❲ Minho ❳

Jamás había hecho algo así en mi vida. La excitación de estar en la biblioteca mientras estoy a punto de poner mi boca sobre el pene de Christopher hace que mi corazón se salga del pecho a causa de la emoción y nerviosismo que me recorre el cuerpo por completo. La verdad es que no sé porque quiero hacer cosas tan pervertidas con el extranjero sin importar el lugar en donde nos encontremos y tengo la certeza de que a él le fascina porque de lo contrario, ya me hubiera pedido detenerme.

Tomé la hermosa erección de mi amigo en mi mano y no dudé en lamerla lentamente de arriba abajo y Christopher se sacudió al sentir el húmedo contacto de mi lengua con su piel desnuda.

—Oh, mierda— murmuró mientras cerraba los ojos.

Chupé suavemente la punta del pene y luego los costados subiendo y bajando. No puedo negar que me excita demasiado sentir la respiración agitada de Christopher; lo tengo a mi merced y puedo hacer lo que quiera con él.

Suave y delicadamente, bajé la cabeza y metí el pene de Christopher en mi boca.

—¡Mierda! ¡Mierda! — dijo el pelinegro conteniéndose.

La excitación es increíble y el miedo de ser atrapados hace que la situación sea más divertida. Poco a poco, pude meter casi completo el pene en mi boca y no dudé en chuparlo fuerte y esto logró que Christopher apretara con fuerza mi cabello. Sé perfectamente que el pelinegro está a punto de correrse pues inclusive, no ha parado de mover sus caderas muy excitado en busca de penetrar mi boca.

—Me voy a correr, bebé— me dijo en voz baja levantando las caderas lo que hacía que su pene se hundiera aún más en mi boca. Y no dudé en chuparlo más fuerte mientras lo acariciaba con mis manos subiendo y bajando.

—Minho... ¡Mierda!

—¿Lo estoy haciendo bien, daddy? — le pregunté antes de volver a tragarlo y de pronto, sentí que Christopher se correría pronto en mi boca. Al parecer, también le gustan los juegos de roles.

—Bastante bien, bebé— murmuró con tono ronco. De pronto, su liberación llegó y no dudé en tragármelo todo para evitar dejar evidencia en el suelo de la biblioteca y en nuestra ropa.

Después de asegurarme de tragarlo todo, limpié mis labios y lamí mis dedos cuando me encontré con la mirada del pelinegro que se volvió oscura. Y entonces, él me tomó de la barbilla y me acercó a él para besarme con pasión.

Al separarnos, ambos sonreímos abiertamente y Christopher dijo—: Estoy hecho un desastre.

—Te ayudaré...

—No— me interrumpió mientras alejaba mis manos. —Yo puedo hacerlo solo.

Hice un puchero involuntario antes de preguntarle—: ¿Qué pasa? ¿No te gustó?

—Sí, me gustó, pero tengo la certeza de que te pediré que lo hagas de nuevo si acercas tus manos— dijo mientras se subía el cierre del pantalón y se abrochó el botón.

—¿Ya podemos ir a almorzar? — le pregunté después de darle un suave beso en los labios.

—Claro, ¿que deseas almorzar?

—Lo que sea— respondí.

Christopher sonrió abiertamente antes de decirme—: Te llevaré a un lugar que me gusta mucho.

Se que solo somos amigos que tienen encuentros casuales por lo que nuestra relación es lo contrario a una de noviazgo y a pesar de ello, tengo el inmenso deseo de pasar todo el tiempo al lado de él, pero no quiero abrumarlo porque él no dudaría en cambiarme por alguien más, así que debo aprender a mantener mi distancia cuando estemos frente a nuestros amigos y los estudiantes.

Pero no quiero alejarme demasiado de él porque tengo la certeza de que cualquier otro estudiante podría acercarse a él para pedirle una cita y detestaría tanto que Christopher aceptara. Estoy mal, muy mal. Él tiene todo el derecho de salir con cualquier persona porque no somos nada más que dos amigos que comparten la cama y tienen divertidos momentos juntos.