𝟷 | 𝙼𝚛. 𝙵𝚊𝚗𝚌𝚢 𝙸𝚜 𝙻𝚘𝚜𝚝
Hoy ha sido en peor día de mi vida, y probablemente el peor día que un residente de SunnyVale haya tenido jamás.
Cuando me preparaba para salir a montar, el zipper de mi bota izquierda se quedó atascado a la mitad, por lo que tuve que hurgar en mi closet para buscar mis botas viejas y enviar las otras al zapatero.
Después, salí de casa y me dirigí a las caballerizas para buscar a Mr. Fancy, mi caballo favorito, pero no se encontraba ahí, ni mucho menos se encontraba en la pista de arena. Lo busqué por toda nuestra propiedad con ayuda del chico que nos ayuda a cuidarlos, pero no tuvimos resultado alguno.
Mr. Fancy estaba perdido de verdad.
Comencé a llorar, sin saber qué demonios hacer. Y claro, mi mente no tardó en divagar. ¿Dónde estaría Mr. Fancy? ¿Se encontraría bien? ¿Alguien lo habría robado? ¿Le habrían hecho daño?.
La angustia empezaba a matarme, pero no me quedaría de brazos cruzados.
Corrí a casa y entré a la oficina de mi padre. Le conté lo ocurrido lo más rápido que pude, aunque él se mantuvo tranquilo y me pidió que también guardara la calma, pues le hablaría a la policía para que nos ayudasen a encontrarlo.
No confío mucho en la policía, pero en esta ocasión parecen ser los únicos que nos pueden ayudar.
Así que ahora papá y yo estamos rondando por las caballerizas, buscando algún indicio que nos ayude a saber qué ocurrió, en lo que esperamos a que lleguen.
—No parece haber sido robado— dice papá. —No hay ninguna cerradura forzada, quizá solo escapó.
—Él nunca se ha escapado ¿por qué lo haría ahora?.
—No lo sé, estos animales son más tontos que un pez.
Papá ríe ante su comentario, pero a mí no me hace ni la menor gracia. Solo quiero encontrar a mi caballo, sano y salvo.
—Tranquila, verás que lo encontraremos— me asegura, y yo solo asiento con la cabeza.
Cuando hemos terminado de revisar sin encontrar nada, nos dirigimos hacia la pista. Yo ya estoy sin ganas de continuar buscando, así que tomo asiento sobre la valla de madera, bajo el rayo del sol.
Al cabo de unos minutos, vemos la patrulla entrar a nuestra propiedad, aparcando cerca de las caballerizas. De ella baja el sheriff y se acerca hacia nosotros.
—Claro, debí suponer que llamarías al sheriff— le susurro a papá. —Al fin sirve de algo tener contactos ¿no?.
Él ríe y me pide que me calle.
El mismísimo sheriff ha venido a ayudarnos, y no cualquier oficial, simplemente por que mi padre es uno de los hombres más ricos de todo SunnyVale, y eso significa que hasta la autoridad está dispuesta a besarle los pies.
—Sheriff Goode, gracias por venir— dice mi padre mientras que él nos saluda con un apretón de manos.
—No es nada, Tobías— responde el sheriff, cosa que me hace preguntarme si ya se conocían antes. —¿En qué puedo ayudarte?.
Sin más, mi padre comienza a contarle todo lo ocurrido. Le explica que hemos perdido a Mr. Fancy y que no parece haber sido robado. También se lo describimos físicamente, hasta el último detalle, mientras que él lo anota todo en una libreta.
Una vez que terminamos, el sheriff sonríe y nos promete que lo encontrará lo antes posible, ya que varios de sus oficiales lo buscarán por toda la ciudad.
Es impresionante cómo ponen sus traseros en marcha por una familia de dinero.
Aún así, no pienso darle las gracias ni cambiar mi estado de ánimo hasta que me entregue a mi caballo.
Papá permanece platicando con él por otro rato, sobre cosas que no me interesan, así que bajo de la valla. Pero antes de irme, decido decirle al sheriff una última cosa.
—Por cierto, Nick— le digo en tono tajante, molestándolo a propósito. —Es un caballo de cien mil dólares, más te vale encontrarlo.
Él me mira con sus grandes ojos verdes, pero antes de que se le ocurra decirme algo, le doy la espalda y comienzo a alejarme de ahí.
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