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Capitulo 20

Jennie Kim

Ni siquiera recordaba demasiado bien como es que habíamos llegado al hospital, todo en mi mente se nublaba al respecto. Lo único que recordaba era que habían llevado a lisa a una de las habitaciones del hospital y que no me habían dejado pasar a verla.

Llevaba una hora sentada en una silla que era muy incomoda, demasiado dura y muy pequeña. Sentía que el tiempo pasaba demasiado lento, solamente llevaba una hora ahí pero sentía ya haber estado tres horas sentada. Solamente quería que alguien saliera de la habitación y me dijera que lisa estaba bien, que solo había sido un pequeño dolor en su pecho, que todo estaba bien.

Todavía faltaban dos meses de los que nos había dicho mi hermano, no podía irse, todavía no.

Nerviosa comencé a caminar por toda la estancia, iba de un lado a otro sin parar y me sentía muy impotente, me sentía rota. Todo el día estaba llendo bien ¿Por qué tuvo que suceder esto?

Me levantaba de la silla y caminaba por todo el lugar, me sentaba y tapaba mi rostro nerviosa. A eso se resumió mi estancia en el lugar durante otra larga hora, hasta que por fin ví salir a mi hermano de la habitación a la cual se habían llevado a lisa hace unas cuantas horas. Al instante me acerque hacia el expectante a que me pudiera decir algo.

— ¿Que sucede? ¿Está bien? — pregunté inquieta.

— Jennie no hagas esto más difícil.

— ¿Difícil que? Solo te pregunté cómo esta.

—  ¿Llamaste a su madre?

— Viene de camino, está a unas cuantas calles — el asintió más tranquilo — E'dawn dime algo — el suspiró frustrado.

— Se lo diré a ambas juntas.

Era algo malo, estaba completamente segura de eso.

— Necesito saberlo ahora mismo, por favor no me tortures más.

— Jennie… — mi hermano revolvió su cabello mientras colocaba ambas manos en su rostro, me recordaba a mi minutos antes — A ver, ahora mismo está estable ¿De acuerdo?

Solté un suspiro de alivio en ese momento.

— Pero…

— ¿Hay un pero? — pregunté asustada. Mi hermano no hizo nada para tranquilizarme y aquello me hizo preocuparme más.

— No creo que pase la noche, es imposible que pueda sobrevivir una noche más.

Me desmorone por completo al escucharlo pronunciar esas palabras, me dolió escucharlas, sentía un inmenso nudo en la garganta que no me permitía hablar correctamente.

— ¿Pero no puedes ayudarla? ¿No puedes hacer nada más? — no se como pude hablar, pero lo hice.

— Creeme jennie, si pudiera hacer algo más lo haría, pero no tengo nada más que hacer contra un tumor en el corazón que ahora mismo es enorme.

Quería llorar, necesitaba hacerlo, no podía soportar eso, no podía soportar pensar en mi vida sin ella, ya no imaginaba una vida que no fuese a su lado…la necesitaba, no se podía ir, no todavía.

— Lo siento jennie, en verdad estoy muy enojado y frustrado por no poder hacer nada más, conozco a lisa de hace un par de años y creeme si es doloroso saber que este será su final, es doloroso cuando tenía muchas expectativas respecto a esto.

Me dejé caer en la silla que estaba ahí, coloqué mis piernas encima de la silla y las apreté contra mí cuerpo. Lágrimas amenazaban con salir y no quería, no quería que salieran, pero no sabía por cuanto podría aguantar no llorar.

Mi hermano, que se encontraba parado frente mío se ha sentado a mi lado. Se acercó hacia mí y me rodeo con uno de sus brazos acercándome mas hacia el y abrazándome.

— Es la segunda persona que voy a perder por…cancer

— Lo sé.

— ¿No pudo ser por otra cosa? — murmuré a punto de llorar.

— quise ser doctor para salvar vidas, solo por lo que le sucedió a nuestra madre y ahora mirame aquí sin poder salvar a alguien, siendo que me prometí hacerlo.

— No depende de tí.

— Pero es frustrante no poder hacer nada, más cuando se lo importante que es para tí lisa, lo importante que se convirtió con el paso de estos meses.

No pude evitar acurrucarme más contra el, mientras que el me daba un pequeño beso en la frente.

— ¿Sabes que es lo peor? — mi hermano se separo de mi dejando así a la vista mi rostro con unas cuantas lágrimas — El domingo iba a presentarle a lisa a mi padre y ahora no podré, el no conocerla a la persona que me hizo feliz durante meses.

— Lo sé, me lo contó cuando te fuiste.

— Había pensado que hyuna y ella se llevarían bien.

— Lo hubieran hecho si.

Tragué duro intentando reprimir con esto un sollozo al haber escuchado ese hubiera, hubiera hecho muchas cosas con lisa a mi lado si es que hubiese podido vivir más, no podía evitar imaginar cómo podría ser nuestra vida juntas.

¿Por qué el destino quiso unirnos si después nos iba a separar tan rigurosa y repentinamente?

— ¿Quieres pasar a verla? — preguntó mi hermano, yo al instante asentí — Ella todavía no despierta, ¿Está bien?

— No importa ¿Puedes quedarte aquí para cuando su madre llegue?

— Está bien, lo haré si eso te tranquiliza.

Me levanté de la silla donde me encontraba y fui directamente hacia la puerta de la habitación en la cual lisa estaba. Me gire hacia atrás mirando a mi hermano una última vez antes de entrar, el me dedico una pequeña sonrisa y di un suspiro antes de ingresar a la habitación.

Al abrir la puerta me encontré con la habitación a oscuras, las cortinas estaban cerradas y las luces apagadas. El pequeño cuerpo de lisa yacía en la camilla de hospital con unos cuantos cables conectados a su cuerpo. No pude evitar soltar una pequeña lagrima, lágrima que al instante limpié con el dorso de mi mano.

Me acerqué hacia la camilla dónde se encontraba y me senté en la orilla de esta, acaricié la mano de lisa delicadamente y entonces comencé a llorar.

Me sentía tan débil…nunca en mi vida me había sentido de esta forma, nunca había llorado tanto como lo estaba haciendo desde que había sabido que perdería a lisa en un momento u otro, pero no pensé que sería antes de lo previsto, en mi estaban ocho meses de vida, no cinco, y tener que admitir que lisa se iría tres meses antes de lo subestimado hacia que doliese más.

De verdad se iba a ir, ella en verdad se iba a ir de mi lado.

Era imposible creerlo, no podía creer todavía eso, no podía a pesar de que me lo hubiesen mencionado en repetidas ocasiones, no quería creerlo pero en el fondo sabía que era completamente cierto.

— ¿Cómo podré seguir sin tí? — un fuerte sollozó salió de mí, y nuevamente me puse a llorar mientras abrazaba a lisa cuidadosamente.

Pasé ahi a su lado lo que fueron quince minutos, puesto que después de que ese tiempo pasara la madre de lisa ingresó a la habitación, ella se acercó hacia su hija y me pareció correcto dejarla sola con ella. Solo esperaba que lisa pudiese despertar pronto.

Me quede durante media hora fuera de la habitación, me la pasé ahí sentada mientras que la madre de lisa estaba dentro, y en todo ese tiempo también llegó la tía de ella, la cual al instante fue corriendo a la habitación donde su sobrina se encontraba. Ya ha pasado tiempo desde entonces y he de pensar que quizá lisa se despertó y por esa razón es que llevan tanto tiempo adentro de la habitación de ella, aunque solo sean esperanzas que pueden no ser ciertas del todo.

Pasó otra media hora más hasta que por fin salieron ambas de la habitación, la madre de lisa tenía los ojos completamente rojos y sus mejillas parecían húmedas, sin duda había estado llorando el tiempo que estuvo ahí dentro.

No me podía imaginar en absoluto lo que ella estaría sintiendo en estos momentos, el dolor que ella estaría sintiendo, seguramente ella estaba sufriendo más que yo, ella era su madre, ella conocía a lisa desde que era recién nacida, ella engendro a lalisa. No me quiero imaginar lo doloroso que será tener que enterrar a tu propio hijo, porque no debería ser así, los padres no deberían enterrar a sus propios hijos en una tumba, pero sucede más seguido de lo que debería.

Ambas se acercaron hacia mí y se sentaron a mi lado. La madre de lisa puso su mano por encima de la mía en un gesto tranquilizador.

— Ella está despierta, te espera dentro — asentí en respuesta y al instante me levanté de mi lugar.

Solté un largo suspiro antes de comenzar a encaminarme hacia la puerta. Nerviosa la abrí y me encontré nuevamente con la habitación a oscuras, pero ahora con la excepción de que había una ventana sin la cortina encima, haciendo así que la habitación estuviera más iluminada que la primera vez que había entrado.

Lisa se encontraba con la espalda recargada con la pared que estaba detrás suyo y con una almohada también detrás de ella. Me dedicó una pequeña sonrisa y extendió su mano hacia mi mientras que yo me acercaba más hacía ella. En su rostro se notaba lo débil que estaba, en su rostro se notaba que estaba cansada.

Tomé su brazo y al mismo tiempo que lo hice me senté a su lado.

Está podría ser la última vez que estaría a su lado, podría ser la última vez que me sentiría de esta forma, podría ser la última vez que amaría a alguien.

— ¿Te sientes mejor? — quería que me dijera que sí, quería que me dijera que lo que decía mi hermano no era cierto, que ella todavía podría estar otros cuantos meses a mi lado.

— No — lisa era directa, nunca mentía y está no era la excepción — Me siento muy débil.

— Yo no…no sé si podré soportar que te vayas ahora mismo.

No quería decirselo, no quería admitir eso frente a ella pero no lo soportaba más.

— Lo siento jennie, siempre estaré enojada conmigo misma por haber hecho que estuvieras en mi vida cuando al final de nuestra historia esto terminaría mal, ojalá hubiera sabido nuestro final y creeme que me hubiera alejado antes de tiempo.

— No importa — negué con la cabeza — Jamás me arrepentiría de haberte conocido, jamás lo haría.

— Yo sí porque te estoy lastimando, siempre voy a pensar en ti antes que en mí, siempre lo hubiera hecho.

Lo hubiera.

Lágrimas comenzaron a salir por mi rostro porque sabía que este era nuestro final, sabía que ya no podíamos hacer nada. Recargue mi cabeza en sus piernas y la abracé fuertemente, aferrándome a ella lo que me quedaba ahora mismo que en realidad ya era nada.

— Quiero agradecerte — lisa levantó mi cabeza y con sus pulgares comenzó a limpiar mis mejillas que estaban inundadas de lágrimas — Porque estos últimos meses fueron el paraíso entero, y lo fueron gracias a tí, gracias a qué tú estabas en ellos, si no te hubiera conocido hubiera muerto sin conocer al amor de mi vida y creo que nadie debería de morir de esa forma, así que me alegro de haberte conocido pero me hubiera sacrificado al no hacerlo solo porque tú estuvieras bien, solamente por ti.

Mi corazón comenzó a latir tan fuertemente que me sorprendió hasta a mí misma, estaba llorando tanto.

— En cuanto vaya a aquel lugar al que todos iremos al morir, te vuelvo a repetir que en cuanto lo haga gritaré a todo el que se cruce por mi camino que yo estuve con jennie Kim, les gritaré que besé a jennie kim, que jennie kim fue mi novia, que Jennie kim hizo que mis últimos meses de vida fueran espléndidos.

— Lisa…

— Prometo amarte en mi siguiente vida, prometo hacerlo porque en esta vida no tuve el tiempo suficiente para amarte como merecías.

— Yo también… — lisa sonrió y un lindo beso fue dejado en mi mejilla.

— También prometo cuidarte, prometo ser un ángel que te observará desde su nube sentada y te cuidara.

No llores más, no llores más.

Pero fue imposible evitarlo, fue imposible que no llorase más de lo que estaba, porque comencé a sollozar, comencé a lloriquear como nunca, sus palabras me rompían el corazón.

¿Cuando habría alguien en mi vida que me cuidaría y me haría sentir como ella?

Lisa ahueco mi mejilla con una de sus manos y acerco mi rostro hasta el suyo hasta que ambos estuvieron unidos por completo.

El beso sabía salado, mis lágrimas se mezclaban en el. Si caricia en mi mejilla me hacían sentir escalofríos, su otra mano en mi cintura me hacía temblar, mi corazón latía fuerte y el de lisa también lo hacía. Nuestras lenguas rozaban, se buscaban, el beso se hacía cada vez más intenso y a la vez más dulce.

— Te amo jennie, no te lo había dicho antes de manera específica, siempre lo había hecho saber pero jamás te dije esto, un te amo pero es cierto te amo demasiado y lo seguiré haciendo siempre.

— Yo también te amo lisa

Me dió otro beso en mi sien y me atrajo hacia ella, me apretó fuertemente contra su cuerpo mientras acariciaba mi cabello.

— Te amaré siempre lisa, durante toda mi vida — ella negó con la cabeza.

— No hagas esto.

— ¿El que? — pregunté confundida.

— Decirme esto, por favor deja de amarme lo más antes que puedas, ve y enamórate, ve y vive tu vida, tu todavía tienes una por vivir, tienes años por delante que no quiero que desperdicies lamentándote por mí, no lo hagas, no me ames toda tu vida, puedes recordarme, hazlo pero no me sigas amando a tal punto.

— No sé si podré hacer eso que me pides.

— Necesito que lo intentes, por favor.

— Lalisa… — su mirada era tan suplicante que me hizo tener que acceder — Está bien, lo intentaré.

Aunque me duela lo haré por tí.

— Gracias, me iré más tranquila.

Ella nuevamente acarició mi mejilla, no se alejaba de mí, no dejaba de tocarme de acercarse y de de decirme cosas, esto parecía — era — una despedida pero quería negarme a ello, no quería imaginarme eso.

— Espero que puedas seguir cariño, espero que seas feliz, que puedas hacer todo lo que gusta y te apasiona, que cumplas todos tus sueños, hazlo.

— Lo haré.

Nos quedamos en un silencio que era comodo, un silencio que a su lado siempre sería  — hubiera sido siempre — cómodo.

Ella no apartaba su mirada de mí y no soltaba mi mano.

— Volvería a repetirte mil veces más que eres preciosa.

— Y yo mil veces que te amo.

Era una despedida, me estába despidiendo para siempre de la persona que más amaba y no había vuelta atrás, ni siquiera podía elegir, no tenía otra opción que no fuera esta.

Me quedé aquí a su lado durante unos diez minutos más, pero en esos minutos nadie dijo nada más, nada más fue mencionado, ya todo lo que teníamos por decirnos lo habíamos dicho y solo nos necesitábamos aquí, solo necesitábamos nuestra mutua compañía.

Entonces pasó.

Se escuchó un fuerte pitido resonar por toda la habitación, los ojos de lisa se cerraron pero antes de hacerlo me dió una última mirada, su mano todavía seguía aferrada a la mía y ese pitido sonaba sin parar.

Comencé a temblar, no quería que sucediera no.

No escuchaba nada, el sonido extraño comenzó a sentirse lejano y todas las voces que repentinamente comenzaron a escucharse también eran lejanas. No fue hasta que sentí que mi hermano sujetaba mi brazo cuando reaccione, cuando supe que tenía que salir de la habitación, ellos me sacaron del lugar y cerraron la puerta.

Me quede temblando por completo, caminé hacia donde había estado sentada antes de entrar. La madre de lisa me hizo mil preguntas, preguntas las cuales yo no podía responder, preguntas que ni siquiera podía escuchar correctamente, solamente entendía que estaba mencionando el nombre de lisa pero nada más.

No tengo la menor idea de cuánto tiempo pasó hasta que mi hermano salió de la habitación en la que lisa se encontraba, pero en cuanto lo hizo el se sentó a mi lado y me apretó contra el. Tenía la pequeña esperanza de que me dijera que ella todavía estaba bien, que sus cálculos habían sido falsos y ella viviría más.

Pero cuando alcé mi vista hacia él y lo encontré con unas cuantas lágrimas en su rostro supe que eso no había sucedido. Cuando estuche los fuertes sollozos de la madre de lisa supe que estaba equivocada, supe que lo que quería que sucediera no había sucedido. Descifre todo con las miradas de lastima que me daban las enfermeras que estaban ahí, supe cuando ví los rostros adoloridos de todos los presentes, todos ellos la conocían y por eso lo supe.

Lisa acababa de morir.

No pude evitar llorar fuertemente cuando me repetí esas palabras cientos de veces en mi cabeza.

Me separé bruscamente de mi hermano y fui corriendo hacia la habitación donde debía estar. Me intentaron detener pero me dió igual, yo seguí caminando.

Hasta que no viera su cuerpo sin vida no lo creería, hasta que no viera que esos aparatos no decían sus signos vitales no lo creería.

Entonces me acerque hasta su cama y vi su cuerpo, los aparatos que debían decir sus signos vitales estaban apagados, no decían absolutamente nada y su cuerpo yacia sin vida en la cama.

— No, no, no — dije repetidas veces.

Puse mi oído en su corazón, tenía que seguir latiendo, tenía que seguirlo haciendo, pero fue en vano, su corazón no se escuchaba. Su corazón ya no latiria fuertemente cuando estuviéramos juntas, ese corazón que latía fuerte cuando ambas estábamos juntas, ese corazón que latía por mi…

Fuertes sollozos salieron de mi ser, sollozos tan fuertes que ni yo misma creía habían salido de mí.

Me jalaron hacia la salida, y mientras lo hacían no podía apartar mi mirada del cuerpo de lisa, no podía apartar la mirada del que en algún momento había sido el cuerpo del amor de mi vida.

Solo podía pensar en sus labios, en su rostro sin vida. Esos labios que no volvería a besar…esas mejillas que no volvería a tocar…todo de ella no volvería a verlo ni escucharlo.

Me había prometido no mirar su cuerpo muerto, me había prometido que cuando llegara este momento no lo haría, lo había hecho durante meses, me había prometido eso desde que supe lo que sucedería y no había podido lograrlo, había sido imposible evitarlo.

Pero no pensaba claramente en este momento, no podía pensar claramente cuando el amor de mi vida se acababa de marchar para siempre.

Solo queda el epílogo, desliza para leer pero no sin antes dejarme tu voto.

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