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ℂ𝔸ℙÍ𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟘𝟛.

Lisa correspondió aquel rudo beso, caminando hacia atrás mientras era guiada por la mayor. Soltó un jadeo cuando cayó en la cama de espaldas, sintiendo a Jisoo sobre ella casi al segundo después.

"Un error más no le hace daño a nadie" recordó lo último que le había dicho la mayor y eso fue lo que la atrajo de nuevo a la realidad.

Una realidad en donde Jisoo estaba mal y se supone que ella debía ayudarla.

—No, Chu. – dijo, colocando sus manos sobre los hombros de la mayor y quitarla de encima de su cuerpo.

Jisoo frunció el ceño, sentándose al lado de Lisa. Miró a Lisa con el rostro totalmente serio, disimulando la sorpresa por el hecho de haber sido rechazada por la tailandesa, y sí, su ego había sido herido.

—¿Hablas en serio? – preguntó con un tono de voz tosco, mirando a los ojos avellanas de la tailandesa a su lado.

—Yo... – comenzó a decir, agachando la cabeza por algunos segundos ante la dura mirada de Jisoo sobre ella. — Quiero hablar contigo sobre lo de este último me-

—Creo que es mejor que te vayas. – la cortó Jisoo, levantándose de la cama y caminar fuera de la habitación.

Lisa frunció el ceño, confundida. Se levantó de la cama tan solo unos segundos después, caminando detrás de Jisoo. La siguió hasta que llegó a la cocina y la vio sentarse en el desayunador, frente al plato con las tostadas y el café que había preparado.

—Lo siento, Lisa, pero lo que menos quiero hacer es hablar, ¿de acuerdo? – dijo la mayor, levantando la mirada hasta lograr hacer contacto visual con la tailandesa a unos metros de ella. — Y realmente quiero estar sola, así que por favor, vete.

Lisa sonrió un poco, negando con la cabeza antes de caminar hasta el desayunador y sentarse frente a Jisoo. La mayor se encogió de hombros, dispuesta a ignorar a la tailandesa.

—¿Quieres que me vaya para poder llamar a una chica de esas con las que follas? – preguntó Lisa, sintiéndose un poco celosa. — Me he enterado de que te has quedado sin trabajo, ¿planeas gastar el dinero que te queda en prostitutas, alcohol, cigarros y la porquería esa que te estás metiendo?

Jisoo volvió a fruncir el ceño, dándole una mordida a la tostada que acababa de agarrar.

—¿Y es tu asunto por qué...? – preguntó, sintiendo como su enojo anterior comenzaba a aparecer de nuevo. — ¿Cómo te enteraste de lo de mi trabajo?

—Irene estuvo aquí ayer, ella me dijo. – reveló Lisa, levantándose hasta el refrigerador y tomar un vaso con jugo de naranja. — Está preocupada por ti. – dijo, volviendo a sentarse. — Y no solo ella, también Jennie, Chae y yo.

Jisoo dejó salir una carcajada seca, dejando caer la tostada en el plato antes de mirar a Lisa a los ojos. Sus manos sobre la encimera se apretaron en puños, dejando sus nudillos totalmente blancos.

—La perra de tu mejor amiga y su maldita novia pueden irse a la mierda. – espetó, levantándose de la silla y dejar el plato bajo el fregadero, aún con medios tostada en el5. — Bae tiene cosas más importantes por las que preocuparse, por ejemplo su hija y cuidar de que Jennie no se meta con Seulgi en cuanto se aburra de su juguete. – volteó a mirar a Lisa. Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de la tailandesa al notar el odio y rencor en los ojos de la mayor. — Y en lo que a ti respecta, en ningún momento nadie te pidió que te preocuparas por mí. – se burló, saliendo de la cocina con Lisa detrás de ella. — Ya estoy bastante grandecita como para saber que hacer o no con mi vida.

—Eres una imbécil. – insultó  Lisa, sentándose en el sofá. La tailandesa soltó un suspiro, llevándose las manos a la cara por algunos segundos antes de apartarlas y mirar a Jisoo. — Y una inmadura por estar arruinando tu vida de esta manera.

—Bueno, mi vida no tiene sentido así que me importa una mierda si la arruinó o no. – Jisoo caminó hasta la barra, tomando una botella de alcohol y tomar un trago de ella.

—Te quedarás sola si sigues así, ¿sabes? – volvió a hablar Lisa luego de unos segundos, utilizando su última carta.

La verdad era que su corazón dolía al ver a Jisoo de aquella manera, actuando como si nada le importara o nada le doliera, y Lisa sabía que aquello no era cierto. La mayor había decidido construir esos muros a su alrededor, dejando a todo el mundo fuera, a excepción de ella.

—Si tú lo dices. – respondió Jisoo, encogiéndose de hombros de forma desinteresada.

El lugar se llenó de silencio en cuanto la mayor se sentó a un lado de la tailandesa. Jisoo colocó su mano derecha en el muslo izquierdo de Lisa, comenzando a dejar caricias con sus dedos. Sonrió un poco al notar como la piel de la tailandesa se erizaba mientras sus caricias iban subiendo cada vez más al notar que Lisa no hacía nada para apartar su mano.

Se acercó a ella lo suficiente para dejar su cabeza en el hombro de la tailandesa, guiando su boca hasta quedar frente al oído. Comenzó a jugar con la punta de su lengua, delineando el contorno de lóbulo y mordisqueando sensualmente de vez en cuando.

Una sonrisa de suficiencia se instaló en su rostro, el pecho de Lisa había comenzado a subir y bajar rápido debido a su respiración irregular. La mayor estaba a punto de llegar al centro de la tailandesa sobre el short hasta que Lisa tomó su mano y la detuvo, alejándose de ella.

—Recuerdo haber dicho que no. – murmuró, alejándose de Jisoo lo más que pudo.

Y Jisoo explotó.

—Me cansé.  – espetó, se levantó del sofá y miró a Lisa con el ceño fruncido. — Si no vas a follar conmigo, lárgate para que pueda llamar a alguien que sí lo haga, joder.

—Ji-

—¡Que te vayas! – gritó, levantando el brazo y señalando la puerta principal.

Lisa asintió, levantándose del sofá y agachando la cabeza, caminó hasta la salida y solo se detuvo para volver a mirar a Jisoo en cuanto llegó a la puerta.

—Solo quiero ayudarte. – dijo Lisa.

Y aquello, por alguna razón, hizo que el enojo de Jisoo incrementará. 

—Y yo no necesito la puta ayuda de nadie. – espetó. — Fuera.

Lisa volvió a asentir, dándole la espalda a Jisoo para que no viera como sus ojos se llenaban de lagrimas, y sin decir una palabra más, salió de aquel apartamento, dejando a la coreana sola.

Jisoo se volvió a tirar al sofá, aún enojada, sin embargo, eso no era lo que más le importaba. Su ego y orgullo estaba realmente herido, nunca creyó que Lisa podía rechazarla en cuanto a tener sexo se refería. De hecho, Lisa siempre decía que "No" pero ella encontraba alguna manera de convencerla y luego follar durante horas.

Tomó su teléfono del bolsillo de su jogger, sacando y marcando un número que el tipo que le vendía la droga le había dado. La llamada tardó apenas un minuto y decidió esperar en el sofá a que llegara la chica que había contratado.

Realmente no supo cuánto tiempo pasó, solo que volvió a la realidad en cuanto unos minutos después, escuchó que la puerta era golpeada con fuerza.

—¡Voy! – dijo, levantándose y comenzando a caminar hacia la puerta.

Solo le tomó un par de segundos llegar, y en cuanto abrió la puerta, frunció el ceño al ver a Chaeyoung allí parada con el rostro totalmente serio y los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿Qué mierda haces aquí?

Voy a hacer que detesten a Jisoo, tan solo un poquito, durante el inicio de esto.

Buenos días, por cierto.

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