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CAPÍTULO CINCO

No encontraba una forma correcta de reaccionar ante tal primera impresión que me estaba dando este chico. Guardé silencio mientras él seguía sonriendo ampliamente.

—Bien, ¿y ahora qué? —cuestioné, dando un encogimiento de hombros.

—Le presento a los miembros de mi equipo, detective. —Dio media vuelta para dirigirse a sus compañeros. —Él es Mild Suttinut, —Señaló a un chico de piel blanca y cabello negro —él es Toptap Jirakit, —Señaló al chico que estaba en su costado izquierdo —él es Mike —Señaló al chico risueño con cabello bastante lacio y un corte de hongo algo gracioso, el cual estaba al lado de Mild. —él es Kaownah Kittipat, —Se giró un poco más señalando al chico delgado y pelinegro, que estaba en su costado izquierdo —y él es Dun Dunromch. — Por último señaló a un chico también pelinegro pero un poco más serio que todos, me incliné en señal de respeto, gesto que ellos imitaron.

—Mucho gusto, agentes. —Les dediqué una media sonrisa de lado, pues la situación me seguía resultando incómoda.

—Bass Suradet es nuestro analista técnico y último miembro de nuestro equipo, pero por el momento se encuentra indispuesto. —Finalizó, sonriendo.

—Es un gusto conocerlos a todos, aunque aún no entiendo del todo qué hago aquí, pero espero podamos llevarnos bien. —Sonreí para todos y así mismo todos ellos me devolvieron el gesto.

El agente Gulf me invitó pasar a su oficina. Mientras me encontraba sentado en el sofá de dos piezas de dicha oficina, extremadamente cansado y agotado, confundido aún pues nadie me explicaba que ocurría en realidad, sentí como la herida de mi rostro comenzó a humedecerse, posiblemente me estaba sangrando de nuevo. De pronto ingresó a la habitación el agente risueño.

—Muy bien, he enviado a todos a casa, así que ya podemos irnos, detective. —Sonrió, otra vez. Me sentí aliviado pues por fin podía irme de ese lugar en el cual me sentía como pollito recién llegado sin mi equipo.

—¿Ir a dónde?

—A descansar, por supuesto. Mañana nos espera mucho trabajo —soltó, sin borrar esa sonrisa y tomando su saco de la silla.

—Bueno... eso quiere decir que Sam reservó una habitación para mí, ¿sabrás tú de casualidad la dirección del hotel en el que me quedaré? —pregunté, tratando de ser amable. El agente sonrió con... ¿ternura? ¿Qué rayos dije para que éste sonriera de esa forma?

—No hay ninguna reservación —respondió, con una victoriosa expresión en su rostro.

—¿A qué te refieres? — Ya me estaba sintiendo un tanto irritado.

—A que usted se quedará conmigo, detective. —Alzó una ceja y ahí iba de nuevo esa empalagosa sonrisa. —Mientras más rápido lo asimile, más pronto podremos ir a casa y descansar. —Volvió a sonreir. Verdaderamente su sonrisa ya me estaba cansando.

Resignado simplemente lo seguí, saliendo del edificio en completo silencio, minutos después llegamos al estacionamiento. Ambos ingresamos al auto, un Mustang negro y con sus vidrios polarizados.

—Me gusta —Pensé en alto.

—Me alegra que le gusten mis gustos, realmente tengo gustos muy buenos —susurró lo último, mirándome y levantando una ceja.

¿E-este chico me está cortejando? Cuestioné para mí mismo.

No podía ser cierto, han pasado más de ocho años ya desde mi última relación, nunca en la vida un chico se me insinuaba tan de cerca. Mi vida íntima estaba tan tirada a la basura pues alguna que otra vez dormía con alguna que otra chica pero éstas no provocaban nervios en mí, tal como este agente estaba haciendo en este momento.

Tan desatendida estaba mi vida íntima que todavía vivo en la era de piedra utilizando la palabra "cortejar".

Tragué grueso y parpadeé.

B-Bu-eno... que bien por tí —respondí bajito.

—MUY bien, diría yo... demasiado. —Volvió a sonreír y mordió su labio inferior, gesto que realmente me sorprendió.

[Aaaaahhhh nuestro girasol sin miedo al éxito🤭 ¡ME ENCANTA!]

Nunca en la vida un chico se me había insinuado tan directamente, no me consideraba homofóbico pues eso lo dejé hace unos años debido a que Boun bateó para el otro lado a causa de Prem. Desde mi juventud todas mis relaciones han sido con chicas, jamás con un chico, realmente eso solo de pensarlo me provocaba escalofríos.

—¿Pode...? -- Se me cortó la voz inmediatamente. ¡Mierda! no podía creer que esto estuviera pasándome a mí. Suspiré y tragué grueso mientras aquel agente del FBI seguía devorándome con la mirada. —¿Podemos irnos, agente? Me siento muy cansado y de verdad quiero estar un poco mejor para mañana que llegue mi equipo. — Al fin pude formular más de una palabra. Éste solo asintió con la cabeza y encendió su auto sacándonos del estacionamiento.






꧁×}•{×꧂


Al cabo de unos minutos llegamos a un lujoso condominio de apartamentos, salí del coche siguiendo a aquel chico pelinegro, no sabia por qué pero me sentía muy nervioso estando junto a él, me preguntaba si era homosexual o simplemente disfrutaba de molestarme.

Llegamos al séptimo piso y nos dirigimos al apartamento 709, el cual parecía ser la residencia del agente.
Con una sonrisa me indicó que pasara adelante mientras empujó la puerta invitándome a entrar.

—¿Qué le gustaría de cenar, detective? —preguntó, mientras desabrochaba su camisa poco a poco.

Inconscientemente no despegaba mi vista de cada movimiento que sus dedos hacían con los botones de su camisa, tragué grueso y giré mi rostro hacia otro lado esperando ocultar mis nervios y mi mirada traviesa.

—Muchas gracias, pero solamente quiero descansar por hoy —respondí, el agente iba a responderme pero el sonido de mi teléfono interrumpió nuestra plática. Saqué mi teléfono del bolsillo de mi pantalón el cual inmediatamente alumbró con el nombre de Perth. Murmuré un bajo "lo siento" y procedí a atender la llamada. —¿Que ocurre? ¿A que se debe tu tan inesperada llamada? —cuestioné, mientras sonreía, de reojos miré al chico que con desagrado se fue dejándome solo en esa sala.

—Queremos saber cómo estas.

—¿Queremos? —repliqué la pregunta.

—Así es, Mew, todos seguimos en CUÁNTICO esperando a que llamaras y nos dijeras qué rayos quiere contigo esa mujer, ¿por qué te llevó así de esa manera?, ¿qué cosa era tan urgente que ni siquiera te dejó descansar? — Sabía que los demás estaban escuchando, estaba seguro que Perth me tenía en alta voz.

—Aunque no lo crean pues ni siquiera yo sé qué rayos ocurre. —Suspiré, mientras restregaba mi cabello en señal de frustración. —Sam no me ha dicho nada, simplemente me trajo a una sede del FBI en Washington, me presentó a un agente y se fué diciendo que me explicaría todo mañana que ustedes llegaran. —Suspiré nuevamente, frustrado, coloqué el teléfono en la mesita de centro que se encontraba frente a mí y activé el alta voz para poder escucharlos mientras retiraba mi saco y aflojaba mi corbata, aún no sabia en dónde dormiría.

—Está loca —Escuché decir a Boun al fondo.

—Mew, ¿por qué sigues obedeciendo sus ordenes aún después de lo sucedido? —cuestionó Zee.

—Por favor, Zee, sabes que no me gusta hablar sobre ese tema. —Suspiré.

—No, ¡por favor tú, Mew! ya basta de obedecerle, tú estás herido. Recuerda que la herida de tu rostro es profunda y el roce del disparo molestará tu abdomen unos días. —Concluyó Perth, molesto. Tomé el celular desactivando el alta voz y llevándolo a mi oreja de nuevo, pues no quería que el agente escuchara información que no le concernia.

—Escúchame, Mew —habló Prem —, tú no puedes simplemente seguir trabajando con ella y siguiendo sus órdenes haciendo como si nada ha pasado —bufó molesto.

—Por favor, señor, comprenda que nos molesta que ella venga tan feliz de la vida a nuestra unidad a dar órdenes simplemente como si fuese la mejor supervisora de equipo, siempre se ha jactado de nuestros méritos como equipo pero nunca ha tenido nada que ver con ellos —habló Mark, con su voz pasiva pero con un tono de molestia.

—Basta, niños. — Los corté, riendo, pues en muchas ocasiones los llamaba así y Zee se molestaba ya que él es mayor que yo, pero aún así no me importaba, él también estaba bajo mi cuidado. —Ella acude a nosotros cuando necesita algo, así que estoy muy seguro que ésta vez necesita de mí, por lo cual también de ustedes ya que somos un paquete completo.

—¿Quieres que lleguemos mañana por la mañana? —preguntó Prem.

—Imagino que eso es lo que ella quiere, que lleguemos por la mañana —dijo Boun.

—Así es —confirmé, soltando un suspiro.

Llegarémos por la tarde entonces — Perth intervino, y podría jurar que su rostro estaba adornado con esa sonrisa malvada que lo caracterizaba. —. Para ser franco, no quiero volver a verle la cara a esa mujer.

—Ninguno lo quiere —apoyó Mark.

—Pero tampoco planeamos dejarte solo —agregó Zee.

—Ya escuchaste, Mew —dijo Boun.

—Nos vemos mañana en el aeropuerto a las tres de la tarde —dijo Perth —. Aaah, y Mew.. —alargó la pronunciación de mi nombre.

—¿Mm? —formulé, nada más.

—Cuida de tu herida ésta noche, al menos hasta que yo llegue mañana y pueda curarte, sabes que no soy el mejor pero tengo unos conocimientos de medicina. Sin más que decir nos vemos mañana. —Cortó la llamada sin dejarme responder.

Suspiré de nuevo frustrado, el rendimiento me estaba matando y el dolor en mi rostro debido a la herida me estaba jugando una mala pasada, toqué con mi mano la parte en que se encontraba mi herida. Ardió.

—¿Eran sus hijos? —preguntó, aquel agente que salió Dios sabrá de dónde. Llevaba puesto lo que deduje era su pijama, pues eran unos pantalones de seda color azul marino, combinados con una camisa manga larga de la misma tela, en sus manos llevaba una pijama de la misma tela pero de color negro brillante. —Tenga, lo hará dormir muy cómodo, su habitación será la que está junto a la mía, la cama es hortopedica por lo cual dormirá como un bebé. —Sonrió, mientras se dirigía a uno de los tantos estantes que había en la sala.

—Gracias —susurré, mientras sentía las fibras de la suave tela de la pijama bajo mis dedos.

Se sentó a mi lado con una caja color plateado y una cruz roja dibujada en el centro, se acercó poco a poco a mí mientras abría esa caja. Mi corazón comenzó a latir frenéticamente al sentir su cercanía, mi rostro comenzó a arder tan repentinamente, incluso las puntas de mis orejas se sentían calientes.

—Durante un tiempo estudié medicina, aprendí al menos lo necesario o lo que más me precisa en este momento... —comenzó a hablar, sonriendo de nuevo. De verdad rogaba al cielo que me permitiera acostumbrarme y soportar esa sonrisa mientras que a la misma vez rogaba que el tiempo que debo pasar con este agente sea el más corto posible —lo cual es saber curar una herida. —Comenzó a retirar la gasa que cubría la herida en mi rostro.

Sacó unos cotónetes y los sumergió en un líquido negro con café, limpió poco a poco mi herida y cambió la gasa, tenía mucho tacto al hacer las cosas.

—G-Gracias —Me levanté del sofá pues ya no soportaba los inexplicables y tan frenéticos latidos de mi corazón.

—E-espere... —Me detuvo, tomando mi brazo —aún falta una herida. —Miró mi abdomen por sobre mi camisa.

Mi corazón se aceleró aún más y tragué grueso. ¿Cómo lo sabía? Creo que desactivé el alta voz muy tarde.

—E-ese es solamente un roce de bala, e-está todo bien —balbucee, tratando de librarme de la situación.

—Una herida es una herida y debe ser curada como tal, así que tome asiento y retire su camisa, por favor.

—... — Poco a poco desabotone mi camisa y me la quité, me recosté en el sofá para esconder mi espalda y permanecí inmóvil al sentir su tacto de nuevo, todo esto, estas sensaciones nuevas y extrañas que este chico me provocaba me estaban aturdiendo.

¿Qué te está sucediendo, Suppasit? Me cuestionaba a mí mismo.

—Listo —Sonrió nuevamente al terminar de curar mi herida.

Me puse de nuevo mi camisa para cubrir mi espalda y quise agradecer pero algo peludo sobre mis pies me hizo saltar y gritar del miedo. Caí sentado de nuevo en el sofá y me giré para ver la escena en la que el agente levantaba a una bola de pelos pequeña que daba ladridos mostrando esos diminutos colmillos blancos.

—¿Q-Que e--?

—Veo que ya despertaste, Chopper — Le dijo a su perro al cual acariciaba con sus manos —. Tranquilo, detective, no muerde. —Dejó salir una sonrisa burlona.

—Sí, sí, que gracioso. —Rodé mis ojos y tomé mi pijama para ir al dormitorio que me tocaba.

—Buenas noches. — Lo escuché decir.

Al cabo de unos minutos me encontraba ya duchado y acostado en la cama, mirando hacia el techo cuando de pronto sentí como algo se movía sobre mi largo cabello, poniendo mis nervios de punta esperando que no fuera lo que imaginaba.

[Pov: Gulf]

Me encontraba acostado en mi cama viendo al techo y recordando ese preciso momento en el que ví sus ojos por primera vez, ese momento en el que me atrapó su cuerpo tonificado, el intenso tono castaño de su cabello y su complexión tan varonil, la cual adornaba un chaleco antibalas. Todavía recuerdo cómo me perdí en esa hermosa sonrisa que iluminaba hasta el cielo.

Tragué grueso y mi corazón se aceleró aún más cuando recordé el momento de hace unos minutos en el que ví su cuerpo semidesnudo frente a mí. Su abdomen tonificado, cerré mis ojos tratando de revivir ese momento en el cual mis dedos tocaron su piel por primera vez.

De pronto unos gritos despavoridos me bajaron de golpe de mi nube.

—¡¡AAHH!! ¡¡AAHH!! — Mew gritaba al lado de mi habitación.

De forma inmediata y casi tropezando me lancé de la cama y fuí hasta su habitación, quedándome inmóvil ante la imagen de Mew abrazando la cobija, mientras daba unas pequeñas patadas en el suelo.

—¡¿Qué ocurre?! —pregunté asustado.

Al percatarse de que estaba en su habitación se acercó a mí, asustado y exaltado, dijo:

—¡¡G-Gulf!! ¡¡¿Qué es eso? ¡¿Qué es?! —Continuaba histérico, mientras señalaba con su dedo una figura negra de más o menos dos centímetros y medio de largo. No pude evitar soltar una risa al ver lo que señalaba, me causó tanta ternura que sentía morir.

—Solo es una cucaracha, detective. —Me giré para verlo y seguí riéndome, él abrió más sus ojos y me miró sin cambiar su expresión .

—¡M-ma-mátala! Estaba sobre mi cabeza. ¡MÁTALA! —decía, aún asustado, horrorizado más bien.

Juro que lo intentaba, pero no podía contener mi risa, este hombre de verdad era un caso.

—Primero déjeme entender, señor Suppasit —hablé, tratando de sonar claro en medio de tanta risa —... a diario captura ladrones, se enfrenta a psicópatas de cualquier magnitud, recibe heridas, roces de balas pero una simple criatura inofensiva y diminuta, ¿lo hace gritar así? — Él me miró molesto.

—Solo mátala, ¿quieres? —Apretó más la cobija entre sus brazos T-Tengo una severa fobia con esos animales, ¿ok? — La expresión de su rostro no cambió ni un poco.

Con mi sonrisa aún en mi rostro me dirigí hacia el animal, el cual de inmediato voló provocando un grito más fuerte y despavorido por parte de Mew, ya no podía soportar más y una sonora carcajada abandonó mi garganta, seguida de varias más, hasta que mi estómago dolió.

¡Ups!, se fué — Apenas pude hablar entre risas.

—N-no volverá, ¿verdad? — La expresión en su rostro y el tono en su voz lo hacían verse jodidamente tierno. Aún sosteniendo la cobija, podía ver sus dedos pálidos por la fuerza que ejercía al apretar aquella pobre tela.

—Mañana llamaré a los de control de plagas y pediré que fumiguen mientras no estamos, ¿ok? Ese cruel animal no volverá a hacerle daño. — El muy evidente tono de burla, mientras limpiaba pequeñas lágrimas que salían de mis ojos a causa de la risa, no pasó desapercibido por él.

—Eso no es gracioso. —Aclaró su garganta y dándome la espalda regresó a la cama.

—"Muchas gracias, agente por salvarme". -Oh, no fue nada —Actué, creando un monólogo en reproche hacia él. Uno que, por la expresión en su rostro sí pareció entender.

—Ella se fue sola, no creo que me hayas salvado —respondió, entendiendo que era debido a él lo que hice.

—Descanse, agente —hablé bajito, saliendo de la habitación y cerrando la puerta. Dejando soltar a la vez mis carcajadas, mi corazón se estremeció al recordar que por primera vez aquel detective había pronunciado mi nombre, esa escena jamás en mi vida podría olvidarla, era como una bolita de ternura envuelta en una gruesa capa de rudeza y frialdad.

—No es gracioso —Lo escuché decir al fondo, sonriendo labial ante eso, simplemente continúe el camino hacia mi habitación.




꧁ (•••) ꧂



[Pov: Mew]

Me desperté a la mañana siguiente, descansado. Un exquisito aroma llenó mis fosas nasales, al recorrer la habitación con mi mirada recordé en qué lugar me encontraba, y al recordar el momento tan vergonzoso de ayer me quería sumergir en la cama o mejor aún, que me tragara la Tierra.

—Dios —susurré, pensando con qué cara lo vería este día. De pronto el sonido de la puerta siendo tocada me sacó de mis pensamientos.

—Buenos días, detective. —Entró el agente ya vestido con su traje negro y con su cabello hacia atrás y las mismas ondas cayendo a sus costados.

—Buenos días. — Luego de observarlo durante unos segundos, me percaté de que llevaba consigo un traje azul oscuro el cual colocó sobre la cama y una bandeja de desayuno que dejó en la mesa al lado de la cama.

—Quise traerle el desayuno pues pensé que necesitaba recobrar fuerzas después de toda ese energía que dejó ir anoche debido al susto —Sonrió burlesco y no pude evitar pensar si era mi fan o mi hater.

—Me alegro que le cause gracia, pero, ¿podría guardarla solo para usted mismo? —dije, un tanto molesto y aún avergonzado. —Muchas gracias por el desayuno, ahora mismo me ducharé y cambiaré. —Comencé, retirando la cobija. Él me respondió con un asentimiento de cabeza y una suave sonrisa.

—Son las 11:00 am, Coates quiere vernos en la sede a las 12:30, sin más que decir me retiro. Iré por unos recados y volveré por usted a las doce. Buen provecho, señor. —Salió sonriendo de ahí.

Me duché, sequé mi cabello y me dirigí a tomar mi ropa, recordé que siempre me pongo perfume antes de ir al trabajo pero Sam ni siquiera me dió tiempo de eso al traerme aquí. Al tomar el pantalón un pequeño frasco de lo que parecía ser loción cayó sobre la cama y junto a ello, una nota.

"Imaginé que por la prisa no pudo traer nada, eso implica una loción, así que aquí le dejo esta, es una de mis favoritas, contiene el aroma que más me enloquece... mi favorito. Tómelo como un obsequio de bienvenida.

Espero le guste."

Gulf

Sonreí inconscientemente ante tal gesto, y sin esperar más proseguí a cambiarme. Al cabo de unos minutos me encontraba en la cocina lavando los platos de mi desayuno casi almuerzo.

El reloj apuntaba las 11:57, por lo cual restaban solamente tres minutos para que él volviera. Al recordar eso mi corazón volvió a latir tan rápidamente solo de pensar en que en un momento llegaría. Llevé mi mano a mi pecho y suspiré sintiendo la calidez y confusion de ese extraño sentimiento.

Al cabo de unos minutos la puerta se abrió dejándome ver esa masculina y sexy figura de nuevo. ¿Sexy? ¿Que diablos me sucede?

—Bastante puntual, eso es bueno — Esta vez fuí yo quien inició la conversación, poniéndome de pie y tomando mi saco.

—Realmente odio la impuntualidad. —Sonrió de lado —Mi ropa le sienta bastante bien, detective —Su mirada se posó en mí, mientras me estudiaba de pies a cabeza, lo cual me puso aún más nervioso. Todo esto no tenía sentido para mí pero nada detenía los latidos acelerados de mi corazón. —Y ese olor... —Cerró sus ojos y curvó sus labios en una sonrisa.

—Ejem —Tosí —¿N-nos vamos? —Sin esperar más, comencé saliendo rápidamente, escuchando su escandalosa risa de fondo.

×

×

×

El camino a las oficinas del FBI lo hicimos en completo silencio, necesitaba que llegara mi equipo para no sentirme como un pollito comprado.

Al cabo de unos treinta minutos llegamos a nuestro destino, Sam nos esperaba en la entrada con los miembros del equipo de Gulf.

—Me alegra que hayas sobrevivido —dijo, mirándome, la ignoré olímpicamente y caminé de largo. Gulf se quedó junto a ella, subí al ascensor y justamente cuando éste iba a cerrar sus puertas el agente pelinegro ingresó.

—A usted no parece agradarle la jefa, Coates. —Presionó el botón con el número cuatro.

—No me agrada pero tampoco me desagrada, simplemente es un ser humano más que existe en el mundo —respondí, estoicamente.

—Eso no parece ser tan amable de su par--

—Mira, niño, —Me giré hacia él y lo pegué a la pared del ascensor, con mi pulgar golpeaba su pecho, y dije: —créeme que me costó tanto el poder llegar a sentir eso por ella, el hecho de que su existencia no importe para mí, me llevó años borrar o al menos guardar el rencor que un día ella misma provocó, sino sabes nada no opines. —Di el último golpe en su pecho con mi dedo.

Gulf simplemente miró hacía el suelo y se disculpó en voz baja, bastaron segundos para que me sintiera un idiota por como le hablé.

Llegamos al cuarto piso y de inmediato me dirigí a buscar un café, quince minutos más tarde Coates llegó al cuarto piso e ingresó gritando mi nombre. El agente me había hecho recordar parte de mi pasado junto con el odio que le tuve y que aún sé que le sigo teniendo a Samantha.

—Son casi las dos de la tarde y tu equipo aún no llega, Suppasit. —Se dirigió furiosa hacia mí, le dí un sorbo a mi café amargo y no respondí. —LES DIJE QUE ESTUVIERAN AQUÍ TEMPRANO POR LA MAÑANA ¡¿ME PODRÍAS EXPLICAR POR QUÉ AÚN NO LLEGAN?! — Sus molestos gritos llamaron la atención de todos los agentes presentes.

—Simple, —Me encogí de hombros —porque podrás ser la supervisora de nuestro equipo, más no eres su jefa, su jefe soy yo y ellos solamente siguen  mis órdenes. — Le dí otro sorbo a mi café y me di cuenta como Gulf me miraba asombrado, todos ahí la trataban con respeto. Yo la tuteaba pues fuimos compañeros y sí, la respetaba pero no como ellos.

—Pero--

—Escúchame, Coates. —Coloqué mi café sobre una mesa —Tú sabes que mi equipo JAMÁS obedecerá a alguien que no sea yo, ni siquiera a tí. Los conoces y sabes que prefieren perder su trabajo antes que cumplir una orden tuya, que te quede muy claro que si ellos vendrán es porqué yo se los pedí. Ahora bien, necesito un auto porque en unos minutos tendré que ir y recoger a mi equipo. —Tomé mi café y pude darme cuenta como todas las miradas se posaban sobre mí, cosa que me incomodaba demasiado.

—Mew... —Ignorando su llamado y todo lo demás a mi alrededor, salí de ahí, dirigíendome al balcón de aquel lugar.

Permanecí en ese lugar alrededor de unos treinta minutos, miré la hora en mi reloj y me dispuse a ir por mi equipo, me dí la vuelta quedando de frente y muy cerca del agente pelinegro quien al verme de nuevo puso esa sonrisa.

—¿Tú no te cansas de sonreír? ¿Acaso tus mejillas no duelen demasiado debido a eso? — Por supuesto que mi pregunta fue sarcástica.

—Apenas ayer descubrí este modo sonriente, no veo por qué debería dolerme —respondió, encogiéndose de hombros, lo miré sin entender a qué se refería.

Rodé los ojos, pero sintiendo una extraña sensación en mi pecho.

—¿Se te ofrece algo?

—Son las 2:45 de la tarde, detective, estoy aquí para llevarlo por su equipo. —Sonrió. Realmente no podría despegarme de este chico, ¿verdad?


×

Salimos del edificio y nos dirigimos al aeropuerto, a las tres en punto exactamente estaban dando paso al aterrizaje del Jet privado de CUÁNTICO. Sonreí al saber que mi equipo ya estaba ahí y que ya no sería necesario traer pegado a este agente todo el tiempo.

De reojos pude ver como Gulf me miraba, me incomodaba y mis nervios aumentaban pero no dejaría que eso se notara pues mi equipo iba llegando y lo que menos quería era que ellos se dieran cuenta que este niño pelinegro me ponía nervioso y alteraba mi mundo sin siquiera yo ser conciente.

Poco a poco bajaron del Jet y se dirigieron a mí, nos abrazamos como si hubiesen pasado siglos sin vernos. Perth rápidamente se dedicó a revisar la herida de mi rostro y dijo que todo estaba bien. Gulf lo miró un tanto irritado pero no dijo nada, era primera vez en todas estas horas que veía serio a ese agente, me sorprendió verlo así.

¿Me había acostumbrado ya a su empalagosa sonrisa? No, eso no podía ser.

Cuando todos se dieron cuenta de la presencia de Gulf, me miraron seriamente y con gestos curiosos. Me giré hacia él y orgullosamente, hablé:

—Muy bien, Gulf, te presento a mi equipo. —Creo que por primera vez un tanto amable —Él es Boun Nopanut, detective especial. Prem Warut es nuestro relacionista público. Zee Pruk es un ex-agente del FBI, ahora es detective en nuestra división. Él es Perth Tanapon, sabe un poco de medicina así como tú, y por último pero no menos importante, él es Mark Siwat, nuestro analista técnico. —Finalicé, y me giré a mis chicos. —Chicos, él es Gulf Kanawut, agente especial del FBI, encargado de la sede de Washington.

—Mucho gusto —dijo mi equipo, al unísono y se inclinaron ante Gulf.

—El gusto es mío, detectives —respondió Gulf, devolviéndoles el gesto de respeto, pero completamente serio, lo cual realmente me sorprendía.

—¿Qué tal la bruja, Mew? —preguntó Perth, mientras se abalanzaba a mí y me abrazaba por los hombros provocando que Gulf lo mirara molesto, Perth se dió cuenta de dicho detalle y alzó su mirada hacía Gulf, sin soltarme y levantó una ceja.

—Molesta porque no llegaron temprano. —Reí y crucé mi brazo por la espalda de Perth para distraerlo y que dejara a Gulf en paz.

—Muero por ver su cara de enojo — Se burló —, fastidiar la vida de las demás personas es mi pasión. —Miró a Gulf, quien estaba más serio que un soldado romano.

—Deben controlarse, no caigan en sus provocaciones y es una orden — Los miré a todos y alcé una ceja.

—Los autos están listos, ¿ya podemos irnos, detective Jongcheveevath? —preguntó Gulf, seriamente, provocando que me asombrara pues desde que llegué era primera vez que me hablaba así de serio y por ese apellido. Ignorando el disgusto que me causó su forma tan formal de llamarme, asentí con la cabeza y salimos del aeropuerto.


×|



Llegamos a la sede y subimos todos juntos, Gulf iba tras nosotros junto a Mild y Mike si no mal recuerdo sus nombres. Al llegar al cuarto piso Coates nos vió con una cara de odio a los seis.

—Bienvenidos. —Saludó, con un tono de dejadez —Se les esperaba más temprano. —Su tono pedante no pasó desapercibido por nadie.

—Pues disculpará usted —habló Perth porsupuesto, imitando el tono de su voz —la orden de nuestro jefe... —Me miró —fué que nos presentáramos hasta tarde. —Sonrió

—Con todo respeto, señora — La voz de Mark llamó nuestra atención —, ya estamos aquí, aunque aún no conocemos la razón del "por qué".

—Exactamente, Coates —intervine —. Mi equipo ya está aquí así que, dime, ¿a qué se debe tanto alboroto?

—Kanawut —masculló ella. Gulf la observó de reojos, rodando los mismos. Se dirigió aún con su seriedad a nosotros, y dijo:

—Por aquí, por favor, detectives —Señaló lo que parecía ser una sala de juntas. Ingresamos a ésta y de pronto Boun me tomó del brazo.

—¿Pero qué es esto? ¿Morton? —Me miró sorprendido, causando que mis nervios aparecieran.

Edición 2020dijo Gulf, sonriendo nuevamente, provocando que yo lo mirara con mis ojos bien abiertos y todo mi equipo se girara hacia mí para verme con enormes signos de interrogación flotando en sus cabezas.

—¿Pasaste la noche con él? —preguntó Perth, seriamente. Todos me miraban y lo miraban a él seriamente como si quisiesen asesinarlo, incluído Mark.

—S-Sí... digo, n-no... es decir... sí la pasé con él... pero... quiero decir, en su apartamento, más no con él. — Ni siquiera yo mismo había comprendido perfectamente lo que dije. Miré a Gulf quien se moría de la risa en este momento. —No es lo que parece. —Aclaré mi garganta, dándole una sonrisa nerviosa a mi equipo.

—Nada en éste mundo es lo que parece, esa es una de mis lociones favoritas —dijo Gulf, saliendo sonriente de la habitación y regalandole una mirada asesina a Perth.

Zee y Perth se miraron al mismo tiempo y se echaron a reír, seguidamente de ellos los tres restantes también, al parecer todos menos yo habían entendido algo que yo no comprendía aún.

—¿Acaso ese chico está celoso por... Mew? —Perth cuestionó, riendo.

—Vaya que sí —comentó un risueño Prem.

—Tienes mucho que contarnos, amigo — Zee apretó mis hombros. Mark solamente se reía como los demás y Boun me miraba aún incrédulo.

—Yo no sé que ocurre —hablé en mi defensa —. Ayer cuando llegué, Coates de inmediato me trajo aquí y me dejó con él, cuando quise presentarme él me presentó por mí, e-es decir, él dijo mi nombre completo y todas mis ocupaciones, fue extraño... demasiado. —Fruncí el ceño.

—Tú no sabes qué ocurre pero yo sé lo que puede ocurrir, y eso es que ese chico me matará si me ve contigo —bromeó Perth, continuando con su risa. Todos nos echamos a reír pero nuestra risa se vió interrumpida con la llegada de Coates a la oficina.

—Miriam Athapat, veinte años de edad, estado de Olimpia. Su cuerpo fué encontrado el día de ayer a las afueras de un bar, desaparecida hace seis meses. —Concluyó, poniendo imágenes de la chica en la pantalla grande de la oficina. Se tomó un tiempo, a lo cual Gulf se ofreció a ayudarla.

—¿Eso es todo? —preguntó Zee, dirigiéndose a Sam —. ¿No hay más víctimas?

Todos la miramos curiosos, los ojos de Sam parecían cristalizarse poco a poco, llevó su puño a su boca y miró al suelo.

—No hay más víctimas, detective —intervino Gulf —. La chica tenía un mes de embarazo cuando desapareció. —Su seria expresión provocó que todos nos miremos sorprendidos. —El cuerpo de la chica fué encontrado sin vida, el médico forense determinó que la causa de muerte fué debido a hambre y sequía. Todo su cuerpo tenía laceraciones, sus muñecas tenían pequeños cortes alusivos a intentos de suicidio. —Mientras informaba, una serie de imágenes del cuerpo de la víctima aparecían en pantalla.

—Esto no es narcotráfico —soltó Perth.

—Mucho menos tráfico de órganos —agregó Zee.

—Muchísimo menos es una trata de blancas —dijo Boun, siguiéndoles el juego.

—No es necesario que nos quedemos —dijo Prem, mientras me miraba.

—No entiendo, ¿qué caso tiene resolver esto si ambos ya están muertos? —cuestionó Mark, refiriéndose a la chica y al bebé.

—Encontramos el cuerpo de la chica, más no al bebésoltó Gulf, dejándonos a todos atónitos.

Los agentes de Gulf, quienes también se encontraban en la sala de juntas, nos miraban con admiración pero a la vez con desagrado.

—Aún así, no tenemos por qué quedarnos —exclamó Perth. Coates solamente guardaba silencio y continuaba mirando al suelo.

—Ésto no es nuestra especialidad y lo sabes —hablé, mirando a Samantha y poniéndome de pie junto a mi equipo que ya se encontraba de pie.

—Son la mejor unidad de análisis de Estados Unidos, son los mejores detectives del país, por eso los traje. Sé que no es su especialidad pero si pudieron con un psicópata sé que pueden con esto también. Sé que ustedes pueden hacerlo.

—A ver, Coates, —intervino Perth —¿en serio crees que te encuentras en posición de pedir la ayuda de Mew después de lo que le hiciste? — Su molestia fue evidente para todos.

—El bebé... ayúdame a encontrar al bebé. Mew,... ¿por favor? —ignoró la pregunta de Perth. Boun golpeó fuertemente la mesa.

—¡VAYA! ¿AHORA SÍ TE IMPORTA LA VIDA DE UN BEBÉ? —gritó molesto, provocando que todos nos sorprendieramos, pero sobretodo Gulf y su equipo.

Por un momento me perdí en mis pensamientos, los recuerdos volvían después de años.

FlASHBACK
(3ª persona)

—Te amo, sabes que jamás te dejaría ¿verdad, Mew?

—Lo sé, cielo.

—Muy bien, cariño, regresaré temprano para preparar tu cena favorita. —Depositó un casto beso en los labios de Mew.

°

—Por favor, despierta — Mew movía el cuerpo de la persona ya sin vida, mientras lloraba —. Dijiste que no me dejarías, debes despertar, por favor — lloraba incontrolablemente —hazlo por nosotros. ¡¡DESPIERTA!!

FIN DEL FLASHBACK

Mis ojos se cristalizaron tan solo de recordarlo nuevamente, al fondo escuchaba la voz de Zee llamarme.

—¡MEW! ¿Estás de acuerdo?

—¿Con qué? —respondí, dándome cuenta que todos, pero sobre todo Gulf, me miraban con preocupación.

—En que nos retiremos ya —Se giró hacia Sam —, este caso no nos concierne. La CIA no puede ir trabajando casos al azar solo porque se te antoje. —Bufó.

—Por favor, Mew. — Samantha se levantó histéricamente de la silla —Ayúdame a encontrar al bebé.

—¿Segundo apellido de la víctima? —pregunté a Gulf, sin dejar de ver a Coates, esperando que fuese lo que imaginaba.

—Coates, detective —respondió él, mirando a Sam. Todos la observaron con sorpresa, y Coates comenzó a llorar.

—Ese bebé es mi sobrino, por favor, ayúdame a encontrarlo, Mew —pidió, mientras lloraba. Los chicos me miraron esperando mi respuesta.

—Me quedo —solté, mirando a mi equipo.

—¡Pero, Mew! — Perth bufó furioso.

—¿Estás loco? —reprochó Zee.

—Ese bebé no tiene la culpa de nada. Merece vivir como todos. —Miré a Sam, quien continuaba llorando —¿Estás segura de que el bebé aún vive?

—Yo lo sé, Mew —respondió, sollozando.

—Chicos, pueden regresar si gustan
Yo me quedaré.

—Jo, eres un imbécil —masculló Boun, molesto —. Si tú te quedas nosotros también y lo sabes. — Sus palabras provocaron que Gulf y todos los de la habitación sonrieran.

—Esto, en ningún momento es por tí — Perth miró a Coates —Recuérdalo.

—Ahora bien, si la chica tenía un mes de embarazo y desapareció hace seis meses, pero el bebé no fue encontrado junto con ella, eso quiere decir que, ¿su bebé nació prematuro? —Indagó Zee.

—Tal parece que sí —respondió Gulf. El chico de corte de hongo comenzó a ubicar fotografías del cuerpo de la víctima por toda la mesa —. Como pueden ver, el estómago de la chica está abierto a la mitad. — Todos miramos el mismo lugar en la fotografía.

—¿Lo que significa? —preguntó Perth. Gulf lo observó indiferente, pero aún así, respondió:

—Cuando una mujer presenta complicaciones en el parto para tener un bebé, se le aplica una cesárea, la cual consiste en abrir su vientre horizontalmente para poder extraer al bebé —explicó.

—La verdad hay algo que no me cuadra —susurró Boun.

—También a mí —respondió Gulf.

—El útero no está en su tamaño normal —solté, mirando una foto del cuerpo abierto de la víctima.

—Sus secreciones vaginales no están rosadas, muestra evidente de que no estaba preparada para dar a luz. — Esta vez habló Gulf —A través de la vagina puedes sentir si gotea, pero en el reporte del forense eso no está especificado.

—Lo más probable es que se hayan roto las membranas que rodeaban al bebé, ésto se reconoce como romper aguas o rompimiento de fuente. El líquido amniótico suele salir al exterior unas horas antes de dar a luz. Pero ella no rompió fuente, tal parece que el bebé nació antes de tiempo, pero... —Continué examinando la foto, sintiendo que había algo que faltaba.

—Lo mismo pensé, es decir, por el reporte del médico forense el embarazo no era de alto riesgo y por alguna razón el bebé se estaba criando sin complicaciones en el vientre de su madre, por lo cual no había razones para nacer prematuro. —Concluyó Gulf.

—Lo que quiere decir que lo obligaron a nacer antes —Sisee, intrigado, pero todos los demás lograron escucharlo, eso era lo que faltaba. —Nuestro ignoto realizó una cesárea obligatoria. —Concluí.







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Qué loco ¿No? 😳

¿Seguirá el bebé aún con vida?
¿Qué habrá ocurrido en el pasado de Mew y qué tiene que ver Samantha con eso?

Sigamos leyendo ésta interesante historia para averiguarlo.

Hasta aquí el capítulo de hoy, espero les guste. No olviden  que siempre espero por sus comentarios, gracias por leer mi historia, sin más que decir, espero disfruten el capítulo y nos leemos a la próxima.

Bye.🥰😚

Posdata: ¿A alguien más le encantó como Mew y Gulf reforzaban la teoría del otro? 😍 sin duda alguna se complementan a la perfección.🤭☀🌻.

[Publicado: 29/05/21
Corregido: 31/05/23]

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