"Herms... ¿De verdad eres tú?" preguntó la madre de Hermione, rompiendo el silencio que se había instalado en el salón. 

El repentino sonido hizo que Hermione y Severus se sobresaltaran y miraran incrédulos a la mujer. 

"Mamá. ¿Te acuerdas de mí otra vez?" preguntó Hermione con expresión esperanzada. La mujer de mediana edad asintió y se levantó para rodear con sus brazos a su hija con las lágrimas cayendo por los rostros de ambas mujeres. 

Unos segundos después el padre de Hermione se unió a su esposa y a su hija recién regresada. Mientras los tres estaban de pie abrazándose, Severus se quedó sentado en el sofá casi tan estoico como siempre, jugueteando con los dedos en su regazo. 

No estaba seguro de cómo afectaría esto a su relación o a lo que fuera que tuvieran. Todavía no habían hablado de eso, así que no podía estar seguro.

Al cabo de un rato, Hermione rompió el abrazo pensando en lo incómodo que esto podría resultarle... así que en su lugar volvió a sentarse a su lado. En cuanto todos volvieron a sentarse, sus padres comenzaron a bombardearla con preguntas. Preguntas como "¿Cuánto tiempo? ¿Cuándo? ¿Qué pasó?" fueron algunas de ellas. 

Una pregunta, en particular, Hermione había odiado, sabiendo que iba a surgir. 

"¿Por qué?" 

Sí, ¿por qué? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué borró sus recuerdos y los envió a Australia? 

"En aquel entonces no sabía lo que iba a pasar. Sabía que se avecinaba una guerra en la que tendría que luchar. No quería causarles dolor en caso de que me hirieran, lo cual era muy probable que ocurriera, después de todo era una guerra. Otra razón, la principal para mí, era salvarles. Era muy probable que también vinieran por ustedes. No quería arriesgarme a que los torturaran y los mataran, así que hice lo que me pareció correcto" explicó Hermione, con la voz cada vez más pequeña. 

De nuevo, aquellas lágrimas traicioneras le escocían los ojos amenazando con caer. Cautelosamente, Severus la atrajo hacia su pecho, murmurando cosas que sólo ella podía oír, tratando de calmarla.

Al cabo de un rato, parecía haberse calmado de nuevo y su padre habló por primera vez. 

"Está bien, Hermione. Sabemos que sólo lo hiciste para salvarnos, y estamos más que agradecidos por eso. Pero te agradecemos más que nos hayas devuelto nuestros recuerdos. Siempre sentimos que faltaba algo muy importante en nuestras vidas". 

"Deberían agradecerle a Severus. Él me mostró la manera de hacerlo. Yo ya lo intenté pero no tuve éxito", dijo la joven bruja sonriendo a su compañero. 

"¿Por qué no nos lo presentas?" preguntó su madre con una ceja arqueada que podía competir con la de Severus. 

"Mamá, papá, este es Severus, mi compañero. Severus, estos son mis padres, Jean y Peter Granger", dijo Hermione, sonrojada. 

"Encantado de conocerlos", dijo Severus estrechando la mano de ambos. 

Jean miró su reloj y dijo: "Creo que voy a preparar algo para la cena. Herms, ¿podrías echarme una mano?" preguntó la mujer muggle de pelo castaño, ya de camino a la cocina. 

Hermione sabía que su madre esperaba que la siguiera, y así lo hizo. Jean sacó varias verduras y algo de carne de la nevera de la cocina y lo colocó todo en la encimera para que Hermione y ella lo lavaran y cortaran.

"Ahora, has dicho que Severus es tu.. compañero. ¿A qué clase de compañero te refieres?" preguntó la madre. Hermione se limitó a sonrojarse y a contestar:  "Es mi amigo, mi novio supongo, pero no es el hombre que presentas a tus padres como tu novio. Y aún no hemos hablado de lo que somos. Es demasiado reciente". 

"¿No se llamaba Snape uno de tus profesores también?" 

"Sí. Severus era mi profesor de pociones. Después de la guerra, que terminó más o menos un año después de que tomara sus recuerdos, rehice mi último año escolar y luego me escondí en mi piso de Londres. Este año fue la primera vez que nevó en Londres en años, así que decidí salir a caminar. Me resbalé en un charco helado y me atrapó. No se acordaba de mí, y me sorprendió verle; después de todo, pensé que había muerto. Murió en la batalla final. Intenté reanimarlo, con éxito, pero cayó en un profundo coma. Estuvo en coma durante más de un año y la medibruja y yo ya habíamos perdido las esperanzas, así que lo dejé todo. Fue todo un shock verlo vivo después de 3 años, ¿sabes? De todos modos, me invitó a tomar el té con él y entonces empezaron los flashbacks. Al principio, no recordaba nada de su vida anterior. Le ayudé a recuperar sus recuerdos, y de alguna manera nos acercamos. En el transcurso de esos días me enamoré de él", explicó Hermione. 

Mientras tanto, se prepararon las verduras y Jean las puso en una sartén junto con la carne. 

"Soy feliz mientras tú lo seas. Veo que lo quieres y la forma en que te mira, puedo decir que está completamente enamorado de ti, te adora. La forma en que te consoló me mostró todo lo que necesitaba ver". 

Jean Granger se acercó a su hija y la abrazó. 

"Gracias, mamá".

De vuelta en el salón, los dos hombres estaban sentados uno frente al otro, sin que ninguno de ellos hablara. 

Tras unos minutos de incómodo silencio, Peter Granger se puso en pie, se dirigió a lo que debía ser su gabinete de licores y sacó dos vasos de whisky y una botella de whisky fino. 

"Tú bebes whisky, ¿verdad?", preguntó el hombre de pelo castaño. 

Severus se limitó a asentir y tomó el vaso agradecido. 

"Ahora, tú y mi hija, ¿eh?", preguntó un poco escéptico. 

"Bueno, obviamente sí. Pero antes de que empieces a juzgar, escúchame. La quiero absolutamente y haría cualquier cosa por ella. Si encontrara a alguien a quien quisiera más que a mí, la dejaría marchar. Me rompería el corazón, pero sin embargo, la dejaría ir, para que pudiera ser feliz". 

El padre de Hermione sonrió cálidamente a su invitado. "Ahora sé que eres el hombre adecuado para ella. Sólo recuerda dos cosas: cuídala y no la dejes nunca sola en una habitación llena de libros durante mucho tiempo. Cuando era pequeña, leía durante noches enteras sin poder dormir. Llegó incluso a que yo le quitara todos los libros para que se durmiera. No era sano". 

Severus se rió. Podía imaginársela vívidamente haciendo eso. 

"Creo que eso no será un problema. Yo mismo soy un ávido lector, y ella tendrá todas las manos llenas de trabajo una vez que comience su aprendizaje". 

Su padre se rió y rellenó los vasos de ambos; "Es bueno saberlo". 

"¡La cena está lista!", llamó la voz de Jean Granger desde la cocina. 

Sólo unos minutos más tarde, estaban sentados en la mesa del comedor comiendo y charlando ociosamente.

Más tarde, esa misma noche, los cuatro estaban de vuelta en el salón bebiendo una botella de vino y todavía charlando de todo y de nada. 

"¿Se van a quedar aquí o existe la posibilidad de que vuelvan a Inglaterra?", preguntó Hermione. 

Sus padres se limitaron a mirarse, sin saber qué querían hacer. Después de un rato, su madre respondió, aunque de mala gana. 

"Creo que podríamos volver a Inglaterra. Australia está bien y todo eso, pero no es lo mismo saber que perteneces a otro lugar". 

El padre de Hermione asintió con la cabeza y Hermione y Severus les sonrieron. 

"Creo que es hora de que volvamos a Hogwarts, mi amor", dijo Severus, mirando a la mujer acurrucada tan cómodamente en sus brazos. 

"Creo que tienes razón. ¿Activarías el traslador?", respondió una somnolienta Hermione. 

Se levantó y sacó una vieja llave de su bolsillo. Con un pequeño encantamiento y una floritura de su varita, la llave brilló en plata durante unos segundos antes de parecer tan normal como antes. 

"Tenemos que salir en diez minutos, Hermione", susurró el pelinegro. Le tendió la mano para que la tomara y la ayudara a levantarse. 

"Es hora de que volvamos. Es genial tenerte de nuevo en mi vida", dijo Hermione una vez que se puso de pie. 

Fueron al salón y se pusieron los zapatos. Hermione se encontró en los brazos de su madre después de volver a ponerse los tacones. 

"Vuelven pronto, ¿verdad? Y no lo dejes ir, es un buen hombre" susurró la mayor al oído de la menor. Luego abrazó a Severus antes de pasar a despedirse de Peter, que apartó a Severus. 

"Cuida bien de mi niña, ¿verdad? Te quiere más que a sus libros y eso tiene que decir algo", le guiñó un ojo y se despidió de la amiga de su hija. 

"No temas por ella. Sé que me quiere y que yo la quiero. La protegeré y la cuidaré con todo lo que pueda. Lo prometo", dijo Severus con solemnidad, antes de volver al lado de Hermione. 

El traslador se activó y él la envolvió en sus brazos. 

Ella pudo despedirse rápidamente antes de que los transportaran de vuelta a Inglaterra.