Capitulo 8
Jennie Kim
Me encuentro en mi habitación, sentada en el escritorio y con mi laptop encima. El día de hoy no había ido a trabajar, decidí tomarme el día libre para así poder planificar con calma mi viaje con Lisa.
Antes que nada debí hablar con mi hermano respecto a las restricciones que la enfermedad de Lisa le imponían. Fue una charla corta y que había terminado hacía unos pocos minutos, el me habló sobre todo, dijo que no podía hacer demasiada actividad física, o bueno, si es que se podía nada, había unas comidas que no debía consumir, dichas que el ya había mencionado y yo apunté, además dijo que si íbamos de viaje me daría algunos medicamentos por si se llegaba a sentir mal, pero que de igual manera debía llevar su carnet medico por si algo llegaba a pasar. Me indicó cada cosa con sumo cuidado y tranquilidad.
Antes de colgar, mi hermano me dijo que pese a haberme ayudado pensaba que este viaje no la haría cambiar de opinión. Dijo que conocía a Lisa, y si en estos meses no había encontrado motivación, dudaba hacerlo ahora. No me importó, seguía con esto, y seguiría hasta el final.
Ahora mismo el único pequeño problema —o mas bien gran problema—, era que no sabía a donde llevarla. Mi primera idea había sido llevarla a las montañas, pero probablemente eso necesitaría bastante desgaste físico y ella no podía darse tal lujo. Luego pensé en Italia, pero casi al instante rechacé la idea debido a que era ir mucho más allá. Y probablemente Lisa se negaría. Debía buscar un lugar cerca, mínimo que estuviera en el país, pero mejor si estaba en el mismo estado.
Estuve durante media hora navegando por la laptop, en busqueda de ese lugar al que podría llevarla, hasta que por fin lo encontré.
Se trata de un pueblo que está aquí en florida, se llama San Agustín y es demasiado conocido por ser uno de los pueblos que tiene ese aire antigüo, dónde vas y parece que estás en España porque es muy parecido. No es lejos, queda a unas cuatro horas en auto, y a nueve si es que vas en autobús.
En verdad, después de ver las fotos del pueblo, de los hoteles, incluso yo tuve inmensas ganas de visitar el lugar. Así que no había nada más por buscar, ahí seria donde pasaríamos unas cortas vacaciones. Ahí seria donde Lisa encontraría su motivación a vivir.
Decidí buscar un hotel donde quedarnos durante nuestra estancia. No fue tarea difícil. Había muchos hoteles hermosos y, bastante baratas para mi gusto a decir verdad. Pero era justamente lo que buscaba. Estaba eligiendo las cosas de manera meticulosa, y sabía lo que adecuado en este viaje no era irme por cosas costosas, o apartar una suite. Debia or por cosas sencillas para que Lisa no creyera que hacía todo eso por "Lástima".
Cuando encontré un hotel de mi gusto, aparté una habitación con dos camas y un baño. Sencilla. No le vi el caso a reservar dos habitaciones, y tampoco lo hice porque era complicado, al parecer mucha gente iba en esta época del año y acaparaba los pocos hoteles que había.
Horas después, al tener todo preparado para el viaje, decidí llamar a Lisa, quien respondió enseguida.
— Hola —dijo con simpleza.
— Hola, Lisa.
— ¿Ocurre algo?
— No en si, pero necesito hablar contigo sobre algo importante.
— ¿Sobre qué? —la oí suspirar. Quizá pensaba que mencionaría el mismo tema de hace días.
— ¿Recuerdas haberme dado la oportunidad de encontrar algo que te motivara?
— Lo recuerdo
— Bien, digamos que ya lo encontré —dije con seguridad.
— ¿Ah si? —preguntó. Pero pude sentir una pizca de sarcasmo en sus palabras— ¿Y qué es?
— Un viaje —Lisa ha reído.
— ¿Es lo mejor que se te ha ocurrido? —ha vuelto a reír— ¿Crees que un viaje me motivará?
— No subestimes mi idea. Y si, lo creo.
— De acuerdo, entonces dime ¿A dónde viajaremos, Jennie?
— San Agustín
Cómo supuse, Lisa no conocía aquel lugar. Me hizo cientos de preguntas respecto al pueblo, pero sabía que wolo buscaba maneras de darle vueltas al asunto y negarse a ir. De hecho lo hizo. Me dijo que el lugar no parecía ser interesante, que lo antiguo no le gustaba demasiado, y que además no debía de gastar mi dinero en ella, no cuando seria un simple desperdicio, pues aseguraba que el viaje no la haría cambiar de opinión. Yo le dije que me daba igual, que a final de cuentas el dinero no era un problema para mi, y que además había gastado poco. Le conté que reservé un hotel barato pero lindo, que solo pedí una habitación con dos camas para no gastar tanto como decía, y que además en costos de viaje solo gastaría gasolina, pues iríamos en mi auto hasta allá. Al parecer no pudo negarse después de insistirle durante una hora, así que aceptó ir.
Yo no podía estar más feliz.
Mañana por la mañana nos iríamos. Necesitaba hacer las cosas con rápidez para que ella pudiera volver lo antes posible a su tratamiento.
Ya había avisado a Rosé sobre que me iría unos días y ella, como lo comprensiva que era, me dijo que no me preocupara, que ella se encargaba de todo lo relacionado con la empresa.
Me sentia muy relajada, algo que no sucedía con demasiada frecuencia. Pero me hacía sentir bien. Feliz.
Antes de acostarme a dormir, fue imposible no pensar en lo que haríamos el día siguiente, en el viaje que emprenderiamos. Podría ser algo demasiado sencillo, pero para mi, alguien que llevaba los últimos años aferrada a la empresa y sin ver más allá, era asombroso.
Por la mañana me desperté debido al sonido de mi celular, había puesto una alarma para el día de hoy así no me quedaba dormida, bueno usualmente me despertaba yo sola a las seis de la mañana pues me había acostumbrado a esa rutina, pero al estar estos días durmiendo más de lo que debía me estaba mal acostumbrando a dormir mas y sin limites. Aunque no digo que sea malo, simplemente me es extraño.
Fui a mi baño y me di una corta ducha. Luego volví a mi habitación para vestirme y agarrar las cosas que necesitaría.
Antes de dormir había guardado unas cuantas prendas de vestir y cosas de aseo en una pequeña maleta de la que disponía. No necesitaría muchas cosas pues solo estaríamos poco tiempo, pero debía asegurarme de que no faltara nada importante.
Cuando me aseguré de que todo estaba listo bajé mi maleta y fui directamente a la cocina. Quería llevar unas cuantas cosas, como agua y quizá uno que otro snack para el camino, aunque aun así planeaba hacer una parada en un establecimiento antes de comenzar nuestro camino por carretera.
Salí de casa en un camino fijo a casa de Lisa. Había quedado con ella a esa hora y lo más probable era que ya me estuviera esperando.
Tal y como pensé al llegar a casa de la rubia ella ya estaba afuera, esperandome y con una mochila colgada en su espalda. Al verme le dió un beso a su madre que se encontraba a su lado y vino a subirse en el asiento del copiloto.
— Buenos días, Lisa —le digo mientras que ella lanza su mochila a los asientos traseros.
— Buenos días, supongo, ¿Ya nos iremos?
— Primero pensaba que sería bueno hacer una parada en algún establecimiento de comida, ya sabes será un viaje de unas cuantas horas...
— Entonces vayamos por comida.
Llegamos a un restaurante donde pedimos dos platillos para llevar y dos cafés. Ambas necesitábamos eso para despertar. Luego de eso Lisa me dijo que hiciera una parada en una tienda para que pudiera comprar unas cuantas chucherías y dulces. Sobre todo dulces.
¿Quien come dulces de mañana?
No subestimé demasiado su idea, así que simplemente fuimos a una tienda para que ella pudiera comprar sus dulces.
— ¿Es todo lo que necesitas? —he preguntado.
— Claro, estoy lista —ha alzado sus pulgares, causando que sonriera.
— De acuerdo —dije mientras que me colocaba el cinturón de seguridad—. Entonces es momento de ir a San Agustín.
— Tengo una pregunta, ¿Cuántas horas son de aquí hasta allá?
— Según averigüé entre cuatro y cinco horas aproximadamente.
— Bueno, eso si que es bastante, Jennie.
— Podrían ser más.
Nuestro viaje en carretera comenzó. Todavía no saliamos de la ciudad, pero estábamos cerca de hacerlo. Cuando nos detuvimos en uno de los últimos semáforos antes de empezar la ruta, decidí encender la radio en mi programa favorito, pues ahí siempre pasaban música de mi estilo.
Comencé a mover mi cabeza siguiendo el ritmo de la música. La verdad era que este estilo en verdad me gustaba. Pude notar que Lisa a mi lado hacía una mueca de disgusto y que ponía una de sus manos sobre el botón para cambiar de programa de radio.
— Me gusta más este.
La rubia ha sonreído con satisfacción en cuanto la música ha comenzado a escucharse.
— Pero yo prefiero la anterior —el semáforo cambió a verde, y debido a ello tuve que acelerar, no dandome tiempo de poner el programa que quería.
— No importa.
Tuve que esperarme hasta llegar a la carretera para cambiar el programa de nuevo, esto porque luego de ese semaforo no había ningún otro.
Lisa ha alzado sus cejas sorprendida al verme cambiar el programa, y ella ha vuelto a poner el que le gustaba. Provocando que suelte un bufido.
— solamente dejemos el que me gusta — he dicho — No pasa nada malo.
— digo lo mismo pero sobre mi programa.
Entonces se creo una discusión sobre que programa dejaríamos durante todo el camino, tan solo llevábamos unos minutos de viaje y ya estábamos discutiendo sobre la música.
Este viaje si que sería largo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro