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three || confiding the truth








El maestro Obi-Wan Kenobi y su Padawan Anakin Skywalker llevaron a la cazarrecompensas Troy al Consejo Jedi para informar de la supuesta infiltración de la forajida al Templo Jedi localizada en Lothal, desconociendo del pasado de la castaña, sumando que ambos no sabían del verdadero nombre de la chica.

Los tres llegaron a Coruscant, precisamente al Templo Jedi del planeta en busca del maestro Yoda. Athleana traía esposas en sus muñecas en caso de que escapara, añadiendo que Obi-Wan la tomaba del brazo.

— No hay necesidad de que agarres mi brazo. Suficiente tengo con las esposas —reniega la castaña.

— No pasará —niega el castaño rojizo— conocemos de tus habilidades perfectas para escabullirte.

Athleana rueda los ojos— entonces sabrás que no soy lo suficientemente tonta como para escapar en medio de todos los Jedi —da a entender—. Me sorprende siendo el maestro que no haya pensado en eso. Supongo que no eres tan inteligente como aparentas —aprovecha para burlarse.

La chica se gana una mirada fulminante por parte de Jedi pues se detiene para mirarla justo a los ojos intentando no distraerse de esa mirada cautivadora que poseía la forajida— ya tuve suficiente de tus juegos, niña —expresa.

Esta frunce el ceño— no te atrevas a llamarme niña —amenaza— no tienes ni idea por lo que he pasado como para llamarme una simple niña.

— Entonces sugiero que un cambio de comportamiento más maduro no estaría tan mal —Obi-Wan responde.

Anakin sólo admiraba la tensión entre ambos disfrutando de que alguien por fin desafiara a su maestro quien también era su amigo—. Temo que tendré que intervenir su "discusión" porque el maestro Yoda se aproxima —avisa señalando a un diminuto individuo caminando hacia ellos.

Se desconocía de a qué especie pertenecía el maestro Yoda y lo único que se puede destacar es su piel verde con orejas largas puntiagudas al final, aparentaba ser muy viejo pero al mismo tiempo se seguía viendo fuerte. Caminaba apoyado con un bastón y una vez que estaba cerca, Athleana alcanzó a notar más detalles en el llamado maestro Yoda.

— Llamado he sido por ustedes —expresa Yoda para después mirar a Anakin— en la biblioteca te buscan, joven Padawan —informa y con ello, Anakin se va. El maestro Yoda se fija en la joven que seguía sujetada por Obi-Wan, Yoda al principio sólo le sonríe a la castaña.

— Maestro, Anakin y yo encontramos a esta infiltrada en el Templo Jedi de Lothal —hace saber el castaño rojizo.

Yoda emite un sonido de pensamiento— huh... infiltrada, ella no es —desmiente—. Dime, joven, tu nombre —pide con su voz calmada.

— Troy  —decide responder.

— Mmh ya veo.

— Descubrimos que también portaba un sable de luz —el Jedi le entrega el lighsaber de Athleana haciendo recordar al maestro Joda de quién era en realidad la chica.

Antes de volver a hablar, Yoda inspecciona el sable con este brillando de color amarillo— diciendo la verdad, no lo hace —revela haciendo que Obi-Wan mire de reojo a la chica—. Será mejor que vengan conmigo. Merecen saber la verdad ambos.

— Con todo respecto, maestro Yoda. Prefiero hablar con usted en privado —pide Athleana indicando su incomodidad con Obi-Wan.

— También comparto los ideales con la chica —está de acuerdo el Jedi— no quiero involucrarme más con ella.

Yoda sonríe— interesados, ambos estarán, cuando la verdad conozcan.

Finalmente los tres caminan dirigiéndose a la Torre de Alto Consejo para continuar su conversación—. No entiendo —dice Athleana una vez llegando— por qué él tiene que estar aquí? —señala al Jedi.

— Cuál es tu nombre, pequeña? —pide una vez más el viejo maestro haciendo que Obi-Wan se alarme. La cazarrecompensas vuelve a repetir su falso nombre— no, no. Interesado no estoy en tu apodo —añade con delicadeza— confiar en nosotros puedes.

Toma un respiro profundo para armarse de valor y revelar su nombre verdadero—. Athleana.

La expresión de Obi-Wan adopta rasgos de sorpresa, con su rostro palideciendo y dejando ver sus claros ojos que sorprenden a la chica por primera vez al fijarse en ellos—. Puedo preguntar, cómo estás relacionada con Qui-Gon Jinn? —desea saber asombrado.

— Oh! Ahora si te intereso —responde ofendida.

— Verás, Obi-Wan... —irrumpe maestro Yoda— recuerdas años atrás el preguntarme por aquel nombre y yo respondiendo que tuvieras paciencia? Ahí tu respuesta tienes —resuelve.

Obi-Wan seguía con la mirada puesta en Athleana— quién eres?

— La hija de tu maestro, ella es —contesta Yoda.

— Espere —detiene la castaña— cómo lo sabe? Mi madre me dijo que mi identidad peligraba porque traería consecuencias para mi padre con el Consejo Jedi. Fue por eso que mi mamá abandonó su deber como Jedi para que mi padre entrenara de su nuevo Padawan... —ella misma se detiene al reconocer que la razón por la separación de sus padres era Obi-Wan Kenobi—. Eras tú —dice culpando con cierto rencor.

— Las consecuencias las conocían tus padres, Athleana  —dice el viejo maestro— de acuerdo con la decisión, ambos estuvieron.

Esto sólo sumaba una razón más para odiar a los Jedi y sus estrictas reglas— alguien más conoce mi identidad?

— Únicamente el maestro Kenobi y yo —aclara.

— Esto aún no explica el por qué te encontramos en el Templo Jedi —insiste el Jedi.

— Creo que escuchaste lo que tenías que saber. Procura no intervenir en mis asuntos —responde Athleana brusca.

El maestro Yoda es quien de nuevo contesta— la Fuerza te guió hasta allá, cierto?

Athleana relaja la mirada con Yoda— si. —Afirma luego de una pausa— buscaba un cristal Kyber para construir mi sable de luz.

Yoda analiza la información que la joven le otorgó, sorprendiendo el hecho de que el mismo consejo jamás supo de la existencia de la chica, es más, jamás la sintieron por medio de la fuerza—. Puedo preguntar, qué le pasó a tu madre? —desea una vez más saber.

Absolutamente a nadie le ha dicho la verdad con respecto a su pasado. Sentía ambas miradas de los maestros Jedi esperando de una respuesta. La castaña luego de un rato decide relatar su historia.

— Nací en Corellia donde me críe la mayor parte de mi vida. Mi madre me entrenó para convertirme en un Jedi y así defenderme por si acaso algo le pasara. Cuando cumplí los 11 años, ella tuvo que abandonar nuestro hogar, sin embargo, pasaron los días y no regresaba. Hasta que una semana después vinieron unos extraños resaltando que mi madre los había enviado para llevarme con ella. Me rehusé a creerles y comenzaron a atacarme con el fin de llevarme en contra de mi voluntad.

— Logré acabar con ellos y escapar. Desde ese día he estado cuidándome por mi cuenta, terminando en la Crew de Cad Bane para tan siquiera conseguir un techo dónde vivir. Seguí entrenando para pelear como los Jedi con la esperanza de emprender una búsqueda por mi mamá y rescatarla de donde sea que se encuentre.

Una vez finalizando su relato, ambos Jedi se voltean a ver sorprendidos por la dura vida que ha tenido la joven Athleana—. Por qué no recurrir con nosotros por refugio? —pregunta Obi-Wan.

La ojiverde desvía su atención al castaño rojizo— no confiaba en ustedes por lo que obligaron a hacerle a mis padres, antes de enterarme de la verdad.

— Desconfías de nosotros. No obstante, entrenaste para convertirte en uno de los nuestros —resalta Kenobi irónicamente.

— No tenía muchas opciones si quería rescatar a mi mamá —defiende Athleana.

El maestro Yoda interviene— valor has demostrado los últimos años. Algo que sombrado me deja. Es por eso que un nuevo refugio tienes con nosotros —ofrece con amabilidad.

— Agradezco la generosa oferta, maestro Yoda. Pero la búsqueda de mi mamá tengo que terminar —rechaza decidida despidiéndose de ambos Jedi saliendo del Templo.








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