Capítulo 24: ֍‡ Fe no es igual a olvidar‡֍
Viéndose perdido en el más allá de su reflejo, enfocándose meramente en las multitudes de estelas blancas que pasaban veloces al lado suyo en una moderada velocidad. Siempre pasando el cristal y nunca quedándose en el mismo sitio donde las vio.
— ¿Estás nervioso Aki-kun?
—Hm...no lo sé.
Tratando de mirarlo aun estando al volante, pasó al retrovisor, topándose con la posición encorvada de su hijo. Recargado en la ventana del auto y mirando el exterior en un intento de distracción. Parecía que de verdad le carcomía un poco los nervios.
—No te preocupes cariño, te aseguro que no pasara nada, es solo sentarse ahí y hablar sobre cómo te sientes. Nadie te juzgará —forzando un lado de su cara en un intento de sonrisa.
—Sí, ya sé, es solo que es...no sé, raro.
— ¿Raro? —Contrayendo ambas cejas, miró de nueva cuenta por el retrovisor. Queriendo ver mejor las expresiones de su hijo.
Nunca había necesitado de algo así, nunca. La mayoría de personas simplemente no va a terapias por cosas como estas.
« ¿Cosas cómo qué?», ¿actuar como un loco?
¿Es que acaso ya rebasó lo que se consideraría como un estado mental sano? ¿Solo por qué no pudo contenerse?, ¿solo por qué no pudo callarse?
Nunca quiso causar problemas, nunca pidió nada. ¿Es su culpa por no hacer nada? Y si es así, ¿qué pudo haber hecho? ¿Con quién debió recurrir?
Con nadie...por qué en esos momentos, no conocía la existencia de nadie.
—Llegamos.
— ¿¡Uh!?
Con el motor del vehículo comenzando a sonar cada vez menos, su palpitar se aceleró todavía más. Sentía como la sangre en su oídos se volvía cada vez más opresiva, casi llegando al grado que podía sentir como su tímpano quedaba sordo por momentos.
Tuck~
Quitándose ya el cinturón de seguridad, Ima se volteó en busca de alguien por la zona de atrás, encontrando enseguida a la persona que quería ver. Observando con algo de pena el resplandor que sus ojos hacían, mas sin embargo, ya estaban aquí.
—No te preocupes —calmada, con un tono que exhalaba protección. —Tu padre y yo venimos un día antes para conocer al doctor y créeme, es alguien bastante profesional con su trabajo —guiñando uno de sus ojos.
—Uhm claro.
Deslizando la puerta del auto para salir, se topó a primera instancia con el edificio frente a él. Tenía un aspecto relativamente normal, aunque con el agregado que desde las puertas translucidas se podía observar cómo había una zona de recepción junto a lo que parecía ser una sala de espera. Cosas muy típicas en lo que se respecta a centros públicos.
—Hmf~ —estando ya entrando por las puertas automáticas, soltó un corto suspiro que solo oyó él.
—Hola, buenas tardes ¿Se encuentra el señor Adam? —Hablando con la recepcionista.
— ¿El señor Adam? Sí claro, ¿ya hicieron su cita?
—Ah sí, es de Shiwara Akini.
—Shiwara, Shiwara... —pasando sus ojos entre la fila de nombres de su lista. —Oh aquí está, dígale que pasé, el doctor Adam ya se encuentra esperando.
—Muchas gracias ahm, ¿solo tiene que pasar él verdad? Er-No es necesario que sus padres lo acompañen ¿Cierto? —Sus manos se arremolinaban inquietas entre sus ademanes.
—Si se trata de una cita de una sola persona, lo mejor es que él quien pase solo. En esta profesión lo que más nos importa es la confidencialidad y generar una relación de confianza entre terapeuta y paciente. Aunque, tampoco podemos negarle el paso si es que él así lo desea.
Ambos ojos aterrizaron en el lagarto joven, recibiendo el par de miradas con un ligero espasmo. Frunció su boca por un lado, mordiendo internamente una de sus mejillas, desviando su atención hacia otro lugar fuera del par de personas.
Meditando por un segundo para solo resoplar su nariz. Tragó y volteó diciendo:
—Iré yo solo.
—Oh, está bien —por un momento creyó que le pediría que lo acompañara.
Con ella haciéndose a un lado a la vez que escuchaba las indicaciones de la secretaria, se encaminó con desdén hacia el lugar donde trabaja ese tal psicólogo. No pensando en nada y solo moviendo sus pies hacia adelante. No entendía por qué tanto miedo en una cara que no expresaba nada.
Creeak~
—Oh, Shiwara-kun ¿Debo suponer?
— ¿Uh?
—Bienvenido a mi consultorio, por favor...
—Uhm, claro.
Viendo curioso a la persona quien resultó ser su terapeuta.
—Mi nombre es Kurokawa Hoseki, aunque puedes decirme Adam.
— ¿Adam? —No entendiendo la proveniencia de aquel nombre.
—Ya sabes, de "Adamas" "Adamantite" y palabras similares —su mano crujía entre los giros que hacía al tiempo que hablaba, reverberando su voz en un sonido casi metálico. —Como ya lo habrás de suponer, es qué por cómo ves.
¡Clink~!
¡Clink~!
—Soy tan duradero como un diamante.
—Oh...
—Pero bueno, suficiente de mí, ¿qué te trae por aquí joven? —Recargándose en su silla y juntando sus dedos. — ¿Te has sentido bien?
—Mhm...
Agarrando un bloc de notas por arriba de su escritorio, se desplazó con su silla hasta quedar al frente del lagarto desdichado. Quién solo se quedó viendo lo demás en la habitación excepto por la persona que se acercó.
—No te preocupes, puedes sentirte libre de hablar aquí. No tienes por qué guardarte nada.
—...Uh-hm.
Sracht~
Scratch~
Scratch~ Tap~
Sracht~ Tap~
Tap~ Scrish~
Scrish~ Tap~
Sus manos se controlaban solas, unidas en su regazo y sintiendo como las uñas ébano de sus dedos rasgaban por el dorso de ambas. Cavando entre sus escamas algo que no estaba ahí.
—Mhm.
Un sonido cristalino que salió de la falsa boca del doctor. Quién tomando uno de los lápices que tenía con él, escribió algo sobre el papel. Algo que provocó en el Kobold una ligera alteración.
—Tus padres me comentaron que estudias en la U.A, ¿es así?
—Ahm, sí.
—Genial, ¿y cómo es ahí? ¿Te gusta? ¿Es algo con lo que siempre has soñado?
—Yo-ahm, no —sumiendo su cuello para un lado, mientras un dubitativo dedo pasaba por su mejilla. —...creo.
—Hmm ¿Acaso tus padres te obligaron a-...?
—Oh, está bien... —no se esperó que respondiera así de convencido. «Parece que hay algo ahí» Por cierto, escuche que en U.A tuvieron problemas con una invasión.
—Gulp~
— ¿Podrías contarme sobre eso?
—Yo...Ugh —otra vez tenía que hacerlo, recordar y contar ahora en sus palabras los acontecimientos de aquel día. ¿En serio? ¡¿En serio?! Esto de verdad que lo fastidiaba. — ¡Cht!
Pero claro, era necesario, para eso vino, para eso los trajeron a él aquí. Para que de un modo u otro pueda deshacerse de este sabor nítido a hierro que le revolvía el estómago cada día.
— ¿Qué decir de lo que no se ha dicho ya en las noticias?
—Tu propia versión.
—...No creo sentirme tan cómodo como para decirlo.
—Ya veo, lo entiendo. Discúlpame si insistí demasiado —deslizando la página de su bloc a la siguiente hoja, raspando una vez para seguir con unas cuantas preguntas más. —Entonces, ¿cómo te fue el día de hoy? Por tus pintas veo que saliste apenas de la escuela, por lo que intuyo que ustedes ya habrán regresado.
—S-sí —sus hombros se hundieron indistinguiblemente.
— ¿Tienes amigos en la U.A Shiwara-kun?
— Uhm, sí.
—Hmm ¿Y cuántos son?
—doosS...creo.
— ¿Apenas los conociste? —Notando la elongación en la palabra.
—Bueno, apenas llevamos un poco más de una semana dentro, por lo que sí, es bastante reciente —rodando los ojos hacia otro lado, llevando una de sus manos para rascar la parte anterior de su cabeza.
— ¿Y te agradan?
— ¿Eh? —desprevenido ante la pregunta. —...Je~.
Se tomó unos segundos para responder.
—Sí.
Musitando esa única sílaba con un agradable calor. Siéndole imposible para él no arquear sus labios en una sonrisa cohibida una vez expresada tal afirmación. Con sus ojos incluso centellando en una luz diferente.
—...Ya veo —a pesar de no tener rostro, podía sentir como su inexistente boca se torcía de un modo similar a la de su paciente, contagiado con ese pequeño gramo de felicidad que vio en él. Un gesto que le resultaba bastante enternecedor.
Era enriquecedor.
—Bueno entonces, ¿me podrías decir por qué estás aquí?
— ¿Uh, cómo? —Alzando la mirada extrañado.
—Tus padres solo me dijeron que necesitabas ayuda con algo que te atormentaba dentro de tu cabecita, no me dieron muchos detalles, más allá de que "te hacías daño".
— ¡Ah! Uhm.
Sintiendo una hormigueante sensación en su cuello, rápidamente quiso tomar una de sus manos y raspar con todo esa zona. Con sus dedos y pies inquietos elevándose cual si el suelo se estuviera quemando, golpeando con rapidez la base sólida en la que estaban apoyados.
— ¿Hay...algo que quieras liberar, Shiwara-kun?
Qué vergüenza.
¡Tap! ¡Tap!
¡Tap! ¡Tap!
¡Tap! ¡Tap!
— ¡Cht! — ¿De verdad?, ¡¿de verdad?!
Esto lo estaba frustrando, tener que venir aquí ¡Y hablar de sus malditos problemas! ¡Qué tontería! Esto...esto no le gustaba para nada. Solo quería irse y olvidar, no quería recordar ni pensar en nada. Tal vez debió pensar mejor en esto.
Tal vez debió abstenerse y no decir nada, que no pasaba nada, que en realidad solo era-...
— ¿Tienes ocasiones en la que eres demasiado negativo contigo mismo?
Se acabó.
—Sí... —el hombre de roca alzo la mirada de su bloc. — ¿Y sabe por qué? ¿Usted quiere saber el por qué me siento tan asqueado de mí mismo? ¡¿Quiere saber por qué?! —El gorgoteo que emanaba de su garganta se intensificaba más y más.
—Ah-tranquilo, no tienes por-...
¡PAM!
—Me he preocupado demasiado, tanto que no pasa día en que piense en lo mucho que amo a mi familia ¡¿Y sabes qué?!...eso me preocupa~.
Sus escleróticas blancas eran ahora el único color que llenaba sus ojos, opacando por completo esas pupilas rasgadas que a mucha gente le desagradaba.
—Yo quise ser un héroe por ellos ¡¡Yo quiero ser un héroe por ellos!! —Tres golpes de mazo que dio en la mesa, casi logrando romperla. —Y no lo voy a dejar, no me importa que varios~ me vean y ¡Se asqueen de mi apariencia! ¡¿Por qué?! ¡¡No tengo idea!!
¡BRAM!
¡Trak!
Haciendo a un lado la mesa sin cuidado, tirándola al piso junto a todos los demás objetos que reposaban en ella.
—Seré un héroe, alguien me dijo que de verdad puedo ser un héroe~...y esa persona confía demasiado en mí como para que yo sea capaz de decepcionarlo hah-ahh ¡Kgh! —Las lágrimas no tardaron en llegar. —Quiero ser fuerte para proteger a mi familia, yo no...no quiero que nada malo les pasé~.
Sus garras pronto se arrastraron hasta su cabello, rascando y bajando la cabeza de Akini hasta estar paralelo con su cuello. Pequeños temblores que surgían de sus dedos, bajando y subiendo hasta provocar en los adentros de su cabeza una clase de percusión.
— ¡Huh! Ajajaja ¡Hah! Gah ¡Jajaja~! —Su triste intento de risa exhalaba con fragilidad. —Maldición~, yo...lastime a mi familia~ —pequeños murmullos soltados al aire, arrastrando la parte baja de sus palmas hasta sus párpados para comenzarlos a tallar. Lento, pero gradualmente siendo más salvaje. —S-soy ¡Hah-soy! ¡¡Soy horrible!!
¡TRAUCK!
— ¡Lastimé a mi familia! ¡¡Lastimé a mi padre!!
¡BAM!
— ¡Por mi culpa~! ¡Hah-ah! ¡Yo no pude salvar a nadie~!...a nadie~ Hah-¡Agh-grraah!!
¡TRUASH!
¡RAM!
¡FRUAGH!
¡Tuk!
Truk~
Truk~ Truk~
Tru-uk~ ¡Uk-k-k-k-k-k-k~!
...
Una vez que ya no había nada más cerca, se detuvo en un momento de calma. Tomando una sola respiración y exhalando tras su cara oculta, quitándole esa ira y también, la fuerza que lo mantenía en pie.
¡Trum~!
—Yo...tengo miedo —sus brazos se agitaban débilmente frente a él, como si aquellos dos de sus miembros cargaran con un peso invisible a sus ojos. —No quiero sentir ese dolor de...no poder hacer nada~.
La habitación quedó en un silencio impoluto, tan impecable que incluso los sonidos del exterior les era imposible atravesar.
Scrib ~...~
~...~ Scrib~
Scrib
~...~
Y cortando con tijeras esa tela de mudez, los rasgueos de la tinta sobre el papel se escucharon otra vez.
—Veo que guardas mucho dolor adentro tuyo, Shiwara-kun.
—...
Seguía arrodillado con una pose derrotada, sin moverse. Como una estatua.
—A veces, las personas mantienen cerrados esos pensamientos en sus mentes, pensando de algún modo que con el tiempo esas heridas sanarán. Pero eso no va a ser siempre así.
El cristal reflexivo de su cara reflejaba la imagen emborronada de Akini, derribado por su propio ser.
—Cómo terapeuta, estoy en la norma de ayudar a quien sea que necesite ayuda, dando igual el tipo de persona que cruce por esa puerta —tomando una pausa, inclinó su cuerpo en su dirección. —Una regla...que me parece que está de más. ¿Por qué habría de existir una regla que especifique ayudar a los demás?
Tomando una pose recta, alzó su cara prismática en vista al techo.
— ¿Es que acaso no es lo primero que pasa por la mente de la personas? ¿Ayudar a alguien mhm? Jum. Es por esa razón...—bajando su mirada. —que puedo llegar admirar mucho a los héroes. Tal vez no haya tenido la capacidad de convertirme en uno pero, de alguna manera, logre alcanzar algo similar. Me alegra saber que también puedo ser capaz de salvar la vida de una persona, incluso sin pelear —un reflejo de su oscuro cristal destelló. —Shiwara-kun, ¿a ti te gusta pelear?
—...no lo sé.
Si en este mismo momento tuviera que pelear como antes, muy seguramente tendría miedo de resultar lastimado.
— ¿En serio? Hmm, entonces dime. ¿Por qué aprendiste a pelear?
—Para...poder proteger a mi familia.
— ¿Solo a tu familia?
—Yo...sí.
—Shiwara-kun, he oído siempre como jóvenes y niños hablan acerca de cómo quieren convertirse en héroes. Varios de ellos exclamando en soñar convertirse en alguien reconocido, popular, fuerte y genial. Y otros más quienes verdaderamente sienten esa pasión de querer ayudar a los demás —recostando su rostro en su dedo pulgar e índice. —Por lo que, si no te molesta, me parece curiosa tu respuesta. Proteger a tu familia, no ayudarla económicamente ni de manera metafórica sino, específicamente "proteger".
Dejando sus notas a un lado, queriendo mostrarse mejor con el dragón derrumbado.
— ¿Acaso, sientes algún temor de perderlos?
—...Sí.
—...Ya veo —con los dedos fríos de su mano rocosa, frotó minuciosamente los prismas que conformaban su "cara". —Me podrías explicar ¿De dónde sale ese miedo?
—No.
—Oh.
Era bastante evasivo.
—Está bien, no te presionare —alzando ambas manos a sus costados, a la vez que volvía a reclinarse sobre el respaldo de su silla. — Pero lo que sí me gustaría saber es, ¿si todo esto empezó en el día en que ocurrió la invasión? Qué por lo que tus padres me han dicho, no habías actuado de una manera así antes.
El joven solo permaneció en silencio.
— ¿Mhm?
Manteniéndose así por un periodo de tiempo que parecía indeterminado.
Ya habían gastado un buen de su tiempo en esta consulta, y con la falta de habla de su paciente, bien podría decir que se quedaría de ese modo hasta finalizar la hora.
—Hmm «Huff~, creo que será todo por el día de hoy», acomodándose para salir de su silla. «Supongo que deberé de informar que necesitará de otra-...»
—Pasó...cuando era pequeño.
Pausado en el tiempo, quedándose estático a la mitad de la acción que iba hacer.
—E-eso ¡Ugh! Solo no-agh...esa cosa, me recordó aquella vez.
—E-entiendo —volviéndose a sentar con libreta en mano. — ¿Cómo fue eso? ¿Acaso tus padres saben de eso?
—No. Y lo mejor es que se quede así —las facciones de su cara se desfiguraron en uno de completo asco. —No me imagino cómo se habrán de poner si les revelo algo cómo eso.
Pasando su mano a su rostro. Imaginándose las reacciones que sus padres tendrían ante esta información.
—Lo único que importa es que eso me recordó a lo que viví en U.S.J, con ese Nomu —la sangre de sus venas ardía a su sola mención. Encendiendo a su vez esos ojos topacio que resplandecían amenazantes incluso ante la luz. —Nunca me había sentido tan indefenso en toda mi vida; tan enclenque.
Entre tanta mierda en su mente, ya no pudo soportar estar más sentado, dejándose tirar por completo al piso y mirar por encima de él. Su puño reposaba en su frente para mitigar ese dolor de cabeza que le comenzó a florecer justo cuando dejó escapar esos demonios que guardaba en su interior.
No pretendía resolver nada con eso pero, para su sorpresa, esa tormenta de pensamientos se fue haciendo menor con el paso de unos segundos.
—No pude hacer nada...no podía hacer nada~ —ríos de sal bajaban silenciosos por un lado de su cara. —Exclamaba por ayuda, tenía miedo y-Ahh...sabes, tal vez de lo que tuve miedo no fue a morir en su totalidad. Sino que tal vez haya sido...
El miedo de perder todo una vez más.
—...No quiero morir, como tampoco lo quiero ver en mi familia —hasta este momento, estaba con sus miembros completamente extendidos sobre el suelo. —Haré todo lo posible para que eso no ocurra, no importa qué.
—Si es así, ¿por qué te convertiste en héroe? Puedes proteger a tu familia aun sin ser un héroe.
—...Por qué sentía qué era lo correcto uhg —levantando su espalda del frío suelo. —Yo...yo solo tengo un sueño —recargando su barbilla en sus rodillas. —Y ese es simplemente vivir feliz con mi familia —recostando su mejilla en la articulación. —Aunque para que eso se cumpla en su totalidad, necesitaría primero en hacer de este lugar un sitio más seguro donde vivir. Limpiarlo de crímenes y villanos.
Cerró sus ojos con ligereza.
—Puede que en un principio haya sido un deseo motivado por mi egoísmo, por mi miedo, por todo —bajando la mitad de su rostro hasta no verse más. —Pero al final entendí, qué no solo era por mí.
Volviendo a subir su rostro lejos de sus rodillas, recostando ahora su barbilla con un deje divagante.
—Muchas personas sienten ese miedo, sienten ese dolor —el neutral filo de su mirada se marcó en una más afligida. —Aunque lo intente, no podría ignorarlo
—sus brazos empujaron sus piernas más a él. —No podría pasar la mirada de alguien que necesita ayuda.
Su mandíbula apretaba y estiraba los músculos de su cuello con gran frustración.
—Es desagradable escuchar el grito de las personas; sus llantos; sus temores —sus párpados cayeron con cansancio. —Me gustaría poder ser tan capaz cómo All Might en cuestión de traer alegría y esperanza a la gente. Poder brindar lo que él en un inicio me regaló; esperanza.
Soltando un poco más sus piernas, y relajando la tensión de sus brazos, hizo deslizar su cabeza hasta quedar recostada por encima de su rodilla.
—Tal vez...sí quiero ser un héroe —sus labios temblaron en un extraño sentir al musitar esa frase. Distinguiendo dentro suyo, una acogedora sensación. —Todo eso...
Con solo eso...
Yo sería feliz.
—Jum
Peep~
—Oh —alzando la manga de su camisa. —Parece que nuestro tiempo se acabó.
— ¿Qué? —No creyendo que la sesión haya acabado justo en el momento en que se comenzaba a abrir.
—Lo siento por eso, aunque... —parando a su paciente antes de que se fuera. —me gustaría decirte algo antes de que te vayas.
— ¿Eh?, ¿qué sería?
—Convertirse en una persona encargada del bienestar de otros siempre resultará en una tarea difícil.
Aleteando una vez sus orejas ante el enunciado del doctor, se quedó quieto en el lugar. Brindándole así toda su atención.
—Eso es algo de lo que me gustaría aconsejarte —haciendo caer su mano en dirección al lagarto. —Ser un héroe es una carga pesada que no muchos saben valorar, o si quiera lo que significa. En nuestra sociedad, tal término se ha vuelto tan común como respirar, que incluso ha llegado a perder su significado.
Traqueteos de sus dedos cristalinos resonaron los unos a los otros al momento de encogerse sobre su palma, sosteniendo por encima de ellas la cúbica cabeza ónix de su terapeuta.
—Pareces un buen chico —reflejándose su imagen en su "rostro". —A pesar de tus inseguridades, no dejes que eso te amedrente. Es fácil caer en malos pasos cuando dejas que esos sentimientos negativos tomen el control de tu cuerpo —levantado su índice, justamente para apuntarle. —Eres fuerte, puedes hacerlo. Y si no me crees, entonces créelo.
— ¿Ah qué? —encogiendo sus ojos ante la última frase, no entendiéndola muy bien.
— ¡Ah! Y antes de que te vayas por completo —alzando su palma abierta. —Habla. No importa si es con un árbol o con una piedra, pero cómo tu terapeuta de ahora en adelante, te recomiendo hacerlo.
Con eso dicho, desvió su mirada de Akini.
—Aunque no lo parezca, es uno de los métodos que más funciona entre mis pacientes.
—...gracias.
Creeak~
¡Chk~!
—Ahh...bien —dejando de ignorar el desorden frente a él y finalmente dignarse a mirar por completo el paisaje. —Bueno...es agradable ver que al menos no destruyo toda mi oficina.
Caminando sin ver por el camino que iba, pensante y por mucho alejado del mundo en el que estaba. Se hallaba en un momento reflexivo, recordando todas las palabras compartidas dentro de esa consulta.
«Yo si quiero ser un héroe», sus palabras, su emoción, ese sentir con las que la dictó. —...Jum —Eso era una verdad que ya no se podía ocultar más. Él...
Siempre quiso ser un héroe.
—Aki-kun.
Volviendo a la realidad, levantó su rostro al tiempo que vio a su madre acercársele.
— ¿C-cómo...cómo te fue?
—Estuvo bien yo-uhm...me siento de alguna manera más liberado —las comisuras de sus labios fríos se levantaron a una corta distancia de su línea siempre recta. Marcando para sí una diminuta, pero perceptible jovialidad.
—Uff...juju~ es bueno oír eso —acariciando la cara de su hijo con un gesto amable, pasando así su mano por todo el borde de sus mejillas hasta llegar a los flecos azabache que colgaban por su frente. Acomodándolos para que pueda ver mejor. —Bien, entonces es hora de irnos.
Despidiéndose de la recepcionista, e informándose ahora del horario que su hijo tendría para sus citas. Ambos dragones se fueron caminando tranquilamente por dirección a la salida, listos para regresar a casa.
—Por cierto, ¿has escuchado algo raro cuando estabas junto al doctor? Por qué oí como si hubiese habido un alboroto en unos de los cuartos del fondo.
— ¿¡Eh!?-Ah N-¿No? No lo creo.
—Hmm, que extraño —rascándose la barbilla confundida.
«Ugh rayos»
Para la próxima consulta, procurará disculparse con el señor Adam por el desorden que le generó en su oficina. Le sabía mal haberlo dejado así sin haberle dicho nada.
«Discúlpeme señor Adam», frunciendo su boca con pena ante su acción.
Podía y bien sentirse culpable sobre eso pero, no sentía la necesidad. O mejor dicho, se sentía tan ligero que simplemente agregar un peso extra intrascendente arruinaria por completo su estado tan vivido.
—...Jum~ —una cosa era clara.
Fue bueno venir aquí.
∞‡ {-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-} ‡∞
—Mhuu estos cálculos que nos dejaron fueron complicados, estuve toda la noche haciéndolos Hah-Uwoaah~
—Oh ¿En serio? Realmente no me supusieron tanto problema.
—Eso es por qué eres un cerebrito Iida-kun.
« ¡¿Cerebrito?!», abriendo la boca a su plenitud, incrédulo de ser llamado de tal forma por su compañera tan amable. — ¡Gha! Ah-bueno, yo personalmente prefiero más el término de aplicado que de "cerebrito" —tratando de mantener la compostura formal que le caracteriza.
—Jejeje~ ah-¿Oh?
Escuchando el sonido cortado de su amiga, Iida la miró y notó cómo miraba para un lado. Siguiendo en la dirección donde sus ojos iban y así encontrando la razón de su interés.
—Shiwara-...
— ¡Hola Shiwara-kun! —Saltando al frente y ondeando su mano para saludarlo.
Sorprendido por el llamado, él se dio la vuelta. Viendo como a unos metros de él saludaba su compañera castaña, así tomándole un segundo para tímidamente emular su gesto. Para después acompañarlo con una ligera sonrisa.
Caminando por el mismo pasillo, no tardaron en reunirse en su pequeño grupo de tres. Finalizando en que el trío volviera transitar por los caminos vastos de esta escuela tan galardonada.
— ¿Cómo te encuentras Shiwara-kun? ¿Estás mejor? ¿O todavía necesitas espacio? — Preguntaba Uraraka a un lado de él, separándose al final con sus manos agitándose por sí es que al lagarto todavía se sentía renuente ante el acercamiento de las personas hacia él.
— ¿Uh? Jejeje estoy bien —sonriendo, riendo calmadamente sin matices oscuros en su voz.
— ¿Eh? ¿Enserio?
—Sí, esta es de verdad —subiendo su rostro por el frente, guardando un corto periodo de silencio. Con las comisuras de sus labios cerrados lentamente cayendo en una línea neutral. —Aunque...aún necesitaré algo de tiempo para sanar por completo.
—Bueno, eso es algo que todos podemos hacer.
Viendo como el brazo de su compañero peli azul se alzaba en un puño paralelo a él, regalándole una sincera sonrisa de amistad.
—...Je —chocando su puño con el de él. —Claro.
→/-/
— ¡A-a-Ahem! Necesito su atención por favor.
Ahora localizados en el salón, una estudiante parada en el medio de todos y trataba de llamar la atención de su grupo. Tratándose nada más que de Yaoyorozu junto a sus otros dos integrantes de la presidencia a su espalda.
— ¿Eh, qué sucede?
— ¿Hay un anuncio?
— ¿Acaso el profesor no va a venir?
—Uff sí es así que bueno, yo no logré acabar la tarea Jajaja-...
—Silencio por favor —callando a sus compañeros de sus preguntas fuera del tema. —Nos gustaría aprovechar este corto periodo de tiempo antes de que inicien las lecciones de Ectoplasm-sensei, así que por favor, manténganse en sus lugares.
— ¿Uh? / ¿Ok?
— ¿Qué raro? / ¿Qué será?
—Ni idea / ¿Acaso es algo malo?
No pasaron un par de segundos antes de que los murmullos inundaran por completo la habitación. Por lo que sin dar tiempo a que guardaran silencio, la presidenta dejó que los otros dos posterior a ella se posaran al frente.
—Muy bien vicepresidente, secretario de clase, pueden hablar.
— ¿Eh? / ¿Ellos? / ¿Qué es lo que van a decir?
Haciéndose a un lado para darles camino a ambos jóvenes, se vió como ambos jóvenes daban un marchar firme hacia delante. No demostrando a la luz los nervios que les daba hacer esto.
—Yo, el secretario de clase 1-A del curso de héroes, Iida Tenya. Renuncio a mi cargo en turno a causa de mi falta de responsabilidad y compromiso con el grupo. No fui lo que esperaban de mí. Discúlpenme.
—Yo el vicepresidente de la 1-A del curso de héroes, Shiwara Akini. Renuncio a mi cargo en turno por la falta de capacidad y control en mí mismo. Les pido a todos una disculpa. Les fallé como su vicepresidente.
Ambos al terminar de anunciar su renuncia, se inclinaron hasta quedar en un ángulo de 90 grados perfecto. Ninguno moviéndose de ahí hasta sentir que fuera suficiente.
— ¿¡Eh!? ¿¡Renuncian!? —Exclamó Mina al ver como ambos chicos dejaban sus puestos así de la nada.
—Vaya, eso no me lo vi venir —comentó Jirou.
—Espera, ¿eso quiere decir que podemos tomar ahora los puestos disponibles? —Se cuestionó Kaminari.
— ¡Oh! ¡Yo!, yo quiero postular como vicepresidente —saltó Sero de su asiento.
— ¡¿Eh?! ¡No! ¡Yo! ¡Yo quiero! —Haciendo a un lado al pelinegro el rubio eléctrico para que la presidenta lo viera.
—Fiu~ estos chicos no pierden la oportunidad —vió Sato con gracia como el par de tontos saltaban para la posición de poder.
—Oh~, Mon Dieu~ parece que esta es mi oportu-...
— ¡Esperen! No lo están entendiendo.
Pisando y alzando su brazo Yaoyorozu al frente para llamarles la atención.
— ¿Eh, qué cosa?
— Ellos no están dejando su puesto de la presidencia solo porque sí, esto tiene un motivo más.
Al momento de escuchar eso, todos dirigieron sus miradas a los aún inclinados jóvenes.
—Creo...que lo mejor es que ellos mismos les expliquen el por qué.
Escuchando las palabras de Momo, se irguieron y encararon a toda la multitud. Empezando por Iida, quién comenzó primero.
—Mi prioridad fue traer a los profesores lo más rápido posible en aquel día de la invasión —cerrando y abriendo su mano en un puño en un sentido rítmico a su corazón. —ustedes: Sato-san, Uraraka-san, Sero-san, Shouji-san, Mina-san. Cada uno de ustedes me abrió camino para fugarme de aquel lugar, con la esperanza de que trajera ayuda. Y...yo... —sus labios frunciéndose ante las palabras en su boca. —lamento que esa confianza se viera manchada.
— ¿¡Eh!? ¡¿Pero qué dices?! Si cumpliste con tu palabra —cruzándose de brazos el mencionando Sato ante las disculpas de Iida.
— ¡Sí! / ¡Es verdad! —Exclamando otros para afirmar lo dicho por su otro compañero.
—Tú lo hiciste bien Iida-kun, cumpliste con lo que prometiste —queriendo animar Mina a su compañero de lentes.
—Pero no lo hice a tiempo.
Con esa sosegada oración salida de sus labios, dejó a quienes lo apoyaban callados.
—Pero-...
—La mayoría de ustedes resultaron heridos, algunos más que otros —la única persona a su lado solo desvió la mirada. —realmente...no puedo perdonarme. No cuando los vi en camillas, agonizantes...—ambas de sus manos presionaron con fuerza sus palmas hasta enrojecerse. —Es por eso-...
—Detente ahí Iida.
— ¿Eh?
Siendo interrumpido casi al final, los demás alumnos voltearon en son de la persona quien lo llamó.
—Si esta es la razón por la que piensas renunciar a tu título, será mejor que lo consideres otra vez.
Inesperadamente para algunos, era Shouji quien había cortado las palabras de Iida.
—Shouji-san —viendo al chico pulpo sentado en medio de una de las filas, notando con interés como este ya casi recuperaba la totalidad de sus brazos.
—Es verdad que esos sujetos nos dieron la paliza de nuestra vida, cómo también nos demostraron a la fuerza como será nuestro campo laboral después de que nos graduemos.
Algunos dentro del grupo se sacudieron ante el pensamiento de combatir contra villanos del tipo todos los días a la semana.
—Pero bueno, sobrevivimos todos. Creo que eso es un gran logro. Y supongo que más para ti.
— Mmh... —no sintiéndose seguro de lo que oía.
—Piénsalo de esta forma, si tú nunca hubieses logrado salir. La mitad de nosotros no estaría aquí en clase, sino pudriéndose en un sarcófago.
—Eso sonó muy ruin —musitó nerviosa una joven invisible ante lo dicho por su compañero de seis brazos.
— ¿Verdad? —Afirmó otro que estaba detrás de ella.
—Y si aún sientes que debes enmendar algo, entonces mejor no renuncies. Si lo que quieres es enmendar tu error, entonces acéptalo y no huyas. Así para la próxima que necesitemos al secretario de clase entregando un pedido de ayuda, sabremos que nuestro pellejo estará salvado.
—Sí amigo, no tienes porqué disculparte. Osea, sí, estuvo feo eso. Pero, son esas cosas las que no volverán mejores héroes —entrando el muro rojo a la conversación. —Como lo ha dicho Ectoplasm-sensei, ningún grupo del curso de héroes de primer año se ha tenido que enfrentar contra un grupo de villanos así de la nada Jeje. Creo que lo mejor que podríamos hacer sería tomar eso ¡Y hacernos más fuertes!
Empuñando con vigor su mano en un gesto de avives, alzándola ante todos con energía.
—Es algo por lo que todos vamos a pasar, así que supongo que es bueno verlo cuando recién estás empezando. Aunque personalmente hubiese preferido comenzar con algo de un nivel por debajo de imposible —comentando Jirou con cierta ironía, pero expresando su apoyo hacia Iida de igual forma.
—Claro que si aún sigues dudando, bien podríamos ascenderte a la posición de mensajero —añadió Sero.
—No creo que eso cambie mucho —opinó Kaminari.
— ¿A qué no?
—Jajaja
Iida se quedó estático en su lugar escuchando lo que sus compañeros tenían que decirle. No se esperaba esto, pensaba que lo señalarían y recalcarían sus errores, que no dudarían en sacarle del puesto por su falta de habilidad. Pero...parece que se equivocó. Esperando por bullas y miradas de desprecio, fue recibido de manera casual y hasta despreocupada por aquellas personas quienes creyó que le reprocharían de haberles fallado.
Y no fue así.
Realmente...podía sentirse aliviado. Dándole gracias a todos.
—Gulp~ Muchas gracias —inclinándose ante la clase.
—No hay de qué cartero veloz.
—Pues sigue disfrutando de tu puesto Iida Jajaja.
— ¡Seguiremos contando contigo Iida-kun!
Al final resultó cómo le habían dicho Shiwara y Yaoyorozu. Sin él, muy posiblemente nadie hubiese logrado sobrevivir ante aquel altercado.
— ¿Uh? Oye ¿Y qué hay de Shiwara?
— ¿Huh?
—Ah sí es verdad, no me acordaba que estaba ahí.
—Uhhm...
De manera simultánea, todos dirigieron su mirada al otro elemento de la presidencia. Dándole ciertos nervios al joven lagarto por la atención tan repentina que tuvo.
— ¿Por qué estás renunciando?
—Uhh verán uhm, en aquel día de la invasión, cuando los atacaron y yo ahm...fui golpeado por esos tipos. Quedó en mí una espina que no puedo evitar tocar cada que lo pienso y es...bueno, no haber podido hacer nada. —dejando de lado cualquier tic que tuviera en este momento; fijó su mirada al frente, esperando por la respuesta de ellos.
—...
— ¿Eres tonto?
— ¿Ah?
Echándose para atrás ante la inesperada contestación.
—Ah ¿Ah? ¿P-por qué lo dices? —Genuinamente intrigado ante la pregunta que le hizo su compañero con cinta en los codos.
— ¿Es acaso por lo de ayer? —Eludiendo la confusión del azabache caoba, Tokoyami cuestionó de segundo. Formando la pregunta en base a lo que había visto de él; como su comportamiento y forma de ser.
— ¿Ah? S-...Sí —al revelar eso, una joven castaña estaba lista para apelar, sin embargo, se detuvo al momento de volverlo escuchar hablar. —Pero no es solo eso.
Volviendo a sus tics, dejó que sus dedos serpentearan en una onda de abajo hacia arriba. Con su sola mano derecha adelantada a él, y la otra cerrada en un puño.
—Siento que pude haber hecho algo más aparte de ser tratado como rehén y-...
—Okey suficiente.
Parando el discurso de su compañero kobold, el joven cuervo mandó a su sombra para el frente. Haciendo eso para atraer la atención del vicepresidente y lograr que dejara de hablar.
—Antes de que digas cualquier cosa más, me gustaría que tomaras en cuenta tres cosas que me resultaron absurdas sobre tu personaje: Uno, cuando te encontré en la zona de lluvias vi que tenías una de tus piernas casi inutilizable; y qué aun con eso, fuiste lo bastante terco como para pararte y caminar, yéndote en busca de los otros a pesar del riesgo que tenías para romperte la rodilla por cada paso que dabas —terminando el primer párrafo, inició seguidamente con el segundo. —el segundo. Es que hayas decidido quedarte en el medio a pesar de tu deplorable condición, y que aun con eso, te las hayas arreglado para quedar peor que cuando nos enfrentamos contra esos tipos en la zona anterior.
Retirando a Dark Shadow a su interior, retorno su mirada en Akini. Exhalando de entre su pico una sola sílaba de burla incrédula.
—Y el tercero...es que tú estés aquí pidiendo disculpas ¡Jum!
El Shiwara menor se quedó en un silencio blanco, haciendo que incluso en ese momento lograra parar su ansiedad. Intrigado estaba por lo que podía relatar su compañero aviar, siendo lo dicho que le resultaba ridículo verlo parado aquí, pidiendo perdón.
—Decir que pudiste haber hecho más, es en parte decir que te podrías haber enfrentado a esa monstruosidad mutante tú solo. Lo cual sería una estupidez, no solo por qué ninguno de nosotros pudo; sino que literalmente eras un lisiado en batalla. Apenas y podías mantenerte en pie.
—Uh...
—Es verdad lo que dice Tokoyami —coincidiendo Kirishima con las palabras del estudiante gótico. —En toda la batalla te vi rengueando y transpirando demasiado. Incluso llegué en un momento a pensar que te ibas a desmayar Jeje —dando una pequeña risita nerviosa. —Incluso creo recordar que tenías uno de tus ojos rasgados, por lo que no podías ver muy bien; y que sea por eso que se te dificultó pelear...joder amigo ¿Pero en que estabas pensando? —Dándose cuenta de lo descuidado que fue el lagarto. —Quiero decir, eso es increíblemente varonil, levantarte como todo un hombre a pesar de las heridas en batalla, desearía alguna vez hacer eso ¿Sabes? —Ya desviándose del tema.
—Así es, todos estuvimos ahí ¡Recuerda a tu doctor de confianza! El que te vendó la pierna —alzando su brazo Sero para hacerse notar. —gratis.
—De igual modo dudo de que pudieses haber hecho algo más allá de si estuvieras recuperado o no —finalizando Tokoyami antes de cualquier cosa.
Acomodándose mejor en el asiento, el joven cuervo se reclinó para el frente, tomando esta vez una cara más seria que la anterior.
—Creo que las personas que verdaderamente deberían disculparse aquí, seriamos nosotros —los párpados de Akini se levantaron con impacto no esperado. —Al menos, los que estuvimos a tu lado en el momento en que esos sujetos te atraparon —con un cargo de conciencia demostrado en la forma lenta de su parar de su silla. Tokoyami, se posicionó a un lado y agacho la cabeza, en dirección al joven kobold. —Por eso, lo siento.
— ¿Qué?
Como si la punta del hilo desbordara de unos de sus lados, lo siguieron otros más en su acción. Kirishima, Sero, incluso Yaoyorozu. Todos ellos excepto un rubio cenizo, quien veía esta cátedra con fastidio.
Viéndolo desde su lugar en lo alto de la pequeña elevación construida en el centro de la clase, Akini no entendía muy bien qué decir. Pensó en simplemente dar las gracias pero...creía que era mejor ser sincero.
—Yo...lo lamento, pero no siento que pueda aceptar sus disculpas —y antes de que los otros dijeran algo, estiró ambos brazos al frente para que le den la oportunidad de explicarse. — ¡Oh bueno! Quiero decir, no me siento merecedor de ellas.
— ¡Oh que la mierda! ¡¿Pueden acabar ya con esto?!
Levantándose de su asiento con la paciencia ya colmada; Bakugou comenzó recriminar al sujeto camaleón de seguir extendiendo este inútil teatro.
— ¡Solo acepta las estúpidas disculpas y siéntense de una vez!, ¡parece que solo quieren perder el tiempo!
—Bakugou-san por favor, entiendo que estemos tomando su tiempo pero-...
— ¡Cállate cuatro ojos! —Silenciando a Iida con su salvaje grito. —Aparte no te estoy hablando a ti ¡Le estoy hablando a él! —Apuntando a la lagartija de dos patas. — ¿Qué mierda estás intentando? ¿Darnos puta lastima? ¡¿Eh?! Si se trata de eso ¡Bájate de una vez de ahí antes de que me hagas vomitar!
— ¡Oye Bakugou! ¡No tienes por qué-...!
— ¡Alto!
Elevando su mano entre todos para que se detuvieran.
—Está bien, lo entiendo... —girándose al chico explosivo. —lamento eso.
— ¡Tch! Termina de una puta vez —acostándose en su asiento ya esperando que acabe.
—Ciertamente no fui conciso con ustedes, cómo tampoco explicarles el por qué real de esto.
Varios enarcaron una ceja sin entender a qué iban esas palabras.
— ¿Recuerdan a Mineta?
— ¿Mineta? / ¿Quién era?
— ¿Estaba aquí? / Espera ¿No era un niño con pelo raro?
— ¡Ah sí! El pelo uva
Recuperando de sus recuerdos al pequeño Minoru, y redescubriendo que era uno de su grupo. Otros quienes convivieron más con él, de buena o mala manera, ya se hacían la idea de que es lo que iba a decir con respecto a él.
—Él...sufrió graves heridas en el día de la invasión. Fue en un momento en el centro de todo, estaba junto a Tokoyami corriendo en dirección a aquel lugar y pues; nos topamos con él y Tsuyu —moviendo sus iris de lado en busca de la última persona que mencionó, notando como ella no había dicho ni una sola palabra desde que comenzaron a hablar.
Ella se dio cuenta que la miraba, mas no hizo intento de cambiar su facción. Demostrando en una simpleza triste el sentimiento agrio que le generó aquel momento tan crítico. Aquella experiencia le había marcado más que la batalla contra aquella bestia mutante.
—Uno de los villanos se lanzó en contra de ellos con la intención de asesinar a uno, justo cuando estaban planeando para irse.
—Acaso... ¿Fue el tipo de las manos? —Cuestionó Kirishima con un deje de incertidumbre en su voz. Recordándolo con esa mirada de loco, a esa vez que lo vieron por encima de uno de los suyos desintegrándolo a sus ojos, como si tal acto no conllevase nada.
—Sí, yo estaba a unos pasos de interceptarlo pero...me caí —dos sílabas tan estúpidas como para mutilarse la lengua ahora mismo. —Me tropecé a unos metros ¡Y Kgh! Y a-a causa de eso, e-él tuvo que sacrificar ¡Una parte fundamental de su cuerpo para salvar a la persona que tenía a su lado!
El arrebato tomó a varios desprevenidos, no esperando a que se le saliera un grito histérico de manera tan repentina.
—Ahh yo...no pude ayudarlo —arrastró sus manos hasta su cara, tratando de ocultarla. — Si no fuera por ti, Tokoyami —abriendo el espacio de entre sus dedos para verlo. —muchas cosas hubieran sido diferentes.
El joven cuervo no respondió. Simplemente cerró sus ojos y reclinó su cabeza, expresando con sutileza un entendimiento por lo dicho.
—Es por eso que no siento ser merecedor de esta atención, o esta clase de lástima. Justo cuando allá afuera hay alguien quien verdaderamente lo necesita —bajo sutilmente su mirada a ambas de sus manos, viéndolas entre tantos como estas temblaban ante lo palpitante de los nervios.
Sus palmas hormigueando intensamente bajo esa segunda piel, con su sangre hirviendo y rehuyendo de su ser. Daba igual si se sentía mal consigo mismo; si se odiaba a sí mismo, o si solo quería ocultarse y desaparecer. Simplemente...
No podía ignorarlo.
—...No es justo para nadie ser olvidado en el preciso momento cuando las estás pasando mal —presionando el sentimiento adormecedor de su puño y avivándolo otra vez con el calor de su ser; hizo a su mirada volver a alzarse ante todos. Demostrando en sus ojos un deje de intensidad que no era posible ver a través de su enigmático brillo topáz. —No creo...que alguien merezca vivir adolorido en silencio.
—...
El ambiente quedó en silencio tras la finalización del discurso de Akini.
Para muchos que no se esperaron este inicio de día, se sintieron algo incómodos ante lo serio que se formó la situación. Desviaron su mirada y se centraron en otra cosa; sus manos, el piso, el techo, la ventana, quien sabe; cualquier cosa que no sea mirar a la persona parada enfrente.
« ¿Cómo que la preparatoria sería así? Joder», en lugar de situaciones divertidas y clásicas de estudiantes revoltosos de su edad, ahora mismo tenían que cargar con esto. Era ciertamente una basura para algunos, que ese sueño haya sido apesadumbrado por acontecimientos que pasaron en tan solo un día.
Todo estaba pasando tan rápido a comparación del tiempo que llevaban de ciclo. Un rollo de imágenes que iban a tener para todos sus días, uno que recalcaría la verdadera crudeza del mundo y sus peligros. Algo que desmotivaría a cualquiera.
Pero...
BAM
No a ellos.
— ¡Shiwara!
Que su inicio apenas irá a resplandecer.
—Sé que tu situación como las de los otros fue difícil ¡Pero! ¡No puedo permitir que un hombre tan varonil como tú se eche la culpa de ese modo! —Quien se levantó de su silla de un salto y vociferaba en lo alto que le daba su alma, Kirishima se presentaba ante todos. —Somos estudiantes que entramos a U.A con el sueño de ser grandes héroes ¡No podemos permitirnos derrumbarnos así! —Posicionando ambos puños a sus costados. — ¡Cómo futuros héroes debemos rebosar de valor y coraje! Y por lo que has dicho Shiwara-san ¡Mineta propiamente lo demostró!
— ¡¿Uh!? —Musitó la mayoría en conjunto.
—Ahora mismo puedo sentir solo devoción hacia él...¡No cualquiera es capaz de saltar al peligro así por alguien! —Pegando el lado de su puño en la zona de su corazón. —Si tuviera que elegir en qué tipo de héroe quisiera convertirme ¡Sería en ese!
Muchos miraron asombrados las palabras de aliento que el joven pelirrojo lanzaba, ferviente y vivaz como siempre le han visto hablar. Una actitud tan envoltente como optimista que contagiaba como salpicaduras de un pincel que los manchaba de color.
—Somos quienes han sobrevivido con nula experiencia a una invasión de escala profesional y poder contar con ello; no podemos simplemente agachar la cabeza y decir que no pasó nada —alzándose de entre todos la voz de Shouji. — ¿Cómo nos representaría eso? ¿Qué ejemplo daríamos?
Algunos mordiéndose el labio agacharon la mirada.
—Todos hemos sido capaces de observar el nivel que aspiramos a alcanzar, y lo muy alejado que estamos —ante esto, cerró en un puño al mismo tiempo que sus tres miembros derechos lo hacían. —Demostremos que no somos un grupo más, sino uno, que está dispuesto ¡A ir más allá!
— ¡Sí! —Un sonoro rugir se escuchó por toda el aula.
—Puede que hayamos necesitado de All Might para salvarnos, pero ahora, les demostraremos que con nuestra propia fuerza, ¡podremos ser capaces de valernos por nosotros mismos!—Levantándose Sato con una nueva porra.
— ¡Sí! —Y un nuevo vitoreo más fuerte que el anterior se hizo alzar.
— ¡Somos el grupo 1-A! ¡Y demostremos que el coraje y heroísmo no le pertenece a uno solo, sino a todos nosotros!!
— ¡¡Sí!! / ¡Viva!
—Vaya, ahora me siento extrañamente motivada —expresó Jirou, no creyendo que con solo un par de discursos le hayan subido así la moral.
— ¡Jaja yo también! —acompañó Kaminari.
— ¡Hurra! —Alzando sus brazos con emoción una joven invisible.
—Ahora todos parecen verse bastante emocionados —comentó con cierta gracia Ojiro a la vez que se rascaba una de sus mejillas. Viendo como su grupo volvía a lo que era antes.
—Hmp / ¡Hmp! —A comparación de los demás, los dos más fuertes simplemente gruñeron para sí mismos y se quedaron en su espacio.
—...
El Shiwara menor veía el escenario con los ojos abiertos, impresionado por ver como la mayoría reaccionaba con vítores ante las palabras que dedicaban sus demás compañeros.
—Jum —una línea curveada se marcó en sus labios. No podía negarle una sonrisa al animado paisaje que veía.
—Parece que aún no es nuestro tiempo de abandonar el puesto —dijo una voz a su lado.
—Je~, supongo —soltando una leve risa al intento de broma que Iida le dio. Al haberlo escuchado hablar, le hizo suponer que su moral se había elevado. Parecía mucho mejor ahora; se ve que le sentó bien hacer esto.
—Sinceramente no me esperaba que terminara de esta forma —moviéndose de su lugar, Yaoyorozu fue caminando calmadamente hasta ellos con sus dos brazos cruzados. —Aunque, qué puedo decir. Como presidenta, solo me resta por añadir que fue un anuncio bastante beneficioso —mirando a ambos chicos con cierta dicha, feliz por dentro de ver como todos volvían a un estado más alegre.
— ¡Hey chicos!
— ¿Uh? —Volteando el trío en dirección de la voz.
— ¡Si quieren seguir manteniendo su puesto, será mejor que se pongan bien las pilas! —Gritando Sero desde su asiento.
— ¡Sí! Por qué si no ¡Seremos nosotros quienes suban al poder Jajaja!
Con los tres más escandalosos del grupo dándoles su declaración de usurpación si es que se llegaban a descuidar. Con Mina, Kaminari y Sero demostrándoles sus fervientes deseos de gobernar sobre todos. Enviándoles desde su lugar señales de paz para cada uno en son de cumplir esas palabras.
— ¿Uh? Jeje por supuesto.
Riendo la presidencia ante el nuevo partido rival, el trío original se paró en una hilera en cara a los demás, observando a todos desde su posición y darle las gracias, inclinándose ante el grupo por su paciencia y atención.
— ¿No crees que nos pasamos de tiempo?
— ¿Ahm? Pueess...aquí dice que pasaron cerca de quince minutos.
— ¡¿Qué?! Oh por Dios, el sensei estará molesto.
—No lo sé Yaoyorozu-san, él ya debió haber venido.
—Posiblemente esté ocupado con algo con los otros profesores.
—Jum~
Recargado afuera en una pared al lado de la puerta, Ectoplasm, se encontró escuchando todo. Ya había llegado desde varios minutos atrás, solo esperando para entrar hasta que el anuncio de los representantes terminase. Para que al final, al escuchar por el curso en el que iban las cosas, se decidiera por no molestar y dejar que terminaran.
A lo que el tiempo le dio la razón, dándose cuenta de lo terapéutico que fue para los chicos ese tipo de plática dentro del salón. Siendo ahora los revoltosos estudiantes de primero que resultaban originalmente ser.
Ver esa clase de compañerismo dentro de los jóvenes le brindó de cierto orgullo. En verdad que tenían un gran potencial. Un potencial que la U.A se encargaría de explotar al máximo.
«Lástima que aún siguen estudiando bajo mi mano», si bien fue bonito de presenciar, quince minutos de clase eran quince minutos de clase. Y alguien tenía que pagar por ello. «Espero y hayan estudiado hasta el cansancio», pensó con malicia y diversión algo retorcida, caminando hasta la puerta a la vez que palmeaba unos de los libros que venía cargando por debajo de su brazo.
Fwip~
— ¡Oh! Buenos días Ectoplasm-sensei, ¿cómo es-...?
— ¡Examen sorpresa!
— ¡¿Eh?!
→/-/
Después de un largo día de estudios y trabajos, el grupo 1-A comenzó a guardar sus cosas, listos para volver a sus hogares.
—Adiós chicos.
— ¡Nos vemos!
— No se bajen en la estación equivocada~
— ¿Lo dices por qué te pasó a ti cierto?
—Aaah... ¿No?
Las cosas al final volvieron a ponerse normales. Cosa que muchos agradecen.
—Jejeje~
— ¿Hmm? ¿Qué es tan gracioso Uraraka-kun? —Preguntó curioso Iida ante las constantes risillas entre dientes que escuchaba salir de ella.
—Ah nada, solo me hace feliz ver que todos parecen estar mejor Jiji~—elevando sus mejillas hasta mostrar una sonrisa enorme, dando a su vez pequeños saltos entre cada paso que daba; mostrándose alegre ante el buen día que fue hoy. — Cómo también~ ¡A ustedes! —Girándose repentinamente sobre su espalda para señalar a ambos chicos con sus dedos de gato. —Ahora mismo ya no se parecen tanto a esos zombis deprimidos que sacan en las películas occidentales.
— ¿Qué? / Auch —uno ladeando la cabeza sin entender a lo que se refería, mientras que el otro se mostraba ofendido al entender a lo que su compañera les hacía referencia.
Caminaron juntos entre ligeras risas, recorriendo el pasillo que los acercaría más a la entrada de la escuela. Ciertamente, todo parecía estar más ameno.
—Nos vemos chicos —alzando su brazo en gesto de despedida.
— ¿Eh? ¿No nos acompañas? —cuestionó confundida su amiga al verlo separarse por un camino distinto.
—Tengo que ir primero a resolver algo; y puede que eso me lleve un tiempo. Así que no tienen por qué esperarme —reanudando su paso. — ¡Nos vemos luego!
Ambos observaron el paso rápido que llevaba el kobold sobre los pasillos, escuchándose incluso el resonar de sus uñas con el típico "Trik-Trak"
—Hmm me pregunto a dónde irá —hablando para sí misma Uraraka quien seguía viendo al lagarto a lo lejos.
—Hmm... ¡Ah! C-claro ¡Y-yo también tengo algo importante que hacer!
— ¿¡Eh!? ¿Quieres decir que me iré yo sola?
— ¡Nos vemos mañana!
Ignorando la réplica de su compañera, Iida se fue corriendo en la misma dirección que Akini se había ido, dejando polvo a su paso.
— ¡¿Eeehhh?! ¿En serio? Uuhhh —viéndose desanimada y con una nube deprimente. — ¿Y ahora cómo aprovecharé esa nueva oferta de 3x2? Uhu~ —una ganga completa recién abierta para los estudiantes que usaban el metro. —Bueno...supongo que tocará comprarlo a precio completo muh~ —yéndose con los pies arrastrados.
— ¡Uraraka-chan! ¿No quieres venir con nosotras? —Topándose por casualidad con Mina junto a las demás chicas.
— ¡Síi! —Haciendo un switch rápido de emoción al ver un nuevo grupo con quien irse y uniéndose al instante con ellas. — ¡Vamos!
Y así con su grupo recién formado, se fue retirando hasta la salida de la escuela entre pláticas y risas.
Trik~
Trik~
Trak~
Mientras que en la otra punta del edificio, un lagarto joven se encontraba encaminado directo a su objetivo. Ayer no pudo hacerlo, no tuvo la suficiente valentía en aquel día para hablar con él pero ahora...sí. ¿Qué habrá cambiado? No lo sabía con exactitud; tal vez sea porque sintió la carga volverse más ligera.
Trik~
Trik~
Trik~
Sin embargo, debía hacerlo en algún punto de su vida. Después de todo, fue su responsabilidad.
— ¡Shiwara!
¡Pat~!
— ¡Uaah! —Apartándose del agarre sorpresivo en su hombro.
— ¡Oh! L-lo siento
Con su compañero recién llegado Iida desplazándose unos pasos atrás junto a sus manos levantadas. Se había olvidado por completo de esa reacción tosca en su amigo.
—No era mi intención asustarte, s-solo quería detenerte —avergonzándose y pidiendo una disculpa ante el freno espontáneo que le dio.
—Uh-k claro —mirándolo atentamente y respirando mucho más tranquilo. Se había contenido bastante a la hora de reaccionar. — ¿Q-qué sucede?
—Shiwara, ¿acaso planeas ir con el director? —Queriendo conocer si su hipótesis era la correcta.
—Ah sí, ¿por qué lo preguntas?
—Entonces déjame acompañarte por favor, yo también necesito hablar de algo con él —extendiendo su mano en forma de petición.
— ¿Uh? ¡Ah! Cl-está bien —a pesar de la nula explicación y el sin por qué en sus palabras, sabía muy bien a que era a lo que iba. —solo...solo con la condición de que me dejes hablar primero con él.
—Ah ¿Claro? Seguro —expresó sin ningún problema el peli azul, aunque le pareció curiosa tal petición.
Pasando por el último pasillo y girando por una esquina para llegar a su destino, se toparon con dos personas al frente de la puerta de la dirección, viéndose ambos sorprendidos de verlos también.
—Tokoyami, Asui ¿Qué están haciendo aquí? —Interrogó Akini con curiosidad al verlos a ambos en el mismo punto de destino que él e Iida iban en un principio a recorrer
—Eso mismo se los puedo decir a ustedes —lanzando la misma cuestión el joven cuervo al dúo que recién llegó.
El silencio reinó por unos segundos entre el grupo de cuatro, donde nadie pareció querer dar sus razones de por qué vinieron a donde vinieron. Sea por vergüenza, arrepentimiento, o para no molestarlos con sus problemas internos. Nadie quiso ser el parteaguas de esta tela difícil de tratar, con bordes repelentes de cortes.
No sucedió nada; hasta el momento en que el costurero entró y tajeó.
—Entonces, todos vinimos por lo mismo ¿No es así?
La implicación y realización de que todos llegaron con un mismo objetivo, hizo sacudirlos en sus lugares. Ahora mirándose todos a los ojos en comprensión del porqué ahora todos estaban reunidos.
—...Huff, supongo que así es —respondiéndole Akini a Tsuyu con lo parecía ser un grado de agotamiento. Masajeándose el rostro para alivianar sus facciones.
—Entonces... —girándose Tokoyami para mirar en todo su esplendor la puerta del mandamás de la escuela. — ¿Qué estamos esperando?
→/-/
—Uhm ¿S-seguros que es aquí? —Alzando la nota que tenía en sus manos hasta sus ojos para verificar la dirección.
—Esa es la dirección que nos dio el director Nezu, así que dudo que se haya equivocado —contestando Tokoyami las dudas de Akini.
—Sí, dudo que sea del tipo bromista. Bueno, es bastante amigable y respetuoso, cómo también bastante divertido en su forma de actuar. Pero que sea el tipo de sujeto, oso; ¿ratón? Ah-ahm la cosa es que no creo que se preste para bromear con cosas así de serias —explicaba Iida a sus compañeros cuando ya estaban prácticamente delante de la puerta.
—S-sí es verdad —concordando Akini con su compañero. —tal vez sea una especie de chinchilla.
—O un lemúr —agregó Tsuyu.
—O un hámster.
— ¡Agh! Estamos perdiendo tiempo, todos hemos venido a lo mismo así que lo mejor es ir al punto de una vez.
«¡¡Ah!! ¡Espérate un-...!»
Ding~
Dong~
El timbre ya había sido presionado.
— ¡Un momento por favor!
La voz de una señora se oía por detrás de la puerta, alejada de ella por varios metros hasta que los pasos se comenzaron a escuchar. El palmeo de las suelas contra el suelo continuó subiendo en volumen cuando se acercaba más y más, pronto a su llegada ante ellos.
Algunos tragaron, y otros sudaban. En menos de un segundo todas las palabras planeadas para decir en aquel momento se desvanecieron por completo de su mente. Ya no podían hacer nada ante la merced de la presión que les ejercía saber...
Creeek~
Qué estarían hablando con la persona a quien posiblemente le han arruinado su vida.
— ¡Oh! Hola, ¿necesitan algo?
De entre la ranura de la puerta, sobresalió un par de cabellos ondulados de color morado, junto al rostro de la mujer quien habitaba la casa. Mirando a los chicos en su puerta con un gesto de curiosidad y duda.
— ¿Uhm? —Mirando más a detalle sus uniformes. — ¿Acaso son de U.A?
—Uh s-sí, somos compañeros de su hijo. Venimos hasta aquí para saber cómo ha estado. Sí es que no es mucha molestia —respondiendo rápidamente Tokoyami a la cuestión de la madre presente. Con pequeñas gotas de sudor deslizándose por el lado de su cara.
— ¿Compañeros?... —Marcando un espacio vacío que hizo hacer a los demás erizarse. — ¡¿Ah?! ¿¡Dicen que vinieron a ver a mi pequeño Minoru!? ¡Oh Jojojo~, vaya! ¡Qué alegría!
Dejando que la puerta se abriera por completo para que todos se pudieran ver mejor; mostrándose así de mejor manera lo emocionada y aludida que se sentía por las intenciones tan buenas con la que estos chicos parecían llegar a su hogar.
—Ah-ah ¡Pasen, pasen! Este disculpen el desorden Jajaja —dejando que el grupo entrara sus aposentos, siguiéndolos de paso mientras acomodaba unas cuantas cosas de su alrededor.
—No se preocupe, nosotros debemos disculparnos por llegar así sin avisar —pronunciándose Iida en tono de perdón a nombre de todos con la señora Mineta.
—Oh~ no hay problema —regalándole al joven peli azul una sonrisa dulce. — seguro que a mi pequeño angelito le hará feliz saber que sus amigos vinieron a visitarlo.
Separándose a un par de metros de ellos, fue hacia uno de los burós que estaban al borde de la pared, agarrando uno de los manteles que le decoraban y comenzando a doblarlo. Al tiempo que ella realizaba esa acción, empezó nuevamente a hablar.
—Espero y que ustedes logren sacarlo de su cuarto, a él no le vendría mal un poco de sol después de estos días.
—Ah-ah-mh C-¿Cómo ha estado? —Costándole a Akini bastante poder pronunciar aquella pregunta tan accidentada. Con sílabas entonadas en altos y bajos.
—Bueno... —pausando toda acción en sus brazos. —Él ha estado bastante callado y recluido desde ese día. Oh~ tan hiperactivo y alegre, siempre... —apretando y elevando de manera lenta la tela que tenía en sus manos. —Siempre saltando por los alrededores de la casa~ ¡Hah!
Tratando de callar su dolor con la franela que traía, apretó con sus dos puños esa boca que quería desbordar dolor. Pero no podía. Con visitas ahora en su casa, no quería dar esa imagen suya a jóvenes con la noble intención de ayudar. Sería demasiado malo que haga que se sientan de alguna manera responsables de esto.
—Ah-¡Ahm! S-si quieren verlo, pueden ir sin temor a su habitación. Está al fondo a la izquierda en la tercera puerta —dejando tímidamente el mantel en el buró de inicio. —I-ire por unas golosinas niños, no se preocupen.
Dejando el recibidor donde todos estaban reunidos con un ambiente sepulcral, invisible para ella el cómo involuntariamente había abandonado a cuatro jóvenes petrificados en búsqueda de perdón.
—...
Si de alguna manera, en estos días que les precedieron se habían desecho de esa culpa que los carcomía. No podían hacer nada ahora con el sentir de la gran abrasión que los deshacía por dentro, corroyéndolos cual si ácido se tratase.
—...vamos.
Queriendo salir de aquel momento de penumbra, Tokoyami incitó en seguir. Siendo el único quien parecía manejar de mejor manera esta visita tan sorpresiva.
—Gulp~
Pasando por el camino indicado, a pasos fríos y renuentes de seguir avanzando; cada uno ahogándose ante el denso aire recién formado a su alrededor, que comenzó a pesar en sus pulmones. Iida dio el primer paso hacia adelante, levantando un brazo y dos dedos, tocando un par de veces con un sonido claro.
¡Toc~!
¡Toc~!
— ¿Mineta-san?
...
— ¿Estás ahí?
Toc~
Toc~
...
—Mmh —no logrando escuchar nada, pegó su oído más cerca de la puerta. Intentando oír siquiera la respiración de la persona quien habitaba el cuarto.
¡Toc!
¡Toc!
— ¡Uoagh! —Saltando del susto por los golpes inesperados.
— ¡Por favor Mineta! —Tratándose de Akini quien comenzó a llamar desesperado a la puerta. Quería que los escuchara con claridad, que les hiciera caso. No podía, no podía dejarlos así. — ¡Vamos! ¡Solo-...! —Deteniéndose en seco, con su mano deslizándose angustiosamente sobre la madera impenetrable. —Solo queremos hablar.
...
Creeak~
Con un ligero y escaso movimiento de la barrera impoluta, la mano de su residente pasó por afuera, agarrándolo de su borde y abriéndolo al exterior. Mostrando así, la figura en su totalidad del joven peli púrpura.
— ¿Ch-chicos? ¿Qué-qué están haciendo aquí?
Krwiin~
Rwiin~
El aditamento inesperado en el cuerpo de Mineta hizo que a todos se les subiera el corazón a la garganta. Aparte de esa silla de ruedas que a simple vista se podía ver que le costaba moverse en ella; existía ese desconcertante añadido de piezas metálicas implantadas en toda su parte trasera. Una especie de soporte hecho de varillas de algún metal que lo hacían mantenerse en su lugar, sirviéndole como una clase de soporte.
—Y-yo ahm...no me esperaba verlos aquí en mi casa.
—...Ah-lh lamentamos si nuestra visita fue inesperada Mineta-kun, s-solo queríamos ver cómo es que te encontrabas —Iida enfocándose al completo en su explicación, haciendo lo posible para que su lengua no se congele en el proceso. —Nos-...nosotros no te vimos por ningún lado y-bueno, venimos aquí para ver cómo te encontrabas.
— ¿Vinieron hasta aquí para verme? —Cuestionó Mineta en un tono que se podía discernir cierta curiosidad y ánimo.
— ¡Claro! Estábamos preocupados por ti —abriendo sus brazos a los lados el secretario de clase para enfatizar el grupo que estaba ahora presente.
—Ooh —exhalando claridad, o a lo que más podría asemejarse a ella. —Ya veo...
—...
Sabían que tenían que decir algo; algo que iba más allá de lo que su compañero Iida había dicho. Lo tenían, pero, parece que ninguno se atrevió a hablar. Pensando en que lo único que lograrían hacer al momento de abrir su boca, sería el solo expulsar incoherencias de una lengua paralizada.
—Bien...ya me vieron ¿No?
— ¿Qué?
—Ya saben, ya me revisaron que me encuentro bien, así quee... —musitando en lo bajo un esfuerzo de sus manos a las ruedas, dando media vuelta a su silla. —son libres de irse, aprecio que vinieran chicos.
Incautos del desinterés demostrado por su compañero, tirando a un lado el hecho de que hayan llegado aquí para verlo y poder disculparse de cara por su incompetencia. Se encontraban mirando ahora como el joven de rizos de uvas volvía tranquilamente a su habitación, dejando su puerta aún por cerrar.
—E-¡Espera!
Rompiendo la formación que tenían, Shiwara se adelantó con urgencia hacia la habitación, negándose a que esto termine de un modo injusto.
— ¡Mineta-san! ¡Espera!
— ¿Q-qué quieres? —El agarre de sus dedos se intensificó en el borde de sus ruedas. —Ya vinieron a verme, me vieron que estoy bien~ ¡Gghk! —Sus dientes rechinando ante el esfuerzo de mantener su llanto dentro, tensando su cuello a un grado que le comenzaba a doler; pero comparado a poco, al dolor que le generaba que sus compañeros lo vieran de esta forma tan miserable.
¡Kwrean!
—¡Ustedes ya pueden irs-...! ¿Ah?
—Mineta yo...
Lo siento...no pude ayudarte.
—...
Con la cabeza mirando al piso y enseñando su pobre posición al joven de ruedas frente a él. No haciendo más que esperar las duras palabras que su compañero seguramente estaba listo para darle.
Los espectadores secundarios de aquel acto se quedaron en su mismo lugar, notándose una leve fruncimiento de su ceño ante la impresión que les generó no esperarse que su compañero fuera directo a disculparse de tal manera. Se suponía que todos estaban aquí por la misma razón y sin embargo, Akini era quien se adelantaba sobre todos.
—En aquel momento en U.S.J pude haber evitado que terminaras de esta manera —la mueca que manifestaba era tan intensa que hacía crujir los músculos de sus mejillas. —Debí haber saltado...¡Pude haberlo hecho! ¡Pero-...! No pude.
Con un flujo de rabia preparado para erupcionar en ese mismo momento, pero que disminuyó al segundo. Enfriándose hasta el mismo nivel que su temperatura corporal tenía por naturaleza.
Sintiendo de intruso como un escalofrío fantasmal se paseó delicadamente por su cuerpo, erizando sus hebras y su sangre coagule.
—No pude.
Sus uñas rasgaron el suelo.
—Lo siento~ —su respiración como su voz fluyó en un tono desgarbado, escupiendo al suelo las pequeñas trizas de culpa en su haber. Exhalos de arrepentimiento e impotencia, regalándole a su compañero morado una nota peor que la anterior.
Sujeto al suelo y pidiendo perdón. ¿Qué se esperaría de la respuesta de quién su movilidad fue quitada?
Su pulgar será el que decida.
—No digas nada.
—¡Kgh~!
Permaneciendo con su rostro oculto envuelto en la vergüenza, gimoteando claros chasquidos de frustración y enojo que su lengua hacía traspasar entre los espacios de sus dientes.
Para Akini, era claro el mensaje.
—¿Por qué te disculpas?
—¿¡Qué!?
Levantando su cabeza con suma rapidez para ver a la persona en frente, incrédulo de lo que acababa de escuchar.
—¿Por qué te disculpas como si tú tuvieras la culpa~? ¡Uggh! —El soporte de su silla se comenzó a sacudir de forma casi imperceptible. —Fue mi decisión —ligeros traqueteos se empezaron a oír, de manera que aumentaron en volumen hasta ser claro para los oídos de todos. —¡Fui yo quien saltó!
¡Tuss!
—¡Fui yo quien decidió esto!
¡Tuss!
—¡Nadie!
¡Tuss!
—¡Más que!
¡Tuss!
—¡Yo-ohoh-!Uuh-huuh~
¡Tuss!
¡Tuss!
¡Tuss!
Chillidos del plástico y cojín, junto a los crujidos del metal unido que hacían de soporte para él, temblando ante las provocaciones de su propietario quien quería con todas sus fuerzas deshacerse de ellos. Balanceándose de lado a lado para tirarlos y por fin liberarse de esta prisión mecánica.
Viendo como este acabaría en la caída del pequeño Minoru, tres de ellos reaccionaron en camino para sostenerlo.
¡Wluish~!
Solo para ser frenados en seco ante la persona que se les adelantó.
—¿Uh? —Musitó Mineta confundido al sentirse atado por algo que parecía de una consistencia viscosa. —Esto es-...
—Mineta-chan.
—¿Uh~?
La gangosa voz a sus espaldas lo hizo querer girar su cuello por completo en dirección contraria, cosa que resultaba imposible para su condición como también para su herencia humana. Sin embargo, tal cosa era innecesaria.
Él podía identificar con facilidad a la persona que le impidió caerse de su único medio de movilidad, devolviéndole a su estado de reposo.
—¿Q-qué quieres? Sniff~ —pasando parte de su brazo por debajo de sus fosas moquientas, diluidas con las lágrimas que de sus ojos brotaron. —Les dije que ya podían irse~
Smooch~
—¡¿Uaah?!
—¿Eh?
Una cálida y nueva sensación golpeó suavemente la mejilla de Mineta, quien no creía lo sucedido. Siendo tomado por sorpresa ante tal dulce acto que casi hace que se cayera nuevamente de su silla.
— ¡Ah-ahababa! Wo ¡Woah-ah-ay, ay, ay!
¡Fwist~!
Una mano evitó su pronta caída al suelo gracias al tomar una de los mangos que componía su silla, arrastrándolo por unos centímetros antes de ponerlo de vuelta a su lugar.
—A-A-A-A-Asui-san —tartamudeando incrédulo ante el hecho que una chica le haya besado en la mejilla, aparte de su propia madre. —Q-q-qu ¿P-por-...?
—Gracias por salvarme, Mineta-chan.
El balbuceo accidentado que presentaba calló al momento de escucharla. Abrió sus ojos a plenitud y girando ínfimamente el cuello, observó con claridad a la persona a su derecha.
—E-eh-y-yo eh ¿Eh?
—Yo...lamento mucho que te hayas tenido que poner de escudo por mi —diminutas gotas traslucidas aparecieron en los bordes de sus ojos. —pensé que podría venir aquí para agradecerte después, pero...Ke-kero~.
El joven Minoru se quedó escuchando en silencio, estático y con los ojos abiertos.
—Disculpame Mineta-chan —de su mejilla nació un delgado riachuelo cargado de una gota de pena, arrastrándose zigzagueante por el borde su cara hasta caer por el corte de su barbilla. —no supe como actuar después de que hicieras eso por mí.
—Ah-uh —deslizando sus ojos hacia otro objetivo, fijó sus pupilas en las recientes marcas húmedas de su mano. Perfectos círculos redondos originados por tristeza.
—Mineta.
—¿Uh?
Siendo interrumpido de su trance, alzó la mirada para ver a la persona en frente, siendo él otro de sus compañeros de clase.
—Todos hemos venido aquí con el mismo objetivo; el mismo sentimiento desolado. Faltos del valor para encararte, nos atrasamos en ir en búsqueda de tu perdón —Tokoyami habló. —Cómo Shiwara...yo también pude haber sido capaz de evitarlo, pero desafortunadamente no lo logré.
—Lo mismo podría decir yo Mineta-kun —entrando a la conversación Iida, demostrando una cara de vergüenza y arrepentimiento que no lo dejaba ver a los ojos a la persona que en un principio fueron a buscar. —Tuve una responsabilidad, una misión encomendada por su fe y...no pude cumplirla con éxito. No como hubiese querido.
Mascullando y apretando su mandíbula en la sílaba final, Iida descargaba su frustración en sus puños.
—Por eso... —ambos hincándose de rodillas frente a él. —pedimos que igualmente nos perdones.
—...
El nulo índice de ruido se fue alargando entre más pasaban los segundos. Inquietos por su falta de respuesta, gotas de sudor se comenzaron a acumular en los laterales de sus frentes; pequeños botones de agua que se fueron ampliando ante lo expectante.
—Chicos, no tienen por qué disculparse —su voz tan apacigua hizo levantar varias cejas. —Está bien, ustedes no me deben nada a mí.
Esto ahora sí los hizo tropezar. Confundidos, acudieron al joven peli uva en signos evidenciables de inentendimlento como de intriga.
—Yo fui quien decidió recibir el ataque...y-yo decidí actuar en ese momento ¡Sniff~! Ugh~ —con sus mocos escurriendo fuera de sus fosas, limpió con fuerza con su antebrazo la fuga de limo. —Sniff~ mi cuerpo se movió solo.
El rudo y sonoro aspirar mucoso que dio hizo volver a esos hilos verdes de slime una vez más para sus adentros. Pasando un solo dedo por la unión de su nariz para los que se resistieron y quisieron quedarse.
—Sniff~ Yo, aún si yo hubiese tenido el control sobre mi cuerpo~ —su cara cayó. —Lo hubiera hecho de todas maneras.
De lo contrario que se esperaría de una mirada clavada al piso, con la pesadez que conllevaba cargar un mundo tan denso y gris que si fuera un clima llovería plomo; Mineta mostró seguridad.
Independientemente de si su rostro aún reflejaba aflicción, lo que su corazón decía a través de su lengua, era pura verdad. Sabía las consecuencias que traería su acto si lo hacía, lo sabía muy bien y pendiente a eso, lo haría de nuevo.
La vida de una persona como moneda de cambio por su movilidad no era un pago pensable para él. Tal vez no sea la mejor persona del mundo, sabía las cosas que hacía a veces. Pero, él tampoco trataba de ser el peor ser que la tierra vió.
Solo quería ser un héroe genial y que las chicas lo idolatran por eso. Eso era todo.
«Un héroe genial...»
Sin embargo, ahora, no le quedaba más que vivir el resto de sus días pegado a una silla con ruedas.
—...Tienes razón Mineta —levantándose del suelo con el acompañamiento de los pares de ojos de sus compañeros puestos sobre él. Tokoyami, por fin, dedujo la misión que el mundo les dio al venir aquí. —No debemos disculparnos, como tampoco sentir pena por ti.
—Tokoyami-kun —Asui llamando a su compañero por lo bajo para que evite decir algo sensible, siendo ignorada por el ave.
—Fue un error venir aquí con la intención de disculparnos contigo aún cuando fuiste tú quien decidió sacrificarse por alguien más.
—O-oye —alzando Akini un brazo en dirección al hombro de Tokoyami para que se calmara un poco, pero el cuervo se adelantó.
—No mereces que mostremos nuestras miradas lastimeras, arrepentidas y llenas de culpa en tu dirección; eso nunca debió ser así.
Paso por paso el joven de plumaje negro se fue acercando cada vez más hacia el niño uva, buscando quedar cara a cara con él.
—T-¿¡Tokoyami!? ¿Por qué de repente dices todo eso? —Inquirió Iida sin entender la razón de su aparente descontento con el chico del cual hace segundos atrás se había disculpado.
—Escuchar de tu parte eso de que si tuvieras la oportunidad de cambiar las cosas, lo harías de nuevo...Je. Eso solo hace reafirmar mis pensamientos sobre ti.
—¿Tokoyami?
Los tres se quedaron expectantes ante lo próximo que diría, esperando lo peor.
—Es por eso Mineta...
Que te admiro.
—¿Q-qué?
—Venir aquí y verte simplemente como un herido más; un confesionaro donde solo tiramos nuestras culpas y pasamos de él sin más. No, así no debe ser.
El peli purpura, aún procesando las palabras de una persona que llegaba sin más y le decía que lo admiraba; dejó caer su mandíbula en un estado semi abierto.
—Mineta, tú eres un héroe.
Cómo si de un reto fuera, abrió por segunda vez su mandíbula, casi al límite de desencajar.
—Me has demostrado lo que significa el sacrificio; lo que significa verdaderamente entregar tu cuerpo por un bien mayor —cortando el hilo, cerró sus ojos por un segundo y siguió. —En nuestro salón hubieron otros que lograron ver ese mensaje.
Sus ojos se concentraron en él, afilados y muy seguros de lo que su portador iba a decir.
—Si hay algo de lo que debería sentirme apenado, es el no haberme dado cuenta del momento cuando un verdadero héroe se puso frente a mis ojos. —retrocediendo dos pasos. —No sería moral decir que por lograr una hazaña así no deberías sentirte mal. Tienes todo el derecho. Pero sí sirve de algo, dejame decirte que te ganaste mi respeto.
Ladeando ligeramente su rostro para mirar de reojo a sus compañeros de atrás.
—Como muy seguramente de otros también.
Reaccionando a la mirada que el cuervo les daba, inclinaron su cabeza por un segundo con vista al suelo, reflexionando a raíz de su discurso.
—¡Mineta-kun! —Tomando iniciativa de los tres el joven peli azul. —Es verdad lo que dijo Tokoyami —remarcando sus facciones al tiempo que las palabras salían de su boca; mostraba un ceño que definía franqueza. —Aunque sin citar exactamente sus palabras, puedo decir que está en lo correcto. Mineta-kun, demostraste una valentía digna de un héroe.
Demostrando una sonrisa honesta, elevó su mano hasta estar a la altura de su pecho, poniéndola en una posición recostada como si estuviera sosteniendo algo. Llevando su brazo izquierdo a la parte baja de su espalda, recitó con firmeza y respeto lo siguiente.
—Comparto y apoyo esa misma afirmación, eres el único que antes que todos se ha convertido en un verdadero héroe; realmente fascinante y atribuyente a merecidos elogios. Sin duda alguna, te has ganado mi respeto y admiración, Mineta-kun.
—¡Ribbit! —Concordando en un croar dichoso la única chica del grupo.
—A-ah-ah y-yo no sé-...
—Mineta.
Interrumpiendo la vergüenza y enrojecimiento que el joven en silla de ruedas estaba experimentando; un melancólico kobold cansado de ver y solo ver, decidió que era su tiempo de hablar también.
—En estos días, me han estado preguntando frecuentemente cómo me sentía. Si "¿Estaba bien?" Y esas cosas por el estilo, pero...cada vez que las escuchaba, pensaba en ti —sus labios ligeramente teñidos en tonos morados se fruncieron por un solo lado. —desde que salí de la enfermería...no escuché a nadie más hablar de ti.
A primera instancia parecía tratarse de un relato que intentaba ocasionar desdicha y bruma a todos los que presentes se encontraban. «¿Cuál era el motivo de volver a decir lo malo?»
—Y nunca deje de pensar, que no era justo —caminando hasta quedar al frente suyo, inclinándose en una de sus rodillas para poder verse cara a cara. —No cuando tú fuiste un mejor héroe que yo; cuando fuiste más valiente que yo.
Pat~
Con una mirada de compartida tristeza entre ambos, con sus ojos sirviendo como un espejo que reflejaba la propia desgracia de cada uno.
Bien dicen que los ojos son la puerta del alma, una ventana que deja ver una ínfima parte del ser de alguien. Por corto que haya sido el tiempo que mantuvieron la mirada, entendieron bien que la persona que a su frente estaba, era alguien con quién podían entenderse.
—Eres genial Mineta-kun.
—¿Uh?
Una ligera sonrisa ladina surco por los labios del kobold.
—Chi-chicos~...
—Sabemos que serás un gran héroe profesional en el futuro, ¿oh no Mineta-chan? Ribbit~ Ribbit~ —sonriéndole tiernamente la joven Tsuyu a su compañero peli morado.
—Pe-pero, yo no creo-...
—Te esperaremos —interrumpió Akini.
—Dudo que la prestigiosa U.A deje a alguien como tú fuera después de lo que hiciste —aseguro Iida con una sonrisa.
—Y si no es así, entonces nos veremos en la obligación de intervenir —reafirmó Tokoyami. —No dejaremos a ningún compañero atrás y menos a alguien como tú.
Tuk~
Tuk~
Esas últimas palabras lograron atravesar hasta su corazón.
—Uh Uhk~ ah-ah chicos~...¡Sniff~! —Agarrándose el pecho, sintiendo como la válvula de su vida se acalambra ante lo dicho por su compañero; sus compañeros. —Gracias~ Sniff~...gracias por venir a verme~ ¡Gracias!
Fuera del cuarto donde se realizaron los hechos; una mujer, la madre de Mineta, se encontraba haciendo sus quehaceres al tiempo que escuchaba el bullicio a unos metros de ella.
Cuando captó cómo el volumen de las voces variaba en intensidad, se dirigió con apuro preocupada de que algo malo haya pasado, especialmente a su pequeño.
Topándose de inicio con los comentarios tan hirientes que aquel joven de cabeza de cuervo les estaba dirigiendo a su hijo. Que sin dudar se preparó para ir en su auxilio, mas sin embargo, se paró en seco al oír el resto del discurso.
Nunca se esperó que tales jóvenes sintieran ese grado de respeto a su primogénito, e incluso enterándose de la acción que él realizó, completamente ignorante de ello.
Al final, se alejó de la escena, dispuesta a terminar con su lista de tareas para comenzar con una nueva, algo que haría para ellos.
Tap~
Tap~
Tap~
—Lamentamos que los demás no hayan podido venir Mineta-kun —disculpándose Iida en nombre de sus demás compañeros.
—No te preocupes Iida, con que ustedes hayan venido me alegra bastante.
El grupo de cuatro junto a la recién agregación morada, iban de camino a la salida, listos para despedirse.
—¿Se van tan pronto?
—¿Eh?
—Ah-oh señora Mineta —sobre saltándose un poco Iida al no esperarse su presencia. —le agradecemos bastante por dejarnos la oportunidad de ver a nuestro compañero en recuperación, lamentamos las molestias —dijo para después inclinarse.
—Oh no, no, no se preocupen, realmente soy yo quien les debería de agradecer, ver a mi niño sonreír una vez más es el mejor regalo Jojojo~ —riendo al tiempo que vestigios de lágrimas se deslizaban por el borde de su cara. Abrazándolo como nunca y mimando a su hijo con besos y apretones de mejillas.
—Uh-uagh ya mamá~, por favor~ —musitando con el rostro enrojecido a más no poder.
—Uh-ahm bueno, es bueno saber que hicimos algo bien por alguien —comentó torpemente el joven de escamas degradadas.
—¿Por qué no se quedan un rato más? Me gustaría darles algo en forma de agradecimiento.
—Oh, no queremos ser una molestia —negó Iida en un gesto cortés.
—Creo que no vendría mal quedarnos un poco más; sería algo descortés irse después de haber estado aquí solo unos minutos Rib~ Ribbit~ —pensando en voz alta Asui.
—Muchas gracias jovencita, créanme cuando les digo que les tengo una buena recompensa.
Pasando a la zona del comedor, en el centro de la mesa se hallaba un postre mediano que perfectamente podría repartirse entre todas las personas que habitaban ahora la habitación.
Agradeciendo la amabilidad y la molestia que la madre de Mineta se tomó en traer este pastel, tomaron asiento no sin antes agradecer por esta inesperada comida.
Ver feliz a su madre como también ser partícipe de una agradable reunión inesperada, Mineta sintió el agradable calor de la compañía.
«...Gracias chicos»
Agradeció por última vez, concluyendo su pensamiento al morder la rebanada cremosa y crocante que le regaló esta tarde tan impredecible.
∞‡ {-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-} ‡∞
—¡Mino-chan! ¡Te llegó un paquete~!
—¿Uh? ¿Un paquete? —Reaccionó confundido. No recordaba haber pedido nada de internet recientemente.
Tomando el paquete, se dirigió a su habitación con aún su pijama puesta, curioso del contenido que aquella caja decorada traía.
—Hmm «¿Será esa figura de 50 CM x 30 CM, articulaciones múltiples y cara removible que pedí para-...?» ¿¡Eh!?
Esto...¡Esto no era lo que estaba pensando!
—Ooh-wooh-ah
¡Era mejor!
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