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🪻┆Ya no tengo nada que ocultar

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté al ver a Jungkook frente a nosotros.

— Soborné al de seguridad, así de simple.

— No, no me refiero a eso. Quiero saber ¿Cómo me encontraste?

— Tengo ojos por todos lados, Jimin. Fui ciego una vez, no lo seré una vez más.

— ¿Me estás espiando? —le reclamé.

— No, no he dicho eso. Tengo muchos conocidos, solo hago unas llamadas y puedo saber dónde está lo que necesito.

— ¿Necesitas? —pregunté con sarcasmo.

— ¿Por qué no me dijiste que ibas a salir?

— Bueno, ahora lo sabes. Ve tranquilo a casa, regresaré a dormir.

Siendo sincero, estaba sorprendido de que estuviera calmado, por un instante pensé que pasaría lo mismo que ocurrió la última vez que me encontró con Taehyung.

— Está haciendo frío ¿Y has venido así?

— Olvidé mi abrigo en casa.

— No cabe duda que eres un inconsciente —su regaño parecía más a un comentario de preocupación—. Si sigues así te enfermarás —con sus palabras, procedió a quitarse el saco, colocándolo sobre mis hombros.

— ¿Pero y tú?

— Yo estoy bien. Supongo que ya te divertiste, entonces vayamos a casa.

— Jungkook…

De repente, se escuchó un ruido que aunque vino de afuera, fue aterrador. Todos los que estaban divirtiéndose como incluso la música, se detuvo.

Al mismo tiempo Jungkook, me había cubierto con sus brazos pegándome a su pecho.

— Creo que fue un tiro —dijo una de las tantas personas.

— Puedo asegurar que así fue.

Muchos, incluido nosotros, salimos a ver. Al salir nos encontramos con otra gran cantidad de personas rodeando lo que seguro era la víctima.

— Este lugar no es seguro, vayamos a casa —me dijo Jungkook sin apartarse de mí durante un solo segundo.

— Por esta vez te daré la razón —respondí, mirando como los demás corrían haciendo llamadas— Pero primero hay que llevar a mis amigos a sus casas.

— Tu esposo tiene razón, Jimin —intervino Taehyung—. Este lugar no es seguro, al menos no por ahora. Por nosotros no te preocupes, yo no bebí por estar al pendiente de ti, así que, llevaré a hoseok a su casa. Ve a descansar.

— Ay Tae —me solté de los brazos de Jungkook, para darle un fuerte abrazo a mi mejor amigo—. Vayan con cuidado, eso pudo haberle pasado a cualquiera.

— Lo tendremos, ya no estés preocupado.

Asentí con una sonrisa, mas al girar no encontré a Jungkook, fue ahí que escuché a su auto y las luces encenderse.

— Nos vemos —me despedí de Taehyung.

Corrí al auto de Jungkook, quien estaba esperando a que entrara, permaneció fuera hasta asegurarse de que me había abrochado el cinturón de seguridad. Cerró la puerta y luego ocupó su asiento.

— No imaginaba que esto pudiera ocurrir —comenté— ¿Crees que haya sido un asalto?

— No lo sé —fue su respuesta cortante.

— ¿E-estás enojado?

— ¿Qué te hace pensar eso? —dijo, manteniendo la mirada fija al frente, mientras conducía.

— En este tiempo que llevamos viviendo juntos, he aprendído a conocerte un poco más, y una de ellas es que cuando te enojas, frunces el ceño y tensas las manos; así como lo estás haciendo ahora —señalé el timón.

Frenando sin dar aviso, él suspiró antes de mirarme con esos ojos furiosos que trataban de controlar a su demonio interior.

— ¿Y cómo debería estar? ¡Dime! Si me entero que mi esposo ha salido con dos hombres a un lugar del que no tengo mayor idea.

— Bueno ¿Por qué te molesta? No es algo que tú tampoco hayas hecho. Soy joven y merezco salir a divertirte con mis amigos.

Apretando sus dientes, cerró sus ojos para tomar aire por la nariz y exhalar por la boca.

— Está bien, lo acepto. Salir con tus amigos no tiene nada de malo, pero… ¡¿Por qué dejas que te toquen?!

— ¿Qué? ¿De qué hablas?

— Cuando llegué estabas muy feliz dejando que ese cabeza de payaso te tocara la cintura.

Aunque él estaba molesto, no pude evitar soltarme en carcajadas por su comentario.

— No le veo la maldita gracia —respondió.

— Ay, pero yo sí —luego de casi terminar al borde de las lágrimas después de reírme tanto y sentir un dolor en el estómago, me. detuve—. Es natural que al bailar las parejas se toquen o rocen sus cuerpos.

En lugar de que mis explicaciones lo calmaran, parecía volverlo peor.

— ¿Y era necesario que lo abrazara delante de mí?

— Es mi amigo, y fue una muestra de afecto.

— Siempre él… Desde esa vez en la presentación. Él te regala flores, él baila contigo, a él le das tus mejores sonrisas, con él te sientes bien.

Esta vez, no había sonado agresivo, su voz tenía un timbre bajo con un sentir a melancolía.

Llegamos a casa cuando todos estaban durmiendo, la oscuridad llevó a que Jungkook encendiera las luces del pasillo, solo para no tropezar y tener cuidado de llegar a nuestras respectivas habitaciones.

— Buenas noches —le dije al abrir mi. puerta a lo que él asintió en respuesta y se metió a la suya.

Esa noche sería larga, conciliar el sueño no resultaría ser nada fácil.

Ya al amanecer, me desperté con el peculiar sonido de los mensajes que llegaron a mi celular. Lo tomé y me di cuenta que se trataba de Taehyung.

—Lamento que la noche haya terminado bien, con todo ese asunto del tiroteo, espero que no tengas un mal recuerdo.

Taehyung es tan tiento, hasta para disculparse por algo en lo que él no tenía la culpa. Le escribí un mensaje rápido, agradeciéndole por la diversión que tuve, que a pesar del final, me gustó salir con mis dos amigos.

— Bien —estiré mis manos después de dejar el celular a un lado—. Hoy no tengo que ir a trabajar, pero eso no significa que me deba quedar en la cama.

Saqué mis piernas debajo de las sábanas, primero necesitaba con urgencia un baño para terminar de despertarme. Pues si salía en este estado, sería como un cuerpo vacío sin vida.

Fue un baño rápido, tenía que darme prisa, pues el desayuno se servía a esta hora. Sea fin de semana o no, en esta casa siempre se respetaba la hora de los alimentos.

— Buenos días —saludé a Hyejin que terminaba de colocar la mesa.

— Buenos días señor, ya puede ir tomando asiento. Le serviré el café.

— Oh, no te preocupes, puedo hacerlo yo —dije, levantándome a tomar el recipiente y llenar mi taza.

— ¿Por cierto, Jennie no bajará? —pregunté tras darle un sorbo a mi café caliente.

— Pensé que lo sabía, señor Jimin.

— ¿Le pasó algo? —por el temor casi me atraganto con el café.

— No, no es nada señoro. Simplemente la hermana del señor, salió muy temprano, porque tenía planeado ir de compras.

— ¿Compras? ¿Pero si ustedes hacen las compras para la casa?

— No, no son esa clase de compras, son unas especiales, para su… —Hyejin hizo el gesto de cargar un bebé en sus manos, dándome a entender el motivo de que Jennie hubiera salido tan temprano.

— Oh, ya veo. Aunque es algo pronto, sé que está ilusionada con la llegada de su bebé.

— Tiene mucha razón, señoro. La hermana del señor ha sufrido tanto para lograr alcanzar esta dicha.

— Fueron años —agregué sintiendo esa felicidad por Jennie—. Me da tanto gusto que al fin su sueño se haga realidad. Será una estupenda madre. Además, es bueno que su marido la acompañe.

— Eh… El señor Jackson no fue con ella —me informó.

— ¿Jungkook?

— Tampoco señor — negó con la cabeza.

De un solo movimiento, me levanté de la mesa a punto de salir corriendo de la casa a buscar a Jennie.

— ¿Cómo dejaste que se fuera sola?

— No señoro, no se fue sola. Iba con el señor Bamban.

— Oh —sentí algo de calma— ¿Y por qué no fue con Jackson? —regresé a mi asiento.

— El señor salió en la madrugada, dijo que las cosas en su trabajo se habían complicado, y que tenía que solucionar en caso de su cliente.

— ¿Pero se fue sin Bamban? Eso es muy extraño.

— Bueno, si él se hubiera ido con el señor Bamban, la señora Jennie estaría sola.

— Yo lo hubiera acompañado —agregué—. Aunque supongo que por su emoción hará tantas compras que Bamban podrá con todo.

— El señor Bamban siempre ha sido muy servicial con el señor Jackson y la señora Jennie, por eso la hermana del señor le tiene tanta confianza.

Lo que Hyejin decía era cierto, pero aún no entiendo los motivos del por qué nunca le agradé. Sin la necesidad de escarbar en mis recuerdos, las memorias llegaron con una luz rápida

*Flashback*

Después de tanto esfuerzo por terminar la escuela, luego de haberla abandonado por causa de mi madre, me preparaba para hacer el examen de admisión a la universidad más prestigiosa de Italia.

Día y noche dedicaba largas horas a mi estudio. No solo quería ingresar, necesitaba ser el mejor, aunque claro. A veces mi cabeza se distraía con el rostro de Jungkook. Sus palabras insultantes habían dejado un profundo hoyo en mi pecho que dudaba que alguna vez fuera cerrar.

— No, Jimin tienes que concentrarte —me dije apretando mi cabeza—. Tal vez en el jardín encuentre más paz.

Ya era tarde, el viento daba con fuerza y el sol estaba en su punto más alto del día, pero eso me ayudaría a no pensar en él. Saber que estaba feliz con ese hombre que lo esperaba afuera de casa, traía lágrimas a mis ojos.

Pero ¿Qué esperaba? Me comporté como un completo estúpido. Enamorarme de un hombre que es mayor que yo y que ya tenía una vida en construcción. Que tontería. Después de todo, sólo soy un mocoso.

— Concéntrate Jimin, mientras más pronto lo olvides, menos dolerá —me dije, volviendo a poner atención en mis libros, pero era inútil. A ese paso no entraría a la universidad, ni en el último lugar.

Fastidiado conmigo, abracé mis dos libros a mi pecho, caminé de regreso a casa, pero el día no estaba de mi lado. La lluvia cayó como una maldición repentina que me empapó hasta las orejas.

— Lo que me faltaba —suspiré.

Sin embargo seguí con mi camino, pensando que ya nada podría ser peor, pero me equivoqué. De un fuerte golpe caí de espaldas, manchando mi ropa y manos.

— Ay —me quejé apretando los ojos por el dolor en mis posaderas.

— ¡Oh, lo lamento! Déjeme ayudarlo —se apresuró a decir una voz que nunca había oído.

Aceptando su ayuda, dejé que tomará mi mano, y cuando al fin estuve de pie, observé sus ojos tan familiares. Yo había visto esa mirada en algún lado. No recordaba dónde, pero una sensación de desconcierto me llenó.

— Jimin… —inconscientemente dijo mi nombre.

— ¿Sabes quien soy? —le pregunté.

Él soltó mi mano como si quemara, su boca y manos se tensaron como si yo fuera su peor enemigo.

— ¿¡Cómo diablos!?

— ¡Bamban!

La voz de Jennie lo llamó desde la puerta de la casa.

— Oh, Jimin, también estás ahí. Pasen, está lloviendo afuera, les hará mal.

Obedeciendo a la única con la que simpatizaba en la casa, entré pasando por delante al sujeto que acababa de conocer.

Sin embargo, desde ese momento empezaría un odio desmedido a mi persona.

*Fin Flashback *

— Buenos días —interrumpiendo mis pensamientos, Jungkook tomó su lugar en la mesa.

— Buen día señor —lo saludo Hyejin—. Aquí tiene sus alimentos hechos especialmente para usted, por orden de su señor esposo.

— ¿Ah sí? —preguntó levantando una ceja.

— Eh… Son solo cosas que averigüe. Además no olvides que mañana tienes que ir al médico.

— ¿Y tú cómo lo sabes? —se sorprendió.

— Lo vi entre tus cosas. En el viaje encontré una nota con la cita del médico.

— Bueno, es algo de lo que no puedo huir. Por cierto ¿Dónde están los demás?

— Todos salieron —le contesté.

— ¿Hasta mi hermana? —preguntó.

— Sí, pero no sola. Fue con Bamban a hacer unas compras para el bebé.

— Pero si es pronto, ni siquiera se puede saber si es varón o niña.

— La señora confía en su instinto, dice que será una niña guerrera y fuerte —comentó Hyejin.

— En fin, eso quiere decir que estamos solos —en su tono de voz hubo una doble intención que por poco hace que derramé mi café.

— No, no estamos solos. Está Hyejin y los demás empleados —dije rápido, evitando que su cabeza tuviera algún pensamiento pervertido.

— Ja, ja, ja ¿Qué tendrá en mente tu cabeza que tus mejillas se han coloreado?

— N-nada —evité su mirada burlona.

— Muy bien, si no quieres estar a solas conmigo. Entonces salgamos.

— ¿Salir tú y yo?

— Los demás se han ido, no creo que sea justo que nosotros nos quedemos en casa como dos prisioneros.

— ¿Pero a dónde? Sería… ¿Cómo una cita?

— Llámalo cómo más te guste. Terminemos de desayunar y salgamos a cuantos lugares quieras ver.

— ¿Y si nos toman fotos?

Él levantó los hombros como si no le importara —. Que lo hagan, ya no tengo nada que ocultar.
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