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Audiciones

Una vez JiMin estuvo en el asiento del copiloto, procedió a abrochar su cinturón para luego indicarle a YoonGi la ubicación de su academia, a lo que este último colocaba el auto en marcha.

— Es un lindo auto, parece ser muy costoso. ¿Qué marca es?

— Es un Nissan 370Z Roadster. —respondió el pelinegro mientras permanecía con su mirada puesta en el camino.

— YoonGi, tú... —vaciló en formular su pregunta, pero continuó al sentir como el mayor lo miraba por el rabillo del ojo invitándolo a proseguir con lo que diría—. Tú, no necesitabas el dinero que ganaste en el casino. ¿Verdad?

— Apuesto que lo dices sólo porque estoy conduciendo este tipo de automóvil. Pero tienes razón, no necesitaba el dinero.

— Entonces ¿Por qué? Discutiste y te arriesgaste a que te golpearan sólo por reclamar un dinero que no necesitabas. No lo entiendo.

— No hay nada que entender JiMin. Es sólo diversión, me gustan los casinos, me gusta jugar. Y si te preguntas por qué no cedí mi dinero a esos idiotas la razón es simple, me estaban acusando de tramposo, y no iba a permitir que lastimaran mi orgullo.

— Estás loco, no tienes sentido de la prudencia y racionalidad. Es como si no te importaran las consecuencias de tus acciones. —mencionó el rubio manteniendo su mirada perdida en el paisaje detrás de la ventana.

— La vida es muy corta como para pensar en el futuro cuando ni siquiera lo tenemos asegurado, para mi es una mejor opción vivir el presente y actuar de la manera en que nuestros sentidos nos lo dicta. —respondió con firmeza dando por terminada la conversación hasta que llegaron a su destino.

Finalmente estacionaron el auto delante de un alto edificio con letras grandes en su frente, las cuales formaban el nombre de la academia llamada Academic High Dance.

— Supongo que ya llegamos, puedes bajarte. —mencionó el pelinegro mientras quitaba el seguro de la puerta.

— Muchas gracias. Aún faltan 10 minutos para que inicien las clases, eres el mejor. —agradeció depositando un corto beso en la mejilla del contrario para luego salir rápidamente del auto.

— ¡¿Qué crees que haces?! Yo nunca te di tanta confianza mocoso. —bufó a lo que escuchaba una sonora carcajada del chico quien ya se encontraba cruzando el pórtico del edificio.

YoonGi rodó los ojos y se dispuso a encender de nuevo el auto para girarse vuelta a su apartamento.

[]

El pálido chico había permanecido toda la tarde encerrado en las cuatro paredes de su hogar, sólo se dedicándose a dormir, jugar con su cachorro y escribir algunas partituras. Estas últimas semanas aquél chico había salido muy poco de su casa, pues ya no le resultaba tan divertido salir de noche, o más bien ya no le divertía pasar el tiempo con aquellos molestos chicos que lo llamaban "amigo".

Ya era de noche por lo cual YoonGi se encontraba en la cocina preparando su cena en compañía de su adorado Holly. Apagó la estufa una vez escuchó el timbre de su puerta sonar. 

Se dirigió a la puerta de manera inquisitiva pensando en quien podría visitar su casa a altas horas de la noche. Una vez abrió la puerta no le extrañó ver al rubio con una sonrisa de oreja a oreja a lo que agitaba su mano con entusiasmo.

— YoonGi Hyung, ¿Cómo estás? 

— ¿Qué quieres ahora niño? Estoy ocupado. —habló con cansancio apoyándose en el marco.

— No se comporte tan mezquino. Quiero hablarte sobre algo importante.

— Pues dímelo ahora, tengo prisa.

— No quisiera hablar esto afuera. ¿Puedo pasar? o ¿hay alguien en casa? —preguntó asomándose sigilosamente por la puerta semiabierta.

— No, sólo estamos Holly y yo. Te dejaré entrar, pero que sea rápido.

Luego de cerrar la puerta detrás de sí, ambos chicos se dirigieron a la sala de estar para luego cada uno sentarse en diferentes sillones quedando frente a frente.

— ¿Y bien, qué querías decirme? —mencionó el pelinegro permitiendo a que el chico en frente suyo hablará.

— Toma. —JiMin le extendió un folleto que había acabado de sacar de su morral.

"Becas para principiantes. Contribuyendo en la construcción de la escalera hacia los sueños de futuros grandes artistas. Audiciones próximamente". —YoonGi terminó de leer el folleto para dirigir una mirada de confusión hacia el chico frente a él—. No sé de donde sacaste esto y tampoco entiendo porque me lo estás entregando a mí.

— Nos lo entregaron en mi clase antes de irnos. Pensé que te interesaría. —mencionó sintiéndose incómodo al ver el ceño fruncido de su vecino.

— ¿Por qué crees que me interesaría?

— Cuando nos conocimos tenías una libreta con partituras escritas en ella. B-bueno, también te he podido escuchar algunas veces tocar el piano y pienso que eres muy bueno. —respondió el rubio con su mirada baja mientras jugaba con sus dedos.

— La música sólo es un pasatiempo para mí. Además si realmente me interesara yo mismo fuera pagado una academia, ya sabes que no necesito algo como una "beca".

— ¡Pero esta academia es diferente! Es muy difícil entrar, si no pasas la audición no te dejarán entrar, no importa el dinero que ofrezcas. Tiene altos estándares por lo que es muy reconocida a nivel internacional. —tomó aire—. Yo también espero poder entrar algún día.

— ¿Acaso tú no estudias en esa academia? —preguntó el azabache con una mirada curiosa, a lo que el menor negó con la cabeza posando su mirada en el suelo.

— Yo... en realidad sólo estoy tomando un curso de verano para poder mejorar mi técnica y lograr ser aceptado.

— ¿Tú también piensas audicionar?

— ¿También? Eso quiere decir que lo harás. —su sonrisa se desvaneció luego de ver a su vecino volverse a negar—. Claro que audicionaré, he trabajado muy duro para ser el mejor de la clase. Las personas que se atreven a audicionar son muy buenas, no es como si tenga mucha esperanza en que me vayan a aceptar, pero al menos lo habré intentado.

— Si piensas así, entonces ni siquiera deberías audicionar. Es una mentalidad mediocre el pensar que perderás antes de hacerlo. Si te sientes de esa manera es mejor que no lo intentes.

— Lo dice el que chico que ni siquiera piensa en su futuro. No tienes derecho a juzgarme, por lo menos soy menos cobarde que tú al querer intentarlo. —JiMin colgó el morral sobre su hombro permaneciendo aún con su ceño fruncido.

— No empieces a montar una de tus escenitas. Ya te dije que si no lo intento es porque no me interesa. Así que no quiero hablar más del tema. —volvió a extender el folleto hacia el rubio, el cual suavizó la expresión en su rostro para luego dejar escapar un suspiro.

— Me iré, pero no me devuelvas el folleto, quiero creer que al menos lo pensarás. Buenas noches, YoonGi hyung. —finalizó diciendo esto para luego cruzar el umbral de la puerta cerrando esta última detrás de sí.

[]

En la mañana del primer día del fin de semana, el rubio ahora se encontraba de camino hacia su local de música favorita en busca de algunos vinilos de música clásica. Él se consideraba un chico tradicional y de la vieja escuela, pues amaba las reliquias, prefería usar su tocadiscos antes de utilizar su reproductor de música. 

Una vez entró al local saludó con amabilidad a los trabajadores, para después dirigirse a uno de los estantes de música.

— Cielo, ¿cómo has estado, hay algo en lo que necesites ayuda? —preguntó de forma amable, a la viejecita dueña del establecimiento. 

— Hola Suni nonna, no se preocupe. Sólo estoy buscando Symphony No. 40 in G minor de Mozart, y creo que lo acabo de encontrar. —respondió sonriente a lo que tomaba el disco de vinilo.

— JiMinie, ya sé cuanto te gusta este tipo de música y me encantaría presentarte a alguien, no es uno de mis clientes más frecuentes, pero sí uno muy cercano. —comentó animadamente—. Las pocas veces que viene de visita le gusta tocar el piano y casi siempre es de tus compositores favoritos. Creo que vendrá hoy, al menos eso me dijo ayer, seguro se llevarán muy bien. Te lo podría presentar, a menos de que estés ocupado.

— Woh, eso me encantaría. Justo acabo de salir de mi trabajo de medio tiempo, así que tengo tiempo libre. No he presenciado un "recital" en vivo. 

— Me alegra escuchar eso, iré a realizar unas compras primero. Volveré en un rato, no te muevas.

JiMin permaneció varios minutos en el mismo lugar que le había indicado su nonna antes de salir. Sólo se dedicó a mirar los estantes de música buscando distraerse a lo que esperaba. Giró su rostro al escuchar el sonido característico de una campanilla que indicaba el ingreso de una nueva persona al local.

El rubio conectó su mirada con YoonGi por primera vez desde la pequeña discusión, este último lo miró con cansancio para posteriormente pasar por su lado, ignorándolo por completo. El menor se sintió un poco dolido ante el comportamiento de este; mentiría si dijera que la indiferencia por parte de su vecino estos últimos días no le había lastimado. De alguna manera sentía que debía disculparse, pero no hallaba las palabras correctas para hacerlo.

— H-Hola YoonGi hyung. ¿Cómo estás?

— ¿Sabes dónde está la dueña del local? —preguntó el pelinegro a uno de los trabajadores del local ignorando las palabras del menor.

— Creo que salió a realizar algunas compras, no debe de tardar. Oh, mira acaba de llegar. —señaló uno de los encargados, apuntando hacia la puerta por donde se encontraba cruzando la dueña del local.

— Querido, al fin llegaste. —abrazó al pálido, el cual le correspondió de igual manera—. Veo que ya conociste JiMin. Le estuve hablando mucho de ti, dijo que estaría encantado de conocerte.

YoonGi alzó ambas cejas repasando al rubio con su mirada.

— No sabía que hablaban de ti. —murmuró evitando los ojos que ahora se mantenían fijos en él.

— Esperen. ¿Ya se conocían? —preguntó la de cabellos grises mirando a ambos chicos, viendo como los dos asentían—. Bueno, entonces ya no tengo que presentarlos. —dijo dirigiendo su atención ahora al pelinegro—. Cariño, me prometiste que tocarías algo para nosotros hoy. Apuesto que JiMin está ansioso de escucharte.

El mayor de ambos muchachos vaciló unos segundos, pero terminó accediendo ya que se lo había prometido a su nonna. Se dispuso a sentarse en la butaca que se encontraba al frente del piano, empezando así sus dedos a recorrer con agilidad las teclas de aquél instrumento.

JiMin al igual que los presentes en el local se encontraban hipnotizados por la dulzura y delicadeza, pero a la vez melancólica melodía perteneciente a Spring Waltz de Chopin. Una vez terminó su pequeña presentación —de forma ya habitual— se vio envuelto por aplausos como todas las anteriores veces que había tocado en aquel lugar.

YoonGi, ya empezaba a despedirse de los trabajadores del local, dispuesto a salir del local. Pero fue detenido por su nonna tomándole del brazo e invitándole con una linda sonrisa en su rostro a una cafetería cercana para poder conversar un rato.

[🎶]

El pelinegro ahora se encontraba sentado en una de las sillas de una cafetería llamada Café et gâteaux, permaneciendo con su vista posada en la ventana a lo que soltaba un suspiraba con pesadez. Es verdad que unos minutos antes había aceptado de buena manera aquella invitación, pero tal vez su opinión hubiera sido distinta si fuera sido advertido de la presencia del chico de cabellera dorada, que ahora se encontraba frente a él con la mirada baja jugando con la pajilla de su malteada.

— JiMinnie. ¿No crees que YoonGi estuvo increíble en el local? —preguntó la Sunni en un intento de dispersar la tensión que se había formado en el ambiente.

— Sí, estuvo genial. —musitó sin levantar mirada.

— Le he dicho que debería aprovechar ese talento, pero no me escucha.

— Tal vez, él simplemente no escucha a nadie. —respondió el rubio desviando la mirada mientras sentía como el chico frente a él lo fulminaba con la mirada.

— Ya he dicho miles de veces que la música sólo es un pasatiempo, no es nada serio.

— JiMin me comentó hace unos días que habían abierto una convocatoria en la academia de artes en la que intenta aplicar. Podrías animarte y audicionar tú también, aunque sea sólo por diversión. —respondió ignorando el comentario anterior del joven.

— No lo haré.

— Querido, vamos. Inténtalo por mí, no es obligatorio que entres, sólo es asistir a las clases de preparación, estoy segura de que te divertirías. ¿No sería bueno intentar algo nuevo para salir de la rutina? Además no estarías solo, tienes a JiMin.

— Eso suena aún peor. —aclaró su garganta una vez vio como la expresión de su nonna cambiaba por una de tristeza—. No es justo, no puedes poner esas caras. Eso es chantaje.

— No estoy poniendo cara de "estás rompiendo el corazón tu Nonna" si es lo que piensas.

— Tú ganas. —habló interrumpiendo así a la mayor quien estaba a punto de lanzar un chillido de felicidad—. Pero, no estoy comprometiéndome a nada. Supongo que está bien probar algo diferente, pero puedo dejar las prácticas si me aburro. Que quede claro que sólo lo estoy haciendo por ti.

El rostro de la viejecita fue iluminado con una enorme sonrisa. Se inclinó por encima de la mesa para  apretar con ternura las mejillas del pálido chico. Mientras le repetía una y otra vez que no se arrepentiría.

Una vez volvieron a la cafetería para dejar a su nonna. Ambos chicos decidieron retornar a sus hogares. YoonGi, se dirigió hacia su auto mientras que JiMin se dispuso a seguir su camino a pie.

— ¡Hey niño! Sube. —dijo el pelinegro levantando su voz, a lo que encendía su auto. El rubio vaciló al escuchar esas palabras, sin embargo terminó aceptando, posicionándose en la silla del copiloto.

— Gracias. —susurró JiMin manteniendo su mirada en la ventana.

Al llegar al vecindario, YoonGi estacionó su Nissan para que posteriormente ambos bajaran del auto y se dirigieran a sus respectivos hogares.

El pálido se disponía a entrar en su apartamento, pero se detuvo al escuchar la voz del rubio llamándolo.

— Me alegra que hayas aceptado audicionar YoonGi. —mencionó tímido.

— No acepté audicionar, acepté ir a las prácticas. Y no lo hice por ti.

— Sé que no lo hiciste por mí. Pero aún así me alegro por ti. —sonrió antes de entrar finalmente a su hogar.




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