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Capítulo 1: ֍‡ Varado en lo desconocido ‡֍





« ¿Cuánto...cuánto tiempo ha pasado? ¡Kgh! ¿Dó-dónde estoy?...¡Maldita sea! ¡¿Dónde estoy?!...Ahh-ahh-ahh, no-no puedo hablar, n-no ¡No puedo moverme! Ahh-ahh-ahh ¡Dios! ... ¡Dios!...oh Dios, por favor, dime, dime que esto es solo una pesadilla más», oscuridad; eso es lo único que podía ver el chico de ahora en adelante; una penumbra que parecía ser interminable, en un lugar donde difícilmente se podría imaginar si existe un inicio o un final.


No quedaba nada.


« ¿Es esto una clase de tortura?... ¿Es esto una clase de castigo por algo que hice? Si es así, ¿por qué? ... ¿Qué es lo que pude haber hecho para merecer esto?... Je...jejeje, jejeje ¿No fue así verdad~? solo...solo esto ¡¡Todo esto!! Esto no fue más que...»




...Mala suerte.




∞{-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-}∞



—... «Sigo sin poder hablar...sigo sin poder moverme, y a todo esto... ¿Por qué?, ¡¿cuál es mi razón de estar varado en este maldito sitio?! ¡¡¿Cuál es mi propósito de estar aquí?!! .... ¿Cuál es mi propósito, cuál, cuál, cuál?...¿Cuál es mi motivo de seguir estando vivo~?; ¿por qué simplemente no me dejas morir~?», cada vez se volvía más difícil mantenerse todavía cuerdo.

Tanto tiempo en un lugar sin luz, sin rastros de vida más que las de su propia mente hablando, aparte de él, no habia nadie más. Era una sensación de sofocación, de ahogamiento; como estar en las profundidades más mórbidas de un gran mar negro. Podía jurar sentir como toda la inmensidad del espacio aplastaba sus pulmones, dejándolos sin aire, pero siempre consciente. El molesto dolor era la única evidencia que tenía para saber que aun seguía con "vida".

« ¿Qué es lo que te motiva a ver a la gente sufrir? ¿Qué es?... ¿Por qué haces esto?, ¿en serio soy solo un juguete para ti? ... ¿Un insecto tan insignificante?», solo podía cuestionarse el porqué de las acciones de su principal captor, el perpetrador principal de acabar con su mundo; lográndolo con solo susurrarle en el oído a una persona. «Y si soy tan insignificante... ¿Qué te hace a ti, el entretenerse con cosas como esta?...Je...Jejeje ¿Qué te hace a ti? Jum ¡Kgh-tsh! ¡¡Qué te hace-¿Huh?!» lo sintió, sintió algo ¡Había sentido algo! ¡¿Qué cosa era?! ¡¿Qué era?! ¡¿Qué era?!



Tuk~



Una gota de agua que había caído en su frente y nada más. La impresión de algo nuevo lo hizo parar de cualquier pensamiento entrante, esperando paciente por otra sensación.





No había nada.




Dejó a su mente en blanco; ruidos de estática era todo lo que su mente daba. Y en eso...


Tuk~



Otra gota más cayó.


Una más, luego otra y para unos segundos, días, minutos, años, meses, nanosegundos o ahora desde que su mente volvió a reconectarse; la misma gota volvió a caer; una y otra vez, una y otra vez; silencio...una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez; silencio.

Su sentido de vivir se estaba desmoronando.

Lo estaba haciendo otra vez, estaba jugando con él, burlándose de él tan fuerte que lo escuchaba incluso dentro de su cabeza, ¿o no era así?, no lo sabía, pero estaba seguro que se estaba riendo, lo estaba escuchando dentro de su cabeza ¡Estaba aquí! ¡¡Él estaba aquí!!

«No...me estoy imaginando cosas ¿Verdad?...Jum...Jeje, jejejeje-Jajajaajaja ¡Hah! ¡Ajajajajaja(...)!», la locura estaba apoderándose de él nuevamente.




∞{-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-}∞




Tuk~...tuk~...tuk~...



«Basta...por favor», imploraba; suplicaba, llamaba a cualquier persona que por favor lo sacara de su infierno, pero como era evidente, nadie acudía a su ayuda.



Tuk~...tuk~...tuk~...



«Basta»



Tuk~...tuk~...tuk~...



« ¡Para!»



Tuk~...tuk~...



« ¡¡Alto!!»








...Tuk~...



« ¡¡GrraaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!! »




∞{-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-}∞



¡Hah! ¡Ah! ...Ahh-ahh-ah...Huff «Qué sueño más extraño, sentí que-...», antes de que el hombre pudiera recordar más, una voz lo interrumpió.

Mmhf~ no grites~...Hah~...Uaaaah~, solo vuélvete a dormir mhf~ —la voz somnolienta de una mujer era lo que interrumpió de su pensar, acostada a un lado de él en lo que parecía ser una cama matrimonial.

—...Je, lo siento —el hombre solo guió su mano a la cabellera alborotada de la mujer para acariciarla, provocando en ella un sonido pequeño de satisfacción. —...Huff «vaya sueño raro», concluyó el hombre aun acariciando el cabello de su compañera, para después subir su vista y mirar el resto de la habitación.

El cuarto donde ambos se encontraban no era más que uno bastante simple, algo solo para ellos dos, un lugar con el que se dieron suficiente abasto después del emm... "Incidente".

«Pero ahora este ya no será un lugar cómodo en el que vivir», alejando su mano de la cabeza de su mujer, procedió a ponerla justo encima de una zona abultada que era cubierta por las cobijas de la cama; no era fácilmente identificable a causa de que las sábanas lo cubrían, pero se podía intuir de qué se trataba. «No ahora que seremos tres personas viviendo en un solo lugar», acercó su cara hasta el abdomen inflado de la mujer; dándole un pequeño, pero amoroso beso.

Hmmf~ Jiji~ ¿Qui haces~? Uff~ —respondió la mujer a su costado con el mismo tono adormilado de antes. Moviéndose un poco para acostarse del lado derecho del colchón, siguió inmersa en su profundo sueño.

Solo podía sonreír divertido ante las reacciones que hacía su esposa. Siguió con unas caricias más en su abultado vientre, masajeando la parte con suavidad y anhelo. En sí, está acción siempre lo calmaba; le gustaba saber quién estaba ahí adentro, le hacía sonreír; le hacía felíz. Para que solo unos momentos después que su sonrisa despertara, está comenzará a desaparecer.

«...Tengo miedo», retiró su mano para que se recostara en sus piernas, dándole más facilidad para concentrarse. « ¿Ser padre? ...La verdad, nunca esperé que llegara a serlo», miró nuevamente a la persona que estaba a su lado. «Pero...desde que la conocí, supe, que sería el tipo de persona con quien me gustaría pasar el resto de mi vida», tocó suavemente la mano de su esposa todavía dormida, pero ella instintivamente lo sintió, uniendo ella su mano con la de él. «...Y no puedo estar más feliz por ello», uniendo su mano con un poco más de fuerza.

Acarició con su pulgar el dorso de su mano, en un gesto ansioso.

«Tengo miedo...miedo de que alguna vez, pueda yo perderlos», una mirada oscura y triste apareció en el rostro del hombre. «A causa de mi estupidez», frunció su boca, chocando y rechinando sus dientes con fuerza.

Con la mirada hacia abajo, sin querer pensar en las posibilidades de ese futuro, se obligó a olvidar ese pensamiento; no quería hacerlo ahora, no ahora que se habían librado con suerte de eso.




∞{-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-}∞



— ¡Nghh! ¡Aaahh! ¡Aaaagh! ¡Afu-Afu-afu! ¡Aahhh! —Pujidos bastante fuertes eran escuchados desde dentro del quirófano, acompañado con la presencia de varias personas rodeando una camilla y haciendo sus labores con la profesionalidad que se esperaría de un médico.


¡FLUAP~!


— ¡¿Uahh?! ¡Maldición, por favor que alguien mantenga esa cola inmovilizada! —Gritó un médico por la impresión de ver como una cola de reptil casi lo golpeaba en el rostro.

Apresurandose, un par fue hacia la cola, ambos tratando de que la extremidad no se mueva demasiado a la hora del parto, usando todas sus fuerzas en el proceso y tratando de que las escamas no les corte los brazos.

— ¡Nghhaahh! ¡Aaahhh! ¡¡Aahh mierda!! ¡¡¿Por qué esto duele tanto?!! ¡¡Nggh!! —Se quejó la mujer quien estaba acostada en la camilla, pujando lo más que podía para que el niño de su vientre finalmente salga.

— ¡Vamos cariño tu puedes! —un hombre quien estaba a lado suyo vestido con ropas médicas le había agarrado una de sus manos, animándola para que pujara más fuerte. — Solo tienes que puj-¡Graugh! —un quejido de dolor salió de su boca al sentir como su mano casi era rota por la fuerza bruta de su esposa.

¡¿Pujar?! ¡Tú! ¡¿Tú de verdad crees, que eso no es lo que estuve haciendo por casi dos horas?!!! —la furia era bastante palpable en la voz de su mujer, mirándolo con sus ojos agudos llenos de ira.

E-e-está bien cariño, solo, ¡Gahk!...Jejeje~ so-solo suelta mi mano, por favor —temblando por tener la probabilidad de perder la movilidad de su mano en ese mismo instante.

¡Rraah!! —haciendo a un lado su mano de manera brusca.

El movimiento brusco por parte de ella logró empujar a su esposo un par de metros lejos de su lugar; quien al sentir su ya mano liberada, no pudo evitar soltar un suspiro de alivio. Agarrándose la muñeca dolorida con su mano buena y tratando de que el dolor se relajara un poco.

— ¡Ya lo tenemos a la vista! ¡Empuje una última vez, usted puede! —Le informó una enfermera al mando, ya viendo como la cabeza del neonato comenzaba a salir de la mujer de características reptilianas.

— ¡¡¡Grruaaauaaaaaaaaahhhhhhh!!!



~RUMBLE~



« ¡¿Huh?!»


Lo había sentido; un temblor, era un temblor, algo que no había sentido jamás en su estadía en este "Mundo oscuro". Todo lo de aquí era oscuridad, frío y penumbra, o simplemente gotas de agua que les encantaba caer en su frente para volverlo loco.

« ¿Qué...qué es esto, qué está sucediendo?», se cuestionaba por la nueva anormalidad que estaba pasando.


¡HUSH!


« ¡¿Qué mier-?!», sintió como todo su cuerpo era jalado por una fuerza desconocida, pareciendo un meteoro debido a la velocidad que estaba siendo arrastrado. Podía jurar sentir como la presión de su sangre se iba directamente a su cerebro, amenazando con dejarlo inconsciente.

s>« ¡Mierda, mierda! ¡¿Qué está sucediendo ahora?! ¡¡¿Qué es lo que ahora buscas de mí?!! » ¡Uaagh! —había llegado a su límite; la sangre brotó de su nariz a causa de su presión sanguínea elevada, apenas manteniéndose despierto para observar una gran destello al final del camino oscuro y olvidado. «Por favor...por favor, que esto solo sea...»



Ya mi final.



En el quirófano logramos observar como un parto había dado lugar; con el obstetra encargándose del bebé, mientras que otros dos se iban con la madre agotada después de tal trabajo tan demandante.

—Hmm...señor ¿Usted cree que esto es normal? —preguntó uno de los médicos a otro, específicamente al más experimentado.

—¿Hmm? ¿Qué sucede? —viendo al recién nacido. —Hmm...lo único anormal aquí que veo es que un graduado en medicina como tú se ponga a hacer preguntas así de tontas ¡Vamos muchacho despierta! Que te veo atontado —regaño el médico en jefe al interno que apenas llegó. —¡Anatomía 3, anatomía 3 lección 6 muchacho! Dime cuál es ¿Qué dice?

—Ah-ah-t-tdo "toda persona cuya anatomía difiere de la normal-", eh-eh de-debe ser-ah-...

Ah déjalo así, ponte a trabajar. Para la próxima no quiero verte comiendo moscas.

—Ah-ah ¡Sí señor! Lo siento señor —apurándose en sus tareas, se alejó de la zona de cirugía para acomodar todo como estaba antes de la operación.

Hmf~ estos graduados de ahora «pero no lo culpo, para mí también fue difícil aprender desde que esa primera luz se dio»

Un niño recién nacido había llegado al mundo con una condición bastante extraña que parecía dejar indiferentes a los expertos en la sala. Contaba con la particularidad de tener pequeñas escamas parecidas a las de un reptil esparcido por sus mejillas, como también en sus brazos y piernas, pero lo más resaltante, era el pequeño bulto en su espalda; una cola reptiliana.

Tal vez se vean confundidos, o tal vez no; después de todo, la mujer también poseía características como esa. "¿Cómo nadie está perdiendo la cabeza?", "¿cómo es posible que exista algo como eso?" Ambas preguntas serían totalmente entendibles por parte de personas que desconocen el funcionamiento de este mundo. Así es, estamos hablando de otro mundo; este "otro mundo".

Un mundo donde casos como estos son lo más normal del mundo; un mundo, donde existen los superpoderes. El inicio de todo se dió cuando un recién nacido expulsó luz de su cuerpo en Hong Kong, China. En este primer registro, los científicos y doctores no tenían ni idea de que era lo que estaba pasando, se trataba de un nuevo descubrimiento, una nueva etapa en la evolución del ser humano. Con el tiempo, más y más personas comenzaron a desarrollar nuevas y diversas habilidades; habilidades que se podrían considerar irreales en todos los sentidos de la palabra, pero que ahora son usadas para un solo objetivo; un producto, una posibilidad sólo fabricada de los sueños de todos los niños cuando veían su caricatura favorita en televisión. Este mundo renació en base a la ficción, para luego volverse realidad. Aquí, los villanos y héroes, son tan reales como tú y yo.

Lo hiciste bien, ahora ya puedes descansar —le susurro el hombre a la mujer postrada, acariciándole la cabeza en un gesto de confort para que se relajara.

Huff...de verdad que...ese niño no quería salir...Jeje~ —cansada, pero brindando una pequeña risa a su esposo. — En serio...Héctor, duele como no tienes idea —viendo a los ojos al ahora reconocido Héctor.

—...Lo sé —acariciando una de sus mejillas en un gesto de tristeza. —lamento que tu tengas que pasar sola por esto —En su voz era evidente la culpabilidad que sentía al ver como su esposa era la única en pasar dolor.

Oh~ Héctor...no digas eso, yo...sabía que era lo que me deparaba...yo quise esto y, estoy feliz que sea contigo; que tú seas el que esté conmigo —con algo de esfuerzo, ella puso una de sus manos en su mejilla, acariciándola gentilmente. —Huff...no debes culparte. —golpeándola un poco el cansancio después de hablar por tanto tiempo.

Está bien, solo preocúpate en descansar ahora, muah~ —impregnando un corto beso en su frente.

El hombre se quedó todo el tiempo junto a su esposa, esperando ansiosos el momento en que los obstetras terminaran de revisar a su hijo...su hijo.

...Huff...Jejeje «"Hijo", quien lo diría, "yo" siendo padre. Y...aun después de tanto tiempo, sigo sin creérmelo. Si esto resultara en un agradable sueño...deseo no despertarme nunca», perdido en sus pensamientos, todavía recibiendo la información de que ahora era oficialmente padre. Él y su esposa habían debatido bastante sobre esto de tener un hijo y, bueno...creo que es obvio cuál fue la decisión final.

Héctor no iba a mentir, tenía bastante miedo de cómo resultaría el parto. Aparte de tener los riesgos de un parto común, el caso de su esposa Ima era un agregado extra; siendo un mutante, por decirlo así, se le requería de un equipo más especializado en caso de que algo más ocurriese. En este caso fue la fuerza y la cola que poseía, necesitando recurrir con médicos con cierto grado de súper fuerza para poder mantenerla en su lugar; moverse erráticamente podría perjudicar el trayecto del recién nacido; teniendo así que recurrir a último momento en una cesárea.

Resultando en otro problema si es que se daba; las escamas duras que ella poseía eran tales que aparatos de corte no podían atravesar fácilmente en ellas, requiriendo de al menos un aparato con filo de diamante para que corte sin complicaciones. Obvio que no pudo evitar sentirse alterado durante todo el proceso; incluso tuvo la intención de intervenir una vez que vio como Ima agitaba su cola por toda la habitación, derrumbando varias de las cosas que la mantenían estable. Pero por suerte, no tuvo que hacerlo una vez que vio como ambos médicos con súper fuerza lograron mantener su cola estática.

Huff...nunca me había sentido tan estresado...«no desde aquella vez» —masajeando su frente en un intento de aliviar su tensión.

—Señor ¿Necesita ayuda? —la voz de una enfermera lo paro de lo que estaba haciendo. Bajando su mano, dirigió su mirada a la señorita en un signo de no entender lo que quería decir con eso. —emm, su mano...señor.

— ¿Huh? —Héctor vio su mano derecha; dandose finalmente cuenta que su miembro estaba teñido en un feo color morado. Y, ahora que era consciente de eso...comenzó a tener un ardor punzante creciente procedente de su mano. —Ouuh~ sii ¡Tsss! Ahh... ¿Puede ponerme una venda, por favor? Si no es mucha molestia —ahora con el dolor presente, pidió amablemente a la enfermera que le pusiera una venda o algo que no le haga sentir a detalle como la sangre palpitaba entre sus dedos. — Ahh...«No debí haberme metido entre el fuego cruzado», riendo un poco por ver su mano buena totalmente flácida a causa de su estupidez.

Ya con la mano envuelta con una gasa y un poco de venda, se pudo sentir un poco mejor, obviamente tuvieron que echarle algo de pomada para que la inflamación bajase, haciendo que el dolor se atenúe siquiera un poco. Él sentía que con eso bastaba, de seguro se recupera para el final del día.

— ¿Señor Shiwara? —Un médico se acercó al hombre con su hijo en brazos, aunque un poco confuso de ver su mano vendada. —Emm... ¡Ehem! ¿Su esposa se encuentra en condiciones para poder hablar? Si no es mucha molestia —preguntó el doctor a Héctor. Por norma general, siempre se debe entregar primero a la madre a su hijo en brazos.

— ¿Huh? ¡Uh sí! —acomodándose rápidamente al lado de su esposa, llamándola suavemente para no despertarla de manera abrupta. —cariño, Ima, el doctor está aquí para entregarnos al bebe...—la sacudió un poco para que se comenzara a despertar.

Hmfp~ no estoy dormida~ —Se giró suavemente para poder observar a su esposo a los ojos. —Solo estaba des-Uahh~am-nam...estaba descansando. —Una pequeña sonrisa surco en sus labios.

—Jejeje, claro que sí —el adulto joven se hizo a un lado por unos segundos para que el obstetra le pudiera hacer entrega de su hijo a su madre.

Una vez que Ima pudo mirar más claramente sus alrededores, fijó sus ojos a la silueta del doctor; bajando un poco su mirada, hallo como este tenía un bulto en sus brazos. En un extraño instinto que ella misma no distinguió, olfateo un poco el aire y pudo captar su misma fragancia; la misma fragancia que podía oler de la pequeña figura envuelta en la suave manta.


¡HUSH!


A pesar de las pocas energías que tenía a causa del parto, una vez que puso los ojos en su hijo; algo dentro de ella había despertado. Haciendo caso a ese sentimiento de manera inconsciente, ella se enderezó con suma rapidez y se abalanzó con dirección al doctor frente a ella.

Ambos hombres vieron por unos segundos como Ima se había quedado estática en esa misma posición, fijando su mirada completamente a su recién nacido. Antes de que puedan decirle algo, Ima ya había quitado ferozmente al recién nacido de los brazos del doctor, quien ni siquiera se había dado cuenta de la desaparición del menor en sus brazos.

Una vez que se dio cuenta del peso menos, miró sus brazos para buscar algo, pero no lo encontró; observó por el piso con ansiedad y preocupación de que posiblemente lo hubiera dejado caer. Alzó su mirada para ver los rostros de sus clientes con cierto grado de terror y miedo. Pero al final, se topó con la vista de que la madre ya tenía a su hijo en brazos, pegando su criatura a su pecho y arropándolo protectoramente con su cola.

Ouff...si, Jeje, es verdad. A veces se me olvida que pueden pasar cosas como estas con las personas que presentan características de algún animal. Especialmente si es la madre, Uff~ —el doctor se limpió unas cuantas gotas de sudor frío de su frente.

—... ¿Eh? ¿Qué quiere decir con eso? —preguntó Héctor al escuchar lo que dijo el doctor acerca de cómo es algo normal que cosas como estas sucedan.

—Ah, sí, verá, en casos en los que la progenitora presente rasgos de algún animal o relación con alguno mismo, cabe la posibilidad de que surjan de ellas instintos maternos fuertes —explicando el doctor al joven padre frente a él.

— ¿En serio? Vaya, no sabía algo como eso —miro al techo en un gesto de contemplación.

—Jeje sí, es algo bastante interesante —el doctor se quedó unos momentos pensando antes de decir algo. —Muy bien señor Shiwara, iré por los papeles necesarios para registrar a su hijo, puede ahora mismo acompañar a su esposa. Cualquier cosa que necesiten, el cuerpo médico acudirá a su ayuda —refiriéndose a los otros médicos de la sala.

—Claro, no se preocupe, le doy las gracias por el trabajo que usted y todo el cuerpo médico ha hecho; hacer que no existiera ninguna complicación en el nacimiento de nuestro hijo. De verdad, no existen suficientes gracias para agradecerles a todos ustedes —inclinándose Héctor con una reverencia.

—No hay de qué señor Shiwara, después de todo es nuestro trabajo —dijo para comenzar a retirarse del quirófano.

Héctor viendo la salida del doctor, se acercó a un lado de su esposa, pero haciéndolo lentamente en caso de que ella lo atacase o algo por el estilo. Sinceramente le dio un poco de miedo lo que le podía hacer con esos instintos; si ya de por si era alguien bastante energética, no quería ver cómo sería Ima con sus instintos protectores a flor de piel.

Gulp...«Por favor que solo sea en la mano mala y no en la buena.», pidió Héctor en su mente una vez que ya estuvo lo suficientemente cerca de su esposa.

Héctor...

— ¡Ah-ehem! ¿Si, qué sucede cariño? —se había asustado al escucharla hablar, pero rápidamente pudo recomponerse. — ¿Necesitas algo? —interrogó una vez sintiéndose más tranquilo.

Míralo...—ella veía con sus ojos al pequeño en sus brazos, el cual parecía dormir pacíficamente. — ¿No es hermoso?—sus ojos conectaron con los suyos; varios sentimientos eran visibles a través de ellos, pero era evidente cuál era el que predominaba; felicidad.

La felicidad inundaba y se desbordaba en sus ojos cristalizados, su emoción era tal que no pudo evitar soltar sus lágrimas de alegría; para Ima, tener a su hijo en brazos durmiendo plácidamente en su pecho no hacía más que su amor por él creciera todavía más.

Héctor se quedó unos segundos observando la reacción de su esposa, para rápidamente acercarse a ella y rodearla con sus brazos. Ambos en este mismo instante compartían ese mismo sentimiento; el sentimiento de traer una nueva vida al mundo. Se trata del fruto del amor entre ellos dos; fruto que cultivarán para volverlo con el tiempo en un gran roble. Lo cuidarán, lo amarán, todo lo que un padre, todo lo que una madre...debe hacer.



~Murmullos~


« ¿Qué...sucedió?», aturdido por el anterior viaje, la conciencia del chico comenzaba a despertarse nuevamente. «Me siento...extraño... ¡Ghk! ¡La luz!», intentó levantar su mano hasta su cara en reflejo de cubrirse de la molesta luz.

¡Huh! ¡Mira, se está despertando! —La voz que parecía provenir de un hombre, hizo del joven detenerse por unos instantes.

«Una voz...esta voz...esa voz no es de él», la lucidez en su mente volvía de poco en poco. Intentaba moverse de su sitio, pero se sentía fuera de lugar, como si moverse fuera algo nuevo para él. «Qué-qué extraño, ¿por qué siento mi cuerpo tan...diferente?», siguió tratando, pero los resultados eran los mismos.

Parece un poco inquieto, ¿crees que tiene hambre? —La misma voz de antes. Esta vez podía confirmar casi al cien por ciento que no era esa cosa, no eran las voces que tanto le atormentaban; aparte de esa luz...eso-eso quiere decir que...

«Estoy...estoy en otro lugar», la impresión le hizo abrir enormemente los ojos, algo de lo que los dos desconocidos se habían dado cuenta.

— ¡Oh mira! abrió los ojos, pensé que los recién nacidos no podían abrirlos hasta dentro de un mes de nacidos —ahora podía verlos, con sus ojos ya acostumbrados a la luz, pudo observar como tenía en frente de él a un hombre y a una mujer; con el hombre comenzando a hablar. — ¿Crees que deberíamos decirle al doctor? —con un poco de preocupación filtrándose en su voz.

Jeje~ te preocupas mucho Héctor, yo digo que no hay nada de malo en eso —desestimando la preocupación de su esposo ahora teniendo ella una mejor apariencia, cómo también una mayor facilidad para hablar sin cansarse; parece que se estaba recuperando bastante rápido.

Al mismo tiempo que aquella pareja discutía del asunto, el niño en sus brazos estaba totalmente consternado, no sabía que estaba pasando, o siquiera donde estaba.

« ¿Qué...qué es esto?», fue el cuestionamiento que se hizo, pero antes de que pudiera si quiera darle alguna razón lógica a esta situación, su mundo se pintó de negro; el mismo negro abisal de donde se encontraba antes. «Ah, no...no, no, ¡¡No!! ¡¡Otra vez aquí!!», el pánico inundaba su mente rápidamente.



...Oh chico~ J̡̛̎̃ͩͩ͑ͣͣͮ́͜͏̵̶̨̱̙̯̮̰̠̥̬Ă̷̶̧̫̦̘̫̼̝͈̈́̆ͯͫ͐̇̓́͟͢͞͡ͅJ̸̵̰̭̩̖̦̮̮̠͋ͬ͐̐ͭ́ͦ̓͘̕̕͟͜͝A̢̢̘̟̜͚̣̹̘͓ͫͦ̋̔ͫ̋ͤ̾̕͟͢͜͝͝J̡̛̛̆ͨ̾̉ͣͬͬ̿҉̨̡̛͉̻̙̠̹̱̺̝͘A͋ͫ͐̾͋͆ͫ̑͏̸̧̢҉̢͏̴̫̪̹͎̻͈̮͚J̷̵̶̷̢̥̣̱̳̻̰̭͈ͣ̒ͯ͑ͫ̆́͛̕̕͡A̶̶̵̢̬͓̟̜͚͕̺͔͊̄̐͂̑͊͐ͥ̕͘͡͝J̴̷̸̨͈͕̝̦̣͍̫͓ͬ̇ͯͫ̏͒̃ͮ̕͟͜͞A̸̵̶̴̷̛̙͖̘̞̣͈̫̹ͦ̎̾̃͌̓͑̒͟͡ ¿No me escuchaste cuando te dije que irías a otro mundo~?



El coro de voces se presentaba una vez más, con el mismo tono burlón que ya le tenía acostumbrado, pero no menos horrible.

«... ¿Qué quieres?... ¡¿Qué es lo que quieres?! ¡¡¡ ¿Qué más quieres?!!! ¡¡¡Déjame en paz!!! ¡¡Solo déjame en paz!!! ¡¡Por favor!! ¡¡Solo,solo!!...¡Déjame~! ¡Solo~...! Solo~...»


¡S̶̈́͊ͮ͌̾̔̑̓̕͏̢̡̛͇͈͙̰̱̗͎͚͢͡I̷̴̸̡̛̻̫̮̪̙̱͈̙ͭͨ̒̊̔̽̓̾̀͟͜L̴̨̢̬̫̥̘͙̩̣̓͐̋ͥ͐͐̓̀́̚͜͝͠ͅE͐͑̊̊̿ͨ́͒҉͡҉̶̶̸̡͉͔͚̹̬̯̳̪̀N̎ͣ̇̊̿̈ͪ̊͏̴̶̵̵̷̣̹͓͖͇͎̳̝̕͠C̷͋̓̉ͦͯ͌͒ͤ̀̀͡҉̬̰̲̼͕̬̗̻͜͞͞I̷̶̡̧̨̛̛͖̝͉̮̠̘͕ͭ̎̿̾̔ͥ͋̋͝ͅO̢̡͋̏ͦͯͮ͂̎̐͘͢͡͏̢͏̦̱̼̹͖̖͍̭ ̶̧ͪ͒͛̑͐̂͑ͭ̕͟͟͝͡!̡͇̝̥̭̬̣̠̼


Todo se silenció. Cualquier maldición o pensamiento negativo que tenía hacia el ente fueron totalmente apagados; no sabía cómo, pero de alguna manera...había logrado apagar su voluntad.

Shh~ silencio~...así está bien. Quiero que escuches, quiero que entiendas, quiero que veas el parámetro completo~; sí...es verdad que ya no puedes escapar, que ya no puedes ser libre, que todo lo que queda para ti es...ser mi entretenimiento...Ufufu~Jujuju~JajajajajaJ̓ͭͭ͑̉̈̋͑́͏̶̶̸̵̟͇̬͉͖̠͕́͟ͅA̴̧̧̮̞̫̗͎̩̪̺ͥ̅̾ͦ̅̒̇͌͘͜͜͠͞J̍ͮͮ̌̒ͬͫ́́̀҉̸͖̱̭̟͈̖̳̩̀̕͟͡A̸̴̰͍̻̼̜̗͎͉ͣ̃̃̇̋̿͂̅̕͘͞͡͞͠J̸̵̈́̇̂͆͆̉ͤ͌͜͏̀͏͇̳̠̟̲̜͔͚̕͜Â̶̡̻̝̦̮͙͙̞̤͒̓̃͑̂̇́́̚̕̕͝͞J̷̴̸̡̼̳̞̩̞̯̘̳̏̔̈ͫ͒͂̆̑͜͢͜͡A̢͊̈̓̉ͯͬ͐͊͘͟͞҉҉̵̢̥̩̺͖̰̫͈̯J̷̨̛̠̝̟̝͉͈̤͙̇͛̋̒ͯ̊̊̋͘͘͜͢͡A̶̶̴̧̛̛͍̟̼̩̠̤̗̞̔̾̀͊ͯ̂ͫ̄̀́J̨͑͗̒̅̓̋̎̊͜҉̴̢̛̮͈̹̙͇͍͕̞̕͟Aͬͪ̈̽͐ͭ̓̓҉̷̷̴̢͎͉͇͕̗͔̼̼̀͘͜J̷̶̵͓̞̺͎̫̥͍̤̄̇̀ͧͮ̾̉̚͘͢͝͞͞A̸̎̔̾ͯ͋͊̈̾͘̕҉̵̶̥̲̻̥̼̹̮̰͘͡J̵̧̧͖̻͚̰̞̯͙̹̿̾̃ͦ̅ͩͮ́̚͟͢͡͡Aͭͩ̌ͦ͆ͣͣ́҉̵̶̡̢̧͚̜͉̠͙̙͕̖͘͞J̶̸̴̢̛̞̜͍̱̩̼̳͚͌ͨͯ̎͐̌̇̿͢͞͞A͌̃̌̌̐̏̉̋͡͠͡͡͝͏̸͏̭̪̱̺͍̖̻̭J̢̢̢̲͍͈͓͈̪̗̦ͣ̇͗̆̽͛͗̆̀͘͢͡͞A̛ͥ͌̓ͪ͒̑ͤ̀̕̕͝͡҉̡̞̯̣̺̱̟̘̠͟J̨̨̎͗̍̔̓̅̓ͧ́̕͢҉͉̣̠͍̳̖̝̖́̕Ā̷̷̡̡͉̙̯̲̭͖̫̖̽͑̇ͤ͗̓̃͟͢͜͟J̢͛̆͂̋̅̓̽ͩ͏̧̢̢̥͈̥͚̖̠̳̳̀͡͝Ǎ͌̈̓ͥ̑̎͐҉̵̴̮̗̦̙͇͈̭͙́͜͢͡͝J̸̨̢ͤ́̒̿̾̍̊̐͠҉̷̭̳̞̣̰͍͍͈̀͝Ą̵̵̸̧̰͍͓̬͇̮͈̱̿͌͛͐̏ͯ͑̄̀̕͞J̴̸̘̯̣̼̫̙̦̠̍̃̆̂̐̎̓̿̀͘͘͢͜͜A̡̢̛͓̰̯̭̠͕̫̫̐̇̊ͪ̾͂̑̀̀̀͟͡͡J̽̋́͂͗͛ͨ̔͏̢̥̩̗͚̫͈̻̣̕͟͢͟͟͞A̴͊̒͆ͬ̀ͧ͂̐͏̨̦̙̣̭̘̜͇̫́͘̕͞͝J̸̶͌͆ͣ̀̅ͭ̅̀̚҉̧͏̨̰̲̩̹̩̥̦͚͜Ą̷̴̵̨̲̭͍̱͚̬͙͓̓͒̆ͦͯ̈ͪͩ́̕͟J̓ͭͭ͑̉̈̋͑́͏̶̶̸̵̟͇̬͉͖̠͕́͟ͅA̴̧̧̮̞̫̗͎̩̪̺ͥ̅̾ͦ̅̒̇͌͘͜͜͠͞J̍ͮͮ̌̒ͬͫ́́̀҉̸͖̱̭̟͈̖̳̩̀̕͟͡A̸̴̰͍̻̼̜̗͎͉ͣ̃̃̇̋̿͂̅̕͘͞͡͞͠J̸̵̈́̇̂͆͆̉ͤ͌͜͏̀͏͇̳̠̟̲̜͔͚̕͜Â̶̡̻̝̦̮͙͙̞̤͒̓̃͑̂̇́́̚̕̕͝͞J̷̴̸̡̼̳̞̩̞̯̘̳̏̔̈ͫ͒͂̆̑͜͢͜͡A̢͊̈̓̉ͯͬ͐͊͘͟͞҉҉̵̢̥̩̺͖̰̫͈̯J̷̨̛̠̝̟̝͉͈̤͙̇͛̋̒ͯ̊̊̋͘͘͜͢͡A̶̶̴̧̛̛͍̟̼̩̠̤̗̞̔̾̀͊ͯ̂ͫ̄̀́J̨͑͗̒̅̓̋̎̊͜҉̴̢̛̮͈̹̙͇͍͕̞̕͟Aͬͪ̈̽͐ͭ̓̓҉̷̷̴̢͎͉͇͕̗͔̼̼̀͘͜J̷̶̵͓̞̺͎̫̥͍̤̄̇̀ͧͮ̾̉̚͘͢͝͞͞A̸̎̔̾ͯ͋͊̈̾͘̕҉̵̶̥̲̻̥̼̹̮̰͘͡J̵̧̧͖̻͚̰̞̯͙̹̿̾̃ͦ̅ͩͮ́̚͟͢͡͡Aͭͩ̌ͦ͆ͣͣ́҉̵̶̡̢̧͚̜͉̠͙̙͕̖͘͞J̶̸̴̢̛̞̜͍̱̩̼̳͚͌ͨͯ̎͐̌̇̿͢͞͞A͌̃̌̌̐̏̉̋͡͠͡͡͝͏̸͏̭̪̱̺͍̖̻̭J̢̢̢̲͍͈͓͈̪̗̦ͣ̇͗̆̽͛͗̆̀͘͢͡͞A̛ͥ͌̓ͪ͒̑ͤ̀̕̕͝͡҉̡̞̯̣̺̱̟̘̠͟J̨̨̎͗̍̔̓̅̓ͧ́̕͢҉͉̣̠͍̳̖̝̖́̕Ā̷̷̡̡͉̙̯̲̭͖̫̖̽͑̇ͤ͗̓̃͟͢͜͟J̢͛̆͂̋̅̓̽ͩ͏̧̢̢̥͈̥͚̖̠̳̳̀͡͝Ǎ͌̈̓ͥ̑̎͐҉̵̴̮̗̦̙͇͈̭͙́͜͢͡͝J̸̨̢ͤ́̒̿̾̍̊̐͠҉̷̭̳̞̣̰͍͍͈̀͝Ą̵̵̸̧̰͍͓̬͇̮͈̱̿͌͛͐̏ͯ͑̄̀̕͞J̴̸̘̯̣̼̫̙̦̠̍̃̆̂̐̎̓̿̀͘͘͢͜͜A̡̢̛͓̰̯̭̠͕̫̫̐̇̊ͪ̾͂̑̀̀̀͟͡͡J̽̋́͂͗͛ͨ̔͏̢̥̩̗͚̫͈̻̣̕͟͢͟͟͞A̴͊̒͆ͬ̀ͧ͂̐͏̨̦̙̣̭̘̜͇̫́͘̕͞͝J̸̶͌͆ͣ̀̅ͭ̅̀̚҉̧͏̨̰̲̩̹̩̥̦͚͜Ą̷̴̵̨̲̭͍̱͚̬͙͓̓͒̆ͦͯ̈ͪͩ́̕͟J̓ͭͭ͑̉̈̋͑́͏̶̶̸̵̟͇̬͉͖̠͕́͟ͅA̴̧̧̮̞̫̗͎̩̪̺ͥ̅̾ͦ̅̒̇͌͘͜͜͠͞J̍ͮͮ̌̒ͬͫ́́̀҉̸͖̱̭̟͈̖̳̩̀̕͟͡A̸̴̰͍̻̼̜̗͎͉ͣ̃̃̇̋̿͂̅̕͘͞͡͞͠J̸̵̈́̇̂͆͆̉ͤ͌͜͏̀͏͇̳̠̟̲̜͔͚̕͜Â̶̡̻̝̦̮͙͙̞̤͒̓̃͑̂̇́́̚̕̕͝͞J̷̴̸̡̼̳̞̩̞̯̘̳̏̔̈ͫ͒͂̆̑͜͢͜͡A̢͊̈̓̉ͯͬ͐͊͘͟͞҉҉̵̢̥̩̺͖̰̫͈̯J̷̨̛̠̝̟̝͉͈̤͙̇͛̋̒ͯ̊̊̋͘͘͜͢͡A̶̶̴̧̛̛͍̟̼̩̠̤̗̞̔̾̀͊ͯ̂ͫ̄̀́J̨͑͗̒̅̓̋̎̊͜҉̴̢̛̮͈̹̙͇͍͕̞̕͟Aͬͪ̈̽͐ͭ̓̓҉̷̷̴̢͎͉͇͕̗͔̼̼̀͘͜J̷̶̵͓̞̺͎̫̥͍̤̄̇̀ͧͮ̾̉̚͘͢͝͞͞A̸̎̔̾ͯ͋͊̈̾͘̕҉̵̶̥̲̻̥̼̹̮̰͘͡J̵̧̧͖̻͚̰̞̯͙̹̿̾̃ͦ̅ͩͮ́̚͟͢͡͡Aͭͩ̌ͦ͆ͣͣ́҉̵̶̡̢̧͚̜͉̠͙̙͕̖͘͞J̶̸̴̢̛̞̜͍̱̩̼̳͚͌ͨͯ̎͐̌̇̿͢͞͞A͌̃̌̌̐̏̉̋͡͠͡͡͝͏̸͏̭̪̱̺͍̖̻̭J̢̢̢̲͍͈͓͈̪̗̦ͣ̇͗̆̽͛͗̆̀͘͢͡͞A̛ͥ͌̓ͪ͒̑ͤ̀̕̕͝͡҉̡̞̯̣̺̱̟̘̠͟J̨̨̎͗̍̔̓̅̓ͧ́̕͢҉͉̣̠͍̳̖̝̖́̕Ā̷̷̡̡͉̙̯̲̭͖̫̖̽͑̇ͤ͗̓̃͟͢͜͟J̢͛̆͂̋̅̓̽ͩ͏̧̢̢̥͈̥͚̖̠̳̳̀͡͝Ǎ͌̈̓ͥ̑̎͐҉̵̴̮̗̦̙͇͈̭͙́͜͢͡͝J̸̨̢ͤ́̒̿̾̍̊̐͠҉̷̭̳̞̣̰͍͍͈̀͝Ą̵̵̸̧̰͍͓̬͇̮͈̱̿͌͛͐̏ͯ͑̄̀̕͞J̴̸̘̯̣̼̫̙̦̠̍̃̆̂̐̎̓̿̀͘͘͢͜͜A̡̢̛͓̰̯̭̠͕̫̫̐̇̊ͪ̾͂̑̀̀̀͟͡͡J̽̋́͂͗͛ͨ̔͏̢̥̩̗͚̫͈̻̣̕͟͢͟͟͞A̴͊̒͆ͬ̀ͧ͂̐͏̨̦̙̣̭̘̜͇̫́͘̕͞͝J̸̶͌͆ͣ̀̅ͭ̅̀̚҉̧͏̨̰̲̩̹̩̥̦͚͜Ą̷̴̵̨̲̭͍̱͚̬͙͓̓͒̆ͦͯ̈ͪͩ́̕͟...



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~Entretenimiento~




¡J̶̨̀́̀̕͡҉̦̥̱͇̟̱͔̣A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ A̧̢̛̞̟̖̻͖̬͍̕͢͢͞͞ͅJ̴̴̀͜͢͜͞҉̤̮̜̻̱͈̗̮A̶̡҉̢̦͈͓͕̰̺̫̮͘̕͟͢J̴̷̵̧̛̻̭̮͎̣͕͖͖̀͘͟A̶̡̛̼̱͈̠͔̯̖̠͜͢͡͡͞J̴̴̷̛̲̥̫̣͖̝͈̖̀̕͟͞A͏͏̶̧̢̫̱̠̱̖̮͓̜͘͜͞J̡̲̗̹̩͙̦̼̭̀̀̕͢͝͠͠A̴̷̢̧̛̙͇̠̣͕͉̜͘͝͝ͅJ҉̡̛̘͓̺̻̖͉̩̀͘͘͟͠ͅĄ̶̸̷̮̱̝̻͉̞̳͖͟͜͟͞J̸̷̷͢͠҉̵̥̭̲̣̯̪̻͢ͅA̴̵̶̡̡̙̝̭̳̗̘͚̮͟͡͠J̴͘͢͜͠͝͏̭̖̪̘̙͙͔̺̀A̧̨̧̢̨̛͙͍̦̜͔̫̹̠̕͜J̴̶̧̛̺̯͎̝̖̘͓͚̀͡͠͝A̢҉̷̨̢͍͓̳̫̞̻̭͕͢͡͠J̴̡̢̧͖͓̗̪͓̯̞̞͘͜͜͝A̷̸̛͜͜͞҉̝̥̲̲̜̪̮͢ͅJ̸̷̷̧͙͎̬̻̯͈̫̘̀̕͞͝Á̸̶̕̕͜͜͏̠̩̱͉̮̤̮̱J̴̢̛̻͔͇̼̠̭̹̰͟͜͢͠͠Ą̴̜͕̖͈̥̩̱̟̀͘͜͜͡͡J̧͏̶̵̴̜̖̩̯̯̯͔̩͟͞͡A̶̡̢̢̨̡̰̪͓̼̱͔̺͢͝ͅ!!




∞{-֍-}-ᴥ=—ᴥ֍ᴥ—=ᴥ-{-֍-}∞


— (...) Jum, supongo que fue por causa de que heredo tu quirk —Héctor concluyó la discusión que ambos tenían para buscar una explicación de por qué su bebe tenía ya los ojos abiertos antes del mes de edad. Ambos no sabían que tal cosa era algo bastante normal. —...aunque me hubiese gustado que hubiera heredado el mío. —Susurro en un intento de que su esposa no lo escuchase.

¿Qué dijiste? —parecía que la suerte no estaba de su lado ese día. — Me pareció haber escuchado "algo", ¿me lo podrías repetir? —Su mirada era exacta a la de un depredador en hambruna, listo para devorar a la presa ubicada frente a ella.

—...Eh-ehm-em Jejeje no, no yo no-yo solo dije que es genial él que tenga tu quirk cariño...Jeje —trato lo mejor posible para que su voz no se sacudiera tanto, no lo logro, pero parecía que su respuesta logró apaciguar a la bestia frente a él.

— ¡Jum! Como sea... ¿Huh? Héctor mira —su molestia se había disipado casi al instante una vez que se centró en el asunto entre sus brazos.

El recién nacido comenzó a soltar pequeñas lágrimas de sus ojos; pero, lo raro no era eso; lo que los intrigaba y asustaba un poco era la expresión de su cara, sus ojos totalmente abiertos con la boca entreabierta...no emitía ni un sonido de ella. Algo que para ellos no debería ser normal para un recién nacido.

—Héctor, tú-...—unos pequeños pujidos la habían detenido de decir algo. y como si supiera el origen exacto del sonido, ella volvió su mirada al pequeño en su regazo.

Uhu...Ahu-uhu~ ¡Aaahauhuuhu~(...)! —Repentinamente el niño había iniciado con un llanto, no tan alto en volumen, pero lo suficiente para que todos los que estaban adentro de la habitación pudieran escucharlo.

¡Oh! Bueno...creo que eso es algo normal —realmente Héctor no sabía muy bien las cosas que iban después del parto...o de los bebés, así que cada cosa que hiciera su hijo lo preocupaba de pensar si eso era algo normal; o si tenía que ir corriendo a por un doctor.

Jejeje~ solo debe tener hambre —acomodando al bebe en sus brazos para poder darle pecho por primera vez, el niño sorprendentemente pareció resistirse. — ¿Eh? ¿No quieres? —sorprendida de ver que su hijo parecía resistirse bastante a que le dé de comer.

—Eso es algo que yo incluso puedo decir que no es normal —levantándose de su lugar cerca a su esposa, se fue listo para preguntar a uno de los médicos de la habitación, solo que justo en ese momento el doctor de antes llegó con los papeles de registro para el nuevo niño que acababa de nacer.

—Muy bien señor y señora Shiwara, ¿tienen ya listo el nombre para su nuevo hijo? —Pregunto a la pareja con una ligera sonrisa y pluma en mano.

—Claro que sí, ¿no es así? —el padre le aseguró al doctor, para después mirar a su esposa, dándole la oportunidad de decir el nombre que escogieron para su hijo.

Ahh~ sí; su nombre es...






...Shiwara Akini...







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... ¿Qué es lo que podemos hacer? —Estas fueron las palabras de un hombre estresado, sentado en un sillón a la vez que se pasaba la mano por su cara, demostrando lo verdaderamente angustiado que estaba en ese momento.

—...Ahh...no lo sé. —Le respondió la voz igualmente angustiada. —Sé que se puede de otra forma, pero...no me gusta.

Lo sé, a mí tampoco me agrada, pero es necesario.

— ¡Mi hijo no está enfermo! —Vociferó en negación. — ¡Él...él no necesita de esas medicinas! ¡No necesita ser internado! ¡Solo! Solo ¡Ahgk!...Héctor~, no quiero ver cómo la vida de mi hijo depende solo de unas medicinas, no...no sé si podría soportarlo~ —rompiendo en llanto, se dejó caer nuevamente al sofá.

Su esposo como siempre acudía a su auxilio, tratando de que su compañía la hiciera olvidar lo que ahora mismo estaba pasando.

Tiempo después de que le dieron de alta a Ima del hospital, fueron directo a recoger sus cosas del departamento que en ese tiempo rentaban. Buscaron por mucho una casa la cual les convenciera, pero buscando esta vez un poco más lejos, lograron adquirir una a un buen precio en el distrito de Hosu. Se mudaron a ese lugar lo más pronto que pudieron, pero les atrasó de hacerlo por varios problemas que ahora debían solucionar.

Ahh...que jodido está esto —Maldijo para sí mismo Héctor, sentado en una mesa con una lámpara alumbrando al periódico que estaba leyendo.

No pudiendo conciliar el sueño después de aquella discusión, se fue a sentar en la sala, con solo una pequeña lámpara que servía de acompañante en una mesa de centro. Uno de los principales problemas que tenían ahora era la pérdida de su empleo, siendo justo unos meses antes de que el bebé naciera. En ese tiempo vivían en otro lugar, antes de este estrecho departamento. Todavía recordaba cómo le había dado la noticia a Ima.


~Hace 8 meses


¡¿Qué te despidieron?! ¡¿Por qué?! Con una cara de total incredulidad y enfado, pero por dentro bastante preocupada.

No lo sé, solo...solo lo hicieron —su actitud y la forma en la que se movía parecía inquieta, siempre manteniendo su vista fija en otro lugar, fuera de los ojos de su esposa.

—Héctor... ¿Qué es lo que sucedió?

—Será mejor que empecemos a empacar, a los altos mandos de la isla no les gusta que los empleados ya despedidos se queden viviendo en sus departamentos —explico rápidamente a la vez que corría por toda la habitación, guardando todas las cosas de valor en un maletín.

— ¡Espera Héctor! ¡¿Me puedes decir que es lo que está pasando?! —Con la incertidumbre y el miedo creciendo dentro de ella, agarró la cara de su esposo y lo obligó a que lo mirara directamente a los ojos. —Por favor, sé honesto... ¿Está todo bien? —cuestiono con una mirada afligida en su rostro.

Héctor ante esto solo pudo agarrar su mano con delicadeza, esta vez procurando siempre mantener su mirada en contacto con la de ella.



Sí...todo está bien.


~.


El solo recordarlo le provocaba una sensación de hundimiento en su corazón. Agitó su cabeza en un intento de sacar esos pensamientos infructuosos; no había tiempo para recordar, ahora mismo tenía que encontrar un trabajo. Desde ese momento, tuvieron que comenzar a vivir con los ahorros que tenían guardados, lo bueno fue que había lo suficiente en el baúl hasta el nacimiento de su hijo. Desgraciadamente Ima no podía mantenerlos por mucho tiempo con su trabajo, después de todo sus ingresos no son regulares, aparte de que estaba gestando en esos momentos.

Su esposa siempre fue aficionada con las artes marciales, ella había crecido con ellas, así que no fue sorpresa para él que ella inaugurara un dojo en uno de los locales en venta que estaban cerca de su futura casa. Lo habían logrado comprar debido a los ahorros que tenían guardados de su anterior trabajo, ahorros los cuales empezaban a escasear; no fue un gasto barato, aunque era bastante obvio que pasara eso; comprar una casa, un local para dojo y aparte comprar todo lo necesario para ello fue un pago bastante grande.

¡Arghh! «¡Necesito encontrar algo, lo que sea!», golpeando su cabeza contra la mesa, alzó su mirada una vez más al periódico que reposaba en el mueble; lo hizo en caso de que se le haya pasado algo por alto de entre las páginas, más en concreto, un anuncio de trabajo—. Ahhg...¿Cómo podría-uh? ¿Qué es esto?...Uhh, "Se necesita electricista"...Uff, creo que es mi mejor opción.

Sabía que era un trabajo no tan remunerado como el que tenía antes, pero era lo único que lo podía mantener ocupado antes de tratar con algo mejor. «Aunque...no, será mejor de esta forma, tal vez y pueda conseguir un mejor puesto dentro de esa estación eléctrica», pensó en otra forma de sacar dinero y que sea más rápido, pero su orgullo no le permitió; así que decidió que sería mejor ir escalando posiciones dentro del trabajo.

Veámos —sacó de su bolsillo derecho un celular, presionando fervientemente las teclas de los números de la pantalla táctil. —...Hmf.


¡Click!

— ¿Hola? Buenas tardes...sí...me gustaría tener un puesto de trabajo en la planta eléctrica...ok...claro, ¿una capacitación?...no, no tengo ningún problema... ¿Mañana?....sí, no hay problema...claro...de acuerdo ...muy bien, muchas gracias por su hospitalidad. —Tras terminar su conversación por voz, Héctor se tomó un tiempo estático en el mismo lugar, y finalmente soltó un suspiro de alivio, sacando la tensión que había generado su cuerpo que no sabía que tenía hasta que se desplomó en su silla. «Huff...bueno, solo tengo que pasar el examen de capacitación, no debe ser muy difícil».


→/-/



Y como tenía previsto, el examen no fue muy difícil para él, obteniendo el trabajo de forma bastante sencilla; por ahora estaría encargado en el mantenimiento básico y en la transportación de materiales, pero eso no importaba, le ponía feliz que ahora podía ayudar a su esposa con los gastos de la casa, del agua y todo lo que ahora mismo debían.

«Uugh...odio los impuestos», pensó ensombrecidamente mientras cargaba dos cajas llenas de cables y utensilios para soldar. «Solo un par de años...solo unos dos años y podremos pagarlo todo». Tratando de tranquilizarse, se repitió varias veces que al final todas sus deudas finalmente se pagarían; no importa si son un par de años más que esperar.




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Lo habían logrado...finalmente lograron estar en un equilibrio económico estable gracias a los esfuerzos de Ima y Héctor. Ambos habían recolectado el suficiente dinero para poder pagar cada una de sus deudas; primero fueron los servicios primordiales que necesitaba la casa, cosas como los servicios del agua, la luz, el drenaje, el internet, etc. Y eso sería propiamente de la casa, no falta decir que la pareja casi muere de un paro una vez que vieron la cuenta del local del dojo, ya que de por si no era suyo el local, sino que era rentado.

Bien podrían haber usado el dinero que les quedó guardado en la cuenta de ahorros en el banco, pero ninguno de ellos dos quiso utilizarlo, habían acordado que no se tocaría ningún centavo de ese monto resguardado; solo utilizándolo en momentos de suma urgencia.

Aahh~ finalmente~ —exhaló placenteramente a la vez que tronaba su espalda. —Ya no más cuentas ¡Jajaja~!.... ¿Uh? ¿Qué sucede Ima? —preguntó Héctor a su esposa al ver que ella parecía no disfrutar de haberse librado de los gastos abrumadores. — ¿No estás contenta?

—Claro que lo estoy, es solo que...Ahh...él me preocupa —respondió preocupada por la persona a la que se refería.

—...Lo sé, yo también lo estoy.

Ambos sabían de quién hablaban. Si bien es cierto que pasaron dos años desde que su hijo nació, éste no hizo más que provocarles fuertes migrañas. En un principio, fue su extraña abstinencia a comer, provocando que su desarrollo se mermara de poco en poco; lo llevaron a todos los pediatras disponibles y no decían nada que ya habían escuchado antes, cada doctor repetía las mismas palabras que ya les había dicho con anterioridad. Tenían el estrés pegando a flor de piel por creer que se trataba de una enfermedad peligrosa que no conocían.

El niño presentaba desnutrición y defensas inmunológicas bajas. Varias veces tuvieron que ir corriendo al hospital cuando observaban como su hijo de momentos dejaba de respirar. En esa época su hijo solo sobrevivía gracias a los suministros de medicina que le daban los doctores, cosa que ellos les advirtieron que si él bebe seguía con estas extrañas acciones...no viviría.

Exasperados, fueron con varios pediatras para ver si podían siquiera hacer algo para salvar a su querido hijo. Varios de ellos recetaron que le dieran fórmula o que la madre le diera leche materna en un biberón, aunque parecía algo bastante absurdo para ellos después de todo lo que pasó anteriormente, aquel método pareció raramente funcionar, algo que los dejó bastante confundidos por unos cuantos días, e incluso semanas. Akini tomaba de su biberón; aunque a veces simplemente lo ignoraba, él en unos minutos regresaba y se tomaba vorazmente todo el contenido dentro del chupete.

En los últimos exámenes médicos resultó estar fuera de peligro, actualmente sus defensas inmunológicas llegaron a los niveles normales dentro del rango de los niños de su edad, eso les había alegrado bastante; tanto, que se habían ido a dormir temprano por no resistir el cansancio que les dejó saber que su hijo estaba finalmente bien.

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