ℂ𝔸ℙÍ𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟙𝟙.
Las cosas entre Jennie y Chaeyoung iban de maravilla, aunque como toda relación, discutían de vez en cuando pero no era tanto que una conversación y luego sexo por todo el departamento en cualquier superficie plana no pudiera arreglar.
La rubia había recuperado el brillo que había perdido, pero este brillaba con más intensidad, iluminando y alegrando la vida de Jennie con cada segundo que pasaba. Su amor por la pelinegra crecía cada vez más con cada día y estaba totalmente segura de que nunca dejaría de crecer.
Había descubierto miles de cosas de Jennie de las que no tenía ni la más mínima idea. Como por ejemplo, cuando la mayor despertaba en la mañana, tenía esa maña de comenzar a ronronear como gato y pegarse a su cuerpo en busca de calor y mimos. Y Chaeyoung estaba más que feliz de dárselos.
No había mejor cosa que despertar con mimos de parte de la persona que amas.
Y bueno, Jennie estaba igual.
Ella realmente amaba a Chaeyoung y todo lo que tuviera que ver con Chaeyoung. Le encantaban todas las facetas de la rubia, desde la más normal y adorable hasta la más rara y graciosa.
¿Quién demonios lloraba cuando comía algo sumamente delicioso? Solo Chaeyoung. Sin embargo, ella también amaba eso.
Este último mes, para ellas, fue como vivir en un sueño, a excepción de la primera semana y media donde aún no sabían los hábitos de la otra y discutían hasta por la más mínima cosa. Sin embargo, para Jennie había sido la mejor semana y media de su vida, sobretodo porque tener la vista de su novia al borde de su orgasmo mientras saltaba sobre ella había sido lo mejor de todo.
Sin embargo, a pesar de todo lo bueno, también estaba lo malo.
Ambas estaban preocupadas por Jisoo, y aunque Jennie tenía miles de ideas de cómo acercarse a la mayor para intentar tener una conversación civilizada, no quería tener un nuevo corte en el labio durante una semana más.
Sabía que de alguna manera u otra, se lo merecía. Se había metido con la esposa de su mejor amiga, así que esas eran las consecuencias de sus acciones. Y por esa misma razón, jamás había tratado de devolverle el golpe a Jisoo.
—Tal vez debería intentarlo hoy. – dijo, abriendo la puerta del lado del acompañante para que Chaeyoung bajara.
Ambas habían quedado con la mejor amiga de la rubia en ir a desayunar en cuanto Jennie se desocupara un poco de su veterinaria, por lo que ahora estaban en el estacionamiento del antiguo edificio en donde vivía Chaeyoung.
La rubia frunció el ceño, comprendiendo de inmediato a lo que se refería Jennie. La conversación que había mantenido con Jisoo la semana anterior, de la cual, por obvias razones, había evitado decirle a Jennie
—Creo que no es buena idea. – dijo, tomando la mano que la pelinegra le ofrecía para comenzar a caminar hacia el ascensor. — A penas te cicatrizo la herida del labio, si te golpea de nuevo será aún peor.
—Me lo merezco. – Jennie se encogió de hombros. Chaeyoung frunció el ceño y dio media vuelta para enfrentar a la mayor en cuanto entraron al ascensor.
—No, no lo haces. – espetó la rubia. — Quién se lo tendría que merecer soy yo, se supone que yo era su esposa y la que debía tenerle más respeto. – Chaeyoung echó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos por un momento antes de abrazar a Jennie contra su cuerpo. — No es tu culpa que te hayas enamorado de alguien tan perfecta como yo cuando aún estaba casada. – se burló, dejando salir una risita cuando vio a Jennie poner los ojos en blanco. — Pero tienes tanta suerte de que yo me enamorara de ti también, fue la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida.
—Realmente odio cuando eres egocéntrica, ¿lo sabes? – se burló Jennie, colocando la palma abierta en el rostro de Chaeyoung, cubriéndolo casi por completo. — Pediré un reembolso. – avisó, notando cuando la rubia frunció el ceño, ofendida. Una mueca de asco se dibujó en su rostro cuando la menor pasó su lengua por la palma de Jennie. — ¡Asquerosa!
Chaeyoung comenzó a reírse, dejando que Jennie limpiara su mano en su chaqueta. Enredó sus brazos en la cintura de la mayor, abrazandola contra su cuerpo con algo de fuerza antes de bajar un poco la cabeza y dejar un corto beso en los labios que tanto le gustaban.
—Te amo. – dijo, mirando a Jennie con adoración. — Mucho más que ayer, pero definitivamente mucho menos que mañana.
Una sonrisa radiante abarcó el rostro de la mayor, quién subió sus manos hasta colocarlas en la nuca de Chaeyoung y atraerla a ella para comenzar un beso suave y cariñoso, sin intenciones de llevarlo a más.
Ambas se separaron segundos después cuando sintieron que el ascensor se detenía en la planta baja, separándose de su abrazo pero sin dejar de mirarse la una a la otra.
—Y tan bien que había empezado el día. – escucharon. La pareja levantó la mirada, encontrándose con Jisoo con el ceño fruncido y unas bolsas en sus manos fuera del ascensor.
La mayor soltó un pesado suspiro, entrando al ascensor. Podía simplemente dar media vuelta y subir por las escaleras, pero sinceramente, no tenía ni las más mínimas ganas de hacerlo.
En cuanto las puertas se cerraron, un silencio incómodo y tenso se instaló en el pequeño espacio. Jisoo echó su cabeza hacia atrás, apoyando su espalda en una de las paredes del ascensor y mirando el techo, con miles de cosas en mente.
Su buen humor se había arruinado por completo en cuanto vio a Jennie y Chaeyoung en el ascensor, haciendo que solo tuviera ganas de ir a encerrarse en su apartamento y tal vez darse un toque que probablemente la haría olvidar lo de esa mañana por un largo rato.
Sin embargo, su lado masoquista hizo acto de presencia en cuanto una pregunta apareció en su mente.
¿Desde cuándo aquellas dos...?
Se aclaró la garganta, parándose derecha para mirar a la rubia y pelinegra. Un sabor amargo se instaló en su boca, a la vez que la comenzaba a enojarse por la simple idea de que aquellas dos la hubieran tomado por idiota por un largo tiempo.
—¿Cuándo comenzaron a verme la cara de estúpida? – preguntó en un tono tosco, frunciendo el ceño y sintiendo rencor hacia las dos personas por las que había estado dispuesta a morir si así se lo pidieran. — ¿Eh?
Jennie frunció el ceño, mirando a Chaeyoung a los ojos por algunos segundos antes de volver a mirar a quién fue su mejor amiga durante unos largos once años.
Jisoo soltó una risita seca.
—¿Qué? ¿Te comieron a lengua los ratones? – dijo, dando dos pasos hacia Jennie, sin embargo, no se espero que Chaeyoung diera un paso hacia ella, dejando a la pelinegra detrás suyo.
—Ya olvídalo, Jisoo. – pidió la rubia, sintiendo un poco de lástima por su ex-esposa. — Ha pasado un mes, ella y yo lo dejamos atrás, hazlo tú también.
—No estoy hablando contigo. – espetó, mirando a Jennie por sobre el hombro de la menor. — ¿Cuándo decidiste apuñalearme por la espalda?
—No lo hice. – habló Jennie, colocándose al lado de Chaeyoung. La puerta del ascensor ya se había abierto. Sin embargo, ninguna había salido. — Me di cuenta de que me había enamorado de ella la misma noche en la que estuve con Lisa, besé a Chaeyoung la noche siguiente. – dijo, bajando el tono de voz al llegar a las últimas tres palabras de la oración.
Jisoo frunció el ceño, comenzando a sacar cuentas. Su corazón dio un vuelco y dio un apretón al darse cuenta de que ya habían pasado más de cuatro meses de eso. Cuando ella estaba más que enamorada de aquella rubia que tenía en frente.
Asintió lentamente, tomando todas las bolsas y dejándolas en el suelo, soltando un pequeño suspiro antes de mirar a Jennie con renovado odio. Y bueno, como todas las veces anteriores en las que había visto a Jennie, su puño se estrelló contra la mejilla de la pelinegra, haciendo que diera más de tres pasos hacia atrás hasta que chocó contra la pared del ascensor.
—Que disfrutes las sobras. – dijo, tomando las bolsas y salir del ascensor en cuanto vio a Chaeyoung acercarse a Jennie con preocupación.
En cuanto paró frente a la puerta de Lisa, comenzó a mover su mano de un lado a otro mientras soltaba un quejido.
Tocó la puerta con los dedos, esperando un rato a que Lisa apareciera. Y cuando la tailandesa lo hizo, le tendió las bolsas de comida y sin decir nada, dio media vuelta.
—¿A dónde vas? – preguntó Lisa, sintiéndose un poco aliviada al ver a Jisoo frente a ella con el desayuno. Sin embargo, su ceño se frunció cuando vio a la mayor alejarse. — ¿Chu?
La mayor se paró, tensando casa músculo de su cuerpo antes de mirar a Lisa con ira.
—Que hayamos pasado la noche juntas no cambia nada. – gruñó Jisoo, mirando a Lisa por sobre su hombro. — Solo eres alguien con quien tuve la posibilidad de follar, igual que las demás.
Y sin más, se fue de allí, subiendo hasta su piso por las escaleras.
Un poco de Chaennie noviecitas.
Jisoo le va a venir descuadrando la mandíbula a Jennie.
[. Para decir lo que sea a la historia en sí]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro