𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼)
Sus fuertes pisadas resonaban por todo el lugar, los jadeos por el esfuerzo de estar corriendo desde hace mucho tiempo ya estaban comenzando a secarle la garganta, su cabeza dolía como el infierno por la incesante necesidad de encontrar lo que sea que estuviese buscando. Ni siquiera sabía lo que era, solo estaba seguro de que debía hacerlo rápido, pues el desespero, la ansiedad y la preocupación que sentía en ese momento lo estaban volviendo loco.
Su pecho subía y bajaba de manera errática, sus ojos viajaban de aquí para allá, tratando de captar lo que sea que le diese un indicio de que estaba yendo en la dirección correcta, sus sentidos estaban alertas a cualquier señal que se le presentara.
Cuando las esperanzas de encontrar lo que su cuerpo deseaba con tanto anhelo estaban empezando a decaer, sus orejas peludas se alzaron al escuchar un sonido, otro que en definitiva no era el descontrolado latir de su corazón. Paró unos segundos para concentrarse y asegurarse de que no haya sido algo creado por su cerebro. Y un quejido escuchándose a lo lejos, fue lo que necesitó para emprender su carrera nuevamente en esa dirección.
Frenó en seco cuando una bola de pelos enorme estuvo frente a sus ojos, la examinó detenidamente, percatándose de los espasmos y temblores que tenía, además de estar abrazándose como si estuviera asustado de algo.
Su corazón se estrujó y él mismo quería gimotear por lo desprotegido que se veía, sentía que debía calmarlo, apaciguar lo que sea que estuviera afligiendo a tan hermosa criatura. Su instinto queriendo tomar el control de su cuerpo para seguir ese pensamiento.
Y así lo hizo.
Siguiendo sus deseos; liberó su lengua y se dispuso a lamer detrás de las orejas contrarias, alegrándose cuando los estremecimientos se iban deteniendo poco a poco con el pasar de los segundos. Extrañamente ya no se sentía cansado, ahora, lo único en lo que pensaba era en hacerlo sentir mejor.
Divisó como el albino iba removiendo lentamente su cola para destapar sus ojos, esos orbes tan azules que era como si estuviera observando el mismísimo cielo a través de ellos. Tan bellos que lo dejaron embobado por unos instantes.
Tomándolo desprevenido, el más grande se levantó de golpe, logrando asustarlo ligeramente por su repentina acción. Notó como observaba a su alrededor con atención, analizando la zona donde se encontraban, como si él mismo no pudiese creer que estuviera allí. Mientras la vista ajena inspeccionaba el lugar, el lobo de pelaje grisáceo lo miraba a él, contemplando al ser tan etéreo que estaba justo frente a su narices, haciéndolo mover su cola sutilmente, sintiéndose extrañamente feliz y nervioso de forma repentina.
La presencia contraria era imponente, increíblemente majestuosa y el simple hecho de admirarlo se sentía como un regalo para él.
Apreció como se recomponía y caminaba en su dirección unos momentos después, acercándose para olfatearlo, pasando su lengua por su mejilla para luego hacer un recorrido hasta llegar a la parte trasera de sus orejas. Sintiendo como se restregaba contra su cuerpo y los bajos gruñidos guturales que emitía el de ojos color zafiro, le daban a entender lo complacido que se encontraba con sus acciones, como si el hecho de mimarlo le resultase placentero.
El más pequeño no se movió, dándole total libertad de hacer lo que quisiese.
Le agradaba la sensación, el ser consentido por el de pelaje blanco, pues era extrañamente satisfactorio para él. ¿Por qué debería rechazar su cariño? Era mejor disfrutarlo mientras podía.
Algo en su pecho se oprimió al pensar que en cualquier momento pudiese desaparecer, dejándolo solo. ¿Por qué se sentía tan triste? Ni siquiera se conocían... ¿O sí? No lo sabía, pero estaba seguro de que quería estar con él durante todo el tiempo que le fuese posible, aprovechar cada segundo en el que pudiese deleitarse con la presencia contraria.
Queriendo eliminar esos pensamientos que se habían apoderado de su cabeza, así que probó suerte y se tomó el atrevimiento de morder el hocico ajeno, no llegando a hacerle daño realmente. Se rió internamente cuando lo vio sacudirse y estornudar. Decidió colocar todo su peso sobre sus patas delanteras en posición de juego, esperando que entendiera a lo que se refería, emocionandose cuando notó que hacía lo mismo.
Cuando percibió un ligero movimiento del más grande, se echó a correr a través de los árboles. No avanzó demasiado cuando ya estaba chillando de felicidad al sentir un peso sobre sí que lo hizo rodar por todo el pasto.
Se sentía bien, libre, dichoso y con una calidez extendiéndose por todo su pecho, sintiendo su corazón saltar eufórico a la hora de estar con ese hermoso lobo que lo ponía nervioso. Dándose caricias mutuamente, como si estuvieran destinados a eso, como si estuviesen enlazados de alguna manera.
Momentos como estos, son los que deberían perdurar para toda la vida, simplemente deseaba que el tiempo se congelara para ellos. Los besos esquimales, el cariño, los mimos, el amor y los sentimientos que ambos se transmitían con tanta familiaridad eran tales, que anhelaba con todo su ser permanecer en ese bosque, estar juntos...
Pero, como en todos los sueños...
Llegaba el momento en el que tenía que despertar.
[...]
Mientras Taehyung preparaba unos cafés y atendía la caja (ya que su Hyung tuvo que salir de improvisto para arreglar unos asuntos con la empresa que les proveía), su mente divagaba y se encargaba de
recordar el sueño tan hermoso pero tan extraño que tuvo la noche anterior. Recreando las escenas tan intimas que tuvo con ese lobo.
Sabía perfectamente de quien se trataba, sus ojos lo habían visto tantas veces que simplemente era alguien inconfundible para él, sin mencionar que un lobo albino era algo excesivamente raro, simplemente no podía equivocarse.
Por qué soñó eso? No tiene ni la menor idea, solo sabe que se levantó con una sensación afable instalada en su pecho. Pero al mismo tiempo un vacío inexplicable se apoderó por completo de su ser al darse cuenta de que estaba solo.
Exhalando un suspiro, se giró al darse cuenta de que un cliente estaba al otro lado de la barra, esperando por su servicio. Colocó su habitual sonrisa de trabajo y se dispuso a atenderlo. No obstante, las palabras de sujeto provocaron que una vena de su cuello sobresaliera por el repentino enojo que lo golpeó.
— De verdad eres muy bello... No creo que me recuerdes, vine hace unos días y no he dejado de pensar en ti.— Llámenlo narcisista, pero ya estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios, eran tan frecuentes que lo hartaban de sobremanera.— Quisiera un té de matcha, precioso.— Dijo por último, guiñándole el ojo tras sus palabras.
Ignorando olímpicamente los “halagos” dirigidos hacia su persona, solo se concentró en preparar la bebida, mientras el Alfa no paraba de hablar, diciendo lo atractivo que era y que harían una buena pareja, el cómo sus amigos sentirían envidia de él por tener un compañero tan hermoso. A decir verdad, el sujeto era excesivamente insistente ¿No entendía que no le estaba prestando la más mínima cantidad de atención?
Vaya que los Alfas eran unos estúpidos que usan la cabeza equivocada para pensar.
A veces se cuestionaba si tan siquiera usaban el cerebro.
— No tengo compañero, y a decir verdad, mi periodo de calor está cerca. Quizás venga la próxima semana por ti después de que termines tu trabajo. ¿Qué tal?
Oh, no ¿En serio dijo eso? ¿Es que estos tipos no tienen vergüenza?
Muchos han querido estar con Taehyung al enterarse de que es virgen ¿La razón de su castidad? Nunca quiso estar con alguien, siempre se concentró en sus estudios y tratar de rehacer su vida después de lo acontecido en Corea. Le sorprendía como los Alfas y hasta los Betas se volvían locos cuando descubrían ese detalle (desconocía totalmente como es que se enteraron de eso), subía sus estúpidos egos el querer quitarle “la pureza” a alguien.
Jodidos imbéciles.
Tratando de hacer oídos sordos a lo que sea que estuviese diciendo; terminó de preparar la bebida y la colocó en la encimera, entregándole su pedido al sujeto para que se largara de una sola vez. Lo más probable es que en sus labios ya no se encontraba su habitual sonrisa, sino una mueca tensa de las ganas de saltar sobre la barra y estamparle un golpe directo en la cara.
Cómo si lo hubiera invitado a seguir, el contrario volvió a hablar.
— La pasarás increíble, lo digo en serio. Van a ser los cinco mejores días de tu vida, a menos de que quieras repetirlo en alguna otra ocasión.
Taehyung solo se limitó a seguir sonriendo, empujando el té para que lo tomara y se fuera.
El Alfa ignoró sus intentos de hacer que se vaya y habló de nuevo.
— ¿Entonces? ¿Qué dices? Mi celo está cerca y de verdad me encantaría pasar esos días con alguien tan hermoso como tú...
Alzó su mano para intentar tocar la mejilla del platinado, con este ultimo huyendo de su tacto como si le resultase repulsivo. Y es que lo era, para Kim, el ser tocado de esa manera le parecía exageradamente asqueroso, muchísimo más si la persona no tenía su consentimiento.
Había tenido suficiente, estaba a punto de saltar sobre el mostrador para romperle esa cara que no era para nada atrayente y terminar de desfigurársela.
Eso, hasta que un fuerte chirrido proveniente de su costado llamó su atención y la de todos en el lugar.
Llevó su vista hacia el pelinegro que se acercaba a paso relajado, hasta donde él y el otro Alfa se encontraban. ¿Estaba confundido? Obviamente, su cabeza ladeada y la expresión de completa curiosidad plasmada en su rostro lo dejaba más que claro.
— Quisiera una rebanada de tarta de manzana, por favor, Omega.— Lo dijo con un tono más grave de lo normal, sonando extremadamente masculino, sintió que casi rozó la voz de mando.
Diosa, algo en su interior se removió al escucharlo.
Un claro sonrojo se extendió por todo su rostro a causa del apodo y la forma en la que habló el azabache, así que solo se limitó a asentir quedito y se dispuso a hacer lo pedido.
Su lobo aulló feliz en su interior, echándose con el vientre a la vista, en una clara invitación para que el contrario pudiese olfatear esa área. El humano lo reprendió, y es que el vientre de los Omegas era una zona tan íntima para ellos, que solo sus parejas podían tocar y ver. Siendo difícil cuando de citas médicas se trataba.
¿Qué le pasaba al pulgoso? ¿Por qué reaccionaba de esa forma? No lo sabe, pero es algo que definitivamente no esperó que hiciera.
Taehyung regresó con la tarta que Jungkook había ordenado, colocando un poco más de lo que generalmente se sirve para tratar de contentar al Alfa que estaba claramente molesto. Su lado animal pedía mediante gimoteos arrullar al hombre frente a él, marcarlo con su aroma para eliminar de su rostro esa expresión tan sombría.
Y la verdad ¿Quién era él para negarse ante tales pensamientos? Siguió su instinto y liberó un poco de su olor dulce, deseando que fuese lo suficientemente suave para aplacar el malhumor ajeno.
Con sus mejillas teñidas de un rojo intenso, le extendió la tarta a Jungkook, anhelando lograr su objetivo en lo más profundo de su pecho. Y Diosa, su Omega chilló emocionado cuando notó como las facciones del azabache iban relajándose, regresando a su rostro neutral de siempre.
Bueno, era mejor que nada.
No pasó por alto la forma en la que Jeon miró la sujeto que hace tan solo unos segundos estaba coqueteándole y pidiéndole sexo. Notando como este mismo tomaba su bebida para luego salir del local rápidamente.
¿Fue raro? Vaya que sí, pero estaba agradecido, nuevamente lo ayudó en esa situación incómoda. Desconocía el motivo de su actuar, pero las mariposas que revoloteaban enérgicamente en su estómago cuando él estaba cerca; definitivamente se sentían demasiado bien...
Demasiado correctas.
Había vuelto a hacer su trabajo cuando escuchó el sonido de la campana en la puerta, notando como dos Alfas ingresaban y miraban a su alrededor, para luego dirigirse a la mesa del pelinegro. Río internamente cuando los vio hacer un saludo militar. ¿Serán amigos? Era lo más probable debido a la forma tan familiar con la que se trataban.
Siguiendo con lo suyo, atendió a varios clientes antes de volver a oír el sonido de la campana, fijándose en el momento justo para captar como Jungkook clavó su mirada en él, dándole un leve asentimiento con la cabeza a modo de despedida, éste provocando que las mismas mariposas armarán todo un torbellino en su vientre.
Un poco nervioso, correspondió al saludo, no separando sus ojos de su figura hasta que lo vio ingresar a la misma camioneta blindada de siempre.
Suspiró pesadamente y se dedicó a limpiar la barra, que en realidad permanecía limpia, pero su mente se encontraba en otro lado. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se percató del instante en el que los hombres que acompañaban al azabache se encontraban esperando a que los atendiera.
A ellos no les importaba, podían esperar.
En eso, dos Omegas se adentraban al local, parándose detrás de Hoseok y Yoongi, quienes hablaban de cualquier cosa. Hasta que el primer mencionado dijo algo que llamó totalmente la intención del pelirrojo.
— ¿Supiste lo que pasó aquí hace un año?
Viéndolo confundido, el mayor ladeó su cabeza, dándole a entender que podía continuar.
— Según me enteré, aquí hubo una propuesta de matrimonio, pero una mujer llegó haciendo un escándalo, diciendo que ella era la prometida del Alfa.— Contó mientras elevaba su vista hacia el techo, como si de esa forma los recuerdos lograsen ser más claros.
Yoongi soltó una risita nasal, con aires de incredulidad, sin tener en cuenta a los dos amigos que prestaban total atención a su conversación.
— Lo digo en serio. También escuché que el chico al que el Alfa estaba prendiendo era su destinado, dicen que él se puso a gritar histérico algo como: “Se supone que el destino nos unió a ambos”.— Prosiguió el peliblanco.
Ciertamente, él había escuchado eso de una amiga que frecuentaba esa cafetería.
Min solo giró los ojos con rostro serio, antes de hablar.
— Sin importar que el hombre lo haya engañado, ese Omega tenía que estar con él. Se supone que eran una pareja elegida por la Madre Luna, no tendría que haberlo rechazado. Después de todo ¿Cómo se atreve a rechazar a su Alfa?— Viró los ojos nuevamente.
Antes de que quieran asesinar a Yoongi, hay que resaltar el hecho de que hubo un poquito de comentario en su sarcasmo. A decir verdad, el mayor era, al igual que Jungkook y Hoseok, no tolerante a los Alfas o Betas que rebajan a los Omegas por el simple y absurdo argumento de ser: “una casta superior”.
Ellos tres eran fieles creyentes de que todas y todos merecemos respeto...
A menos de que seas un rompe pelotas o un grano en el culo, si jodes que te jodan el doble.
Así de simple.
No puedes pedir, y mucho menos exigir, algo que evidentemente tú no das. Y si crees tener ese derecho, puedes irte directo a la mierda.
Segunda puerta a la derecha, no te vayas a perder.
Continuando con lo anterior, Hoseok se echó a reír al escuchar lo que su amigo había dicho. Él sabía perfectamente que no hablaba en serio, la personalidad y humor del mayor eran algo... complicados, solo hay que saberlo tratar.
— Los jóvenes de ahora solo se dedican a hacer escándalos cada vez que pueden o se les da la oportunidad, no hay respeto ni consideración en los espacios públicos.— Volvió a decir el de mirada felina, pues se le hacía graciosa la situación, mas no lo demostraba con su rostro inexpresivo.
El peliblanco estuvo a punto de decir algo, pero una tercera voz interrumpió su conversación.
Oh, oh...
— ¿Y a ti que te importa lo que hagan los jóvenes de ahora? ¿O es que tu cabeza de fósforo no te deja pensar en otra cosa, anciano?— Habló Jimin. No pudo aguantar el hecho de que estuvieran hablando sobre él y su amiga, muchísimo menos tratándose de unos Alfas, que según él, eran iguales o peores que su ex novio.
Lo dejaron traumado.
Está bien, el contrario no era viejo, pero debe decir que le provocó un tic en el ojo el que haya dicho: “Los jóvenes de ahora” sin contar lo que mencionó sobre su casta. Le recordaba de sobremanera a su abuela, esa vieja Alfa con pensamientos retrógrados que se la pasaba haciendo comentarios pasivo-agresivos dirigidos hacia su persona, solo por haber nacido siendo un hombre Omega.
Bien dicen que escuchar charlas ajenas es de mala educación, pero al rubio le importaba tres hectáreas de verga.
Dejó escapar su olor amargo para dejar en claro lo molesto que estaba, ya no había rastros de ese delicioso aroma a mandarinas y miel, ahora solo era una fusión entre lo cítrico y lo dulce, pero resultando repugnante para ambos hombres que arrugaron la nariz al percibirlo. No era agradable, y el más bajito lo sabía.
Si bien los Omegas se caracterizan por tener olores dulzones; cuando estos tienen emociones negativas fuertes, sus feromonas se adaptan a éstas. Ya es cuestión de si la persona quiere liberarlas o no, aunque hay casos donde es totalmente involuntario.
Sus aromas se juntan en una mezcla desagradable que dejaba a los Alfas con una molestia en sus narices.
— Por lo que veo, son malhablados y maleducados... Al parecer también les gusta escuchar conversaciones ajenas.— Atacó el pelirrojo.
Él no era del tipo de persona que respondía a provocaciones, pero que le digan “anciano” le hace saltar las venas por el enojo, no es la primera vez que se lo dicen y posiblemente tampoco sea la última, pero vaya que le molesta.
El ambiente era tenso mientras Hoseok observaba la situación junto con Momo, no era bueno meterse con el pelirrojo y el rubio mientras estos estaban enojados, no eran particularmente altos (o intimidantes en el caso del último mencionado), pero cuando se enojaban, era como pelear con un pollito y un gatito rabiosos.
La cafetería se llenó del olor de ambos, incomodando a los clientes que estaban sentados en las mesas mirando la confrontación. Era absolutamente raro que un Omega retara a un Alfa... Vaya, que espectáculo.
Lo gracioso de la situación es que Taehyung ni enterado de lo que pasaba, él estaba demasiado ocupado pensando en cómo Jungkook tiene tan buen físico. Diosa... Esa espalda era como una maldita montaña, sus brazos se veían tan fuertes y su pecho era la puta gloria... Ya había limpiado tres veces el mismo vaso mientras su mente divagaba.
Ustedes estarían igual, no lo juzguen.
— Y al parecer, los ancianos cada vez se hacen más chismosos.— Acusó el rubio, esta vez mirando fijamente a Hoseok. El último mencionado solo desvió la mirada.
Ese chiquillo le ponía los pelos de punta.
— Ya basta, Jimin-ah, no busquemos problemas.— Habló por fin Momo, ésta vez en coreano. Tratando de calmar al Omega rubio que estaba hecho una pequeña fiera.
Y ustedes se preguntarán: ¿Por qué hablan coreano si ambos son rusos? Muy buena pregunta, mi querido Watson, aquí la respondemos. Ellos aprendieron el idioma gracias a Taehyung. Siempre les llamó la atención que al platinado se le salían expresiones por costumbre, por ende, ambos le pidieron que les enseñara.
Además... Estaban aburridos.
¿Fue difícil? Por la mierda que sí, pero estaban decididos, así que solo fue cuestión de práctica.
— Si, Jimin. No busques problemas.— Habló Yoongi con una sonrisa socarrona plasmada en su rostro al ver las expresiones de asombro por parte de los contrarios.
Y si, el anciano acaba de hablar en coreano.
No le digan que dije eso.
Seguimos.
A diferencia de los menores, Jungkook les enseñó tanto a él como a Hoseok por el simple motivo de hablar en un idioma que la mayoría de los rusos no comprenden. Era bueno para evitar que cualquiera escuche sus conversaciones. Ciertamente estaban reacios al principio, pero con el paso del tiempo todo fue más fácil.
A veces en charlas que ni siquiera lo requerían, les salía natural.
Ya estaban acostumbrados.
Mirándose como si quisieran lanzarse el uno al otro en una batalla campal en medio de la cafetería, el pelirrojo se giró y miró a Jung que solo se limitaba a respirar en ese momento. Lo tomó del brazo y luego se dirigió a ambos Omegas.
— Hasta pronto, Jimin-ah.— Se despidió el de mirada felina, antes de caminar hacia la salida junto con un Hoseok que lo veía confundido.
Decir que su voz profunda no le hizo temblar hasta el culo sería una vil mentira, pero solo respiró frustrado por la actitud de ese hombre tan irritante. Se giró y llamó a Taehyung, sacándolo de su ensoñación.
— Ay, chicos ¡Hola! ¿Cuándo llegaron?— Se escuchó la voz alegre del platinado.
Tanto el rubio como la pelinegra solo negaron con la cabeza, suspiraron cansados y se sentaron en la barra para pedir algo. Vaya que su amigo era un completo distraído cuando se lo proponía.
Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.
Este es el primer encuentro entre Jimin y Yoongi ¿Qué les parece?
Me disculpo por mi mediocre intento de humor, la verdad fue un poco tedioso, pero espero que lo hayan disfrutado.
Además en el POV de Tae quise ponerle un poquito más de sentimientos e inseguridades, más que todo por sus partes animales. Espero que se haya entendido.
En fin, ojalá lo hayan disfrutado, denle mucho amor.
Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.
Tu existencia es importante. 💜
Meanwhile, us:
Les dije que volvíamos a la programación anterior, pero si estaban esperando más de dos capturas, les tengo malas noticias, creo que ya no tengo más 😔.
Pero tranquilos, para antes de que se publique esta parte creo que ya tendré.
Llevo tres capítulos sin decirles, pero les recuerdo que: NO SIGAN NUESTRO EJEMPLO, ustedes si coman bien, sino lloramos.
(Soy Azumi, y solo vengo para decirles que... LE HAGAN CASO, LA HETERE TIENE RAZÓN).
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