𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟾)
El bullicio de los estudiantes era lo que predominaba en la cafetería. Si bien no le gusta almorzar ahí y prefería mil veces estar sentado en el jardín de la universidad, lamentablemente no pudo ir a su lugar de tranquilidad; pues se estaba realizando una remodelación en la zona y la presencia de los alumnos estaba estrictamente prohibida para prevenir cualquier tipo de accidente.
Que irónico que se preocupen por la seguridad de los estudiantes, cuando no hacen nada a la hora de que estos mismos armen peleas a mitad de los pasillos.
Gracioso, ¿No? Pero es muy pronto para andarse quejando.
DaHyun no se encontraba con él, la castaña tuvo que ir a hablar con el chico con el que está saliendo, al parecer, para aclarar las cosas en su relación.
Le alegraba el hecho de que su amiga por fin tuviera en cuenta sus consejos con respecto a estar saliendo con cuantos Omegas se le aparecieran por delante, y no porque quisiera, sino por no saber cómo rechazarlos.
Suspiró pesadamente mientras observaba su comida, no tenía hambre realmente, pero no había desayunado y la noche anterior no había cenado. Ya se había mareado varias veces y no quería desmayarse en medio de una bola de estudiantes hormonales.
No a menos de que quiera deshacerse de su castidad.
Y estaba completamente seguro de que desea conservarla por el momento.
Resignado, se llevó a la boca el kimbap que tenía en su bandeja.
Bien, ya va uno, faltan cinco rollos, más el arroz con kimchi y el jugo natural que aún estaban intactos en su envase de osos. Los miró fijamente, creyendo que, de alguna manera, podría hacerlos desaparecer.
Volvió a suspirar al darse cuenta de que eso era imposible.
En una situación normal, le hubiera dado a DaHyun una parte de su comida o la Alfa lo habría hecho comer de alguna u otra forma. De verdad agradece que lo ayude en ese tipo de situaciones, pero sabe que no puede seguir así.
Su alimentación nunca ha sido la mejor, pero siempre había alguien ahí sirviendo de apoyo para poder sobrellevarlo. Cuando era niño; su abuela lo ayudaba, luego SeokJin, Jimin, Momo, DaHyun... Siempre había alguien. Por eso mismo, cuando estaba solo le costaba demasiado el comer, aunque sea un mínimo bocado.
Él sabía que estaba mal, era plenamente consciente de eso y de verdad lo intentaba, siempre recordando las palabras de su Hyung como un mantra en su cabeza.
“Debes disfrutar la comida, Tae” Se repetía constantemente, con la voz de Jin haciendo eco en su cabeza.
Y, no es que no comiera porque los alimentos supieran mal, todo lo contrario, la comida que su abuela le enseñó a preparar era bastante rica. El problema era él. Simplemente rechazaba los alimentos y su lobo no ayudaba al echarse en una esquina como si no quisiera saber de nada ni de nadie. Siempre hacia eso cuando era hora de alimentarse y al menos deseaba tener un poco de su colaboración.
Llevando otro rollo a su boca, trató de ignorar todo síntoma de rechazo y se dispuso a tratar de comer lo más posible. Pasaron unos minutos y ya llevaba una parte. Eso lo hizo sentir orgulloso de sí mismo. Para otras personas, sería ridículo el sentirse de esa manera por comer tan solo unos cuantos bocados; pero ellos no entenderían como se siente.
Exhaló satisfecho cuando notó que casi terminaba de comerse la mitad de todo. Hasta su lobo (aun en su esquina) movía la cola por su pequeño gran logro, animándolo de cierta forma.
El fantasma de una sonrisa apareció en sus labios y casi salta de emoción al notar que aún podía seguir. Se sentía tan bien, que empezó a llamar la atención de varios Alfas y Omegas por las feromonas de felicidad que expulsaba de su cuerpo inconscientemente.
Sin embargo, todo se fue a la mierda cuando un chico se sentó junto a él en la mesa, invadiendo muy descaradamente su espacio personal, casi rozando sus extremidades.
Oh, no, está muy cerca y él es potencialmente peligroso cuando se trata de que lo toquen sin su permiso.
Arrugó la nariz al percibir como el joven expulsaba feromonas para atraerlo. Olía a... ¿Cilantro y menta? ¿Eso era un aroma? Diosa, no le gustaba para nada.
Olía a esas limpias que hacen en los hogares cuando hay malas vibras.
— Hermoso ¿Ya te han dicho lo delicioso que hueles?
“¿Y a ti te han dicho que apestas más que aromatizante barato?”
Okey, no podía decir eso si no quería problemas.
Puso sus ojos en blanco, se alejó del tacto ajeno y se levantó de su lugar. Recogió sus cosas rápidamente y se fue de ahí, dejando al sujeto solo en la mesa.
Hacer ese tipo de comentarios sobre el olor de alguien era una clara señal de querer follar con esa persona, para algunos era bien recibida una noche de sexo o un “rapidin” en el baño de la Universidad. Pero para él, era una total falta de respeto y era una de las razones por las cuales nunca se ha metido con un Alfa.
Eran un puto dolor de cabeza cuando se lo proponían y generalmente pensaban con la polla.
¿Ven por qué no le gusta comer en ese lugar?
Madre Luna, tu que otorgas paciencia, estamos agradecidos de que hayas hecho a Kim Taehyung una persona que sabe controlarse cuando la situación lo amerita.
Si fuera alguien impulsivo, la mayoría de las personas que intentan algo con él tendrían un ojo morado como recuerdo de su patético intento por llamar su atención.
Detalles.
Luego de salir de la cafetería, caminó a paso relajado hacía la salida de la Universidad, sintiéndose un poco mal por no haber terminado su comida cuando sabía que podía hacerlo. Por lo menos, se había alimentado un poco y eso lo llenaba de satisfacción.
Aprovechando que hoy salía temprano y ya llevaba una buena parte de su informe final; iría a ayudar a sus Hyungs en el trabajo, haciéndolo por gusto más que por otra cosa. Se sentía útil si podía colaborar en algo con lo que respecta a la cafetería. Además, hace cinco días que no iba, pues los trabajos y proyectos lo tenían ocupado.
Ya en la parada del autobús, se sentó a esperar mientras pensaba en su vida ahí, en todo lo que ha pasado y lo que vivió en Corea. Cerró sus ojos cuando la brisa helada golpeó sus mejillas, trayendo consigo recuerdos no tan gratificantes sobre su país natal.
Bien dicen que luego de la tormenta hay un arcoíris, pero ¿Por qué se siente tan vacío? Su lobo aulló en su interior, cabizbajo. Gimoteando un poco. Su celo había pasado hace poco menos de un mes y su animal interior ha estado más inquieto que de costumbre.
Si bien a los Omegas no les afecta tanto eso de no tener relaciones sexuales en sus periodos de calor como a los Alfas (en términos de mortalidad) si hay casos en los que éstos mueren por soledad.
Antes, eso le asustaba de sobremanera, o sea ¿Morir por no coger? Vaya que cosa. Pero, al ver que nunca le hizo “falta” tener sexo con alguien (además del instinto, claro está), lo dejó pasar.
Eso hasta que apareció...
El sonido del autobús estacionando frente a él le hizo salir de sus pensamientos, así que tomó su mochila y subió.
Luego de pagar su pasaje, se sentó en un asiento (valga la redundancia) junto a la ventana. Agradecía que a esas horas el transporte público no estuviera tan concurrido. Miró las calles llenas de nieve de Moscú, era una ciudad bonita, con paisajes hermosos y gente amable, aunque siempre había un rompe pelotas en la mayoría de los lados; eso no le quitaba lo bella que era.
Su mente divagó mientras observaba por la ventana ¿Cómo sería su vida luego de graduarse? Él había planeado comprar un local para montar su veterinaria, ya contaba con unos ahorros a base del trabajo que ha estado haciendo en la cafetería, pero... ¿Le alcanzaría? ¿Sería suficiente? La verdad no lo sabe, y es algo que le carcome el cerebro desde que está en su último semestre. Aprovechó el viaje para relajarse un rato.
Pasaron varias calles y por fin divisó el local. Se bajó y caminó unos cuantos pasos para luego entrar; causando el típico sonido de campana en la puerta.
Respiró profundo cuando el aroma a postre llegó a su nariz, aunque no le agradaba el aroma a café, pero ya se había acostumbrado.
Su mirada cayó en los hombres de Valhar y en el Alfa que estaba sentado en su mesa habitual, pues su presencia era algo que no podía ignorar, más aun cuando su lobo alzó sus orejas al sentir al pelinegro cerca.
Una cosa era clara para los clientes frecuentes; nadie puede sentarse ahí. Pues ese asiento pertenece a Jeon Jungkook.
Ya habían hablado con Jin y este dijo que no había problema, diciéndoles que evitarían que las personas tomaran el lugar. No obstante, una señora de avanzada edad lo había hecho un día, totalmente ajena al individuo que se sentaba en ese lugar. Taehyung estaba demasiado ocupado como para decirle, Namjoon no se encontraba y el pelimorado siempre estaba metido en la cocina.
Uno de los guardias del azabache le dijo amablemente que si podía sentarse en la mesa del frente, ya que ese puesto era de su jefe.
A la pobre mujer casi le da un infarto cuando vio a ese hombre lleno de cicatrices, tatuajes y con un arma del tamaño de su brazo descansando en su espalda, este mismo señalaba a un hombre igual de intimidante que él, solo que era mas atractivo.
Eso fue suficiente para que el alma de la doña regresara a su cuerpo.
Jungkook escuchó los halagos de esa mujer por aproximadamente diez minutos y el platinado solo pudo reír disimuladamente.
Lo llamó: Juan Yepeto, el enamora viejitas.
Digamos que Kim no tenía cabeza para algunas cosas pero sí para andar pensando en apodos para la gente.
En realidad, no sabe cuánto tiempo estuvo mirándolo, pero fue suficiente para que el Alfa posara sus ojos en él, esos orbes oscuros y mirada penetrante, la misma que parecía que podía ver a través de su cuerpo, hurgando en lo más profundo de su alma.
Sintió su piel crisparse cuando el pelinegro le sostuvo la mirada y, al parecer, no tenía ningún tipo de intención de apartarla.
Pero sus luceros avellanas captaron otra cosa; y fueron las grandes bolsas de ojeras que adornaban los ojos del azabache, también el hecho de que se encontraba más pálido de lo normal, aunque de por sí su piel era blanca, notó que el color que poseía definitivamente no era saludable.
Su lobo rasguñó en su interior, queriendo ir a abrazar al hombre que se encontraba claramente exhausto, marcarlo con su aroma y hacerlo dormir pegado a su cuello, justo en la glándula olfativa, para que así su olor pudiera ayudarlo a descansar.
Sus mejillas se encendieron al pensar en tener un momento tan íntimo con el Alfa que no ha parado de dar vueltas en su cabeza desde que lo vio por última vez hace una semana. Y es que no se había aparecido por el establecimiento mientras él estaba de turno, y luego tuvo que tomarse unos días por la universidad.
El sonrojo del Omega no fue algo que pasó desapercibido por Jungkook, y es que era tan reconfortante verlo después de tanto tiempo...
Lo dice por su lobo, obviamente.
Se sentía cansado y sabe que su apariencia lo delataba, pues no ha dormido bien por los problemas que han habido en Valhar, todo era un dolor de huevos desde que Yoongi le dijo que tal vez Hoseok tenía algo que ver con los movimientos en sus cuentas de banco.
El pelirrojo indagó más a fondo antes de sacar alguna conclusión precipitada, pero todo apuntaba al peliblanco; ya que algunos miles de dólares fueron depositados a una cuenta a su nombre, sin contar los movimientos de inversión con el nombre de Jungkook desde esa misma cuenta.
Min rastreó el dispositivo por el cual fue hecha la transacción y sintió su sangre helarse al notar como la dirección de Jeon Inverstmentes aparecía en su pantalla.
Bien, Yoongi fue directamente con su líder para contarle lo que encontró, ambos eran conscientes de que Hoseok no era capaz de algo en contra de la organización... ¿O sí?
Teniendo en cuenta eso y el cómo los hombres con los que se hicieron las inversiones no paran de molestar a Jungkook con el “como van a proceder”, pues, no ha podido descansar correctamente por buscar la forma de cómo resolver esa situación sin que su posición se vea afectada. Al menos de cierta forma, porque fácilmente podría eliminar a cualquiera que se atreviera a decir algo sobre él.
Pero si puede evitar la violencia, lo haría.
Afortunadamente, pudo recuperar el dinero invertido, (que en realidad no era mucho, según él) gracias a unos pobres imbéciles que intentaron traficar droga por el territorio del Alfa. A pesar de que la mercancía que transportaban era una mierda, ya que la calidad no le llegaba ni a los talones a la droga que él exportaba. Sirvió para recuperar unos cuantos miles, además de eliminar a ese supuesto intento de competencia.
Pobres imbéciles, no les tocaba.
Pero dejando de lado a personajes sin importancia, su cuerpo pide un respiro, su mente necesita un alivio, y ¿Qué puede ser mejor que por fin ver al Omega que su lobo pide con tanto anhelo? Si le permiten ser sincero, absolutamente nada se le compara.
Había ido hace dos días y no lo había visto, eso solo provocó que gruñera internamente y que su lobo bufara molesto. Ayer, de igual forma, había llegado con la esperanza de verlo y su sangre hirvió al no encontrar esa melena platinada.
Hoy por fin había aparecido, con ese olor tan exquisito que hacía ronronear a su animal interior. Diosa, a pesar de que su cara no lo demuestre por mantener sus facciones inexpresivas, su cuerpo se relajó cuando lo percibió entrar al local, tan etéreo como solo él puede serlo.
Luego de unos segundos en los que se permitió tener sus ojos fijos en los contarios, el Omega apartó su mirada y avanzó hasta la barra saludando de paso a un Alfa moreno, para luego perderse tras una puerta.
Tae estaba nervioso, no sabía exactamente porqué su Omega interior y hasta él mismo reaccionaban de esa manera cuando el azabache estaba cerca. Debía calmarse si quería ponerse a trabajar. Agradecía que Namjoon hubiera vuelto para hacerse cargo de la caja y así no tenía que cobrar, realizar los pedidos y llevarlos a las mesas él mismo.
Una vez cambió su ropa normal por el uniforme de la cafetería, entró a la cocina para saludar a su Hyung y hacerle saber que estaba ahí por si necesitaba algo.
El aroma a postre golpeó sus fosas nasales nuevamente, esta vez siendo mucho más fuerte e intenso que antes. Aspiró profundo y exhaló satisfecho. Su mayor hacía los pasteles y tartas más deliciosas que alguna vez probó en su vida.
Claro, sin contar los que le preparaba su abuela cuando era niño.
— Buenas tardes, Jin Hyung.— Saludó haciendo una pequeña reverencia.— Vengo a ayudarlos un poco, aprovechando que no estoy tan ocupado como hace unos días.
— Oh, mi cachorro, que bueno verte.— Sonrió, queriendo ir a abrazarlo, sin embargo, sus manos estaban ocupadas con una masa para galletas.— Además, es bueno que hayas venido, veamos si así el señor Jeon ordena algo por fin.
Taehyung lo miró confundido sin saber exactamente a qué se refería. El pelimorado se limitó a reír y negar con la cabeza. Si bien no le agradaba que ese hombre se acercara a su Tae; no podía negar que se le hacía gracioso su comportamiento.
— El señor Jeon vino estos dos últimos días, se limitó a entrar y sentarse sin ordenar nada. Pasaba cerca de una hora y media, y luego se iba.— Mencionó mientras continuaba amasando.— La verdad, si era muy extraño, pero supongo que es debido a ti.
El peligris solo quedó más confundido que antes, no entendía el por qué de su comportamiento. Sin embargo, su lobo movió la cola feliz en su pecho, sabiendo el significado de esas palabras.
Hasta el pulgoso capta mejor las indirectas que él, mal ahí.
El Omega mayor volvió a negar para luego decir:
— Ve a trabajar, luego hablare con Nam sobre tu paga.
— Oh, no es necesario, solo vine a echar una mano.
Jin puso su rostro serio y se giró para mirar al menor.
— No permitiré que mi cachorro deje de estudiar para venir a trabajar sin recibir su paga.— Frunció su ceño, girando la cabeza en dirección a la masa nuevamente.— No acepto objeciones. Ahora, ve a atender a los clientes, Tae.
Sabiendo perfectamente que no podría hacerlo cambiar de opinión, asintió resignado y salió de la cocina.
Llevó varias órdenes antes de acercarse a la mesa de Jungkook. Si, él sabía perfectamente que bebida iba a pedir, pero quería asegurarse de que el contrario no quisiera algún postre o algo para acompañar.
Una vez el pelinegro murmuró un “Déjenlo pasar” los gorilas uniformados (como él les decía) se hicieron a un lado y permitieron que Taehyung se acercara.
Si, habían formado una pequeña barrera, ya que en esos dos días su líder no había permitido que nadie se le acercara, tampoco se había molestado en ir al mostrador para ordenar; por eso no les sorprendió que el pelinegro diera esa orden. Mas lo que si los tomó desprevenidos, es que dejara entrar a ese Omega, quién ya había tenido varias interacciones con él.
Fácilmente pudo pedir algo con el platinado fuera de esa especie de escudo humado.
Pero él... Él lo dejó pasar.
Bueno, solo se encogieron de hombros luego de mirarse discretamente, no era asunto de ellos.
Después de hacer una pequeña reverencia, el menor habló.
— Buenas tardes, señor Jeon ¿le gustaría ordenar algo además de su bebida habitual?
Se felicitó a si mismo porque su voz no tembló. Luego de una semana sin haber visto a ese hombre, estaba más nervioso de lo normal. Sumado a eso, le preocupaba verlo tan cansado, su instinto y su lobo suplicaban para que reconfortara al contrario.
— A decir verdad, no sé qué pedir además de lo de siempre ¿Tienes alguna recomendación, Omega?— Habló luego de unos segundos. Esa voz rasposa y tan profunda le erizó hasta los vellos de su nuca, junto con ese mote que lo hacía flaquear.
Se limitó a pensar con el cerebro, pues ¿Con qué más? La cabeza de abajo no era muy racional que digamos y ni que fuera un Alfa. Esos ponen sus vidas en riesgo por andar tomando decisiones con la polla.
Ya que, solo se concentró unos segundos, antes de que en la parte superior de su cráneo empezara a salir humo por el maquinar de sus neuronas, éstas dándolo todo tratando de encontrar una repuesta coherente.
Unos momentos después, dijo:
— Mi Hyung en estos momentos se encuentra preparando unas galletas de chocolate con nueces, si no le molesta esperar un poco, le puedo traer algunas. Son bastante buenas, no se arrepentirá, se lo aseguro.— Dijo al fin, mostrando su peculiar sonrisa de cajita.
¡Eso! ¡Sedúcelo!
Bueno, no, no era su intención.
Pero vaya que estaba haciendo efecto, porque si Jungkook no hubiera estado sentado en ese momento, estaba seguro de que habría caído de rodillas en ese instante. Diosa ¿Cómo puede ser posible que exista alguien que se vea tan hermoso con tan solo sonreír? No lo sabía. Pero de lo que sí estaba seguro, es que ya no puede seguir ignorando el hecho de que ese Omega es suyo.
“Mi Omega. Mío” Rugió su lobo en su interior, con sus patas cruzadas y el pecho inflado de orgullo al saber que ese jovencito tan bello es su pareja destinada.
Y, por primera vez en mucho tiempo, Jungkook estuvo totalmente de acuerdo con su parte animal.
Misión cumplida, soldado, ya tienes al mafioso en el bolsillo.
— Me parece perfecto, entonces quisiera cinco de esas galletas y el café de siempre, por favor.— Taehyung asintió contento porque el Alfa había aceptado su recomendación.
Cuando estaba por retirarse, el pelinegro volvió a hablar, haciendo que girara expectante a su dirección.
— Omega, quisiera pedirte que por favor seas tú quien prepare mi bebida.— Su rostro seguía igual de serio que siempre, pero Tae pudo ver un brillo especial en sus ojos.— No quisiera probar algo que no sea preparado por ti, pero no puedo pedirte que tú hagas las galletas, porque ese no es tu trabajo. Así que, con que hagas el café, está bien.
Decir que su corazón no dio un vuelco al escuchar lo que el azabache había dicho, sería una vil mentira. Sintió sus mejillas calentarse y a su lobo mostrar su vientre en su interior, Diosa ¿Qué le estaba pasando? Solo le dijo que preparara su café...
Lo dijo con esos ojos brillando tan hermosamente que lo hacía querer lanzarse sobre él.
Se tiró solito, de cabeza y sin casco.
Ay, el amor.
— No se preocupe, señor Jeon... Yo lo prepararé.— Habló, aún con sus mejillas ardiendo y sintiendo cómo su corazón quería salirse de su pecho.
Caminó hasta estar detrás de la barra para realizar lo pedido, y no iba a negarlo, tenía planeado hacerlo él mismo desde un principio. Pero, que el pelinegro se lo haya solicitado directamente... Lo hacía sentir jodidamente especial. Ahora las palabras de su Hyung tenían sentido en su cabeza.
Jungkook no quería comer ni beber nada que no fuera hecho y servido por él.
Suponía que durante ese tiempo que no estuvo, el azabache no había querido realizar una orden ya que él no era quien iba a hacerlo...
Podía jurar que había empezado a oler a quemado de tanto que le costó analizar la situación para llegar a esa conclusión.
“Hay que complacer a nuestro Alfa, Tae” Se ruborizó aún más (si eso era posible) al escuchar lo que su lobo había dicho. Su Alfa... Lo sentía tan correcto y eso lo ponía aún más nervioso ¿Cómo podía considerar su Alfa a alguien que solo ha visto unas cuantas veces? No le pregunten, pero le gustaba pensar en Jeon siendo su pareja.
Mientras tanto, Jeon no podía creer lo que había dicho, su corazón se aceleró como nunca antes lo había hecho, su parte animal aulló felicitándolo por haberle confesado eso a su compañero, además de que se sentía extrañamente bien al saber que él era el responsable de tan bonito sonrojo.
Se supone que no debía sobrepasar la línea. No debía poner en riesgo a ese joven que no tenía nada que ver con ese mundo tan jodido, tan jodido como lo estaba él mismo... Pero quería ser egoísta, quería estar con él y lo quería para él.
Y haría todo lo que esté a su alcance para lograrlo.
“Hay que ganarnos a nuestro compañero, Jungkook, no hay que espantarlo. Pero hay que hacerlo antes de que otro Alfa lo haga” Nuevamente, estuvo totalmente de acuerdo con lo que dijo su lobo.
Los guardaespaldas del azabache no cabían en la impresión ¡¿Qué le había dicho su jefe a ese Omega?! Esperaban cualquier cosa, menos eso. Bien, ahora no tenían ningún tipo de duda; Jeon Jungkook estaba enamorado de ese chico.
Por primera vez desde que ellos habían entrado a Valhar, su líder había hablado directamente con alguien de dicha designación por algo que no era trabajo y, además, se refería a él de forma cariñosa.
Aunque se les hacía gracioso como Jeon le hablaba tan suave al platinado, tan delicado y cálido, aún con su voz grave y con su rostro sin demostrar algún tipo de emoción. Era raro, pero lindo al mismo tiempo.
Esperaban que todo le saliera bien.
Al poco tiempo, el joven de ojos avellanas se acercó a la mesa sosteniendo una bandeja con la bebida y las galletas. ¿Para qué mentir? A los guardias se les hizo agua la boca al tener ese delicioso olor a chocolate y nueces tan cerca.
Taehyung dejó la bandeja en la mesa y le entregó a Jungkook su café y... ¿Dos platos de galletas? Alzó una ceja y miró interrogante al peligris, esperando una explicación.
— Señor Jeon, lamento mucho mi atrevimiento. Pero me da pesar con sus gori... Guardaespaldas.— Diosa Luna, casi mete la pata y hasta el fondo.— El que estén ahí parados mientras todos comen... No es de mi total agrado. Y la verdad, me gustaría que ellos también probaran las galletas.
Se estaba arriesgando y lo sabía. El mayor solo siguió mirándolo y él muy pacientemente esperaba que aceptara lo que le estaba ofreciendo. Por otro lado, los hombres uniformados solo miraban expectantes la reacción de su líder.
Vaya, el joven platinado los sorprendía con cada cosa que hacía.
Les agradaba.
— ¿Tú les trajiste galletas?
Taehyung asintió.
— ¿Para qué ellos comieran?
Volvió a asentir.
— ¿Mis guardaespaldas?
Asintió sonriendo.
La cara de Jungkook seguía siendo seria, pero el menor notaba la lucha interna que estaba teniendo consigo mismo. Esperó unos momentos más y vio al pelinegro mover la cabeza en afirmación.
No podía negarle nada a su compañero.
Era tan jodidamente satisfactorio pensar en él como suyo.
Luego de eso, los hombres de Valhar recibieron las galletas y agradecieron al Omega que las repartía muy alegremente mientras les sonreía a todos.
Ellos... Ellos también querían que ese chico sea la pareja del líder Jeon.
Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.
Ojalá hayan disfrutado el capítulo, tanto como yo disfruté hacerlo.
Cualquier pregunta o duda que tengan, por favor escríbanla en los comentarios, yo estaría encantada de responderles.
Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.
Tu existencia es importante.💜
Meanwhile, me:
En esta ocasión, he decidido exponerme a mi porque no quiero que me funen por exponer mayormente a Azumi y a Yari.
Fun fact: Azumi y yo nos dormimos super tarde, (la mayoria de veces nos quedamos hablando sobre ideas para esta historia, la pobre Yari se despierta y tiene minimo 200 mensajes en el grupo, una vez tenia 500) Yari se duerme a una hora decente, ella si piensa en su salud y en su futuro. Lo más probable es que nosotras dos fallezcamos a temprana edad gracias a eso y a nuestro poco interés por tener una buena alimentación...
Nada preocupante.
NO SIGAN NUESTROS PASOS, DUERMAN BIEN, EVITEN TOMAR BEBIDAS ENERGÉTICAS Y CAFÉ EN EXCESO.
(Soy Azumi, no me gusta el café).
(Mafe otra vez, tampoco le gusta el chocolate, es un bicho raro, pero así la quiero).
(En general no me gusta la comida, a excepción de unas cuantas cosas... Si soy un bicho raro.
Pdt: Yo también te quiero).
...
En mi defensa, no le puedo negar un café a mi abuela, el único que si tome porque quería fue el capuchino (ese fue mi tercer cafe), escribo esto mientras me termino el tinto.
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