𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟾)
(CAPÍTULO LARGO, LO SIENTO).
El ambiente tenso de la habitación los inquietaba, la incomodidad era un sentimiento al que no estaban acostumbrados cuando se encontraban con el otro, pero dadas las circunstancias; no se podía esperar menos. Namjoon se había encargado de explicarle la situación a su pareja con sumo detalle: los problemas económicos por los que estaban pasando, las deudas, la propuesta que le hizo Jungkook y como luego de terminar de pagar, iba a dejar de realizar los encargos del pelinegro.
Lo único que SeokJin podía hacer era escucharlo atentamente, quedándose rígido en su sitio cuando le preguntó al moreno que tipo de trabajo es el que estaba haciendo. Si bien era consciente de que su Alfa no era ningún santo por todo lo que hizo en el ejército, no esperaba que retomara ese tipo de actividades sangrientas. Además, no podía suponer que hiciera otra cosa al tratarse de una mafia del calibre de Valhar.
Esos aconteceres eran su pan de cada día.
Luego de ese "informe" que Kim menor le dio a su Omega, ambos se quedaron en el silencio que ahora los ahogaba al punto de sentir como un nudo en sus gargantas les imposibilitaba el paso del aire. No hablaban, no había sonido además de la respiración entrecortada del mayor, quien no podía creer que todo eso estaba pasando justo frente a él y no lo sabía. ¿Se sentía herido? Como no tienen una idea.
No lo culpen, se supone que ellos habían entablado una relación donde la confianza y la comunicación era su principal base, no había secretos entre ellos... No, hasta ahora.
Tampoco le ayuda el pensar que a su compañero pudo haberle pasado algo, mucho menos descarta la posibilidad de que pueda ocurrir en un futuro. Imaginarse una escena poco agradable le revuelve el estómago. La bilis que iba subiendo a su boca era tan desagradable, que no pudo evitar levantarse de su lugar apresuradamente para ir directamente al baño y descargar el desayuno que había ingerido previamente.
Namjoon lo siguió rápidamente, encontrándolo arrodillado en el piso, devolviendo la comida en el inodoro. Cuando intentó acercarse para sobar su espalda, un manotazo lo apartó inmediatamente.
— No te equivoques, Kim.– Dijo mientras se ponía de pie, trastabillando en el proceso, dando pasos cortos hasta quedar justo frente al lavamanos, disponiéndose a enjuagar su boca.– Aún estoy enojado contigo.– Lo vio por el reflejo del espejo.– Si te lo pido... ¿Dejarías de trabajar para Jeon?
—No lo haré hasta que la deuda esté saldada, Omega.– Habló firme.
No es porque sea orgulloso, nada de eso, el menor detesta a esos Alfas que quieren hacerse los machos, queriendo doblegar a sus compañeros, evitando que estos colaboren de cualquier forma. Pero él quiere hacer esto por su pareja, quiere devolverle todo lo que ha hecho, por ayudarlo, por apoyarlo cuando nadie más lo hizo... Puede sonar egoísta para la mayoría y sinceramente le vale mierda.
— Ya veo...– Asintió.– No quiero escuchar una palabra de tu parte, al menos no por el momento, necesito procesar todo a mi tiempo, por favor.– Su mirada era fría y su voz no sonaba cariñosa como generalmente lo era.
Auch.
Decir que no le afectaron sus palabras sería una mentira que no estaba dispuesto a decir.
Ciertamente, sabe que estuvo mal, pero no esperaba que Jin reaccionara de esa manera. ¿Esperaba una discusión? Sí, pero no creía que se enojaría tanto, rechazara su tacto y para colmo no quería que le hablara...
"Bien hecho, Kim Namjoon" Se reprendió a sí mismo.
Asintió en su dirección, completamente rendido.
Desafortunadamente, sabe que no puede hacer nada para hacerle cambiar de opinión, mucho menos en la situación en la que se encuentra. Así que es mejor resignarse y esperar a que deje de estar molesto con él.
Cosa que posiblemente eso ocurra dentro de un mes.
Y eso, siendo optimistas.
Las cosas iban a complicarse un poco entre ellos.
Ω Primera semana de cortejo. Ω
Le tiembla hasta el culo.
Diosa, no sabe cómo sentirse, está nervioso y emocionado al mismo tiempo... Está nerviosionado. ¿Esa palabra siquiera existe? Cree tener un déjà vu justo ahora...
No importa, solo sabe que lo más probable es que, si sigue así, va a sufrir de un ataque al corazón antes de tan solo pensar en salir a su primera cita con Jungkook por su cortejo. Y todos aquí sabemos que eso definitivamente no puede pasar, pero ¿cómo se sentirían ustedes en su lugar? Tener que salir con un Alfa por primera vez, además de no tener ningún tipo de experiencia en el ámbito romántico a sus castos veintitrés años.
Sinceramente es algo deprimente, al menos a su parecer.
— Mierda...– Nunca pensó que ser más virgen que él aceite de oliva lo haría sentir tan mal.
Soltó un suspiro tembloroso, definitivamente es preocupante la cantidad de veces que ha suspirado a lo largo de ese mes, pero tampoco podía darle muchas vueltas a eso.
Su vista se posó nuevamente sobre las bolsas y la caja que reposaban sobre su cama, estas simples cosas estaban a punto de provocarle un colapso.
Para ponerlos en contexto; por la mañana, Eunwoo le comunicó que debía ir a la oficina de Jeon ya que el último mencionado lo había citado, honestamente no entendió mucho, así que solo le dijo que estaba bien. Y aproximadamente una hora después, el de cabellos color chocolate estaba extendiéndole dichos objetos con una pequeña sonrisa.
Jungkook le había enviado ropa para su salida.
Ese acto de su parte podía considerarse normal, porque era consciente de que el azabache debía entregarle obsequios por su cortejo, siendo obvio el hecho de que Taehyung debía aceptarlos. Él tenía la mente y los brazos abiertos para cualquier cosa que el Alfa quisiera darle. No obstante, cuando se fijó en el conjunto completo de Gucci y el par de zapatos de la misma marca, casi se va de boca contra el piso.
No hacía falta decir que esos trozos de tela, más el calzado, podían llegar a costar el doble de la residencia en donde vive. Tampoco hay que resaltar que el hombre posee una cantidad exorbitante de dinero, lo más probable es que no va a poder gastarlo todo. Al menos no en esta vida. ¿En la siguiente? Es probable.
¿Cómo es que terminó enredándose con alguien así? Vete tú a saber, tal vez las veces que Momo intentó manifestar un hombre rico para ella, terminó atrayéndolo para él sin querer.
¿Era muy tarde para tomar un vuelo directo a Alaska?
Bueno, quizás estaba exagerando. Después de todo, son regalos del que se supone, va a ser su futura pareja.
Otra de las razones por las cuales está a nada de tener un ataque de pánico, es que es excesivamente tarde. Y no, no está exagerando. Se supone que Jungkook debe llegar a las 7:00 de la noche y son las 6:50 ¿Debe apurarse? Definitivamente, pero está paralizado. Su lobo le grita en su interior diciéndole de deben arreglarse, estar presentables y lindos para el mayor. Y aunque quisiera hacer lo pedido, sus extremidades no se movían.
Su cabello aún se conservaba húmedo debido a su reciente baño, las gotas haciendo todo el recorrido de su abdomen plano y espalda hasta perderse en la toalla que está amarrada a su cadera. Su cuerpo tiembla y desconoce si es debido al frío o por la ansiedad que recorre cada vena de su ser. Extrañamente, desea ser confortado por el azabache, ser sostenido por esos brazos tan cálidos que relajan a su acelerado corazón.
Para su desgracia o fortuna, la entrada de su hogar fue tocada lo suficientemente fuerte como para lograr sacarlo de la nebulosa de pensamientos en la que se encontraba. Rápidamente, tomó una de sus camisas, la presionó contra su pecho y salió de la habitación dando tropezones hasta llegar a la puerta, abriendo esta con la esperanza de encontrarse con el hombre que lo tenía al borde de la locura.
No obstante, la persona que se encontraba parada en el porche no era la que esperaba.
Sus mejillas se calentaron, su sonrisa se borró y ahora si quería tomar ese vuelo directo a Alaska.
El pobre de Bangchan no estaba mejor que él, pues se hallaba inmóvil mientras boqueaba como si fuera un jodido pez fuera del agua, alcanzando a emitir alguna que otra palabra a medias, pero sin decir algo coherente, en realidad.
Luego de los diez segundos más largos de su vida, un gruñido gutural logró que ambos reaccionaran. El platinado rápidamente se ocultó tras el fornido cuerpo de Jungkook, quien se interpuso entre el joven que solo pedía disculpas aun cuando no había motivos para hacerlo, y el Omega que no sabía dónde meterse o que hacer para desaparecer en ese instante.
Lo que le pasaba ya no es normal, debe ser brujería.
Sí, seguro es eso.
— Está bien Alfa, fue mi culpa.– Susurró al darse cuenta de cómo el mayor veía a su subordinado.
Los músculos de Jeon se relajaron al sentir el tacto de Taehyung sobre su brazo, asintiendo para posteriormente girarse sobre su eje, tomar por los hombros desnudos al menor y así adentrarlo a la casa, haciendo lo mismo momentos después. Luego de cerrar la puerta tras de sí, le dio una escaneada de pies a cabeza al peligris que estaba más rojo que una manzana.
Alzó una ceja al verlo con solo una toalla cubriendo su desnudez y una camisa que ya estaba más que mojada al no haber secado su cuerpo antes de usarla para taparse. Actuaba tan normal, como si lo hubiese visto de esa forma tantas veces, aun cuando algo dentro de él se había removido con incontenible deseo.
Pero no era el momento.
— Mi Luna ¿Por qué no estás listo? ¿Ocurrió algo con la ropa? ¿No es de tu talla? ¿No te gustó? Si es así, podemos comprar otra que sea de tu agrado.– Dijo tranquilo.
Ciertamente le desconcertó un poco al ver que el menor no se había arreglado todavía, pero debe de haber un motivo por el cual aún no lo ha hecho. Jungkook es paciente de por sí, y lo es mucho más cuando se trata del joven de cabellos grises.
— No es eso, Alfa...– Murmuró.– La ropa es perfecta, los zapatos son bellísimos, todo está bien.– No había mentido, al menos no demasiado.
— No está bien, Omega, si lo estuviera, en este momento estaríamos en el auto para ir al restaurante, lucirías la ropa que te compré que de seguro te queda hermosa y... Bangchan no te hubiera visto así.– Suspiró, acercándose a él, posando sus grandes palmas en las mejillas ajenas.– Estamos iniciando el cortejo, si ocurre algo, tienes que decírmelo. ¿Recuerdas? Debemos formar una relación donde la comunicación sea lo primordial.– Taehyung asintió, mirándolo a los ojos.– Si mi marca va a estar aquí.– Deslizó una de sus manos hasta situarla en la unión entre su cuello y hombro, cerca de su nuca, Kim se crispó ante el cálido tacto que le era proporcionado.– Tenemos que hablar entre nosotros ¿De acuerdo?
— De acuerdo.– Se restregó contra las extremidades contrarias, disfrutando de su toque.– Es solo que estoy nerviosionado...
— ¿Estás qué?
¿Estaba qué?
— N-nada.– Se golpeó mentalmente.– Solo me agobié un poco por el precio de la ropa, como a pesar de ir tan rápido me siento cómodo... Pero al mismo tiempo estoy ansioso. ¿Sabe que le dije que esto es nuevo para mí?– Jeon movió la cabeza en afirmación.– Lo digo en todo el sentido de la palabra, n-nunca he salido a una cita, nunca he tenido pareja, jamás he besado a alguien, muchísimo menos he hecho eso.– Se ruborizó, carraspeando la garganta. ¿Estaba hablando demasiado? Es posible, pero se iba a enterar en cualquier otro momento.– No me siento suficiente y tengo miedo de decepcionarlo. Nunca me he sentido así, jamás he pensado en la opinión de los Alfas a mi alrededor, pero con usted es diferente y eso me asusta.
Bueno, se sentía bien decirlo en voz alta, soltar lo que tanto lo había estado mortificando es realmente liberador.
100% recomendado.
— ¿Cómo puedes decir eso, te estás escuchando, Omega?– No sonaba enojado, tampoco era como un reproche, era más como... Si lo que había dicho lo hirió de cierta forma.– Hablemos de esto en el restaurante, ¿Bien? Por el momento ve a arreglarte.– Su vista viajó a su reloj Jeager-LeCoultre, luego volvió a mirarlo.– Vamos cinco minutos con treinta y tres segundos tarde, Mi Luna.
No sabe porque, pero luego de esas palabras, cayó en cuenta que se encontraba con dos telas (mal puestas) cubriendo su desnudes de los ojos del mayor. Iba a irse a su cuarto, reprenderse a sí mismo, regañarse por ser tan descuidado y dejarse llevar por sus emociones, no deteniéndose a pensar una milésima de segundo antes de salir casi como su papá Omega lo había traído al mundo.
Quien diría que el hombre frente a él andaba en pelotas la mayoría del tiempo delante de las personas como si fuera lo más natural para él... Pero no importa, al menos no justo ahora.
Cuando estaba por irse, las mismas manos cálidas los frenaron de su intento de huida. Ni siquiera Jungkook sabía porque lo había hecho, solo tuvo el impulso y no pudo resistirse... Oh, bueno, digamos que si tenía algo en mente, pero no estaba seguro de que fuese lo correcto.
Posicionó sus dedos sobre los mófeles acanelados, al tiempo que delineaba sus pómulos con delicadeza. Las miradas de ambos se encontraron, sus respiraciones se mezclaron entre sí, convirtiéndose en una sola. Los vellos de Kim se erizaron cuando sintió como el azabache miraba sus labios con sus orbes más oscuros de lo normal, notando como humedecía los propios con la punta de la lengua. Por lo que se tomó el atrevimiento de seguir el movimiento con sus esferas avellanas.
Diosa ¿Era el momento? ¿Estaba bien? ¿Qué pasaba si...?
¿Saben qué? Al diablo.
Pasó sus brazos alrededor del cuello ajeno para acercarlo a su anatomía, la prenda que antes cubría su torso cayó al suelo descuidadamente. Sus pechos se unieron sin dejar ningún centímetro de distancia entre ellos, ambas narices se rozaron y sus miradas se toparon nuevamente. Jungkook le pedía permiso sin palabras, le estaba permitiendo retractarse de la situación, dejarlo para otro momento, tal vez para hacerlo más especial...
Pero no lo había, es solo que no existía lugar o instante que no fuese especial y único junto a él. Así que, con un golpe de valentía que tuvo gracias a la corriente eléctrica que atravesó toda su espina dorsal, presionó sus labios sobre los del mayor.
Pongan música épica, por favor.
Por fin lo hizo, dio su primer beso y si le permiten ser honesto, no se arrepiente de haber esperado veintitrés años para hacerlo, no le molestaba en lo absoluto. Porque lo estaba haciendo con este hombre, ese que lo ha cuidado como si de un rey se tratase, lo acaricia con delicadeza, lo mimaba como nunca nadie lo había hecho... Se sentía bien... Se sentía correcto.
Iniciaron con un vaivén lento, decidiendo conocerse de a poco, acostumbrándose a los latidos desenfrenados de sus corazones por lo mucho que les encantaba la sensación que tenían la dicha de experimentar junto al otro.
Kim lo percibió posar sus manos en su cintura, temeroso de sobrepasarse, la piel caliente haciendo contraste con la fría de su persona, sintiendo los leves apretones que le eran otorgados en esa área con delicadeza, estos mismos logrando sacarle un jadeo sobre los labios ajenos. Jungkook no perdió tiempo, adentrando su inexperta lengua al interior de su cavidad, para explorar con ella la humedad de la boca ajena, comenzando una tímida danza junto al músculo resbaloso del menor.
Madre Luna, era increíble.
El beso iba subiendo de intensidad con el pasar de los segundos, el sonido chicloso de su saliva al combinar, los chasquidos de sus belfos al separarse por pocos instantes para luego volverse a unir, demostrando lo necesitados que ambos estaban por tenerse.
Dejándose llevar, Taehyung tomó las muñecas del mayor, para dirigirlas hacia su trasero, dándole la oportunidad de que lo tocase como quisiera, que lo explorara a su antojo... Ni él mismo era consciente de lo que estaba haciendo, pero algo en su interior pedía a gritos ser tomado por el pelinegro.
Y ciertamente, no podía negarse a ello.
Joder.
Jeon no estaba seguro de hacer lo pedido, pero al sentir la suavidad de esos dos montículos de carne por sobre la toalla, ésta siendo lo único que le impedía tocarlo directamente, no pudo evitar apretarlos con fuerza moderada, amasándolos a su gusto. Gruñó ronco cuando apreció como Kim jalaba los cabellos azabaches de su nuca, tratando de pegar sus bocas aún más, como si eso fuese posible. El aire había empezado a escasear en sus pulmones, ninguno deseaba separarse de ese sabor tan adictivo.
El choque de dientes, los gemidos ahogados, los rugidos bajos y el toqueteo desordenado eran tan placenteros, que no podían resistirse.
Pero tenían que hacerlo.
Se separó de la anatomía más pequeña, admirando como los labios del menor brillaban por la saliva de ambos, lo rojos e hinchados que estaban por la mordaz muestra de cariño que habían compartido. Su respiración era errática, los orbes del platinado se iluminaban en deseo y ¿Algo más? Tal vez, pero en ese momento solo podía pensar en lo tan jodidamente hermoso que su Omega podía llegar a ser.
Un sentimiento de posesividad se instaló en su pecho, anhelando marcar de todas las formas posibles al joven que en este momento era una tentación para todos sus sentidos.
Pero no podía, Jeon Jungkook no era ese tipo de hombre.
Si fuera cualquier otra persona la que estuviera con Taehyung (gracias a la Diosa Luna, no es así), estaba seguro de que nadie habría dudado en empotrar al peligris en alguna superficie plana y joderlo hasta el cansancio.
Pero él no.
Él deseaba que su primera vez fuera especial, tomarse el tiempo de pasar sus dedos por la suave piel acaramelada del contrario, besar cada rincón de su complexión, aprender que acciones le proporcionaban placer, explorar lugares que solo su Omega conocía de sí mismo... Diosa, quería hacerle tantas cosas con el único objetivo de que comprendiera lo mucho que lo deseaba. Y no era solo un acto meramente carnal, por supuesto que no, él anhelaba mostrarle mediante esa muestra de afecto tan íntima, cuanto lo amaba.
Amor.
¿Lo amaba? ¿Estaba seguro? Esa era una palabra fuerte, la mayoría ya no dándole tanta importancia hoy en día. Restándole valor a su significado. Tergiversando la idea de, lo que se supone, es el hecho de amar.
Más allá de la descripción que te puede dar una búsqueda rápida en Google, el amor tiene diferentes definiciones y diferentes formas de expresarse. Como por ejemplo: realizar pequeños actos de servicio, pensar en el bienestar de esa persona antes que el propio, dar regalos, muestras de cariño, alegrarse al ver a ese alguien estando feliz, querer estar todo el tipo pegado a él o ella, sentirte impotente al verlo llorar, enojarse cuando alguien o algo logró lastimarlo, entristecerte cuando algo va mal, ansiar proteger su corazón, entregarle todo lo que uno está dispuesto a dar...
Eso, es tan solo un mínimo porcentaje de lo que es en realidad el significado de amar.
Jungkook... él sentía todo eso y muchas más cosas.
— Mierda...– La voz del menor lo sacó de sus pensamientos.– Para ser mi primer beso, fue malditamente intenso.– Sus ojos lo miraron con un peculiar brillo en ellos.– ¿Podemos hacerlo de nuevo?– Preguntó esperanzado.
Inesperadamente para Kim, el pelinegro rió bajito, negando con la cabeza. Taehyung puchereó.
— ¿Por qué no?
Sinvergüenza.
— Tenemos que ir a cenar, aún no te has arreglado y vamos doce minutos con cuarenta y seis segundos tarde.– Razonó.
— No revisó su reloj.– Alzó una ceja, notablemente incrédulo.
— Llevo un conteo mental.– Explicó, restándole importancia.
— Okey, señor Jeon ¿Puede soltar mi trasero para que pueda ir a cambiarme?
Oh.
Sonrió al ver como su rostro tomaba un hermoso color rosado. ¡Sus reacciones son tan lindas! Espera ver más facetas como estas en un futuro. Mientras tanto, Jungkook no podía creer que estuvo todo ese tiempo con sus dos palmas en dicho lugar ¡Demonios! ¿Qué estaba pensando? Eso no era muy apropiado. ¿Acaso no tenía decencia?
Repentinamente, quería mudarse a Alaska.
— Lo siento, Omega, fue muy poco considerado de mi parte.– Hizo el ademán de retirar sus extremidades de ese lugar tan suave. Pero no tuvo la oportunidad de hacerlo, ya que Taehyung enredó sus largos dedos alrededor de sus muñecas, incitándolo a presionar sus nalgas con fuerza.– ¿Mi Luna?– Bueno, ahora estaba confundido.
Yo también.
— Quiero decirle que a partir de ahora, puede tocarme de esta forma, ¿Bien?– Las comisuras de sus labios se elevaron, mostrando su peculiar sonrisa.– Usted lo dijo, señor Jeon...– Susurró. ¿Era raro que ahora le gustara que lo llamara de esa manera en ese momento?– Su marca va a estar en mi nuca al finalizar el cortejo.– Los orbes avellanas destellaron peligrosamente.– Eso quiere decir que seré suyo y usted será mío...– Dejó un pico en la boca ajena.– Bien, ahora sí, ya regreso.– Dicho eso, se retiró.
— Uh... ¿Qué acaba de pasar?– Habló a la nada cuando vio como la bien formada figura del Omega se perdía tras la puerta de su habitación.
¿Siempre ha tenido el trasero así de grande? Esos... ¿Esos eran dos hoyuelos de venus?
Carajo.
"Ya nos veo siendo extremadamente estúpidos por él" Ronroneó su lobo, completamente enamorado.
"Yo creo que ya lo somos" Respondió el azabache, dando un suspiro mientras echaba su cabello hacia atrás.
[...]
— ¿Ya te dije que te ves hermoso con ese traje?
— Uh, sí. Desde que salimos de la casa.– Rió bajito, con un sonrojo apoderándose de sus mejillas al tiempo en el que ingresaban al lujoso restaurante.
— Bueno... Luces precioso con ese traje.– Besó su cabellera.
Quien lo viera, exactamente en el capítulo cuatro dijo que no quería una relación.
Baboso.
La futura pareja ingresó al establecimiento, siendo recibidos por un Omega castaño, quien al ver a Jungkook, se inclinó pronunciadamente, curveándose más de lo debido para ser solo una reverencia formal, además de ignorar al joven platinado que no pudo importarle menos su manera de actuar. Después de todo, el Alfa le profesó en palabras una realidad que lo hizo sentir completamente seguro.
Hace unos instantes...
"No te veo como un objeto, Mi Luna. No puedo decir que eres de mi propiedad cuando solo te perteneces a ti mismo. El sentimiento receloso de los de mi casta nunca ha sido algo aceptable para mi" Habló mientras manejaba, una de sus manos descansaba sobre el muslo del menor. "Aun cuando yo mismo soy víctima de él en algún momento, no es apropiado darme la libertad de dejarme llevar por mis instintos" Apretó su pierna. "Pero ¿Sabes qué? Me fascina pensar que soy tuyo, sin importar que no haya una mordida que nos una, estoy enteramente entregado a ti... No me importa nadie más, no me interesa otra persona" Lo miró una vez que había estacionado el auto. "Mis ojos siempre están en ti".
Debía admitir que tuvo una inmensa necesidad de mandar a la mierda la cena y besar al hombre en ese instante. Pero desafortunadamente, no pudo darse ese placer.
Primero, porque sabe lo mucho que Jungkook se está esforzando en hacer todo esto por él y no sería correcto que hiciera eso. Segundo... Le daba vergüenza, el valor que tuvo hace un rato se había ido más rápido que mi papá cuando le dicen que en la fiesta que están haciendo hay mujeres y trago.
En fin, ambos siguieron al joven que muy atrevidamente se pavoneaba frente a Jeon mientras los guiaba al elevador, mas este estaba demasiado ocupado hundiendo su nariz en los cabellos de Taehyung como para siquiera prestarle el mínimo de atención.
Decir que no alzó el mentón con autosuficiencia cuando el contrario le dio una mirada con ojos entrecerrados seria mentir, sin contar el hecho de que rió pequeño cuando lo escuchó pisar fuerte al momento de retirarse, luego de haberlos dejado frente a una mesa en el último piso.
"No soportó" Se burló su lobo.
Justo cuando estaba a punto de agarrar la silla para poder sentarse, el azabache posó su brazo en sus caderas, deteniendo sus movimientos. Lo miró confundió, esperando una explicación.
— Nosotros no comeremos aquí, Omega.
¿Ah, no?
— ¿No? ¿Entonces?– Cuestionó, verdaderamente curioso.
Se fijó en como señalaba dos puertas, al mismo tiempo que lo incitaba a caminar en esa dirección. Haciendo lo pedido, avanzó hasta quedar frente a los dos vidrios, el Alfa tomó los pomos para abrirlas y dar paso a un balcón cerrado. Que a diferencia de uno normal, estaba hecho completamente transparente, dejando a la vista el cielo nocturno y la ciudad concurrida. Sin mencionar que estaba climatizado... No sentía frio, sabía que el pelinegro podía soportar bajas temperaturas, más el hecho de que haya pensado en él, lo conmovía muchísimo.
La decoración era al estilo antiguo, dando vibras de estar dentro de uno de los libros de Jane Austen que tanto amaba. Velas adornaban los alrededores creando una atmosfera acogedora que los envolvía suavemente, del techo colgaba un hermoso candelabro del cual caían cadenas de cristal que asemejaban ser gotas de rocío en un día nublado, un ritmo suave de lo que parecía ser jazz lo invitaba a danzar a la par del saxofón y el contrabajo que eran un deleite para sus oídos.
Se percató de los arreglos florales que estaban esparcidos estratégicamente por el lugar tan romántico, eran, indiscutiblemente, una exquisitez visual. Hechos con rosas rojas y lirios blancos: "Amor apasionado y sincero". Diosa, todo dentro de su ser vibró en emoción y alegría, sentía a su animal interno chillar feliz y no podía negar que él lo estaba aún más.
Todo era perfecto.
Sintió un peso en su espalda, la barbilla ajena reposó sobre su hombro, percibiendo besos delicados que le eran otorgados a lo largo de su mentón, haciendo un largo y lento recorrido hasta llegar a su oreja. Donde los dientes del pelinegro jalaron sutilmente el arete que adornaba dicho lugar, jadeó quedito cuando el aliento caliente golpeó esa zona tan sensible y se estremeció en su sitio cuando caricias húmedas fueron concedidas con la lengua cálida del mayor.
Quería restregarse contra su fuerte anatomía, permitirle hacer un desastre con su cuerpo, fundirse y volverse uno con el Alfa...
Maldición, las hormonas lo estaban volviendo loco.
— ¿Te gusta?– Lo escuchó susurrar, tan grave y profundo que su piel se erizó.
— Me encanta...– Dijo igual de bajo, como si temiera que alguien además de ellos pudiese escucharlo.– Es bellísimo, en serio.– Se giró para mirarlo.– Gracias.
— Te mereces esto y mucho más, Mi Luna, no debes agradecerme por lo mínimo que se espera de mí como tu Alfa.
Eso fue un gancho derecho directo a mi soledad.
Y posiblemente a la tuya también.
Dieron pasos hasta situarse frente a la mesa donde estaban servidos dos platillos que se veían humeantes y absolutamente deliciosos, su estómago rugió en protesta al no haber ingerido alimento. Sus mejillas se sonrojaron cuando escuchó la melodiosa risita que se escapó de los belfos rojizos del pelinegro.
— Es bueno saber que tienes hambre, Omega.– Sacó la silla correspondiente para el peligris, invitándolo a sentarse.– Espero que te guste lo que he escogido para cenar.– Hizo lo mismo cuando el menor ya estuvo cómodo.
Su comida fue tranquila, hablando de trivialidades, gustos, preferencias y cosas tan comunes como lo es el clima. La familiaridad entre ellos era tal, que cuando había un silencio corto, no era incomodo, por el contrario, se sentía tranquilo, ameno, armonioso... Al menos hasta que alguno de los dos lo rompía con cualquier dato que podía llegar a considerarse innecesario y hasta aburrido para cualquiera, pero tan interesante para su acompañante.
Estaban degustando el postre, cuando Jungkook hizo una pregunta, la cual provocó que Taehyung dejase su cuchara a medio camino.
— ¿Por qué decidiste mudarte a Rusia?– Lo notó bajar la mirada, dejando el cubierto sobre el plato para posteriormente ocultar sus manos tras la mesa.– No tienes que responder si no lo deseas, Omega.
—Decidí no permanecer en Corea luego de lo sucedido con mis padres.– Dijo bajito, casi en un susurro.
— No quisiera entrometerme, pero ¿puedo preguntar qué pasó con ellos?
— Mis padres.– Carraspeó para deshacerse del nudo que repentinamente se había instalado en su garganta.– Mis papás, ellos... Ellos fueron asesinados, los encontré muertos cuando llegué del colegio... Tenía nueve años cuando eso sucedió.– Un suspiro tembloroso abandonó sus labios.– Estaban tirados en el piso de su habitación.– Jeon se tensó en su asiento, ahora entendía.– Lo sé.– Se rió sin gracia.– Poco después me fui a vivir con mi abuela. Es... Un poco difícil hablar de esto, lo siento. No quise arruinar el ambiente.
Era patético, habían pasado años y aún se sentía impotente de tan solo recordarlo. Su mente divagó, recreando cada una de las cosas que tuvo que pasar, como su infancia y adolescencia no fueron como la de los demás. Las noches donde se quedaba despierto, pensando en que si no le hubiese insistido a la pareja para irse solo a casa de su amigo, y por el contrario hubiesen pasado por él como normalmente lo hacían, ellos estarían ahí, a su lado... Estarían vivos.
"Fue por mi culpa, ellos están muertos por mi culp..."
— Taehyung.– Sintió a Jungkook alzar su rostro.– Te estaba hablando.– Lucía preocupado, no quiere verlo así, pero estaba como la mierda de tan solo rememorar la escena que logró marcarlo de por vida.– Oh, amor...– Murmuró cuando lo percibió temblar.– Está bien, puedes llorar, tranquilo.
Lo tomó en brazos, apresándolo con ambas extremidades para luego dirigirse a un par de pequeños muebles individuales, tomando lugar en uno para situar a Kim sobre sus piernas fuertes, arrullando al joven que solo se había ferrado a su torso, pero no lloraba, sabía que se estaba resistiendo, y aunque le dijera que lo hiciera, no podía obligarlo.
Luego de un par de minutos en los que se dedicó a dejar suaves caricias en la espalda ajena, además de susurrar palabras donde le decía que era alguien fuerte, explicándole lo mucho que iba a protegerlo de quien se atreviera a hacerle daño. Lo presionó contra su complexión para plantar besos en su cabellera, tratando de hacerle saber que ahora no debía sufrir solo, pues ahora lo tenía a él como soporte.
Taehyung por fin había salido del escondite en su pecho.
Se veía tan vulnerable e indefenso. Como quisiera poder meterlo en una cajita de cristal y cuidarlo del jodido mundo que podía llegar a ser tan malditamente cruel la mayoría de veces.
— Al parecer ninguno de los dos tuvo una vida fácil en Corea...– El azabache rompió el silencio luego de unos segundos. Sonriendo chiquito cuando el Omega lo miró con ojos curiosos.
— ¿Tuvo malos momentos allá?– Inquirió.
— Mmh... ¿Debería decirte?– Jugó con él para subirle el ánimo.– ¿Por qué? ¿Qué tienes para ofrecerme a cambio de que te cuente mi muy trágico pasado?
— Descuentos para Bam cuando tenga mi veterinaria.– Alzó el mentón con suficiencia.
Jungkook se carcajeó fuertemente, realmente el peligris era alguien único.
— Tiene risa de Elmo.– Dijo el menor.– Es linda.
Mierda, su papá tenía razón.
— Mmh, sí, me lo han dicho.– Carraspeó un poco, tratando de no volver a reír y así evitar la vergüenza de sonar como cierto personaje de color rojo.– Volviendo a lo de antes; sí, tuve que pasar por cosas que no fueron agradables.– Dejó un beso en la mejilla contraria.– No éramos ricos, no teníamos una casa y vivíamos en un pequeño departamento que mi padre logró alquilar gracias a los pocos trabajos que le surgían.– Acomodó a Taehyung sobre sus piernas, recostando su cabeza platinada en la curvatura de su cuello.
>> Mi madre trabajaba como mesera en un restaurante a medio tiempo, ya que debía hacerse cargo de mí cuando papá no estaba. Las deudas llegaron cuando ingresé a la escuela, los útiles, el uniforme, la comida, la matricula... No eran precisamente baratos, al menos no para nosotros, más en ese tiempo.– Recordó, bufando internamente. Porque justo ahora, esa cantidad de dinero sería lo que pagaría por una camisa.– No eran préstamos dados por el banco, lo habían intentado un par de veces y siempre los rechazaban ya que no cumplían con los requisitos.
>> A diferencia de lo que cualquiera pensaría, nadie se peleaba por tener a mi padre por ser pura sangre. No tenía ningún privilegio por ello, no había tenido la oportunidad de estudiar, su infancia había sido muchísimo peor que la mía y él tampoco se aprovechaba de sus genes.– Sintió como Kim dejaba mimos en su hombro como muestra de apoyo.– Recurrieron a prestamistas para poder costear todo lo que necesitaba, poco después despidieron a mamá y no pudo volver a conseguir trabajo, así que dependíamos completamente de lo que papá pudiera rebuscarse.– Suspiró.– Los pagos se atrasaron, las amenazas llegaron e inevitablemente los golpes también, aunque nunca iban dirigidos hacia nosotros, sino al Alfa de la familia. Pudo soportarlos, al menos hasta el día en el que casi abusan de mi madre.– El mayor sintió el cuerpo ajeno volverse rígido, por lo que Jungkook lo apretó más fuerte contra sí.
>> Fue la primera vez que escuché a ese hombre usar su voz de mando...– Cerró los ojos, echando su cabeza hacia atrás.– Decidimos mudarnos de Busan a Daegu cuando tenía catorce y me inscribieron en una escuela pública que quedaba justo frente a una escuela primaria.– Las comisuras de sus labios se elevaron inconscientemente, el peligris se removió, mirándolo con ojos entrecerrados.– Se podría decir que todo mejoró desde ahí. Mis padres consiguieron un trabajo nuevo donde les pagaban bien, el costo del alquiler de donde nos quedábamos no era tan alto, por lo que decidieron ahorrar para mudarnos a Rusia, ya que siempre habían querido visitarlo. El resto no es algo que valga la pena ser contado.– Ante el silencio contrario, Jeon dirigió su mirada al joven que lo miraba con un puchero.– ¿Pasa algo, Mi Luna?
— ¿Por qué sonrió cuando mencionó la escuela primaria? ¿Se enamoró de alguien que estudiaba allí?– Repentinamente se sentía mal.
— Mmh...– Tarareó.– Algo así.– Asintió.
— ¿En serio? ¿De quién? ¿Cómo era? ¿Cómo se veía? ¿Era lindo? ¿Qué le gustaba de él? ¿O era una ella?– No sabía por qué estaba preguntando eso, pues sabía que si su respuesta era afirmativa, el corazón iba a dolerle como el infierno.
Ejem, masoquismo, ejem.
— No es cómo crees.– Taehyung se sonrojó.– No sé su nombre, tampoco hablé con él.– "Así que es un hombre" Pensó.– Solo... Lo ayudé una vez cuando lo estaban molestando, al parecer lo hacían seguido, no lo sé. Creo que se había presentado hace poco, pues mantenía ese olor a leche característico de los cachorros, aunque se veía demasiado joven para eso.– Razonó.– Siempre me aseguraba de que la mujer mayor que iba a recogerlo a la escuela llegara para poder irme, sentía una necesidad de saber que estaba a salvo...– Se encogió de hombros.– Supongo que fue gracias a que me había desarrollado como Alfa Dominante en esos meses y mi instinto me pedía que lo protegiese.
El hámster que habitaba en la cabeza del peligris lo estaba dando todo tras escucharlo.
¿Daegu? ¿Escuela? ¿Olor a leche? ¿Bullying? ¿Mujer mayor? No era posible... ¿O sí?
— ¿De casualidad usted tenía corte de coco en ese momento?– Preguntó, solo para asegurarse de que sí se tratase de quien estaba pensando.
— ¿Perdón?– Sonrió de medio lado.
— Alfa, por favor.– Suplicó, dando pequeños saltos sobre los muslos ajenos, necesitaba salir de dudas.
— No hagas eso, amor.– Lo tomó por la cintura para detener los movimientos que lo hacían pensar con la cabeza equivocada.– Sí, tenía ese corte... Desafortunadamente.– Se estremeció de tan solo pensar en ese peinado que su madre había insistido en que tuviera, alegando que se veía "guapo".
Uh, eran tiempos oscuros.
— ¡Usted es Juan Coco!– Dijo emocionado. Abrazando al pelinegro que definitivamente no había entendido absolutamente nada.
Hombre tenía que ser.
— ¿Juan Coco? ¿De qué hablas?– Elevó una ceja.
— ¡El Alfa que me cuidaba cuando vivía con mi abuela!– Volvió a dar saltos, Jungkook cerró los ojos y frunció ligeramente el ceño tratando de concentrarse en las palabras de su compañero.– Usted era el chico que se quedaba en el parque del frente, además de que le gruñía a los que me molestaban.– Repartió picos por todo el rostro de Jeon, quien solo se dejó hacer, disfrutando de la muestra de afecto.– No puedo creer que en serio sea ese niño, Alfa, ha cambiado mucho.– Lo escaneó desde su posición y mordió su labio.– Muchísimo.
¿Ese era el motivo por el cual no lo había reconocido? ¿El que se haya convertido en ese hombre increíblemente apuesto que además era el mismo que lo estaba cortejando? Sin contar que era un jodido mafioso... ¿Quién lo diría? Esos ojitos de tapioca lo hacían ver como quien no rompía ni un plato.
— ¿Tú eras ese pequeño Omeguita?– Kim asintió efusivamente.– Mmh, eso explica muchas cosas.
Aunque aún no comprendía por qué en ese momento no lo había reconocido como su destinado, tal vez se debía a que sus partes animales eran demasiado jóvenes para saberlo, muchísimo más el lobo del peligris.
Pero tenía sentido, ya que nunca tuvo ese deseo de mantener a alguien a salvo como con ese niño, al menos hasta que volvió a encontrarse con Taehyung. ¿Por eso su cuerpo y lobo rechazaban estar con otra persona? ¿Era porque ya habían conocido a su compañero? Pues... Se alegra de haberlo esperado, si ese era el caso.
— ¿Sí? ¿Cómo qué?
— Como eras tan adorable y ahora eres increíblemente hermoso.– Dejó un beso en su boca.– Precioso.– Otro.– Un ángel.– Otro más.– Mi Omega.– Este último fue más largo, nuevamente teniendo su lengua luchando contra la del menor, quien solo enredó sus dedos en ese largo cabello negro para profundizar aquel beso que provocaba que los cables de su cerebro se desconectasen tan satisfactoriamente. Derritiéndose cuando las manos grandes de Jeon agarraron sus caderas y trasero tan deliciosamente, que deseó no tener ningún tipo de prenda que le impidiese poder sentir su piel caliente. Antes de siquiera pensar en frotarse contra la anatomía del Alfa, este se separó.– No podemos, Mi Luna.– Dijo, soltando una risita nasal cuando el platinado se quejó bajito.– Yo también lo quiero, pero no es el momento.
Y tenía razón, apenas era el primer día de cortejo, además de que no se sentía preparado. Sí, se besaban como dos animales, pero no estaba listo para pasar de ahí. Rendido, le hizo una seña, dándole a entender que estaba de acuerdo con lo que dijo.
Después de que siguieron hablando sobre la vida de Jungkook, este respondiendo todas las dudas que el joven llegase a tener, ambos se retiraron del restaurante.
[...]
— Gracias por todo, Alfa, de verdad la pasé muy bien. Además, también descubrí que usted es Juan Coco.– Se burló.
— Sigo preguntándome como es que se te ocurrió llamarme de esa forma tan... Original, pero eso puedo descubrirlo en alguna de nuestras próximas citas. Gracias por haberme aceptado, espero que las siguientes salidas también sean de tu agrado.– Sus ojos brillaron hermosamente.– Descansa. ¿Bien? Por favor no te desveles.– Se inclinó respetuosamente.–Buenas noches, Omega.
— Buenas noches, Alfa.– Lo abrazó para impregnarlo con su olor, ronroneando al sentir los mimos en su espalda baja.– Por favor, avíseme cuando se encuentre en su hogar.
Luego de un asentimiento, Taehyung observó cómo Jungkook se subía a su Hyundai nuevamente, para luego perderse en las calles de Moscú.
El cementerio estaba tranquilo, las lapidas llenas de musgo y flores marchitas que decoraban ese lugar de muerte solo lo hacía ver más deprimente y abandonado... La lluvia que caía suavemente, creaba un ambiente melancólico en ese momento tan triste para las personas que iban desalojando el lugar bajo sus paraguas. Protegiéndose de las gotas que se asemejaban al llanto que adornaba sus rostros. Sus expresiones sombrías y bañadas de ese dolor tan profundo como lo es perder a una persona especial, era la muestra de la más profunda incertidumbre que ahora albergaba sus corazones.
Y entre todas esas personas, estaba el pequeño Taehyung, mirando fijamente los ataúdes donde se encontraban las dos personas más importantes de su vida. Las lágrimas descendían de sus luceros, pero no gritaba, no pataleaba, no emitía ningún sonido... Solo estaba ahí, parado sin hacer nada, solo llorando en silencio. Inquiriendo internamente si había sido su culpa, preguntándose si pudo haber hecho algo para evitar que eso sucediera.
Porque sí, el hermoso niño platinado se culpaba por eso.
Tal vez si no se hubiese quedado tanto tiempo en casa de su amigo Jackson, pudo haber ayudado a su padre Alfa a defenderse, tal vez pudo haber protegido a su papi Omega... Tal vez... Tal vez ambos se habrían quedado ahí con él y no estarían "durmiendo" como dijo su abuela.
Todos esos pensamientos martillaban la cabeza de un cachorro inocente que aún no comprendía la complejidad del mundo.
— Es hora de irnos, TaeTae.– Dijo la mujer de sesenta y ocho años, tocando el hombro del más joven.– Tenemos que ir a casa.
— P-pero, papá y papi aún están aquí, abuela. ¿No tenemos que llevarlos con nosotros? ¿Q-qué pasa si despiertan y no me ven? ¿No se preocuparán?– Cuestionó, logrando que los ojos de la Omega se llenasen de lágrimas nuevamente.
¿Por qué había pasado esto? ¿Por qué tuvieron que morir antes que ella? ¿Por qué tenían que ser su hijo y su querido yerno? ¿Qué mal habían hecho para merecer ese cruel destino? Ninguno. Ellos eran buenas personas, amables, risueños, serviciales y sobre todo; buenos padres, aquellos que le entregaron todo su amor al pequeño niño que ahora le cuestionaba si sus progenitores fallecidos iban a preocuparse por él cuando despertasen.
¿Cómo le explicaba a su único nieto que ellos ya no iban a regresar?
Sin saber exactamente qué hacer, solo negó con la cabeza con una sonrisa forzosa pintando sus labios resecos, tratando de hacerle saber que todo iba a estar bien... Que los dos iban a estar bien.
[...]
Había pasado un mes desde que había iniciado clases nuevamente, no sabe cómo, pero los niños de la escuela se enteraron sobre lo sucedido con sus padres y aunque no esperaba ser tratado de otra manera, todo se vino abajo cuando el acoso por parte de los chicos de grados mayores inició.
Al principio solo eran palabras hirientes que poco a poco iban agravando la herida que crecía día con día en su interior, insultos "inofensivos" que le recordaban lo desdichado que era. Luego de eso, llegaron los empujones, las bromas y humillaciones. Teniendo que fingir algún dolor en medio de clases para ir al baño a llorar porque extrañaba a sus papás.
Él... Él solo quería escucharlos decir que todo iba a mejorar.
¿Por qué tenían que ser tan malos? Taehyung nunca les hizo nada como para que lo tratasen de esa forma, siempre ha sido bueno, era amigable con sus compañeros y profesores. ¿Se merecía ser despreciado de esa manera?
La respuesta era negativa. Pero como si la vida no estuviese conforme con eso, para colmo, se había desarrollado como Omega mucho antes de lo normal.
Si bien los de su casta se presentaban antes que los Alfas, que eran entre los trece y los quince. Se supone que él debía descubrir su designación entre los once y los trece. Pero no, él tenía nueve ¡Nueve por la Madre Luna! Lo raro fue que tampoco sintió ese calor característico de los celos ¿Acaso había algo malo con él o su cuerpo? El doctor dijo que todo estaba en orden, que era normal debido a su presentación prematura. No sabía si creerle o no. De hecho, aún no comprendía ni la mitad de cosas que escuchó que el hombre le dijo a su abuela. Solo sabía que su lobito estaba feliz y ahora portaba un olor a manzanas y canela.
Sus feromonas eran como los postres que preparaba la mujer.
Bueno, al menos su aroma era rico.
[...]
— ¡Eres una escoria!– Gritó un niño de unos doce años mientras empujaba al menor de cabellos grises hacia un basurero que estaba en la parte trasera del colegio.
— ¡No debes estar aquí! ¡De seguro tus padres están mejor muertos porque no tienen que soportarte!– Bramó el otro.
Sus ojos se cristalizaron ante la sola mención de la pareja. Con el tiempo había entendido que ellos no iban a volver, que había sido ingenuo al pensar que iban a despertar luego de descansar por unos días...
Que estúpido.
Así se sentía constantemente.
Sentía los manotazos, patadas y risas de los que eran sus agresores. Limitándose a cubrir su rostro con sus pequeñas manos, haciéndose bolita para amortiguar la paliza que le era otorgada diariamente y en cada oportunidad que los contrarios tenían.
Eso, hasta que dejó de percibir los golpes.
Removiendo los dedos que cubrían su visión, apreció como los dos Betas que antes lo lastimaban, temblaban en su lugar gracias a la presencia de un joven de cabellos azabaches y ojitos de Bambi.
"Bonito" pensó el de piel canela.
Un gruñido gutural fue lo que hizo falta para que ambos niños abandonaran el lugar completamente asustados.
El azabache le dio una última mirada a Taehyung para luego salir del callejón, dejando a un Omega completamente sonrojado debido a lo increíble que había sido eso.
Ese chico era su héroe.
[...]
Los meses pasaron, y Kim ya estaba más que acostumbrado a la presencia del pelinegro que lo observaba desde lejos, cuidando de él a la distancia, velando por su seguridad y bienestar aun cuando no era su problema. Internamente se sentía bien saber que ese tierno joven estaba al pendiente de que no lo siguieran molestando, estaba feliz por ser consciente de tal cosa. Y por eso había decidido que hoy mismo iría a hablarle para agradecerle por su preocupación. Inclusive, le había preparado galletas de nueces con su abuela, con la esperanza de que le gustaran.
Estaba emocionado y nervioso... Estaba nerviosionado.
Se rió por haber combinado aquellas dos palabras, esas que definían a la perfección su estado de ánimo.
Al estar frente a la coordinación de la institución en la que estudiaba el Alfa, se dispuso a tocar la puerta, escuchando un "pase" por parte del que supone, era el rector. Así que, cuando ingresó, se encontró con un hombre de apariencia amable que le sonrió confundido al verlo.
— ¿Hola? ¿Qué haces aquí, pequeño, puedo ayudarte con algo?– Inquirió, su voz teniendo un matiz tranquilo que logró calmar su creciente ansiedad.
— H-hola, buenas tardes...– Calló, inhalando profundamente para disipar el revoltijo de emociones que él y su lobo experimentaban.– Vengo a buscar a un chico de cabellos negros, ojos grandes... Uh, y corte de coco.– Se ruborizó, porque en realidad, no sabía el nombre del que se supone, estaba buscando.
El mayor solo se echó a reír por la peculiar descripción que el menor le había dado, provocando que dicho sonrojo se hiciera más grande en las mejillas del platinado.
— Creo que sé de quién me estás hablando.– Dijo una vez que su risa había mermado.– Lamentablemente no puedo darte información sobre él, dado que va en contra de las políticas de esta escuela.– Taehyung hizo un puchero y lo miró con unos ojos de cachorro regañado que, sabe perfectamente, hacían flaquear a cualquiera. El hombre suspiró rendido.– Está bien.– Blanqueó la vista por lo manipulador que era, luego negó con la cabeza, divertido.– Desafortunadamente para ti, pequeño, el joven que estás buscando ya no estudia aquí.
— ¿Q-qué? ¿Cómo que ya no estudia aquí? P-pero, ayer lo vi...
— Lo viste, sí, pero porque vino con sus padres a retirarse, al parecer decidieron salir del país.– El hombre lo miró con pena al notar como los ojitos contrarios se apagaban notablemente.
— Ya veo... Gracias por su tiempo, lamento haberlo molestado para nada.– Hizo una reverencia y salió de la oficina, sin darle al mayor la oportunidad de decir algo más.
Sin darle la oportunidad de decirle que el chico aún no se había ido de Corea.
Ese día, Taehyung se dedicó a llorar en el mismo parque donde ese azabache lo observaba y cuidaba todos los días... Al menos, hasta ese momento.
Se sentía vacío.
[...]
Habían transcurrido seis años desde entonces, Taehyung, ahora siendo un adolescente de quince años, no había olvidado al héroe que lo había defendido más de una vez. Mas sin embargo, había aprendido que no debía estar triste porque se haya ido, no, al contrario, debía de alegrarse al saber que aquel Alfa había tenido la oportunidad de viajar a otro lugar y, aun sin saber su nombre; esperaba que haya logrado grandes cosas.
Él le pedía a la Diosa Luna todos los días por el bien de ese pelinegro, guardando la esperanza de encontrarlo nuevamente.
Cuando estaba por llegar a su casa, el sonido de unas sirenas llegó a sus oídos.
Levantó su cabeza para percatarse como una ambulancia estaba estacionada frente al hogar que compartía con su abuela, además de una patrulla policíaca. Los dueños de dicho vehículo hablaban con una de sus vecinas, quien derramando unas cuantas lágrimas mientras decía algunas palabras en medio de hipidos.
Sin comprender muy bien la situación, pero asustado por lo que sea que haya pasado, se acercó a pasos temerosos notando como la mujer que antes conversaba con el oficial, al verlo, perdía completamente el color. Las gotas saladas haciéndose más gruesas a medida que emergían de sus orbes claros, dejando en evidencia que; lo que haya ocurrido, le afectaba directamente a él.
— Uh, señora Han. ¿Ocurre algo? ¿Dónde está mi abuela? ¿No se supone que ustedes iban a salir hoy?– Cuestionó, dentro de sí, sabia la respuesta, pero se negaba a aceptarla.
Sabía que la Omega no se hallaba muy bien de salud recientemente. A veces se desvanecía, otras pocas tenía que ayudarla a hacer cualquier cosa porque se cansaba con facilidad, y el otro día la había escuchado hablar por el teléfono con el que parecía ser un doctor. Hye-Won le había dicho que no tenía de qué preocuparse, pues debían ser cosas de la edad. Sobraba decir que Taehyung no le creía, pero en este momento se preguntaba qué tan grave era lo que le ocurría.
— Mi niño... Tu abuela tuvo un paro cardiaco hace una hora y ella... E-ella.– Sollozó, el menor tembló en su lugar.– Ella no lo resistió.
Y con esas simples palabras, el mundo de Taehyung se vino abajo por tercera vez.
[...]
Los gritos tiernos de los cachorros se escuchaban por todo el lugar. Las risas, el correteo y gruñidos juguetones eran la música que sonaba diariamente en el enorme patio del orfanato. Además de las reprimendas por el alboroto de las Omegas y Betas que cuidaban a los pequeños que andaban de aquí para allá, sintiéndose felices a pesar de no tener una familia.
Él quisiera sentirse de esa forma, pero su corazón ya había sufrido demasiado, tanto que el insomnio y la falta de apetito eran sus fieles compañeros. Mejores amigos, en realidad. Dejando a la vista grandes bolsas de ojeras bajo sus luceros y un color pálido poco saludable plasmado en su piel.
Quería irse de ahí, quería desaparecer, rehacer su vida en un lugar nuevo. Tal vez llegar a conocer nuevas personas... Pero tenía miedo de encariñarse y ser abandonado nuevamente. Odiaba con toda su alma al mundo de mierda que solo lo había hecho sufrir, ese que le fue quitando una por una a las personas que más amaba. Dejándolo solo y sintiéndose completamente miserable.
Por eso mismo, había decidido solicitar una beca en otro país. Rusia, específicamente. Posiblemente lo rechacen, pues al inicio no le había importado que sus notas fueran bajas. Las clases de judo a las que antes asistía, consumían la mayoría de su tiempo, y a su abuela no le importaba siempre y cuando lograra pasar el grado. Sin embargo, tras la muerte de la última; se encomendó volverse alguien más aplicado en cuanto a sus estudios.
Es así desde hace dos años, ahora siendo un adolescente de diecisiete, que en ese instante espera pacientemente a que la tutora que el colegio le había asignado, le diera la noticia de si había cumplido con los requisitos para obtener dicha beca. La misma ofreciéndose a llevarle los resultados, en lugar de esperar en la sala de profesores dónde los susodichos lo miraban con lástima.
A lo lejos pudo divisar como un auto bien cuidado se estacionaba frente al lugar que era su hogar en ese momento, dejando ver a una mujer hermosa que bajaba del vehículo. Los tacones resonaban en el asfalto y la sonrisa de la Alfa no se hizo esperar al observarlo sentado en la acera.
— Hola, TaeTae.– Saludó amable, dando caricias sobre la melena platinada del Omega que solo le dio un asentimiento como respuesta.
Ignorando como su falda color crema iba a ensuciarse, se sentó al lado del joven, recargando su cabeza sobre la contraria, transmitiéndole apoyo con esa simple muestra de afecto.
— ¿Cómo me fue? Me rechazaron, ¿Cierto?– Dijo, su voz saliendo apagada y rasposa, más que todo porque casi no hablaba a menos de fuera necesario.
— ¡Oye! No seas pesimista, eres muy inteligente, ¿Bien?– Reprendió, arrugando el entrecejo.– Aún no veo los resultados, quería revisarlo contigo.
Taehyung asintió.
La joven sacó un sobre manila de su bolso, desdoblando este para luego dejar a la vista un par de hojas, las mismas que tenían impreso su futuro.
Le cedió el trabajo de leer lo que sea que estaba escrito en dichos papeles, pues la verdad no sé sentía capaz de cumplir con lo que se necesitaba. Así que solo se dedicó a observar al piso con la mirada perdida.
Ese era su plan, hasta que un chillido emocionado emergió de los labios de la rubia. Para posteriormente percibir como unos brazos delgados lo apretaban fuertemente.
— ¡Te dije que lo lograrías! ¡Estoy orgullosa de tí!– Lo samaqueó cual muñeca de trapo.
En ese momento, sus ojos se cristalizaron, su labio tembló y se permitió llorar como tanto había querido desde hace años...
Sus padres y su abuela estarían orgullosos de él.
¿Ese chico también lo estaría?
[...]
— ¿Seguro que tienes todo? ¿No olvidas nada?
— Llevo todo. No te preocupes, Noona, estaré bien.– La tranquilizó.
— Sé que estarás bien, es solo que... Ugh, no puedo creer que te vayas.– Puchereó.– Te voy a extrañar mucho, Tae.– Sonrió triste.
— Yo también.– Asintió.
"Pasajeros del vuelo número 19953112 con destino a Moscú, por favor abordar".
— Bueno, si, ya tienes que irte...– Sorbió su nariz.– Llámame cuando llegues ¿Está bien? No importa la hora.
El Omega asintió, dándole un último abrazo a la Alfa que había sido mucho más que su tutora, se había vuelto su amiga y soporte con el paso del tiempo.
Tomó su maleta para dirigirse a la puerta de abordaje, agitando su mano como despedida y sonriendo pequeño a ver cómo la mujer lloraba a mares.
Definitivamente iba a extrañarla.
Sin embargo, él quería cerrar ciclos... Y eso era justo lo que iba a hacer.
Hola, hola, personitas. ¿Cómo
están? Espero que muy bien.
FUAAAAAAAAAA, ESCRIBIR ESTO FUE UNA BENDITA ODISEA.
Y no lo digo por el hecho de que sea largo, sino más bien por pensar en como carajos hacer el pasado de Tae (como narrarlo, para ser específica) más la cita. Sinceramente me partí el cerebro, se los juro, así que valoren mi esfuerzo, sino lloro.
En fin, espero que les haya gustado, por favor denle amor.
Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.
Tu existencia es importante. 💜✨
Meanwhile, the autor
Holaaa, llevo dos meses sin escribir notas, y no es que Azumi no haya escrito más capítulos (creo que escribió 4), es que a mi me dio pereza hacer las notas desde el celular.
Azumi y yo acordamos que sería mejor que las notas fueran más cortas porque el 90% de las veces las imagenes se borran y toca volverlas a subir antes de publicar el capitulo. Aun así, antes de terminar ésta nota quiero que se tomen un momento para ver las uñas de Azumi, son muy bonitas y no nos explicamos cómo si su alimentacion es una porquería.
Gasté plata en la cama de Hannibal para que el pendejo se acueste a dormir en mi almohada. 🤡
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