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𝚅𝚊𝚕𝚑𝚊𝚛 (𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟶)

Jungkook decidió esperar afuera mientras el Omega terminaba de hablar con sus... ¿Amigos? No sabía cómo llamarlos exactamente, pero estaba al tanto del lazo familiar que esos tres compartían.

Si bien no le molestaba (tampoco tendría razones para hacerlo) le resultaba extraño ¿No se supone que Taehyung ya compartía dicha unión con sus padres? No había encontrado mucha información sobre los progenitores de su pareja; además de que habían fallecido hace varios años. No esperaba que tuviera un lazo de familia con otras personas... A menos de que algo haya traumado a su lobo.

Debía investigar más sobre eso.

Volteó su rostro cuando escucho la campana de la entrada, relajando su semblante cuando una cabellera gris salió del local. Se veía tan tierno con todas esas capas de ropa para evitar el frío de Moscú. Sí, él no estaba tan abrigado, pero es gracias a que su temperatura corporal es elevada por naturaleza.

Ventajas de ser un pura sangre en un clima gélido.

— Lamento haberlo hecho esperar, señ... Alfa.— Se corrigió a si mismo mientras su rostro tomaba un color carmín, en parte por el frio y en parte por llamar al pelinegro de esa manera.

¿Por qué se refería a un hombre que apenas conoce por un mote que se supone era para parejas enlazadas? No tenía ni puta idea, si se lo preguntaban. Y aunque le gustara, lo hacía cuestionarse a sí mismo por qué seguía haciéndolo, bien podía llamarlo de otra manera, pero... Simplemente no quería.

— No te preocupes, Omega.— Lo calmó. Amando cada vez más el cómo sonaba esa palabra saliendo de los labios del menor.

Se quedaron unos segundos en un silencio para nada incomodo, solo admirado el rostro contrario. Los orbes oscuros del mayor y los avellanas del menor se encontraron en una lucha silenciosa sobre quien iba a dar el siguiente paso en la conversación...

Eso, hasta que Bam ladró sacándolos de su pequeña burbuja.

— Oh, debes tener frío, ¿Cierto?— Le habló al perro que volvió a ladrar en respuesta.— ¿Puedo acariciarlo?

¿Al perro? Digo...

Jungkook asintió y observó como Taehyung se arrodillaba para acariciar a Bam mientras le hablaba con una voz melosa. Francamente, no le gustaba cuando las personas hacían eso con sus mascotas, realmente le resultaba algo estúpido, inmaduro e innecesario. Pero verlo a él era otra cosa, y no podía evitar querer recibir el mismo trato cariñoso por parte del platinado.

¿Sentía un poco de envidia por su amigo canino en ese momento? Tal vez, solo un poco.

Sintió su corazón detenerse por unos segundos cuando el Omega lo miró desde abajo con sus mejillas y nariz sonrojadas por el frío, teniendo una sutil sonrisa adornando sus hermosos labios de color rojo intenso. Con sus ojos brillando por la poca luz que aún había en el cielo.

El sol ocultándose para dar paso a la luna que también quería ser testigo de esas dos almas que ella misma se había encargado de unir. Era simplemente perfecto y, la verdad, la palabra le quedaba corta para describir la obra de arte que era Kim Taehyung.

Notó como un ligero temblor se instaló en el cuerpo más pequeño, rápidamente lo ayudó a levantarse, dejando al contrario confundido al ver como se quitaba su chaqueta y se la colaba sobre los hombros.

Bueno, tal vez las largas horas analizando tutoriales en Youtube y las novelas que su madre veía sí le sirvieron de algo.

Kim negó con la cabeza antes de hablar.

— No puedo aceptarlo, usted también debe tener frío.— Intentó quitarse la prenda para devolverla, pero Jungkook lo detuvo posando sus manos en las suyas.

— No, tranquilo. Al ser un Alfa Dominante, mi temperatura corporal es más alta de lo normal. Para mí, este clima es como estar en un día fresco, no siento frío.— Explicó de manera pausada, para que pudiera comprender.

Y ahí Taehyung cayó en cuenta de lo calientes que se hallaban las manos del pelinegro a comparación de las suyas, que parecían dos témpanos de hielo. Asintió y Jeon retiró sus manos lentamente, no queriendo cortar el contacto tan electrizante que compartía con el más joven.

El azabache se ofreció acompañarlo a su casa, pues estaba oscureciendo rápidamente y no deseaba que su compañero se marchara solo, además, así podría pasar más tiempo con él y aprovechaba para pasear a Bam un poco más.

Vamos a fingir que lo más probable es que el primer motivo tenga más peso que el segundo.

[...]

Alfa y Omega caminaban a la par, ambos teniendo sus corazones latiendo a un compás sincronizado, sus pasos relajados dejando en claro cuan cómodos se encontraban el uno con el otro. Sus animales internos disfrutan del momento compartido junto a su alma gemela, ronroneando sutilmente.

Jungkook llevaba consigo la correa de Bam junto con la bolsa con el regalo para Taehyung. Debía admitir que no estaba seguro de como entregárselo ¿Qué debía decirle exactamente? ¿Cómo tenía que actuar? Luego de que se lo diera ¿Qué pasaría? ¿Lo aceptaría? Esperaba que sí, porque no sabe cómo reaccionaría ante el rechazo de su pareja.

Definitivamente sería algo que lo destrozaría de manera exponencial.

La voz un poco grave del menor lo sacó de su ensoñación.

— ¿Puedo hacerle una pregunta?

— Ya estás haciendo una pregunta.

— ¿Puedo hacerle otra pregunta?- Jungkook lo miró.— Además de esa.— Aclaró sonriendo.

El Alfa asintió mientras posaba su mirada hacia el frente nuevamente. Pensando, por milésima vez en el día; que la peculiar sonrisa cuadrada que el joven a su lado poseía, era la más bella que vio alguna vez en su vida.

— ¿Por qué hoy no vino con sus guardaespaldas?

— Quería estar un momento a solas, además de que quería sacar a pasear a Bam, hace mucho no lo hago yo mismo.— Calló unos segundos.— También porque quería tener un momento privado contigo.

Bien ¿Ya habíamos dicho que Jungkook era directo? Bueno, no era exageración, como podrán notar.

Taehyung quedó estático por la declaración, literalmente, ya que permaneció parado en medio de la acera, tratando de procesar sus palabras. El Alfa volteó curioso, pensando que había dicho algo malo. Estaba a punto de tomar palabra nuevamente, no obstante, el platinado habló primero.

— ¿Sí? ¿Por qué?— Cuestionó genuinamente confundido, no esperaba esa respuesta, por lo que su mente se apagó un momento.

Que raro, viniendo de él.

Sus ojos brillaban de tal forma; que Jungkook quedo hipnotizado. ¿Había sido un héroe o algo parecido en su vida pasada? ¿Cómo es posible que él, de todas las personas, tuviera como pareja destinada a alguien como Taehyung? Tan malditamente hermoso. Parecía ser alguien irreal, enviado por la misma Diosa Luna para que lo acompañara en la vida tan podrida que le tocó.

Tal vez no estaba del todo equivocado, pero quizás también era lo mismo para el menor...

— Mmh, no lo sé.— Por supuesto que sabía, solo no quería pasarse de boca suelta.— Digamos que... ¿Quería conocerte mejor?

Diosa, esto de tratar de no decir cosas de más lo tenía al borde de mandar todo a la mierda, y soltar de una vez lo que quería expresarle al Omega por el cual se comportaba como un jodido adolescente.

Hay que conquistarlo, no espantarlo, imbécil” Lo reprendió su lobo.

Aunque no quisiera admitirlo, el pulgoso tenía razón.

Luego de eso, el de piel canela asintió nuevamente, no muy convencido por la respuesta, pero prefería no preguntar nada más con respecto al tema.

Dio unos cuantos pasos para continuar con la caminata y evitar que el azabache se le quedara viendo de forma tan intensa. Pasaron unos minutos en los que Kim no pudo evitar decirle algunas cosas sobre él. Cosas que evidentemente Jungkook ya sabía, pero sintiéndose satisfecho porque el platinado se las dijera por decisión propia.

Aunque no pudo pasar por alto como el joven se quedaba callado por largos periodos de tiempo, simplemente mirando hacia el frente como si se estuviera cuestionando muchas cosas.

Por otro lado, el de ojos avellanas no paraba de pensar en cómo Jungkook lo hacía actuar de una manera... No sabía cómo decirlo.

¿Extraña? Eso era evidente.

¿Peculiar? Si, Taehyung, peculiar.

Es solo que quería contarle todo sobre él, estar con él, restregarse en su cuerpo para así llenarlo de su olor a manzanas y canela, hasta que se sintiera satisfecho...

¿Alguien puede abofetearlo? Es que ya perdió la cabeza, definitivamente.

Unos quince minutos de caminata después, y ya se encontraban frente a la pequeña vivienda en la que residía el peligris (Residencia que fue otorgada por la universidad, mientras esté estudiando) el pelinegro no puedo evitar pensar en comprar una enorme casa para que ambos pudieran vivir cómodamente... Eso lo vería más adelante.

Más despacio, velocista, apenas han hablado y ya quieres que vivan juntos.

— Bueno, aquí es... Muchas gracias por acompañarme, de verdad aprecio mucho el gesto.

— Para mí es un placer, Omega. No me agradezcas.— Sinceró.

Taehyung estaba a punto de voltear luego de realizar una reverencia, pero una mano tomando la suya lo detuvo. Sintió cada parte de su cuerpo crisparse por el contacto y la clara diferencia de temperatura. Miró a Jungkook esperando una explicación, esta le fue concedida a los pocos segundos.

— Antes de irte, por favor acepta el regalo que te traje.— Habló, aún con sus manos unidas.— Sé que es un gran atrevimiento de mi parte porque ni siquiera somos amigos, además de que estamos empezando a conversar hoy, pero es algo que quería darte, Omega.

Oh, cierto... El obsequio.

Se giró nuevamente para estar completamente frente al pelinegro que sostenía la bolsa de papel en su dirección. Sinceramente no le gustaba recibir regalos, mucho menos si es por parte de un Alfa. Creía que si lo aceptaba, estaba en deuda con ellos de alguna forma y, por ende; podían aprovecharse de esa situación.

Iba a rechazarlo, tenía pensado hacerlo desde que estaban en la cafetería (no es cierto) pero sentía a su lobo saltar y gimotear en su pecho para que lo aceptara. Así que, siguiendo su parte animal (como viene haciendo desde que conoció a Jungkook) tomó lo que éste le estaba ofreciendo.

Era una excusa, el también quería, pero solo porque venía de su parte.

Con sus manos temblorosas por el frio y los nervios, se dispuso a abrirla. El pelinegro miraba cada una de sus facciones, buscando algún signo de desagrado o rechazo por parte del menor.

Sin embargo, esto no ocurrió.

Por el contrario; sus ojos se abrieron en signo de sorpresa, luego pudo observar como sus labios se separaban poco a poco, para posteriormente; levantar su mirada irradiando confusión. Definitivamente no estaba en sus planes que el peligris se quedara más tieso que una estatua, solo observándolo sin decir ni una sola palabra. Un silencio algo tenso se instaló entre ambos.

La brisa fría los golpeaba a tal punto, que hacía que sus cuerpos temblar... Al menos el de Taehyung.

Jungkook no comprendía muy bien la mirada que le era otorgada por el contrario. ¿No le había gustado su regalo? ¿Por qué lo veía de esa manera? ¿Se había molestado por ser muy atrevido? Si ese fuera el caso, podría tomar un poco de distancia e ir más despacio.

Aunque eso estrujara su pequeño corazón.

Su mente trabajaba lo más rápido posible para tratar de entender el comportamiento del azabache que solo se dedicaba a esperar una respuesta de su parte.

¿Por qué estaba haciendo eso? ¿Por qué lo acompañaba a su casa? ¿Por qué le decía “Omega” con esa voz tan rasposa y profunda? ¿Por qué quería pasar tiempo con él? ¿Por qué le regalaba libros de su género favorito? No lo entendía. Absolutamente no podía generar una respuesta coherente cuando en su pecho se albergaba un sentimiento tan cálido. Tanto, que el clima helado pasaba a segundo plano en ese momento.

Las palabras de Jeon lo trajeron de vuelta a la realidad.

— Si no son de su agrado, no necesita conservarlos.— Comenzó.— Puede devolverlos o hacer lo que quiera con ellos. Lamento haber tomado mucha confianza con usted, no volverá a pasar.

¿Escucharon eso? Fue el sonido de mi corazón rompiéndose.

La voz más áspera de lo normal lo dejó descolocado ¿De qué estaba hablando? Por supuesto que le gustaron, le encantaron, de hecho. A él le fascina leer, no es que cuente con una gran variedad de libros, pero si posee una pequeña biblioteca en su casa... ¿Por qué estaba diciendo eso? Se refería a él con “usted”, no le decía como normalmente lo hacía y tampoco estaba usando la voz aterciopelada que solo utilizaba con su persona.

No le gusta.

No se sentía bien.

No deseaba ser tratado de ese modo tan indiferente por parte del Alfa... Pero, era lo mejor, ¿No? Después de todo; eso era lo que quería. No obstante, se siente tan mal. Su pecho ardía, su animal interior chillaba desesperado porque hiciera algo para que su compañero no lo viera con sus orbes transmitiendo tanta decepción.

Porque Taehyung podía leerlo, aun cuando su rostro careciera de expresiones; Kim podía apreciar todo eso a través de su mirada.

Sus ojos captaron la reverencia que hizo Jungkook, una muy pronunciada para su gusto. Sus brazos apretaron la bolsa que contenía el estuche; inhaló profundo, reteniendo el aire unos segundos para evitar echarse a llorar por los sentimientos que atravesaban su cuerpo como dagas, apuñalando una y otra vez su corazón a tal punto que podía sentir como en cualquier momento este se iba a romper en mil pedazos en su pecho.

El pelinegro estaba igual o peor que Taehyung. Su lobo bajó las orejas y se echó en una esquina, no queriendo ver la cara tan indescifrable que su Omega le estaba dando. Debía ser franco; ya se había imaginado algo así, sin embargo, no estaba preparado, no sabía que iba a dolerle tanto el rechazo de su pareja.

Pero lo entendía.

Él solo había traído un regalo de la nada, sin haber hablado antes con el peligris, se había ofrecido a llevarlo a su casa aun cuando no tenían esa cercanía.

Era líder de una maldita mafia, por el amor a la Diosa Luna. Su compañero debía pensar que podía hacerle daño en cualquier momento, que era peligroso, que estar junto a él podía traer repercusiones a su vida...

Le dolía.

Por primera vez quiso ser alguien con una vida tranquila.

Una vida normal.

— ¿De qué habla? Por supuesto que me gus...— Se detuvo abruptamente, pues Jungkook se había enderezado y lo estaba observando fijamente.

Pero no de la manera dulce como siempre lo hacía. Ahora, sus ojos se veían tan... Vacíos.

Aun así, sus esferas se encontraban más oscuras que la noche que ahora abrazaba sus cuerpos, su piel pálida haciendo contraste con ellos. Se veía tan varonil, tan grande y tan perfecto... ¿Por qué lo estaba tratando de esa manera? Se tomó la molestia de traerle un regalo y además lo acompañó a su casa. Sin contar el cómo se dirigía a él de forma tan dulce.

¿Era justa su forma de actuar?

Definitivamente no.

Pero no podía evitar desconfiar al menos un poco, su lobo gruñéndole por ser tan insensible. Por callar cuando podía decir algo para remediar todo. Pero no lo culpen, toda la vida lo han buscado para usarlo, para aprovecharse de él. No puede solo dejarse llevar... Aun cuando lo quisiera inmensamente.

Siente que Jungkook es diferente, siente una conexión especial que es meramente inexplicable, tan confusa pero tan placentera. Cree que, por una vez, es bueno dejar que las cosas fluyan. Porque ese hombre lo hace sentir seguro, cálido y hasta de cierta forma: protegido.

Si su lobo que siempre ha sido arisco alrededor de otros Alfas, se comportaba tan dócil y le insistía para que aceptara cualquier cosa que fuera proporcionada por el contrario. Podía intentarlo. Podía darse la oportunidad de querer a alguien de forma romántica.

Estaba a punto de decírselo, explicarle que si le gustó su obsequio y que por favor no lo tratara de esa manera, que prefería mil veces su tono de voz tranquilo que le transmitía una paz impresionante. No esa entonación neutral que le hacía querer gimotear.

Pero como siempre, ya había arruinado las cosas.

— No es necesario que lo acepte por cortesía.— Volvió a tomar palabra ante el silencio contrario.— Ya es muy tarde, debería entrar a su hogar, las temperaturas están bajando considerablemente rápido.— Su vista se paseó por el lugar solitario, cayendo nuevamente en el joven frente a él.— Gracias por su tiempo, tenga una buena noche.

Le duele, duele mucho.

Y no, eso no era lo que quería, no podía dejar que Jungkook se fuera así.

Trató de detenerlo cuando lo vio alejarse junto con Bam, pero su voz no salió gracias al nudo que se había instalado en su garganta. Sus extremidades no reaccionaban ante el shock que le provocó la situación. Sus ojos apreciaron como la espalda trabajada de Jeon desaparecía poco a poco de su campo de visión. Estos mismos picando por las pequeñas gotas saladas que se apoderaron de ellos.

Pasaron unos minutos en los que su mente tardó en procesar lo que acababa de pasar. ¿Cómo es que hace un par de horas todo estaba bien? ¿Por qué su corazón dolía como si lo estuvieran pisoteando? ¿Por qué se siente tan mal? Decidió entrar a su hogar y armar un nido. Al menos, quisiera que la chaqueta del pelinegro (Que no pudo devolverle) tuviera algún tipo de olor, pero no.

No lo tenía.

A su vez, el Alfa caminaba por las calles solitarias de Moscú. Con su mandíbula tensa, sus puños apretados y doliendo por la fuerza que estaba ejerciendo. Pero poco le importaba.

Nada podía compararse con el dolor que se mantenía en su pecho, su lobo aullando en su interior tan desgarradoramente que los estaba volviendo loco. Su mente recordó la pequeña cajita que aun descansaba en su bolsillo. ¿Qué haría con ella? No lo sabía, pero eso no era lo primordial. No cuando lo habían rechazado la primera vez que intentó hacer algo lindo por alguien.

Además de sus padres, claro.

No entendía que había hecho mal ¿Fue demasiado rápido? ¿Muy intenso? No importaba ahora, solo iría a casa para beber un poco e ir a dormir.

Mañana tenia trabajo... Trabajo en la mafia.

Porque desafortunadamente, él no contaba con la dicha de tener una vida común.

Una semana había pasado, y desde aquella ocasión, no había visto al Alfa. Jungkook no había ido en ningún momento a la cafetería, ni siquiera de paso o por equivocación.

Eso lo estaba desesperando de sobre manera.

Se sentía nervioso e inquieto, su lobo lo culpaba por la desaparición del azabache y, aunque quisiera decir lo contrario, sabe que tiene razón. Por eso no se ha comunicado con su parte humana desde que eso pasó, simplemente ignorando al peligris cada vez que este intentaba decirle algo. Sabe que estuvo mal solo mirarlo y no haber dicho nada, ni un “Gracias” por haber hecho todo eso por él.

¿Estará enojado? Es lo más probable, y con justa razón.

Solo esperaba que estuviera bien.

Miró su plato e hizo una mueca de desagrado. Tampoco había podido comer adecuadamente, sentía que había entrado en un estado de depresión, iba al trabajo a duras penas, no había hablado con sus amigos, no le daba explicaciones a sus Hyungs que lo veían preocupados, casi no dormía y las ojeras que adornaban su hermoso rostro lo demostraban.

Se sentía fatal...

Peor que cuando anunciaron el enlistamiento de su banda favorita.

Nunca olvidaría ese fatídico día.

Se levantó del pequeño comedor de la sala y fue a dejar el plato al refrigerador, para posteriormente; dirigirse a su habitación y echarse en el nido que había armado en su cama, aferrándose a la prenda de Jungkook, que ya estaba más que impregnada con su aroma.

Su cuerpo cedió por el cansancio acumulado, cayendo en un sueño profundo...

O eso creyó.

El reloj marcaba la 1:36 de la madrugada, cuando un ruido proveniente de la entrada lo despertó. ¿Qué mierda era eso? Prácticamente saltó de la cama, salió al pasillo, abrió la habitación destinada a los objetos de limpieza y tomó un trapeador para utilizarlo como objeto de defensa.

Bueno, no es que él fuera paranoico, claro que no, es solo que; ¿Cómo reaccionarías si llevas una semana sin dormir bien y escuchas un ruido en medio de la noche en tu puerta? Sabiendo que sus amigos tienen sus propios juegos de llaves, además de que sus Hyungs jamás llegarían sin avisar y mucho menos a esas horas.

No está loco ¿Vale?... Bueno, tal vez las escasas horas de sueño le afectaron un poco. Pero, solo estaba siendo precavido.

A quien engaña, no le hacía falta un tornillo, le faltaba la ferretería completa.

Dio pasos inseguros y se acercó a la puerta principal, escuchando cada vez más fuertes los... ¿Rasguños? ¿Un animal estaba rasguñando la madera? No había animales cerca, no tenía sentido. Aún sin bajar el trapeador, agarró el pomo, quitando el seguro y abrió lentamente. Asomó su cabeza y miró a los lados sin encontrar nada.

Soltó un suspiro aliviado y cerró nuevamente.

No alcanzó a dar un paso cuando el ruido se escuchó otra vez. Asustado, volvió a abrir la puerta y, casi al instante, sintió una lengua lamer los dedos de sus pies. Soltó un grito tan agudo, que le ganó en notas altas a Ariana Grande, además dio el salto más alto de su vida.

De repente se sentía muy despierto.

Agarró el trapeador que estaba apoyado al lado de la puerta y estaba a punto de golpear lo que sea que estuviera ahí. Pero... ¿Qué hacía un lobo blanco echado en su entrada? Se veía muy bonito, tan relajado...

¡¿LOBO BLANCO?! ¡¿JUNGKOOK?!

Definitivamente tenía que ser él, no conocía a ninguna otra persona que tuviera ese hermoso color blanco puro en su pelaje, además de que era extremadamente raro ver alguno tan malditamente enorme. Prácticamente ocupaba todo su porche.

¿Qué consumía? ¿Esteroides?

Estaba por preguntar que hacía ahí, hasta que notó la respiración errática del animal ¿Qué le pasaba? Lo miró a detalle y fue allí cuando cayó en cuenta.

Estaba herido.

La sangre cubría gran parte de su pecho, tenía marcas de mordidas y arañazos. Se notaba cansado, agotado... No sabía cómo seguía vivo.

¿Qué mierda le pasó?

Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.

Un poco de drama y suspenso por aquí, no se preocupen, todo va a estar bien... Tal vez.

Ojalá hayan disfrutado el capítulo.

Cuídense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.

Tu existencia es importante. 💜

Meanwhile, the autor:

Declaro que los capítulos múltiplos de 5 serán los capítulos dedicados a las capturas provenientes del chat de Yari (tengo que pedirle más, solo me queda una).

(Azumi al habla. Solo quiero decir que ese fue el día en que mejor comí).

SÍ, YA SÉ QUE HOY NO ES LUNES Y NO DEBERÍA ACTUALIZAR, peeeeero, necesito díez capitulos para inscribirme en un concurso, así que, aquí me tienen.

DISFRUTEN DEL CAP, LXS AMO. 💜

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