ℂ𝔸ℙÍ𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟘𝟡.
—¿Quieres algo de tomar? – preguntó Lisa, dejando su bolsa sobre el sillón y quitarse la chaqueta, dándose la vuelta para mirar a Jisoo, quién miraba libremente el interior del departamento de la tailandesa.
La mayor volvió a mirarla con atención, negando con la cabeza mientras hacía una fina línea con sus labios. Lentamente suspiró, siguiendo el ejemplo que Lisa y quitarse la chaqueta.
—Solo agua, por favor. – dijo, metiendo sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón. Lisa asintió, caminando hasta la cocina y dejar a Jisoo en la sala.
La mayor comenzó a caminar por el lugar, fijándose especialmente en donde Lisa tenía varias fotos enmarcadas. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al notar a una Lisa sonriente en cada una de ellas.
Su sonrisa creció en cuanto notó una en especial. Ella recordaba a la perfección esa noche en la que había conocido a la tailandesa. Lisa había llamado su atención en cuanto la vio por primera vez en su vida, riéndose a carcajadas con su grupo de amigos y con un vaso rojo en la mano, bebiendo quién sabe qué cosa.
En ese entonces, la menor era rubia, y Jisoo siempre había tenido esta extraña atracción por las rubias, así que eso sin duda había sido un plus.
Recordaba como se había atrevido a hablarle a pesar de todos los nervios que sentía, habían bailando y reído, y también recordaba como la tailandesa le había pedido a una de sus amigas que les tomara aquella foto.
Lisa sonreía a la cámara, sin embargo, ella miraba a la tailandesa con una sonrisa estúpida en su rostro. Y eso la llevó a otro tren de pensamientos.
Había salido con Lisa durante cinco meses, en ese entonces estaba tan segura de haber estado enamorada de la tailandesa, solo que todo cambió en cuanto Chaeyoung llegó a su vida y comenzó a monopolizar todo en su vida.
No había momento en donde no pensara en Chaeyoung.
No había momento en donde no quisiera estar con Chaeyoung.
Y se había olvidado por completo de Lisa.
Soltó una risita seca, recordando todo lo que había sucedido en su vida desde que Jennie volvió a Seúl. Tal vez estaba el karma la estaba haciendo pagar. Ella era tremendamente consciente de lo que Lisa sentía por ella en cuanto Chaeyoung apareció en su vida, y a ella... simplemente no le había importado en los más mínimo.
El enojo comenzó a crecer en ella y sus ojos se llenaron de lágrimas, odiandose a sí misma, a Chaeyoung y a Jennie. Soltó un pesado suspiro, apretando los dientes y las manos en puños, dejando sus nudillos blancos.
—Hey. – escuchó. Jisoo volvió a la realidad y se sorbió la nariz, pasándose el dorso de la mano derecha por los ojos para borrar cualquier rastro de lágrimas. — ¿Todo bien? – Lisa se unió a ella, parándose a su lado mientras veía a las fotos.
—Sí, todo bien. – mintió, sonriendo levemente. — No sabía que tenías está. – señaló la foto que estaba viendo.
—Uh, la tengo desde que Sorn me la dio hace casi tres años. – dijo, mirando el perfil izquierdo de Jisoo. — Toma tu agua.
Jisoo bajó la mirada hasta encontrarse con el vaso lleno de agua que Lisa le ofrecía, también notando que tenía una lata de cerveza en la mano. Murmuró un suave "gracias" y se tomó todo el contenido en menos de dos segundos.
—¿Realmente estás bien? – preguntó Lisa, sintiendo algo de preocupación notando la tristeza en los ojos de Jisoo.
Jisoo asintió, dando media vuelta y caminando hasta el sofá para sentarse en él, sonriendo levemente a Lisa y palmeando el lado vacío a su lado. En cuanto la tailandesa se sentó, la mayor dejó caer su cabeza en el hombro de Lisa, soltando un suspiro.
—Yah, no estás bien. – murmuró Lisa, tomando un trago de la cerveza que llevaba en su mano. — Puedes hablar conmigo, Chu.
—Solo... – dijo Jisoo, pensando seriamente en comenzar a hablar y dejar salir todo lo que tenía guardado, sin embargo, no quería arruinar el gran día que habían tenido. — Solo creo que el karma es una perra.
Lisa soltó una risita. — Ya lo sabía, ¿puedo saber cómo llegaste a esa conclusión?
—Ah-ah. – negó la mayor, sonriendo un poco. — Acabo de descubrir algo, pero es solo para que yo lo sepa, no tú. – Jisoo levantó la cabeza, mirando a Lisa a los ojos. — Sin embargo, te debo una disculpa.
La menor ladeó levemente la cabeza, llevándose la lata a la boca para tomar otro trago. — ¿Por qué?
—Eso también es algo para que solo yo lo sepa. – se burló, levantando su mano derecha y quitando unos pequeños mechones de cabello que habían caído en el rostro de menor.
—Ah, eres una idiota. – insultó.
Jisoo soltó una risita, asintiendo.
—Lo sé, gracias por recordarmelo.
Lisa sonrió, volviendo a llevarse la lata a la boca y esta vez tomar todo su contenido en un par de tragos. Sintió como el líquido le quemaba la garganta y parte del pecho, haciendo que hiciera una leve mueca de desagrado.
Jisoo se había quedado en silencio, mirando fijamente el rostro de Lisa, notando hasta el más mínimo detalle y dejando que sus dedos vagaran por si solos, dejando suaves caricias en aquel rostro que parecía tallado por los mismos ángeles.
Realmente no supieron cuanto tiempo estuvieron en aquella posición, solo Jisoo fue consciente cuando comenzó a acercas su rostro al de la tailandesa de manera lenta, bajando su mirada a los labios regordetes de la menor y volviéndolos a subir un par de veces.
Lisa también lo notó, y su corazón comenzó a latir más rápido, sintiendo el efecto de la cerveza que se había tomado en su organismo. Tal vez era tonto, pero tenía una muy mala resistencia al alcohol, añadiendo el hecho de que la última vez que comió fue hace horas.
—Y realmente creo que si no me besas en este momento, voy a morir. – susurró Lisa, sintiendo sus labios rozar con los de la mayor, pareciéndose al toque de una delicada pluma.
—Creo que no es muy buena idea, Lisa-yah. – respondió Jisoo, sin embargo, no hizo nada para alejarse ni siquiera un centímetro.
—Siempre podemos decir que fue un error.
Y sin más, Lisa subió sus manos hasta la nuca de Jisoo y la atrajo hacia ella, besandola con todo el amor y cariño que sentía por ella, aunque Jisoo no lo supiera.
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