𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹)
ADVERTENCIA:
El capítulo contiene escenas de TORTURA.
Si eres sensible a este tipo de temas, te recomiendo saltar la parte donde está narrada.
Por favor no denuncien la historia.
Jimin y Momo charlaban amenamente con Taehyung mientras este último preparaba unas bebidas. Namjoon aún no se recuperaba y eso complicaba las cosas en la cafetería, pero no se quejaba, le gustaba ayudar y esperaba que el moreno mejorase pronto.
Así que sí, su mañana se basó en pláticas triviales con ambos Omegas, estos haciéndolo reír con cualquier cosa que se les ocurriera, además de convidarle uno que otro bocado de los postres que comían.
Le sorprendía el cómo podían comer tanto y tener el cuerpo tan bien formado.
Bueno, cosas de la vida.
Una media hora después, varios hombres ingresaron al local, provocando que el ruido de la campana en la entrada llamase la atención de los tres pares de ojos que estaban en la barra. Los uniformados ya eran conocidos por el Omega platinado, que al notar como el líder cruzaba el umbral de la puerta, instintivamente dejó de hablar con sus amigos para disponerse a preparar la típica bebida que el Alfa pedía diariamente. Dejándose llevar por los gimoteos necesitados de su animal interior para intentar complacer al contrario.
Algo tenía su lobo con querer satisfacer al azabache, no lo entendía muy bien, pero esa necesidad imperativa de querer verlo sonreír por su causa lo alteraba un poco.
Aun no lo lograba, pero esperaba ansioso ese momento.
Grande fue su sorpresa cuando el susodicho hizo un ademan para que se detuviera cuando notó que iba a tomar una taza. Inclinó su cabeza confundido, esperando una explicación. El pelinegro lo miró y negó antes de hablar.
— No voy a tomar el café aquí hoy. Por favor, que sea para llevar, Omega.— Dijo Jungkook con su voz tan grave que a Taehyung le temblaron un poco las piernas.
Diosa, como amaba cuando ese hombre hablaba en ruso, aun más cuando utilizaba ese mote tan íntimo que hacía a su lobo querer ronronear extasiado. Guardándose para sí mismo el hecho de que también le estaba empezando a gustar.
El platinado simplemente asintió y se dispuso a preparar su café. Su concentración era tal, que no pudo percatarse de la expresión de estupefacción que adornaba los rostros de sus amigos, simplemente no podían con la impresión de escuchar a ese hombre llamar a Taehyung de esa manera, y que este último estuviese tan tranquilo al escucharlo.
¿Se había vuelto loco?
Era como si sus palabras fueran de su total agrado.
Eso no puede ser cierto.
¿O sí?
Luego de entregarle su pedido, Jungkook se despidió de él con un ligero asentimiento con la cabeza, saliendo del local a los pocos segundos, con una manada de hombres detrás suyo. El rubio y la pelinegra casi saltaron encima de la barra para arrinconar al menor, quien les otorgaba una mirada tranquila.
— ¡¿QUÉ FUE ESO?!— Gritó Momo.
— ¡¿ESTÁN SALIENDO?!— Bociferó Jimin por el contrario.
Los dos llamando la atención de los clientes que estaban dentro de la cafetería.
— Cálmense, ni el señor Jeon con sus quinientos hombres con apariencia de gorilas estreñidos llaman tanto la atención como ustedes con su escándalo.— Bramó Kim, para que ambos dejasen de ser tan escandalosos.
Tanto Jimin como Momo se miraron por un segundo, regresando a sus puestos para mirar a su amigo con ojos cargados de curiosidad, esperando una explicación.
Exhaló un suspiro y se dispuso a contarles lo sucedido, desde su primera visita y los comentarios del Alfa castaño, hasta el día anterior y la escena que se armó en el establecimiento. Con cada palabra que salía de la boca del platinado, el par de Omegas iban abriendo aún más los ojos. Taehyung creía que si no tuvieran la mandíbula pegada a la cabeza, hace rato se les hubiese caído.
— Le gustas.— Dijeron al mismo tiempo, luego de que el peligris terminó de hablar.
Así mismo, este solo rodó los ojos y bufó al aire. ¿Se pusieron de acuerdo con SeokJin o qué?
— No le gusto, solo me ayudó, eso es todo.
— ¿Estás jodiendo?— Habló el más bajito, frunciendo el ceño, claramente incrédulo por su respuesta.— Lo golpeó, lo excluyó de Valhar, lo amenazó y lo sacó casi a patadas de la cafetería. ¿Y vas a decir que no le gustas? Debes de estar ciego.— Razonó.— Además, te está llamando “Omega”.— Hizo comillas.— Cosas como esas no se le dicen a cualquiera y lo sabes.
— Pienso lo mismo que Jimin.— Concordó la mujer.— Aunque no sé si debas involucrarte mucho con ese hombre, es jefe de toda una mafia, Taehyung, es peligroso.
— No le gusto ¿Okey? Lo que pasó ayer solo fue algo que no muchas personas hubiesen hecho, estoy agradecido con él porque me defendió y puso a ese hijo de puta en su lugar. Pero el señor Jeon es solo un cliente más, fin de la discusión.— Dando una última mirada de advertencia hacia sus amigos, el platinado se giró y volvió a hacer su trabajo.
Ambos prefirieron no mencionar nada más con respecto a ese tema, no querían hacer enojar a Taehyung. Así que, ignorando lo anterior, siguieron charlando de cualquier otra cosa.
[...]
Por otro lado, un Alfa azabache se encontraba en la parte trasera de una camioneta blindada, dándole un último trago a su café. Le gustaba como el Omega lo preparaba, se sentía y sabia diferente a otros que ha probado, no sabía exactamente cómo explicarlo, pero lo disfrutaba y eso era lo que le importaba al final de cuentas.
Aun recuerda vívidamente como hace una semana y media, Kim había rodado por todo el terreno, interrumpiendo su entrenamiento. No pudo evitar sonreír internamente al rememorar la escena, fue graciosa su forma de actuar, aunque no lo culpa. Él hubiera reaccionado igual si hubiese estado en su posición.
Tampoco era la primera vez que lo veía ahí, en el bosque, ya que hace aproximadamente cuatro o cinco meses el platinado había aparecido en ese lugar, antes de empezar a ir regularmente. Su impresión inicial fue pensar en que tal vez se trataba de un ataque (muy mal ejecutado, cabe resaltar) o simplemente alguien intentando recolectar información.
Sin embargo, cuando esa esencia tan adictiva llegó a sus fosas nasales, supo de qué se trataba.
Jungkook no era imbécil, él sintió como su lobo aulló en su interior cuando eso pasó, incitándolo a acercarse a la persona poseedora de tan delicioso aroma. Él sabía lo que significaba, y aunque no podía creer que había encontrado a su destinado, era preferible mantener lejos al joven platinado del mundo en el que él vivía.
No deseaba poner en peligro a alguien que no tenía absolutamente nada que ver en su (para nada seguro) ámbito laboral.
Generalmente, cuando encuentras a tu pareja destinada, ambos entran en celo. Jeon era consciente de ese hecho, pero al ser un Alfa pura sangre, pudo apaciguar los síntomas de este. Además, él nunca deja libres sus feromonas, le disgustaba la idea de que cualquier persona pudiese olerlo libremente, por lo que; los únicos que han tenido la dicha de olfatearlo son: sus padres y sus dos mejores amigos, nadie más. Aunque los dos últimos solamente en una ocasión y cabe resaltar que fue por error.
Cree que es por eso que el Omega no reaccionó a él, ni entró en su periodo de calor cuando se vieron en el bosque o en la cafetería.
Era lo mejor.
Aunque, no podía evitar querer estar cerca de aquel jovencito, por esa misma razón iba todos los días al local desde que descubrió que trabaja ahí, eso calmaba un poco a su lobo que se regocijaba en su interior al oler las dulces feromonas a manzana y canela.
Aunque también le reclamaba a Jungkook cuando se demoraba demasiado haciendo cualquier cosa en lo que su trabajo respecta, cuando podían estar relajados en la comodidad de la cafetería, rodeado de la fragancia tan adictiva de su compañero.
No podía evitar aspirar profundamente cuando sentía al peligris cerca, queriendo esconderse en su cuello y respirar tan delicioso aroma directamente de la fuente. De solo pensarlo su Alfa ronronea en su interior, echándose con la panza al aire en señal de sumisión para su pareja, mostrándose completamente dócil ante él. Lo cual era extraño, normalmente repele como si fueran una plaga a las personas de esa designación, no porque los odiara o algo por el estilo, pero simplemente su animal gruñía arisco o él mismo no toleraba su presencia.
Desconocía el motivo y tampoco le importó no relacionarse con ninguno.
Simplemente era de esa manera.
La voz del chófer lo sacó de sus pensamientos.
Viendo por la ventana, se percató de que; efectivamente, ya se encontraban en el edificio donde estaba una parte de su gran arsenal de armamento. Estaba situado en las afueras de la ciudad, para que no hubiera problemas con civiles. Por lo que, luego de un asentimiento con la cabeza, salió de la camioneta.
Solo necesitó pisar la entrada de la gran edificación para que todo el mundo se inclinara ante él.
La presencia de Jungkook imponía respeto y disciplina, proyectando una atmosfera de completa autoridad a donde sea que llegase. Levantó su mano para dar a entender que era suficiente, lo cual provocó que todos los presentes retomaran sus tareas con esa simple orden.
Se encaminó al elevador que estaba única y exclusivamente para su uso personal, presionando el botón que daba al sótano. Las puertas se cerraron frente a él y se abrieron a los pocos minutos, indicaban que ya se encontraba en su destino.
Dando unos cuantos pasos, se topó con una puerta de madera. Tomó la perilla, la abrió e ingresó. El olor a metálico de la sangre lo golpeó ni bien pisó la habitación.
Sus orbes oscuros se enfocaron en el hombre que se encontraba amarrado a una silla.
Su rostro estaba desfigurado, de su boca salían hilos de sangre y uno de sus ojos estaba completamente morado e hinchado, posiblemente ya no podía ver a través de el. Se fijó en sus manos, le faltaban algunos dedos en la derecha y los de la izquierda estaban rotos. Tenía varios hematomas en el torso y en el costado de su costilla izquierda; notó una puñalada que dejaba un inmenso charco de sangre en el piso. Sus piernas descubiertas por el pantalón desgarrado dejaban a la vista varias marcas de latigazos, podía divisar varias cortadas en sus pantorrillas y una que otra quemadura en su piel...
Vaya, Yoongi había hecho un excelente trabajo.
— Veo que empezaron sin mi.— Fue lo primero que dijo al ingresar.
El pelinegro veía inexpresivo al otro Alfa que se encontraba moribundo frente a él.
Y ustedes se preguntarán: ¿Por qué Jungkook tenía a un hombre en una habitación siendo torturado por su mejor amigo? Bueno, es algo gracioso, a decir verdad. Resulta que ese: “pobre hombre” se infiltró en su mafia, haciéndose pasar por un recién reclutado para extraer información sobre armamento, producción y exportación de droga, dar informes sobre Jeon y todo tipo de movimientos correspondientes a Valhar.
El Alfa pura sangre no era estúpido, él lo descubrió desde hace semanas, solo le estaba dando lo que quería; haciéndole creer que podría irse como si nada. No obstante, cuando éste intentó escapar de las instalaciones, un grupo de lobos lo acorraló, uno de los especialistas en armas le disparó un sedante y lo llevaron a la habitación en la que ahora se encontraba.
Cosas normales de todos los días.
Yoongi llamó al azabache explicando que ya lo tenían y que debía ir enseguida. Por eso mismo, Jungkook no pudo quedarse en la cafetería a deleitarse con el olor de cierto Omega peligris
Vaya suerte la suya.
Regresando al presente, el hombre sintió pavor al escuchar a Jeon, levantando su visión borrosa y ensangrentada para mirar con evidente terror al Alfa que podía fácilmente ser la pesadilla de muchos.
— Fue complicado hacer que soltara algo, aunque luego de la puñalada y varios golpes en la herida, hablo más que presentador de televisión.— Habló Yoongi, encogiéndose de hombros.
Jungkook quería reír por las palabras de su amigo, pero se limitó a hacerlo internamente. El pelirrojo era un tanto especial con su humor.
Asintiendo, se acercó al sujeto que temblaba como gelatina en la silla. Se agachó y lo miró, clavando sus ojos en el rostro ajeno, manteniendo su semblante neutro y sus orbes viéndose aún más oscuros que antes, pareciese que pudiera ver a través de su alma con ellos.
— Señor Jeon, ya dije todo lo que sé. Por favor, piedad.— Dijo, sus luceros golpeados aguándose en el proceso.
El pelinegro no se conmovió ni un poco por la escena, simplemente siguió observándolo con su rostro serio, sus ojos lanzando cuchillas y las venas de su cuello siendo cada vez más notorias, evidenciando su enojo.
— ¿Me pide piedad? ¿Por qué tendría que concederle ese deseo?— Su voz salió calmada.— No está en posición de pedir nada. Viene aquí, a mi mafia, a mi territorio; para obtener información sobre nosotros, sobre nuestros movimientos... ¿Y quiere piedad? Tiene suerte de seguir vivo, pero eso cambiará dentro de poco, no se preocupe. Así que por favor no venga con su mierda, nadie va a compadecerse de usted, solo va a recibir lo que merece y nada más que eso. ¿Quedó claro?— Dijo tranquilamente. Parpadeando lento como si sus palabras fueran lo más normal del mundo.
Jungkook tiene la extraña costumbre de tratar a todos por “Usted”, a excepción de cierta cantidad de personas. Es un hábito que siempre ha tenido.
— Pregunté: ¿Quedó claro?— Su voz de mando hizo presencia, aun sonando relajado.
No había nada que le molestase más a Jungkook, que no recibir respuesta.
El Alfa solo asintió, dándole a entender que había escuchado.
— Responde.
Sin embargo, eso no era suficiente.
— S-si, señor.— Su voz salió quebrada.
Dichas esas palabras y estando conforme con su afirmación, dirigió su mirada hacia Yoongi, dándole una orden sin la necesidad de comunicarla en voz alta. Éste, captando lo que su jefe quiso decir, salió de la habitación para hacer lo que el pelinegro le encomendó. Volvió su vista hacia el Alfa inmovilizado luego de observar al pelirrojo abandonar el cuarto. Por consiguiente; simplemente se levantó, se acercó a la mesa con utensilios quirúrgicos y la observó.
Nada llamó su atención.
Llevó su vista a unas pinzas con un tamaño considerable, las tomó y se aproximó a la silla otra vez.
— Voy a cortar los dedos que quedan de sus manos, primero los de la derecha y luego los de la izquierda, después voy a amputarlas completamente. Así mismo, tomaré el bisturí que está en la mesa y lo clavaré en su pierna derecha. Posterior a eso, voy a romper la otra ¿Está bien?— Habló por fin, tan sereno que no parecía que estuviera describiendo las cosas horribles que iba a realizar.
A Jeon le gustaba describir todo lo que iba a hacerle a una persona, ya que no había mejor tortura que la psicológica. Tenían el alivio de saber que sucedería con ellos, pero la desesperación de imaginarlo martillaba sus cabezas de manera desesperante. Les daba sus debidos tiempos de descanso, no asesinándolos antes de cumplir con lo dicho. Tampoco hacía más de lo que decía, seguía todo al pie de la letra como un mantra que el mismo inventó. Le encantaban los rostros bañados de aflicción, las miradas llenas de angustia, los alaridos de dolor y lo mejor de todo, el sufrimiento. Era tan hermoso, pues ellos mismos se jodían el cerebro pensando todo lo que decía, mucho antes de que siquiera pasara.
El hombre solo se limitó a sollozar luego de escuchar sus palabras, y eso no podía importarle menos al azabache. En unos pocos segundos se pudieron escuchar los gritos del Alfa a través de la puerta, todo aquel que llegaba a escucharlo hacía oídos sordos, pues cuando el jefe sentenciaba a alguien, no hay poder divino que pueda ayudar a esa alma que cayó en la desgracia de cruzarse en el camino de Jeon Jungkook.
Afortunadamente y como fue previsto, el sujeto se desmayó justo cuando el sonido inconfundible de un hueso crujir a la hora de romperse llenó la habitación. Limpiando las manchas de sangre de sus manos y rostro, se dispuso a salir, encontrándose con Yoongi que estaba apoyado al lado de la puerta, el pelirrojo simplemente asintió y entró de nuevo con dos hombres detrás de él. El pelinegro ingresó al elevador y presionó el botón del primer piso, mientras que con un pañuelo terminaba de asear sus manos.
Una vez ahí, caminó tranquilamente a través del recibidor, saliendo al enorme terreno que se encontraba en la parte trasera y solo se paró allí, esperando pacientemente.
Rato después, divisó a los mismos hombres que acompañaban a Min cargar el cuerpo inconsciente del Alfa, tirándolo al suelo sin el más mínimo atisbo de delicadeza en sus acciones.
Jungkook hizo una seña con sus manos y otro grupo de guardias abrieron varias jaulas, dejando a la vista a unos perros jodidamente grandes. Estos simplemente se sentaron cerca del azabache, mirando impacientes al cuerpo tendido a unos pocos metros de ellos. Jadeando emocionados, su saliva goteando de manera excesiva de sus bocas, dejando en claro lo mucho que ansiaban destrozarlo.
Pasaron alrededor de cinco minutos cuando el hombre por fin reaccionó. Tardó otro poco en orientarse y por fin ser consciente de su entorno, buscando moverse para alejarse de ese lugar. Pero su cuerpo estaba tan cansado y lastimado que le fue imposible. Aun así, lo intentó de nuevo, logrando arrastrase unos cuantos pasos en un vano intento de escapar.
Tan patético.
Este siendo el pensamiento de los presentes que admiraban la escena.
— Es hora de comer.
Fue lo último que dijo Jungkook antes de que los perros fueran directamente a despedazar a sangre viva al hombre que gritaba desesperadamente por ayuda.
La agonía, la desesperación, el miedo y el dolor eran tan palpables en ese momento, casi tangibles para cualquiera de los espectadores, quienes presenciaban el espectáculo que su líder les otorgaba.
Sus miradas vacías reflejaban lo acostumbrados que se encontraban a ese tipo de sucesos, ninguno era obligado a quedarse, nadie estaba ahí por la fuerza. Solo la lealtad y el respeto que le tienen al azabache los mantenía en ese lugar, siendo fieles a él.
Manchas rojas pintaban la arena, creando una obra de arte única.
Trozos de carne regados por todo el lugar, partes de lo que antes era una persona, conformaban un macabro rompecabezas.
El sonido chicloso del masticar de los perros llenaba el ambiente, creando una sinfonía lúgubre para cualquiera que tuviese la dicha de escucharla...
Eso, era lo que le pasaba a cualquier persona que fuese tan estúpida como para meterse con alguien tan jodido como lo estaba Jeon Jungkook.
Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.
¿Que les pareció el capítulo? Sinceramente se me hace más cómodo escribir las escenas de tortura que pensar en hacer una escena Smut, jaja.
En fin, espero que lo hayan disfrutado, por favor denle amor.
Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.
Tu existencia es importante. 💜
Meanwhile, us:
It's me again, le dije a Azumi que haría mis intervenciones DESPUES de leer el capítulo, perooo pues, que puedo decir. Las estoy haciendo todas de una (Azumi preciosa te juro que después lo leo).
Entiendanme un poco, algunos capítulos es la tercera vez que los leo (les juro que es diferente releer un capítulo por placer a hacerlo para buscar faltas ortograficas o gramaticales) Si encuentran algún error, nos dicen, pero sin hablar feo porque Azumi llora.
(The author is here. Es cierto que Mafe lee mucho los capítulos, pero es mi culpa ya que los edito demasiado al no estar completamente conforme con el resultado. Agradecería que me dijeran si hay algún tipo de falla en la escritura, pero siempre con respeto ¡Gracias!).
(Se supone que solo iba a subir dos caps, pero aquí estoy, siendo amable y dándoles tres, ni siquiera las Betas de la historia lo saben jaja).
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