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✭TWENTY ONE✭

Seungmin sintió su corazón latir fuertemente al ver el nombre de la persona que le estaba llamando justo en ese momento, considerando por unos instantes que era producto de su cabeza. Con torpeza agarró su celular, respiró hondo y contestó, ansioso por el silencio al otro lado de la línea.

ㅡFélix, ¿eres tú?ㅡfue el primero en hablar luego de un abrumador silencio por ambas partes.

Seungmin... Hola.

Pequeñas lágrimas abandonaron sus ojos tan pronto escuchó la bonita voz de Félix, sintiendo como el peso en su pecho desaparecía ante el alivio de saber que estaba bien.

ㅡ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿Has estado comiendo?ㅡlas preguntas salían rápidamente de su boca, preocupado y desesperado por saber cómo estaba.

La suave risa de Félix se escuchó al otro lado de la línea, dándose cuenta de lo rápido que Seungmin podía llenarlo de calidez y ternura, olvidando por un momento la situación en la que se encontraban. Estaba un tanto molesto consigo mismo, preguntándose si lo que quería realmente era perdonarlo y dejar pasar todo lo que había sucedido semanas atrás. Lo había pensado minuciosamente durante un par de días, reflexionando al respecto y decidió que la mejor solución sería hablar con él y ver que pasaba después, tal vez si lo veía, podría tener una visión más clara de lo que quería hacer con respecto a él, porque no iba a negarse a sí mismo que todavía sentía algo.

Estoy bien... ¿Y tú?

ㅡYo, uhm, estoy bien, muy bien ahora que te estoy escuchandoㅡsonrió inevitablemente, limpiando sus propias lágrimas.

Me alegra saber esoㅡsuspiró, apartando el nudo en su garganta con mucho esfuerzo. Apretó con nerviosismo el celular en su mano, dudando de sí mismoㅡQuisiera saber si... ¿Podemos vernos?

ㅡ¡Si!ㅡexclamó, feliz, aún sin poder parar el silencioso lloriqueoㅡS-Solo dime cuándo y e-en dondeㅡtartamudeó un poco debido a la mezcla de emociones en su interior.

Claro, te escribiré más tarde... Adiós, Seungmin.

ㅡS-Si, adiósㅡsoltó un sonoro suspiro al momento en el que la llamada se cortó, soltando sollozos audibles.

Todo ese tiempo pensó que había sido su culpa que Félix haya salido lastimado, y era algo que no era capaz de perdonarse todavía. Pero saber finalmente que estaba bien y que quería verlo, era suficiente para por fin tener una noche de paz en la que podría dormir tranquilamente. Muchas cosas hacían falta en su vida, Félix y Minho eran lo principal, pero ahora, por lo menos la parte de Félix ya no faltaría.

O eso esperaba.

El silencio sepulcral de la prisión reinaba en altas horas de la noche junto al frío que se filtraba por las rocosas paredes. Jisung se mantuvo tranquilo, concentrado en su plato de comida mientras escuchaba únicamente el sonido de los cubiertos chocar entre sí cada vez que Minho los movía.

Una larga y extraña semana había pasado desde la primera vez que Jisung bajó en busca de Minho, sintiendo desde esa vez un creciente deseo por ayudarlo, solo que todavía no sabía exactamente cómo debía hacerlo porque en su posición, a pesar de ser un príncipe, no era nada sencillo tener que convencer a su madre de dejarlo libre después de lo caótico que fue todo, además, seguían tomándole demasiada importancia al hecho de ser un Lee, cazadores con los que tuvieron que lidiar desde hace muchos años atrás por sus muy sonadas cazas de hadas.

Dejó escapar un sonoro suspiro, desilusionado, percatándose de pronto que había estado jugueteando desinteresadamente con su comida.

ㅡ¿Estás bien?ㅡse atrevió a hablar Minho al ver la expresión del menor, dejando su comida de lado para acercarse un poco másㅡNo luces bien.

ㅡEh, si, lo estoyㅡrespondió simple, subiendo la mirada hasta encontrar la del pelinegro.

ㅡSabes que puedes decirme lo que seaㅡpor un momento creyó que no había sido bueno soltar algo así en esa situación, sin embargo, estaba preocupado por él. No sabía qué pretendía de todas formas, estaba consciente de que Jisung no querría ni siquiera ser su amigo, pero no podía evitar sentirse interesado por su bienestar, quería ayudarlo con sus preocupaciones a pesar de que la confianza entre ambos estaba totalmente rota y sin ánimos de repararse.

ㅡ¿Terminaste de comer ya?ㅡcambió de tema, otra vez apartando la mirada, excusándose en recoger los utensilios que había utilizado.

A Minho se le estrujó el pecho ante tal acción.

ㅡSi... Gracias otra vez por venirㅡasintió, haciendo lo mismo con los que él tenía para luego pasárselos a través de los barrotes de la celdaㅡTenías razón.

ㅡ¿Mm?ㅡlo miró, listo para levantarse del suelo e irse con todas las cosas en sus manosㅡ¿Sobre qué?

ㅡSobre la comida del castillo... Tú dijiste que es insípida y aburrida, y pues tienes razónㅡse acercó a los barrotes, sintiendo su corazón removerse con alegría al escuchar por primera vez después de mucho la risa del peligris, sonando tan perfecta, adorable y melodiosa para sus oídos.

ㅡ¿Entiendes ahora por qué me gustaba tanto comer hamburguesas?ㅡsonrió, recordando instantáneamente que la última vez que comió hamburguesas fue cuando Minho lo sorprendió con éstas en su casa, esa noche que seguía siendo inolvidable para él, su última noche en la ciudad, su última noche con Minho. Siguió sonriendo tontamente sin darse cuenta, y Minho sonrió también, deduciendo los pensamientos del menor al notar el leve sonrojo en sus mejillas.

ㅡLo entiendo perfectamente, Sunggie.

El menor salió de su corto trance y se sintió nervioso, sacudió su pantalón con sus manos, y le dio una última mirada de anhelo a Minho.

ㅡBuenas noches, Min, cúbrete que hace mucho frío.

ㅡ¿Volverás mañana?ㅡpreguntó en voz baja, sosteniendo la triste mirada que quiso esconder sin éxito alguno. El menor asintió en silencio y con lentitud, dudosoㅡBuenas noches entoncesㅡsonrió con tristeza, viendo desaparecer a Jisung en la penumbra, volviendo a su estado habitual, recordándose a sí mismo que merecía todo lo que estaba viviendo y que debía soportarlo, incluso el dolor de ver a Jisung y no tenerlo era algo que se había agregado a su tormento, pero de alguna manera, sentía un cierto destello de felicidad por tener la oportunidad de admirarlo.

Jisung logró respirar con normalidad tan pronto estuvo de nuevo en el pasillo, sosteniendo con fuerza el montón de cosas que llevaba en sus manos en su afán de calmar sus nervios. Había empezado esa pequeña dinámica en la que iba a visitar a Minho, llevándole más comida y cambiando sus mantas para que pudiera cubrirse del frío; odiaba saber que seguía en esa solitaria prisión, pero cuando estaba cerca de él, no sabía como dirigirse, se volvía incapaz de mantener una conversación sin sentir que el aire le empezaba a faltar a causa del inmenso dolor en su pecho.

Lo extrañaba, lo admitía totalmente, quería estar a su lado, poder dormir con él y decirle que todo estaba bien, pero seguía debatiéndose consigo mismo al respecto. ¿Tanto quería a Minho? Si, esa era la verdad, lo quería demasiado, quizás lo amaba y por eso estaba dispuesto a olvidar el engaño, dispuesto a dejar de lado que era un Lee. Ese solo pensamiento hacía que sus ojos se llenaran de pequeñas lágrimas, de seguro Hyunjin estaría demasiado decepcionado de él si sabía que aún tenía fuertes sentimientos por un cazador como Minho, porque estaba consciente de lo mucho que su hermano había sufrido también.

Pero entonces, ¿qué hacía con su propia felicidad? ¿cómo podía solo borrar sus sentimientos como si nada?

Suspiró cansado cuando entró a su habitación luego de darle todas las cosas a los sirvientes, algunos lo miraban con cierta sospecha porque cada noche, Jisung les daba un montón de platos y cubiertos sucios, cosas que ellos nunca le llevaron, pero ¿quiénes eran ellos para cuestionarlo? Solo debían obedecer.

Se recostó en su cama, incapaz de poder dormir; esa noche, Félix le había dicho que no podía quedarse con él, así que luego de un largo tiempo, estaba solo de nuevo, pensando todo lo que lo estaba atormentando. Luego de unos largos minutos, el sueño se apoderó de él, deseando poder despertar en un escenario diferente de su vida en el que ya no tuviera que preocuparse por lo que estaba pasando.

Quizás él podía de una vez cambiar todo su propio entorno con sus acciones, dejando de lado sus dudas y yendo directo en contra de lo que no debía hacer, haciéndole caso a sus propios sentimientos.

Y sus sentimientos apuntaban directo a Lee Minho.


La noticia sobre la visita del príncipe heredero Han Hyunjin y su prometida Kim Sihyeon se esparció como pólvora dentro de todo el castillo, causando un enorme revuelo por todos lados, manteniendo ocupado a los sirvientes que caminaban apresurados por todos lados arreglando y limpiando para que el castillo luciera impecable. En la cocina era un total caos, se había pensado en darles la bienvenida con un elegante almuerzo junto a la reina, el segundo príncipe y los miembros del Consejo Real.

Jeongin no pudo mantenerse quieto desde que escuchó tal noticia, ansioso y sin deseos de dejar su habitación durante todo el día. No sabía exactamente cómo debía actuar ante la inesperada llegada, estaba destrozado, el dolor emocional que eso le causaba era muy agotador, sintiéndose cada vez con más ganas de huir. Aún no podía creer que toda su relación se redujo a nada de manera tan repentina y en un momento tan cruel de su vida, porque ahora, Hyunjin estaba comprometido con una princesa, ¿cómo podría competir con eso? Sin duda alguna, no tendría oportunidad de nuevo.

Se regañó a sí mismo, diciéndose duras palabras sobre que era un tonto por aún mantener alguna esperanza, que era un idiota si creía que Hyunjin iba a poner sus ojos de nuevo en él, era obvio que Hyunjin no correría hacia sus brazos de nuevo.

Que equivocado estaba.

ㅡYang, debes ir a tu puestoㅡun soldado de mayor rango tocó la puerta de su habitación muy temprano, sacándolo de sus pensamientos.

ㅡ¡Voy en seguida!ㅡrespondió, levantándose de su cama rápidamente sin más opciones que obedecer.

No debía mostrar debilidad, tenía que mantenerse firme, no quebrantarse porque hacer eso sería exponerse de manera ridícula, debía mostrarle a Hyunjin que estaba bien, que no habían razones para preocuparse por él a pesar de que su mayor deseo era que lo consolara durante horas, refugiándose en sus brazos, perdiéndose en su reluciente sonrisa y besando sus suaves labios como solía hacerlo.

Suspiró por última vez, viéndose en el espejo. Lucía mucho mejor, con más energía, notándose únicamente las cicatrices del duro momento en el que se vio involucrado. Lo iba a superar, todavía estaba joven, casi terminaba su entrenamiento para por fin obtener de manera oficial su nombramiento como soldado, habían cosas de las que debía ocuparse y su mente no podía solo estar en su ahora, ex novio.

Colocó la boina color azul oscuro en su cabello rubio, haciendo juego con su nuevo uniforme del mismo color, aseguró sus armas en el cinturón amarrado a su cadera, revisó que sus botas negras estuvieran impecables y salió de su habitación, manteniendo una expresión seria, empujando lejos cualquier sensación de querer llorar, porque ese no era momento de hacerlo, era momento de recibir a los próximos reyes del reino Kim.

Hyunjin reconoció perfectamente su hogar tan pronto entraron a los límites del bosque después de cuatro largas horas de viaje. Mentiría si dijera que no había extrañado todo eso, tal vez estaba siendo exagerado, pero incluso el aire parecía ser diferente, un aire más familiar y agradable. Movió su pierna derecha demasiado impaciente, viendo a través de la ventana las nubes que tapaban el sol, pensando en un montón de cosas que lo ponían ansioso y triste.

Sihyeon analizó sus movimientos desde la mañana, y no pudo pasar por alto lo despistado que estaba, tropezando con todo lo que había en su camino y luciendo distante cada vez que le hablaban; quiso creer que era por la emoción de ver a su familia de nuevo, pero al mismo tiempo, descartaba esa opción. Desde que Hyunjin se mudó a su castillo, cada noche lo escuchaba sollozar casi en silencio, y a las mañanas siguientes, se notaba como si nada le estuviera pasando; tal comportamiento le daba curiosidad, porque sabía que los sentimientos con los que estaba cargando no eran por simplemente extrañar a su madre y hermano, sino que había algo más profundo que eso, los sollozos no solamente eran de tristeza, sino que sonaban más desgarradores y profundos.

ㅡYa casi llegamosㅡavisó la pelinegra en un intento de mantenerlo en calma, deteniendo el movimiento de la pierna del mayor con su mano.

Hyunjin miró rápidamente la delicada mano de la menor, sus dedos decorados con lindos anillos, pero causándole dolor uno en específico: el de compromiso. Le sonrió, tratando de lucir tranquilo, luego dirigió su mirada a su propia mano, viendo fijamente su anillo de compromiso también, brillando tan majestuoso, un anillo que le daba responsabilidades que no deseaba y una vida entera llena de desdicha; se sentía mal por Sihyeon, porque era demasiado buena y comprensiva para estar con alguien como él que vivirá enamorado de otra persona por el resto de su vida, pero no había nada más qué hacer, ninguno tenía otra opción.

En cuestión de minutos, ya se encontraban estacionados frente a la gigantesca puerta del castillo. Sihyeon acomodó el corto velo para tapar su rostro y bajó del lujoso auto con la ayuda de un soldado que los esperaba ya en la entrada. La pelinegra esperó a su prometido y cuando éste bajó, puso su mano alrededor del brazo que Hyunjin le había ofrecido, regalándole una corta sonrisa.

Los primeros en recibirlos fue la reina, realmente feliz por ver de nuevo a su hijo a pesar de que habían pasado solo dos semanas y media desde que se fue. Caminaron siendo resguardados por soldados hacia el gran salón en donde la mesa con el banquete ya estaba en su lugar.

Jeongin estaba muy seguro de que la vida lo odiaba lo suficiente como para que justo en esa ocasión, lo tuvieran que ubicar en una de las esquinas del salón con la única tarea de vigilar que todo estuviera en orden. ¿No podían ubicarlo en el jardín o en el bosque como a sus compañeros? Él no estaba seguro de cómo podría actuar frente a la llegada del príncipe heredero, no tuvo tiempo para prepararse. Las puertas abriéndose de par en par lo sobresaltaron exageradamente, causando que su corazón golpeara con más fuerza contra su pecho. Apretó su mandíbula y mantuvo la mirada fija hacia una de las grandes ventanas del salón, buscando como entretenerse y no buscar con la mirada a Hyunjin.

ㅡSean bienvenidos, el almuerzo está listoㅡdijo la reina con una gran sonrisa, tomando asiento en la punta de la mesa con Hyunjin a su lado derecho y Sihyeon a su lado izquierdo.

Hyunjin apretó sus manos en puños cuando su mirada se detuvo en Jeongin parado firmemente en una de las puertas del salón, evadiendo por completo su mirada. Quiso llorar con fuerza en ese preciso instante al verlo bien, mucho mejor que como lo vio la última vez, ¿cómo se suponía que debía mantener la calma ante esa situación? Simplemente no podía, solo deseaba abrazarlo, decirle lo mucho que lo amaba y pedirle perdón por haberse ido de esa manera, por comprometerse con alguien más que no fuera él y arruinar sus deseos de permanecer juntos.

Cerró sus ojos con fuerza y fijó su mirada en otra cosa para distraerse. Jeongin por su parte, se aseguró de no derramar ninguna lágrima frente a todos, y estaba esforzándose al máximo por mantenerse neutro, porque si su mirada se encontraba con la de Hyunjin, estaba seguro que se pondría a llorar justo ahí. Además, Kim Sihyeon era quizás, la mujer más hermosa que había visto en su corta vida, una hermosa princesa con alas brillantes y grandes, como debía ser.

Y él no le llegaba ni a los talones, así que, ¿cómo Hyunjin podría preferirlo ahora?

ㅡDebo ir al baño, empiecen sin mí, regreso en seguidaㅡle susurró a su madre quien asintió sin problema alguno, levantándose de su silla para dirigirse hacia otra de las puertas del salón, la puerta que estaba cuidando Jeongin.

Justo en ese momento, una gran cantidad de personas entró, cargando grandes bandejas de comida para posicionarlas en la mesa. Esa pequeña distracción fue suficiente para rozar a propósito su mano con la de Jeongin al pasar a su lado en señal de que lo siguiera. Jeongin se tensó ante el apenas toque, sintiendo cosquillear su estómago, debatiéndose sobre si debía seguirlo o no, y antes de que fuera demasiado tarde, dejó su puesto para ir tras el castaño a paso lento, indeciso, con sus piernas fallando levemente ante el nerviosismo.

Hyunjin tomó su muñeca al verlo pasar por el pasillo y lo jaló adentro de una de las habitaciones vacías. Jeongin no tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió los brazos del castaño rodearlo con fuerza, sollozando en su oído; lentamente subió sus brazos también, regresándole el gesto mientras dejaba escapar todo el aire que mantuvo retenido durante todo ese tiempo sin darse cuenta, permitiendo que sus mejillas se mojaran con sus lágrimas silenciosas.

No sabían ni siquiera qué decirse, el sentimiento era demasiado fuerte y doloroso, manteniéndolos en su mundo en el que solo existían ellos dos, en silencio.

ㅡLo siento tanto Innie...ㅡlo presionó contra su cuerpo, sintiendo que no era suficiente la fuerza ejercida en el abrazoㅡLamento todo esto.

ㅡE-Está bienㅡrespondió cortamenteㅡEstá bien

ㅡNo, no lo estáㅡsollozóㅡNo te cuidé como debí, te dejé solo y me comprometí, ¿Cómo eso va a estar bien?

ㅡSé que es tu deber hacerloㅡno sabía de dónde había sacado tanta calma, sólo quería derrumbarse, pero debía ser fuerte por ambos.

ㅡTe amo, de verdad lo hago, no quiero irme y dejarte de nuevo... No quiero hacerloㅡnegó repetidas veces con la cabeza, escuchándose como una súplica.

Jeongin alejó suavemente el cuerpo del mayor para por fin verlo a los ojos. Acunó su rostro entre sus manos y limpió sus lágrimas, sonriéndole con cariño en busca de darle paz.

ㅡYo también te amoㅡHyunjin volvió a llorarㅡY de verdad entiendo que es tu deber hacer lo que haces, eres muy valiente al tener que dejar todo por salvar a los que amas. Ese es el Hyunjin del que estoy enamorado.

ㅡPero no podremos estar juntos nunca más... No tuve opción, Innie, de verdad que pensé en otras maneras, pero no pude hacer nada más, necesitábamos al ejército... Y esa fue la única manera.

ㅡLo séㅡsuspiró, calmando su silencioso llanto-ㅡNo te preocupes por mí, vamos a estar bien.

Hyunjin asintió, entendiendo perfectamente que esa era su ruptura oficial, siendo ese momento en el que sus vidas tendrían que seguir adelante sin estancarse en ese amor que no podía ser, dejando todo en claro. Lo miró sin saber qué decir, tomando el valor para acercarse lo suficiente y besarlo con suavidad, demostrándole lo mucho que lo amaba y lo extrañaba, un beso lleno de anhelo y tristeza por parte de ambos, un beso de una despedida definitiva.

Al separarse, Jeongin lo abrazó por última vez, aferrándose a su cuerpo con fuerza.

ㅡTe amo, Hyunjin.

ㅡY yo a ti.

Sihyeon tomó asiento de nuevo en la mesa, realmente confundida e inquieta, entendiendo por fin el dolor de su prometido. Mordió su labio inferior, reprimiendo esa amarga sensación en su pecho. Ella estaba muy segura de que un matrimonio arreglado no tenía amor de por medio, se lo dijeron siempre; veía a Hyunjin como un buen chico, responsable y amable, todavía no podía asimilar el hecho de que sería su pareja, el padre de sus hijos y rey de su reino, porque apenas con sus veinte años, no estaba lista para eso.

Hyunjin amaba a alguien más y ahora lo tenía claro, su prometido estaba perdidamente enamorado de un soldado del castillo y ahora entendía mejor su profunda tristeza. Recordó la vez que se conocieron, él le mencionó el nombre de Jeongin, dejándolo solo como un soldado al que le tenía aprecio, pero después de escuchar esa corta conversación, supo que no le había dicho la verdad, ¿y cómo culparlo? Ella no era alguien de su confianza.

Cuando vio al castaño salir, notó muy bien como uno de los soldados iba tras él, dándose cuenta de lo nervioso y tenso que estaba; no quería parecer entrometida, pero la manera en la que secretamente se habían comunicado le dio un poco de curiosidad, sabía que no era algo tan simple, así que los siguió con cautela hasta encontrar la verdad.

Quería ayudarlo de alguna manera, liberarlo de ese compromiso a pesar de que ese había sido el trato con sus padres, pero su corazón era débil, no podía permitir ese matrimonio que estaba destinado a fracasar, porque de ninguna manera serían felices.

Vio a Hyunjin entrar de nuevo al salón, seguido por Jeongin varios segundos después, los dos como si nada.

El almuerzo fue largo y un poco aburrido, Jisung estuvo emocionado por tener a su hermano de regreso, aunque al día siguiente debía regresar. Pero con el pasar del tiempo, se sintió cada vez más nervioso. Quería hablar con él respecto a Minho, no sería nada fácil convencerlo, pero lo iba a intentar, su madre siempre lo escuchaba más a él por ser el mayor, así que esa era su primera opción. Preparó en su mente todo lo que iba a decir, decidido y seguro con que eso era lo que realmente quería, porque había llegado a la conclusión de que quería más a Minho de lo que imaginaba, y no podía dejarlo mucho más tiempo en aquella solitaria prisión.

ㅡHyunjin, necesito hablar contigoㅡJisung jaló la manga de su hermano cuando el almuerzo terminó, ya todas las personas levantándose de sus sillasㅡPor favor, es importante.

ㅡClaroㅡasintió, haciendo una reverencia hacia los demás invitados junto a Jisung y ambos salieron en dirección al jardín.

Se mantuvieron en total silencio por unos instantes, apreciando el agradable clima de ese día. Jisung estaba ansioso, llenándose de valor para empezar a hablar, pero todavía no salía ninguna palabra de su boca, jugueteando con sus dedos.

ㅡDime, ¿sobre qué quieres hablarme?ㅡpreguntó sin mirarlo, juntando sus manos en su espalda con suma seriedad.

ㅡEs sobre Minhoㅡrespondió directamente en voz baja, viendo hacia sus pies.

Hyunjin se detuvo y se giró a verlo, ¿había escuchado bien? Ojalá que no, porque de ninguna manera dejaría que su hermano se acercara de nuevo a ese cazador.

ㅡ¿Es en serio, Jisung?

ㅡQuiero que lo liberen.

La frustración y molestia empezaron a hacerse paso en Hyunjin, confundido.

ㅡ¿Por qué querrías eso? ¿Es que no te quedó claro que ese estúpido cazador no merece vivir?

Jisung se encogió ante la dura voz de su hermano, pero no podía dejarse intimidar.

ㅡSabes que Minho ayudó a salvarnos, ¿por qué lo encerraron?

ㅡEs un cazador, ¿por qué todavía te cuesta entender eso?ㅡfrunció el ceño, evidentemente molesto con la actitud de su hermano menor.

ㅡHyunjin, por favor, escúchame primero.

ㅡHabla entoncesㅡsiguió viéndolo, tratando de calmarse.

ㅡMinho no tuvo nada que ver el ataque... Si recuerdas, ese día trató de advertirnos que el ataque sería al día siguiente, no ese mismo día.

ㅡAún así, él iba a ser parte de ese plan.

ㅡNos advirtió para que estuviéramos preparados, sino fuera porque Changbin decidió aparecer antes, los daños hubieran sido menores.

ㅡJisung, ¿te estás escuchando?

ㅡSi, y es por eso que te pido que te detengas a pensarlo... Minho vino desarmado, dispuesto a salvarnos, pero lo encerraron.

ㅡÉl se ofrecióㅡapretó la mandíbula, negándose a sí mismo a ceder a cualquier cosa que su hermano le estuviera pidiendo por más lógica que empezara a tener todo.

ㅡLo estuve pensando y...ㅡmordió su labio inferior con dudaㅡCreo que deben sacarlo, no hizo nada malo.

ㅡTe mintió, Sung, estuviste todo ese tiempo con él y nunca te dijo nada.

ㅡNunca intentó cazarme, tuvo la oportunidad de hacerlo y no lo hizoㅡlo miró con súplica.

Hyunjin no quería aceptar que tenía razón, si se detenía a pensar muy bien los hechos y las cosas que pasaron después, Minho salía como alguien inocente, agregando que fue hasta él a contarle en el plan de Changbin, les sugirió sobre hacer un ejército más grande y gracias a eso pudieron salir adelante con el plan. Analizó a su hermano, encontrando en su mirada algo que lo atemorizaba aún más, algo que se negaba a aceptar porque su hermano es un hada, y Minho un cazador.

ㅡ¿Tú lo quieres, cierto?

La pregunta tomó desprevenido al menor, causando que toda esa barrera de chico fuerte desapareciera, sintiéndose expuesto totalmente. Agachó la mirada y sin poder enfrentarlo, asintió.

Hyunjin acercó a su hermano y lo abrazó con cariño, brindándole seguridad y tranquilidad. No estaba para nada seguro de su siguiente decisión, debía pensarla muy bien antes, pero ya no tenía tiempo, el día siguiente debía irse.

ㅡEstá bien, hablaré con mamá.

Jisung se separó de su hermano y sonrió ampliamente, sabiendo perfectamente cuál sería su siguiente movimiento.

El capítulo está más largo de lo usual. Espero que les haya gustado, hace falta un capítulo más para el final, o eso creo jajaja

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