🪻┆El día de presentación
Me sentía completamente aburrido de esto. Estar todo el día en la cama sin nada más que mirar el techo o mi celular, me iba a volver loco.
- Al demonio -dije quitando las sábanas que me cubrían-. Si permanezco un minuto más aquí, mi cabeza estallará.
Hice un gran esfuerzo al cambiarme, apreté los dientes al sentir como mi camiseta rozó mi herida. Esto dolía como más que una patada en los bajos.
- ¡Listo!
Una vez estando completamente vestido, me dirigí a la puerta. Salí, encontrándome primero a Hyejin, quien limpiaba el pasillo.
- ¡Señor Jungkook! -dijo sin ocultar la sorpresa al verme de pie tan pronto-. Su hermana me contó que estaba durmiendo, no pensé que fuera a...
- Ya estoy mejor, tampoco es como si fuera a morir.
- Pero ¿Está bien? Apenas ayer llegó ¿No teme que la herida se abra? - Hyejin, la vieja cocinera, llevaba trabajando aquí más tiempo de lo que yo recordaba. Así que podía considerarse de la familia. Su preocupación era genuina.
- Todo está perfecto. Necesito salir a hacer algo, porque estar encerrado... Eso si me matará.
- Bueno... -bajó la mirada no muy convencida.
- Por cierto ¿Jimin ya se fue?
- El señor salió aproximadamente hace diez minutos. Se le veía algo cansado.
Una sensación parecida al remordimiento llegó a mí. No sabía con certeza hasta qué hora el había permanecido despierto, cuidando y curando mi herida. Teniendo un día tan importante, no le importó desvelarse.
- Jimin -pensé.
- ¿Piensa bajar? Hay visita.
- Oh, sí ¿Bambam, verdad?
- Sí, el señor llegó sólo unos minutos después de que el señor Jimin, se fuera. Ahora él está esperando al esposo de la señora Jennie, mientras tanto conversa con ella.
- Bueno, hace mucho que no lo veo. Tal vez sea conveniente saludarlo.
- Eh... -quiso decir algo antes de que yo continuara por las escaleras.
- ¿Qué sucede? -miré detrás.
- Solo tenga cuidado con las escaleras, Señor. No querrá otro accidente.
Afirmé con la cabeza, antes de bajar. Ya cuando pise el último escalón, escuché voces platicando. A una la reconocí, se trataba de mi hermana, y la otra supuse que sería la de Bambam.
- Buenos días -entré- ¿Interrumpo?
- Oh, Jungkook ¿Pero qué haces aquí? -Jennie reaccionó parándose del sofá, y aproximándose a querer ayudarme-. Aún es muy pronto para que estés de pie.
- Por favor, tú también no vengas con eso. Estoy bien.
- Pero...
- Ya fue suficiente, no soy una criatura.
- Señor Jeon -Bambam, ahora más adulto de lo que lo recordaba, se acercó a saludarme.
- ¿Cuánto tiempo? Me sorprende que aún sigas trabajando con Jackson.
- El señor Wang, es quien me da la oportunidad. A él y a su padre le debo mucho.
En la familia todos estábamos al tanto de la situación de Bambam. Un tipo que cuando era un infante fue adoptado por la familia de Jackson. Y realmente era alguien brillante. Estaba seguro que si quitara a Wang de su camino. Bamban sería mucho más que un simple asistente.
- Pero una cosa es ser agradecido y otra es estancarte para servir a alguien a quien no le debes nada.
- Jungkook... -quiso intervenir Jennie.
- No se preocupe señora Jennie -agregó Bambam-. Lo que hago es más por gratitud al señor que en paz descanse. Y no lo veo como algo en lo que esté estancado. Yo hago todo con gusto.
Mi hermana sonrió, por supuesto que estaría de lado al que defendía a su esposo.
- Y lo sabemos Bambam -agregó Jennie, tomando las manos de él-. Eres un gran hombre, y a diferencia de la opinión de mi hermano. Yo siento que nadie más que tú podría ocupar ese lugar. Eres alguien único. Me da gusto que seas tan servicial con mi marido.
- Señora Jennie...
La manera en cómo miraba Bambam a mi hermana me pareció extraña, sus ojos estaban fijos en ella. Como si lo demás hubiera desaparecido, o tal vez sólo lo estaba alucinando.
- Ehem -aclaré mi garganta.
Fue en ese instante que Jackson también bajó. Causando que Jennie girara ansiosa y fuera a saludar a su esposo.
- ¡Jack! -mi hermana mostró toda su sonrisa a lo ancho de su rostro, llegando a los brazos de su esposo para recibirlo con un beso.
- Mi reina -le acarició la mejilla.
- Bambam está aquí desde temprano, estuvo esperándote.
- Sí, lo mandé a llamar ayer ¿Lo recuerdas?
- Entonces los dejo solos, seguro tienen mucho trabajo por terminar.
- Claro mi reina.
- Por cierto ¿Te quedarás a almorzar Bambam, verdad?
- Eh... supongo que podría hacerlo.
- Muy bien, entonces le pediré a la cocinera que haga algo especial. Sé que te gustan los quesos.
- No se moleste señora, con lo que haya estaré bien.
- Vamos Bambam, no rechaces la amabilidad de mi esposa -añadió Jackson.
- E-está bien. Gracias señora
Pasé el resto de la tarde caminando por el jardín y revisando desde el ordenador los correos de oficina. Tal parecía que todo iba en orden.
Y me di cuenta que en realidad la casa era aburrida sin tener algo interesante que hacer. Subí al balcón, ahí en el lugar más alto, desde donde se veía el portal de flores y la reja que daba ingreso a la mansión.
Miré la mesa y sillas que usábamos cuando queríamos pasar un momento agradable al aire libre.
- Ahhh que recuerdos -recordé con nostalgia.
*Flashback*
Si no estaba en el jardín cuidando de las flores, estaba con las de la azotea. Pero sabía que siempre la hallaría cerca a flores. Ya era una costumbre imaginarla rodeada de pétalos y hojas. Con un ancho sombrero de paja, tijeras de podar, pero sobre todo esa maravillosa sonrisa que era más brillante que el sol.
- ¡Mamá! -grité corriendo al verla regando a las flores de la maceta.
- kookie -ella dejó a un lado la regadera, abriendo los brazos para recibirme con un fuerte abrazo.
Sus cabellos azabaches como la noche sin estrellas, con esos dos luceros que tenía para mirar, me hacían pensar en ella como la encarnación de la belleza. Para mí, no existía nadie más hermosa que mi madre.
- Mi pequeño, cada día estás más grande -me besó en la frente. Tal vez para muchos; eso era algo rutinario, sin mucho significado, mas para mí, eran regalos que guardaba en mi corazón. Deseaba que esos segundos que duraban sus besos, se extendieran.
No lo entendía, pero mi corazón se oprimía con una gran tristeza, pensaba que si la soltaba, no la volvería a ver. Tanto Jennie como yo, teníamos grandes momentos con nuestra madre, pero mi hermana siempre fue más apegada a papá. Siempre fue así y nunca me quejé, porque tenía todo el amor de mamá. Si ella me amaba, yo era completamente feliz.
Nuestro mayor pasatiempo, era cuando nos sentábamos en las sillas de la azotea, y ella me platicaba con ese brillo especial en su mirar de cómo debía cuidar de una flor.
«No seas brusco» «Sé paciente» «Y hazlo de corazón» Esos eran los tres consejos de mamá para tener un hermoso jardín. Pues para ella, más allá de los materiales, eran las emociones los que lograban ese hermoso florecer de primavera.
*Fin Flashback*
- Madre... -murmuré para mí, pasando mis dedos sobre la superficie de madera de la mesa.
Ahora, si repasaba cada evento vivido. Este lugar era el testigo de momentos que marcaron un antes y después en mi vida.
Después de la lectura del testamento cuando supe que estaba casado, vine a este lugar con la intención de sentir la calidez que un pequeño yo buscaba en brazos de su madre, pero en lugar de eso sentí el abandono y frío, entonces solo desquité mi ira con Jimin.
¡Mierda! Esa maldita mirada. Creí que ya se había esfumado de mi consciencia. Me apoyé en la mesa con el recuerdo aún vivo. Sus ojos cristalinos llenos de lágrimas, profesando un amor que rechacé de inmediato ¿Por qué? ¿Por qué siento esta culpa?
- Solo fue una tonta promesa -dije -. Fui amable con el pequeño que conocí. Nunca creí que el se tomara como reales esas palabras -cerré mis ojos soltando un largo aliento-. Si tan solo nunca te hubieras atravesado en mi camino...
Levanté la mirada al sol que ya ocultaba su brillo. La noche estaba próxima.
- ¿Qué debo hacer? -murmuré al oído del viento- ¿Estará bien que lo haga? -saqué mi celular para verificar la hora-. Maldición, no sé por qué, pero... -no llegué a terminar mis propias palabras, simplemente me di vuelta a hacer lo que creía correcto.
Sentado en primera fila, veía dar inicio a la pasarela. Definitivamente, no me había equivocado. Este día daría mucho que hablar en los medios, tanto como para olvidar ese beso entre Jungkook y yo.
Conforme iban saliendo las modelos, luciendo esos hermosos vestidos, sonreía ante la crítica que miraba todo con ojo juicioso. Sus expresiones y media sonrisas me aseguraban una estupenda aprobación. Jeon sería todo de lo que el mundo hablaría.
Aplausos y más. Se tomó un breve descanso, lo cual aproveché para escabullirme a felicitar a los diseñadores, algunos dándose aire con la manos para controlar los nervios y otros relajados por la seguridad que la experiencia daba.
- Señores, esto es un espectáculo maravilloso -las sonrisas en cada uno fue sincera-. No tengo nada más que decir que gracias. Que Jeon es todo esto, por el trabajo de cada uno de ustedes. Así es, cada detalle. Las luces, las modelos, el sonido, los estupendos diseñadores ¡Todo!
- Señor Jeon, gracias a usted por darnos la oportunidad de trabajar en esta marca y empresa tan reconocida.
- Ay, por favor ahora no, no sigan que después lloro -subiendo mis manos, limpie unas pequeñas lágrimas que se asomaron bajo mis ojos.
Él regreso de la música, me indicó que ya había terminado el receso.
- Bueno señores, voy de regreso al público. Seguiré deslumbrándome con todos sus diseños.
Aunque por fuera era toda sonrisa, en realidad sentía un espacio vacío. Muchos de los invitados habían acudido en parejas. No era como si estuviera pidiendo a gritos uno. Después de todo, no es la primera vez que estoy solo en este tipo de eventos, pero deseaba que al menos una vez, una mano sostuviera la mía en lo que duraba una presentación ¿Qué tontería, verdad? Nada de eso llegaría a pasar, jamás.
El tiempo voló como una flecha en el aire, y la presentación finalizó entre aplausos del público, personalmente me subí al escenario para abrazar a cada uno de los que habían hecho esto posible. El éxito Jeon, también era de ellos.
- ¡Wow! -exclamó una de nuestra jóvenes modelos detrás de mí.
- ¡Qué belleza! -dijo una diseñadora.
Llevada por la curiosidad, di la vuelta a ver de qué se trataba ese alboroto entre las jóvenes y señores.
- Fue un hermoso show, y por nada del mundo iba a perdérmelo. Felicidades querido amigo -me sonrió, mientras subía al estrado para entregarme un ramo de rosas.
- Tae...
Le había hecho la invitación a modo de disculpa por el poco tiempo que tenía para reunirnos, pero él me había rechazado, diciendo que tenía un viaje importante justo este día, sin embargo, él estaba aquí. Con un hermosos arreglo floral de rosas blancas.
- ¿Pero y tú viaje?
- Tampoco te iba a hacer las cosas fáciles, cancelaste muchas de nuestras salidas. Estás más concentrada en tu trabajo que me has ido olvidando.
- Taehyung, lo siento. Eres un estupendo amigo.
- Por supuesto, se que lo soy.
Ambos compartimos sonrisas, fundiendonos en un abrazo lleno de amistad pura.
- Yo pensé que... -al abrir los ojos de ese largo abrazo, mis labios como mi sangre se congelaron unos instantes. Los flashes de las cámaras que debían estar puestas en las demás celebridades y modelos, eran directas a mí y al recién llegado. Dios, esto no era real ¿O si? Pues ante mis ojos encontré una mirada gélida y dura que no esperaba. Con su mano apoyándose en un bastón y con la otra sosteniendo algo que no logré visualizar, murmuré su nombre, si entendí que iba a desmayarme -Jungkook.
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