Si me siento al borde del otoño,
puedo contemplar el fresco,
los sueños, el tiempo.
No me gusta
el clima hostil del verano,
tan pesado, húmedo,
aire sofocante y pegajoso.
Junio es mi mes favorito,
me siento dueña del tiempo
y los recuerdos me extorsionan,
se convierten con un TIC TAC,
en el síndrome del invierno falso.