Obi-Wan había quedado inconforme con la plática. No porque le incomodaba la joven Jinn, sino por el hecho de recordar la promesa de su maestro. "Encuéntrala y tráela a casa". Precisamente las últimas palabras de Qui-Gon. Sintió que el dejar ir a Athleana estaría fallando en cumplir su deber.

— No podemos dejarla ir —niega Kenobi hacia Yoda.

El viejo maestro observa al castaño rojizo—. Imagino que tu viejo maestro, el motivo es.

— Le hice una promesa de que encontraría a Athleana.

— Y lo hiciste. Un refugio y espacio le ofrecimos. Ella nos rechazó —acota el maestro Yoda.

Kenobi seguía inconforme con lo sucedido. De alguna manera se sentía responsable por la chica y no pensaba dejarla ir tan fácilmente. Por lo que salió de la sala directo a alcanzar a la castaña con la esperanza de intentar conectar con ella para así conseguir convencerla de que les diera una oportunidad para aprender aún más de las habilidades de un Jedi.

Para la suerte del caballero, Athleana no llegó tan lejos del templo. Obi-Wan se acercó a ella acelerando su paso—. Espera! —detiene colocándose frente a ella en busca de qué hacer.

La ojiazul lo observa curiosa y en busca de una respuesta. Con ello, miró más a detalle al Jedi: cabello castaño rojizo, ojos azules calmados, barba saliendo de su rostro, su típica vestimenta característica de los Jedi y por último su peinado que de alguna extraña manera para el gusto de Athleana lo hacía ver ridículamente atractivo.

Mientras Obi-Wan seguía debatiendo en qué decir, la chica se le adelanta—. Estás aquí para convencerme de unirme a los Jedi? Ajá, ya veo. No te molestes, que mis intensiones son más claras que el agua. Prefiero seguir con mi vida de cazarrecompensas —rechaza nuevamente abriéndose paso para continuar su camino.

No obstante, el caballero Jedi logra captar la atención de la joven—. Tu padre quería que te encontrara y te trajera a casa —revela.

Justo en eso, Athleana decidió confrontar al castaño rojizo—. Escucha, tu querido maestro desconocía de mí. Nunca nos vino a visitar a mi y a mi madre. Por su culpa, mi madre y yo tuvimos que vivir en Corellia porque me tuvo que ocultar de tus queridos amigos Jedi para evitar que castigaran tanto a ella como a mi padre de su prohibido romance —da a conocer su historia—. Mi madre lo amaba mucho, tanto que sacrificó su vida como Jedi para que él pudiera continuar su camino con la Fuerza y poder tenerte como su Padawan. Ahora entiendes mi coraje y razonamiento acerca de esto —afirma terminando su relato.

Obi-Wan sintió lástima por la trágica historia de la familia de Athleana. Jamás creyó que Qui-Gon tuviese un romance con otra Jedi del mismo templo ni mucho menos que hayan engendrado a una hija—. Asumo que por eso tu disgusto hacia mi —reconoce un poco dolido.

Athleana suelta un suspiro de frustración—. No es que te odie o me income hablar contigo. Simplemente me recuerdas algo negativo de mi antepasado. No fue mi culpa que mis padres hayan querido formar una relación en secreto, por ello pagaron las consecuencias —explica.

—Y qué hay de tu madre? Ella te ha contado lo que sucedió con el maestro Qui-Gon? —se atreve a preguntar el caballero Jedi.

La castaña suelta una pequeña sonrisa de lado—. Puedo notar que formaste un fuerte vínculo con él —. añora el hecho de haber deseado tener al viejo maestro en el rol de padre para Athleana.

Obi-Wan observó directo a los ojos de Athleana para responderle—. Fue muy precavido, paciente y responsable. Siempre se guió con la Fuerza y nunca se dejaba llevar por otros. Todo el tiempo muy fiel a su conciencia influenciada gracias a la Fuerza. El mejor maestro Jedi que haya conocido y me siento muy afortunada de que haya sido su Padawan —detalla extrañando estar en la presencia de Qui-Gon.

Con ello, dejó en claro para la ojiazul que su padre siempre fue un hombre respetado por todos y sobre todo alguien en quien se podía confiar, una persona que era fiel a sus ideales estando dispuesto a arriesgar su vida por el bien de la galaxia. Esto hizo reflexionar a Athleana llegando a poco a poco sentirse motivada a retomar el paso de convertirse en una Jedi con el fin de transmitir la paz a su alrededor y en el camino, encontrar a su madre.

Así que se arma de valor para decir lo siguiente:— Bien. Estoy dispuesta a convertirme en un Jedi. Tal como lo fueron mis padres —finaliza sin dejar de observar al castaño rojizo.

Una sonrisa se formó en el rostro de Obi-Wan pues sintió una sensación de alegría junto con entusiasmo de poder convencer a la hija de su maestro.

Fue así como ambos regresaron al Templo Jedi a volver a hablar con el maestro Yoda, sólo que a diferencia de hace unos instantes, el maestro se encontraba en compañía junto con el resto del Consejo Jedi por lo que la decisión de unir a Athleana Jinn junto con los demás Jedi sería puesta a prueba.

Los maestros Jedi llegaron a la conclusión de que lo mejor para la castaña fuera que estudiara en la librería los conceptos e historia de los Jedi pues cuando Athleana les dio una demostración con su sable de luz quedaron más que impresionados ya que consiguió derrotar a quien consideraban el mejor aprendiz, Anakin Skywalker, pese a tener una diferencia de edad de dos años; Anakin con 16 y Athleana con 18. A causa de esto, la joven Jinn se ganó el respeto de Anakin dando paso a formar una linda amistad.

Por lo que Athleana pasó todo un año en las enseñanzas de los antiguos Jedi y compañía. La encargada de supervisar los estudios de la castaña fue la maestra Jocasta Nu, también encargada de la Librería del Templo.

Finalizado sus labores, fue el mismo maestro Yoda quien nombró a Athleana Jinn caballero Jedi, y a partir del día de hoy estaría a cargo de nuevas misiones bajo ordenes del Consejo. Siendo su primera misión el proteger al nuevo senador de Lothal.