𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻)
Un inmenso lobo albino se encontraba en medio de un campo, rodeado por nada más que oscuridad. Estaba hecho un ovillo, acostado en el pasto frío con su hocico entre las patas, usando su enorme y esponjosa cola para cubrir sus ojos. Su cuerpo tiritaba por la brisa helada que lo golpeaba fuertemente, tan gélida que sentía como atravesaba cada centímetro de su piel, calando sus huesos y haciéndolo gemir por el indescriptible dolor que se había apoderado de su ser.
Pero eso no era lo que lo asustaba, no. Tenía miedo de estar solo, necesitaba compañía y él lo sabía perfectamente, pero no había nadie en ese lugar, nadie más que él.
Se quejó más fuerte cuando otra ráfaga de viento chocó contra su complexión, acurrucándose aún más contra sí mismo, como si de esa manera pudiese calmar la agonía que sentía.
No solo física, sino también emocional.
Pasaron los minutos y todo estaba empeorando. Tenía la sensación de estarse congelando en su lugar, sus extremidades estaban entumecidas, sus ojos llorosos dejando en claro lo mucho que estaba sufriendo y lo único que podía hacer era abrazarse con sus patas, haciéndose bolita para tratar de calentarse.
De un momento a otro, pudo sentir como una lengua tibia se posaba detrás de sus orejas peludas, dejando caricias reconfortantes que lograron calmar los espasmos que se habían apoderado de él.
Removió su cola para dejar a la vista sus ojos azules, esos que parecían tener un fragmento del cielo en ellos. Parpadeó varias veces para acostumbrarse a la repentina luz que había golpeado su rostro, dejándolo aturdido. Aunque ¿Luz? Hace tan solo unos instantes todo era obscuro, sombrío... No entendía lo que pasaba, por lo que; perplejo, levantó su cabeza rápidamente, logrando asustar al contrario que ahora lo miraba confundido en su sitio.
Observó a su alrededor con detenimiento, divisando que ya no estaba en el lugar de antes, ahora se encontraba en un hermoso prado, rodeado de flores de diferentes tipos, con árboles que formaban una cúpula, protegiéndolos a ambos del potente sol que brillaba sobre sus cuerpos. Fijó su vista en un gigantesco lago cristalino, tan límpido que reflejaba el cielo en sus aguas, haciéndolo brillar en un azul tan claro como el de sus propios luceros.
Nuevamente, dirigió su mirada hacia el lobo de pelaje grisáceo, notando como sus orejas estaban caídas a los costados de su cabeza, evidenciando el nerviosismo que sentía en ese momento. Siguiendo el repentino deseo de reconfortar al más pequeño, se aproximó a él con pasos cautelosos, no queriendo asustarlo.
Una vez estuvo lo suficientemente cerca, posó su nariz en el costado del rostro ajeno, olfateando. Algo se removió en su interior cuando el delicioso aroma a manzanas y canela llegó a sus fosas nasales, tomándose el atrevimiento de llenar sus pulmones de ese olor tan exquisito, que podría embriagarse con tan solo inhalar un par de veces más.
Al percatarse de que no había rechazo a su accionar, se tomó la libertad de lamer su mejilla, pasando su lengua delicadamente hasta llegar a la parte trasera de sus orejas. Justo como él lo había hecho anteriormente. Estuvieron un rato así, el albino dándole cariño, restregándose contra él y lamiendo su rostro, mimándolo.
Era algo extraño para él, normalmente no actuaba así. Pero se sentía tan cómodo con la presencia del dueño de esos ojos avellanas, que la simple idea de querer consentirlo, se le hacía irresistible.
Sintió una mordida juguetona en su hocico que lo hizo sacudir su cabeza y estornudar. Confundido, levantó su vista para saber que ocurría, pudiendo notar como el lobo de pelaje grisáceo estaba inclinado sobre sus patas delanteras, dejando su rabo al aire, su cola erguida y ésta misma moviéndose enérgicamente.
Quería jugar.
El más grande tomó la misma posición, percatándose como la cola ajena se agitaba más rápido, claramente emocionado. Queriendo incitarlo, hizo un pequeño movimiento con su cuerpo, como si quisiera aventarse a él. Ante eso, el lobo gris empezó una carrera, adentrándose al bosque.
Lo escuchó chillar alegre cuando logró alcanzarlo (cosa que no fue difícil, de hecho), revolcándose en el pasto suave que se adhería a sus pelajes, mordiéndose juguetonamente y rodando por todo el lugar.
Cuando ya estaban cansados de tanto correteo, se echaron cerca del lago, admirando la belleza del lugar tan fascinante en el que se encontraban. Querían permanecer allí para siempre, con la compañía del otro y nadie más que ellos. Lamiendo sus hocicos y dándose besos esquimales para hacerse saber cuánto cariño sentían mutuamente, acurrucándose para compartir el calor que sus cuerpos transmitían, quedándose dormidos poco tiempo después.
El más pequeño casi encima del albino, mientras este tenía su cola envolviéndolo protectoramente.
No queriendo despertar.
[...]
Jungkook estaba sentado en su mesa habitual, bebiendo su típico café mientras miraba detenidamente por la ventana. Estuvo toda la mañana pensando en ese extraño sueño que tuvo, en cómo se sintió tan real, los recuerdos de lo sucedido azotaban su cabeza de manera estrepitosa, lo hacían cuestionarse si de verdad fue algo creado por su mente, preguntándose a sí mismo si eso de verdad pasó.
Aunque eso es imposible...
¿Verdad?
Cerró los ojos y exhaló ligeramente, claro que eso no pudo haber pasado, simplemente fue un sueño que se sintió muy real, no era la única persona a la que le ha ocurrido y lo más probable es que tampoco fuese la última.
Dándole un sorbo a su bebida, giró su cabeza hacia la barra para percatarse de como un incómodo peligris atendía a un cliente que claramente estaba coqueteando con él. Agudizando sus sentidos, se concentró para escuchar la conversación que estaban teniendo por encima de las charlas de los otros clientes que se encontraban en el local.
— ... ¿Entonces? ¿Qué dices? Mi celo está cerca y de verdad me encantaría pasarlo con alguien tan guapo y con un cuerpo tan hermoso como el tuyo.
¿Es en serio?
Simplemente no podía creer las palabras tan fuera de lugar de ese sujeto.
Devolvió su vista a la ventana y empujó su mejilla interna con la lengua, evitando imaginar a ese lindo Omega estando con alguien más, tomado de la mano con otra persona, besando unos labios que no fuesen los suyos, teniendo relaciones íntimas con...
Apretó los ojos tras el gruñido de su Alfa, sintiendo los rasguños de este en lo más profundo de su pecho al proyectar tales escenarios de Taehyung con cualquier persona que no fuese él. Lo reprendió mentalmente, porque esa no era su forma de pensar, él tenia principios y simplemente no podía reclamar a un Omega que no era suyo.
“Aun no es nuestro, pero pronto lo será y nosotros le perteneceremos a él, Jungkook” Fueron las palabras de su lobo, quien rugió molesto por la incompetencia del humano que no ha querido emparejarse con su compañero.
Jeon apretó la mandíbula, sabía que no debía razonar de esa manera, creer que tiene derecho sobre alguien con quien evidentemente no tiene una relación es algo ridículo e inaceptable. No era su problema con quien se metía el platinado, no debía acercarse demasiado porque sería peligroso para él, no podía...
Al carajo.
Todo se fue a la mismísima mierda cuando vio por el reflejo de la ventana nuevamente, sus ojos captando justo el momento exacto en el que ese Alfa desconocido extendía su mano para tocar la mejilla de Kim, quien huía de su tacto.
Se levantó de un solo golpe, provocando que la silla hiciera un sonido estrepitoso al ser arrastrada tan bruscamente por su repentino movimiento, llamando la atención de los presentes. El sujeto descarado que aún tenía su mano en el aire volteó en su dirección, al igual que el omega, quien lo veía con esos orbes avellanas cargados en curiosidad, y sus hombres rezaban internamente a todos los dioses habidos y por haber para que su líder no la cogiera con ellos por lo que sea que haya causado su repentino cambio de humor.
Con los ojos interesados de todos los presentes adheridos a su persona, Jungkook se acercó a paso tranquilo y sereno hacia la barra, con un semblante relajado pero intimidante. Una vez ahí, le dio una mirada cargada de enojo al Alfa que se encogió en su sitio, evidentemente asustado, clavando su vista al piso sin poder moverse. Luego de eso, giró su rostro para observar al platinado que lo veía de vuelta, notablemente confundido.
Su rostro inexpresivo no llegaba a transmitir emoción alguna, sin embargo, sus ojos reflejaban una paz inexplicable a través de ellos... Una paz que solo iba dirigida hacia él.
Luego de varios segundos, por fin habló.
— Quisiera una rebanada de tarta de manzana, por favor, Omega.— Pidió Jungkook, procurando que la última palabra llegase a oídos del sujeto a su lado.
Un ambiente tenso se instaló entre ambos Alfas una vez que Taehyung se retiró. Uno deseando arrancarle la garganta al contrario con sus dientes, mientras el otro no hallaba donde meterse para que el pelinegro dejara de verlo como si quisiera enterrarlo vivo.
Aunque ese pensamiento no distaba demasiado de la realidad.
Estaba por dejarse llevar por sus instintos, cuando un delicioso y embriagante aroma a manzanas y canela llegó a sus fosas nasales. Ah, ese olor lo emborrachaba como la mejor botella de alcohol jamás lo hizo. Repentinamente, su cuerpo se sentía liviano y relajado de sobremanera,
Diosa, lo amaba.
Fijó su vista en el peligris, quien estaba sonrojado mientras sostenía el postre que había pedido. Cualquiera supondría que ese olor tan adictivo proviene de ahí, pero el pelinegro sabía que esas eran las feromonas del de piel acaramelada, volviendo dócil a su lobo que dejó de rasguñar y gruñir en su interior.
Con un pequeño brillo en sus ojos, tomó el plato que el menor le ofrecía, sacando su tarjeta para pagar el pedido. Cuando se la entregó, sus dedos rozaron con los contrarios, creando una corriente eléctrica que lo sacudió completamente, dejándolo descolocado. Sin embargo, su rostro seguía igual de serio que antes, sin inmutarse por las repentinas cosquillas que se instalaron en su estómago.
Pero se sentía tan sereno, calmado, tranquilo...
Ese era el poder que Taehyung tenía sobre él.
Dándole una última mirada de advertencia al hombre que estaba en su costado, se retiró para dirigirse a su mesa. Una vez ahí, se dispuso a comer, notando que la porción de tarta era más grande de lo habitual. Sonrió para sus adentros al suponer que el platinado lo había hecho a propósito
Después de terminar, se recostó en su asiento, mirando al vacío mientras pensaba en los movimientos de grandes cantidades de dinero que había logrado detener. Todos ellos bajo su nombre.
Compras de drogas, adquisición de armas, inversiones en redes de trata de blancas, pequeños (al menos para él) pagos en hoteles y restaurantes de lujo, sin contar las visitas recurrentes a bares y prostíbulos de renombre a los que ni siquiera asiste.
Y tampoco hacía falta resaltar que no tenía pensado visitarlos en un futuro.
Lo cabrea inmensamente saber que lo han estado robando bajo sus narices y él no se había enterado. Además, le parecía extraño, pues para hacer esto se necesita una buena cantidad de conocimiento e información sobre el sistema de seguridad de los bancos en donde se resguardan los miles de millones que Jungkook posee. Estos giros y transacciones no son nada a comparación de su fortuna, simplemente son unos cuantos miles menos en su cuenta. Pero definitivamente iba a hacer pagar a los hijos de puta que siquiera pensaron que era una buena idea meterse con él y su organización.
Su mente viajó unos minutos más, solo analizando las posibilidades de que se trate de alguien que esté dentro de Valhar. Cosa que duda, sus hombres son fieles a Jungkook y está completamente seguro de que debe ser alguien externo, alguien sepa cómo se manejan las cosas pero no forme parte de ellas... O al menos, eso es lo que se le ocurre.
El sonido de la campana situada en la entrada llamó su atención. Por ella, ingresaron una cabellera roja y otra blanca, que en cuanto divisaron en que mesa se encontraba; caminaron en su dirección.
Bueno, ciertamente no esperaba que Yoongi y Hoseok llegaran ahí, eso lo hace cuestionarse la cantidad de tiempo que invierte al día solo para ver al Omega, para que sus amigos tengan que ir a buscarlo en la cafetería.
Maldice haber sido tan descuidado, dejándose llevar por los deseos de su lobo.
Se supone que al ser un Alfa puro, tiene un mejor dominio de su lado animal, instintos y autocontrol, pero era más que obvio como su guardia se venía a abajo cuando se trata del peligris.
Los percibió acercarse, y cuando estuvieron parados frente a él; hicieron un saludo militar, colocando las manos en sus frentes mientras estaban erguidos y firmes en sus lugares, vociferando un: “Soldado Min y soldado Jung reportándose, señor” Después de eso, ambos se echaron a reír. Hoseok siendo el dueño de una risa más escandalosa que la del pelirrojo que solo negaba con la cabeza, teniendo una mueca graciosa en su rostro.
Como se notaba que el peliblanco lo había obligado a hacer eso.
Luego de llamar la atención de todo el local por segunda vez, Jungkook les hizo una seña para que se sentaran y dejaran de ser tan bulliciosos. Los dos Alfas hicieron lo pedido, mirándose unos segundos antes de que el pelinegro hablara.
— ¿Encontraron algo con respecto a los movimientos en los bancos?— Fue lo primero que vino a su mente y decidió preguntar. Hace dos días le había encomendado a Hoseok el averiguar algo con respecto al tema.
— Aún nada sobre la persona o personas que hicieron eso. Pero noté algo... ¿Raro?— Más que una afirmación, parecía una pregunta hacia ellos. El azabache solo lo miró, dándole a entender que podía continuar.— Es que, nosotros pensamos que era algo que estaba sucediendo desde hace poco, Jungkook. Pero esto está pasando desde hace meses.
El silencio que se instaló luego de decir esas palabras fue uno tan tenso, que se podía cortar con un cuchillo de mantequilla.
— ¿Me estás diciendo que me estuvieron robando por quien sabe cuántos meses? Hoseok ¿Cómo no se dieron cuenta de eso? Se supone que debes avisarme sobre cualquier pago, transferencia, inversión o lo que sea que no esté hecho con mi cuenta personal, la de la empresa o la de Valhar, además de que esos tratos no estaban registrados ni autorizados. Eres quien maneja esa área ¿Qué estabas haciendo que pasaste eso por alto?— Dijo el Alfa azabache, su mirada endureciéndose con cada palabra, las mismas que eran emitidas con dos tonos mas graves de lo normal.
Estaba enojado, decepcionado del que se supone era el único encargado de sus cuentas. (Además de él, claro está, solo que el peliblanco llevaba un control sobre su dinero). El hecho de que no haya notado un error de tal magnitud lo desconcertaba excesivamente.
Por el contrario, los ojos de Jung que generalmente estaban llenos de vida, se observaban vacíos, mirando a la nada mientras Jungkook hablaba.
Al ver como no tenía intenciones de responder, Jeon volvió a hablar.
— Resuelvan esto, busquen a esa persona y tráiganla conmigo cuando la encuentren, voy a destrozarla de la peor forma posible, romperé cada uno de sus huesos y la haré sufrir tanto, que deseará no haber nacido.— Sus palabras fueron espetadas con tal nivel de enojo, que tanto Yoongi como Hoseok se estremecieron en sus puestos, al igual que los guardias de Jungkook que alcanzaron a escuchar lo que dijo su líder.
Dándose cuenta del cambio de aires, el azabache se relajó un poco, cambiando su semblante amenazante al mismo inexpresivo de siempre. Pero al notar que sus amigos estaban ahí, en la cafetería que se supone que ellos no conocían, preguntó:
— ¿Se puede saber que hacen aquí?— Preguntó, recargando su peso en la silla y cruzando sus brazos sobre su pecho.
Los contrarios comprendieron la pregunta después de unos segundos.
— No estabas en ningún otro lado, además de que no contestabas tu celular. Teníamos que encontrarte, así que le preguntamos a varias personas donde estabas, pero...— Respondió Yoongi, mirando a su alrededor; analizando las decoraciones sencillas y el ambiente cálido que poseía el local. Regresando la vista a su jefe, volvió a hablar.— ¿Se puede saber qué haces tú aquí?— Lo miró inquisitivo, levantando una ceja.
Jungkook sabía perfectamente a que se refería, generalmente no frecuentaba lugares con mucha gente o que simplemente sean muy concurridos. Normalmente se la pasaba en la oficina o en su casa.
Bueno, ellos tenían un punto.
Dio una sutil mirada al Omega que limpiaba el mostrador mientras tarareaba una canción, levantando el rostro para atender a un cliente y darle toda su atención.
Yoongi se percató del recorrido que hacían sus orbes, así que volteó en la misma dirección, notando como un joven con cabellos grises tomaba el pedido de una mujer mayor, mientras una peculiar sonrisa rectangular adornaba sus labios.
Su piel canela brillaba hermosamente por la luz que se colaba por los enormes ventanales, su cuerpo bien proporcionado se ajustaba al uniforme que portaba, resaltando sus acentuadas curvas, dignas de envidiar por cualquier persona de la misma designación que él. Sus ojos avellanas encogiéndose un poco por las sutiles risitas que se escapaban de sus belfos rosados y su cabello grisáceo desordenado siendo lo más llamativo de su persona. Sus facciones delicadas pero aún siendo masculinas eran el equilibrio perfecto, pómulos sutilmente marcados, nariz respingada, pestañas largas, cejas definidas... Era precioso.
Oh, no...
Como si se tratara de la niña del exorcista, el pelirrojo volteó a ver a Jungkook rápidamente, el espanto estaba plasmado en su rostro y había perdido completamente el color. ¿Acaso estaba sudando frío? Bueno, no se puede esperar otra reacción teniendo en cuenta lo que acababa de descubrir.
De por mientras, Hoseok estaba más perdido que Adán en el día de las madres
— Jeon Alejandro Jungkook.— El aludido frunció el ceño por el nombre que le había puesto.— Dime que no es lo que yo creo que es.
— ¿A qué te refieres? No sé de qué hablas.— Claro que sabía, pero no quería dar explicaciones.
— Estás aquí por ese Omega.— Susurró.
No era una pregunta, era una afirmación y el hecho de ser descubierto lo inquietó demasiado. Jung abrió los ojos exageradamente al escuchar lo que dijo su amigo, mirando al pelinegro en busca de una explicación. Este solo los miró fijamente, sin ninguna expresión plasmada en su rostro.
El muy desgraciado seguía igual de impasible que siempre.
El líder de Valhar solo se levantó y caminó hacia la salida, dándole una última mirada a Taehyung antes de abandonar el local.
Bien, tenía que ser más precavido, pero no podía evitarlo, ese sentimiento tan reconfortante que se instalaba en su pecho era tan agradable para él y para su lobo, que no podía evitar querer más.
Pero debía recordar en el mundo en el que vivía, las armas, las drogas, la sangre, la muerte... No podía permitirse tener una pareja, no quería que ese joven tan hermoso se contaminara por la mierda de persona en la que podía convertirse, lo loco que podía llegar a ser, como no tenía piedad con nadie que se atravesara en su camino o que intentase sabotearlo a él y a su organización.
Sus manos estaban manchadas con la sangre de muchas personas. Malas, obviamente. Jungkook nunca ha tocado a un inocente, jamás ha lastimado a una persona que no se lo mereciera. Pero ha asesinado tanto que no recuerda lo que era tener sus manos limpias.
Nunca le ha pesado la conciencia porque sabe que no es una mala persona, pero había momentos en los que deseaba que las cosas hubiesen sido diferentes para él. No haber pasado por lo que pasó, no haber vivido lo que tuvo la desgracia de vivir.
Pero lo hecho, hecho está y no se arrepiente del camino que eligió. Lo hizo por sus padres, para que ellos estuvieran a salvo, para que no tuvieran que rememorar el pasado que estaba lleno de recuerdos horribles, que nada ni nadie en ese mundo pudiera ponerles una mano encima; porque él se encargaría de hacerles pagar hasta la última lágrima de tristeza que haya salido de los ojos de sus progenitores.
Después de ingresar a la camioneta, le indicó al chófer que fuera a la empresa. Lo mejor era tratar de olvidar todo entre pilas de papeles y trabajo, ahogando sus pensamientos con una botella de whisky como compañía.
Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.
Ojala hayan disfrutado el capítulo.
Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.
Tu existencia es importante. 💜✨
Meanwhile, the autor:
Hellooo hoy la captura viene directamente del chat de Yari y Azumi, (no me quedé sin capturas, solo les traigo variedad).
... Ya no se que decir, este cap tuvo algunos inconvenientes y mi nota original (además de todo el cap 5) fue borrada por un error de Wattpad, Azumi tenía el cap guardado en Word, no se preocupen, pero mi nota si se perdió. En síntesis si sé lo que decía, y era lo de arriba, so, si había algo más no me acuerdo.
Cambiando de tema ¿Se dieron cuenta de la insolencia de Azumi al borrar mis notas? Las del cap 4 estaban conectadas con unas de más adelante, voy a matar a Azumi cuando me toque arreglar eso.
(No dormí ni mierda anoche, eran las 6:17 de la mañana y yo tranqui editando cuando se subió el cap y cuando quise anular la publicación, se borró, me quería morir).
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