Rosé abrió la puerta de su cuarto con extremo cuidado, tratando de que esta no hiciera demasiado ruido y que su mamá Hyoyeon no se despertara. De sus dos madres era Hyoyeon quien tenía el sueño menos liviano, Yuri no tanto, pero igual trataría de hacer el menor ruido posible.

Estaba a punto de tomar las llaves cuando su teléfono empezó a vibrar sin parar, el nombre de Jennie brillando sin parar en la pantalla del aparato. Maldijo en voz baja y tuvo que regresar a su habitación para contestarle.

—¿Jen?

—Escuchame bien. – fue lo primero que dijo Jennie, el tono de voz más grueso que estando sobria y arrastrando las palabras. — No salgas, ¿de acuerdo?

—Pero-

—No, cállate. – gruñó. — Son las 4 de la madrugada, hay un montón de borrachos en la calle, incluyendome, y tú no tienes que buscar lo que no se te ha perdido, así que me haces el favor y te me vas a dormir y cuando amanezca iré a buscarte para ir a llevarte a desayunar pasteles en Pie del Llano. – Rosé escuchó como golpeaban algo y llamaban a Jennie. — Espera, Yeye, ya voy. – la mayor tosió y se escuchó correr el agua. — Así que hazme caso, Park Rosé.

—Aja. – dijo Rosé, resignada.

—No, ningún "ajá".

—Esta bien.

—Ponte pilas, carajita. – rió Jennie. — Duerme bien, Rosie.

—Jen-

La rubia quiso decir algo más, sin embargo, la llamada se colgó por lo que tuvo que quitarse el aparato de oído y suspirar. En contra de su voluntad se acostó en la cama y suspiró, negó con la cabeza y cerró los ojos, tratando de dormir.

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—Creo que ya debería irse a dormir. – habló Winter, la novia de Karina, viendo a Jennie volver al porche de la casa de Yeji. La mayor apenas y sí podía caminar, tambaleándose y tropezando con sus propios pies, pero podía.

—Yeye.

—Sí, ya voy. – Yeji se levantó y caminó hasta donde estaba Jennie, agarrándola de los brazos en cuanto la vio tambalearse. Jennie frunció el ceño.

—Ay, vale, que fue. – la mayor se quejó, tratando de alejar a Yeji. — Vieja, muy bonita y todo pero tú tienes lo mismo que yo y así no va a funcionar. – Yeji rió. — Cero maricoteo.

—Quedate quieta, menor, ya tomaste burda. – Yeji tomó un brazo de Jennie y se lo puso por sobre los hombros. — Anda a acostarte pa que pases la pea.

—No no no.

—Si si si.

Jennie siguió quejándose a la vez que Yeji la volvía a meter dentro de la casa y caminaba con ella hasta su habitación, tomando un balde en el proceso. Con cuidado, acostó a Jennie en la cama y la ayudó a quitarse los zapatos.

—En el cajón están tus cosas. – le avisó la menor, levantándose para salir de la habitación.

—Yeye.

—¿Qué fue?

—Despiertame cuando a las 7:30. – pidió. Yeji ladeó la cabeza y asintió.

—Queda.

Yeji salió de la habitación y cerró la puerta, dejando a Jennie en la oscuridad. La mayor estaba a nada de quedarse dormida, pero aún así entre su mente nublada por el alcohol, el nombre de Rosé seguía rondando por ella.

Lisa iba a matarla si se enteraba, pero ella definitivamente no iba a quedarse con las ganas.

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Yeji cumplió su palabra y despertó a Jennie a la hora que le habia dicho. Seguía teniendo sueño y la cabeza ya había comenzado a dolerle arrechamente, por lo que estaba pensando si lo que iba a hacer valía tanto la pena.

—¿Tas bien? – le preguntó la menor en cuanto vio a Jennie salir de su habitación. La mayor asintió y se llevó la mano a la cabeza durante unos segundos antes de ponerse la camisa que se había quitado en algún punto de la madrugada.

—Todo fino. – sonrió, caminando detrás de Yeji hacia la cocina de su casa. — Buenos días, señora Hwang.

—Hola, mamita, buenos días, ¿cómo amanece? – la señora se volteó a saludarla con una sonrisa maternal en el rostro, colocando un plato con unas arepas y una taza de café negro al lado. — Siéntese, mamita, pa que coma y le asiente el estómago.

En la mesa de la cocina estaban sentadas Yeji, Lia, RyuJin, Karina, Winter, Giselle y Ningning, además de una silla vacia que esperaba ser ocupada por Jennie. Sonrió y se sentó, cuidando de no mover mucho los brazos para no incomodar a Ningning y a Lía debido al reducido espacio.

Aquello era lo que más le gustaba después de una noche llena de descontrol y excesos, no importaba en que casa amaneciera, siempre la esperaba un buen desayuno en un buen ambiente.

De inmediato se unió a la conversación que llevaban las demás, comentando de vez en cuando y respondiendo cualquier pregunta que le hiciera la amable señora Hwang. Después de terminar de desayunar, agradeció y se levantó de la mesa, despidiéndose del grupo de amigas y de la señora, quien le dió un par de pastillas para el dolor de cabeza.

—Jen. – escuchó detrás suyo, se volteó y miró a Yeji, frunciendo el ceño.

—¿Qué fue?

—Yo no sé si estaban hablando en serio está madrugada, pero debes pensar bien en lo que vas a hacer. – dijo en voz baja para que Lia, quién se había quedado un par de pasos atrás, no la escuchará. — Y yo sé que no soy quien pa decirte las vainas, pero aquí todos sabemos la gran amistad que han tenido tú y Lisa desde chiquitas y hasta ahorita de grandes, por lo que creo que no deberías cagarla solo porque tienes ganas de meterle a Rosé.

—Yeye-

—Ya va, nada más es un consejo, que ultimadamente no me pediste pero que igualmente te quiero dar. – sonrió y le dió un par de palmadas en el hombro, abriendo la reja de su casa para dejar que Jennie se fuera. — De todas maneras, sabes que si necesitas algo, cualquier vaina, te llegas y ya. – sonrió. — Si no estoy yo, está Ryujin o mi mamá, normal panita.

Jennie asintió y le dió un pequeño abrazo a Yeji antes de soltarla, agradecerle por el desayuno y por haberle permitido dormir en su cama.

Caminó un poco y sacó su teléfono, llamando a su tío para  decirle que iría a su casa para que le prestará su moto. Agradecía el consejo que Yeji le había dado, pero como ella misma dijo, eran consejos que en ningún momento le había pedido.

Si iba a empezar a calentarle la oreja a Rosé, lo iba a hacer bien.

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𝚝𝚎𝚗𝚐𝚘 𝚌𝚞𝚛𝚒𝚘𝚜𝚒𝚍𝚊𝚍, 𝚚𝚞𝚎 𝚘𝚙𝚒𝚗𝚊𝚗 𝚛𝚎𝚜𝚙𝚎𝚌𝚝𝚘 𝚊 𝚕𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚢 𝚊𝚓𝚊.

(𝙿𝚞𝚗𝚝𝚒𝚝𝚘 𝚙𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚒𝚐𝚊𝚗 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚘𝚙𝚒𝚗𝚊𝚗)