Me estaba preparando para mi salida con Jungkook, todavía no eran las siete, pero quería estar lista, no quiero que justo cuando llegue él yo siga arreglándome. No quiero que se enfade.

Opté por algo cómodo, después de todo iremos a un parque de diversiones, eso significa que nos subiremos a los juegos y lo más probable es que termine toda desarreglada, así que mejor no me visto como si fuera a ir a una fiesta.
Me estaba terminando de poner mis zapatillas, cuando oigo a mi celular sonar, lo tomé y observé que en la pantalla aparecía el nombre de Ahn

                        CHAT:
                       Ahn✨

Ahn✨:
¿Lista para tu cita con el chico
malo?

                                                            Yo:
                                  ¡No es una cita Ahn!

Ahn✨:
¿Por qué no aceptas que le
gustas al chico?

Ahn✨:
¡Vamos TN! Si no fuera así
¿por qué te invitaría a la
inauguración?

                                                               Yo:
                       Tal vez porque quiere que
                                         seamos amigos.
                     No tiene porque tener otro
                                                        sentido. 

Ahn✨:
No me vas hacer cambiar de
opinión.

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Solté un suspiro de agobio, en serio Ahn podía ser muy estresante cuando quería. Ella todo lo tiene que pensar con doble sentido, Jungkook no me invitó a salir porque le gusto, además, dudo mucho poder llegar a gustarle, tiene un carácter que ni él mismo se soporta.

Terminé de colocarme las zapatillas y oí la bocina de un auto fuera de mi casa. Tomé mi celular y vi la hora, eran las siete de la tarde.

Él dijo a las siete y llegó.

Sí, que puntual.

Agarré un abrigo por si llegaba a hacer frío, bajé por las escaleras y antes de salir, les dejé una nota a mis padres en uno de los muebles de la entrada, para que supieran a donde fui.

Salí de mi casa, encontrándome con una imagen digna de recordar. Jungkook estaba recostado por su auto, mirando vaya saber dónde. Se veía demasiado guapo de perfil.

¿Mejor que Taehyung?

¿Por qué tienes que arruinarlo todo?

Cerré la puerta de la casa y caminé hacia él, cuando noto mi presencia, me miró con esos ojos negros intensos y sonrió de lado. Era tan sexy.

Ya admite que te estás muriendo por él.

En serio que jodes mucho, eh.

—Te vez linda —halagó, logrando ponerme nerviosa.

—Gracias...tú también te ves muy...guapo —expresé con nerviosismo. Escuché como soltó una risa nasal y luego abrió la puerta del copiloto.

—¿Nos vamos? —asentí y subí.

Es tan caballeroso. Deberías enamorarte de él y no del otro idiota.

¡Que dejes de joder!

El camino fue silencioso, ninguno de los dos decía nada, tal vez porque no nos conocíamos y mucho menos teníamos confianza, ni tema de conversación alguno. Ni si quiera me di cuenta en que momento ya estuvimos en el parque de diversiones.

Será porque el chico conduce como si jamás va llegar a su destino.

Cierto.

El lugar estaba llenó de gente, principalmente, niños. Nos adentramos al parque y lo primero que llamó nuestra atención fueron los juegos, algunos se veían muy divertidos, otros eran para los que se querían morir, solo para valientes, osea, no para mí.

—¿Qué quieres hacer primero? ¿Comemos o nos subimos a algún juego? —me preguntó sin quitar su mirada de la montaña rusa.

—Comer, siempre primero comer —Jungkook sonrió.

Esperen.

Detengan todo.

¿¡Acaba de sonreír!?

Su sonrisa es tan perfecta.

Demasiado.

—¿Qué quieres comer? —me hice la pensativa y miré todos los puestos, hasta que vi uno que vendía manzanas acarameladas.

—¡Manzanas con caramelo! —exclamé con emoción.

Él fue por delante y detrás suyo, hasta llegar al puesto. Mientras él compraba, yo admiraba todo a mí alrededor, la última vez que estuve en un parque de diversiones, fue cuando tenía diez años, pero luego mi madre enfermó y ya nunca más volvimos a hacer cosas divertidas.

—Toma —lo miré y tomé la manzana acaramelada.

Pero solo traía una.

Tal vez está a dieta. No todos comen como cerdos, osea, como tú.

Ojalá fueras de carne y hueso para poder golpearte la cara.

—¿Tú no comes? —fruncí el ceño.

—No me gustan mucho las cosas dulces —se encogió de hombros.

Seguimos caminando y disfrutando de las cosas. Una vez que lo conoces, Jungkook deja de ser tan irritable, digo por su actitud arrogante de chico malo, o eso me parece a mí. Llegamos hasta donde estaba una gran multitud de personas, todos reían y disfrutaban del show de los payasos.

Ellos disfrutaban y yo tenía ganas de salir corriendo. Detesto a los payasos.

—Les tienes miedo —afirmó viéndome.

—Claro que no —traté de sonar lo más convincente posible.

—Dile eso a tu cara pálida —se burló y lo miré mal.— Oye, tienes dulce en la cara.

Ni comer sabes.

¡Ca-lla-te!

Quería limpiarme, pero no podía porque no tenía nada. Lo observé a él y vi como sacó un pañuelo del bolsillo de su chaqueta, se acercó a mí y me quedé paralizada al tenerlo tan cerca. Pasó el pañuelo por la zona manchada, mientras que tenía una mano en mi mejilla. Se sentía suave y cálida.
Cuando terminó nos quedamos mirando por un rato largo, sus orbes negras pasaban de mis ojos a mis labios, y era en ellos en los cuales mantuvo su mirada.

¡Te quiere besar inútil!

Se acercó mucho más, hasta sentí nuestras narices rozando, cerré mis ojos porque en verdad creí que me besaría y sí lo hizo, pero no en mis labios sino que en mi mejilla. Aunque aún así, me gustó, sus labios se sintieron tan suaves y delicados cuando chocaron contra mi piel, que sentí como todo mi ser se erizó.

—¿Vamos a ver los juegos? —preguntó alejándose de mí.

—S-Sí —respondí nerviosa.

Fuimos hasta los demás juegos para ver en cual nos subíamos. Pero yo no me podía concentrar con nada, en mi mente solo se repetía aquella imagen de él cerca de mi rostro. Debí verme muy tonta cerrando los ojos creyendo que besaría mis labios. Ni siquiera sé porque lo hice.

Porque querías que te comiera la boca con esos labios tan apetecibles que tiene ese bad boy.

¿No te cansas de decir estupideces?

No me quiso besar, ni yo a él.

Fin de la historia.

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                        —ᴇᴛᴇʀɴɪᴛᴇʟʏ