✭TWENTY TWO✭
Capítulo largo, espero que lo disfruten✨
La reina Han siempre se caracterizó por su fuerte carácter y sabias decisiones en el trono, lo hizo más notorio cuando tuvo que tomarlo totalmente tras de la muerte del rey. No se vio capaz de coronar en ese entonces a Hyunjin, sus hijos estaban pasando por un terrible y difícil capítulo en sus vidas con la pérdida de su padre, y darle esa responsabilidad a su primogénito era demasiado arriesgado y desconsiderado; un chico tan joven e inestable emocionalmente no podía tomar el trono en esas condiciones, por lo que tomar esa responsabilidad ella misma le resultó una mejor solución, por lo menos hasta que Hyunjin fuera capaz de asumir su rol como rey. Claro que no muchos estuvieron de acuerdo con esto porque debido a las leyes, el primogénito debía tomar tal responsabilidad automáticamente si el rey muere o toma la decisión de dejar el trono, pero al ver la manera en la que la reina tomó el control de todo, llegaron a la conclusión de que tenía mucho potencial para reinar ella sola.
Con el pasar del tiempo, los problemas y relaciones entre los reinos se hicieron cada vez más complicadas debido a la considerable pérdida de hadas alrededor del bosque, por lo que la reina se negó a abandonar el trono en medio de situaciones tan problemáticas; no quería admitir su aparente miedo a que su hijo terminara de la misma manera que su esposo debido a la ambición de los humanos, porque si una vez ya habían logrado capturar a un rey, ¿qué los detenía de volverlo a hacer?
Hyunjin ya tenía veintiún años, rozando los veintidós, ya estaba en una edad adecuada para ser coronado, ya tenía los estudios y experiencia suficiente para por fin preceder a su padre, pero esa noche, había empezado a dudar sobre la cordura de su propio hijo al haberle solicitado algo tan estúpido como liberar a Lee Minho.
ㅡNo voy ni siquiera a considerarloㅡse negó la mujer sin apartar la vista de su hijo, su ceño fruncido mostrando la molestia que golpeó en su serㅡ¿De dónde sacas esas ideas? Lo esperaría de Jisung, ¿pero de ti?
ㅡMamá...ㅡla llamó con suavidad, relajando su expresiónㅡSabes que tengo razón, aunque no nos guste, Minho no hizo nadaㅡcerró sus ojos con fuerza, aún sin poder creer que estaba ahí, defendiendo a un jodido cazador solo por su hermanoㅡSi no fuera porque nos avisó, Jisung estaría muerto.
ㅡNo digas eso, nunca digas eso de nuevoㅡlo regañó, negándose de nuevo a accederㅡVe a tu habitación a descansar, aún debes ir a visitar a las hadas del pueblo antes de que oscurezcaㅡse levantó del trono, acomodó su ropa y empezó a caminar hacia la salida sin dirigirle la mirada.
Hyunjin mordió su labio inferior con duda, buscando una manera de convencerla; ni siquiera sabía por qué estaba haciendo todo eso si a él tampoco le agradaba la idea de dejarlo ir, sea como sea, era un Lee, perteneciente a la familia más conflictiva de cazadores. Su razonamiento le decía que no podía castigarlo por los crímenes de sus antepasados, eso sería un tanto injusto; se regañó a sí mismo por su propia moral, porque por más que quisiera castigarlo, no podían juzgarlo por eso.
ㅡJisung está enamorado de élㅡsoltó sin más, viendo a su madre detenerse tan pronto terminó la oración, ganándose su mirada afligidaㅡEstá muy triste porque Minho está encerrado aquí sin razón alguna... Ellos convivieron estando en la ciudad, creo que Jisung desarrolló sentimientos hacia él durante todo ese tiempo y me pidió su libertad debido a eso.
ㅡ¿Qué?ㅡrespondió sorprendida, negando con la cabezaㅡJisung no sabe lo que quiere... Él aún no ha madurado.
ㅡJisung es maduro cuando quiereㅡse acercó a la mujer, tomándola por los hombros con suavidadㅡHay muchas cosas sobre Jisung que tú no sabes, mamá. Es un chico muy valiente, poniéndose en peligro siempre por todos. Sé que es muy impulsivo y rebelde, pero a veces si sabe qué es lo que quiere, y en esta ocasión, está decidido en amar a Lee Minho a pesar de saber quién es.
ㅡNo... Él no puede... Es un cazador, Hyunjinㅡlo miró, sintiendo sus ojos cristalizarse y su pecho doler.
ㅡLo sé, también odio toda esta situación, pero Jisung no dejará de insistir con él, lo conozco.
ㅡ¿A dónde va a llevar todo esto?
ㅡNo lo séㅡse encogió de hombrosㅡPero no creo que Lee quiera meterse en problemas de nuevo con nosotros, allá afuera ya no hay un grupo tan grande de cazadores con los que pueda aliarse.
ㅡ¿Por qué confías en eso? Está en su sangre ser un cazador cruel, a lo mejor solo está esperando otra oportunidad para dañar a tu hermano y-
ㅡNunca lo dañó cuando tuvo la oportunidad de hacerlo... No me siento bien diciendo estas cosas sobre él, pero es la verdad. El odio que le tenemos a los cazadores hace que veamos siempre el lado malo, pero de alguna manera, Jisung no ve un lado malo, sino que descubrió uno bueno.
ㅡ¿Estás seguro de que lo quiere?ㅡpreguntó luego de un silencio, sus lágrimas mojando sus mejillas.
Hyunjin asintió rendido, limpiando sus mejillas con el dorso de su mano. La reina no pudo hacer nada más que lamentarse, siempre quiso que sus hijos fueran felices, que encontraran un amor genuino como el que ella tuvo. Se odió a sí misma al arrebatarle esa oportunidad a Hyunjin al alejarlo de Jeongin, porque, aunque supiera que eso estaba prohibido, tenía el alivio de que su hijo estaba experimentando el amor verdadero, viéndolo tan feliz siempre, y aun así, hizo que se comprometiera con una total desconocida con la que tenía el deber de tener una familia y reinar un lugar desconocido también, y hacerle lo mismo a su hijo menor estaba resultando difícil. Ella estaba consciente de que el corazón no elige de quién enamorarse, simplemente pasa, así como ella se enamoró del padre de sus hijos, así como Hyunjin se enamoró de un soldado... Y así como Jisung se enamoró de un cazador.
ㅡHablaré con el Consejo Realㅡdijo en voz baja, convenciéndose de que su hijo estaba en lo correcto, convenciéndose de que estaba tomando una buena decisión por su hijo.
Pero primero, esa noche debía hacerle una visita a Lee.
Hyunjin sonrió débilmente, satisfecho con la respuesta a sabiendas de que Jisung iba a saltar de la emoción, dándole una agradable sensación en el pecho, porque después del dolor porque el que su hermano tuvo que pasar, deseaba verlo feliz, o al menos quería darle un poco de alivio.
Le dio las buenas noches a su madre y se dirigió a la habitación que compartía con su prometida. Caminó en silencio por los enormes y solitarios pasillos, llegando inconscientemente a la puerta de Jeongin. Estuvo unos segundos parado ahí, simplemente viendo la puerta con el fuerte deseo de ver a Jeongin, de dormir a su lado y llenarlo de besos, pero se vio obligado a apartar esos pensamientos, ellos habían terminado por las buenas ya, no debía darle más ilusiones si ya todo estaba claro. Apretó sus manos en puños, reteniéndose con todas sus fuerzas para no caer ante esa idea tentadora, su mano picaba por tocar la puerta y ser atendido por un Jeongin somnoliento que lo recibiría con una enorme sonrisa. No, ya no podía. Suspiró con tristeza y siguió su camino sin dudar de nuevo, sin ver hacia atrás.
Porque ahí ya no había nada más que hacer.
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Seungmin no apartó la mirada de la pequeña caja de galletas en sus manos en un inútil intento de calmar su nerviosismo. Esa misma tarde, recibió un mensaje de Félix en donde le detallaba a qué horas y en dónde se verían, acordando en un lugar no muy a las afueras del bosque por la seguridad del pelimorado.
Decir que estaba listo para verlo, era una total mentira, porque la verdad era que tenía muchísimo miedo de lo que Félix podría decirle.
Apretó en sus manos la pequeña caja sin darse cuenta, asustado, ¿qué tal si lo había citado para pedirle que jamás en su vida se atreviera a buscarlo? ¿qué tal si no llegaba y lo dejaba plantado e ilusionado? Bueno, debía admitir que lo merecía, sin tan solo le hubiera dicho sobre la identidad de Minho, tal vez el escenario fuera diferente, nada de eso hubiera pasado y se hubiera ahorrado el daño que le ocasionaron.
ㅡSeungmin...ㅡllamaron a sus espaldas, sobresaltándolo más de lo que debería.
Se giró rápidamente hasta que su mirada encontró la del otro. No supo como reaccionar, se veía tan angelical, delicado como siempre, pero llevaba sus alas escondidas, causando que una corriente de tristeza se instalara en su pecho.
Se levantó del tronco en el que estaba sentado, aún con la caja estrujándose en sus manos y se posicionó frente a él, buscando algo que decir sin sonar patético.
ㅡYo... T-Te traje estoㅡextendió la pequeña caja decorada, esperando con sus fuerzas que Félix no lo rechazara, eso solo lo haría sentir humillado.
Félix sonrió cálidamente, vio con cierto dolor sus muñecas lastimadas por las cuerdas con las que lo habían amarrado y la tomó entre sus manos, dándose cuenta de que los bordes estaban arrugados por la fuerza ejercida en las zonas. Seungmin reaccionó y también lo notó, regañándose mentalmente por haber sido tan descuidado justo en ese momento. Ya ni siquiera sabía qué hacer debido a su agitado corazón, latiendo como loco contra su pecho, dándole una sensación de querer llorar que parecía crecer cada segundo que pasaba.
ㅡLo siento... Puedo conseguir o-otraㅡse disculpó, haciendo el amago de tomar de nuevo la caja.
El pelimorado apartó la caja y la hizo a un lado en total silencio, y sin previo aviso, se acercó lo suficiente para rodear con sus brazos el cuerpo del pelirrojo, dejando escapar un sonoro suspiro de alivio mientras cerraba sus ojos, había extrañado esa sensación de abrazarlo, sintiéndose cómodo cada vez que pegaba su cabeza a su pecho.
Seungmin logró reaccionar segundos después, correspondiendo el abrazo con un poco de lentitud, convenciéndose de que realmente estaba pasando, realmente Félix estaba ahí, abrazándolo con cariño, en total silencio, escuchándose únicamente el sonido de las ramas chocando entre sí gracias al frío viento que atravesaba el bosque a esas horas de la noche, llenándolo de una calma inexplicable, la calma que había estado necesitando desde hace un tiempo.
ㅡEstoy muy feliz de que estés bienㅡsusurró Seungmin luego de un largo silencio, acariciando la cabeza del más bajoㅡNo sé cómo pedirte perdón sin que suene trillado.
ㅡNo fue tu culpaㅡnegó con la cabeza, apartando las lágrimas que se asomaban en la esquina de sus pequeños ojosㅡLamento todo lo que te dije, me sentí engañado y actué así por mis emociones en ese momento, estuve muy dolido, pero ahora todo ha mejorado y sé que tuviste también tus razones, o eso quiero creer... Así que lo lamento.
Seungmin se sintió aún peor ante esas palabras porque nada justificaba la manera en la que le mintió, solo que se vio atrapado entre Minho y él, no supo cómo actuar cuando sus sentimientos por Félix empezaron a crecer, llevándolo a cometer errores de los que siempre se iba a arrepentir. Tomó el rostro de Félix entre sus manos y lo miró fijamente, limpiando con sus pulgares las lágrimas que brillaban en sus mejillas de manera silenciosa, y besó su frente, demostrando de esa forma sus sinceros sentimientos hacia esa pequeña y hermosa hada, no teniendo ninguna duda de que a pesar del daño en sus alas, seguiría siendo el hada más perfecta que alguna vez vio, porque la belleza de Félix no sólo era exterior, sino que iba mucho más allá, abarcando completamente su forma de ser, siendo eso lo que lo había cautivado desde el principio.
ㅡ¿Quieres comer galletas conmigo?ㅡpreguntó con un pequeño puchero en sus labios, sonriendo automáticamente ante el lento y tímido asentimiento de Seungmin.
Ambos se sentaron sobre un gran tronco, abrieron la pequeña caja y empezaron a comer una a una las galletas, hablando sobre temas al azar que los hiciera olvidar el mal rato que habían pasado. Félix tenía la certeza de que las cosas entre ambos iban a ir mejorando poco a poco, sin presiones; en ese preciso instante, su compañía era más que suficiente para mantener la calma que tanto había estado necesitando y anhelado durante un tiempo, regalándose sutiles sonrisas y tímidas miradas que significaban más de lo que creían.
Los dos metidos otra vez en su pequeño mundo en el que no importaba nada más, porque el pasado ya fue y no podían estancarse en eso si esperaban que lo que había entre ambos funcionara.
Porque Félix quería a Seungmin, y Seungmin a Félix, así que, ¿por qué seguir pensando en eso?
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Jisung por primera vez iba realmente emocionado a su encuentro con Minho, haber hablado con Hyunjin al respecto le daba una pequeña esperanza de que todo se resolvería, que todo estaría bien, por lo menos para Minho.
Esta vez, él mismo pidió secretamente preparar la bandeja de comida, eligiendo ciertos platillos que no eran tan insípidos como los que normalmente comía. Se dirigió hacia la puerta de la prisión, saludando amablemente al guardia que había estado permitiéndole pasar cada noche, guardando su secreto a pesar de que tenía claro que, al ser descubierto, podría ser castigado; Jisung se hizo una nota mental de subirle la paga a ese buen guardia en agradecimiento, porque a pesar de que debía obedecerlo por ser un príncipe, sabía que también podría meterlo en problemas, y lo que menos quería era que por su culpa fuera castigado.
Tarareó una canción en voz baja mientras bajaba las interminables escaleras, teniendo sumo cuidado de no desordenar nada de la bandeja, no quería derramar las bebidas tampoco. Minutos después, por fin bajó el último escalón, suspirando aliviado; siguió el rastro de luz hasta llegar a su destino. Se detuvo frente a la celda de Minho, un poco extrañado porque no estaba despierto como siempre solía recibirlo, frunció un poco el ceño, confundido, más no alterado, solo debía esperar un poco más a que despertara, no quería interrumpir su sueño. Se sentó con sus piernas encogidas hacia su pecho frente a los barrotes de la celda, esperando pacientemente, pero mientras más minutos pasaban, más desesperado se encontraba. Quiso ser paciente, pero nunca se había quedado dormido tanto tiempo, además de que no podía pasa toda la noche ahí, debía regresar a su habitación.
Hizo un puchero inconscientemente, estaba emocionado por hablar con Minho sobre lo que había discutido con Hyunjin.
ㅡOye, Minhoㅡsusurró, rodeando con sus manos los barrotes de la celda, acercando su rostro en el espacio que había de por medio con la intención de acercarse másㅡMin, despierta, debes comerㅡhabló un poco más fuerte, tratando de llamar su atención, pero nada.
Volvió a fruncir el ceño, ahora un poco alarmado. Lo escuchó quejarse en voz baja cuando se giró hacia él, abrazándose a sí mismo, dándose cuenta finalmente de que no estaba del todo dormido, se veía más pálido y demasiado débil.
Se levantó rápidamente, asustado por ese cambio radical, porque apenas el día anterior estaba bien. Caminó de un lado a otro, pensando en qué hacer hasta que se detuvo de golpe ante una idea un poco estúpida.
¿Qué tan prudente sería entrar a la celda? A decir verdad, no era para nada prudente hacerlo, eso estaba más que prohibido, y si era descubierto, el castigo sería mucho peor que solo entrar a la prisión del castillo. Mordió su labio inferior con duda, se asomó un poco hasta las gradas, notando que todo estaba en total silencio y oscuro, no había absolutamente nadie cerca. Dejó de perder el tiempo pensando, y caminó de nuevo hacia la celda, tomó la cerradura entre sus manos y en un corto tiempo, el sonido de la cerradura abriéndose se escuchó, haciéndolo sonreír levemente ante sus propias capacidades.
Abrió la puerta de la celda, adentrándose en ésta con sumo cuidado. Era un poco aterrador estar ahí, las paredes eran demasiado frías al igual que el suelo, ni siquiera había una cama en la cual poder descansar cómodamente, porque claro, los prisioneros no merecían tantas comodidades, ese pequeño lugar tenía únicamente un pequeño retrete y un lavamanos para uso personal.
Con un poco de timidez se puso de cuclillas frente a Minho, extendió su mano y lo movió levemente, tratando de que despertara, pero seguía quejándose como si algo lo estuviera lastimando, tenía una expresión de dolor en su rostro y apenas abría los ojos. Tomó su rostro entre sus manos y lo sintió, estaba ardiendo en fiebre, sudando a pesar de que estaba haciendo frío.
Jadeó asustado. Se sentó con la espalda pegada a la fría pared y jaló como pudo a Minho hacia su regazo hasta posicionarlo de una manera que no lo hiciera sentir incómodo.
ㅡVamos, Min, ¿qué pasa?ㅡvolvió a moverlo.
Inhaló y exhaló en un intento de mantener la calma, puso una mano en su frente y la otra en su mejilla, cerró sus ojos y con mucha concentración utilizó su poder de curación, esperando que con eso fuera suficiente para mejorar la condición en la que se encontraba. Segundos después, sintió como un poco de su energía había salido de su cuerpo, haciéndolo sentir solo un poco débil ya que no había sido mucho el esfuerzo ejercido.
Echó su cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared mientras se recuperaba.
ㅡJisung...
El peligris se reincorporó rápidamente, dirigiendo la mirada al chico que seguía recostado en sus piernas. Minho acarició la mano de Jisung que aún seguía en su mejilla y cerró los ojos, demasiado débil para reaccionar de otra manera al tener al menor tan cerca de él de nuevo.
ㅡ¿Cómo te sientes?
ㅡMejorㅡrespondió sin abrir los ojos, aún acariciando su suave manoㅡNo sé qué pasó, de repente me empecé a sentir muy mal.
ㅡEs el frío que hace en este maldito lugarㅡafirmó molestoㅡTe dije que te cubrieras bien, Minhoㅡlo regañó, dándole una palmadita en la frente.
Minho se volvió a quejar, formando un puchero en sus labios debido al regaño, gesto que hizo reír a Jisung.
Había pasado un largo tiempo desde que estuvieron de esa forma, acariciándose cariñosamente, riendo de cualquier cosa mientras el tiempo pasaba a su alrededor sin que nada más importara.
ㅡ¿Tienes hambre?ㅡpreguntó el menor luego de un ratoㅡAhora no traje comida fea.
ㅡQuiero quedarme asíㅡrespondió Minho, volviendo a cerrar sus ojos con una pequeña punzada de vergüenza ante sus propias palabras que simplemente salieron sin haberlas pensado antes.
ㅡEstá bienㅡasintió sin dejar de mirarloㅡIgual tengo que hablar contigo.
ㅡHazlo entonces.
ㅡHablé con Hyunjin sobre ti...
Minho abrió los ojos con sorpresa, encontrándose con la dudosa mirada del menor. Con esfuerzo, se sentó, quedando frente a frente.
ㅡ¿Sobre qué exactamente? ¿Van a matarme o algo así?ㅡpreguntó demasiado afligido, confundido ante la risa del otroㅡNo te rías, no quiero morir.
ㅡClaro que no es esoㅡnegó con la cabeza. Y Minho pudo respirar normalmente de nuevoㅡVoy a sacarte de aquí.
ㅡNoㅡse negó con voz dura, agachando la miradaㅡMerezco estar aquí, ya lo asimilé.
ㅡSabes que no es así.
ㅡSoy un Lee, Jisung, créeme, estar encerrado aquí no es nada a comparación a lo que realmente deberían hacermeㅡrió sin gracia.
ㅡTú no eres tu familiaㅡagarró sus manos, buscando su miradaㅡ¿Por qué insistes en merecer todo esto?
ㅡTe hicieron mucho daño.
ㅡ¿Otra vez con eso?ㅡsuspiró sonoramente, frustrado ante la culpa innecesaria que Minho estaba poniendo sobre sus hombrosㅡNo fue tu culpa, fue culpa de Seo Changbin y su ejército de cazadores. Entiendo que no tomaste las mejores decisiones, pero te arriesgaste a salvarme. No quise aceptarlo al principio, pero luego de pensarlo un tiempo, supe que definitivamente, este no es tu lugarㅡle dijo con total seriedad y decisión, manteniendo la mirada del mayor.
ㅡEres demasiado buenoㅡsonrió débilmente, tratando de convencerse a sí mismo de todo lo que Jisung le decía, pero le estaba resultando un tanto difícilㅡNo volveré a verte de nuevo si me liberan, ¿cierto?ㅡel dolor en su pecho se hizo nuevamente presente, pero debía preguntar solo por si acaso.
Jisung guardó silencio, incapaz de responder, porque decirlo en voz alta sería mucho peor que solo pensarlo. Apartó la mirada y sonrió.
ㅡPor ahora, debes comer, recuperarte de esta extraña fiebre y cubrirte muy bien, ¿entendido?
Minho asintió con una sonrisa también, perdido en los bonitos ojos de la preciosa hada frente a él, completamente inmerso en éstos, dejando en segundo plano el hecho de que Jisung llevaba a la vista sus maravillosas alas.
A Minho ya no le interesaban sus alas, solo quería tener un poco de paz con el chico que quería, por lo menos una última vez.
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La reina se mantuvo quieta mientras sus sirvientas peinaban su cabello en un delicado peinado que dejara a la vista y resaltara sus mejores facciones. Pidió que con el maquillaje hicieran lo posible por tapar las notorias ojeras bajo sus ojos, no había podido dormir toda la noche pensando en qué debería hacer, buscando respuestas sobre qué tipo de decisiones debería de tomar por el bien de sus hijos, de su reino.
Con la intención de hablar con Minho, se encaminó hacia la prisión del castillo en medio de la noche, convenciéndose de que tal vez si hablaba con él, creía que dejarlo libre sería una buena opción y no un total error. No confiaba del todo en que Jisung supiera que era lo que quería, tenía miedo de acceder a algo de lo que se arrepentiría.
Saludó al guardia de la prisión, haciendo una mueca al verlo totalmente pálido, como si estuviera horrorizado. El guardia hizo una reverencia, demasiado nervioso y abrió la puerta; dejó pasar ese notorio comportamiento y bajó rápidamente las gradas en total silencio, preguntándose si hacer algo como eso sería buena idea. Al bajar el último escalón se detuvo de golpe al escuchar el murmullo de unas voces, preocupándose terriblemente al reconocer a la perfección la voz de su segundo hijo.
Se asomó con cuidado, encontrándose con su hijo dentro de la celda junto al cazador. ¿Por qué Jisung tenía que ser tan lanzado? Se culpó a sí misma por la crianza que le dio a, que él fuera rebelde era su culpa porque nunca supo como controlarlo, solo le hacía caso a su padre porque era mucho más duro, pero luego de su muerte, tomó una actitud aún más rebelde y ella no hizo lo suficiente para corregirlo.
Prestó atención a la conversación, alerta por si algo salía mal con su hijo ahí adentro, sin embargo, su preocupación se alejó al escuchar a Minho hablar con sinceridad, aceptando su castigo a pesar de que le estaban dando la oportunidad de salir, echándose la culpa del daño a Jisung cuando había ayudado a salvarlo, culpándose por ser un Lee.
Regresó a su habitación cuando se aseguró de que Jisung cerrara la celda de nuevo. Se recostó en su solitaria cama, analizando en su cabeza cada palabra escuchada en ese corto lapso de tiempo. Pensó en su esposo, deseando que estuviera ahí para decirle qué hacer porque todo se le estaba yendo de las manos.
Lloró en silencio por un momento, sacando todo lo que se veía obligada a esconder durante el día, debatiéndose sobre lo que estaba correcto y lo que no.
Y es por eso, que esa mañana se encontraba demasiado cansada, notándose demasiado en su expresión de cansancio.
ㅡYa está listaㅡhabló una de las mujeres, terminando de aplicar el maquillaje en su rostro, luciendo tan pulcra y delicada como siempre solía verse.
Asintió y ordenó que todos se retiraran. Debía tomar una decisión ese día antes de que Hyunjin tuviera que irse de nuevo, había hablado con el Consejo Real la tarde del día anterior, y era obvio que las opiniones estaban muy divididas, con solo saber que querían dejar libre a uno de los Lee luego de todo lo que habían ocasionado a la raza de las hadas, los hacía sentir molestos, llegando a la conclusión de que la reina debía tomar la decisión final, confiando en que tomaría la mejor.
Entró al enorme salón acompañada de dos de sus más leales soldados. Jisung y Hyunjin ya estaban sentados en sus respectivos tronos, ambos muy bien vestidos y peinados, demostrando que eran de la realeza, dejando a la vista sus alas dignas de dos poderosos príncipes. A un costado del salón, estaba el Consejo Real, todos muy serios, expectantes a las decisiones de la reina, y al fondo, unos cuantos periodistas que se encargarían de dar la noticia tanto en el reino de las hadas como en la ciudad sobre su dictamen final en cuanto al gran cazador Lee Minho.
Las puertas se abrieron nuevamente, dejando a la vista a Minho, encadenado de las manos y los tobillos, siendo acompañado de dos soldados posicionados a cada costado. Minho levantó la mirada y se encontró con la temerosa mirada del peligris. Le sonrió discretamente, haciéndole saber que todo estaba bien y que sea cual sea su destino, estaría bien.
Jisung estaba terriblemente asustado, por lo que le resultaba difícil mantener la mirada en alto, su corazón latía con fuerza con cada segundo que pasaba, poniéndose mucho peor cuando su madre por fin habló.
ㅡBuenos días a todos, estamos aquí para determinar otra vez el destino del joven Lee Minho, de la última generación de la familia Lee, los cazadores de hadas profesionales de la ciudadㅡmurmullos se escucharon alrededor ante la presentación del culpable en cuestión, generando cierto descontentoㅡSe le ha culpado de ser partícipe del reciente ataque al bosque junto a Seo Changbin en el que muchas de nuestras hadas, incluyendo a mi hijo Han Jisung y mi soldado Yang Jeongin fueran capturados y eventualmente torturados por otros cazadoresㅡse detuvo, manteniéndose en total calma.
ㅡ¡Es culpable!ㅡgritaron al fondo, ganándose una seria mirada por parte de la reina.
ㅡDespués de unos días analizando la situación, se discutió sobre qué tan culpable podría ser, tomando en cuenta que fue él mismo el que vino desarmado hasta aquí junto al cazador Bang Chan a contarnos el plan que se ejecutaría luego de la caza masiva de hadas. Ambos cazadores vinieron desarmados, revelando la ubicación de Seo Changbin y su ejército de cazadores para planear una estrategia de contra ataque hacia ellosㅡsiguió contando los sucesos, notando la confusión en algunos rostros, especialmente en los periodistas que tomaban nota de todo lo que estaba diciendo, por lo que debía ser específica. Bang Chan fue liberado, pero Lee Minho fue enviado a prisión por su propia voluntad, siendo él mismo el que lo sugirióㅡotra pausa, estaba nerviosa, llegando a su decisión justo en ese momentoㅡDebido a todo esto es que se tuvo que hacer una reunión con el Consejo Real, todos con opiniones diferentes hasta que por fin, me vi en la obligación de tomar una decisión.
Minho cerró sus ojos con fuerza con la cabeza agachada, temiendo de que incluso le pusieran un castigo aún peor del que ya tenía, viendo un poco lejana la posibilidad de salir de ahí porque viendo la reacción de todos, era obvio que no lo querían sacar a pesar de explicaron todo tal y como había pasado, y no los culpaba, las hadas estaban hartas de cazadores como él.
La reina tomó las manos de sus hijos a cada lado, tomando la fuerza necesaria para revelar su decisión.
ㅡMi decisión ante el prisionero Lee Minho, luego de todo lo antes mencionado, es que debe ser liberado y enviado a su hogar en la ciudad...ㅡdijo sin apartar la vista de los ojos de Jisung que rápidamente se llenaron de lágrimas, musitando un gracias silencioso mientras las quejas de descontento se abrían paso en todo el salónㅡNegándosele totalmente la entrada al bosque a él y a cualquier otro humano a menos que se haga un acuerdo en el que sea estrictamente prohibida la cazada de hadas en la ciudadㅡse dirigió más hacia los periodistas, enviando un claro anuncio al gobierno del país.
Minho dejó escapar todo el aire que había estado reteniendo y cayó sobre sus rodillas, lleno de alivio y al mismo tiempo de una tristeza abrumadora que le impedía mantenerse equilibrado sobre sus pies, regresar a la ciudad significaba no ver a Jisung de nuevo porque ya no tenía más razones para hacerlo.
El ruido del salón empezó a disiparse poco a poco, permitiendo que pudieran salir de ahí y seguir en sus labores. Los soldados tomaron a Minho y se encaminaron con él hacia la salida en donde se ordenó que fuera escoltado hasta la ciudad, sin darle la oportunidad de acercarse a Jisung, alejándose cada vez más con el fuerte deseo creciendo en su interior de ir hacia él.
Jisung quiso correr y despedirse, pero no podía hacerlo ante tantas personas, por lo que una sonrisa y una despedida con la mano fue suficiente para decirle un último adiós al hombre del que se había enamorado.
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Este es el final de la historia, espero que la hayan disfrutado❤
Mentiris, el siguiente es el final ya, espero que no se hayan aburrido y les haya gustado este cap, yo me sentí triste escribiéndolo jajaja
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