
—Jimin, creeme cuando te digo que eres hermoso de cualquier forma… y por todos los cielos, tu cuerpo está perfecto, adoro todo de él, y no voy a negar el hecho de que te he estado alimentando demás y de que tal vez lo he hecho a propósito,— Jimin iba a reclamar aquello, pero fue detenido— pero es porque me encanta ver tus mejillas redonditas.— acarició aquellas que había mencionado— un poco más de grasita en tu cintura— su manos descendieron hasta allí. Sus rostros se encontraban a centímetros de distancia.— Tus piernas con cada kilo que aumentas se ponen más suaves y adaptables ante mis manos.— sus dedos se hundieron en aquella zona dejando marcas rojizas que se borrarían de inmediato— y qué decir de esto,— Jimin cerró los ojos y reprimió un jadeo al ser jalado de los glúteos para chocar contra la pelvis ajena, dónde se encontraba un bulto protuberante bajo el mono que usaba el de cabellos azabaches para estar más cómodo.— un apetitoso culo que crece cada vez más pidiendo a gritos que lo coma hasta dejarte seco.
—Yoongi, tienes que calmarte.— pidió seducido y algo atónito por todas las palabras que habían salido de aquella boca que ahora rozaba la suya.
—¿Cómo hacerlo teniéndote enfrente, con escasa ropa mostrando todo lo que me vuelve loco?
—Yoon…—la tensión era palpable, como siempre había sido entre ellos. No hubo otra palabra que pudiera retrasar el encuentro de sus labios hambrientos de deseo.
Sus lenguas no se hicieron esperar, luchando entre ellas para entrar a la cavidad contraria, lamiendo y chupando con vehemencia. Parecía ser que el oxígeno no hacía falta en ese preciso momento.
Yoongi fue quien tomó la iniciativa de separarse en cuanto sintió que los labios ajenos no era suficiente. Para él, jamás sería suficiente, siempre quería más y más, tratándose de Jimin.
Besos sobre su cuello y mandíbula no dejaron que Jimin acallara sus gemidos, mucho menos cuando la escurridiza lengua impropia fue a parar sobre sus pezones por encima de la ropa, humedeciendo la tela de seda.
Los botones en la parte de abajo salieron volando al ser desprendidos con fuerza desmedida, dejando al descubierto su abdomen.
Yoongi no esquivó ni una parte de la zona, mordiendo los pequeños rollitos que se formaban en su barriga, introduciendo su lengua en el ombligo y marcando sus manos en la caderas.
Sus rodillas tocaron el piso, elevó las piernas de Jimin hasta colocarla encima de sus hombros, mientras sus manos se dedicaban a apretujar y amasar las nalgas, su boca se ocupaba de besar, lamer y morder el interior de los muslos.
Sintió su cabello ser jalado y su cabeza ser apresada entre aquellas piernas lampiñas con olor a canela que tanto le gustaba.
El boxer que Jimin llevaba puesto fue quitado, dejando a la vista su goteante erección, palpitante y anhelante de atención. Se sintió flaquear una vez que Yoongi respiró sobre su pubis, para subsiguiente chupar en aquel lugar.
Yoongi tenía una sonrisa divertida ante los temblores en las piernas contrarias, le encantaba la forma tan tímida que Jimin se ponía ante su toque, algo difícil de creer para aquellos que sabían a lo que se dedicaba, pero eso era lo que le encantaba que a pesar de, él tenía algo que hacía al pelirosa cambiar de personalidad a una más sumisa.
Jimin afianzó sus manos en la negra cabellera en el momento en que Yoongi metió su pene a la boca sin previo aviso. El nombre del blanquecino se escapó de sus labios en un gemido bajo sin suficiente respiración.
Con el falo ya húmedo Yoongi masturbó con sus manos mientras su boca iba directo a los testículos, lamiendo y chupando con ferocidad.
No tardó en volver a introducir de nuevo todo el pene en su boca, hasta el punto de llegar a tocar su campanilla, pero aquello no lo hizo detenerse, al contrario lo incitaba a ir más profundo.
A Jimin le sorprendía y encendía aún más que Yoongi hiciera aquello sin importar su reflejo del vómito, realmente pensaba que aquel hombre carecía de dicho reflejo, ya que no mostraba ningún ápice de incomodidad ni tenía arcadas.
Se sentía con falta de aire y su vientre y pene empezaban a dar las señales de un posible orgasmo y Yoongi sabía cuando eso pasaba, así que detuvo sus acciones dejando a un pelirosa totalmente mortificado y hecho furia.
— ¿¡Por qué siempre me haces lo mismo!?
—Me gusta que terminemos juntos— confesó mientras se levantaba, dejó un beso fugaz en los labios y procedió a despojarse de sus prendas.
Jimin lo observaba con fascinación, Yoongi para su edad se encontraba en muy buena forma, totalmente tonificado de los pies a la cabeza y ni hablar de aquel pequeño acompañante que lo hacía volverse aún más loco.
Se levantó de su asiento y fue hasta él para enrollar sus brazos en el cuello y besarlo con afán. Lo necesitaba, necesitaba sentir su cuerpo, sentir que le pertenecía y que hiciera de sí mismo un desastre.
— Yoongi, apresúrate, no creo soportarlo más…
A Yoongi le gustaba que Jimin le rogase y a él le encantaba complacerlo en todo lo que estuviera a su alcance, y si no lo estaba encontraba la manera de que lo estuviera para entregárselo sin rechistar.
Se dieron un último beso, y juntaron sus pelvis para rozar sus miembros antes de que Jimin fuera estampado boca abajo contra la isla de la cocina, dejando su trasero al aire y a merced de Yoongi.
Cómo era costumbre de Yoongi, amasó las nalgas, las separó y soltó para poder ver y disfrutar el cómo chocaban entre ellas, haciendo que rebotaran exquisitamente. Apretó con fuerza para dejar marcas en ellas, marcas que no duraría lo suficiente, así que llegando a esa conclusión, sin piedad y a mano abierta dio una fuerte nalgada que resonó en toda la cocina junto al alarido de Jimin. Su propia mano le pico, pero no se detuvo allí y fue a por la otra.
No obtuvo quejas de parte de Jimin, al contrario, solo hubo gemidos de excitación pidiendo por más.
Terminó sintiéndose satisfecho tan pronto como dejó los glúteos totalmente rojos junto a una mordida que empezaba a tornarse de un tono más morado.
El esfínter de Jimin estaba flojo por la estimulación que ya había tenido con anticipación de su en vivo, así que para ambos era innecesario algún tipo de preparación previa.
El interior se sentía suave, dilatado, pero no dejaba de estrecharlo como si de un virgen se tratará.
Al principio fue lento, besaba la espalda de Jimin, su nuca y hombros, pero ambos estaban desesperados, no podía negarse, así que reacomodo su postura, para entrar con más fuerza.
El envase de Nutella se atravesó ante sus ojos, y sin detener su pelvis tomó aquello y embarró sus dedos del pastoso chocolate.
Las embestidas se hacían más y más fuertes, haciendo mantener a Jimin con la boca abierta. Los dedos llenos de chocolate fueron hasta ella y sin darle tiempo de preguntar al pelirosa, los introdujo ahí.
—Toda caloría que quemes teniendo sexo, la devolveremos enseguida— indicó Yoongi. Jimin gimió de acuerdo, cegado y extasiado.
Jimin degustó el sabor y con dificultad, chupó los dedos, que entraban y salían de su boca al compás de las embestidas. Sus labios y mejillas se volvieron un desastre, llenos de chocolate.
En lo que Yoongi sintió que sus dedos estaban relativamente limpios, los saco llenos de saliva y los introdujo en la propia para asegurarse de que no quedarán rastros de chocolate antes de tomar a Jimin de las caderas y arremeter contra su entrada con fuerza.
Jimin se sostuvo contra el filo del mesón marcando la palma de su mano sin quererlo. Su cara se encontraba pegada al mesón y sus labios entreabiertos, expulsando gemidos incoherentes y entrecortados debido al ajetreo.
Su zona erógena interna era golpeada una y otra, tras otra vez sin detener, aquello solo hizo que su orgasmo se anticipará por más que quisiera retenerlo, y es que sabía cuán difícil era para Yoongi acabar, por ende le tocaba soportar la sobreestimulación hasta que el contrario eyaculara.
Yoongi aceleró el ritmo. Solo podía escucharse el ruido de sus pieles chocando, las nalgas de Jimin rebotando, y este mismo sollozando.
El pelinegro apretó las nalgas de Jimin haciendo que su pene sintiera más estrechez por todo el falo, su amante también lo ayudaba apretando y relajando su esfínter, pero se le hacía complicado cuando estaba a casi nada de desmayarse, con un segundo orgasmo más cerca que el del mismo Yoongi.
Las últimas estocadas siempre se sentían la gloria, eran las más fuertes y certeras y más cuando Yoongi terminaba por eyacular toda su esencia dentro de él, para luego sentirla deslizarse por toda la extensión de sus piernas. Las sentía temblar y su amante sabía que no podría con el mismo, así que en cuanto salió de su interior, lo ayudó a sentarse sobre el taburete.
—No puedo ni con mi alma.— mencionó Jimin agitado— ¿Cómo es que a tu edad tienes tanta resistencia?
—¿Qué me estás queriendo decir?—indago Yoongi, apoyándose del mesón— Aún estoy joven
—Umm, yo no dije que no fuera así— jugueteó.
— Ah, pero lo pensaste ¿No?— Contrarrestó.
— ¿Que si así fuera?
—Tal vez debería mostrarte de lo que realmente mi cuerpo es capaz de resistir— Yoongi limpio con su dedo los restos de chocolate que Jimin tenía en la cara, este le tomó de la muñeca y chupó sin dejar de verlo a los ojos.— Me estás tentando…
—Que tal si me lo muestras arriba, en el cuarto, en la cama…— sedujo.
Yoongi con la mano que tenía libre lo tomó con fuerza de las mejillas y jaló para arremeter contra sus labios. Jimin chilló a sus adentros de la sorpresa y apretó el hombro ajeno cuando sintió su belfo ser mordido.
—Andando…—Fue jalado de la silla, pero sus piernas aún temblorosas le fallaron, Yoongi lo tomó en brazos y lo llevó al cuarto, en cuanto estuvieron ahí, el pelinegro lo lanzó a la cama y fue hasta las ventanas para cerrarlas.
—No quiero que los vecinos escuchen todo lo que te haré gemir.— se subió sobre él y de nuevo lo besó, sin medirse.
Y en ese momento Jimin se arrepentía de haber provocado a Yoongi.
Ahora, tendría que aceptar las consecuencias de sus actos…
A qué me extrañaron ¿Cierto? (~ ̄³ ̄)~
Pues adivinen... Yo a ustedes no
Mentiris jajaja, siempre me tardo mucho, pero entiendanme vale, no todo es porno ಥ‿ಥ
En fin, no tengo como justificar mi ausencia está vez, así q adiós, jaja.
Volveré pronto, tengo algo más preparado, así que no se preocupen.
Nos leemos en los comentarios, se les quiere, bye ❣️
23/05/2024
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