❲ Minho ❳

Lamentablemente, después de almorzar, Christopher debía ir a la biblioteca para buscar unos libros puesto que debe hacer una investigación para su proyecto por lo que no dudé en acompañarlo ya que tengo la necesidad de estar a su lado. Él siempre ha demostrado que nada le importa más que sus estudios. Ah, somos tan diferentes y aún así, nos llevamos de maravilla.

—¿No tienes alguna tarea o proyecto...?

—No— respondí. —Mi compañero de equipo se está haciendo cargo de su parte y cuando me envíe su información, yo haré lo mío.

Christopher negó con la cabeza antes de decir—: Deberías ser más...

—¿Por qué te gusta sermonearme? — lo interrumpí.

—Sabes que lo hago por ti bien— dijo tras mostrarme una radiante sonrisa que es muy típica en él. —Elige una mesa, iré por unos libros que necesito.

—Sí, señor— respondí con tono pícaro antes de iniciar con la búsqueda del mejor lugar. Y después de unos minutos, el pelinegro tomó asiento frente a mí, se puso su lentes de montura redonda y se dispuso a leer el libro. La verdad es que se ve jodidamente atractivo puesto que ha decidido arremangarse la camisa hasta los codos, los primeros dos botones de la camisa se encuentran abiertos y su cabello está hecho todo un desorden a causa de que se ha estado pasando las manos contantemente gracias a la frustración de no encontrar la información que necesita.

¿Cómo es que nunca me había percatado de la increíble belleza bastante única que posee mi amigo?

Inesperadamente, llevé mi mirada hacia sus labios y tragué en seco al recordar la manera y sensación que sentí cuando me chupaba el miembro como si su vida dependiera de ello. Y sin pensarlo dos veces, me levanté de la silla y caminé hasta él, giré la silla hasta quedar frente a frente y posé mis manos sobre los brazos de la silla.

—¿Qué haces, Lee Minho? — me preguntó con tono bajo para evitar atraer la atención de los estudiantes.

—¿No es bastante obvio?

El pelinegro tragó en seco y entonces, procedí a besarlo en los labios. De pronto, Christopher llevó sus manos hacia mi cuello y profundizó el beso; su lengua exploró mi interior y me besó una y otra vez hasta que se nos olvidó que estamos en la biblioteca de la universidad.

Y sin poderlo pensar con claridad, bajé la mano para acariciar su erección, sin embargo, el pelinegro se separó de mí.

—Mierda, Minho— murmuró —No hagas eso.

—¡Lo siento, Chris!

La verdad es que no sé qué me pasa puesto que tengo el inmenso deseo de tener a Christopher solamente para mí y también, deseo que solo piense en mí, sin embargo, no creo que eso sea posible. Solo somos amigos, pero cuando lo beso, pierdo la cordura por completo y es por ello por lo que tengo la seguridad de que no puedo mantener mis labios alejados de él.

—Toma asiento y quédate tranquilo— me pidió el pelinegro.

—¿Y qué pasa si no quiero?

—Puedes irte.

Hice un puchero involuntario que generó el efecto deseado en Christopher pues se apuró a decir—: Quédate conmigo, pero con la única condición de que no me hagas perder la concentración.

—No te prometo nada.

—Minho...

—Bien. ¡No haré nada más que observarte! — le aseguré.

—Me parece perfecto.

—Chris.

—¿Sí? — me preguntó sin elevar la mirada del libro que está leyendo.

—Te ves bastante guapo en estos momentos— confesé.

Christopher elevó la mirada que se tornó oscura y me fue inevitable relamerme los labios pues recordé perfectamente cuando me hizo sentir bastante satisfecho con esos deliciosos labios, grandes manos y... ¡Tranquilo, Minho!

—Tengo que irme— anunció Christopher mientras se ponía de pie y tomaba los libros. No tuve más opción que quedarme en silencio a causa de que me encuentro bastante confundido gracias a los pensamientos que me genera Christopher Bang.