𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟸)
Los recuerdos de la noche anterior llenaban su cabeza, sintiendo a viva piel los nervios del momento, las palabras de Jungkook haciendo eco y el tacto de sus manos junto con las suyas. Todo estaba tan fresco que parecía que había pasado hace tan solo unos instantes, y para ese punto, la voz del profesor Lee era casi inaudible, su mente regresando a lo acontecido en la madrugada.
Hace unas horas...
El pelinegro acababa de ingresar al baño, luego de que Taehyung le dijera que ya podía ir a relajarse en una pequeña bañera que tenía. Estaba ansioso como la mierda, no iba a negar ese hecho ¿Cómo no iba a estarlo? Si el hombre que ha acaparado la mayor parte de sus pensamientos (sin su permiso) estaba en su casa, en su baño...
Desnudo, cabe aclarar, como si no fuera lo suficientemente obvio.
Sinceramente, no era algo que se hubiera imaginado ni en un millón de años, y debe decir que él se imagina muchas cosas.
Había sentido a su lobo moverse inquieto bajo su piel cuando vio el cuerpo contrario, queriendo restregarse en él para marcarlo con sus feromonas. La verdad no entendía muy bien esas reacciones, supone que es por el hecho de nunca haber estado con un Alfa. Su Omega pidiendo por el hombre en su casa podía ser meramente instintivo, pero ¿Por qué solo le pasaba con Jungkook? Había estado alrededor de otros Alfas y nunca ocurrió nada parecido.
Que raro... Pero, bueno, no le dio importancia.
Suspiró mientras se dirigía a la cocina y se disponía a preparar algo para el pelinegro, no era bueno pensar demasiado en ese asunto.
Pasaron los minutos y ya tenía listos unos cuantos panqueques, huevos, tocino y un jugo de naranja, típico desayuno americano, él siendo un coreano que reside en Rusia... Vaya. Omitiendo eso, para él era demasiado, pero sospechaba que Jeon debe tener hambre después de todo lo que pasó.
— Omega.— La voz a sus espaldas lo hizo dar un salto en su lugar, casi derramando el vaso de agua que estaba sirviéndose.— Lamento asustarte.— Volvió a hablar.— Pero la camisa es demasiado pequeña, no puedo usarla.— Explicó tan seriamente que, si no conociera la personalidad del contrario, pensaría que lo está reprendiendo.— Los pantalones son ajustados, pero pude ponérmelos.— Finalizó.
La vista de Taehyung escaneó la anatomía ajena, viendo que, efectivamente, el pantalón de pijama que le dio le quedaba bastante apretado.
Sus orejas tomaron un color rojizo al darse cuenta de que Jungkook no tenía ropa interior, llegando a la conclusión de que tampoco le había servido. Apartó su mirada y carraspeó un poco para eliminar tales pensamientos, no tenía porqué estar mirando ahí.
— Siento no tener ropa más grande.— Se felicitó a si mismo por no tartamudear.— Por favor tome asiento, le preparé algo para comer.
— No era necesa...
— Alfa, por favor siéntese para que pueda comer.— Lo interrumpió y le dio una mirada entrecerrando sus ojos.
Rendido, el contrario asintió y se sentó en el pequeño comedor que solo poseía dos sillas, Taehyung hizo lo mismo en la que estaba frente al mayor.
— ¿Cómo están sus heridas?— Habló después de unos segundos, viendo como Jungkook comía a una velocidad impresionante, pero sin llegar a ser tosco. Le hizo feliz saber que había preparado algo que le gustara al pelinegro.
— Me encuentro bien.— Mencionó luego de tragar.— Mi sistema regenerativo es más eficiente que el de un Alfa común, al ser pura sangre, me curo más rápido.— explicó pausadamente.— No pude sanarme correctamente por el constante movimiento al correr, los cortes volvían a abrirse, por ende, perdía demasiada sangre y eso ocasionó mi estado de inconsciencia.— Dio otro bocado.
El platinado solo lo escuchó en silencio, asintiendo a sus palabras. Era lo que suponía, pero luego de confirmarlo, se formó otra incógnita en su cabeza.
— ¿Por qué vino aquí?— Jungkook frenó sus movimientos y lo miró, el Omega se apresuró a explicarse.— No me mal entienda, no me molesta que haya venido. Lo digo porque pudo esperar a recuperarse o pudo ir a su hogar, no entiendo el motivo por el cual vino a mi casa.
Bueno, eso definitivamente no sonó mejor, ahora quería golpearse.
— Necesitaba saber si estabas bien.— Dijo sencillamente, sin apartar sus ojos de Taehyung, quien ladeo la cabeza en confusión.
— ¿Yo? ¿Por qué?— Mientras más avanzaba la conversación, más se perdía. ¿Por qué tendría que estar mal exactamente?
— Las personas con las cuales tuve el altercado me estaban amenazando por un supuesto trato que yo no hice, no voy a entrar en detalles. No le estaba dando demasiada atención a decir verdad.— Hubo una pequeña pausa.— Al menos, hasta que me enviaron fotos de ti, te habían estado siguiendo. En las imagenes estabas en el centro comercial, en el parque... Tu casa.— Su voz bajo una octava.— Es por eso que tuve que deshacerme de ellos, pero tenía que asegurarme de que estuvieras bien.
Tan delicado como una flor.
Definitivamente, él mismo se consideraba una persona con poco tacto a la hora de decir cosas como esas. Pero así era, desafortunadamente.
Taehyung perdía aún más el color de su rostro con cada palabra que salía de la boca del Alfa ¿Alguien lo había estado siguiendo? ¿Jungkook se “deshizo” de esas personas? Por eso estaba así, por ese motivo había ido a su casa a esas horas.
Se levantó precipitadamente de la silla, su respiración volviéndose errática, estuvo en peligro y él no lo sabía. Su Omega chillaba en su interior, temeroso. Se sentía mareado cuando un recuerdo azotó su mente; un pequeño Taehyung de tan solo nueve años llegando de la casa de uno de sus amigos, ingresando a su hogar para encontrarlo hecho un desastre. Con cada paso su voz se hacía más fuerte llamando a sus padres, pidiendo por su papi Omega y su papá Alfa.
Sin embargo, no hubo respuesta.
A medida que iba subiendo las escaleras, las manchas rojas en las paredes y el piso se hicieron notar. El llanto, el olor a sangre y la escena que sus pequeños ojos captaron al ingresar a la habitación que le pertenecía los mayores estaban tan grabados en su cerebro, atormentándolo día y noche.
Mientras su mente divagaba, su olor se volvió agrio, su cuerpo temblaba y su piel ya no tenía ese hermoso color canela que era tan llamativo, en cambio, estaba tan pálido como una hoja de papel. Su respiración entrecortada y sus orbes llenos de lágrimas le hicieron comprender al pelinegro que le ocurría: iba a tener un ataque de pánico.
Un agudo chillido se escapó de sus labios y Jeon se puso rígido en su sitio al oírlo, porque no era de esos que los Omegas emitían cotidianamente, no. Era más un gimoteo lastimero, necesitado, afligido...
Los que usaban para llamar a su Alfa.
Este tipo de sonidos eran poco comunes, sobre todo si se tenía en cuenta que ellos no están en una relación romántica. Si bien los Omegas lo usaban cuando se encuentran en un estado dócil y hasta sumiso, ellos no los emitían si no se sentían seguros con las personas y el entorno que lo rodea.
Resulta innecesario mencionar que a Jungkook lo tomó completamente por sorpresa.
El lobo del menor yacía lo suficientemente cómodo con el pelinegro como para gimotear de esa forma, queriendo ser confortado por él. No sabía cómo sentirse exactamente, pero se percibía aliviado, halagado y orgulloso de cierto modo, sabiendo que su compañero estaba en confianza con su presencia.
Tanto, que posiblemente era el primero en escuchar tal ruido emergiendo de lo más profundo de su garganta. Así que; siguiendo sus instintos protectores, los gruñidos y rasguños que le daba el Alfa en su interior, se levantó para ayudarlo a calmarse.
Un par de manos grandes y ásperas se posaron con firmeza sobre las suyas, instándolo a alzar la mirada para encontrarse con la intensa oscuridad de los ojos contrarios que ahora lo contemplaban con serenidad, transmitiéndole una calma profunda y reconfortante con solo ese contacto visual. La suavidad y delicadeza con la que lo tocaba era tal, que parecía tratarlo como si fuera la más valiosa y frágil pieza de cristal, como si bastara un ligero soplido para hacerlo estallar en mil pedazos. Era una sensación embriagadora, esa combinación de tacto amable y mirada tranquilizadora que lo envolvía en un aura de protección y cuidado, haciéndolo sentir especial y preciado.
Su primer instinto como Omega fue aferrarse al torso desnudo de Jungkook, enterrándose en su cuello carente de olor.
El hombre le transmitía protección, relajación... Lo apretó lo más fuerte que pudo, casi hundiéndose en la piel contraria, cerrando los ojos y disfrutando del calor que el cuerpo ajeno desprendía. A los pocos segundos sintió como unos brazos lo abrazaban gentilmente, dando caricias que lograron apaciguar la inquietud de su lobo, además de un pequeño susurro que lo hizo estremecer. “¿Me permites?” fue lo que dijo, para después percibir una mano en la base de su cuello, a unos centímetros de su glándula olfativa.
Diosa, le tembló el alma.
Posiblemente era algo de lo cual se iba a arrepentir después, pero por ese instante solo quería disfrutarlo, por lo que asintió pequeño.
El pelinegro se dedicó a masajear esa zona, siendo tan dulce, sutil y con un cariño que no sabia que podía recibir de su parte.
Deslizaba sus dedos y presionaba un poco, causando alivio a la tormenta interna que se albergaba en su pecho en ese momento, provocando que jadeos que demostraban cuan bien se sentía su accionar, abandonaran su boca. Estaba claro que ese era un lugar que no todos podían tocar, pero con él se sentía seguro, su parte animal permanecía tranquila, sin poner ningún tipo de objeción al sentir su tacto.
Y él mismo lo sentía correcto.
Un suspiro calmado se escapó de sus labios, y el Alfa tomó eso como una señal para decir lo que tenía en mente.
— Lamento si dije algo que haya logrado alterarte, Omega.— Dijo Jungkook sin detener las caricias en la espalda, ni en el cuello del menor.— No quise asustarte, pero quiero que me escuches atentamente, por favor.— Percibió a Kim asentir en su cuello.— Las personas que quieren quitarme mi puesto en la mafia ya notaron que eres alguien a quien estoy dispuesto a proteger, la prueba de eso es lo que pasó hace unas horas.— Bueno, eso fue una casi declaración.— Quiero que sepas que no voy a permitir que nadie te haga daño, primero tendrán que pasar sobre mí y por sobre toda Valhar para siquiera tocarte un solo cabello.— Una casi segunda declaración.— No fue mi intención que todo eso pasara, no quise ponerte en peligro. Por favor, permíteme cuidarte.
Nada más le faltó pedirle matrimonio, ¿Viste?
La mente de Taehyung trabajaba lo más rápido posible, analizando cada silaba que Jeon decía. ¿Debía aceptar su protección? ¿Qué pasaría si eso solo le traía más problemas? Pero, estar con el azabache lo hacía sentir seguro, su lobo lo incitaba a darle una respuesta positiva, después de todo ¿Qué más daba? Ya estaba en peligro de todas formas.
— Acepto.— Su voz salió más débil de lo que esperaba, pero poco le importó.— Cuide de mí, por favor.
Si Taehyung no estuviera literalmente pegado a él, podría haber apreciado como los ojos de Jeon se iluminaron al escuchar sus palabras. Jungkook sintió a su parte animal suspirar aliviado al saber que su compañero había aceptado su propuesta, debía admitir que no estaría tranquilo sabiendo que el platinado podría estar expuesto a un peligro constantemente sin nadie que pudiera protegerlo.
— Pero, tengo una condición.— Habló después.
— Haré lo que me pidas, te escucho.— Y tal vez si no se encontrara tan sobrecargado de información, posiblemente habría captado lo que Jungkook intentó decirle con esas simples palabras.
— No quiero que me estén observando todo el tiempo, apreciaría tener mi privacidad. Tampoco pueden acercarse a mi universidad, no es mi intención llamar la atención de nadie por tener a unos hombres enormes como guardaespaldas.— Lo último dicho salió de sus labios con una sonrisa, la verdad es que esos Alfas con aspecto de gorilas con cara de estreñidos le agradaban bastante.
— Será como desees, Omega, no te preocupes.— Kim casi ronroneó por la atención que le era otorgada por parte del pelinegro.
No obstante, las memorias de lo acontecido hace una semana y la forma en la que el contrario se fue, sin haber tenido la oportunidad de explicarle lo mucho que le gustaron los libros, lo agobiaron.
— ¿Sucede algo?— Preguntó el mayor al verlo salir de su escondite en su cuello, para luego mirarlo directamente.
— Sí, quiero decir, no.— Cerró los ojos, respirando profundamente para no arruinar todo otra vez.— No pasa nada, pero me gustaría hablar con usted sobre lo que pasó antes...— Sus orbes estaban sobre los de Jungkook, quien lo miraba tan impasible como solo él podía. Y, aun así, su mirada decía que le prestaba toda su atención e interés.— Debo disculparme.— Suspiró.— No supe expresarme adecuadamente y por eso usted se fue de esa manera. La verdad es que me encantó su regalo y estoy agradecido porque se tomó las molestias de traerlo para mí, siento causar una confusión.
Mordió su labio al ver que el mayor no decía nada luego de unos segundos, su lobo gimoteó internamente, con miedo al pensar que su pelinegro no aceptaría sus disculpas.
Por otro lado, Jungkook experimentó como un peso era removido de sus hombros al saber que no había incomodado al contrario, debía decir que no esperaba explicaciones y mucho menos alguna palabra o mención de lo ocurrido; agradece que el platinado haya aclarado la situación.
Ahora podía estar tranquilo por ese lado también.
— Acepto tus disculpas, Omega. Yo también lamento haberme ido sin antes escuchar lo que tenías para decir, fui egoísta, no pensé bien en como podías llegar a sentirte.— Habló relajado.
“Estamos completamente jodidos, lo sabes, ¿No?” Dijo su Alfa.
Observó a Taehyung sonreír geométricamente, con sutiles arrugas formándose a los costados de sus ojos.
“Si, lo sé” Respondió, dándole toda la razón.
¿No que muy mamón? ¿Dónde está el: “Yo no necesito una pareja”?
Nunca digan nunca.
Luego de eso, un silencio cómodo se instaló entre ellos. Se miraron por largos segundos, simplemente admirando el rostro ajeno. Sus lobos en notable calma y sintiéndose completos.
Era tan inexplicable la forma en la que se sentían, la paz, la armonía y esa grata conexión que compartían aun sin saberlo (Al menos por una de las partes). El peligris no podía comprender el cómo su interior se alborotaba, como percibía las tan nombradas mariposas cuando estaba con Jungkook. Esa calidez, el sosiego, la placidez tan reconfortante... Eran toda una incógnita para él.
El palpitar de su corazón incrementó cuando por fin notó lo cerca que estaba del pelinegro, sus mejillas tomando un color rojizo al pensar en todo lo que había pasado hace tan solo unos minutos.
Bien, ya se estaba arrepintiendo de su accionar. ¿Era muy tarde para mudarse a las Maldivas?
Jeon, al analizar el comportamiento del platinado, decidió hablar.
— Creo que deberías dormir, ya es tarde.— Miró el reloj de la pared, este marcando las 3:27 de la madrugada.— Por favor, ve a descansar.
El Omega de Taehyung gimoteó al saber que tendría que separarse del cuerpo ajeno, pero asintió por la única y exclusiva razón de no hacer alguna otra estupidez.
Mucha pendejada había hecho hoy.
Aunque, ahora que usa el cerebro ¿Dónde va a dormir Jungkook? Solo había una habitación y su cama era individual, además de que el azabache era gigante, ni abrazados podrían entrar... Se volvió a golpear mentalmente por pensar en tal escena.
Estaba pensando con la cabeza equivocada. ¿Convivir con sus compañeros le estaba afectando?
Posiblemente.
Suspiró, tratando de procesar una posible solución. Unos segundos después; sonrió al encontrarla, por lo que se alejó completamente del pelinegro y fue a su habitación. A paso apresurado, caminó en dirección al diminuto closet que tenía, sacando unas cuantas mantas, frazadas y otra almohada, además de una colcha bastante gruesa que podría servir como una base para hacer lo que tenía planeado.
Rápidamente, puso todo en el piso, al lado de su cama, colocándolas de una manera desordenada pero estratégica. No sabía si lo que estaba haciendo era correcto considerando su situación con Jeon, pero su Omega le decía que lo hiciera de todas formas. Una vez terminó, se levantó con las mejillas ligeramente rosadas y admiro lo que había hecho; un nido.
Bueno, no quería disgustar al Alfa haciéndole algo tan íntimo como un nido solo para que durmiera, pero de alguna manera deseaba retribuirle el hecho de que va a protegerlo. Si bien solo eran un montón de sabanas regadas en el piso, éstas ayudaban a la parte animal, al instinto y a su lobo a sentirse seguros.
Solo esperaba que a Jungkook le gustara.
Al mismo tiempo, el azabache se quedó parado en su lugar, pensando que Taehyung ya se había ido a descansar. Miró el sofá con su rostro igual de estoico que antes, pensando que tendría que dormir ahí. No lo malentiendan, no podía ni tenía intenciones de quejarse, pues llegó de improvisto y aun así el platinado lo recibió de buena manera (omitiendo el hecho de como lo amenazó con un trapeador), lo ayudó con sus heridas, dejó que usara su baño, le dio de comer y ahora le permitía quedarse en su casa. Estaba agradecido.
Se dispuso a sentarse, recostando su cabeza en el respaldo, abrió las piernas y reposó los brazos sobre sus muslos. Relajó el cuerpo y destensó los músculos, dando un suspiro.
Te doy un segundo para que lo proyectes en tu cerebro y puedas saborear la imagen mental...
Uno, listo.
Seguimos.
Sus ojos se abrieron otra vez para escanear detenidamente la casa del de tez canela, analizándola. Sabía que era una residencia estudiantil y que luego de graduarse debía entregarla, tal vez podría hablar con Taehyung para saber si tenía planeado mudarse, esperaba que para ese momento; ya hubieran formalizado algo.
No habían ni entablado una amistad y ya estaba pensando mudarse con él.
Es igual a ti cuando te imaginas una vida con tu Crush que solo te dijo: “Hola”, Pero no hablemos de eso.
Nuevamente, se escucharon los pasos del contrario en el pasillo, Jeon se levantó para saber si ocurría algo, mas no se esperaba que el más pequeño tomara su brazo y prácticamente lo arrastrara en dirección a su cuarto.
Fuera pensamientos impuros.
El aroma a manzana y canela lo golpeó fuertemente una vez que ingresaron. Inconscientemente, inhaló profundamente, llenando sus pulmones de tan deliciosa esencia, no obstante, lo que llamó su atención fueron las cosas regadas en el piso.
Su Alfa alzó las orejas, evidentemente interesado y esperando una explicación.
— Yo... Hice esto para usted, sé que no es apropiado que tome esta confianza, pero quisiera agradecerle de alguna manera. Duerma en el nido, traté en lo posible de no dejar mi aroma en las sabanas por si llegaba a incomodarlo, pero fue un poco difícil porque son mías. Duh, eso es obvio, pero...
— Omega.— Lo Interrumpió, se notaba a kilómetros de distancia que estaba más que nervioso, pero era lindo verlo de esa manera.
Un sentimiento afable se instaló en lo más profundo de su pecho, los de su designación solo hacían nidos en situaciones determinadas, y digamos que lo hacían para sus Alfas cuando querían reconfortarlos... Su lobo infló su pecho, dichoso ante la muestra de afecto tan personal.
— Es perfecto, gracias.— Lo observó asentir quedito, notando como lo incitaba a entrar.
Y no hay que decir que Jungkook no esperó dos pedidas, él ya estaba recostado ni bien lo vio mover la mano.
El corazón del peligris latía velozmente. Diosa, era inevitable, pues ese hombre había aceptado dormir en su nido, en un lugar seguro creado por él, era la primera vez que hacia algo así por alguien y saber que ese alguien es el pelinegro, lograba emocionarlo de sobremanera.
Una vez el mayor ya estaba cómodo, se dispuso a apagar la luz e ir directo a su cama para dormir.
No tenía sueño, de hecho se sentía más despierto que cuando estaba en una maratón de K-Dramas a las cuatro de la mañana. Pero debía descansar, no quería parecer un zombie cuando estuviera en la universidad. Así que, luego de dar una última mirada al piso, cerró sus ojos.
Al mismo tiempo, Jeon se encontraba en calma, admitía que estaba relajado, sereno... Aunque, esos jodidos pantalones eran demasiado pequeños para él, por lo que, asegurándose que el Omega estuviese dormido, se levantó y fue al baño.
Se quitó la prenda de ropa y se transformó, caminó de nuevo hacia la habitación con un poco de dificultad por lo malditamente enorme que era e ingresó en el nido.
Ahora sí, disponiéndose a dormir.
[...]
La mañana transcurrió normal entre ellos, el Alfa fue el primero en levantarse y se tomó el atrevimiento de preparar el desayuno para ambos. Una vez estuvo listo, se sentó a esperar a Taehyung, quien se despertó a los pocos minutos.
Cuando llegó a la cocina, casi tiene un paro cardiaco al observar a Jungkook sentado en el comedor, honestamente estaba tan dormido que se había olvidado por completo de él.
Es que en las mañanas no le cargan las neuronas.
Comieron amenamente, después de eso, ambos se despidieron y partieron cada quien por su lado, con la promesa de que el azabache iba a pasar por la cafetería para terminar de conversar sobre la seguridad de Kim.
Y así llegamos a este momento; donde su profesor estaba diciendo su nombre, tratando de llamar su atención desde hace aproximadamente cinco minutos, pero él simplemente no podía escucharlo, estando dentro de su propia burbuja.
Unos pequeños golpes en su pierna lograron sacarlo de su ensoñación, encontrándose entonces con la mirada preocupada de DaHyun, más ésta misma haciéndole señas para que mirara al frente.
Cuando hizo lo pedido, vio al profesor Lee con cara de pocos amigos y... Oh, Estaba en problemas.
Carajo.
— Alumno Kim, me sorprende usted.— Comenzó a decir el de ojos verdes.— No esperaba que estuviera distraído en hora de estudio, le voy a pedir por favor que se quede después de clase.— Sonrió pequeño, tomándose las molestias de barrer el cuerpo de Taehyung con su mirada, causando en el último mencionado un sentimiento de incomodidad.
Después de lo dicho por el docente, el aula se vio envuelta en un aire tenso por parte de los alumnos Omegas. Estos mismos sintiendo pena por el peligris, uno más que otro mirándolo con envidia, pues ciertamente había quienes sí quisieran un poco de atención del rubio.
Taehyung estaría encantado de intercambiar lugares con cualquiera, con tal de no verse a solas con ese hombre.
Sintió su piel crisparse cuando escuchó el timbre que anunciaba la finalización o el cambio de clases, apretó sus ojos para tratar de calmarse, mientras le rogaba a la Madre Luna para que todo saliera bien.
Observó a su alrededor, percatándose de como sus compañeros guardaban sus pertenencias para salir del salón, captando las miradas de lastima y molestia por parte de algunos. Suspiró pesado mientras guardaba sus cosas, viendo así; como el hombre de piel ligeramente tostada se hallaba sentado en su escritorio con una sonrisa, esperando a que todos se fueran.
Estaba por caminar en su dirección, cuando sintió una mano sostener su brazo con delicadeza. Giró su rostro para encontrarse de cara con DaHyun, quien lo miraba seriamente.
— Voy a esperarte afuera, no pienso dejarte solo con ese cabrón.— Susurró mientras soltaba su brazo, las comisuras de sus labios elevándose sutilmente, para luego levantar su mirada en dirección al rubio con ojos casi asesinos.— Suerte.— Dijo, antes de caminar hacia la salida.
Debía admitir que era reconfortante saber que la Alfa yacía fuera del salón en dado caso llegase a ocurrir algo. Ahora, más seguro, dio algunos pasos hasta quedar frente al mayor, quien se levantó de su asiento para quedar frente a él.
Si le preguntaban al rubio, el platinado era el jovencito más hermoso que alguna vez vio en su vida. Y cabe resaltar que ha visto a muchos.
Buena figura, curvilínea en las zonas adecuadas, estrecha cintura y con caderas no tan anchas, dejando en claro su género masculino. Tenía piernas largas y aunque nunca ha tenido la satisfacción de observarlas por los gruesos pantalones que acostumbra a usar el menor, puede apostar a que son tan suaves y hermosas como el resto de su piel. Oh, esa piel canela más oscura que la suya, se veía tan apetecible, deseando marcarla con sus manos y su boca...
Ese rostro tan delicado pero serio lo excitaba en demasía, como deseaba joderlo sobre su escritorio en ese instante, disfrutar de su expresión llena de placer y lujuria, volverlo un desastre, bañarlo en sus fluidos, usarlo a su antojo, dejándolo casi inservible...
Ese tipo de pensamientos estaban en su cabeza constantemente, Kim Taehyung siendo el protagonista.
Luego de haber imaginado todo lo que quería hacer con él, rodeó la mesa de color marrón oscuro, situandose a tan solo unos centímetros de peligris que lo miraba con fingida serenidad (Según él). Era tan obvio.
Amaba tener el control sobre las personas, solo dando una pequeña sonrisa y la gran mayoría caían rendidos a sus pies. Sin embargo, el menor es el más reacio, nunca había tenido motivos para llamarle la atención, siempre siendo un estudiante modelo que no necesitaba su “ayuda”.
Eso, hasta notarlo distraído y tener una buena razón para hacerlo quedarse.
Estaba a punto de empezar con su repertorio de “te coqueteo sin darme cuenta”, pero el más bajito se le adelantó.
— Por favor, quisiera pedirle que lo que sea que vaya a decir, se lo ahorrara y vaya directo al punto, llego tarde al trabajo.— Habló desinteresado.
Uh, ¿Que tu abuela qué?
Cualquiera que lo viera pensaría que es valiente, y hasta cierto punto lo era, pero estar a solas con ese hombre le ponía los nervios de punta. El que su amiga estuviera afuera le daba seguridad y ayudaba a calmar a su lobo.
El mayor soltó una risa sin gracia que logró erizarle la piel, posterior a eso, sintió como unas manos apresaban su cintura fuertemente, casi haciéndolo quejarse por el dolor.
Otra persona en esa situación se habría dejado dominar por el Alfa, pero Kim Taehyung no, definitivamente no.
Rápidamente, agarró con su mano derecha la manga de la camisa ajena, en la zona del codo. Al mismo tiempo, posicionó la izquierda en el área del cuello, tomó una postura firme y balanceó su cuerpo hacia delante con algo de fuerza, para luego atraerlo a su anatomía. Con su pie pateó los tobillos contrarios, haciéndolo caer de bruces al suelo.
— Le pido amablemente que no vuelva a tocarme.— Informó mientras acomodaba su ropa.— Que tenga un buen día.— Dicho eso, abandonó a paso apresurado del aula, tomando la mano de DaHyun que permanecía apoyada a un lado de la puerta para después salir corriendo de la universidad. Ignorando los gritos y amenazas de su profesor.
La joven no podía dejar de reír cuando Taehyung le contó lo que había pasado, haciéndolo sonrojar. La castaña sabía perfectamente que el menor podía defenderse sin su ayuda, no obstante, el instinto de su casta no le permitía dejar solo al chico.
Una vez estuvieron a una distancia segura, se separaron. Kim mayor yendo a su casa, mientras Kim menor debía ir a su trabajo.
Luego de bajar del autobús, caminó unos cuantos pasos hasta entrar al local de sus Hyungs, notando que Jimin y Momo estaban en la barra hablando con Namjoon. Él y su parte animal se alegraron al percatarse de ese hecho, debido a que hace aproximadamente una semana y media no los veía gracias a su aislamiento por lo ocurrido con el pelinegro. Por ello, esperaba que no estuviesen molestos.
Se dirigió a la zona donde estaban los casilleros, se cambió su ropa por el uniforme de trabajo, pasó por la cocina saludando a SeokJin, para finalmente ir a la barra a hablar con sus amigos.
— ¡Chicos! Cuanto tiempo sin verlos.— Se inclinó levemente sobre el mostrador para darle un pequeño abrazo a cada uno.— Lamento haberlos ignorado, no me encontraba bien.— Se disculpó.— ¿Están enojados?
— ¿Qué? Por supuesto que no.— Respondió la pelinegra.— Supusimos que necesitabas algo de espacio, nos alegra saber que estas bien ¿Verdad, Jimin?— El mencionado asintió.— Pero eso sí, queremos saber que pasó.
El platinado estaba a punto de decirles que no era nada de qué preocuparse, sin embargo, el sonido de la campana de la entrada lo interrumpió. Por esta misma ingresó Jungkook, acompañado de solo dos guardaespaldas y su mascota. Automáticamente, sus ojos se posaron en el peligris que estaba acompañado de ambos Omegas, le dio un pequeño asentimiento como saludo y fue directo a sentarse en su mesa.
Sobraba decir que ellos habían notado la pequeña interacción de esos dos, pero no querían parecer entrometidos. Aun así, estarían al pendiente por si su amigo los necesitaba.
— No es nada, no se alarmen.— Por fin habló luego de unos segundos, moviendo su mano para restarle importancia.— Lo que si les puedo decir es que hoy golpeé a mi profesor.— Rió sin gracia, para luego darse cuenta de las miradas interrogantes de los contrarios; así que prosiguió.— El muy imbécil trató de propasarse conmigo, me dijo que me quedara después de clases y cuando estuvimos solos me tomó de la cintura. Su agarre era fuerte, lo admito.— Se encogió de hombros.— Pero lo derribé y luego me fui corriendo con DaHyun.— Terminó de hablar, mientras empezaba a prepararle el café al Alfa.
La sorpresa se vió reflejada en los rostros de ambos Omegas al escuchar lo dicho. Aunque ya tenían conocimiento de la conducta inapropiada de uno de los profesores de Taehyung, siendo el peligris quien los mantenía al tanto de los detalles más cuestionables, jamás imaginaron que llegaría al extremo de intentar algo con él.
Agradecían que el platinado tuviera conocimientos de Judo y nada había pasado a mayores.
Continuaron con su plática, el rubio maldiciendo al señor Lee mientras Momo y Taehyung reían por los insultos del mas bajito.
Era como ver a un pollito con problemas de ira.
Mientras tanto, un Alfa azabache escuchaba atentamente las palabras de Kim. Sintió a su lobo gruñir fuertemente en su interior, su aura se volvió pesada y los guardaespaldas que se encontraban con él temblaron ligeramente en su sitio.
El líder Jeon estaba enojado.
Y eso no significaba nada bueno.
Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.
La técnica que usó Tae, se llama: Yoko Gake. Pueden buscarla para que tengan una mejor idea de cómo se realiza.
Originalmente, ambos deberían caer al piso, pero preferí corregir eso y dejar a Taehyung de pié.
Ojalá hayan disfrutado el capítulo.
Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.
Tu existencia es importante. 💜
Meanwhile, us:
Aclaraciones: muerdo la loratadina (sufro de rinitis, si no saben que es busquen en internet, no sean flojxs) no debería hacerlo y Azumi me estaba regañando por eso.
Creo que me quedan una o dos capturas, pero no se si ponerlas, son de Azumi y su humor roto.
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