
𝟶𝟺. ━𝚢𝚘𝚞 𝚜𝚑𝚘𝚞𝚕𝚍 𝚋𝚎 𝚜𝚊𝚍.
I gotta get it off my chest.
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La Isla de los Perdidos seguía siendo igual a como Evie la recordaba: edificios cubiertos de umbría; calles "desiertas" a simple vista; villanos escondidos en cualquier esquina a la espera de una presa; niños robando de aquí hacia allá; y principalmente, dolor en las personas. Evie no se fijaba en nada más importante que los sentimientos de las personas. Veía a cada niño correr a robar con miedo, necesidad, obligación, y sólo quería regalarles un inmenso castillo lleno de dulces y juguetes. Ella ya había pasado por eso, ya sabía lo que se sentía tener hambre y no poder comer nada, y definitivamente, le dolía saber que más niños siguieran en aquella situación.
Jay y Carlos caminaban detrás, Evie iba delante observando a todos lados en busca de Mal. Por cómo la conocía, sabía que a esas alturas de Mal estaba seguramente andando por alguna calle sin rumbo pensando en las miles de cosas que posiblemente le atormentaban; y no fallaba, Mal hacía eso.
Evie dobló la esquina lanzando un sonoro y largo suspiro y se detuvo en seco logrando observar claramente hacia algo. Sus orbes marrones veían fijo la escena, la analizaban de punta a cabo notando lo tanto que aquello le transmitía un agradable sentimiento. Siempre había sabido que Mal era una gran chica, pero al ver aquello, se había asegurado aún más.
Esa capacidad de levantar a alguien cuando tú estás incluso más por debajo...
Y allí estaba ella, agachada en frente de un niño que lloraba. Evie no sabía la razón, pero seguramente le habían pegado algunos golpes por los moretones que Mal le acariciaba en el rostro. Ella le decía algo y sonreía, el niño reía por unos segundos y luego volvía a limpiarse las lágrimas como si siguieran doliéndole los golpes al sonreír; y Mal seguía allí, dándole una especie de consuelo que Evie recordaba muy bien porque ella misma se lo había dado cuando Maléfica la golpeaba.
Habían vivido tantas cosas duras hacía apenas unos años atrás, que Evie no podía ni creer que aquello por fin se había acabado.
El chico corrió y Mal lo despidió en un adiós con la mano. Ahora estaba parada. Su pelo seguía siendo rubio con las puntas moradas, aunque llevaba su clásica ropa de villana y su sonrisa ladina. Evie no podía negar que aunque Mal no conservara su antiguo estilo con el cabello morado, se veía hermosa así.
La miró una vez más y parpadeó lentamente: ¿podría dejar a alguien como Mal ahogarse en su propia mente? No podía, no quería, y no lo haría.
Con sus pupilas posadas en aquella chica inhaló profundamente llenando sus pulmones de aire: ¿perdía algo al luchar por la felicidad de su mejor amiga? No lo hacía.
—Mal.
Y con aquella siemple palabra la respiración de Mal se detuvo y su corazón también. Entreabrió la boca absorbiendo aire por allí y giró la cabeza lentamente hacia el lugar del cual había provenido aquel llamado. Mal reconocería esa voz aunque estuviera en coma; Mal sabría distinguir de cualquier pronunciación normal, el como aquella persona arrastraba la "l" de su nombre con su hermoso acento; Mal vería aun en la oscuridad, el hermoso brillo que aquellos orbes mates le daban iluminando su sombría alma.
Evie siempre sería la luna de la noche de Mal. Evie siempre sería las estrellas del cielo de Mal.
—Evie...
Y Evie lo vio: vio el dolor de Mal al decir su nombre; vio la forma en que sus labios se unieron intentando encerrar un sollozo; vio la forma, en que sus ojos verdes se aguaban poco a poco queriendo huir de su mirada.
"I gotta get it off my chest."
Su dolor llegó hasta Evie; las punzadas de su pecho también; su mismísima soledad, Evie la absorbió.
No pudo más con aquello y la abrazó. Era tan fuerte aquel calor que Mal sintió que no debía salir de su pecho nunca más; era tanta la firmeza de sus brazos que Mal no quiso caerse otra vez; era tanto su amor, que Mal sintió que de verdad tenía a alguien, que de verdad tenía a Evie.
Evie no quería dejarla sucumbir en la oscuridad.
Evie no quería dejar que Mal se cortara las alas.
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(...)
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El silencio en la guarida siempre era el mismo con o sin personas dentro. El lugar seguía manteniendo su umbría y su constante oscuridad incluso cuando Evie había encendido su anterior lámpara roja. A Mal no le gustaba la luz, pero se sentía incapaz de protestar al tener a Evie cerca.
Mal estaba parada al lado de la ventana, con los brazos cruzados sobre el pecho y la espalda recostada a la pared; Evie estaba cerrando la puerta, y al dar un giro para avanzar hacia Mal, se topó con su invencible mirada verde.
Habían tantas cosas en los ojos de Mal que Evie no supo a qué sentimiento aferrarse para hablarle, sentía una mezcla de emociones perturbando la paz mental de aquella chica; y si algo tenía claro, era que quería ayudarla.
—M... —Caminó hacia ella con decisión. Sus labios rojos estaban separados queriendo decir más—. ¿Qué sucede exactamente contigo?
—¿Ben sabe que estoy aquí?
—M... No esquives mi pregunta.
—Responde a lo que te pregunté, Evie.
Evie suspiró con una expresión de molestia. Mal estaba sólo en su propia cabeza, estaba siendo cerrada y terca, así no podría sacarle nada.
—No lo sabe. —Buscó verla a los ojos pero Mal veía por la ventana—. ¿Puedes mirarme cuando te hablo al menos?
Mal giró la cabeza y miró a Evie a los ojos. ¿Qué tanto sentía al hacer eso? Era indescriptible el revuelo de sentimientos que deseaban salir por la boca de Mal en aquel momento.
—Lo mejor. —Mal volvió a mirar por la ventana rompiendo el contacto visual—. Es tan impulsivo que podría venir a la Isla.
—Pensé lo mismo. —Evie también miró por la ventana—. ¿No lo quieres?
Mal se giró para verla a los ojos. Su respiración estaba agitada y su boca entreabierta al observar a Evie. ¿Cómo podía decirle que se había engañado a sí misma por miedo a ser rechazada?
—No.
Un suspiro de Evie y sin previo aviso tomó ambas manos de Mal sujetándolas con las suyas. Sus miradas convergían y con tanto dolor, Mal no podía decirle lo que sentía y Evie no podía presionarla a que lo soltara.
—Estoy contigo. —Sonrió. Mal se perdió en la forma en la que Evie lo hacía. De tantas sonrisas, la de Evie siempre sería la única que estudiaría a la perfección—. Y quiero que sepas, que no eres la mitad de la mujer que piensas ser.
"No, you're not half the man you think that you are."
La mandíbula de Mal tembló. Presionó sus labios y suspiró. Evie era Evie. Evie era la excepción de todas las reglas.
—No tengo ira, tampoco maldad. —Buscó los ojos de Evie—. Sólo un poco de arrepentimiento.
I'm just glad I made it out without breakin' down.
—No debes arrepentirte de nada por más malo que sea. —Negó levemente con la cabeza—. Cada cosa te construye más. A veces hasta el sufrimiento es necesario.
And then ran so fuckin' far...
—Siento que fui una idiota al alejarme de ti... —Mal ahogó un sollozo y buscó esconderse entre los brazos de Evie—. Eres lo único que siempre ha estado en donde sea para mí.
That you would never ever touch me again.
—Y eso no va a cambiar por nada, M. —Evie buscó ver sus ojos y dejando a Mal con el corazón en la mano, besó cálidamente su frente—. Te amo, no lo olvides.
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