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12📚

—¿Félix y tú son novios?

La pregunta tomó por sorpresa a Hyunjin, causando que se tensara en su lugar sin saber exactamente qué responder.

—No, ¿por qué preguntas?—se hizo el desentendido, regresando la vista a su celular para evitar tener que mirarlo.

—¡Que mal mentiroso eres!—Jisung le tiró una de sus almohadas, causando que el cabello de su mejor amigo se despeinara por completo—Pensé que me lo dirías—se cruzó de brazos, haciendo un puchero con sus labios.

—¡Es la verdad!

—Mentiroso, los vi esta mañana besándose, y agradece que no le dije a Minho que por eso Félix no fue a trabajar—entrecerró los ojos, pareciendo más desanimado que molesto—Ni siquiera me dijiste que te gustaba.

Hyunjin no sabía cómo explicarle la situación sin que sonara mal, si Jisung se daba cuenta de que era lo que realmente pasaba, de seguro le dejaría de hablar por mucho tiempo, además de que se sentiría decepcionado de él. Suspiró y se recostó en la cama, tapando su rostro con su antebrazo.

—No somos novios—aseguró.

—Tú eres exactamente como ese chico de mis libros que no sabe lo que quiere—señaló, abrazando una de sus almohadas—Y esos siempre terminan haciendo daño, así que no vayas a lastimar a Lixie, no somos amigos, pero sé que es agradable, una vez me prestó sus colores en clase y fue muy amable conmigo, así que no le hagas daño.

Hyunjin sintió la culpa golpear contra su pecho, claro que sabía que Félix era un muy buen chico que no se metía en problemas con nadie, sin embargo, era muy solitario e indiferente con los demás, todos decían que no tenía sentimientos y que por eso nunca había salido con alguien, y por eso surgió la apuesta entre los chicos de último año, solo que ahora, Hyunjin no estaba seguro de querer seguir con eso.

—No le haré daño—murmuró, mintiéndole a su mejor amigo y a sí mismo, en su cabeza trataba de idear un plan en donde decir la verdad no resultara tan catastrófico.

—Te perdono entonces—sonrió, metiéndose bajo sus sábanas—Ahora quítate de mi cama porque tengo sueño—empezó a empujarlo con los pies, escuchando sus quejas, pero no le importó, no le gustaba dormir con Hyunjin porque era muy alto y siempre terminaba casi aplastado por él, o incluso casi fuera de la cama.

—Deja de patearme~—lloriqueó, dejándose empujar hasta que terminó cayendo al suelo en donde ya estaba arreglado su colchón en el que siempre dormía cuando iba a la casa de los Han.

—Buenas noches, Jinnie~—apagó la luz de la lámpara que tenía a su lado, quedando a oscuras.

—Buenas noches—balbuceó apenas con la cara contra la almohada, quedándose en esa posición en la que cayó, sin ánimos de acomodarse.

Tenía que hablar con Félix antes de seguir empeorándolo.

Félix fue el primero en llegar a la biblioteca, logró entrar sin problemas gracias a la copia de las llaves que había sacado desde la última vez que Minho se las había dado para cerrar.

Se había sentido culpable por haber faltado a su trabajo solo para salir con Hyunjin, así que decidió llegar temprano para arreglar y limpiar un poco antes de que las personas empezaran a llegar.

Inició limpiando las mesas y poniendo en su lugar las sillas, recogió los libros que estaban desorganizados para apilarlos y dejarlos en su lugar. Llegó hasta el escritorio de Minho con la intención de organizarlo, encontrando el montón de papeles regados. Suspiró con cansancio y empezó a recogerlos uno a uno, hasta que notó que algunos tenían algo escrito.

Frunció el ceño un poco confundido, pero luego de unos segundos, comprendió todo.

Rió cortarmente y decidió dejar todo como estaba, de seguro, Minho lo había dejado ahí porque deseaba conservarlo.

—¿Buenos días?

—Ya limpié todo el lugar.

—Si pero, ¿cómo entraste?

—Tengo una copia de las llaves—respondió indiferente—Lamento haber faltado ayer.

—Ajá, te escuchabas muy enfermo—le dijo con sarcasmo, tomando asiento en su escritorio.

Félix se sintió apenado, sin saber qué otra excusa poner.

—Tienes suerte de que no hubo mucho que hacer ayer, y viendo que ya está todo ordenado, te lo dejaré pasar solo esta vez, a la próxima no me digas mentiras, ¿está bien?

—El mejor jefe de la historia—respondió, levantando sus pulgares hacia él con una gran sonrisa—No pasará de nuevo, no te preocupes.

—Mhm...—asintió, sentándose en su silla—No me digas que ya caíste con Hyunjin.

—Uhm, no, nada de eso—negó rápidamente, sintiéndose ciertamente nervioso—Sé que nada es real.

—¿Piensas decirle alguna vez que ya lo sabes?

Claro que lo había pensado muchas veces, lo había pensando tanto que ya sabía qué decirle, sin embargo, había algo que lo detenía. Se juró miles de veces que no sentiría nada por él, que estaba jugando bajo sus propias reglas, que sería fácil reírse de Hyunjin por tratar de conquistarlo en base a una apuesta.

Solo que ya no estaba tan seguro de lo que estaba sintiendo, y eso solo hacía más complicadas las cosas, porque algo dentro de él le decía que si Hyunjin se alejaba y le decía de su propia boca que todo era una mentira, no iba a sentirse tan indiferente como creyó, de solo pensarlo le causaba desánimo.

—¿Y todos esos papeles?—cambió de tema estratégicamente, sabía que Minho no se resistiría a responder.

—Ah...—tomó uno y lo leyó, sintiendo calidez en su pecho—Jisung los hizo para mi—sonrió sin apartar la vista del papel.

—Estoy limpiando, ¿quieres que los lleve de una sola vez a la basura?

—¿Qué?—levantó la mirada hacia el pelirosa—No, no quiero que lo tires, déjalos aquí, no los toques—tomó los papeles y los metió dentro de una de las gavetas, negándose a despegar los que estaban alrededor de la pantalla de su computadora.

Félix rió divertido, dándose cuenta de que por fin, Jisung había avanzado con un chico.

—Es el poder que tiene Jisung en ti.

—Pff, ¿ahora de qué hablas?—se hizo el desentendido, sacando una libreta en donde tenía algunos códigos anotados sobre los libros que debían organizar.

—Ya sabes, Jisung te coqueteó y cediste, no es tan complicado—se sentó a su lado, dejándose caer sobre el respaldo de su silla con pereza—Serías el primero.

—¿El primero?

—Ajá, los chicos suelen asustarse con él.

—¿Por qué? Si es un poco intenso a veces, pero también es lindo—su voz salió más suave con lo último, pero siendo totalmente audible para Félix.

—Si, es lindo—estuvo de acuerdo—Pero es muy, muy, muy sensible, así que ten cuidado porque si le haces algo, Hyunjin es el que cuida de él.

Minho bufó, recordando días atrás cuando Hyunjin llegó molesto porque Jisung estaba triste debido a su salida en la que lo dejó plantado. No le tenía miedo a Hyunjin, no se dejaría intimidar por él, sin embargo, tampoco es como que quisiera problemas, además, hacer sentir bien a Jisung no era difícil, podía con eso.

—¿Cómo sabes tanto si no son amigos?—cuestionó, viendo como las personas empezaban a llegar una a una a la biblioteca, ya eran más de las nueve de la mañana.

—Soy observador y escucho todo lo que dicen en la escuela—se encogió de hombros—Además, es un pueblo, todos sabemos todo.

—Y...—dudó un poco, pero había una pregunta que estuvo rondando por un tiempo en su cabeza desde que conoció al castaño, y ya que estaban hablando de él, preguntar no sería nada raro—¿Alguna vez salió con Hyunjin o alguna vez se gustaron?

La seriedad en Minho le causaba gracia al pelirosa, estaba indagando mucho como para decir que no era nada importante.

—Nunca—aseguró, notando como su expresión se suavizó, como si estuviera aliviado—Los Han y los Hwang son muy amigos, por lo tanto, sus hijos también, por eso, a pesar de que Hyunjin sea mayor, se llevan muy bien, son como hermanos, hacen todo juntos; duermen juntos y pasan el tiempo entre ellos.

Minho asintió lentamente, guardando para él esa información, y aunque no le emocionaba mucho que Hyunjin compartiera la misma habitación con él, no podía quejarse, porque si se acostumbraron a eso desde pequeños y nada había pasado, significaba que no había peligro alguno de que algún día terminaran juntos.

—¡Buenos días!

La melodiosa voz del castaño lo regresó a su realidad, encontrándose con su brillante sonrisa, sus adorables mejillas y sus pequeños ojos, esperando una respuesta a su saludo que por alguna razón, tardó unos segundos en salir.

—B-Buenos d-días, Jisung.

Y entonces Félix rió, alejándose de esa vergonzosa escena.

Ojalá les haya gustado <3

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