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Capitulo 13

Jennie kim

Me levanté a eso de las dos y media de la mañana, todavía estaba oscuro por completo y lisa estaba en el baño. Estaba esperando a que saliera para poder entrar yo, pero mientras tanto estoy sacando la ropa que usaré en el viaje.

— ¿Llegaremos a comprar comida? —preguntó Lisa, quien secaba su cabello con una toalla.

— Si — le pasé por un lado para meterme al baño y darme una ducha. Me cambié y arreglé el cabello ahí dentro, cosa que me tomó menos de veinte minutos. Al salir, Lisa se encontraba guardando sus últimas cosas en su mochila.

— ¿Dónde dejaste los dulces que compramos ayer? —le señalé la mesa que estaba a su lado, ella fue y los guardó en mi bolsa— Los voy a dejar aquí para que estén a la mano.

— Está bien —le sonreí.

Cuando terminamos por recoger nuestras cosas, inspeccionamos por última vez si es que no habíamos dejado algo olvidado, y al no encontrar nada bajamos hacia el auto a guardar todas nuestras cosas.

— Entonces ¿Se terminaron las vacaciones? — preguntó lisa mientras sonreía.

— Al parecer. Las disfruté mucho ¿Tu no? —ella asintió y después nos subimos al auto.

Antes de irnos pasamos a comprar algo de comida, verdadera  comida que no fueran dulces, ya que de eso llevábamos demasiado y no era para nada sano consumir tanto azúcar a horas tan tempranas. Cuando nuestro pedido estuvo listo, Lisa y yo salimos del establecimiento con la bolsa de nuestro desayuno.

— Ahora si, dile adiós a este lugar.

— Lo único que extrañaré es la piscina del hotel —sentí un pequeño cosquilleo en mi cuerpo al recordar las dos noches que habíamos pasado ahí. Fueron momentos tan lindos que no lograba sacar de mi mente. Decidí alejar esos pensamientos y centrarme en conducir.

Me fue un poco difícil encontrar el camino por la carretera, ya que no recordaba con precisión las calles. Pero después de que Lisa se riera de mi por dicha situación, terminó indicándome las calles, porque resulta que ella si las recordaba.

Nada más comenzar a conducir por la carretera, Lisa comenzó a comer.

— Esto es muy rico —murmuró con la boca llena. Mientras que seguia masticando noté que se me quedó viendo por un momento, para después proceder a sacar la comida restante de la bolsa y ponerme la cuchara llena frente a mi boca—. Vamos, come.

— Puedo hacerlo después.

— Estás ocupada y seguro tienes hambre. No hemos comido nada— finalmente abrí la boca y ella metió la cuchara. Mastiqué con lentitud, sintiéndome algo incomoda. Pese a eso segui conduciendo, intentando que no me distrajera el hecho de que Lisa me estuviera alimentando.

El camino fue casi parecido al primero pero con la excepción de que en esta ocasión habíamos hecho una lista de canciones seleccionadas tanto por mi como por Lisa. Para así no tener que pelear por cuál canción de la radio dejar. Era justo.

Una canción que a Lisa parecía gustarle mucho —de la cual yo desconocía su nombre— se oia por todo el vehículo. Y la rubia no hacía más que tararearla mientras que miraba por la ventana. Eso era lo que había hecho desde que salimos, además de conversar una que otra vez conmigo y, bueno, alimentarme cuando lo recuerda.

— ¿Falta demasiado  para que lleguemos? —preguntó.

— Aproximadamente una hora — ella asintió— ¿Por qué?

— Mmh, por ahora digamos que no es nada.

¿Que quería decir con eso?

No quise preguntar nada más al respecto y en cambio preferí esperar a que ella me lo dijera. Agarré unas galletas que había en la bolsa y las comencé a comer. Lisa me robó unas cuantas pero no le dije nada.

— Por si te lo preguntabas, estamos a unos pocos minutos para llegar a la ciudad —todavía seguía oscuro. Pero no faltaba demasiado para que amaneciera y el sol saliera.

— ¿Puedo conducir yo? —me giré a donde ella, algo sorprendida por su repentina petición—. Puedes orillarte para así cambiarnos de lugar — señaló ella.

— ¿Para que quieres conducir, Lisa?

— No es nada extravagante, no es nada demasiado precioso quizá, ni nada muy impresionante como el viaje que hicimos —comenzó a decir—, pero ¿Recuerdas que una vez…bueno cuando llegaste a mi casa y discutimos, me preguntaste dónde estaba?

— Si — no podria olvidar ese día, porque ella estaba en el.

— Usualmente voy a las afueras de la ciudad, la carretera. Pero solo lo más cercano, digamos que hay un área está desolada por completo. No hay árboles a los alrededores ni nada similar, así que siempre me siento en el pavimento y miro el cielo, cuando puedo el amanecer o anochecer. Es algo así como mi lugar, pero quiero compartirlo contigo.

— Ya hemos pasado por ahí ¿no?

— Cuando íbamos de camino al pueblo, sí.

— De acuerdo. Pregunta ¿Tienes licencia? —apretó sus labios con fuerza y evitó mi mirada— ¿Lisa?

— Digamos que no —la miré totalmente incredula ¿me estaba pidiendo conducir en una carretera y no tenía licencia de conducir?—. Pero si vemos a algún policía solo cambiamos de lugar y ya.

— Que hayas visto eso en películas no dice que funcione en la vida real.

— Sé conducir, solo nunca fui a sacarla.

Creo que esto será lo más tonto que haga en mi vida pero...

— Me arriesgaré.

Desvíe el auto hacia una de las orillas de la carretera. Me bajé y Lisa hizo lo mismo, sonrió cuando nos encontramos. Me subí al asiento de copiloto y la rubia al del piloto. Esperaba no arrepentirme de esto.

— Perfecto, entonces ¿Con este acelero? — mire asustada a lisa y ella rió — Es broma.

Al parecer Lisa conduce bien. Bueno no hemos chocado con ningún auto y va a una velocidad decente. Así que estoy más tranquila que cuando acababa de encender el vehículo.

De un momento a otro la veo detenerse y estacionarse, nuevamente en una de las orillas de la carretera.

— Aqui es. Bajemos,  como te digo es una parte de la carretera nada extravagante, pero aquí no hay árboles y todo se aprecia mejor.

Seguía diciendo que no era para tanto el lugar y menospreciandolo, era un lugar importante para ella y creo que eso era suficiente. Me estaba dejando conocerla más y en verdad eso era muy bueno, porque cuando la conocí pensé que no dejaría que me acercara, pero ella me sorprendió dejándome hacerlo.

Bajamos del auto y alcancé a apreciar que apenas había comenzando a amanecer. Entonces tendríamos una buena vista.

Lisa se sentó en el suelo de la pequeña banqueta que había, pero no me pareció tan buena idea hacerlo.

— ¿Por qué no nos sentamos allá? —pregunté señalando el césped algo seco que estaba a los alrededores de la carretera.

— Nunca lo he hecho.

— Podriamos hacerlo por primera vez, entonces.

Lisa asintió.

— Vamos.

Saltamos la pequeña cerca de metal que estaba separando la carretera de ese terreno. Era muy pequeña así que pasamos como si nada. Ni siquiera estaba segura de que pudiéramos hacer eso, pero en aquellos momentos me dió igual. Lo único en lo que podia pensar era en estar ahí, con ella.

Nos sentamos en el césped que verdaderamente se encontraba muy seco e incluso de un color amarillo. Pero ninguna de las dos le tomó importancia, solo nos sentamos en el y ya.

— ¿Por qué te gusta venir aquí? —pregunté. Lisa pareció dudar un poco antes de responderme.

— Como te he dicho, no me encanta estar rodeada de tantas personas, y aquí puedo estar sola, sin nadie molestandome.

— Pero ahora estoy aquí contigo, ¿No sería todo lo contrario a eso?

— Digamos que ahora también me gusta estar a solas contigo.

No pude evitar sonreír.

Nos quedamos en un rotundo silencio, pero no de los que son incómodos, lo contrario, un silencio abrazador.

Lisa observaba con seriedad el paisaje que teníamos frente a nosotras, el cual no pudo negar que es precioso. Cada detalle del cielo pareciera mirarse con precisión desde aquí, sobre todo ahora que ha comenzado a amanecer. Débiles rayos iluminan a Lisa y sus mechones rubios. Sus ojos brillaban mientras que seguia observando en silencio. En verdad parecía estar disfrutando aquel momento.

Entonces pensé que era el momento más adecuado para preguntar si esto había funcionado, si el viaje había logrado hacerla cambiar de opinión respecto a la manera en que veía la vida o si todos mis intentos habían sido en vano.

Pero no debía de ser tan directa, en cambio intentaría ser más sutil.

— ¿Qué es lo que más anhelas? —pregunté.

Repentinamente su mirada se fijó en mi. Me miraba como si me intentará descifrar. Quizá no había sido tan sutil como esperaba.

— Morir ¿Y tú?

Todas mis esperanzas de que esto estuviera funcionando se arruinaron en el preciso instante en que sus labios terminaron de mencionar esas palabras. Pero pese a eso, seguia pensando que todavía tenía la posibilidad de hacerla cambiar de opinión.

Así que me concentré en su pregunta.

— Que no mueras

Lisa siguió mirandome, esta vez diferente. Parecía sorprendida por lo que acababa de decirle y es que incluso yo me había sorprendido. Pero no había mentira alguna en mis palabras, pues eso era lo que más anhelaba, que ella no muriera.

No me respondió, en cambio se dedicó a inspeccionarme. Observarme detenidamente, y de arriba a abajo. Sentí como se fue acercando más a mi. Nuestras miradas en algún momento chocaron y sentí mi corazón latir muy rápido por nuestra cercanía. Comencé a sentir cosas que no había experimentado nunca.

Ella alzó su mano y la puso sobre mi mejilla, para acariciarla con sutileza. Yo sentía que me quedaba sin aire. Cada vez se encontraba más cerca de mi.

Hasta que finalmente sentí que me acerco más hacia ella y unió nuestros labios.

Al percibir sus labios hacer contacto contra los míos, sentí muchas emociones distintas. No lograba procesar del todo la situación. Al mismo tiempo no lo creía, nunca nos imaginé en esta situación.

Pero yo me acerque más a ella, tomándola de la cintura, y sin separar mi mano de esa parte, nuestro beso continúo.

Nuestras lenguas rozando, la débil caricia que todavía hacía en mi mejilla.

Lisa me estaba haciendo sentir cosas y emociones que no había experimentado, pero que hasta ahora mismo estaba llegando a comprender.

~ ~ ~

Pregunta

¿Si les está gustando la historia?

No me ignoren.

Gracias por leer ♥

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