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𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟿)


Ω Segunda semana de cortejo. Ω

Jungkook y Taehyung caminaban tranquilamente por la feria, llamando la atención de las personas que solo los observaban con curiosidad. Y es que; ¿Cómo no hacerlo? Era una tarea difícil, teniendo en cuenta como ambos eran como el agua y el aceite, luciendo totalmente diferentes, sus vibras reflejando nada más que polaridad.

Por un lado estaba Kim, quien iba vestido con un abrigo y pantalones de colores claros, su cabello platinado con sutiles ondas en sus puntas era adornado por una diadema con orejas de tigre. Su sonrisa cuadrada que se plasmaba en sus labios le daban un aire angelical y etéreo.

Simplemente hermoso.

Por el contrario, estaba Jeon. Este lucía sus típicas prendas oscuras, esas que lo hacían ver malditamente apuesto e intimidante. Su porte y seguridad al caminar eran tales, que varios individuos quedaron embelesados al admirarlo. Su rostro inexpresivo contrastaba enormemente con las orejas de conejo que estaban situadas en su cabeza y sobraba decir que Taehyung le pidió que las usara, argumentando que se veía "tierno" con ellas. El azabache solo lo había mirado fijamente con ojos aburridos, suspirando para luego colocarlas en el lugar donde ahora se encontraban.

Lo que hacía el amor.

Si bien no le molestaba usarlas, eran los ojos curiosos de las personas lo que le causaban jaqueca. Pues, sí, estaba acostumbrado a la atención, aunque normalmente era por la cantidad absurda de hombres que lo acompañaban a todos lados y no por el hecho de tener un par de orejas en la cabeza.

Ah, además de los Alfas y Betas que no paraban de ver al joven que tenía apresado por la cintura con uno de sus brazos. Él no era alguien celoso, se lo había dicho a Taehyung en su primera cita y era cierto, pero sus instintos le gritaban "peligro" cada vez que alguien se acercaba a su Omega.

Tal vez exageraba, pero no podía evitarlo, era un sentimiento de posesividad que se había instalado en su pecho con insistencia. Su parte más primitiva estaba haciendo aparición por primera vez.

Santa mierda.

Obviamente, lo había hablado con el peligris, disculpándose por dejarse llevar por su lobo. No obstante, el menor le había dicho que estaba bien, haciéndole saber que no tenía nada de qué preocuparse, pues ambos se pertenecían y además ni siquiera era consciente de como llamaba la atención de algunos de esa manera, ya que él solo tenía ojos para Jungkook.

Lindo, sí, pero como les había dicho, el joven Omega atrapa una gripe mejor que una indirecta.

Agradece que desde el primer día empezaran con los besos, pues no pudo evitar comerle la boca con necesidad al escucharlo, obligándose a sí mismo a controlarse cuando Kim le dijo que lo necesitaba.

No iba a mentir, estuvo a poco y nada de mandar a la mierda el cortejo para marcarlo en ese momento. Pero no podía. Debía cumplir con su palabra, entregarle a su chico lo mejor de lo mejor, no darle una follada rápida como primera vez para ambos. ¿Que clase de Alfa sería si hiciera tal estupidez? Posiblemente, igual a los otros imbéciles que trataron de meter a Taehyung a la cama con tan solo decirle unas cuantas palabras bonitas y superficiales.

En situaciones como esas, lamentaba el hecho de haber nacido con un nudo en el pene.

Una cosa de la que se había dado cuenta, era la peculiar conexión que mantenía con Taehyung. Y en realidad no necesitó mucho para llegar a esa conclusión, pues hace exactamente siete días, cuando el menor le platicó sobre su pasado (de manera muy superficial), casualmente pudo ver a través de un sueño la vida de este mismo.

No es que sea un experto en el tema, claro está, pero supone que es gracias a que ambos son destinados. Una respuesta un poco vaga, si se lo preguntan, pero tampoco es que tenga alguna otra hipótesis que sea muy lógica.

No le mencionó nada de eso a su compañero, más que todo para no hostigarlo con el tema. Por eso mismo, solo se dedicó a mimar al menor en esa noche de películas que este último había insistido en tener en lugar de ir a un sitio costoso. Disfrutando estar juntos, relajándose en sus brazos, besandose castamente de a ratos. Bañándose en la comodidad que los poseía de manera tan gratificante cuando compartían su mutua compañía.

La semana anterior había sido maravillosa para los dos. Tenían citas, Jungkook le llevaba regalos (a veces exageradamente caros) lo consentía y lo trataba como si fuera algún tipo de dios.

Pero de lo que Taehyung no era consciente, es que, ante los ojos de Jungkook, él era precisamente eso: un dios en todos los sentidos. Y en cuanto a su persona, solo era un fiel sirviente que se encargaría de amarlo, ser condescendiente y protegerlo en todos los sentidos.

¿Podemos fingir que no queremos a alguien así? ¿No? Bueno.

La voz del menor lo trajo de vuelta a la realidad.

- Ahora que lo pienso...- Murmuró mientras fijaba su mirada en dirección al pelinegro, quien mordía una manzana.- Usted controla todo el país, ¿No?

- Sí.- Respondió simple.

- No le importa el gobierno.

- No.

- Hace lo que quiere.

Asintió mientras masticaba.

- Es el hombre que tiene a toda Eurasia en sus manos.- Susurró, como si estuviese cayendo en cuenta de con quién estaba saliendo.

- Así es, Mi Luna.- Dijo después de tragar.

- ¿Eso no lo convierte en algo así como el Zar de Rusia?

- Sí, supongo que sí.- Puntualizó antes de darle otra mordida a su manzana.

Bueno, la humildad en cuanto a su puesto no era algo que lo caracterizaba.

Carajo.

Se sumergió en su mente, analizando la respuesta que había recibido. Era algo que ya sabía, o al menos se hacía una idea de todo el poder que tenía el azabache. En cambio ¿Que era él? Un Omega huérfano que cursaba su último semestre en la universidad y que además trabaja en una cafetería a medio tiempo... Vaya, en serio parece que su vida era alguna clase de novela barata.

¿Quien le dice?

Los chillidos y alaridos de dolor de lo que parecía ser un perrito, más los ladridos y pequeños gruñidos lo sacaron de su burbuja.

Rápidamente, observó a su alrededor, notando como un grupo de niños que formaban un círculo alrededor de una esquina, reían escandalosamente al mismo tiempo en qué los chillidos se volvían más fuertes.

Se zafó del agarre de Jungkook para correr en esa dirección, haciéndose paso entre la multitud y perdiéndose en medio de la orda de personas. Por mientras, el mayor lo seguía a paso tranquilo, nunca quitando sus orbes oscuros del cuerpo más pequeño. El tumulto de gente le otorgaba el espacio necesario espacio para que pasara, aguantando el aire para no chocar contra él por accidente. Posiblemente Kim haya visto algo que le gustara, pues ya había salido de esa forma exactamente diecisiete veces a lo largo del día. ¿Le molestaba? En lo absoluto. Por el contrario, le alegraba saber que su chico la estaba pasando bien y disfrutaba de su salida.

Pero, a diferencia de sus pensamientos, se percató de como se acercaba a unos adolescentes, para luego agacharse y tomar en brazos a una cosita peluda, ocultándolo dentro de su abrigo, soltando un gruñido bajo en dirección a los contrarios.

- ¿Qué creen que están haciendo? ¡Es solo un perrito! ¿No tienen corazón?- Bramó molesto.

- Oh, por favor, no te metas ¿Quieres? Solo nos estamos divirtiendo, ¿No es así?- Uno de ellos le preguntó a sus amigos, quienes asistieron hacia el platinado.- ¿Puedes devolvernos a la bola de pelos y desaparecer? Estorbas.

Antes de poder responder, Jeon se paró detrás de la anatomía, pasando su brazo hasta situarlo en sus caderas, atrayéndolo hacia sí. Luego miró a los menores.

- ¿Ocurre algo?- Inquirió.

- Sí, tu puta está de metiche.

Cadena de oración para ésta pobre alma en desgracia.

El azabache apretó la mandíbula, cambió el color de sus ojos y estuvo a punto de arrancarle la cabeza al mocoso.

Sin embargo, no pudo.

- ¿Cómo me dijiste, enano? Alfa, sosténlo.- Le entregó al perro.

Uh, se enojó.

- Escúchame bien, intento de ser humano, porque no voy a repetirlo otra vez.- Se inclinó a su altura.- Que tus padres no te den el suficiente amor o atención, no es mi problema en lo absoluto. Pero eso no significa que vas a andar llamando putas a las personas por el mero hecho de ser Omegas. ¿Acaso a ti te gustaría que llamaran a tu madre de esa forma? No, ¿Cierto? Así que, le bajas dos a tu actitud de mierda, porque ese hombre de ahí.- Señaló a Jungkook.- Es capaz de lo que sea. Y creeme cuando te digo que no quieres saber todo lo que ha hecho.- Los jóvenes temblaron en su sitio al mirar la figura del mencionado, quien se limitaba a observarlos con sus ojos pintados en un rojo intenso.- Los animales sienten dolor al igual que ustedes. Por lo que; vas a disculparte y tú y tus amigos no volverán a hacer algo como eso. ¿Quedó claro?

- Sí señor...- Respondieron al unísono.- Lamentamos nuestro comportamiento.

- Son tan adorables, ahora vayanse antes de que me arrepienta de dejarlos ir.- Sonrió tan tranquilo que daba miedo.

Ante lo dicho, los cuatro adolescentes salieron corriendo a quien sabe dónde, pero cualquier lugar era mejor que estar con ese chico tan "extraño" según ellos.

Digamos que Taehyung se vuelve un poco intimidante en cuanto a animales se trata. No hace falta decir que es lo mismo cuando se meten con alguien cercano a él.

Los Omegas enojados no son para nada agradables.

Tal vez pasaba demasiado tiempo con Jimin y SeokJin.

En fin, mientras Kim trataba de disipar las ganas de ir tras los menores para lanzarles un zapato a cada uno, JungKook mantenía su cerebro cargando. ¿Su compañero acababa de amenazar a alguien? Simplemente era algo sorprendente.

¿Era raro que lo encontrara increíblemente caliente? Vaya, cada día estaba peor.

- Bien, déjeme ver a esa hermosura que tiene ahí, Alfa.- Habló el peligris, refiriéndose al cachorro que descansaba en los brazos ajenos.

Ante eso, Jeon reaccionó, bajando su mirada para encontrarse con un lindo perrito de raza Pomerania, quien tenía toda su atención puesta en Taehyung, meneando su rabito al sentir como el platinado lo alzaba y lo apegaba a su pecho. ¿Acaso un ángel lo había salvado de esos locos? Definitivamente era eso, y estaba completamente agradecido con ese chico bonito.

- Bueno, señor jeon.- El aludido lo miró.- Creo que tenemos un pequeño cambio de planes en cuanto a nuestra cita.- Sonrió en grande.- ¿Podemos ir al centro comercial para comprar lo necesario?

- ¿Lo necesario? ¿A qué te refieres?- Jungkook no comprendía nada.

- ¿No es obvio?- El azabache negó y el peligris rió.- Quiero conservarlo.

Ante eso, el mayor asintió.

Si su Omega quería al perro, eso iba a tener.

[...]

Bien, Taehyung pensaba que él era el más emocionado debido a la inesperada aparición de su (ahora) hijo canino. Sin embargo, en ese instante se replanteaba esa posibilidad, ya que los dos carritos que estaban hasta el tope con cosas para perros no los había llenado él, no señor. La persona responsable de eso era la misma que en ese momento se encontraba viendo ropita que pudiese llegar a quedarle tanto a la bolita de pelos en sus brazos, como a Bam.

- Omega ¿Crees que debamos comprarles envases a juego?- Cuestionó Jungkook con rostro inexpresivo.

La seriedad del azabache a la hora de preguntar cosas tan adorables lo dejaba notoriamente confundido, pero ¿Qué podía hacer? Sinceramente, su actitud le parecía demasiado linda como para siquiera decirle algo al respecto.

- Tal vez debamos comprar todo a pares.- Habló otra vez, sin esperar una respuesta realmente.

- Alfa, sería muy tierno, en serio, aunque...- Jungkook lo miró.- No tengo dinero para todo eso.- Sonrió apenado.

- ¿Quién dijo que tú ibas a pagar por esto, amor?- Dejó los dos trajes de marinerito en el carrito de compras, dando algunos pasos hasta quedar frente a él, tomó sus mejillas y posteriormente plantó un beso en los belfos ajenos.- No tienes que preocuparte por el dinero, Mi Luna, para eso estoy aquí ¿Mmh?

- Pero...

- Sin peros.- Volvió a besarlo.- Tengo lo suficiente como para comprar toda la tienda si quisiera.- Paseó sus ojos por todo el local.- Ahora que lo pienso, no es una mala idea.

- Definitivamente no va a hacer eso.- Se carcajeó.- Con lo que tenemos está bien, no hay que exagerar.- Negó.

- Por el momento.- Asintió, Kim alzó una ceja.- Vayamos a la caja.

- No quiero ver la factura.- Se estremeció de solo pensar en cuanto iba a ser el monto total.

- Tampoco tenía pensado que la vieras.- Dijo mientras avanzaba.- No debes preocuparte por cosas tan irrelevantes como lo es el dinero, Omega, mis tarjetas no tienen límite, así como mi amor por ti.

Taehyung arrugó el entrecejo, divertido.

- ¿Sacó eso de un K-Drama?

- Sí.- Admitió con absoluta normalidad.- Estuve viendo novelas para tener una idea base sobre qué tipo de comportamiento sería el correcto a la hora de tener citas contigo.- Explicó mientras dejaba que los empleados se hicieran cargo de facturar todo.- ¿Dije algo malo?

- En lo absoluto.- Sonrió.- Es solo que... Siendo honesto, no esperaba escuchar algo así de su parte, Alfa.- Un sutil sonrojo se apoderó de su rostro.

- Ya veo.- Recibió su tarjeta luego de haber pagado.

Ambos salieron del local y empezaron a caminar por el centro comercial, ya que los empleados se encargarían de guardar y empacar lo que compraron. Después podrían pasar por ello.

- ¿Puedo preguntar por qué lo hizo? Quiero decir, ver novelas.- Verdaderamente estaba curioso.

- Oh, mi madre siempre le dice a mi padre que debería aprender de los protagonistas, pensé que sería igual para ti.- Parpadeó.- Aunque a veces me cuestiono si lo dice en serio.

Ante eso, el platinado no pudo evitar reír. Le parecía excesivamente encantador como Jungkook se preocupaba hasta por la forma en la que debería tratarlo.

- Alfa, no es necesario que tome la personalidad de un protagonista de K-Drama.- Negó.- Me gusta tal cual es.

- Sí, Mi Luna.- Inclinó su cabeza como agradecimiento.

Luego de comer en uno de los tantos restaurantes, decidieron pasar por un veterinario calificado para que revisara a su nueva mascota, aplicándole las vacunas correspondientes y revisando que todo estuviese en orden. Aunque Taehyung ya lo había visto, el doctor que los atendió le explicó que el perrito poseía una que otra herida menor, no era nada alarmante, pero debían tener cuidado con él.

Una vez hecho eso, se dirigieron a la casa del mayor.

El sonido de la puerta siendo abierta lo despertó de su siesta, sus sentidos se agudizaron y sus orejas percibieron las voces de sus dos personas favoritas.

Se levantó de su enorme cama y se aproximó a la entrada, encontrándose con su dueño ingresando a su hogar junto con un montón de bolsas. ¿Le estaba trayendo más regalos? Era emocionante, ya que él azabache nunca se privaba de llevarle juguetes con los que pueda distraerse.

Después de dejar las bolsas en el suelo, observó como su humano se inclinaba para acariciarlo, pasando su mano detrás de sus orejitas caídas, provocando que su larga cola se menee extasiada por el cariño recibido.

Sin embargo, ese movimiento alegre no duró demasiado, ya que una cabellera peligris ingresó a su hogar, sosteniendo una bolsa pequeña con una mano, mientras la otra estaba ocupada por lo que parecía ser un perro extremadamente diminuto.

¿Qué carajos?

¿Quién era esa bola peluda y por qué estaba en los brazos de su otro dueño? ¿Ah? Sus orbes oscuros detallaron al intruso, sintiendo impotencia y rabia. Su corazón se estrujó. Estaba muriendo de celos, no iba a negarlo. Desearía tener ese tamaño nuevamente, disfrutar de la calidez de sentir como el azabache lo alzaba para acercarlo a su pecho.

Quería ser un cachorro otra vez.

Sus pensamientos se detuvieron al olfatear un ligero aroma a sangre en el ambiente, no era el mismo olor que la sangre humana, ésta era diferente. ¿La bola de pelos estaba herida? ¿Por eso su Tae lo tenía en brazos?

Un sentimiento amargo lo golpeó, ahora deseaba asesinar a la persona que se haya atrevido a hacerle daño al más pequeño. Confíaba en qué Kook les haya dado una lección, porque según él, Tae era demasiado lindo como para hacerlo daño a una mosca.

Bueno...

Nadie le haría daño a esa cosa, pues él se encargaría de protegerlo.

No sabía que podía ser así de bipolar.

Sus dos humanos charlaban de no sabe qué cosa, ya que sus luceros y oídos solo estaban al pendiente del cachorro. Viendo atentamente como su Tae se sentaba en un almohadón y lo colocaba delicadamente en medio de sus piernas cruzadas.

Se acercó lentamente, no queriendo alertar a la cosita peluda. Sus ojos lo analizaron, dándose cuenta de que, sin importar los vendajes que estaban en sus patitas, orejitas y cola, era el perrito más bonito que había visto en todo lo que tiene de existencia.

- ¿Vas a hacerme daño?- Preguntó la bolita de pelos.

- No lo haré, pequeño.- Se echó en su lugar.

- ¿Dónde estamos?

- En la casa de mi dueño Kook.

- ¿Este es tu hogar?

- Así es... Prontamente también será el tuyo, mi dueño está cortejando a mi humano Tae. Lo más probable es que se mude aquí en algunos días, no lo sé.

- ¿Ellos no te lastiman? El chico bonito es amable, pero el otro da miedo.

Bam exhaló, riendo.

- Mi dueño Kook me rescató de un albergue en mal estado y me acogió en su hogar, él también es bueno. Pero no te preocupes, te protegeré de él también si es necesario, aunque dudo que eso llegue a ocurrir.- El más pequeño lo miró.- ¿Tienes un nombre?

- El chico bonito dijo que voy a llamarme Yeontan.- Dijo, con su corazón latiendo velozmente por las palabras ajenas.

- Lindo nombre, pequeño.- Se levantó, acortando la distancia para luego olfatearlo, Yeontan solo se dejó hacer, disfrutando de las caricias otorgadas detrás de sus orejas.

- ¿Tú cómo te llamas?- Inquirió después de un momento.

- Bam.

- Mucho gusto, Bam.

Luego de eso, ambos permanecieron en un cómodo silencio.

[...]

- ¿Es normal que se lleven bien así de rápido?- Dijo Jungkook mientras observaba como su mascota dormía plácidamente junto con Yeontan.

- Uh, sí, pero aún tenía miedo de que Bam lo rechazara. Me alegro de que no fuera el caso.

Jeon estuvo de acuerdo.

- ¿Vas a tenerlo contigo?

- Sí, me llevaré algunas cosas como su cama y algunos juguetes para que esté cómodo, aunque posiblemente se la pase con los chicos la mayoría del tiempo gracias a mí trabajo y la universidad.

- Puedes traerlo de vez en cuando, se vé que a Bam le agrada.

- Gracias, Alfa.

- Mmh.- Fue la respuesta de Jungkook.

- ¿Vemos una película?

El azabache Asintió.

- Primero vamos a preparar algo para comer.

- Oh. ¿Tiene hambre?

- Sí. ¿Tú no?- Cuestionó el mayor mientras revisaba la alacena, dándose cuenta de que; en realidad, no tenía casi nada. Suspiró.

- De hecho, no, comimos hace tan solo una hora.- Se burló.

- Corrección, yo comí.- Lo miró.- Tu casi no tocaste tu plato. ¿No te gustó? Me lo hubieses dicho, podíamos ir a otro lugar.- Sacó su celular.

- No es eso, no tenía apetito, es todo.- Lo observó teclear.- ¿Qué hace?

- Le digo a alguno de mis hombres que haga la despensa, no queda casi nada en...- Taehyung le arrebató el dispositivo.- ¿Omega?

- Vamos nosotros mismos.

- ¿Nosotros?- El menor asintió.- ¿Por qué?

- Hace mucho que no voy al supermercado, también quisiera comprar varias cosas.

- Podemos pedirle a alguien que vaya.- Inclinó su cabeza hacia un lado.

- No, señor Jeon, iremos los dos, como dos personas que no tienen guardaespaldas u hombres que vayan por ellos. ¿Hace cuánto que no va usted mismo?

- No lo sé, realmente.

- ¿Que compró en esa ocasión?

- El supermercado.- Se encogió de hombros.

- Definitivamente, no es alguien que escatime en gastos.- Pasó una mano por su rostro.

- No tengo por qué hacerlo, el dinero no es algo que me angustie, de hecho, con cada segundo que pasa los números en mis cuentas de banco van en aumento.- Explicó de manera tranquila.

- El día que inventaron la humildad, usted estaba de vacaciones.

- Y el día que inventaron la belleza, tú estabas al inicio de la fila.- Se acercó a él, dejando un casto beso en sus labios.

Taehyung carraspeó, notablemente sonrojado.

- Uh, vámonos.- Salió de la cocina.

Jungkook sonrió pequeño, tomando su cartera para seguir al menor, quien ya había abandonado la casa.

[...]

- No puedo creer que en serio se haya puesto celoso por eso, Alfa.- Habló suave Taehyung.

- Lo siento, Omega, pero... No pude evitarlo, ¿Bien? Es que ¿Desde cuándo le tomas la mano, abrazas y le sonríes a extraños?- Gruñó, dejando las bolsas sobre la isla de la cocina.

- Solo estaba siendo amable.- Explicó.

- ¡Lo besaste!- Tapó su rostro con ambas manos, no estaba enojado, por supuesto que no. Pero de solo imaginar como los labios de su compañero tocaron otra cosa que no fuesen los suyos, le causaba repelús.

- Alfa, era solo un niño y fue un beso en la mejilla.- Se burló.

- ¡Dijo que le gustabas! ¡Que eras muy lindo y que quería que fueras el padre de sus cachorros!- Y sí, está al borde de la locura.

- Tiene seis años.- Se acercó riendo.- Además, lo hizo llorar.

- Él tiene la culpa por creer que en serio iba a cortarle la lengua y se lo iba a dar a los perros... Aunque ganas no me faltan.

- Diosa, es tan lindo.- Lo abrazó.- Pero no voy a dejar que vuelva a ir al supermercado, queda estrictamente prohibido.- Lo besó castamente.

- Sí, Mi Luna.

Luego de haber llegado al local, ambos se habían dispuesto a comprar lo necesario, sin embargo, un infante se había pegado a la pierna de Kim. Éste se agachó para preguntar que se le ofrecía o si había perdido a sus padres. En cambio, no se esperó que el niño le dijera que era el Omega más lindo que existía y quería casarse con él.

El platinado, con su corazón de pollo latiendo a mil por lo adorable que era, lo tomó de la mano y le besó la mejilla, agradeciendo por el cumplido. Pero no se esperaba que un rugido se escuchase a sus espaldas, unos brazos rodearan su cintura y un Jungkook con el semblante serio le dijese al menor que ya estaba apartado, que tenía a un Alfa y que además, Taehyung era su dueño.

También lo amenazó, pero eso es porque el niño le estaba haciendo ojitos a su compañero.

Desubicado.

Cabe resaltar que el peligris le dio una reprimienda que dejó a su lobo con la cola entre las patas, pero al mismo tiempo lo llenó de besos por ser tan "tierno". Sinceramente no entendía el concepto que el Omega tenía sobre dicha palabra, pero no pudo decir nada por la bomba de cariño que le fue proporcionada. Así que solo se quedó callado.

- Bien, voy a preparar algo de comer, por favor vaya y acomode todo en la sala para ver la película.

- Está bien, Omega.- Antes de salir de la cocina, se volteó a mirarlo.- Lamento mi comportamiento, se que dije que el instinto receloso de los de mi casta no es de mi agrado. y quiero que sepas que es completamente verdad, pero...

- No se preocupe, Alfa, estamos en el proceso de cortejo, es normal que sus instintos estén a flor de piel. Lo entiendo perfectamente.- Trató de tranquilizarlo.- Ahora estaré con usted, ¿Si?

- Vendré a ayudarte cuando termine.

- No es nece...

- Por favor, no quiero quedarme sin hacer nada y tampoco es correcto que tú hagas todo.

- De acuerdo.- Sonrió.

Luego de un par de horas, ambos estaban dormidos sobre el cómodo (y enorme) sofá del pelinegro. Taehyung yacía recostado en el pecho fuerte de Jungkook, con este último rodeando sus caderas de manera posesiva, manteniéndolo pegado a su cuerpo y disfrutando del relajante aroma de su futura pareja.

Por otro lado, Bam y Yeontan se encontraban jugando a pocos metros de ellos. El más grande procuraba no ser brusco, moderando su fuerza para no hacerle daño al pequeño cachorro.

En definitiva, la casa ya no se sentía vacía... Se sentía como un hogar.

- ¿Se puede saber que carajos haces aquí?- Preguntó irritado.

- Oye, tranquilo. ¿Así es como recibes una visita que solo quiere alegrar tu muy monótona existencia?

- Escucha, si a lo único que viniste es a molestarme con tu indeseada presencia, mejor lárgate.- Hizo el amago de cerrarle la puerta en la cara, más una mano en el marco lo detuvo.- ¡¿Estás loco?! ¡Casi te rompo los dedos!

- No exageres, es solo un rasguño.- Solo estaba haciéndose el fuerte, le había dolido como la mierda.

- Pasa, te pondré hielo.

- Diosa Luna, agradezco de todo corazón ésta oportunidad divina que me has otorgado.- Juntó sus palmas en forma de rezo.

- Olvídalo, mejor que se te caiga la mano.

- ¡Ya estoy dentro!- Gritó, ingresando al recibidor.- ¿Ves? Eso habría gritado si tu amigo no nos hubiese interrumpido en el baño.

- Sinceramente me estoy arrepintiendo de haberte dejado entrar a mi casa.- Suspiró.

¿Le sorprendía que Min Yoongi estuviese en la puerta de su hogar? Honestamente, sí. Pero estaba lo suficientemente cansado como para siquiera opinar algo al respecto, así que, es mejor averiguar que quería para luego sacarlo a escobazos.

- Siéntate, ahí, voy a ir por el hielo.- Dijo, señalando el sofá.

El hogar ajeno era más de lo que esperaba.

El interior era de concepto abierto, la sala de estar está decorada con muebles cómodos y elegantes, con grandes ventanales que permiten que la luz natural se cuele a través de ellos. La cocina, equipada con electrodomesticos modernos y una isla central espaciosa, se encuentra justo al lado de la sala de estar, creando un flujo contínuo entre los espacios. El comedor, con una mesa grande y sillas acogedoras, se sitúa en una esquina cercana, permitiendo que las tres áreas se conecten sin interrupciones.

Verdaderamente era un lugar hermoso, no había razón para decir lo contrario.

- ¿Vas a decirme por qué viniste?- Habló mientras se sentaba junto al Alfa, colocando la bolsa con sumo cuidado en los nudillos contrarios.- O sea, lo digo con toda la intención de ser grosero; no te quiero aquí.

- Eres tan rabioso como un Chihuahua. ¿Te lo han dicho?... ¡Auch!- Se quejó cuando el más bajito hizo presión con más fuerza.- Cero de diez como enfermero, deberías ser más delicado... ¡Duele, Jimin!- Estaba a punto de llorar, pero eso no es muy Rockstar de su parte.

Tal vez no debería juntarse demasiado con el Señor Jeon.

- Ya dime, Min, te quiero fuera de aquí.- Gruñó.

- Solo vine para pasar el rato contigo. ¿Eso es malo? ¿Está mal que desee compartir momentos con el Omega que está todo el día en mi mente desde que casi lo hago mío?- Le sonrió con picardía.

El rubio solo lo miraba aburrido.

- ¿Terminaste tu intento de coqueteo barato?- Se levantó para buscar un vaso de jugo, repentinamente su garganta se sentía seca.

- Oh, por favor, vine ensayando ese diálogo desde que salí de casa.- Se quejó mientras lo seguía.- Vamos, Park, no puedes negar que hay tensión entre nosotros. ¿Por qué no lo intentamos? Si no te gusta luego de eso, desaparezco de tu vida.

- Es fácil decirlo, pero eres el puto amigo del Alfa que está cortejando a Taehyung, lo recuerdas, ¿No?- Rodó los ojos, sirviendo aquel líquido que prontamente hizo un largo recorrido por su garganta. Exhaló satisfecho.- Además ¿Que te hace pensar que quiero estar contigo? Puedo conseguir a alguien más.

- ¿Alguien más? ¿Estás jugando? ¿Quien puede ser mejor que este pedazo de Alfa que tienes frente a tus ojos?- Tiró su cabello hacia atrás.

- Créeme, tengo una larga lista de personas que son mucho mejores que tú, pero valoro mi tiempo y gastarlo contigo sería un desperdicio.

Yoongi sonrió, de verdad que el Omega era un hueso duro de roer... Eso lo calentaba de sobremanera.

- ¿En serio?- Su voz sonó más grave y dio pasos hasta quedar a unos centímetros del rubio.- Entonces, si mi presencia no es de tu agrado, no me dejarías hacer esto, ¿Verdad?- Pasó uno de sus brazos por la espalda baja ajena, acercándolo más a su anatomía.- O esto...- Susurró, lamiendo detrás de su oreja.

Jimin tembló en su lugar, jadeando bajito.

El pelirrojo rugió y unió sus bocas en un beso necesitado, sus lenguas fusionándose en una lucha desenfrenada por la dominancia. Ninguno de los dos quería dar su brazo a torcer. El menor se aferró a los hombros de Min, para luego llevar sus falanges hasta la nuca contraria, enredando los mismos en las hebras de dicho lugar. Gruñó cuando el Alfa mordió su labio inferior con necesidad, logrando sacar una pequeña gota de sangre del mismo.

Los minutos pasaron y ellos seguían comiéndose de manera lujuriosa, rozando sus cuerpos, demostrando mediante esos actos tan desesperados lo mucho que anhelaban unirse de forma mucho más íntima.

Pero, desafortunadamente, ambos necesitaban oxigeno para sobrevivir.

- ¿Vas a decir que no disfrutaste eso?- El primero en hablar fue Yoongi, tratando de regular su respiración. Percatándose de como sus aromas danzaban en el aire y se complementaban armoniosamente.

- Ay, cállate, ¿Quieres? Ya es mucho con que tenga que aguantarte.- Respondió igual de agitado.

Estaba frustrado, se supone que él no soportaba a los Alfas, los odiaba, los aborrecía con todo su ser.

Pero ahí estaba, sintiendo su entrada mojarse con su lubricante natural por uno de la misma designación que el hombre que lo traicionó de la peor forma. Aún cuando sus almas estaban unidas por el destino. Le entregó todo, sus primeras veces fueron con él, en todos los sentidos. Los besos, las caricias, los susurros de amor, las noches de pasión, los momentos románticos, las promesas que resultaron solo ser palabras vacías, con la única función de enredarlo en una telaraña que pretendía mantenerlo cautivo, para luego ser destrozado tan dolorosamente, que su lobo aún aullaba de dolor al recordar como se habían burlado de él.

¿Podía permitirse confiar? ¿Podía entregarse nuevamente a alguien, cuando solo era un acto meramente carnal? No estaba seguro de eso, pero su mente se nublaba, sus sentidos se dormían y su animal interior se volvía dócil con la presencia del mayor.

No podía evitar querer más, aún cuando sabe que no es posible.

Al notar su indecisión, el de mirada felina suspiró. No es que esperara que hicieran algo en ese momento, pero por lo menos tenía la esperanza de tener un avance.

No lo malentiendan, él no era del tipo de persona que tiene relaciones formales, más bien era todo lo contrario. Una noche de sexo, nada más que eso podías conseguir con Min Yoongi. No obstante, un curioso sentimiento se apoderó de su cuerpo cuando miró al menor por primera vez, si bien es consciente de que no es su pareja predestinada; no puede negar que le parece interesante como su Alfa reacciona ante la presencia del rubio.

Por eso mismo es que ahora se encontraba ahí, en su casa, tratando de que comprendiera sus... ¿Sentimientos? Que sabe él, esa cosa que uno siente cuando está con alguien que le atrae. Vete tu saber que carajos es eso.

- Voy a pedir pizza.- El rubio habló luego de unos minutos.- Quédate si así lo quieres, sino, vete, voy a ver mi serie.- Se dirigió a la sala.

El pelirrojo sonrió, caminando detrás de él.

- La quiero con bordes de queso.- Pidió mientras se sentaba en el cómodo sofá.

- Solo cállate y enciende la televisión... ¿Te gusta el pepperoni?

- Sí, sí me gusta.

- Entonces, que no lleve pepperoni.

Min se carcajeó, negando con la cabeza, era tan arisco que le gustaba.

Una vez había terminado de pedir la pizza, se sentó junto a su no tan indeseado invitado, y se recostó en su hombro, permaneciendo en silencio.

Tal vez, podía dejarse llevar un poco.

Ω Tercera semana de cortejo. Ω

Padre cielo que estás en el nuestro, quiere vomitar.

Antes de sacar cualquier tipo de conclusión, no desea vaciar su estómago en el inodoro por un mal motivo. Al contrario, está emocionado y con muchos sentimientos positivos albergados en el pecho. Pero no puede negar que también está nervioso como la mierda. Diosa, hoy era el día.

Hoy iba a tener su primera vez con Jungkook.

Por lo que estuvieron hablando a lo largo de esos catorce días, iban a pasar todo ese "proceso de copulación" (coger) en la casa del azabache, más que todo porque era el lugar más cómodo para estar.

Taehyung le había pedido a Jimin que cuidase a Yeontan y éste aceptó gustoso, por lo que sabía, Bam se quedaría con el amigo pelirrojo de Jungkook, el mismo que ha visto demasiado cerca del rubio recientemente... No sabe si eso es bueno o malo, ojalá sea lo primero.

En fin, había pedido un permiso en la universidad para asistir a clases virtuales en esa semana, usando la excusa más barata y estúpida que se le ocurrió.

Visitar a sus abuelos porque estaban enfermos.

No sabía si había vuelos al más allá con boleto de regreso, pero fue lo mejor que se le pudo pasar por la cabeza cuando estuvo frente a la secretaria de educación. La misma le dedicó una mirada inquisitiva, pero tampoco hizo preguntas al respecto.

Agradece, por primera vez en su vida, que los directivos académicos sean unos descerebrados que no se tomaron el tiempo de investigar a sus familiares (que evidentemente no tiene) pero eso no es lo importante, sino que había logrado tener los siete días libres correspondientes al final de su cortejo.

En ese momento se hallaba en el estacionamiento, esperando a sus muy extravagantes y divertidos guardaespaldas. Los mismos que, al parecer, lucían más alterados que él en cuanto a los aconteceres que ocurrirán en esa semana. Tanto, que hasta le dieron consejos sobre como debía... Suceder.

No sabía cómo sentirse al respecto, pero tampoco dijo nada.

Otra cosa por la cual está en deuda con el universo, es que, desde lo ocurrido con el profesor Lee, éste y los demás docentes se mantuvieron al margen en cuanto a sus comentarios y acciones fuera de lugar dirigidos hacia su persona. Tal vez por eso no le pusieron demasiado problema cuando pidió las clases en línea, pero bueno, tener de próxima pareja a un mafioso (y no cualquiera) tiene sus ventajas.

Exhaló ansioso cuando la misma camioneta de siempre se estacionó frente a él, la puerta trasera de la misma siendo abierta por Hyunjin, quien hizo una pequeña reverencia, lo saludó y tomó sus cosas para luego invitarlo a subir.

El viaje fue tranquilo, más que eso, fue entretenido. Y no es como que se pueda esperar otra cosa cuando cinco Alfas que a su parecer comparten la misma neurona, le decían que si su jefe le hacía daño o era muy brusco, se los hiciera saber, pues ellos no dudarían en poner en riesgo sus preciados huevos por su bienestar, aún cuando no durarían ni diez segundos en una pelea con Jungkook.

Todos a la vez.

Bien dicen que la intención es lo que cuenta.

Luego de unos veinticinco minutos, habían aparcado el vehículo frente a la residencia del azabache. Eunwoo le entregó las llaves y le comunicó que el señor Jeon no se encontraba por el momento, ya que debía dejar las cosas en orden en la empresa y en Valhar antes de ausentarse por tantos días consecutivos.

Después de eso, se despidieron, los contrarios avisándole que estarían cerca por si necesitaba algo.

El platinado está al tanto de como el Alfa se desvela firmando documentos y trabaja hasta altas horas de la madrugada para posteriormente pasar por él y seguir con sus citas. Lo mismo sucedía consigo mismo, tratando en lo posible de realizar todos sus trabajos y proyectos adecuadamente, procurando que todo estuviese en orden. Ambos estaban cansados en ese sentido, pero no les importaba, cuando todo terminara iban a estar bien.

Hombres, tan tercos como solo ellos pueden serlo.

Una vez dentro de la vivienda ajena, se despojó de su abrigo y zapatos, encaminándose hasta la sala, donde observó como justo en el centro de la mesa ratona descansaba una pequeña cajita de regalo, junto con un ramo de lirios, una nota y un paquete de sus gomitas favoritas.

Tomó el trozo de papel, desdoblando el mismo para leer su contenido.

"Hola, Mi bella flor, si estás leyendo esto es porque ya estás en casa. Ponte cómodo, lo mío es tuyo y no debes sentirte agobiado por estar solo en mi hogar.
Ya he llevado a Bam con Yoongi y tu amigo ya está con Yeontan, me encargué de todo, no te preocupes.
Espérame para comenzar a armar el nido, por favor escoge lo que desees colocar en él y el lugar donde quieras ponerlo.
Espero que te guste el ramo, el regalo y los dulces".

Atte: Tu Alfa, JJK.

Bien, cada día se enamoraba más de ese hombre.

Mordió su labio inferior para evitar soltar una risita tonta típica de colegiala por lo detallista que era el pelinegro, hasta le había colocado un nuevo apodo, por la Diosa Luna, alguien que lo pellizque para saber si todo lo que estaba viviendo era algún tipo de sueño.

¿Debería prepararle una sorpresa a Jungkook?

[...]

09:39 P.M.

Estaba estresado.

No sabía cómo explicar la cantidad exponencial de cosas que tuvo que resolver para poder tener un poco de tiempo libre. Y es que es fácil decirlo, pues él nunca se había centrado en otra cosa que no fuese su trabajo, ya sea en la mafia o la oficina. No es que ahora sea pesado, pero desde que Taehyung llegó a su vida, se ha dado cuenta de lo agobiante que es estar todo un jodido día pegado a una pantalla o supervisando que sus hombres no terminen con una bala en la cabeza. Le gusta su laburo, no tiene porqué mentir, pero está pensando seriamente en reducir al menos unas cuantas horas de lo que pasa en ello.

Aunque, lo de torturar personas no va a dejar de hacerlo.

Es solo para liberarse, ya saben.

Ingresó a su casa, se quitó los zapatos e importándole poco dónde dejaba su gabardina y toda la parte superior de su ropa, se despojó de ellas en un momento. Desabrochó su cinturón y pantalón, dando pasos pesados hasta llegar al baño principal.

Sin darse cuenta de cómo las luces estaban encendidas y el tatareo de una melodía envolvente lo arrullaba cuál canción de cuna.

La puerta estaba a medio cerrar, lo cual le pareció extraño, hasta que recordó como hoy debía tomar por primera vez a su Omega. Se golpeó mentalmente por olvidar un hecho tan importante.

Bruto, Jeon, muy bruto.

- Mi Luna. ¿Puedo pasar?- Golpeó la madera suavemente con los nudillos.

Sí, hoy iban a tener su primer momento de intimidad juntos, pero aún así, respetaba la privacidad del menor.

- Oh, Alfa, ya volvió.- Se escuchó del otro lado.- Adelante, llegó justo a tiempo.

Ante la afirmativa del peligris, Jungkook se aventuró a pasar, quedando anonadado por la vista que tenía frente a él.

Taehyung vestía una de sus camisas, no tenía que obviar el hecho de que le quedaba enorme, pero lo hacía. Su cabello estaba despeinado, sus mejillas pintadas de un hermoso color carmín y una sonrisa cuadrada adornaba sus belfos. Permanecía arrodillado junto a la tina, el agua cristalina poseía varios pétalos de lo que parecían ser rosas, había velas por todo el lugar dándole un toque romántico y sensual. Además, había una charola con varias frutas, una botella de vino y una copa.

¿Qué era...?

- ¿Se va a quedar ahí parado?- Habló, interrumpiendo su análisis de la situación.- Pase.

- ¿Qué es esto?- Avanzó.

- Un pequeño regalo, no voy a entrar en detalles.- Se levantó, dejando un pico en la boca ajena.- Por favor, quite su ropa y entre a la bañera, que por cierto, no sabia que era climatizada. Es fantástico.- Sonrió tranquilo.

Jungkook dudó. No porque no quisiera hacer lo pedido, sino por la insistencia en esos ojos avellanas que lo hacían sentirse inquieto.

- ¿Sucede algo?

- En lo absoluto.

- Entonces, haga lo que le pedí, por favor.

Bueno. ¿Quién era él para negarse a aquello?

Lentamente, se deshizo de las prendas restantes que aún lo vestían, todo eso bajo la atenta mirada de Kim, quien parecía no querer parpadear para no perderse ni por un segundo alguno de los movimientos contrarios.

Finalmente había quedado en ropa interior, aquel fino trozo de tela que impedía que toda su desnudes quedase a la vista del Omega. Antes de siquiera pensar en tomar con sus manos la misma, el menor lo detuvo.

- Permítame hacerlo por usted.

Jeon no dijo nada, solo asintió.

Taehyung agarró los bordes elásticos del boxer, agachándose nuevamente para luego deslizar la prenda de manera tortuosa a través de los muslos fuertes del Alfa, retirándolo por completo. Levantó la mirada y casi se atraganta con su propia saliva al observar aquel trozo de carne que colgaba tan vigorosamente en medio de sus piernas. Siendo completamente honesto, es el pene más grande que haya visto en su vida... Y también el único.

Además del suyo, claro, pero nadie tenía que saber eso.

Se quedó más tiempo del estimado viéndolo de manera curiosa, casi maravillado por su (muy) buena proporción. Si así es cuando está dormido. ¿Cómo sería cuando despierte? Vaya... Preguntas que no lo dejan dormir.

Mientras él se hacía muchos cuestionamientos internos, el pelinegro no sabía cómo actuar en ese momento. O sea, tener a Taehyung arrodillado al mismo tiempo en que está desnudo, es un escenario que hasta ahora, no se le había cruzado por la cabeza. Peor aún, lo miraba como si su pene fuese algo extraño. ¿No tenía una buena medida? No es como que tenga mucha experiencia con ellos como para decir lo contrario.

Pero según él, tenía al menos el tamaño estándar.

Kim creía que era una tercera pierna.

- ¿Puedo tocarlo?- Madre Luna, él no quería, él necesitaba tocarlo.

Joder.

Jungkook afirmó con la cabeza sutilmente.

Los falanges del platinado delinearon el tronco con la punta de los dedos con timidez. Acarició su longitud y llevó el pulgar a la cabeza dónde deslizó el prepucio hacia atrás, dejando el glande a la vista, causando que un estremecimiento recorriera la columna vertebral del azabache, quien mordió su labio inferior para evitar que algún sonido indecente abandonara sus labios.

- Omega...- Susurró en tono de advertencia. Si seguía así, no podría controlarse.

No pensaba que iba a sentirse tan... Bien.

- Yo deseo hacerlo, Alfa, por favor.- Sin darle oportunidad de responder, colocó su rostro en el vientre de Jungkook, frotando su mejilla contra la piel lampiña y caliente del mayor, sin apartar su mirada en ningún momento. Provocando que, por consiguiente, el Alfa gruñera por lo excitante que era tal escena.

- Solo...- Inhaló, apretando la mandíbula.- Solo no te esfuerces demasiado, ¿Está bien?- Acarició sus cabellos.

Kim no respondió y se limitó a dirigir sus orbes nuevamente al miembro frente a él.

Tragó sonoramente, para luego deslizar su lengua por todo el falo, repitiendo ese movimiento hasta que lo sintió despertar poco a poco. Una vez estaba semi erecto, comenzó a bombearlo con el propósito de que empezara a segregar líquido preseminal, al tiempo en el que la saliva se iba acumulando en su boca, ansioso de sentir el sabor de Jungkook en su paladar.

La respiración de Jeon era irregular, su quijada dolía por lo apretada que estaba y sus músculos tensos eran la prueba de lo mucho que se estaba conteniendo. Sinceramente, no esperaba que Taehyung se ofreciera a hacerle una felación, pero se sentía tan bien y no podía evitar querer tener ese tipo de contacto con su compañero.

Cuando por fin el pene del mayor estuvo completamente duro, abrió la boca y sacó su músculo rosado, fijando su vista en el rostro del azabache, quien lo miraba con sus ojos cargados en lujuria y deseo contenido. Colocó la punta en su lengua, soltando un gemido agudo haciéndole saber que podía moverse, además de afianzar el agarre de la mano más grande en su cabello, dándole la libertad de marcar un ritmo a su antojo.

Jungkook se hundió paulatinamente en su cavidad, prestando total atención a sus expresiones, no queriendo hacerle daño. Pero, al mismo tiempo, jactándose de lo deliciosamente caliente que era su interior, además de la saliva combinada con sus pocos fluidos que lo mojaron tan bien, tan bueno...

El platinado se dedicó a chupar, provocando que sonidos morbosos hicieran eco en las cuatro paredes del baño, sus manos viajaron a las piernas trabajadas del Alfa, teniendo en ellas un punto de apoyo al momento en el que jeon había iniciado con un lento vaivén. Trató en lo posible de meter todo lo que pudiese el miembro del azabache en su boca, detallando cada vena y disfrutando de ese singular gusto salado que ahora danzaba en sus papilas gustatibas.

Tan grande... Tan malditamente suyo.

No puede creer ni procesar, que el mismo hombre que le dice cosas bonitas, el mismo que lo mima y lo besa dulcemente, sea el que ahora gruñe y jadea tan jodidamente grave mientras folla su boca de forma suave pero salvaje a la vez, penetrándolo con cada centímetro de su virilidad.

Pequeñas lágrimas se formaron a los costados de sus luceros, sus mejillas están coloradas, no puede respirar adecuadamente y tiene un maldito dolor en la mandíbula, pero Diosa, las facciones contraídas de su mayor hacen que valga totalmente la pena. Anhelaba complacerlo, ser la razón de su satisfacción, por lo que, motivado por ese pensamiento, aumentó la velocidad e incitó al pelinegro para que mueva la pelvis con más fuerza. Quiere su semilla, no hay nada que pida en ese instante, además de aquellas tiras de líquido blanco paseandose por su garganta hasta llenarlo completamente.

Retiró la polla de su boca por la arcada que lo había atacado repentinamente. No obstante, no se detuvo. Llevó sus labios hinchados hacia los testículos, aquel par sensible que terminó besando y masajeando con una mano, mientras la otra aún continuaba estimulando su falo, causando que el mayor emitiera un gruñido gutural bastante fuerte.

Lo estaba haciendo bien, debía seguir.

Besó la base, lamió la pelvis y paseó sus belfos por toda su longitud hasta situarse en la punta nuevamente, ingresando su lengua en el meato, moviendola hasta crear espasmos en Jungkook. A los pocos minutos percibió como el vientre del mencionado se tensaba y contraía, siendo ésta la señal que esperaba con necesidad. De manera rápida y casi desesperada, volvió a engullir en su totalidad la hombría ajena, siguiendo con su tarea de succionar con la esperanza de recibir su tan ansiedad recompensa.

Sin poder contenerse, Jeon empujó su pene hasta el fondo, obligando a Kim a recibir toda su esencia al inicio de su garganta, rozando la campanilla que allí se sitúa. Continuó arremetiendo hasta que aquella sustancia caliente y espesa fue depositada en su totalidad en la cavidad contraria, bajando el ritmo de sus embestidas hasta que se sintió completamente liberado.

Suspiró, realmente satisfecho.

El de tez canela no entendía cómo, pero el semen del Alfa sabía a la mismísima gloria. Al menos eso es lo que pensaba mientras tragaba gustoso aquel fluido viscoso, lamiendo torpemente los restos que lograron escaparse de su boca. Sus ojitos lagrimosos pero eufóricos le daban a entender al azabache que él también lo había disfrutado.

- ¿Qué tal lo hice?- Preguntó, tratando de respirar adecuadamente. Su voz sonaba más ronca de lo normal.- No está molesto, ¿Cierto? Lo siento, sé que debía esperar, pero no pude evitarlo, quería hacerlo sentir bie...- La risita del mayor detuvo sus palabras.

- Lo hiciste increíble, amor.- Halagó, ayudándolo a levantarse, una fina capa de sudor adornaba su propia frente.- Fue asombroso, me hiciste sentir muy bien. Y no estoy molesto, no hay razón para estarlo cuando ví las estrellas gracias a ti.- Pasó sus manos por las mejillas rosadas del menor, dándose cuenta de lo desordenado que se ve y, aún así, lograba lucir hermoso.- ¿Cómo es que te puedes ver tan bien luego de haberme hecho una mamada? ¿Mmh?- Lo besó apasionadamente, degustando su propio sabor.

- ¿No lo lastimé?- Insistió luego de haberse separado, seguía nervioso, temía haberlo hecho mal.

- Hubo roce de dientes, pero nada doloroso.- Picoteó su nariz.- Mi Luna, fue perfecto, lo hiciste bien a pesar de ser tu primera vez. Nunca había experimentado algo así, se sintió realmente satisfactorio.

- Me alegro mucho, entonces.- Sonrió orgulloso.

- Creo que deberíamos darnos un baño. ¿No te parece? Disfrutar de tu regalo. Podemos descansar unas horas antes de armar el nido.

- Estoy de acuerdo, Alfa.- Como si esas palabras fuesen algún tipo de embrujo, repentinamente, se sentía cansado.

- Ahora es mi turno de hacerte sentir bien, lavaré tu cuerpo si así me lo permites.- Masajeó su cintura.- ¿Me dejas desvestirte?

Taehyung no contestó, el sueño le estaba ganando. Mas al observar como Jeon seguía esperando pacientemente su respuesta, afirmó lentamente con la cabeza, dejándose hacer.

Tal y como lo dijo, se dedicó a quitar la vestimenta que arropaba al más pequeño. Su camisa fue a parar a algún lado en el piso y casi muere en ese instante al admirar las hermosas y definidas curvas que, sabe, se convertirán en su próxima adicción. El boxer blanco fue retirado de la parte inferior de la complexión contraria y, Madre Luna ¿Cómo es que su Omega es la viva imagen de la perfección? Ni siquiera eso, esa palabra no puede definir en su totalidad la belleza de su compañero.

Su piel morena brilla tan magnífica, sus piernas se ven firmes pero rellenitas al mismo tiempo, su estrecha cintura, caderas no tan anchas y la suavidad de su dermis le provoca picazón en las manos, queriendo palpar cada rincón de su ser. Marcarlo con besos, caricias y amor, pasear sus dedos por esos lugares inexplorados... Anhela hacerle tantas cosas, y le emociona saber que dentro de poco ambos serán dos mitades que se convertirán en una.

Lo tomó en brazos de manera nupcial, adentrándose con cuidado en la bañera, posicionando al peligris sobre su regazo sin ninguna doble intención además de poder tallar sus extremidades con comodidad, darle masajes y lavar su cabello.

Después de haber finiquitado su labor, salió de igual forma, dándose cuenta de cómo el menor yacía dormido, la respiración tranquila y su expresión relajada le hacía saber que todo estaba bien. Por consiguiente, lo llevó a la habitación en donde se encontraba su enorme nido y lo bajó con delicadeza. Fue por una toalla, lo secó y vistió con su ropa interior y una de sus camisas. Colocó su propio boxer y se arrastró hasta el centro de ese montón de sábanas, llevándose a Kim consigo.

Lo abrazó posesivo y protector, cayendo rápidamente en los brazos de Morfeo.

[...]

- ¿Puedo preguntar dónde aprendiste a hacer...?- Dudó un poco, carraspeando para darse valor.- Uh, ya sabes, eso.- Jungkook habló mientras colocaba unas cuantas frazadas en el piso, evitando el contacto visual.

Habían decidido utilizar una de las habitaciones vacías que poseía su mansión para armar el refugio en donde se entregarían en cuerpo y alma. Este contaba con su propio baño, ventanales por dónde la luz se colaba y además, era lo suficientemente acogedor para ambos. Jeon se encargó de comprar todo lo necesario, siempre teniendo en cuenta la opinión de su Omega, a parte de varias cosas que Taehyung quiso agregar por el simple hecho de hacerlo más íntimo para los dos. Ya sean ropas o mantas pertenecientes a ellos.

- ¿Qué cosa?- Arrugó el entrecejo, antes de entender a qué se refiere.- Oh, ouh.- Se sonrojó fuertemente.- Mmh...

Un pequeño recuerdo golpeó su mente, ese dónde Jimin, Momo y él se encontraban en la cama del primer mencionado hace unos cuantos días. Sus amigos pensaban que era una buena idea enseñarle la forma en la que debía usar su boca para chupar un pene. Solo puede decir que hubo muchas demostraciones gráficas, muy explícitas y sobre todo; demasiadas bananas profanadas.

Que buenos amigos los suyos.

- ¿Instinto?- Respondió cohibido.

- ¿Me lo dices o me lo preguntas?

- Oh, mire, ahí falta una almohada.

Jungkook dejó que cambiara el tema, supone que debe ser vergonzoso hablar sobre eso.

[...]

- Vamos, Taehyung, ya te metiste su polla a la boca, ahora solo te la vas a meter en el culo.

- Eres una mierda para dar apoyo moral, ¿Sabías?- Suspiró derrotado.- Solo... Estoy nervioso.

- Es normal, por fin vas a tener relaciones, pero no te preocupes, se nota a leguas que el señor Jeon te quiere.- Tranquilizó.- Déjate llevar, verás que te vas a sentir bien.

- Gracias, Minnie.- Sonrió sin importar que el otro no pudiese verlo.- Me voy por el momento, cuando pueda te llamo de nuevo.

- Nah, relájate, disfruta esos cinco días de sexo al máximo. Pero eso sí, ya te veré caminando como venado recién nacido.- Se burló.- Te amo, chaíto.- Colgó antes de que el menor pudiese reclamar.

Se miró al espejo al mismo tiempo en el que exhalaba y frotaba sus manos contra su rostro con desesperación. Se encontraba en el baño de la habitación mientras Jungkook se fue al principal para darse una ducha, se supone que él debía hacerlo igualmente, y ya lo hizo, pero la ansiedad le ganaba enormemente.

Detalló su vestimenta, siendo ésta unas bragas de encaje blanco que el rubio había insistido en qué usara, una bata para cubrirse hasta que todo tenga que desaparecer y su cuello era adornado por el collar de luna que el Alfa le había regalado el día anterior.

Inhaló hondo y soltó el aire, dándose palmaditas mentales, preparándose psicológicamente para lo que estaba a punto de suceder. Su lobo animándole desde el interior, dándole a entender que debían confiar en el azabache.

Unos toques en la puerta provocaron que el latir de su corazón se incrementara considerablemente.

- Mi amor ¿Está todo bien?- La voz rasposa pero aterciopelada de Jungkook le acarició los oídos, relajando sus músculos.- ¿Necesitas más tiempo?

- No, Alfa, en un momento salgo.

"Todo va a salir bien, Tae, estaremos bien, nuestro Alfa nos cuida" Con esa última frase, amarró su bata con fuerza y se dispuso a salir.

El pelinegro se hallaba sentado sobre sus rodillas justo en el centro del nido, usando una prenda igual a la suya para cubrir su desnudes. Jungkook lo veía con todo el amor que pudiese transmitir una mirada, extendiendo su mano en dirección a él, incitándolo para que la tomaste.

Y así lo hizo, entrelazó sus dedos, posándose frente al mayor en la misma posición, elevando las comisuras de sus labios en una sonrisa que denotaba nerviosismo, pero nunca miedo.

- ¿Cómo te sientes?- Preguntó, aparentemente luciendo calmado, sin demostrar que él estaba igual o peor que su Omega.

- Uh, extraño, pero feliz.

- Eso es bueno, amor.- Acarició sus nudillos.

- ¿Puedo preguntarle algo?

- Ya lo haces.

- Además de eso.- Rodó los ojos, divertido.

Jungkook se quedó callado, dándole a entender que podía hablar.

- ¿Por qué no ha marcado las sábanas con su olor?

Oh...

- A decir verdad, mi bella flor, necesito confesarte algo.- Aclaró su garganta.- Espero que esto no llegue a molestarte.

- Me está asustando.

- Primero déjame hablar, ¿Si? Hasta el final, por favor, escucha toda mi explicación.- Insistió.

- Lo escucho.

Tratando de alejar cualquier pensamiento negativo, Jeon dijo:

- Somos una pareja creada por la Madre Luna, Omega, somos destinados.- Pausó.- Lo supe desde el primer instante en el que pusiste un pie cerca de la zona de entrenamiento.

Taehyung soltó sus manos.

Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.

Un mes, un mes me demoré en hacer este capítulo (sin exagerar), por favor denle amor.

Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.

Tu existencia es importante. 💜✨

No hay notas, miren a mi gato:D

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