Capítulo 8: ֍‡ ¿Un deber? ‡֍
—Saldré un rato mamá —aviso Akini justo abriendo la puerta, listo para salir.
— ¡¿Eh?! ¿En dónde exactamente? —preguntó Ima con sus ambos brazos cruzados.
—Eh-ehm pues, al parque —respondió su hijo con un ligero subir de sus hombros, como si la respuesta fuera obvia.
—... Está bien, solo ve con cuidado, ¿de acuerdo cariño? —pidió su madre con precaución, accediendo a su petición de salida.
—Sí, está bien —le sonrió a su madre en signo de que no se preocupara tanto.
—Solo regresa antes de las seis ¡¿Ok?! —alzando un poco más la voz al ver como el reptil ya se estaba yendo.
—Sí~ lo haré~ —abandonando la casa mientras cerraba la puerta tras de sí.
—...Ahh~ este niño...—desviando su mirada de la puerta, observó un pequeño marco de fotos que se encontraba en una mesa de la sala de estar. «Sí que los niños crecen rápido, ¿no es así, Héctor?», la foto era de aquella vez en el "primer" cumpleaños de Aki-kun, todos apareciendo con manchas de glaseado en sus ropas, como también con sonrisas de diversión en sus caras, una imagen que de verdad le alegraba el día cada vez que lo veía.
Terminado aquel escenario, nos enfocamos ahora mismo con la figura reptílica del chico ahora perdido en su pensar; cruzando automáticamente cada calle que lo llevaría al lugar que quería ir, pasando entre los suburbios y las miradas curiosas de la gente; cosa que él simplemente ignoraba.
«Cuatro años...solo quedan cuatro años», la contemplación del tiempo faltante para el inicio de todos los eventos resultantes en el futuro, lo hacía ponerse agitado. «U.A está muy cerca y eso...espera... ¿Sí acaso estaré en la misma generación que ellos?», quedándose estático tras que la idea pasara por su mente, rápidamente recordó algo que hacía que ese pensamiento se vea invalido. «No...Iida tenía mi misma edad...Ajaja~ sí~»
Riéndose un poco por su torpeza, siguió con su caminata al parque, solo estando ya a unos tres metros de la entrada. Pasó de largo de los juegos que estaban en la entrada y se adentró un poco más al fondo; un lugar donde no haya tantas personas circundando por los alrededores; no quería escuchar el sonido de la multitud.
Encontrándose un juego de columpios, se acercó a uno de ellos y tomó asiento en él. Con sus pies comenzando a mecer débilmente la silla, guió su vista a la arboleda frondosa de enfrente. Mismas hojas verdes; mismos cantares de las aves; mismo cielo azul brillante.
Olvidar no era fácil cuando lo más bello que recordabas de tu mundo tiene las mismas cosas que apreciabas en el anterior. ¿Nostálgico? ¿Trágico? No, solo la brisa fresca en su paladar le era suficiente para recordarlo; una sinfonía extraña que tocaba para él para alentar a su mente a recordar; una que hacía que pensara en ellos cada vez que lo oía. Pero la entonada olvidó que éste ya no era su tiempo; ya era una lejana; una que ya pasó.
¿Qué debería hacer? Lo mismo de siempre, cuestionarse, por qué parece que es lo único que sabe hacer después de tanto tiempo.
« ¿Pero...acaso no estoy ya decidido a ser un héroe? ¿No es por eso que estoy pensando tanto en eso?», tal vez sea una probabilidad; tal vez simplemente es un deber fantasma que siente que debe cumplir; tal vez simplemente sea...un sueño de un niño que amo serlo una vez.
>« ¿Acaso será que los niños sientan lo mismo? ¿Acaso dudan de ser héroes?», la respuesta era fácil. «...No».
Acomodándose de mejor modo en el columpio, se empujó así mismo hacia delante y detrás, mirando atentamente al cielo siempre presente arriba de él. No sabía que tan alto podía llegar, en un mundo de superpoderes, las personas con las mejores habilidades se mantienen siempre por encima de los demás.
Él no era tan inteligente, no era tan fuerte o tan veloz; ni tan diestro en la técnica de combate, él solo era una persona normal, con poderes, pero aun así eso no significaba cambio alguno en el resto de él. No creería que podría hacerle frente a las amenazas venideras una vez que llegaran aquí; no tenía un poder súper destructor como Deku o Katsuki, ni un control abismal en el elemento fuego como Todoroki.
Serviría como un personaje secundario más, no tan relevante, medianamente útil; medianamente olvidable, solo encargándose de los esbirros del jefe verdadero mientras los más poderosos lidiaban con él. Pero a pesar de eso...estaba bien, de verdad lo estaba, no era su misión cambiar este mundo; no lo era; ni mucho menos pelear sus batallas. En ese aspecto, no tendría por qué meterse en su totalidad en asuntos como esos.
Ayudando de fondo, simplemente eso. Sus ojos rasgados reflejaron el cielo en un tono naranja, sintiéndose relajado después de pensar las repercusiones que ocurrirían si es que se convierte en héroe. Siendo sincero consigo mismo; aún no sabía si valía la pena serlo.
...«Lo más importante de un héroe, es su humanidad.»...
Por mucho que lo repase; por mucho que pueda ser verdad; solo quedarían en palabras sueltas si la persona no encarnece de la voluntad para serlo. «Es estúpido, ¿de verdad tanto tiempo toma para que tome una decisión tan simple?, ¿por qué simplemente no ser un héroe y ya?», eso lo sabía bastante bien, solo es que...era extraño.
Solitario en el columpio, sin personas alrededor; un pequeño chico con características de reptil se columpiaba en un antaño juego. Pensó y pensó, pero una respuesta clara nunca llegó. « ¿Qué debería hacer?» se preguntó una y mil veces; la brisa lo acaricio, y el señor viento solo le contesto:
...Oye niño, ¿estás solo?...
Un pequeño grito de impresión salió por la boca de Akini, no esperando que nadie venga a decirle algo. Dado el susto, se desequilibró de su asiento, haciendo que cayera de cabeza al suelo, golpeando su espalda contra el césped frondoso del parque.
— ¡Oh, lo siento! No quería asustarte, ¿te encuentras bien? —el hombre se acercó para ayudar al joven a pararse.
— ¡Uagh! —se quejó el chico mientras acariciaba la parte anterior de su cabeza. —Estoy bien gracias —dijo rápidamente a la vez que se paraba. — ¿Necesita algo señor? —preguntó mientras observaba al extraño sujeto.
—Oh no, solo...te vi aquí solo y pensé que te habías perdido —respondió con una voz algo rasposa, como si estuviera enfermo de la garganta.
—...Hmm«Este sujeto...es extraño, aparte de su apariencia algo tenebrosa, es como uh...Hmm....apariencia...aparienc͢i̴̵̛a̸҉̶̧̡̛....Hmm, que raro», comenzó a rascarse la cabeza por el pensamiento algo inusual, sintiendo que debía decir algo; saber algo.
—Eh... ¿Chico? —se acercó a él para poder agarrarlo por el hombro.
— ¡Ahh! —extrañado y sorprendido por el contacto, se alejó instantáneamente del sujeto y lo encaró enojado. — ¡Oiga! ¡Usted no tiene por qué tocarme!
—Ah ¡Oh discúlpame! Solo parecías bastante ido en ese momento —entendiendo lo que el chico podía pensar de él, decidió explicar mejor las cosas. —solo me preocupa que un niño como tú esté solo en este bosque.
— Estoy bien, solo no se le ocurra tocarme otra vez —aviso el joven reptil mientras seguía limpiando la suciedad en su remera. —No me importa lo que digan del uso de quirks, si usted vuelve a tocarme, le volaré la maldita cabeza—gruñó con advertencia.
— ¡¿Qué?! ¿Eso no es algo extremo? —cuestiono un poco sorprendido por el vocabulario del niño a sus ojos.
—Depende, si usted actúa, yo actuó —afilando su mirada, retando al extraño a que hiciera un movimiento sospechoso.
—Está bien, está bien, no tienes porqué ponerte de ese modo, prometo estar alejado de ti —posando con ambas manos sobre sus hombros, se alejó unos cuantos metros del chico reptil. —yo solo me preocupé de que te hubieras perdido y que tus padres te estuvieran buscando.
—Saben muy bien que estoy aquí, así que déjese de preguntas —apuntó amenazadoramente con su garra al tipo, indicándole que se quedara alejado de su zona de confort. —Ahora que sabe que estoy bien y que mis padres saben de mí, puede marcharse a molestar a otro lugar, no estoy para cosas como esta.
Con un pesado suspiro, se volvió a sentar en el mismo columpio de antes, propulsándose levemente con sus rodillas, apenas haciendo que se mueva unos centímetros de su lugar. El hombre solo vio extrañado su actuar, no solo por su actitud y hablar algo despotrica, sino por el aura que sentía en el chico. No sabía qué era exactamente, pero parecía que de algún modo que aquel chico necesitaba de algo; algo faltante.
Agarrando unos de los columpios del juego, se sentó a dos sillas alejado del reptil, quien viendo esto, no pudo evitar que una mirada de desconfianza recayera sobre él.
—Sabe, usted no hace bien en no parecer menos sospechoso—sonrió al tipo, mostrando todos sus colmillos y ojos fruncidos por lo medianamente irritante de la situación.
—Si me lo puedes permitir, me gustaría hacerte una pregunta —a pesar de su aspecto de consumidor de sustancias, lo había pedido amablemente.
— ¿Qué? —solo esperando que contestar aquella pregunta pueda dejarlo solo y en paz
— ¿Hay alguna razón por la que estés aquí, solo en el medio de la nada?
Tal pregunta lo había atrapado con la guardia baja, no esperando un intento de conversación por el tipo espeluznante de al lado. Burlo ante esto, no creyendo lo raro que se estaba poniendo esto; ponerte a hablar con un desconocido que te encontraste en la calle; no se lo esperaba.
— ¿Por qué razón debería...? Phuff...nada, solo...pensando —se cansó de seguir intentando alejar al tipo este, igual y responderle hará que vaya más rápido de aquí.
— ¿Pensando? —un poco confundido por ello.
—Sí...pensando; pensando en cómo nadie puede estar tranquilo sin que alguien asqueroso y espeluznante venga y te moleste —respondió con cierta burla.
« ¿Asqueroso y espeluznante?...Uh... ¡Huh!» ¡¡¿PFFFFTEEEAHH?!! ¡¿Te estás refiriendo a mí?! —una gran cantidad de sangre fue escupida de la boca del hombre, que incluso logró hacer que Akini se espantara.
« ¡Dios mío ¿Pero qué mierda?!», pensó al ver el pequeño charco de sangre que se formó en el césped a sus pies; era tanta que podía intuir que tenía poco más de un centímetro de profundidad. —Eh-ehm... ¿Está usted ...bien? —compadeciéndose un poco del hombre a su lado.
—Oh, sí...no es nada —un aura depresiva azotaba al hombre extraño a su lado del columpio; no por su vomito sin sentido, sino por lo dicho anteriormente por Akini. «...Apariencia espeluznante.»
Ambos se quedaron en silencio después de aquel extraño incidente. Cuatro minutos tuvieron que pasar para que alguno de ellos se dispusiera a hablar, no por amabilidad, sino por lo incómodo que era.
— ¿Qué piensa que debería ser un héroe, señor?
— ¡¿Eh?! —siendo tomado desprevenido por la pregunta del joven reptil, hizo que casi se cayera del columpio que lo sostenía. — U-u ¿Un héroe?
—...Sí —solo una respuesta afirmativa.
El hombre no pudo evitar fruncir el ceño en extrañeza; ¿una pregunta normal? Ciertamente lo era, pero... ¿Por qué se sentía tan...desconocida?
El individuo no identificado solo se rasco la barbilla, contemplando el sentimiento con las que fueron formadas tales palabras. Había algo ahí, pero no sabía que era. Sin encontrar algo más allá de eso, prefirió contestar a la pregunta del chico.
—Ser un héroe... ¿Por qué lo preguntas? —cuestionó al joven reptil al no comprender muy bien el por qué el afán de su respuesta. — ¿Hay algo que te tiene intrigado?
Akini solo se quedó en silencio por unos segundos, solo para decir:
—No lo sé, solo...tengo curiosidad —contestó con neutralidad.
—Hmm...ya veo —aun algo intrigado, decidió cumplir con la petición del chico. —Lo que un héroe debe ser no tiene por qué ser una respuesta en concreto; muchos tendrán opiniones diferentes; unos con tintes similares, y otros con significados completamente distintos a lo que posiblemente hayas escuchado. Pero siempre con la constante de que se trata de alguien que da para el bienestar de los demás, es lo normal, incluso puede que aburrido por lo repetitivo que puede sonar Jeje~ —mencionó mientras reía un poco por lo dicho. —Pero después de escuchar tantas versiones y significados del mismo, ¿con cuál te quedarías?, ¿es eso lo que estás planeando hacer, ver si uno es lo suficientemente convincente para ti?
No esperando que aquel tipo describiera lo que tenía pensado; se giró anonadado, no creyendo lo acertado que estuvo de su lectura hacía a él.
— ¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo-...?!
—Jum, veo que es así —cerró sus ojos por un momento y continúo. — No está mal querer erigirse en un concepto específico de lo que se trata ser un héroe; puede resultar en un buen punto de motivación escuchar las palabras experimentadas de uno que sabe del mundo que le depara; que esté preparado para ello —dejando un silencio entre medio, abrió sus ojos hundidos y lo miro. —pero...yo aconsejaría el no tomar lo que la gente cree que debe ser un héroe, si no...—apuntó una de sus huesudos dedos al pecho del chico reptil, específicamente el centro de él. —lo que uno sienta que puede llegar a ser.
Cambiando su expresión de atención a una de confusión, miró unos segundos el suelo en un intento de pensar lo que quería decir con eso. Sin poder generar una explicación decente, se volvió hacia el hombre extraño.
— ¿Qué quiere decir con eso?
¡AQUÍ ESTÁ UNA LLAMADA! ¡AQUÍ ESTÁ UNA LLAMADA!
Cortando su pregunta, una voz de All Might provino de los bolsillos del hombre, quien se había asustado por el tono alto de la llamada; agarrando rápidamente el teléfono mientras maldecía en tono bajo por el tono de celular que escogió. Murmurando cosas inentendibles desde su posición, observo como el hombre se paraba de inmediato y regresaba el móvil a sus pantalones.
— ¡Oh, lo siento joven! ¡Cosas de adultos! ¡Lamento haberte asustado! ¡Nos vemos! —comenzando a correr hacia la arboleda frondosa de enfrente.
— ¡Ah, espera!
Tratando de detenerlo, pero siendo demasiado tarde; observó como el extraño sujeto había desaparecido de entre la maleza del bosque, cosa que se le hizo rara, ya que según sabía, no había camino en el que se pueda pasar por ahí.
—...Huff —derrotado, se sentó de golpe en el asiento del columpio.
¡Cranck!
— ¡Uahah-uagh! —pero no contó con que la cadena que lo sostenía se quebrantara y lo dejara caer al césped verde oscuro de la tierra. —Uhhg...
Boca arriba; acostado y observando el pasar de las nubes; no le molestaba el sol porque los árboles lo cubrían. Se acomodó un poco mejor, permitiéndo extender sus extremidades a todo lo que pudieran abarcar, posicionándose en forma de estrella; lo bueno del césped es que era cómodo, bueno, para él, sus escamas lo cubrían de las pequeñas piedras que estuvieran debajo suyo.
Se quedó unos segundos ahí tirado, sin pensar, algo que era extraño para él, aun si fueran solo segundos en los que lo dejara de hacerlo.
«Lo que uno sienta que puede llegar a ser...», recordando aquellas palabras del hombre. «... ¿Qué estoy destinado a ser?»
Fue puesto a la fuerza en este mundo; ni siquiera pensaba que tuviera algún propósito en este lugar más que el de...vivir, que aun siendo así, solo duraría hasta que la guerra entre villanos y héroes comience. Aunque tal vez...podría irse a otro lugar; otro país con su familia; no tendría que pasar por eso, no debían de hacerlo.
Tal idea se le ocurrió que podría funcionar, dejarían todo, no tendrían que cargar con los errores de otros; no tendrían que sufrir por peleas que no son de ellos. «¿Sería capaz de convencerlos?», no lo sabía, pero debía intentarlo, incluso si eso significase revelar todo; no importaba; siempre que pueda mantenerlos fuera del peligro, que estuvieran a salvo; siempre y cuando no les pase nada.
Se irían, vivirían tranquilamente en otro lugar, los tres; solos, como una familia normal; sin preocupaciones; sin miedos; ignorantes...del exterior.
—...«Y aun si eso sonara como un gran plan...¿Por qué siento que no debería de hacerlo?»
Podrían dejar a todas esas personas sufrir solas; todos esas familias; todos esos niños; todos...todos.
—...
No se siente bien; no se siente...conforme; no se siente feliz... ¿Por qué? El chico solo rio ante esto; lo sabía; claro que lo sabía, era algo que no podía evitar; se sentía mal; se sentía que...
—No era...lo correcto.
Siguió tumbado por quién sabe cuánto tiempo; tanto, que pensó que habían pasado horas. Revisando el reloj de plástico que le dieron, noto que faltaba una hora para las tres que le dio su madre para que regresara. En consecuencia a esto, se levantó del suelo, sacándose de encima los restos de césped en su playera y pantalón, listo para regresar a casa; ya no tenía motivos de seguir aquí más que el de estar tumbado.
Fue a paso rápido hasta su casa, no por qué tenía miedo a que alguien viniera por él, solo era su hambre que había despertado después de estar acostado por tanto tiempo en el suelo sin hacer nada. Realmente no era ese tipo de gente, solo, sin explicación alguna, sentía como su estómago rogaba por algo que digerir después de una buena meditación en la nada.
Era algo reciente, más no menos molesto, era tedioso ir a la cocina casi diez veces al día para buscar algo que pellizcar.
→/-/
Finalmente al frente de su puerta, tocó el timbre y esperó a que alguien le abriera. Sin sorpresa de nadie, su madre fue quien lo había recibido en la entrada.
— ¡Oh! Llegaste una hora temprano ¿Acaso algo te molesto Aki-kun? —preguntó su madre curiosa de verlo un poco más temprano de lo que le había permitido.
—Ah no, no es nada, solo me aburrí —respondió el niño escamoso.
—Oh jaja, está bien, entra, haré Tokoyaki para la comida —sonriendo dulcemente a su hijo, sabiendo lo mucho que les encantaba.
—... ¿Tienen pulpo? —preguntó con extrema seriedad.
—Jeje~ estoy segura que hay siete con pulpo
— ¡Hah! —expresó radiante ante la confirmación de su madre, feliz e impaciente de poder comer aquella deliciosa comida.
—Jum~ ¿Eh? ¡Espera! ¿Por qué tu ropa está sucia? —mirando detrás de él para observar restos de piedra, pasto y manchas de tierra. —... ¿Qué estuviste haciendo?
—Ah-ah-am...me caí —era verdad, se había caído.
—...Hahh~...que mal~, supongo que los siete serán para mí —Akini solo pudo mirar en shock. —pero supongo que a ti no te molesta ¿Verdad Aki-kun? A ti te gustan los de jengibre ¿Verdad?
—Pero es que...
— ¿Verdad...? —mirándolo, retando a que lo dijera.
—...Sí —con amargura, aceptó su castigo.
Sonriendo por su respuesta, ambos se metieron a la casa, una feliz de comer los deliciosos Tokoyakis de pulpo que ella misma preparó, y otro simplemente maldiciendo ferozmente al sujeto de terrible apariencia por su castigo de comer jengibre troceado para almorzar, de verdad que le asqueaba esa porquería.
«Hahh...Vaya puta mierda»
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Una corriente de aire frío atravesó la piel del chico reptil, mandando escalofríos por todas las partes de su cuerpo, poniéndole las escamas de punta.
— ¡Achú! ¡Huj! «Odio el frío» —abrazándose a sí mismo y tallando sus codos para poder calentarse siquiera un poco. No pensó que la temporada de invierno ya había empezado. «Espera...apenas estamos en Junio».
Recordando que ni siquiera estaban cerca de las fechas decembrinas, se cuestionó el porqué de la temperatura tan baja. Mirando sus alrededores, obtuvo la respuesta de inmediato.
«Oh, claro, los árboles refrescan bastante», los robles tapaban la mayoría de la luz solar, no dejando que los atravesase y caliente el área circundante que protegían. «Ugh, y vine sin suéter, perfecto» ¡Achú!
Estaba en el mismo lugar que el día anterior, solo que esta vez en otro columpio, ya que el de siempre se había roto ayer. ¿Había una razón para estar ahí? Ni idea, solo le gustaba estar aquí; era relajante, solo que el frío entorpecía ese ambiente.
«Supongo que debería volver», opto por ir a su casa y conseguir algún suéter que pueda tener en su cajón, y quizás más tarde venir aquí otra vez. «Aún sigue siendo bastante temprano, sinceramente no sé por qué pensé que sería genial venir antes de las 12» ¡Achú! ¡Hj! ¡Agh!
Listo para irse del lugar, una figura entrante en su visión lo detuvo de hacerlo. Ampliando la imagen y verificando que se trataba del mismo tipo de ayer, quien solo estaba parado ahí observando el tronco de unos de uno de los árboles gigantes.
«Es ese tipo», sin saber cómo sentirse al respecto, recordó las palabras que le dijo justo antes de que se fuera. «Lo que uno sienta que puede llegar a ser...» Hmp...
Tomando la iniciativa de ir hasta ese sujeto, con el interés de preguntarle un par de cosas más, llegó por su espalda y le hizo un pequeño golpe con su cola.
— ¡Kryahh! ¡¿Qué...Qué te sucede chico?!! ¡¿Acaso vas por ahí golpeando a las espaldas de las personas?! —reclamo enojado y adolorido por el golpe, masajeando la punzada adormecida que ahora tenía en su parte trasera.
— ¿Ah? Pero si ni siquiera le di tan fuerte —se jactó Akini con una sonrisa burlona, siendo esta su pequeña venganza después de los acontecimientos de ayer.
— ¡Jum! Mocoso, ¿hay alguna razón para que vengas y me golpees? —aún molesto y adolorido por el ataque sorpresivo.
La expresión sonriente de Akini se había vuelto en una sola línea de gesto. Liberando un largo suspiro que tenía guardado para así comenzar a hablar.
— ¿Qué querías decir con "lo que uno siente que puede llegar a ser"? —cruzándose de brazos y mirando hacia otro lugar, sintiéndose un poco mal preguntarle algo importante cuando hace unos segundos le había golpeado con su cola.
El hombre se mostró sorprendido ante esto; no esperaba que el chico recordara o siquiera tomara tan en cuenta aquellas palabras. No era tan normal, mas bien, nunca había visto a niños de su edad que tomarán con tal seriedad los consejos de un hombre adulto; más si se trataba de un desconocido.
— ¿Hm? ¿Por qué tanto esmero en eso? —cuestiono verdaderamente interesado.
—No lo sé, solo...Ahh...solo quiero saber cómo puedo ser un héroe —quería saberlo, de verdad quería entenderlo. Una respuesta para su más grande pregunta hasta ahora; una que pueda brindarle un motivo justo por el cual luchar.
El hombre pelirrubio lo miró con sus grandes ojos hundidos, estudiándolo con sus pupilas de azul tenue, tan brillantes como las estrellas en la noche. Giró su cabeza con vista al árbol frente a él, recordandole bastante a los árboles de Yakushima, ya sea por su altitud o por la forma de su tronco; no lo sabía con certeza, pero eso no lo hacía menos disfrutable.
— ¿Es un gran árbol, no crees? —estirando todo lo que podía su cuello para poder observar la copa frondosa del cedro.
—Amm... ¿Sí? —no esperando una respuesta así por parte del tipo. —Pero no entie-...
— ¿Por qué me preguntas sobre lo que un héroe debe ser? —finalmente dignándose a mirarlo. — ¿Acaso parezco uno?
—Ah-ahm-ah-n...no...no lo parece —ciertamente tenía razón, ¿por qué le preguntaba a un sujeto espeluznante sobre lo que un héroe debe ser? Realmente no lo entendía ...salvo por algo; había algo extraño en él; un sentimiento; una intuición. —Pero... —alzando su mirada con resolución. — mis ojos me dicen que no es así.
— ¡¿Huh?! «A-acaso...este chico», el hombre comenzó a temerse lo peor, creyendo que uno de sus secretos mejor guardados, había sido descubierto por un niño. — ¿Qu-qué quieres decir con eso?
—Usted extenúa un aura de sabiduría; incluso su voz, esa vez en su monólogo lo pude oír; eso no era el discurso de una persona común y corriente; si no la de alguien que lo había vivido.
No puede ser, este joven de aquí...pudo ver a través de él. Nadie hubiese pensado que un sujeto que parecía más muerto que vivo haya alguna vez sido un héroe, a menos que este mismo se lo haya dicho, pero no fue así; él...simplemente no se lo había visto venir.
—C-¿Cómo?
—Es mi olfato —señalando su nariz.
— ¡¿Es tu quirk?! —sorprendiéndose por ello.
—No, solo fue pura intuición, sinceramente pensé que estaba diciendo pura tontería jeje~ —riendo al ver cómo sus palabras sin fundamento alguno habían resultado en realidad.
—Oh... —se había emocionado de más. —Ya veo...Ahh, pero tienes razón chico, he peleado junto a héroes en mi pasado.
El hombre con apariencia enferma se encaminó hacia uno de los juegos que estaban ahí, específicamente a uno de los columpios, mientras que Akini lo seguía de cerca.
—Tal vez me veas débil, pero sí, he convivido con ellos —tomó uno de los columpios que más cerca se encontraba de él, mientras Akini tomaba uno que estaba a su lado. —estuve con ellos en sus mejores...como peores momentos. No importaba lo mucho que se diferenciarán del uno y del otro, todos compartían el mismo objetivo; pelear por los demás.
El señor solo miraba el espacio vacío de entre los árboles; miraba como el pasto se mecía con los ligeros toques del viento fresco en la mañana; era terapéutico, no por nada venía en sus ratos libres a este lugar a despejarse.
— ¿Tú tienes a alguien por quien darías todo por proteger?
—...Sí—apretó su agarre en las cadenas que lo suspendían en el aire. —Claro que lo tengo.
A pesar de todo, no podía no pensar en ellos como su familia; no podía imaginarse ahora una vida sin ellos a su lado. Siempre con el miedo de que algo les pudiese pasar, si algo los separara; si algo más...viniera y se los lleve lejos de él.
—Y tengo miedo de perderlos.
—Lo entiendo —giró su mirada al pequeño prado frente a ellos. —todos lo hacemos, chico. Es por eso que luchamos, luchamos por un mejor futuro, uno en el que nadie debe de sentir miedo; un futuro en donde todos puedan sonreír.
Deslizó su mirada al antiguo árbol que estuvo contemplado hace unos minutos atrás, no evitando poder recordar a una persona en específico que ahora ya no está. ¿Pudo haberlo evitado?...Tal vez.
— ¿Cómo puedo ser fuerte? —murmuró lo suficientemente audible para que el sujeto lo escuchara.
—La convicción de proteger a los que más te importan ya te vuelve alguien fuerte —respondió con total seguridad.
— ¿Qué puedo hacer para ser... más fuerte? —su voz se había cortado un poco al articular sus palabras.
—... —no entendía su obsesión de volverse fuerte, no era como si el mundo lo estuviese obligando para que lo hiciera. —Chico, no tienes por qué-...
— ¡Maldita sea! —la inesperada explosión del reptil, hizo retroceder la mano del hombre en una súbita sorpresa. — ¡¿Qué puedo hacer?! ¡¿Qué espera de mí el mundo que haga?! ¡No soy un maldito hombre perfecto para poder ayudarlos a todos! ¡No sé nada más de lo que una persona normal sabe! —Lágrimas de furia salían de los lagrimales de Akini. — ¡No soy perfecto! ¡No sé qué hacer! ¡Tengo miedo! ¡Tengo miedo de perder a las personas que amo! ¡Tengo miedo de no poder protegerlos! ¡Tengo miedo de no ser lo suficientemente fuerte para salvarlos!, ¡no ser lo suficientemente rápido! ¡¡Por no ser...lo suficientemente inteligente!! ¡¡ ¿Qué debo hacer?!! ¡¡¿Qué-debo-hacer?!! ¡¡No quiero perderlos!! ¡Hah-ah! Uhu-hu-uh~ hah-hah~ no~...no quiero~... —abrazó sus piernas, ocultando su rostro dentro de ellas mientras se arropaba con su propia cola. — no quiero quedarme solo de nuevo.
Esto...no había expresión lo suficientemente perfecta para describir su pensar en este momento más que: "sin palabras"; lo único que pudo formular en su mente aquel hombre que pudo ser espectador de tal despliegue de emociones encolerizadas. Algo que nunca se esperó de un joven que no parecía rebasar los doce años de edad.
¿Qué puede hacer?... ¿Qué puede hacer en un momento como este?, ¿qué puede hacer para que aquella alma en crecimiento se sienta a salvo y pueda dejar de llorar?... ¿qué puede hacer...un hombre como él?
—...
—Está bien...— posando su mano por detrás de su espalda. —no tienes por qué llorar... ¿Sabes por qué?...
La respuesta del joven fue nula, pero aun así respondió.
...Porque yo estoy aquí.
→/-/
Nunca espero que su día haya empezado de este modo, primero lo llamaron para un problema que tenían con un monstruo gigante por las costas de Shizuoka, solo por qué el héroe Kaiju Gojira se encontraba ocupado con unas de sus nuevas películas en el extranjero. Luego tuvo un trayecto algo ajetreado con unos cuantos villanos por su camino en los distritos circundantes, aprovechando de hacer una buena obra mientras avanzaba hasta aquel parque que pocas veces frecuentaba en sus ratos libres.
Logrando observar tranquilamente los árboles del sitio sin la espera de la intromisión de un llamado de emergencia, o de alguien. Al final fue tomado con la guardia baja por un golpe en su espalda; jurando que en ese mismo instante había sido atacado por un látigo duro de cuero, pero cuando se había volteado, se dio cuenta que solo era un mocoso problemático, pero no cualquier niño, sino el mismo niño con el que tuvo una charla el día anterior.
Obviamente enojado por su accionar, le había reclamado el porqué de eso; él solo se hizo el desentendido. Cuando iba a darle su sermón para niños malos, nunca espero que comenzará con una pregunta.
« ¿Qué debe ser un héroe?», la misma pregunta que el día anterior, solo que de forma distinta.
No entendía el afán del joven reptil en recibir una respuesta por parte de él, más cuando era consciente de su aspecto en ese momento. Solo para ser sorprendido una vez más con sus conjeturas sobre su estatus como "héroe retirado".
Pasaron pocos minutos para que el chico explotara en desesperación; ¿por qué? Realmente no lo sabía. Trató de reconfortarlo, dejándose al principio, pero dándose cuenta de su situación, salió corriendo de donde estaba, dirigiéndose en lo que podría pensar él era la salida. ¿Pudo haber hecho algo mejor? Probablemente sí, pero la impresión y lo extraño de todo le hizo actuar automáticamente.
—...Hmm —se encontraba solo ahora en los abandonados juegos de columpios, siguiendo meditando sobre lo visto el día de hoy.
Temor al fracaso; incertidumbre del futuro; terror de perder; lamentos enfrascados que finalmente brotaron. ¿Qué podía decir de todo esto?, inesperado, eso es lo primero que se le viene a la mente tras recordar lo sucedido.
« ¿Acaso ahora los niños se cuestionan de la labor como héroes?, ¿es común que los niños se sientan impotentes de sus habilidades?», se preguntó a sí mismo.
Era un pensamiento algo rebuscado a decir verdad, pero no quitaba el hecho de que puedan existir allá afuera niños que se sientan inseguros de sus habilidades; temerosos de tomar el manto de héroe cuando sea el momento.
—...Ahh, qué generación tan complicada —suspiro con cansancio el pelirrubio, tomándose la cabeza por lo inusual del asunto.
Tal vez la generación venidera sufra de escasez de ideales; de sueños por cumplir, después de todo, es un periodo pacífico dentro de los estándares históricos; más en Japón, que gracias a él, los índices de criminalidad están por debajo del 10%.
—Juju~ sí...Hmm.... «Eso no puede resultar así».
Un héroe sólo puede crecer infinitamente si tiene un coraje, voluntad e ideales capaces de desafiar al mismo All For One; sentimientos y fuegos internos tan brillantes que el mundo no haya visto jamás. Si ellos no tienen la suficiente voluntad, coraje, ni ideales para luchar, se volverán conformistas, y aquel deber de justicia y paz, podría desaparecer. ¡Eso no podía permitirlo! No mientras siga siendo...el símbolo de la paz.
—...Hahh—aún con el tiempo limitado que le quedara, haría lo posible para proteger los sueños y esperanzas de la gente; aun sí eso significase dar su último respiro.
Su poder se agotaba; lento, pero inevitable. Arrastró su mano a la herida que lo había dejado en tan deplorable estado; el peor enemigo que el mundo pudo haber visto en mucho tiempo. Nadie sabía quién era, excepto por solo unos pocos, lo que lo hacía realmente aterrador; lograr ocultar su presencia de la vista del público en general.
No sabía si estaba todavía vivo, era prácticamente imposible que lo esté; él se aseguró que así fuera. Con él o sin él, el mundo seguiría necesitando de un faro de luz, uno que les brinde esperanza y justicia para los próximos años; un nuevo...All Might.
Pero eso era todavía demasiado pronto, aún le quedan varias horas por quemar; no se dejaría decaer por algo simple como el tiempo; sabía que tenía un límite para seguir ejerciendo como héroe, pero no uno en el que no pueda enseñar; estar cerca de la nueva generación y poder guiarlos en su camino lleno de obstáculos por delante. Caerán, y lo harán varias veces, pero estará ahí; listo para brindarles una mano; listos para levantarse otra vez, más fuertes; más capaces; con una voluntad...más que inquebrantable.
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— ¡Tengo miedo de no ser lo suficientemente fuerte para salvarlos!
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Y sabía que lo necesitarían más que nunca.
—...Hmm, tal vez...y podría convertirme en maestro —y con esa meta en el futuro, se levantó del columpio y prosiguió de irse, aprendiendo nuevamente, lo mucho que el mundo necesitaba todavía de él.
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