11
Desde que llegaron al lugar el menor había guardado silencio, esto no había pasado desapercibido ante los ojos del peli naranja, que de vez en cuando lo miraba de reojo.
— Hey, ¿Todo bien?
— . . . Si — dijo sin mucho interés.
Dib lo había estado ignorando desde hace rato y no sabía porque.
¿Había hecho algo malo?
— Átate bien las agujetas, no te vayas a caer como-
— Ya se, no soy una larva terricola.
Caminó hacia la orilla de la pista, había muchas personas en el lugar, así que no veía dónde estaban Gretchen y Dib.
Antes de poder dar un paso dentro del lugar Keef lo tomo del brazo, esto lo hizo asustarse, soltando un pequeño chillido.
— ¿Estás molesto conmigo? — el joven lo miraba atento, pues desde hace rato el menor mantenía el ceño fruncido.
— ¿Qué? — negó con la cabeza
— No mientas, tu rostro dice lo contrario no sabes mentir — Zim era una persona bastante expresiva, podía ver su disgusto pues ni siquiera se molestaba en fingir.
Aun que está vez se mostraba triste, talvez frustrado.
— No te miento, tonto — está vez deshizo la expresión de su rostro por una más relajada, no se había dado cuenta desde cuándo estaba con aquella cara. — es que creo que hice algo mal, aún que lo dudo, soy muy genial para cometer errores.
El mayor soltó una risa ante la respuesta de su acompañante, Zim era muy chistoso.
— ¿Entonces? ¿Por qué el gran Zim está enojado?
— No estoy enojado ya te lo dije, pero. . . Creo que hice de enojar a alguien. . .
No sabía si decirle exactamente, no confiaba mucho en el.
Era su amigo, pero no sabía cómo reaccionaria.
— Puedes confiar en mi, nunca te jugaría.
Claro, para eso estaban los amigos. ¿No?
— Yo-
— Van a venir o que. — habló el pelinegro desde atrás del menor quien deshizo el agarre de forma rápida.
No se había dado cuenta que Keef lo seguía agarrando.
— Ya se tardaron demasiado.
— Ya íbamos — contesto el de pecas caminando hacia la pista de hielo — creo que ya se con quien te peleaste
Dijo entre pequeñas risas mientras caminaba con el menor, este solo hizo una mueca.
No quería decir nada y molestar más al mayor quien se mantenía a tras de ellos, podía sentir su mirada.
— Por cierto, ¿Por qué traes esa bufanda? No está haciendo tanto frío.
— Por que si
Se acomodó la prenda, era demasiado grande para el.
La joven de frenillos esperaba pacientemente entre la multitud, habían tenido la mala suerte de llegar al lugar cuando esté estaba muy lleno.
Igual no importaba mucho.
— Ahí están, creí que se habían perdido otra vez. — se acercó más al grupo de chicos.
— No, solo nos quedamos platicando un rato
— Entonces vamos, hay que divertirnos.
— ¡El último en llegar es un huevo podrido! — grito el pelirrojo mientras patinaba con velocidad lejos de ahí.
La joven de frenillos corrió tras el mayor, tratando de alcanzarlo, aún que claro, la diferencia de estaturas era notable, se sabía quién ganaría entre ambos.
Por otro lado, Zim y Dib se quedaron en sus lugares viendo cómo ambos desaparecían entre la multitud de personas.
— ¿Estás enojado?
El mayor no dijo nada.
Sin embargo tomo al contrario del brazo y salieron de la pista. Caminaron hacia la zona de los baños, dónde convenientemente no pasaba muchas personas.
— ¿No vas a contestarme?
Silencio.
— Dib yo-
— Vámonos. — habló de forma autoritaria, en su voz podía oír lo enojado que estaba, furioso, sin duda alguna lo estaba.
— ¿Qué? Pero si recién llegamos no-
— No me siento bien, hay mucha gente. — interrumpió, sus palabras eran torpes, parecían salir sin más, como si no las hubiera pensado.
Pero en su tono de voz seguía aquella molestia.
— ¿Que tienes?
— Solo quiero irme, ¿Vendrás conmigo si o no? — tomo por los hombros al menor.
— ¿Que pasará con Gretchen y Keef? No podemos irnos así como así. . .
— Lo van a entender. — presionó los hombros del contrario, claro, sin lastimarlo.
El de piel verde pensó, odiaba las multitudes pero este momento se suponía que la pasarían juntos, como amigos.
— Si te quieres quedar está bien, pero yo me voy. . .
Soltó al menor dejándolo ahí, en aquel sitio. No le importo que Zim le estuviera hablando, siguió caminando hacia aquel punto dónde habían dejado sus cosas.
— Te estoy hablando.
Se posicionó en frente del mayor, este se había quitado los patines.
— Quédate, no te estoy obligando. — murmuró. Se había enderezado para ya por fin irse de ahí, pero las manos del irken lo detuvieron.
— ¿Quieres que me quedé o que me vaya contigo? Decídete. — la situación lo estaba poniendo de malas, no entendía el comportamiento de su pareja.
— Quiero, quiero que te vayas conmigo. . . — tomo la mano del contrario mientras la acercaba a su rostro. — vámonos.
Caminaron de forma silenciosa hacia la salida, agradecían que el lugar estuviera lleno, así ninguno de sus amigos se percatarían de su desaparición.
[...]
Nadie había dicho algo durante el camino, aún que claro, Dib sostenía su mano fuertemente, casi aplastándola por la fuerza que usaba, no sé quejaría.
—Llegamos.
Silencio.
Nuevamente había silencio.
Entraron al mismo tiempo al hogar del irken y se dirigieron al sofá donde el mayor se sentó. Ninguna palabra.
— ¿Por qué estás así?
— Así cómo. . . — arqueo una ceja.
Se estaba haciendo el loco, era obvio.
— Ya te lo dije, había mucha gente. . . — acomodó su cabello negro hacia atrás, le empezaba a estorbar.
— No soy tonto Dib-cosa
— Yo nunca dije que lo fueras.
Iba a decir algo, pero sin darse cuenta el pelinegro lo abrazo con fuerza.
—Te amo. . .
Lo había tomado por sorpresa, ¿No que estaba enojado con el? Porque decía que lo amaba.
—Te amo mucho. . . — dijo suavemente a la vez que posaba sus labios en el rostro del menor, seguía abrazando con fuerza el pequeño cuerpo de este.
Parecía desesperado.
Zim solo guardaba silencio, trataba de descifrar el comportamiento del mayor, pero le parecía un gran enigma en ese momento. Su respiración se hacía más pesada, incluso podía escuchar los latidos de su corazón rebotar en su pecho, como si en cualquier momento estallaría.
— Aveces me confundes. — miró atentamente al mayor quien seguía abrazándolo, parecía que su vida dependía de eso.
—Tu me confundes más. . .
—¿Eh? ¿Por qué?
Dib mantenía aquella mirada sería en su rostro, aún que sus ojos mostraban desesperación.
El irken fue tomado por el mentón para ser acercado al rostro del ojimiel.
—No lo sé. . . — contesto sin más.
Realmente no lo sabía, no sabía porque estaba así, no sabía porque se sentía tan enfermo cada vez que veía al pelirrojo acercarse al menor, como este lo miraba de otra manera.
Cómo miraba a Zim.
— ¿Tu me amas Zim? — mantenía sus ojos sobre el. — ¿Tu de verdad lo haces?
— Si. — no dudó en responder aquellas preguntas — Claro que lo hago, no por nada acepté ser tu pareja Dib-mono, el gran Zim no andaría con cualquier tipejo.
—Claro. . .
No parecía convencido.
— ¿Crees que no te amo? — frunció el ceño ofendido.
¿Cómo se atrevía a pensar eso?
— No, no es eso. — acaricio el rostro del menor lentamente, su piel era tan suave y perfecta como porcelana, plantó un pequeño beso en la mejilla — estoy cansado, lo siento.
—Esta bien.
—Acompáñame a dormir. — soltó por fin su cuerpo dejando libre a su pareja, pero aún seguía tomándolo de la mano, como si fuera un niño pequeño.
Zim no protestó.
De todos modos, estaba apunto de oscurecer, el día estaba terminando ya.
[. . .]
— ¿Dónde están? ¿Ya les marcaste al celular? — habló preocupada la joven de frenillos.
Se encontraban a fuera del centro comercial, las personas iban y venían acompañadas de sus familiares o amigos, era un lugar muy transitado.
— Si, no me contestan. . . — al igual que la joven, se veía preocupado.
Aún que no duró mucho su preocupación pues un mensaje del irken llegó al teléfono de Keef.
💬Zimmy: lo sentimos mucho! Surgió algo de improviso y tuvimos que salir rápido:p
Perdón por no avisar desde antes jaja
Suspiro aliviado de saber que por lo menos ambos estaban vivos, si que se habían llevado un susto. No todos los días desparecen dos de tus amigos si dejar rastro.
__🌻__
¿Me creerán si les digo que me olvidé de esta historia? Estoy tan ocupado con la escuela que se me había pasado por completo jajaja
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro