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𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟺)

Había pasado una semana desde que Jungkook y Taehyung habían salido por primera vez. El Alfa iba diario a la cafetería, bebía su típico café y se la pasaba comiendo uno que otro postre que el Omega le llevaba sin que este se lo pidiera... A él, y a sus guardaespaldas. Los hijos de perra disfrutaban la atención por parte del menor y él no decía nada, más que todo porque disfrutaba ver al más pequeño reír por alguna estupidez que alguno de sus hombres decía.

Los imbéciles eran muy buenos en eso

Jeon era alguien que cuidaba su físico, no por su apariencia, sino para mantenerse en forma. Y digamos que gracias a los dulces que comía casi a diario, había ganado uno o dos kilos de más. Bueno, tampoco es que le importara, si le permiten ser sincero, no podía decirle que no a su platinado y siempre podía hacer ejercicio para mantenerse en su peso.

Ejem, mandilón, ejem.

Ya había elegido a los que se supone, eran los hombres que iban a cuidar de su Omega, luego de sus salidas para comer o simplemente para conversar mientras paseaban a Bam (con este último igual de enamorado de Kim) Jeon iba directo a su base de entrenamiento en el bosque, para hacerles pruebas a todos los Alfas cambia formas que tenía en sus brigadas. Si bien pudo seleccionar cinco al azar, el azabache quería asegurarse de elegir a los más fuertes y agiles para cuidar a su chico.

El “examen” se basaba en pruebas de fuerza, estrategia, cabio de humano a lobo, velocidad, resistencia, destreza, manejo de armas, combate cuerpo a cuerpo, conocimiento de artes marciales y demás cosas. La mayoría quería resaltar para hacerse conocer mejor con el líder Jeon, demostrarle cuan capacitados estaban. No obstante, el Alfa les exigió hasta el cansancio, no porque quisiera ser cruel con ellos, él apreciaba la lealtad y el entusiasmo de sus hombres.

Pero eso no iba a proteger a su Taehyung de otras mafias.

El pura sangre realizaba las pruebas para demostrar que les estaba pidiendo cosas que él mismo podía hacer, no queriendo que creyeran que era algo imposible.

Así se la pasó toda la semana, hasta que por fin pudo encontrar a los cinco candidatos que cumplían con los requisitos. Hoy mismo iba a tomarse la tarea de presentárselos, luego de que el peligris saliera de su trabajo en la cafetería. Esperaba que fueran de su agrado, si no, podía hacer lo mismo una y otra vez hasta que estuviera conforme.

Quien lo viera, tan complaciente.

Mientras el azabache estaba sentado en su mesa esperando por Taehyung, este último hablaba por teléfono mientras se cambiaba de ropa en los vestidores. Sus amigos estaban pensando en tener una “noche de Omegas”. Que, de hecho, se supone que iba a ser en el transcurso de la semana que pasó, pero Kim les explicó que lo dejaran para después, debido a que iba a estar ocupado. No entró en detalles, pero sabía perfectamente que el rubio y la pelinegra sospechaban de qué se trataba.

Debía prepararse para la bomba de preguntas que iba a tener esa noche.

Inicialmente, Taehyung había dicho que necesitaba pensarlo más a fondo, pero no necesitó demasiado tiempo, en realidad, al día siguiente ya estaba aceptando salir con él y ver qué pasaba, diciendo que primero se enfocaran en salidas amistosas para conocerse.

Hagamos como que le creemos.

Seguimos.

Una vez estuvo listo, se despidió de ambos mayores que ya se estaban acostumbrando a que su cachorro se fuera temprano. Admitían que era algo que los ponía un poco tristes de cierta forma; pero nada se comparaba con la calidez que se instalaba en sus pechos cuando veían esa hermosa sonrisa de cajita formarse en sus labios. Deseaban verlo feliz, y si eso se lograba al lado de ese “intento del Chapo” (apodo otorgado por Jin) ellos no eran quienes para detenerlo.

— ¡Alfa! Ya estoy listo.— Se acercó unos pasos hasta situarse frente al más alto, que lo recibió con mimos en su cabello y un beso en su mejilla.

Digamos que su relación se había estrechado bastante; el de piel canela tomó más confianza a la hora de llamarlo de esa forma y Jungkook empezó a darle caricias y besar su rostro.

Nunca besaba sus labios.

Aburrido.

Cualquiera pensaría que van muy rápido (teniendo en cuenta lo reacios que los dos estaban al principio), pero era algo que a ambos les agradaba, disfrutaban las muestras de cariño entre ellos ¿Para qué negarlo? Solo les gustaba hacerlo y no tenían ninguna intención de detenerse, iban a su ritmo, y lo disfrutaban enormemente. Así que, luego de besar ambas mejillas y sus parpados, el azabache asintió para luego posar una de sus manos en la espalda contraria, guiándolo a la salida.

— Tengo que presentarte a tus guardaespaldas, Omega.— Informó mientras se acercaban a una camioneta Cadillac escalante color negro.

Era algo que habían hablado más a fondo, el mayor se dedicó a explicarle el proceso de selección que estaba haciendo y Kim había dicho que no era necesario, tratando de hacerle ver que cualquiera estaba bien. El primer mencionado solo negó, alegando que hacía todo eso para mantenerlo a salvo.

¿Huele a sobreprotección? No lo sé, hoy sí me bañé.

— Ya pueden salir.— Su voz se hizo escuchar sin necesidad de gritar.

Por consiguiente de decir esas palabras; las puertas del vehículo se abrieron, dejando ver a cinco jóvenes Alfas que se colocaron uno al lado del otro, formando una línea. Posterior a eso, hicieron una reverencia antes de decir: “Es un honor conocerlo, joven Kim”.

Que elegancia la de Francia.

— Oh, Diosa, no es necesaria tanta formalidad.— Rio, provocando que Jungkook se inclinara y le plantara un tierno beso en su cabeza, acercándolo más a él. Los contrarios se sonrojaron por la muestra de afecto por parte de su líder, apartando la mirada como muestra de respeto.— ¿Puedo saber sus nombres?

Todos asintieron, y el primero en el costado derecho habló.

— Mi nombre es Cha Eunwoo, joven Kim.— Hizo otra reverencia.— Seré su guardaespaldas principal.

— Me llamo Christopher Bang, señor, pero puede decirme Bangchan.— Otra reverencia.

Antes de que el tercero dijera alguna palabra, el platinado lo interrumpió.

— De verdad, no tienen que ser tan formales conmigo.— Negó riendo.— Sé que es su trabajo, pero simplemente pueden decirme Taehyung. No importa lo que diga este grandote de aquí.— Señaló a Jungkook con su pulgar, el aludido frunció el ceño.— Ustedes trátenme con confianza.— Sonrió amablemente.

Los hombres de Jeon le dieron una mirada al susodicho, como pidiendo permiso para realizar lo solicitado por el peligris. Este solo se limitó a asentir, haciéndoles saber que estaba bien.

— Mi nombre es Seo Changbin, joven Taehyung.— el nombrado continuó sonriendo.

Los últimos dos se presentaron bajo el nombre de Félix Yongbok Lee y Hwang Hyunjin. Ambos siendo una pareja de Alfas, provenientes de corea al igual que él.

— Es un placer conocerlos a todos, como sabrán, me llamo Kim Taehyung, por favor cuiden de mi.— Se inclinó, para luego mirar al hombre a su lado.— Alfa, hoy no vamos a poder salir, voy a reunirme con mis amigos, vamos a dormir en casa de Jimin.

— Ya veo, no te preocupes, Omega, ellos te llevaran hasta allá y cuidaran la casa, ¿está bien?

El platinado asintió, abrazando el torso ajeno y restregando su rostro en su camisa, marcándolo con su aroma. Lo hacía inconscientemente, de hecho, era su lobo quien liberaba su olor para marcar a su compañero como suyo. Cosa que le encantaba a Jungkook, pues amaba esa fragancia que lo envolvía hasta embriagarlo mejor que cualquier botella de alcohol que haya probado.

De igual forma, ese fue un tema a tocar en una de sus charlas cotidianas, el por qué el azabache no esparcía feromonas; Jeon respondió que no era de su agrado dejar su olor en todos lados, pero que pronto le dejaría olfatearlo. Taehyung se ruborizó hasta la médula ante sus palabras, pues la forma en que se había expresado llegó a ser demasiado personal.

A veces lo directo que Jeon puede llegar a ser, lo mareaba un poco.

Después de dejarlo bien impregnado, se alejó lo mínimo, solo para recibir las caricias correspondientes a la despedida, deleitándose con los besos que eran proporcionados en su cabello, frente, parpados, mejillas, nariz y uno sutil en su cuello, este último provocando que se estremeciera de pies a cabeza. Al separarse, el mayor asintió nuevamente y lo ayudó a subir a la camioneta.

— Cuídenlo con su vida. Si algo llegara a pasarle... Les arranco la cabeza a todos.— Medio ordenó y medio amenazó, sus ojos brillando en un rojo intenso.

Tan divino él.

Después de temblar por unos cuantos segundos, los cinco jóvenes realizaron una reverencia ante su líder y subieron al vehículo, con Eunwoo cumpliendo el papel de conductor.

El viaje fue tranquilo, Kim le hacía preguntas a cada uno para conocerlos mejor, después de todo, estaban poniendo sus vidas en riesgo por la suya, lo menos que podía hacer era tratarlos de manera cordial y ser gentil con ellos.

Cuando ya se encontraba en la casa del rubio, todos descendieron, Bangchan sosteniendo las cosas del menor mientras este hablaba con los demás, a la vez que caminaban hacia la entrada. Una vez ahí, Eunwoo tocó la puerta suavemente, dando un paso hacia atrás después de hacerlo.

Unos pocos segundos más tarde, un Omega bajito se hizo presente.

— Demonios ¿Por qué tardaste tan...?— Se quedó callado al ver a los hombres al lado del peligris que sonreía tranquilo.— Oh, vaya ¿De qué me perdí que ya andas con cinco?

— ¡Jimin!— Reclamó ruborizado, el nombrado se carcajeó.

En su cuerpo se instalaron unas inmensas ganas de patear el pomposo trasero que pertenecía a su muy enano amigo.

Una tos fingida causó que la atención del de olor a mandarinas viajara hacia esa persona.

— Buenas tardes, somos los guardaespaldas del joven Taehyung, mi nombre es Cha Eunwoo.— Miró al primer nombrado.— Estaremos afuera por si nos necesita, cualquier cosa solo tiene que llamarnos o gritar y ahí estaremos.— Volvió a dirigir sus ojos a Park.— ¿Bangchan puede pasar a dejar las cosas del joven?

Mientras a Jimin se le caía la mandíbula de la impresión, Kim solo suspiró y metió a su amigo a la casa, dándole espacio al de cabello cenizo para que entrara y pusiera sus cosas sobre el sofá.

— Gracias por todo, chicos, más tarde les preparare algo de comer.— Antes de que dijeran algo, se adelantó.— No aceptaré un no como respuesta, ¿Vale? Hasta luego.— Sonrió mientras agitaba su mano, cerrando la puerta segundos después.

Acto seguido, los Alfas se dieron la vuelta y siguieron su camino, alejándose de la residencia.

— ¿Ustedes que opinan?— Preguntó Changbin.

— A mí me cae bien, es lindo.— Dijo el peliazul.

Todos miraron a Félix.

— ¿Qué? Lo digo por su personalidad.

Los demás asintieron de acuerdo.

[...]

— ¡¿Ahora tienes guardaespaldas?!— Gritó el más bajito.

— Sí, bueno, pasaron cosas y digamos que ahora los necesito.— Suspiró el menor.

— ¿Estás bien?— Inquirió preocupada la fémina que hace solo unos minutos había salido del baño.

— Sí, no se preocupen.— Jimin y Momo lo vieron con ojos entrecerrados.— Lo digo en serio, no es nada por lo que preocuparse.

Ambos se miraron no muy convencidos por esa respuesta, pero sabían que cuando Taehyung se rehusaba a hablar, no había ser en esta tierra que pudiera sacarle una palabra.

El trio de Omegas se adentró a la cocina para preparar algún postre, tanto para ellos, como para los cinco Alfas que se encontraban afuera haciendo quien sabe qué.

Seguro cosas de guardias.

[...]

— ¡Yo era una niña del pueblo, era feliz!— Cantó Bangchan

— ¡De pronto una princesa me volví!— Le siguió Félix.

— ¡Y ahora debo entender cómo hacerlo bien!— Continuó Changbin.

Porterior a compartir una mirada cómplice, asintieron de acuerdo para después abrazarse por sobre los hombros, procediendo a gritar:

— ¡TANTO QUE APRENDER!— Cantaron los tres al unísono, un poco, bastante, desafinados.

Hyunjin y Eunwoo solo los veían con rostro cansado, mientras cuidaban los alrededores.

Sí, cosas de guardias, sigamos.

A su vez, los dos amigos del menor yacían inquietos, tanto por la sorpresa como por la preocupación que los invadía. No pasó mucho tiempo antes de que comenzara la ronda de preguntas.

— ¿Entonces? ¿Ahora sales con un mafioso?— Interrogó el rubio, mientras preparaba el relleno de frutas.

— No lo digas así, Jimin.— Reprendió a la vez que batía la masa de pastel de chocolate.— Pero sí, estoy teniendo citas con Jungkook.

— Diosa... ¿Te trata bien? Sigo creyendo que es alguien peligroso, pero si es lo que quieres, no podemos interferir...— La pelinegra era la encargada de hacer la crema para decorar el postre.

— Me trata más que bien.— Afirmó.— Me da regalos y me invita a salir. Siempre es respetuoso, atento, cariñoso a su manera... Me lleva y me recoge de la universidad, paseamos a su perro; que por cierto es un Dóberman y adivinen.— Sonrió emocionado.— ¡No tiene las orejas ni la cola recortadas! Es muy lindo. El primer obsequio que me dio fue un estuche con todos los libros de Jane Austen, las ediciones eran hermosas.— Tarareó, siguiendo con lo suyo.— Estos días me ha estado dando flores y cosas para lectura.

— Es porque me dormía en las misas, ¿Verdad?— Se quejó Park, haciendo un puchero exagerado.

Taehyung solo volteó los ojos y vertió la mezcla en el molde.

9:46 P.M.


Los Alfas se encontraban esparcidos estratégicamente alrededor del hogar del rubio, estaban con la barriga llena después de los trozos enormes de pastel que comieron hace unas cuantas horas, más la cena que muy amablemente les había ofrecido la joven pelinegra, así que no había problemas.

Barriga llena corazón contento, dicen las malas lenguas.

Al mismo tiempo, tres Omegas tenían más alcohol en su sistema que glóbulos rojos, estaban tirados por toda la sala, las botellas de cerveza y vodka regadas a sus costados.

— ¡¿Qué dijo, qué?!— Hoy Jimin no hablaba, él gritaba.

— ¡Lo sé!— Bueno, Taehyung estaba igual por la borrachera que tenía.— “No me importa llamar la atención, siempre y cuando sea la tuya.— Hizo el intento (muy patético) de imitar la voz de Jungkook.— ¡Casi me hago pis cuando me dijo eso!— Pataleó frustrado.

— ¡Me siento tan sola!— La pelinegra solo lloraba como María Magdalena.

Todos somos Momo.

Bueno, en eso se basaban sus noches de Omegas: Hacer postres, echar chismes, emborracharse y al día siguiente hacer la promesa de no volver a tomar de esa manera, aun cuando saben que no la van a cumplir.

[...]

— Juro no volver a beber con ustedes, siento que la cabeza me va a explotar.

¿Qué les dije? Siempre era lo mismo.

— Aun así, vas a tener que ir a la tienda a comprar algo para la resaca, Momo está con náuseas en el baño y yo estoy haciendo el desayuno para todos.

— ¿Por qué yo? ¿No puedes enviar a uno de tus niñeros

— Primero: no son niñeros.— Lo señaló con el cuchillo lleno de mantequilla.— Segundo: supuestamente, ninguno tiene permitido separarse de mí o algo así dijo Eunwoo, no van a aceptar a menos de que yo vaya con ellos.— Sirvió un plato con sándwiches.— Y tercero: ellos estuvieron despiertos toda la noche, deben descansar.

Jimin hizo una rabieta en el sofá, no sabía cómo mierda Taehyung siempre estaba bien luego de beber como un maldito desquiciado. Además, siempre era él el que tenía que ir a comprar las jodidas aspirinas.

De muy mala gana se colocó un abrigo ligero y sus zapatos, para luego salir de la casa.

El viento helado golpeó su rostro, inhaló profundo y caminó por la cera a la tienda más cercana. Mientras avanzaba, iba quejándose de no tener un puto sistema inmune a la resaca como lo tenía el platinado ¿No se supone que al ser ruso debía tolerarlo más? Debía ser igual que el frio, en Moscú las temperaturas siempre son bajas a excepción del verano, que aumenta un poco más. No obstante, en invierno el clima puede llegar a ser bajo cero, ahí es cuando generalmente usaban abrigos más gruesos. Taehyung, siendo un Omega de otro país, no estaba hecho para ese clima gélido.

Refunfuñando, dio pasos dentro de la farmacia, yendo a la sección de analgésicos, sin embargo, un cuerpo firme se estampó contra el suyo. Maldijo en voz baja, tomando su cabeza que dolía como los mil infiernos. Levantó la mirada para disculparse con quien quiera que haya chocado; aunque ese pensamiento no duró demasiado, ya que al observar el rostro contrario, su dolor de cabeza aumentó.

Mierda...

— Pero miren a quien tenemos aquí, es el pequeño maleducado.— Yoongi sonrió.— ¿Cómo estás Jimin-ah? Tiempo sin verte.

— Puedes ahorrarte tu falsa amabilidad, abuelo, solo vengo por algo y me voy. Permiso.— Gruñó.

— Desde que te vi aquella vez, me pregunté como tanta hostilidad puede habitar en un cuerpo tan...— El pelirrojo lo miró de arriba abajo, mordiendo su labio, tratando de aguantar la risa.— chiquito.

Bueno, no es que él fuese particularmente alto, pero gracias a su contextura fuerte, fácilmente se podía pasar de su baja estatura.

El Omega volvió a gruñir, esta vez más fuerte y mostró sus colmillos en advertencia, Min solo levantó sus manos en son de paz mientras aun sonreía.

— Escúchame bien, imbécil.— Se acercó, tratando de lucir intimidante, pero a ojos del Alfa solo era un cachorrito rabioso.— No te metas conmigo si no quieres que te muerda la garganta.

— ¿No crees que deberías invitarme un café primero? Digo, tampoco me molesta, pero al menos debes intentar conquistarme ¿No te parece?— Le guiñó el ojo, riendo.

Bufó exasperado, alejándose para tomar las benditas pastillas y por consiguiente, dirigirse a la caja para pagar. El de ojos gatunos solo sonrió de lado, disfrutaba molestar a las personas, pero molestar a Jimin era mucho mejor, sus reacciones eran graciosas y lo hacía reír con sus intentos fallidos al amenazarlo.

Cuando lo vio aproximarse a la puerta, le gritó:

— ¡Nos vemos luego, Jimin-ah! ¡Llámame!

El aludido solo le mostró el dedo medio, Yoongi se carcajeó por lo pequeña que era su mano.

Por otro lado, en Jeon Inverstmentes, el dueño de la empresa esperaba pacientemente al Alfa peliblanco. Había llegado a la conclusión de que era suficiente, tenía que hablar con él para aclarar las cosas, quería escuchar que era lo que tenía que decir y, si sus palabras no eran las adecuadas, si Hoseok estaba metido en esa mierda que le estaba jodiendo la vida... Al menos le había dado la oportunidad de explicarse antes de arrancarle las extremidades a mordiscos.

Sin comentarios.

Un toque en la puerta lo sacó de sus pensamientos, soltando un “pase” con voz extremadamente grave. La persona del otro lado no necesitaba anunciarse para saber de quien se trataba, podía oler a Hoseok a kilómetros de distancia con ese aroma peculiarmente suave a pesar de ser un Alfa.

— Hola, Kook ¿Querías hablar conmigo?— Entró sonriendo, no obstante, cuando se fijó en la postura amenazante del azabache, agachó la cabeza con respeto.— Lo siento, señor ¿Qué necesita?

— Por el momento, siéntate, por favor.

Hizo lo pedido, todo el trayecto de la puerta a la silla frente al escritorio su cabeza se mantuvo abajo, mirando sus zapatos.

Ellos eran amigos, por supuesto que sí, el peliblanco y Yoongi eran los únicos que pertenecían al diminuto círculo social de Jungkook. Ambos le debían mucho al azabache, había salvado sus vidas en reiteradas ocasiones, siempre los trató con sumo respeto sin importar que tan cabreado esté. Pero eso no quita el hecho de que era su líder, su jefe, el cabecilla de todo lo que él mismo se encargó de construir. Seguía siendo quien estaba al mando y ellos debían entender eso.

Y por supuesto que lo hacían. Por eso mismo, cuando la situación lo requería, Jeon era firme y no importaba si eran sus amigos, ellos escuchaban y obedecían. No lo hacían por obligación, por miedo o algo por el estilo. Le debían la vida al hombre, gracias a él es que ahora están ahí. Ellos morirían por el pelinegro, eran familia y no había forma de pagarle lo mucho que los ha ayudado.

Teniendo en cuenta eso, el pura sangre no podía entender cómo es que todo apuntaba a que Jung era quien le estaba robando. Si hubiera sido cualquier otra persona, lo habría sacado de su camino en el momento en que se enteró quien era el dueño de la cuenta de banco donde se estaban enviando pequeñas cantidades de dinero.

Pero quería escucharlo directamente de su boca, saber por qué lo hizo y no tener ningún tipo de remordimiento después.

— Yoongi y yo hemos hablado sobre lo sucedido con mis cuentas en el extranjero.— Su tono de voz era ronco.— Buscó rastros en otros países porque hubiera sido lo más inteligente.— Se levantó.— Por ese motivo es que tardó demasiado en encontrar alguna pista sobre la persona que ha estado usando mi dinero en estupideces.

Rodeó la mesa a paso calmado, colocándose frente al contrario que permanecía sentado en la silla, su postura era rígida y Jungkook no podía descifrar si era por el cómo estaba hablándole o por el miedo de ser descubierto.

— ¿Puedes explicarme por qué la dirección que aparece, pertenece a tu computadora? Y no conforme con eso, sino también el nombre de mi empresa está escrito.— Parpadeó lentamente cuando vio el rostro ajeno levantarse con los ojos bien abiertos.

El peliblanco abrió la boca pero ningún sonido salía de ella, estaba perplejo, sorprendido... ¿Qué carajos estaba diciendo?

— ¿Cree que yo tuve algo que ver con todo lo que está pasando?

El azabache no respondió, solo lo observó detenidamente, con los brazos cruzados y su rostro inexpresivo.

— ¿Lo dices en serio?— Se levantó de la silla.— Jungkook...— Bajó la cabeza.— Lo siento, señor... Yo nunca haría algo para dañarlo a usted, a Valhar o a la empresa.

— Entonces, te pido amablemente que me des una explicación, Jung.

— Yo... Puede que sea culpable de cierta forma.— Jeon gruñó.— Pero no por los motivos que piensa.— Suspiró.— No sé si esto tenga algo que ver, pero hace unos meses mi celo llegó repentinamente cuando estaba aquí en la empresa. Puede que me haya acostado con su secretaria... En mi oficina, no estoy orgulloso de mis acciones.— Lo miró apenado.— No estoy acusándola de nada, pero ella ingresó diciendo que podía ayudarme con eso, no estaba en mis cinco sentidos y la dejé pasar. Juro por lo que más quiero, señor, que yo no tengo nada que ver con todo lo que está ocurriendo.

— ¿Puedes aclarar por qué estabas actuando tan extraño el día que encargué a Yoongi para que él se hiciera de la investigación y no a ti?— Cuestionó.

— Bueno, esa es una pregunta la cual me da un poco más de vergüenza responder.— Rió nerviosamente.— Es que... Oh, Diosa.— Se cubrió el rostro con ambas manos.— ¡Es que no quería que ninguno se diera cuenta que usé la tarjeta de la empresa para comprarle un regalo a mi mamá!— Gritó.

Jungkook alzo una ceja.

— ¡Juro que fue sin querer! ¡La confundí con la mía!

El azabache asintió para luego suspirar. No era algo difícil de creer, a decir verdad, es algo que claramente a Hoseok le pasaría, porque, bueno; es Hoseok.

Y no era la primera vez.

En una ocasión pasada, el Alfa le había enviado un paquete de lencería a Jungkook porque confundió su dirección con la de su novia de ese entonces... Algo que nunca iba a olvidar eran las orejas de conejito que venían en la caja junto con un plug con un pompón con la forma de la cola de dicho animal.

Es un recuerdo un poco perturbador.

— Sabes que no está permitido que los empleados tengan acceso a las oficinas principales por toda la información que allí se guarda, debes tener más cuidado para la próxima. Por favor revisa las cámaras que están dentro de tu despacho junto con Yoongi y avísame si ves algo raro.— El Alfa asintió a sus palabras.— Le pediría a alguien más que lo hiciera, pero no quiero castigarlos con la vista de lo que posiblemente hicieron Lisa y tú allí dentro.

Luego de hacer una reverencia con un gran sonrojo en su rostro, Jung se retiró.

Una semana antes, después de la cita de Taehyung y jungkook...

La lluvia caía con insistencia esa noche sobre las calles desiertas, creando charcos oscuros que reflejan la escasa luz de los faroles y la luna que observaba curiosa lo que pudiese llegar a ocurrir. El sonido de los pasos solitarios se pierden en el interior de la cafetería, mientras la fachada del local luce tétrica en el exterior gracias a la neblina que crece a su alrededor.

Las sombras desamparadas de las pocas personas que aún habitan las calles se pierden en la oscuridad, y los susurros insistentes de la lluvia parecen envolver el ambiente en un aire melancólico. Es una noche en la que la cuidad parece sumida en su propio silencio.

Namjoon permanecía en el local él solo, pues Jin tuvo que irse antes debido a que no se sentía bien, solo tenía que contar el dinero y organizar algunas cosas antes de cerrar por completo.

Estaba cansado mentalmente, pues no sabía cómo solucionar los problemas económicos que han estado teniendo sin decirle a su Omega, no quería preocuparlo más de lo debido, ya se encontraba nervioso por Taehyung, él mismo también lo estaba. Era una enorme carga mental que prefería tener para sí.

El sonido de algo chocando contra el cristal de las ventanas lo alarmó, pudo notar una figura que ingresaba al establecimiento, temblando debido a las fuertes ráfagas de viento. Estaba por preguntarle si se encontraba bien, hasta que se percató del arma que reposaba en la mano izquierda ajena.

Sus instintos se pusieron alertas cuando el hombre que le sonreía se acercó a la barra a paso tranquilo.

— Buenas noches, no quisiera causar un escándalo, me están persiguiendo en este momento y necesito dinero para salir de aquí.— Levantó el arma y dejó de sonreír.— Dame todo lo que esté en la caja, ahora.

— Te equivocaste de cafetería.— Namjoon rodeó en mostrador, sin inmutarse.— Yo te pido amablemente que salgas de aquí si no quieres morir.— Sus ojos tomaron un color dorado. Su lobo estaba haciendo aparición.

Uy...

Kim Namjoon no era alguien particularmente débil, era un lobo ex militar, entrenado por La Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, estaba más que capacitado para este tipo de escenarios. Pero, al parecer, el hombre no tomó en serio su amenaza, ya que solo empezó a reír como si hubiera contado el mejor chiste de la historia.

Andamos como muy esquizofrénicos esta noche, ¿No?

Antes de que pudiera alzar el arma nuevamente, el moreno le propinó un golpe directo a la mandíbula, haciéndolo trastabillar en su sitio hasta caer al suelo. Lo escuchó maldecir con voz entrecortada, antes de verlo levantarse apresuradamente para salir de la cafetería.

Fácilmente pudo dejarlo ir y olvidarse de ese suceso que le provocó un mal sabor de boca. Pero se sentía exageradamente enojado consigo mismo y con todo lo que estaba pasando recientemente; por lo que gruñó fuerte y lo persiguió hasta llegar a un callejón.

Aunque recibió algunos golpes tras haberlo desarmado, nada se compara al deplorable estado en el que se yacía aquel hombre desconocido. No lo mató, pero si estaba casi inconsciente sobre el piso mojado.

La respiración del Alfa estaba acelerada, sus nudillos se encontraban ligeramente raspados y con pequeñas gotas de sangre brotando de ellos. Cuando por fin logró darse cuenta de lo que había hecho; un lobo gigantesco apareció de la nada, atacando al sujeto.

No tuvo tiempo ni de procesar.

Sus orbes se agrandaron al observar la cabeza ajena en la boca del animal, Namjoon no se movió ni un centímetro de su sitio, solo lo miraba atentamente. Ese tipo de cosas ya la había visto en el ejército, sucesos peores, de hecho. Los cambia formas podían llegar a ser crueles en algunas ocasiones.

Notó cuando el lobo abrió la boca para dejar caer lo que llevaba en el hocico, acercándose a él lentamente. Algo que no veía venir, era oírlo emitir un sonido y luego observarlo bajar la cabeza suavemente, como saludando. Lo siguiente que no esperaba, era verlo transformarse en aquel azabache que estaba saliendo con su cachorro.

Diosa, que noche tan... Peculiar.

Desnudo y en toda su gloria, Jungkook dio unos pasos hasta quedar más cerca de él, nuevamente, inclinando su cabeza en modo de saludo.

— Buenas noches ¿Cómo se encuentra?— Dijo como si nada.

Los modales hacen al hombre.

— Bien, al menos hasta que vi cómo le arrancabas el cráneo a ese hombre.— Señaló el cuerpo.— ¿Por qué lo hiciste?

— No tengo por qué responder esa pregunta.— Lo miró a los ojos.— En cambio, yo tengo una para usted... ¿Por qué lo estaba golpeando?

— Tampoco tengo que responder esa pregunta.— Se encogió de hombros.

Uh, Touché.

Jungkook entrecerró los ojos, posteriormente; asintió de acuerdo con lo dicho.

— Tiene razón...— Siguió mirándolo, como si estuviera analizando detenidamente lo que iba a decir.— Voy a ser directo, observé cada movimiento que hizo y la forma en la que que peleó, me interesan sus habilidades, quisiera pedirle que se una a Valhar.— Parpadeó lento.— Se encargaría de hacer este tipo de trabajos.

Lo dijo como si estuviera hablando sobre el clima. ¿Viste?

— ¿Es una broma?— Se carcajeó.— No voy a aceptar eso, muchísimo menos para asesinar personas como un maldito sicario. Sales con mi cachorro, ¿No tienes vergüenza?

— Mi Omega no tiene nada que ver en esta conversación, le pido por favor que se abstenga de nombrarlo.— Namjoon bufó.— Solo es una propuesta, le pagaría una buena cantidad de dinero por cada trabajo, además, no sería seguido, solo una o dos veces a la semana, si se necesita, una tercera vez. No más.

Kim entrecerró los ojos. Necesitaba eso, las cosas no estaban bien y no quería preocupar a SeokJin, los nuevos proveedores con los que estaba haciendo negocios quebraron ni bien empezaron y el dinero que les había entregado fue la principal causa del desbalance económico que tenía en ese momento, sin contar la compra de nuevos utensilios y equipamiento para el área de la cocina, ya que el antiguo estaba empezando a fallar... (Culpa suya).

Tenía que tomar una decisión.

Hola, hola personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.

Cualquier duda o pregunta, por favor déjenla en los comentarios. Estaría encantada de responderlas.

Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.

Tu existencia es importante. 💜✨

Meanwhile, the autor:

Les dije que puede ser un poco controversial, pero ya que, da igual.

Llegué al capítulo antes de que Azumi lo editara, por eso les voy a regalar el cómo nació esta idea (la de mis notas, no la de la historia).

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