Los ojos de la castaña se abrieron con dificultad a causa de la luz que desprendía el foco de la habitación, giró un poco su rostro viendo a la pelinegra dormida a su lado.

-Mia.-Murmuro Alice con su vos algo ronca a causa de estar dormida por tanto tiempo.

La castaña vio como tenía una aguja incrustada a su brazo y a su lado había una máquina que macaba sus latidos. Después de todo aquello había sido un sueño o quizás no, pero se sintió feliz, había visto una última vez a su querido esposo.

-Alice.-La pelinegra levantó su rostro un poco viéndola con sorpresa.-Dios mío despertaste es un milagro.-La pelinegra se levantó de golpe cubriendo su boca con sorpresa no podía creer que haya despertado.-Ahora vuelvo voy a llamar al médico.-Le aclaró la pelinegra saliendo de la habitación a tropezones.

Minutos después, el doctor entro seguido de la enfermera. Alice recibió algunas preguntas de rutina y fue examinada. El doctor le aclaro que debía quedarse allí hasta la mañana siguiente.

A pesar de todo aquello, Alice no estaba escuchando, sino que estaba sumida en sus pensamientos, al recordar todo lo que vivió en tan solo unas horas deseaba ver tanto a su hija que no podía esperar ni un minuto más para salir de aquel hospital.

-Mami.-La pequeña niña salió corriendo al ver a su madre salir del hospital.

-Mi pequeña.-Alice la cargo en sus brazos sonriendo levemente.-¿Me extrañaste, verdad?-Preguntó la castaña pellizcando la regordeta mejilla de su hija.

La pequeña asintió abrazando a su madre.

-Alice.-La llamo Mia haciendo que la castaña la mirara.-¿Quieres ir a casa?-Pregunto la pelinegra caminando a su lado.

La castaña lo pensó por unos segundos y recordó algo, hace tiempo no visitaba la tumba de su esposo.

-Antes quiero ir a un lugar.-Alice sonrió acariciando el cabello de su pequeña.

Después de ir por algunas flores, Alice y su pequeña hija se dirigieron al cementerio caminando entre las tumbas y estatuas de ángeles a su alrededor.

La castaña vio la lápida de su esposo con melancolía hace tanto tiempo que no venía, se sentía avergonzada con él por no visitarlo más seguido.

-Bien deja las flores para papá ahí.-Le sonrió la castaña a su pequeña viendo como la niña caminaba tiernamente y dejaba las flores sobre la lápida del hombre.

-Mami papi nos está mirando desde el cielo, ¿Verdad?-Preguntó la pequeña inocentemente mirando hacia el cielo.

La castaña rio al escuchar la pregunta de su pequeña hija. Ni siquiera ella sabía si su esposo las estaba viendo, pero si en verdad era así, quería demostrarle que están intentando hacerlo todo bien lo él y su hija.

-No lo sé Zoe.-Alice levanta los hombros y sonríe.-Pero si es así, seguramente tu papá está muy orgulloso de ti.-La castaña le dio un beso en la frente haciendo reír a la pequeña.

-En serio lo crees.-Inquirió la pequeña con emoción.

-Sí, en serio.-Alice río y por un momento miró la foto de su esposo.

Lo amaba más que nada en el mundo y admitía que lo extrañaría, pero aquel sueño le había enseñado que debía dejar atrás el pasado y centrarse en un futuro y mejor para su hija y quizás algún día dentro de mucho tiempo pueda reencontrarse con su amado.

La castaña vio una pequeña mariposa posarse en la lápida y sonrió sintiendo una extraña conexión. La mariposa voló hasta quedar en el hombro de la castaña haciéndola sonreír con nostalgia. No estaba segura, pero sentía que era Jake.

Una lágrima se deslizó por su rostro y su pequeña la miro curiosa.

-Mami, ¿Por qué lloras?.-La pequeña halo su pantalón para que le prestara atención.

Alice la miro con cariño sonriendo levemente cuando la pequeña mariposa se posó sobre la cabeza de su hija para finalmente seguir su revoloteo lejos de ellas.

-No estoy mirando amor.-La castaña sonrió cargando a su pequeña.-Solo recordé algo que me hacía feliz.-Aclaro la castaña sonriendo.

La pequeña asintió y comenzó a jugar con el cabello de su madre.

Alice miró una última vez la tumba para finalmente partir fuera del lugar.

Iba a crear un mejor futuro para ella y su hija porque sabía que su querido esposo le había dejado el mejor regalo de Navidad y hasta ahora terminó dándose cuenta de que la familia era lo más importante que podía existir en su vida.

©hᥕᥲᥒgρᥙρρყ_023
ᐡ ᐧ ﻌ ᐧ ᐡ