፠ 𝘌𝘭 𝘮𝘢𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘺 𝘦𝘭 𝘷𝘪𝘤𝘦𝘮𝘢𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 ፠
Nadie sabía que pasaba entre el líder del gremio azul y el vicemaestro, todo lo que sabían era que cada cantidad de días ambos se encerraban en la oficina del vicemaestro Lee Kiyoung y no salían de ahí toda la tarde.
Aunque muchos habían preguntado ni la misma Jung Hayan conocida como la novia del vicemaestro ó Lee Giyoung su mejor amigo sabían que pasaba en esas tardes, pero todos estaban seguros que eran meros eventos formales, seguramente discutirian eventos importantes en el continente, estas eran cosas que las mentes comunes como ellos serían incapaces de entender.
Pero podían estar tranquilos al ver sus expresiones llenas de felicidad y emoción al terminar aquellas reuniones privadas.
Y hoy había otra.
La puerta se acababa de cerrar guardando con ellas los secretos oscuros que ahí se hablaban.
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Sus ojos vagaban de izquierda a derecha, quería maldecir pero que podía hacer cuando la persona frente a el era tan linda. Kiyoung estaba perdido, sabía que Kim Hyunsung sería su perdición un día de estos.
Esta bien si maldijo en su cabeza, le aterraba que Jung Hayan hubiera puesto algún hechizo para espiarlo, esa mujer estaba loca, pero acaso no aún sabiendo los incovenientes venía cada cierta cantidad de días a encerrarse con Hyunsung, tal vez podría orar por su alma y perdir por la de Hyunsung para que Jung Hayan no los encontrara y asesinara.
— ¿En qué estas pensando?.
Esa masculina voz lo sacó de su estúpido aturdimiento.
— ... Nada.
Los ojos azules de hombre se fijaron en el provocando que volviera a maldecir, aquí estaba a sus veinticinco años embobado por un hombre tres años menor que el.
— Estas pensando en Hayan ¿verdad?.
Y la maldición mental subió de grado.
— ... Sí.
Hyunsung no se molestó, Kiyoung sabía que después de la regresión habían muy pocas cosas que pudieran molestarlo ó atormentarlo.
— Se que no la quieres.
— Si, ¿cómo podría agradarme alguien que me puede asesinar en cualquier instante? — Su voz era satírica.
— No pensé que fuera por eso — Hyunsung guardo silenció — Pense que si te gustara no estarías aquí hoy o ningún día.
— Bien lo admito.
Los ojos azules brillaron con emoción y sus labios formaron una sonrisa enorme.
Esa maldita sonrisa era la razón de todos sus problemas, como podría su capacidad fisica compararse con la de Hyunsung, pero aqui seguía de masoquista lastimandose la cadera con tiempos muy pocos alejados uno de otro.
A la mierda.
Se dijo para jalar el bonito y elegante uniforme del líder del gremio hacía el, no sabia que le habían dado de comer a ese mocoso para crecer tanto.
Sus labios se estamparon en un solo aliento, el jugueteó era el mismo de siempre, primero era un beso demasiado superficial, aún recuerda como este niño se murió de vergüenza la primera vez que se besaron.
Pero Lee Kiyoung es alguien naturalmente ambicioso, comenzando a roer los labios de contrario para obligarlo a abrir la boca a lo cual Hyunsung fue muy cooperativo.
Las lenguas jugaban, chupando y sorbiendo como si ninguno tuviera suficiente, ambos eran hombres jovenes en la etapa más ferviente de su vida así que no tardaron mucho en pasar a lo demás.
Hyunsung era muy malo tratando de soportar las burlas de su querido vicemaestro, no tardó demasiado en enviar al hombre al sofa para terminar lo ya empezado.
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Hyunsung hacía ejercicio diario, pero sin duda este era el más placentero.
El hombre dormido en el sofá respiraba con tranquilidad, sabía que se había emocionado, se reprocho el hecho de dejar exhausta al hombre de ojos cafés rojizos, claro que tácticamente ignoró el hecho de que había alguien mordiendo su oreja mientras decía "mas rápido" una y otra vez.
El no era de maldecir, muchas veces estuvo arrinconado durante su primera vida asi que en esta no vio la necesidad de maldecir, era una vida pacífica ó al menos más pacífica que la anterior.
Sabia que todo se debia ese hombre, sin el todo hubiera sido exactamente igual, el había llegado a cambiar todo, incluso el mismo.
Notó las mordidas en su hombro izquierdo, a Kiyoung le encantaba morder, era como si estuviera marcado su territorio, tampoco era como si tuviera competencia, Hyunsung era el que se estaba acostando con un hombre que al menos tenía unos ocho aterradoras mujeres tras de el.
El que debía preocuparse era el.
Claro que había celos en su vida, detestaba ver como Jung Hayan lo abrazaba todos los días, como Cha Heera llegaba a mostrar sus atributos cada que lo veía, como Kasugano Yuno lo veía con una adoración irreal ó como Lee Jihye llegaba a coquetearle.
Pero a fin de cuentas era el único que podía hacer todo lo que hacian en esa acaloradas tardes.
Ese hombre cruel solo se rendía ante el.
El tren de pensamiento de Kim Hyunsung tuvo que detenerse abruptamente cuando vio que su adorado vicemaestro se movía y sus pestañas temblaban.
— ¿Ha pasado demasiado tiempo?.
Pregunto con voz ronca.
— No, aún es temprano podemos decir que estuvimos leyendo documentos.
— Bien, ayudame con la cintura.
— Claro.
Como siempre masajeo suavemente la dolorida cintura de Lee Kiyoung, sus movientos eran suaves, sus dedos callosos se movían de manera constante.
Mierda.
Kiyoung se había vuelto a calentar.
— ... ¿Otra ronda?.
Hyunsung estaba perplejo, no esperaba este desarrollo en absoluto. La adorable expresion estúpida en la cara de Hyunsung ablando el corazón de Kiyoung en un instante.
Pero el también sabia que aveces ser lindo no servía de nada.
— ¿Querido maestro del gremio azul esta dispuesto a ayudar a su pobre empleado?
Estar con todas esa mujeres le había enseñado a hablar como zorra, bien esto era mentira, amaba hablarle como una zorra con Hyunsung así que lo intuyo solo.
— Su pobre empleado muere, quiere ser llenado por el líder — Levanto su antes dolorida cintura y se movió rapidamente en dirección a su oído — ¿No esta dispuesto?
Lo último fue un susurro tan suave que la misma brisa del cuarto pudo haberse llevado con ella.
Pero este fue suficiente para provocar la rapida subida de temperatura en Hyunsung, que se movio tan rápido para posicionarse sobre Kiyoung.
— No, querido líder, yo supongo que esta cansando así que — Su voz coqueta se unió con leve tarareo — Déjeme hacerlo ahora a mí.
Sus posiciones se invirtieron en un cerrar y abrir de ojos y ahora Kiyoung estaba sentado a horcadas sobre la cintura de Hyunsung.
— Querido líder puede confiar en mi.
Lo siguiente fue un cuarto lleno de jadeos, suspiros, leves gruñidos, gimoteos, un aire demasiado ambiguo y un extraño aroma.
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La noche ya había caído hacía un buen rato cuando los empleados del gremio azul vieron salir a ambos jefes del gremio.
Ambos tenían expresiones llenas, la del líder era demasiado brillante y la del vicemaestro no se quedaba atrás su expresión era satisfecha, una sonrisa grande y una leve sonrisa adornaban sus rostros.
Todos los empleados vieron como sus amigos se les acercaban a hablar con ellos y ambos líderes estaban muy tranquilos, todos los problemas futuros debieron ser tratados por ellos en este día, sino cual sería la razón de haber trabajado hasta tan tarde.
Todos podían sentirse seguros en el continente mientras su maestro y vicemaestro sigan teniendo sus muy importantes reuniones.
Lastima que nunca supieran que no se habia resolvido nada más que sus propios egoístas deseos.
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¿Tal vez es el único?
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