Capitulo dedicado a: kootruste
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Me removí en la cama, inquieta y buscando el cuerpo de Jungkook, pero solo encontré vacío. Abrí mis ojos de inmediato y en verdad, él ya no estaba en la cama, ¿acaso no entiende lo que es hacer reposo?, el doctor dejó en claro que no debía moverse, tiene un puto brazo fracturado y unas costillas rotas, ¿quién se cree que es? ¿Un súper héroe indestructible?.

Indignada y muy molesta, me levanté de la cama, busqué unas pantuflas, me las coloqué y al salir de la habitación, oí risas provenientes de la cocina. Caminé con sigilo y me escondí bien, ahí estaba Hyunjin, hablaban de no se qué, pero Jungkook se veía serio.

—Hermano, en serio debes hablar con tu madre —las palabras de su amigo sonaban como a reproche y sugerencia al mismo tiempo.

—Ya te dije que no, si le contesto querrá que vuelva a Busan y es lo que menos deseo —alegó.

¿Sus padres no estaban aquí?

—He preguntado en muchas farmacias por tus medicamentos y los encontré, la verdad aquí están mucho más baratos que allá —comió un poco de su desayuno, pero Jungkook lo miró de una forma que hizo temblar a todo mi ser.

¿Medicamentos? ¿De qué habla?

—Hyunjin, en serio quiero tratar de no romperte la cara, así que si no quieres terminar en el hospital, mejor no vuelvas a mencionar eso en todo lo que te queda de existencia. ¿Me oíste? —lo amenazó.

Yo estaría temblando de miedo ahora mismo si fuera a mí a quien le estuviera hablando así de duro. Pero no, Hyunjin estaba ahí, normal, como si nada pasara.

—Necesitas esos medicamentos y lo sabes —lo dijo como en forma de recordatorio.— Tal vez se lo deba decir a TN, ella logrará hacerte entrar en razón.

Fue entonces que aquellas palabras lo hicieron estallar, di un brinco de susto y sorpresa, cuando de la nada se levantó y estrelló su puño con fuerza contra la mesa de la cocina, se pudo oír muy claro como hasta el plato de Hyunjin salto un poco.

—Que ni se te ocurra hablar de esto con ella, porque si ya es insoportable con los malditos calmantes que me recetó el doctor, más las vitaminas, con esas pastillas sería como un puto grano molesto en el culo, así que ni una palabra de esto a ella —su cara estaba roja y la vena de la frente se le estaba por salir para afuera, verdaderamente Hyunjin lo había hecho enfadar.

¿Pero de qué medicamentos habla y por qué no puedo saber? Sí, sé que soy como una madre insoportable, pero es que soy así porque quiero cuidarlo, porque quiero que se sane, pero ahora veo que mejor no le preguntaré nada sobre esa conversación, no me quiero ni imaginar cómo se pondría.

Me alejé de la cocina con mucho cuidado para no hacer ruido y que ellos no se dieran cuenta de que ahí estaba yo metiendo mis narices en cosas que no me incumben, bueno, tal vez sí me incumben, pero no puedo meterme. Volví hasta las escaleras y simulé que recién venía bajando, bostecé fuerte, mientras que arrastraba las pantuflas con fuerza contra el piso, para que supieran que iba en dirección a ellos. Al llegar a la cocina, entré estirándome y haciéndome la sorprendida por la presencia de Hyunjin.

Que buena actriz me saliste.

Es un don.

—Oh, Hyunjin, buenos días —me hice la tonta y con mis manos sobaba mis ojos.— ¿Estás hace mucho aquí?

—Hace un par de horas llegué y aproveché para hacerle el desayuno al idiota aquí en frente mío —sonrió y Jungkook le tiró un cereal en la cara.— ¿Dormiste bien? —asentí.

—¿Por qué te levantaste? —miré a Jungkook, el cual desayunaba como si todo estuviera más que bien.

—Quizás porque ya no quería seguir durmiendo —se encogió de hombros.

—Jungkook, no puedes levantarte, el doctor te dijo que tienes que hacer reposo, tienes las jodidas costillas rotas y el maldito brazo fracturado, ¿acaso no puedes tomarte aunque sea una sola cosa en serio? Es tu salud y debe ser tu prioridad —mi tono sonaba como la de una madre regañando a su hijo, pero es que logra sacarme de mis casillas y no puedo controlarme.

—TN, deja de querer controlar mi vida, ¿quieres? —me pidió con fastidio.— Me levanté porque se me dio la jodida gana, ¿no te gusta?, ya sabes donde está la puerta de la salida.

¿¡Donde está la cuchara de madera cuando se le necesita!? Una preocupándose por él, y el niño comportándose como un jodido estúpido.

—Bien, eso me gano por preocuparme por alguien que no valora lo que hago por él —con un fuerte dolor en el corazón salí de la cocina.

Subí corriendo las escaleras hasta llegar a su habitación y cambiarme de ropa, no pensaba estar ni un segundo más aquí, ya entendí, quiere vivir su vida a su manera y yo no lo dejo, solo estorbo.

¿Qué sentido tiene quedarme?

Sus palabras, su tono, habían sido demasiado duros, mi nariz picaba y tenía un jodido nudo en la garganta que amenazaba con hacerme soltar lágrimas, pero no, no pienso volver a llorar por un hombre. Tomé mi bolso y bajé por las escaleras, al llegar hasta la sala, pude oír como Hyunjin lo estaba regañando, de nada servía, ya no es un niño y sabe muy bien cuanto pueden llegar a doler sus palabras.

—TN, bonita, hablemos —se puso en frente mío y juro que estaba aguantando las ganas de abofetearlo, pero solo me detenía porque estaba lastimado.

—No, tú ya dejaste claras las cosas, Jeon, a ti te gusta vivir a tu manera, sin importar nada, sin preocupaciones, obviamente yo no soy tan despreocupada como tú, yo si le doy importancia a las cosas —mi voz salía temblorosa, estaba a nada de llorar y no quería.

—No, no quise decirte eso. Por favor bonita, perdóname —intentó tomar mi mano, pero yo pasé por su lado.

Creí que podía ser feliz con él, pero ahora veo que estaba total y completamente equivocada, tal vez la vida trata de decirme que el amor no es para mí.

A veces es el momento indicado, pero es la persona incorrecta.

Las puertas del ascensor se iban a cerrar, pero Hyunjin las detuvo, vaya susto que me sacó, entró y sin decir nada, me abrazó. Me leyó la mente porque era justo lo que necesitaba.

—Shhh, tranquila —dijo mientras peinaba con calma mi cabello.— Es un idiota, pero te quiere, solo que a veces tiene unos cambios de humor que ni él mismo se aguanta.

—No, Hyunjin, a él no le gusta que le den órdenes, pero sí le gusta que todos lo obedezcamos. Si lo molesto tanto, es porque me preocupo en serio por su estado, pero como dije, él es muy liberal y despreocupado, todo lo contrario a mí —absorbí mi nariz y me separé de él, puso una de sus manos en mi mejilla y secó mis lágrimas.— ¿Por qué me miras así?

—Porque Jeon es tan afortunado de tener a alguien como tú a su lado —ambos sonreímos. El ascensor se abrió, yo salí y él detrás mío.— Vamos, te acompaño a tu casa.

Yo no me opuse y dejé que me acompañará, en todo el camino trató de convencerme de oir a su amigo; no le prometí nada, mucho menos le aseguré algo, tal vez tengamos que darnos un tiempo, no vernos será lo mejor o tal vez para mí lo sea.

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—Eternitely