Vuelve a mi.
Su visión se nubló por la fuerte lluvia, pero eso no hizo que se detuviera. El dolor irrumpia en su cuerpo con cada paso y cada exhalación. Todo se había esfumado en un instante y era culpa suya. Él se había ido y era culpa suya.
Derramó lágrimas invisibles por el diluvio y sollozó gritos ahogados.
–¡Vuelve! ¡No me dejes atrás! –gritó–. No de nuevo...
[KALISSHA]
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