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Capítulo Único

Ante los ojos de todos, Soobin y Yeonjun eran la pareja perfecta, la representación ideal de lo que debería ser un Alfa y un Omega.

Ambos eran apuestos, atraían miradas de todos los géneros, la gente no sabía si sentirse celosa o admirar tal belleza de los jóvenes. Pero era inevitable que no voltearan a verlos cuando la pareja caminaba en la calle con los brazos entrelazados y felices, sin importarle lo que la gente dirá o pensará de ellos.

La gente que los conocía sabía que la pareja estaba junta casi desde que nacieron. Sus familias eran muy unidas y ellos habían crecido juntos desde la infancia. Eran inseparables desde entonces y, conforme fueron creciendo, sus sentimientos empezaron a crecer más allá de la simple amistad o un aprecio familiar.

No pareció sorpresa para la mayoría cuando ambos presentaron su segundo género y al poco tiempo estaban juntos oficialmente. Pasaron años para que sean compañeros de por vida, pero parecía que no había duda para nadie que esa era la resolución de la pareja.

Cualquiera que los veía sabía que eran la pareja ideal para la sociedad.

Sin embargo, la realidad estaba muy alejada de lo que el resto del mundo pensaba.

—Oye, ¿ya viste ese lindo omega de ahí afuera?

—¡Dios! ¡Es guapísimo! El Alfa que sea su pareja es muy afortunado de tenerle.

—Creo que el dueño de la pastelería es su pareja, ¿acaso no ves la manera en la que lo mira?

—¡Y también es tan guapo! ¿Qué tengo que hacer para tener una pareja así?

Los susurros no tan sutiles de las clientas no pasaron desapercibidos para Soobin, quien estaba limpiando el mostrador. Se rió entre dientes haciendo que las clientas que estaban cuchicheando saltaran de la sorpresa.

Pero Soobin estaba más atento a lo que su "lindo omega" estaba haciendo en la entrada de su establecimiento. Yeonjun entró con una gran sonrisa en el rostro, traía un conjunto tejido de color beige de suéter con una gran falda larga y contrastó su look con unas largas botas de cuero hasta la rodilla. Por supuesto todo el mundo estaría mirándole, especialmente con la piel expuesta que mostraba en su abdomen cada que levantaba los brazos con efusión.

—¡Soobinnie! —Yeonjun amplió su sonrisa con tanta felicidad que mostraba tiernamente sus dientes de conejo.

El mencionado le correspondió la sonrisa con más calma y se inclinó frente al mostrador cruzado de brazos.

—Hola, Yeonjunnie.

Yeonjun no tardó en alcanzar a Soobin y se acercó al mostrador para juntar los labios con su pareja durante unos segundos, se separó aún riendo.

—¿Estás listo o aún te falta mucho?—preguntó el mayor jugando con las llaves de su auto en la mano derecha, a la par que apoyaba la otra en su cadera.

—Deja que termine aquí y nos vamos a casa. —Soobin terminaba de acomodar unas cosas cerca de la caja cuando le respondió.

—Está bien, cariño. Te esperaré en una de las mesas. —El mayor se acomodó un mechón negro de su cabello detrás de su oreja mientras le observaba y luego le lanzó un beso a Soobin quien rió por el gesto, pero de igual manera le respondió lanzándole un beso igual.

Las clientas que estaban en el establecimiento solo permanecieron con la boca abierta de la sorpresa.

Soobin y Yeonjun eran descarados.

Bueno, Yeonjun más que nada. Pero aún así parecía increíble lo pegajosos que eran en público.

—Disculpen señoritas, ¿necesitan algo más? Estamos cerrando. —Las clientas salieron de su ensoñación ante el comentario de Soobin, negaron con la cabeza.

—En realidad ya nos íbamos. —Soobin asintió, sus cabellos rubios revoloteando en el movimiento, las chicas estaban embelesadas—...Si no te molesta me gustaría decirte algo, espero no te ofendas —continuó una de las clientas con vergüenza, el rubio levantó las cejas en señal de que podía hablar. —Tienes un omega muy bonito, realmente es muy afortunado de tenerte.

Soobin ensanchó los ojos pero no comentó nada, solo agradeció entre una pequeña risa.

Después de un rato terminó cerrando la pastelería, vio a Yeonjun y salieron tomados de la mano para dirigirse a su auto. Las estrellas del cielo nocturno ya empezaban a salir cuando pusieron pie en la calle.

—Binnie, ¿qué fue lo que te dijeron esas chicas de antes?

Soobin rio ante la curiosidad de su novio.

—Hmm... Solo me dijeron que tenía un omega muy bonito por pareja.

La carcajada que Yeonjun soltó en ese momento resonó en toda la calle.

—Bueno, tienen razón en que soy muy hermoso.

—Usaron otra palabra, pero está bien, no te lo negaré. —Soobin levantó la mano entrelazada de Yeonjun por encima de su cabeza, cruzando su brazo por encima del hombro del más bajo, terminando en un medio abrazo. Se acercó para olfatear de cerca a su pareja. —Ese suéter huele a mi.

—Sí, es el que tuviste en tu nido un tiempo, ¿recuerdas?

Soobin jadeó incrédulo. —Hyung, ¿no lo lavaste?

El mayor esquivó la mirada de su novio. —Oh, sí lo hice. Solo tal vez no lo suficiente. —Musitó lo último más para él. —Me gusta tener tu aroma cerca.

El lobo dentro de Soobin se regocijó ante el comentario, aunque a su lado humano le parecía ciertamente anti higiénico, por lo que hizo una mueca fingiendo asco.

—Ay Soobin, como si no supiera que la camisa que llevas puesta es mía, y también está sin lavar —acusó Yeonjun, provocando un sonrojo en las mejillas del rubio.

—De acuerdo, me atrapaste. Es solo que... también me gusta tener tu aroma, me hace sentir seguro y en casa.

Yeonjun se detuvo para mirar a Soobin a los ojos. Tomó sus suaves mejillas y las acarició con ternura, el rubio se inclinó ante su toque, casi ronroneando en el acto.

—¿No es suficiente el amor que te doy?

—Nunca tengo suficiente de ti.

Con las miradas conectadas, el mayor le sonrió de manera cálida a su novio, Soobin sujetó una de las manos en sus mejillas. Ambos se inclinaron de nuevo en un dulce beso.

Sí, definitivamente no tendrían suficiente del otro.

~*~

—¡Por fin en casa!

Soobin exclamó tirándose a la cama justo al lado de Yeonjun quien ya se había preparado para dormir con ropa cómoda. El mayor estaba con una camisa blanca sin mangas y unos pantalones deportivos. Soobin había optado por una camisa negra y unos pantalones cortos que mostraban gran parte de sus blancas piernas.

El rubio se acurrucó más cerca de Yeonjun, quien lo recibió gustoso entre sus brazos, Soobin acomodó su cabeza en el pecho del mayor, aspirando su aroma canela, sintiendo como la respiración tranquila de su pareja parecía arrullarlo con el movimiento.

Yeonjun le miró con cariño y comenzó a acariciar los cabellos de Soobin, que ya estaba derritiéndose con el tacto. Sintió el dulce aroma a galletas de su pareja recién duchada.

—Has estado muy cariñoso hoy...—El mayor comenzó, por un segundo sintió como el más joven se tensaba en su lugar. —Acaso...

Antes de que continuara, Soobin se levantó, solo para sentarse más arriba para que intercambiaran posiciones, Yeonjun había entendido y ahora él era el que se acomodaba en el pecho del contrario. Una vez que cambiaron, el rubio habló cuando su mano empezó a dejar caricias en el brazo del mayor.

—Sí, mi celo está cerca.

—Oh Binnie...

Soobin soltó un suspiro frustrado.

—Odio sentirme así cuando llegan estos días. Me hace sentir tan... vulnerable.

—A mi me parece lindo —comentó Yeonjun mientras hacía círculos con su dedo índice en el pecho de Soobin, esbozó una sonrisa traviesa y el rubio bufó.

—Claro que te parece lindo, son las únicas veces en la que puedes meterlo —soltó indignado haciendo que a Yeonjun se le escape una carcajada, sin embargo no se burló, se incorporó un poco y apoyó su codo en la cama, colocando la palma de su mano en su mejilla para mirar a Soobin desde arriba.

—Sabes que prefiero que sea de la otra manera, pero si tu omega pide a gritos a mi alfa ¿qué se supone que haga? ¿Rechazarlo? Sabes que eso será peor para tu lobo.

Yeonjun suavizó su tono al hablar, sabiendo que era un tema delicado para ambos. Soobin resopló con el ceño fruncido, el mayor colocó el dedo índice de su mano libre en la frente contraria para apaciguar las arrugas que se estaban formando.

—Lo sé...—respondió el rubio en hilo de voz. —Es solo que... tu sabes, nunca quise ser un omega.

El mayor le miró con comprensión. Cada que el calor del menor estaba cerca se ponía susceptible. En ocasiones solía despotricar sobre su naturaleza y esta había tocado ser una de ellas. Pero a Yeonjun no le importaba, porque entendía más que nadie lo que sentía Soobin.

—Lo sé Binnie, yo tampoco quería ser un alfa.

La realidad era que cuando ocurrió la presentación de ambos, ninguno se imaginaría lo que terminaría sucediendo.

Estaban en el pico de su adolescencia, Yeonjun tenía 14 años y Soobin estaba por cumplir los 13 ese mismo año. A pesar de que eran muy jóvenes, en sus corazones tenían claro que no querían separarse sea cual sea el resultado. Sin embargo, eso se puso en duda cuando Yeonjun se presentó como un Alfa.

Tanto el chico como su familia estaban sorprendidos por lo que sucedió. Parecía muy obvio para todos que Yeonjun definitivamente sería un Omega. Se comportaba como uno, amaba ser el centro de atención y recibir y dar cariño sin dudar. Además a pesar de ser joven, su cuerpo era delgado y delicado, no era como los otros alfas jóvenes que conocía que eran más robustos y atléticos. Yeonjun también amaba bailar y las artes, tenía gustos por la moda que eran poco comunes para los alfas. Pero parecía que la Luna se burlaba de él al convertirlo en uno.

Lo que más temía Yeonjun era que no podría tener a Soobin como quisiera, estarían juntos pero no habría manera de que la gente los aceptara tan fácilmente, incluso su naturaleza podría rechazarse entre sí. Porque Yeonjun estaba seguro de que Soobin también sería un Alfa.

La noticia en ese entonces sacudió todo el mundo del menor. Si Yeonjun no sería su omega ¿entonces qué pasaría con ellos?

Soobin también estaba seguro que sería un alfa. Aunque no tenía los pasatiempos atléticos de estos, tenía una complexión más alta que el promedio y también tenía el aura de un líder nato a pesar de su timidez. Tenía un carácter fuerte que no le impediría pelear contra quien sea que se atreviera a arremeter contra los suyos. 

El más joven suplicó durante un año entero que la Luna se apiadara de él y le permitiera seguir con Yeonjun de una u otra manera. Soobin esperaba que esa manera fuera de ser un beta -no que se pusiera exigente- pero para su desgracia, su presentación no llegó de la manera en la que quería. El destino seguía burlándose y después de un año rogando y de mucha incertidumbre, Soobin se presentó como un omega.

El sentimiento era agridulce. Estaba feliz de que podría estar con Yeonjun como una pareja normal, pero Soobin odiaba ser un omega.

La naturaleza del omega le obligaba a hacer cosas que no quería, como ser sumiso, acatar cualquier orden de un alfa, ser delicado, y dios, las etapas de celo era lo que más detestaba. 

Por mucho que Soobin quiso acoplarse con su omega, era algo muy difícil para él, por lo que con el paso del tiempo, incluso su olor había cambiado y el resto de los alfas, omegas e incluso algunos betas, percibían su aroma como agrio. Todos, excepto claro, Yeonjun.

El alfa de Yeonjun también tenía una relación complicada con su parte humana. Su lobo parecía exigirle que sea más agresivo, más territorial, y no es que no lo sea con Soobin, pero su lado racional le decía que también lo dejara tener su espacio.

Odiaba perder el control en muchas situaciones en las que sentía a Soobin en peligro, como en aquella ocasión en la que en un baile de secundaria, un alfa quiso pasarse de listo con Soobin. El mayor perdió los estribos y terminó soltando un gruñido muy grave que resonó en su caja torácica, se puso delante del más joven y casi optaba por una posición de pelea. Solo porque Soobin logró liberar algunas de sus feromonas es que pudo calmarlo y sacarlo de esa fiesta.

Incidentes como esos seguían ocurriéndole a Yeonjun siendo aún un alfa joven. Sabía que debía proteger a su omega, pero también sabía que no era ningún inútil.

El chico sabía defenderse muy bien, nunca nadie se había sobrepasado con él y quienes lo intentaban terminaban en el suelo. Ocurrió con muchos betas y algunos alfas. Pero algunos de ellos amenazaban con usar una voz de mando y Soobin sabía que si lo llegaran a utilizar de verdad sería su perdición. En esos momentos era cuando Soobin se sentía más vulnerable, porque no había manera de que pudiera pelear contra eso.

Tanto Yeonjun como Soobin estaban en una etapa muy complicada de su maduración.

No aceptaban fácilmente a sus lobos individualmente, pero estos ya se habían aceptado entre sí. Solo por eso es que decidieron que debían permanecer juntos y sobrellevarlo.

Yeonjun entonces empezó a pasar los calores de Soobin con él. Le prestaba su ropa para hacer su nido y lo ayudaba a quitarse esa carga de encima. Aún no habían llegado a hacer nada tan íntimo como marcarse, a pesar de que el omega de Soobin se lo exigía al alfa de Yeonjun. Siempre hubo un control impresionante por parte del mayor para no sobrepasarse con el más joven. Soobin tomaba supresores para aliviar su dolor y hacer más pasables sus celos, pero tener a Yeonjun cerca para mimarlo y abrazarlo cuando ocurría era una gran ayuda para él.

No tuvieron relaciones hasta el día en que fueron mayores de edad. Habían logrado aguantar todos esos años sin pasar más allá de toques y caricias placenteras que aliviaban ambos cuerpos. Pero ya llegaron a un punto en el que no podían retrasarlo más. Sin embargo fue algo confuso para los dos.

El celo de Soobin había estado de intermedio para la decisión, por lo que la primera vez que ocurrió, el más joven había sido el receptor con tal de que su omega estuviera satisfecho. Y la cosa era, que Soobin había perdido la razón en ese momento, pero tan pronto empezó a recuperar sus sentidos se dio cuenta de lo que había sucedido.

Yeonjun lo había marcado.

Y a pesar de que se había sentido bien y su omega era el más feliz de todos, no se sentía correcto.

Aquella duda también se había instalado en la mirada de Yeonjun, que tenía un hilillo de sangre saliendo de sus labios, producto de la mordida que le había dado a Soobin.

Y aunque se habían vuelto uno al fin, lo que tanto habían anhelado, creían que ellos eran más que esto.

Tomó mucho tiempo para que lo hicieran funcionar.

Un día, Yeonjun -que recientemente se había teñido de un bonito rosa y lo hacía verse más lindo e irresistible-, simplemente llegó con Soobin quien salía de la universidad para proponerle la mejor idea de sus vidas.

—Soobin, quiero que me la metas.

El más joven casi dejaba caer su macbook de la mochila.

—¿Hyung? ¿Qué demonios?

—Escucha Soobin, creo que debemos intentarlo. Es lo que quieres, ¿no?

El mencionado, que en aquel entonces tenía su cabello de color azul, se sacudió la cabellera en confusión. Y a pesar de que sentía que quería hacerlo, parecía una idea muy loca, ¿un omega tomando a su alfa?

—Aunque eso es lo que quisiera, ¿es algo que tú quieres? —preguntó Soobin algo tímido, hablar de su intimidad en público parecía muy tabú. Yeonjun parecía muy serio al respecto.

—Sí, sí quiero. De hecho... creo que todo el tiempo lo he querido.

Y wow, esa declaración había encendido algo en Soobin que no supo descifrar, pero claramente podía percibir la mirada determinada de Yeonjun sobre él, sintiendo también que eso era una idea que tenía desde hace mucho tiempo.

No tuvo que pensar mucho para estar de acuerdo con él.

Esa noche llegaron a su pequeño dormitorio con una mezcla de anticipación y nerviosismo.

Sus lobos estaban sintonizados en querer que la situación sea satisfactoria para ambos. Aún no estaban seguros de cómo tomarían este cambio, pero eso no les impidió dar un paso para atrás con la idea.

Cuando Yeonjun y Soobin unieron sus labios en la cama y el mayor dejó que el más joven tomara el control de la situación, parecía que finalmente las cosas estaban encajando.

Soobin tomó a Yeonjun y lo levantó sobre él, el mayor se sentó a horcajadas encima de su pareja sin separar sus labios en ningún momento. La gran mano de Soobin se habían aferrado a la delgada cintura de Yeonjun, acariciando su piel hasta llegar debajo de su espalda, con la otra había tomado al mayor de la nuca para profundizar el beso; las caricias en su cuerpo provocaban escalofríos de placer, anticipando cada toque del menor sobre él. Ambos estaban explorando la boca del contrario, sintiendo chispas de excitación ante esta nueva perspectiva.

El mayor comenzó a presionar, quería darle la oportunidad al menor pero, instintivamente, comenzó un vaivén con sus caderas, provocando que el miembro de Soobin comenzara a reaccionar, Yeonjun sonrió ante lo que estaba causando en su novio. Sus brazos estaban entrelazados sobre los hombros de Soobin, por lo que cada movimiento era más íntimo. Sus labios se habían separado dejando que suspiros de satisfacción escaparan de estos, sus frentes estaban unidas, sus narices rozando peligrosamente para unir sus labios de nuevo.

Después de un rato de juegos previos y cuando pasaron a estar sin prendas que les estorbaran, Soobin empezó a dudar ¿Sus lobos aceptarían esta decisión? ¿A Yeonjun le gustaría? ¿Y si lo lastimara? Yeonjun ni siquiera podía lubricarse como él. El mayor pareció darse cuenta de que el menor estaba con conflictos en mente porque no lo presionó, por unos segundos permaneció en silencio solo observándolo.

—Hey, Binnie. —Yeonjun tomó las mejillas de su novio y unió sus frentes, a pesar de que estaban desnudos, en ese momento no había lujuria en sus ojos, solo un gran afecto y entendimiento en el mayor, Soobin tenía muchos temores en ese momento pero ese simple gesto lo calmó. —No tienes que hacerlo si no quieres, yo aceptaré lo que sea por ti.

Soobin sabía que tenía que estar seguro de lo que estaba haciendo, tenía que tomar el control de la situación, no podía retractarse ahora, no con Yeonjun encima de él mirándolo expectante.

—Yo... solo...—Soobin tragó nervioso, sin saber realmente cómo no arruinar el momento. —Tal vez... debimos haber comprado un lubricante.

Y bueno sí, sus pensamientos intrusivos ganaron y terminó por soltar un comentario estúpido. Yeonjun abrió los ojos incrédulo pero al mismo tiempo sentía que decir algo como eso era muy Soobin de su parte. Se rió entre dientes, su novio era tan torpe y lindo que su corazón no podía con ello.

—No te preocupes por eso, cariño, tengo aquí. —Yeonjun se inclinó cerca de su mesita de noche y en un rincón de su cajón estaba un pequeño botecito cuyo contenido no estaba completo, Soobin comprendió algo en ese momento.

—Hyung... ¿te has... preparado tú solo?

Ahora, eso es algo que a Yeonjun no le hubiera gustado admitir. Su lobo había estado muy, pero muy molesto cuando lo intentó la primera vez. Esencialmente porque para su alfa eso era degradarse en categoría, pero el mayor lo disfrutó tanto que sintió que él mismo no era suficiente. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que realmente quería y lograría su cometido aún si su lobo se negara. Pero ahora que Soobin lo sabía, no pudo evitar avergonzarse un poco.

—Tenía curiosidad...—Confesó en voz baja. —Es por eso que te lo pedí también... no dejaría que alguien más lo hiciera conmigo.

Soobin observó a Yeonjun con un nuevo fuego encendido en su interior, su lobo interior estaba agitando la cola en un estado de excitación y curiosidad, su omega estaba emocionado ante la vista sumisa de su alfa, ¿qué tan extraño podría ser eso?

El alfa de Yeonjun también pareció excitado ante la sensación de ser observado por su omega, su lobo que usualmente era competitivo y altanero parecía que se había colocado de espaldas para ver lo que su omega intentaría, una invitación no tan discreta que lo retaba como diciendo: "¿oh, crees que puedes con esto?" Y la sola idea de que ambos estuvieran enredados de una manera diferente y poco común les pareció excitante.

Soobin ya no aguantó más y tomó su decisión, agarró aquella botella de su pareja y, pretendiendo ser un experto, colocó el líquido en su mano. Yeonjun se colocó de espaldas a la cama quedando en un estado completo de sumisión sorprendiéndose de que su lobo lo dejara ser. El menor se inclinó y besó a su novio con gran fervor sintiendo como se relajaba debajo de él. Comenzó con sus labios y poco a poco dejó pequeños besos alrededor de su rostro, besó su mejilla y se inclinó para besar debajo de su mandíbula, acercándose a la zona del cuello donde Yeonjun tenía sus glándulas de olor, lamió sin pensarlo mucho, dejándose llevar con todo lo que quería hacer con el mayor entre sus brazos, cuyo cuerpo reaccionó tan sensible con los toques, jadeando con cada roce. Soobin bajó con un camino de pequeños besos en el pecho de Yeonjun, llegó a uno de sus pezones y comenzó a lamerlo y jugar con él con su lengua, lamiendo y chupando causando que el mayor arqueara la espalda por la acción, Yeonjun nunca había pensado que ser quien recibiera lo haría sentir tan bien, lo imaginó tantas veces, pero ni en sus sueños más oscuros podría haber sentido tales sensaciones como estar en vivo.

Soobin tomó como algo positivo su reacción así que prosiguió y, aprovechando la posición, dirigió un dedo en la entrada inferior de Yeonjun. Pudo sentir cómo aquello le apretaba y parecía reacio a dejarlo entrar hasta que forzó un poco más e inició un tranquilo vaivén con su dedo medio. El mayor lo sintió incómodo al principio, justo como la primera vez que intentó complacerse a sí mismo, sin embargo, la sensación era diferente porque Soobin marcaba su propio ritmo y sus dedos largos y delgados se sentían más placenteros conforme avanzaba. El menor terminó por introducir tres dedos para dilatar la entrada, aparentemente estaba funcionando porque Yeonjun empezó a mover sus caderas, cediendo ante el toque. Después de unos minutos Soobin finalmente hizo la pregunta.

—¿Estás listo, hyung?

Ahora, aunque Yeonjun asintió, se lo pensó dos veces. La sensación de los dedos de Soobin definitivamente no sería lo mismo que su miembro. Por alguna extraña razón la complexión de su pareja era más robusta que la suya aún siendo un alfa y, aunque Soobin definitivamente no tenía lo que se necesitaba para hacer un nudo, su miembro aún era bastante grande a comparación del suyo. El alfa de Yeonjun debía haberse sentido ofendido o humillado por la diferencia, pero en realidad se sentía emocionado. Yeonjun lo percibió como otro reto, como si su alfa dijera que puede domar aquello y gimió con entusiasmo.

Soobin tomó aquello como una invitación y empezó a introducirse en su pareja. Era tan estrecho como lo imaginaba, tal vez más. El cuerpo de Yeonjun no estaba hecho para esto como el suyo. El lubricante había ayudado al menos. No terminó por meterse por completo, temía lastimar al mayor si se apresuraba, pero claramente que sea gentil no estaba en los planes de su novio.

—Está bien, Soobin. —El aliento de Yeonjun estaba tan cerca de su rostro que se percibió como un suspiro. —Soy un alfa ¿recuerdas? Puedo con esto. —Eso fue suficiente para que Soobin arremetiera por completo en el cuerpo ajeno.

Yeonjun tenía razón, si bien su cuerpo no estaba hecho para facilitar el acto, no significaba que no pudiera soportarlo, su cuerpo tenía más resistencia que el suyo y algo como eso no lo asustaría.

Eso no quitaba que la primera vez se sintiera extraño.

Yeonjun inclinó la cabeza hacia atrás ante el movimiento, sorprendido por el tamaño de la intromisión, pero le dio a Soobin la señal de seguir y pronto, después de unos movimientos lentos, el más joven comenzó a dar embestidas más y más certeras, y Yeonjun gimió, soltando los jadeos más sensuales que Soobin había escuchado en su vida. Cuando él era el que recibía no solía ser tan receptivo como lo era Yeonjun, solía reprimir sus gemidos a pesar de que se estaba sintiendo bien y el mayor aunque jadeaba de igual manera, no emitía sonidos como los de ese momento.

Yeonjun lo estaba disfrutando, tanto. Y aún no había llegado a un punto óptimo para él.

Soobin juntó fuerza y levantó a Yeonjun sobre él sin desconectarse, envolviendo su brazo alrededor de la cintura estrecha del mayor, esa nueva posición había cambiado algo dentro de Yeonjun que jadeó más fuerte e incluso logró poner los ojos en blanco.

Soobin había tocado su punto más sensible.

El más joven se dio cuenta así que siguió embistiendo en ese mismo punto, causando que el mayor se perdiera en el placer. Podía jurar que estaba riendo, tan loco y contento de haber encontrado la solución a sus problemas. Su lobo parecía en sintonía con sus pensamientos, sucumbiendo ante el placer que estaba otorgándole su dulce omega, quedando claro que solo su compañero podría tenerlo de esta manera. El miembro de Yeonjun se frotaba con el abdomen de Soobin con cada embestida, estaba igual de excitado por fuera que el líquido preseminal estaba saliendo de su miembro duro. El mayor se aferró más, enredó sus piernas en la cadera de Soobin mientras tomaba desesperadamente de sus cabellos, la cabeza del menor se acercó más a su pecho donde empezó a chupar y lamer nuevamente donde pudiera. Yeonjun sabía que estaba empezando a llegar a su límite.

La conexión que tenían se hizo más fuerte, Soobin los volvió a acomodar, dando una vuelta y colocando a Yeonjun de nuevo sobre la cama, dejando que el mayor rasguñara desesperado las sábanas, el más joven se posicionó encima de su pareja y colocó unas almohadas debajo de la cadera contraria, las piernas de Yeonjun levantadas a los costados de la cadera de Soobin, el menor tomó a su pareja de la cintura para profundizar más las embestidas. Ambos jadeaban sin cesar, la vista que el más joven tenía de su novio le tenía en la cima del éxtasis, tener a su alfa exigiéndole más contacto mientras los cabellos rosados de Yeonjun se volvían un desastre en las sábanas de la cama.

Soobin gimió grave, un sonido que no pensó que pudiera salir de él, eso emocionó a su omega interior. Se inclinó más hacia abajo para llegar a los labios de su novio y mordió su labio inferior, Yeonjun estaba contento con todo el contacto que su cuerpo tenía con el ajeno. Soobin empezó a embestir más rápido y el mayor perdió la cabeza, todo empezó a parecer borroso en el momento en el que su pareja continuó aplicando presión a ese punto dulce del mayor.
Yeonjun soltó gemidos desesperados y no sabía donde colocar sus brazos, terminó por abrazarse más de Soobin, rasguñando su espalda con cada embestida que daba.

Lo que estaba ocurriendo era una locura y se sentía tan bien.

—S-Soobin... Bin... por favor... márcame. —El mayor no supo cómo logró articular palabras más allá de sus jadeos, pero estaba entrando en un estado de perdición. Soobin no lo dudó, justo cuando empezó a embestir para llegar a su clímax y sintiendo como el miembro de Yeonjun también estaba a punto de liberarse, tomó a su pareja y en la curvatura del cuello, el punto más sensible para sus lobos, hundió sus dientes en la piel del mayor. La acción no fue tan agresiva como lo sería marcar permanente a un omega, Soobin ya era suyo desde hace mucho tiempo, pero en ese momento finalmente el más joven pudo reclamar al alfa de Yeonjun. Un espíritu libre y dominante estaba siendo domado por un omega.

Yeonjun soltó un gemido de placer cuando la mordida se sincronizó con su clímax. Si hubiera sido un omega estaría anhelando el nudo de su pareja en ese momento, sin embargo la hinchazón del miembro duro de Soobin lo satisfacía sin dudar.

Entonces todo encajó estando en ese punto, estando unidos tan íntimamente y de manera sentimental. Se besaron una última vez antes de separarse, Yeonjun sintió el vacío dentro de sí después de eso, Soobin sintió la falta de presión en él. Pero ambos estaban tan contentos, tan felices, que incluso sudorosos y cansados se aferraron al cuerpo del otro.

Deberían limpiarse, pero ninguno quiso moverse el abrazo que compartían.

—¿Estuvo bien, hyung?—preguntó Soobin casi de manera tímida, un gran contraste de lo que había sucedido hace apenas un rato.

Yeonjun sonrió, como nunca había hecho, era una sonrisa agotada por el esfuerzo anterior pero transmitía todas sus emociones. Sus aromas incluso ahora combinados tan perfectamente como siempre.

—Estuvo increíble, Soobin. No creo poder regresar a lo que hacíamos antes —confesó. El más joven rió entre dientes sabiendo que a final de cuentas tarde o temprano lo tendrían que hacer.

—¿Estás dispuesto a seguir siendo el que recibe?

—Si me vas a hacer el amor como lo hiciste ahora, creo que podría acostumbrarme.

Soobin sonrió, acomodando unos mechones rebeldes del cabello rosado del mayor. —Puede mejorar.

—Entonces con más razón.

Y entonces, lo hicieron funcionar.

Poco a poco todo empezó a caer en su lugar. Yeonjun dejó de estar tan atado a su lobo y vestía como quería, actuaba como quería y se dedicaba a lo que quería. A la mierda los estereotipos de los alfas.

Soobin también comenzó a ser él mismo. Aunque tenía menos ataduras en estereotipos a comparación de los alfas, los problemas para él fueron cuando quiso abrir su propio negocio y le negaron la posesión a menos que sea un alfa el dueño del lugar. Le frustró tanto que su olor regresó a ser agrio durante varios días. No le quedó otra solución más que Yeonjun firmara por él como dueño del lugar. El sitio que actualmente laboraba como su pastelería. Pasó un tiempo y unos cuantos trámites con ayuda de sus amigos para que Soobin terminara siendo el verdadero dueño de la propiedad y ya nadie cuestionó nada más.

Soobin se había graduado como chef pastelero, un amor que siempre había tenido desde pequeño. Era lo único que agradecía de ser omega, pues ese era un oficio que nadie le impedía realizar, incluso su aroma era de galletas recién horneadas.

Por el lado de Yeonjun, se convirtió en coreógrafo profesional, llegando a trabajar incluso para grandes empresas de entretenimiento. Era un trabajo que le apasionaba a pesar de que a veces aún seguía siendo juzgado. No es que a los alfas se les impidiera ser bailarines, pero no de la manera en la que se movía Yeonjun.

Ambos estaban muy felices con sus vidas establecidas, teniendo un departamento decente cerca de sus respectivos trabajos.

Soobin había tonificado un poco el cuerpo, marcando los músculos de sus brazos, piernas y abdomen de una manera tan sutil que no se notaría. Incluso sus hombros habían ensanchado un poco más y su rostro hacía un tiempo que había perdido la grasa de bebé, marcando su mandíbula y haciéndolo lucir más maduro y varonil.

Yeonjun no se molestó en ejercitarse demasiado, sus brazos eran fuertes y tonificados, lo único que nunca pudo cambiar fueron sus delgadas piernas, pero era algo de lo que le encantaba presumir. Su rostro también se volvió más varonil y su mirada felina se hizo más pronunciada, pero a Yeonjun le encantaba usar maquillaje así que siempre lo acentuaba todavía más.

Lo cierto era que Yeonjun y Soobin se alejaban mucho, muchísimo de lo que eran un Alfa y un Omega ideal.

La gente empezó a creer que Soobin era el alfa porque era el dueño de la pastelería y con frecuencia usaba supresores y también la ropa de Yeonjun, dejando como resultado un olor combinado de ambos, ni tan fuerte ni tan dulce. La apariencia de Soobin era como un alfa y a su vez era autoritario como uno. Por eso todo el mundo empezó a creer lo contrario.

Yeonjun tampoco ayudaba, su apariencia era más delicada y sus looks modernos y llamativos indicaban que era un omega. Además a veces el mayor se alocaba y se ponía ropa tejida que no dejaba nada a la imaginación, incluso con sus hombros y clavícula expuestos junto con una marca clara en su cuello.
Soobin entraba en pánico cada vez que el mayor salía así pues no tenía miedo de demostrar que lo habían marcado. El más joven se sentiría orgulloso, de no ser porque quien presumía de eso era un alfa. Claro que no era una marca real, simplemente era muestra de que su lazo era irrompible, Soobin presionaba con fuerza cuando lo hacían pero no había manera de que pudiera ser una marca verdadera, esa la tenía él.

Por suerte sus aromas ya estaban tan mezclados que la gente no intentaría nada con ellos, sabían que ambos estaban reclamados de todas las maneras posibles.

—Anímate, cariño. —En la actualidad, Yeonjun aún se encargaba de hacer sentir bien al menor. —Aún quedan algunos días para que te preocupes por tu celo. —El mayor se inclinó y plantó un húmedo beso en la mejilla de Soobin. —Además estaré ahí contigo para ayudarte, ¿de acuerdo?

El menor asintió rendido, dando por terminada la sesión de autocompasión. Yeonjun se incorporó y se sentó con las piernas cruzadas, aplaudió tomando por sorpresa a Soobin con el sonido.

—¡Ya sé! ¿Qué dices si aprovechamos los momentos que te quedan de "alfa dominante", eh?

Soobin rió pero solo negó con la cabeza divertido, estiró el brazo y tomó a Yeonjun de la nuca empujándolo suavemente para que regresara a acostarse con él.

—Es muy tarde para eso, ahora solo quiero "mimos de omega".

El mayor hizo un puchero que Soobin besó entre una sonrisa, a pesar de que no había logrado su cometido se dejó ser y se acurrucó de vuelta con su pareja.

—¿Sabes, Soobin? Tu rubio te hace ver como otra persona, eres realmente una amenaza. —El mencionado arqueó una ceja entretenido.

—¿Una amenaza?

—Sí, eres muy atractivo para mi salud.

Soobin soltó una carcajada, sus ojos convirtiéndose en dos medias lunas con el gesto.

—¿Debería teñírmelo de vuelta a negro?

Yeonjun pensó, frunciendo sus labios y el ceño, muy serio. —Sí, te verías como un lindo lobo ahora que tienes tu cabello más largo. —El mayor revolvió los cabellos del menor con diversión. —Pero tendré que teñirme igual, cuando tenemos el mismo color parecemos gemelos.

—Claro que no parecemos gemelos, yo soy más guapo.

—Sí, sí, Soobin. Tú eres mucho más guapo. —El mayor tomó las mejillas de Soobin y las empezó a sacudir en broma. —¿Entonces, qué opinas del naranja?

—Estaría bien, hace tiempo que no te tiñes así desde el rosa.

—¿Oh? ¿Aún no olvidas el color rosa? —Yeonjun sonrió con picardía.

—Es imposible olvidarlo. —Suspiró ensoñado el menor. —Apuesto que te verías muy bien de naranja.

—Naranja será. —El mayor se inclinó para besar a Soobin en los labios, otra vez. Nunca se cansarían de esto. —Mañana a primera hora iremos por los tintes.

Soobin puso los ojos en blanco, pero sabía lo impulsivo que podía llegar a ser su novio, tuvo suerte de que haya decidido no salir en ese mismo momento.

Se abrazaron muy cómodos, con Yeonjun envolviendo el torso de Soobin con un brazo y el menor abrazando a su pareja con la cabeza del mayor bajo su palma.

Una calma perfecta para una pareja imperfecta.



~*~

Hey, que tal, es mi primera vez publicando en este fandom y de esta pareja que me anda trayendo loca desde hace un par de años, ideas tengo muchas pero está en cuestión de que salgan a la luz jaja

Espero les haya gustado esta historia donde no es tu típico omegaverse, si es así espero me comenten lo que les parece <3

Y sí, el yeonbin huele a canelitas

Me despido (con la idea de regresar pronto) y aún es la primera semana del año así que:
¡Feliz año nuevo!

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