𝄈𝄈Veintisiete𝄈𝄈
Al despertar, lo primero que Jisung sintió fue a su lobo totalmente destruido en su interior. Por un momento ignoró en donde se encontraba, las personas con uniformes de hospital que lo rodeaban y el dolor sofocante en su cuerpo, solo podía pensar en las incontrolables ganas de llorar que aparecieron al saber perfectamente las razones por las que su lobo estaba tan herido.
Y así lo hizo, lloró sin contenerse dentro de esa habitación que no reconoció en lo absoluto, importándole poco que lo escucharan sollozar con fuerza, importándole poco que alguien lo viera de esa forma, necesitaba sacar todo el dolor acumulado en su interior sin detenerse a pensar en si era vergonzoso, porque incluso contener la tristeza le resultaba muy cansado.
Los eventos ocurridos seguían nítidos en su cabeza, el rostro del alfa muy cerca de él, su olor que llegó a asustarlo hasta el punto de marearlo, la forma tan perversa en la que le habló y en la que lo miró, dándole esa sensación de que iba a morir en ese momento dentro de los baños de un hotel. Su llanto aumentó, generando cortas sacudidas en su cuerpo por la intensidad. No era necesario que se lo dijeran, podía sentir la ausencia de sus cachorros, concluyendo que los perdió debido a la brutalidad con la que fue golpeado. Los doctores se lo dijeron hace unos momentos, y aunque ya lo sabía, no significaba que doliera menos.
Se sintió inútil, no pudo hacer nada al respecto por haberse sentido sometido y asustado. Él no era así, siempre intentó defenderse de cualquier persona que quisiera dañarlo, pero su lobo estaba tan temeroso que no pudo reaccionar a tiempo. ¿Cuándo fue que se convirtió en un omega tan tonto y débil?
Era su culpa por no saber protegerse, ni siquiera por sus cachorros.
Abrieron la puerta de la habitación minutos después de que los enfermeros salieran, pero ese no fue impedimento para que siguiera desahogándose. No se molestó en ver a la persona que había entrado a interrumpirlo, con anticipación supo perfectamente quién era; su primera reacción fue darse la vuelta para evitarlo, encogiéndose en su lugar sin dejar de llorar. La cabeza le dolía y le estaba costando respirar, solo deseaba irse y olvidarse de que todo eso le había sucedido a él.
—Jisung...
El omega se estremeció al escuchar su voz tan suave y sin ningún tinte molesto, sollozando en voz baja.
—Jisung... Por favor, mírame.
—Vete—su voz salió temblorosa, quebrada por el llanto.
—No puedo solo irme—se negó, acercándose sigilosamente, porque a ese punto, ya no sabía cómo debía actuar, creía que cualquier movimiento brusco lo asustaría.
—¿Acaso te importa?—resentimiento, estaba lleno de resentimiento hacia su alfa. ¿Cómo se atrevía si quiera aparecer después de todo?
—Claro que me importa, eres mi omega.
Jisung no pudo contenerse con esas palabras que ya no significaban lo mismo para él, su pecho se llenó de enojo, decepción y tristeza, mezclándose entre sí de una abrumadora manera. Se giró hacia el pelinegro, encontrándose con su mirada por fin. Sus ojos volvieron a cristalizarse bajo el ceño fruncido, odiando completamente la expresión herida del alfa.
—¿¡En dónde estabas entonces cuando te supliqué que me ayudaras!? ¡Sé que me sentiste y aún así no fuiste a buscarme!—estalló, sintiéndose fuera de sí, olvidando que su cuerpo todavía dolía.
Minho retrocedió, su corazón rompiéndose al ver el estado de su omega, con su rostro golpeado, sus ojos rojos y su piel pálida, dándole un aspecto descuidado y enfermo. Su instinto lo empujó a acercarse y abrazarlo, llenarlo de su aroma para tranquilizar a su lobo herido, pero sabía que Jisung no lo aceptaría. Era comprensible, a través del lazo apenas podía sentir al omega, como si estuviera escondiéndose de él, gruñéndole para que se aleje.
Y entonces supo que estaba realmente jodido.
—Perdí a mis cachorros, Minho—volvió a quebrarse, agachando la mirada con dolor—¡Los perdí!—tocó su abdomen, sintiéndose adolorido con el mínimo toque. De seguro, tenía moretones por todos lados.
Ese hecho era igual de doloroso para el alfa, pero simplemente no supo como reaccionar ante las emociones del omega. Lloró en silencio sin dejar de verlo, y aunque sabía que no era lo mejor, se acercó hasta la camilla del rubio, estiró su brazo con la intención de atraerlo para rodearlo en un abrazo acogedor, pero como si su tacto quemara, Jisung lo apartó de un empujón, rechazando completamente su consuelo.
—¡No quiero verte!—gritó, su corazón acelerado y su cuerpo temblando—¡No te me acerques más, solo vete!
Minho siguió llorando, apartándose completamente, sobresaltado y sorprendido.
—Jisung, por favor...—balbuceó, totalmente perdido en sus emociones.
—Vete de aquí—pidió otra vez, escuchándose como una súplica desesperada—Me duele que estés aquí—sollozó con los ojos cerrados, intentando sin éxito detener el llanto—Estoy muy triste, Minho... Siento que voy a morir porque mi pecho duele mucho—inhaló profundamente sin ser suficiente, aún sentía que se estaba ahogando—Y tú no puedes ayudarme a que eso cambie... ¡No puedes ayudarme en nada!
Las emociones de Jisung se dispararon, pasando de tristeza a un enojo explosivo en cuestión de segundos, rompiendo completamente su estabilidad. No podía explicar cómo se sentía realmente, pero estaba seguro de que por el momento, no necesitaba la presencia de su alfa.
Ante el escándalo, dos enfermeros entraron a la habitación, percibiendo el fuerte olor a tristeza y enojo que se había acumulado ahí dentro.
—Joven, Lee, debe salir de aquí—dijo uno de ellos mientras el otro se acercaba con rapidez al omega que seguía pataleando y llorando sin consuelo—Él no está en condiciones para exponerse a tantas emociones, va a empeorar si usted sigue aquí.
—Pero debo quedarme—respondió sin dejar de ver a su omega—Yo puedo calmarlo.
—¡No!—gritó Jisung—¡No puedes hacer nada al respecto! ¡Solo déjame en paz!
—Por favor, salga, tal vez después pueda hablar con él con más tranquilidad—siguió pidiendo el enfermero con la voz un poco más demandante, tratando de moverlo, pero Minho seguía parado viendo al omega, como en un trance.
En medio del inútil forcejeo por sacar a Minho, Chan apareció en la habitación, agarró con firmeza su muñeca y lo arrastró fuera de ahí, haciéndolo reaccionar por fin. Minho miró con el ceño fruncido al otro alfa, apenas dándose cuenta de que lo habían sacado.
—¿Eres sordo o qué?—le dijo estando ya en el pasillo—Jisung no te quiere cerca—lo soltó con brusquedad, empujándolo levemente.
—No puede alejarme—dijo en un susurro—Soy su alfa, Chan, él no puede alejarme—las lágrimas aparecieron de nuevo con desespero, y no hizo nada para contenerlas.
—Si puede—gruñó—Vete de aquí si no quieres que te saque yo mismo.
—¿Otra vez amenazándome?—limpió las lágrimas con el dorso de la mano—¿Quién mierdas te crees?
—Soy su mejor amigo—dijo firme, evitando desmoronarse ahí mismo—Y Jisung es de las personas más importantes de mi vida. Así que deja de actuar como si realmente fueras un buen alfa para él, porque al parecer no lo eres... Lo dejaste solo mientras estaba siendo atacado, no lo ayudaste, ¿crees que tienes el derecho de estar a su lado ahora que no puedes hacer nada? Ya no necesita que lo protejas.
—Cállate—susurró, sintiendo cada palabra con mucho dolor, porque aunque quisiera negarlo, no podía.
—Ni siquiera pudiste sentir el embarazo de tu omega—reprochó, respirando pausadamente para no perder el control.
—¿Tú lo sabías?—preguntó en un susurro tembloroso.
—Y no fue necesario que él me lo dijera—sostuvo su mirada, notando la decepción en sus ojos—Lo sentí yo mismo. No hay que ser demasiado listo para darse cuenta, es cuestión de instinto... Tú simplemente no le prestaste la atención suficiente.
Minho agachó la cabeza segundos después, rendido y avergonzado, sin posibilidades de poder defenderse. Era su culpa, lo que le pasó a su omega era solo su culpa por no haber sido el alfa que necesitaba, sino que fue exactamente todo lo que siempre odió, todo lo que Jisung no quería en su vida.
Chan se alejó en silencio cuando no dijo nada más, adentrándose a la habitación de Jisung. A través del cristal de la puerta, Minho alcanzó a ver cuando el alfa atrajo al omega a sus brazos; Jisung, dejándose abrazar y consolar sin protestas por él, dejando que sobara su cabello y le dijera cosas al oído para tranquilizarlo. Intentó comunicarse con el lobo de Jisung por medio del enlace, pero al otro lado no había nada, solo un espacio vacío que no respondía a su llamado.
Se quedó unos segundos viéndolos, y fue hasta que se aseguró que Jisung se había calmado que decidió irse antes de que lo viera. Caminó a paso lento por el pasillo, inmerso en sus pensamientos, preguntándose qué haría ahora que su omega lo detestaba, porque estaba seguro de que no podría vivir sin él, y el pensamiento de Jisung dejándolo dolía en su pecho. ¿Qué tal si no sobrevivían estando lejos ahora que lo había marcado? ¿Jisung estaba dispuesto a morir lentamente con el tiempo con tal de no estar cerca de él? No quería ni imaginarlo, Jisung no merecía enfermar hasta morir por su culpa. Al ser destinados, su unión era inquebrantable, no podían romper el lazo, tampoco podían estar lejos el uno del otro, sería como intervenir en el destino de sus lobos, obligándolos a separarse. Tal vez no podía sentir al lobo de Jisung, seguramente porque seguía asustado, herido y resentido, pero eventualmente, en algún momento volvería a salir en busca de su alfa.
Dudaba que eso fuera a suceder pronto, fácilmente podrían vivir juntos solo para no separar a sus lobos, pero, sus corazones no volverían a ser lo mismo si ellos decidían que así fuera.
—¡Mi hijo estaba en cinta!—gritó Heejun mientras hablaba por teléfono, caminando de un lado a otro con los nervios a flor de piel—Dijo que solo rompería el lazo, no que recibiría una paliza que casi lo mata.
Minho se quedó quieto con las palabras del señor Han, escuchándolo accidentalmente mientras caminaba; se escondió tras una pared y se quedó ahí, atento al darse cuenta de que hablaban de su omega.
—No puedo creer que accedí a esto...—revolvió su cabello con temor, al borde de las lágrimas—¡Ni siquiera cumplió con su parte! Mi hijo está grave, y no se supone que debía ser así si no era por el lazo roto...
Su cuerpo se tensó completamente, sabía que hablaban de Jisung, pero ¿con quién? Le estaba resultando difícil encontrar las razones por las cuales el señor Han hablaba así de su hijo sabiendo que era algo delicado, sin embargo, tenía muy claro que ese ataque no fue un accidente, el objetivo era marcar a Jisung, pero, ¿por qué?, su omega ya estaba marcado, ¿cómo siquiera habían pensado en hacerle otra marca? Cerró las manos en puño por la ira, deseoso de encontrar a los culpables del estado de su omega, porque si eso fue planeado, entonces debía encontrar una manera de hacerlos pagar.
—Esto debemos hablarlo en persona, justo ahora sigo en el hospital, necesito ver a Jisung y saber que está bien...
Cuando lo vio cortar la llamada luego de intercambiar algunas palabras más, Minho ya no pudo detenerse a sí mismo. Se acercó a grandes zancadas hacia el alfa y sin darle tiempo de reaccionar, lo tomó del cuello, pegándolo contra la pared mientras gruñía en amenaza.
—¿Con quién hablaba?—preguntó, haciendo fuerza en su agarre con la ira dominándolo—¡Le hice una pregunta!
—M-Minho...—intentó soltarse, pero el pelinegro agregaba más fuerza alrededor de su cuello, dificultándole moverse.
—Lo escuché—entrecerró los ojos, sintiendo cómo los propios se cristalizaban con la sola idea de su omega siendo atacado por los planes de alguien más—Escuché todo lo que dijo.
El señor Han sintió el miedo acaparándolo, la decisión en los ojos del alfa menor lo asustaron, cómo si fuera capaz de matarlo sin piedad en ese momento sin dudarlo.
—D-Déjame explicar...te—sus palabras se cortaron, no podía hablar correctamente con las manos obstaculizando el aire para respirar.
—¡Minho!—la señora Han apareció en el pasillo con dos vasos de café en cada mano, tirándolos al suelo cuando vio la situación en la que su esposo se encontraba—Vas a matarlo, por favor, suéltalo—rogó afligida, cerrando sus débiles manos alrededor de las muñecas de Minho para quitarlas del cuello de su esposo.
Inconforme, Minho lo soltó, no sin antes empujarlo bruscamente. Respiró hondo y alejó cualquier rastro de lágrimas sin apartar la mirada del alfa.
La omega atendió rápidamente a su esposo, examinando su rostro y llorando del miedo.
—Ahora, explíqueme qué significa esa llamada, no voy a repetirlo de nuevo, señor Han.
Heejun reguló su respiración hasta que fue estable, se levantó del suelo con la ayuda de su esposa y se paró frente al alfa, demasiado temeroso, pero no podía rendirse ante él, sería vergonzoso al ser un alfa con más edad, así que enfrentarlo era su única opción.
—Este no es el mejor lugar para hablarlo...
—¡Eso es lo que menos mi importa!—exclamó, otra vez cerrando sus manos en puño.
—Por favor, Heejun, ¿de qué están hablando?—la omega estaba asustada, estar en medio de dos alfas enojados y con las emociones tan desequilibradas le aterraba, el aroma de ambos la intimidaba.
El señor Han suspiró, su rostro volviéndose una mueca llena de preocupación y miedo de ser descubierto.
—Tu padre... Joongi—soltó en voz baja, sintiendo su corazón latir con fuerza, a la expectativa de su reacción—Él ya no quería tu marca en Jisung, así que contrató a alguien para que lo marcara y rompiera el lazo entre ustedes...—su voz empezó a quebrarse, llenándose de arrepentimiento, porque decirlo sonaba muchísimo peor de lo que creyó—No se supone que iban a golpearlo de esa forma... Nada de esto tuvo que haber pasado, esos no eran los planes.
—¿Quieres decir que sabías sobre ese hombre que lo atacó?—la señora Han preguntó apenas en un susurro, sintiendo su corazón rompiéndose cuando lo vio asentir lentamente y en silencio—¿Cómo pudiste hacerle eso a nuestro hijo?—lo empujó, sintiendo el dolor recorrerla por completo—¿¡Cómo pudiste!?—gritó con la voz temblorosa, desmoronándose, rompiendo en un llanto desgarrador—¡Es nuestro hijo, nuestro único hijo!
Heejun se quedó en silencio, recibiendo los torpes golpes de su esposa mientras lloraba con dolor. Ni siquiera intentó cubrirse, merecía mucho más que eso porque al final de todo, había usado a su hijo como un negocio para mantener una buena posición social, y eso no se lo iba a perdonar nunca a sabiendas de las graves consecuencias.
Con todo lo que había escuchado, Minho logró unir los puntos en su cabeza. Dejó escapar el aire que no sabía que estaba reteniendo ante la impresión, recordando la conversación de su padre con el alfa que atacó a su omega hace unas horas atrás. Todo tenía sentido cuando las cosas se relacionaban entre sí, cayendo cada pieza en su lugar.
—¿En donde está mi papá?—se dirigió al señor Han, obteniendo su atención cuando rompió el silencio.
—Dijo que nos veríamos en su oficina... Ya es tarde, pero supongo que está ahí—respondió resignado, todavía sin saber controlar a su esposa.
Dejando atrás a los Han, corrió hacia el estacionamiento, entró a su auto y sin importar su inestabilidad, condujo con prisa hacia el lugar de trabajo de su padre. Todavía no sabía qué iba a decirle, o como iba a reaccionar al verlo, pero sin dudas, no lo dejaría pasar. Hundió el pie en el acelerador, moviéndose hábilmente en las calles todavía llena de autos, y aunque estaba actuando como un loco, necesitaba llegar pronto para enfrentarlo.
Tardó solo unos minutos en llegar, sus manos hormigueaban por la fuerza con la qué agarró el volante durante el camino, sintiéndose un poco fuera de sí. Entró al edificio, ignorando a las personas que lo saludaron en los pasillos, su mente solo iba en torno a encontrar a su padre. Fue cuestión de segundos para por fin estar frente a su puerta, no se molestó en tocar antes de entrar, encontrándolo sentado frente a su escritorio con expresión aburrida mientras tecleaba en su computadora.
¿Cómo podía estar tan tranquilo cuando sabía lo que le había hecho?
—¿Minho?—el señor Lee miró con expresión confusa a su hijo, no esperaba verlo tan pronto—¿Cómo está tu omega? ¿Ya te sientes mejor?
El tono despreocupado de su padre lo enfureció más, como si estuvieran hablando de cualquier cosa. Sin decir nada, se acercó a paso lento, manteniendo su expresión seria, y sin prevenirlo, el señor Lee recibió un fuerte golpe en la mejilla derecha que lo hizo girar el rostro por la fuerza ejercida.
Perplejo, Joongi no reaccionó de inmediato, en su cabeza nunca se le cruzó ni por un segundo que su hijo llegaría a golpearlo algún día, lo creía incapaz, por lo que siempre sus defensas estaban bajas. Nunca lo consideró una amenaza, ni siquiera cuando estaba enojado, pero luego de ese golpe, no volvería a sentirse confiado al respeto.
—Sé lo que hiciste—dijo con voz grave, sintiéndose valiente a pesar de la mirada retadora de su padre—Y créeme cuando te digo que no voy a pasarlo por alto.
Joongi rió ante la amenaza. Con superioridad, arregló su traje ignorando el ardor en su mejilla, soltó un suspiro y le sonrió con cinismo, manteniendo su postura imponente y soberbia.
—Sabes que no eres rival para mi, Minho. Sigues siendo débil, nunca aprendiste a pelear, ¿en serio crees que puedes hacerme algo?
—No me subestimes—advirtió, su lobo enfurecido, sin miedo a lo que podría ocurrirle—Te metiste con Jisung, lo hiciste para joderme, ¿por qué siempre tienes que estar en el medio de mis peores momentos?
—¿Qué quieres entonces? Tu omega está hospitalizado y tú pierdes el tiempo aquí, conmigo, ¿de verdad eres un buen alfa para tu indefenso omega?
—Jisung ni siquiera quiere que me le acerque—el nudo en su garganta se sintió peor al decirlo en voz alta—No puedo tranquilizarlo, así que debo encargarme de los culpables.
—Pero si el culpable eres tú—dijo con una sonrisa—¿A quién más quieres culpar?
—¡No es mi culpa!—gritó, sintiendo su respiración más pesada—No tengo nada que ver con ese ataque, ¡no sabía que estaba siendo atacado!
—Quizás no lo sabes, Minho, pero te alejaste de tu omega más de lo que crees, ¿o es que no te diste cuenta? Su enlace se volvió débil justo por eso.
—Si pero-
—Incluso lo sometiste con tu voz de alfa—recordó, logrando su cometido al verlo flaquear por unos segundos.
—Eso... Si, lo sé—sé sintió avergonzado por primera vez, recordando todos los eventos sucedidos mientras estuvo molesto con Jisung. Pero el creía tener una buena razón, solo que ahora ya no parecía ser suficiente.
Nunca lo fue.
—¿Recuerdas por qué tu lobo empezó a tomar las riendas de todo?
Minho guardó silencio por unos segundos, pensando al respecto. La imagen de Jisung besando a Hyunjin apareció en su mente, causando que su pecho doliera de nuevo.
—Él me engañó...—susurró—Pero ya no me importa—negó con la cabeza, apartando esos pensamientos negativos—No quiero seguir con eso, no lo digas de nuevo.
—Ah... Hwang Hyunjin—suspiró, tomando asiento de manera despreocupada en la orilla de su escritorio—Fue de mucha utilidad durante un buen tiempo, gracias a él te convertiste en el alfa que eres ahora. Quizás deberías agradecerle.
—No sé de qué hablas, deja de desviar tanto el tema.
—Hyunjin no apareció por coincidencia en tu relación con Jisung—empezó a explicar. Necesitaba que Minho desviara la atención a tal punto de culpabilizarse así mismo, porque de esa forma, quedaría absuelto de lo ocurrido—Él incluso tiene a un omega, de clase baja, pero así lo ama—se encogió de hombros—No fue difícil manipularlo para que trabajara para mi, los alfas jóvenes y enamorados suelen ser muy tontos, y él es la prueba—rió en vos baja, como si realmente estuviera disfrutando lo que estaba pasando.
La expresión de Minho fue cambiando poco a poco al cabo que se iba dando cuenta de los detalles.
—Esa vez que los viste en tu casa, fue todo una farsa. A Hyunjin no le interesa tu omega, Minho. Desconozco como llegó a obtener un beso de Jisung, tal vez lo obligó, es lo más probable—siguió hablando, manteniendo una expresión relajada.
—No...—negó con la cabeza.
—Si, Minho—se acercó a él con sigilo cuando lo sintió vulnerable—Solo imagínate, actuaste como un idiota con tu omega sin razón alguna. Él nunca hizo nada, nunca te traicionó, y fuiste tan idiota que ni siquiera escuchaste su versión, ¿o me equivoco?
—Ya cállate—susurro abrumado, otra vez sintiendo que le faltaba el aire.
—¿Por qué? ¿Te das cuenta ahora que si fue tu culpa? Tus hijos murieron por ti.
Minho sollozó en voz alta, sintiéndose tan débil, roto, cada palabra golpeando con brutalmente en su interior hasta el punto de destrozarlo por completo.
Culpable. No había duda de que era culpable.
—Yo amo a Jisung, papá—confesó, olvidándose de las razones por las cuales se encontraba ahí, bajando la guardia en su totalidad para darle paso a ese lado que hace mucho no demostraba—Fui malo con él... Dios, fui una mierda—su labio tembló, lleno de miedo y desesperación por cada acción que caía con demasiada fuerza sobre él junto al fuerte arrepentimiento.
—Solo actuaste como un verdadero alfa.
—¡No quiero ser así!—negó repetidas veces, revolviendo su cabello con frustración—Lo rechacé por todo este tiempo sin darme cuenta de que me estaba necesitando... Mi lobo no me dejaba actuar por mi cuenta porque estaba lleno de rencor, y yo no luché por ser diferente, solo me seguí aferrando—sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, sentía que de un momento para otro iba a ahogarse en sus propias lágrimas, hipando en cada sollozo—Pero sigue siendo mi culpa, todo es mi culpa—no pudo sostenerse en pie, cayendo sobre sus rodillas mientras presionaba su pecho en un inútil intento de que el dolor fuera menos intenso—Perdí a mis hijos y todo es mi culpa. Jisung tiene razón de odiarme, no tengo excusas, papá...—agachó la cabeza, derrotado.
El señor Lee lo vio desde arriba en la misma posición dura, soltó un suspiro y lo dejó lamentarse. Manipularlo era demasiado sencillo, y mientras tenga eso a su favor, no tenía de qué preocuparse.
🌙
Cuando Jeongin se dio cuenta de que Hyunjin estaba en el hospital, no lo pensó dos veces antes de dirigirse hacia ahí, importándole poco la hora en la que tuvo que irse de casa y sin dar explicaciones a su familia. No le dio tiempo de vestirse con ropa de salida, simplemente se puso una sudadera y salió con el pans que ya estaba usando.
Su mente creó un montón de escenarios en los que Hyunjin era gravemente herido por razones que desconocía, quitándole cualquier sentimiento de tranquilidad, simplemente no podía estar en paz sabiendo que algo le había pasado.
Entró al hospital a paso rápido, y tras preguntar por Hyunjin en recepción, se dirigió hacia la habitación indicada. No se detuvo a sí mismo de entrar, demasiado afligido y preocupado. Al abrir la puerta, se encontró con dos personas que fijaron sus ojos en él con mucha confusión, pero sus ojos solo podían ver a Hyunjin en esa camilla de hospital, pálido y sin fuerzas.
—¿Quién eres tú y qué haces aquí?—preguntó la señora Hwang al verlo.
—Innie...—la voz de Hyunjin apenas se escuchó, sintiendo sus párpados muy pesados por el cansancio.
Jeongin mordió su labio inferior para retener las lágrimas y los sollozos que amenazaban con salir, no podía quebrarse en ese momento.
—Mi esposa te hizo una pregunta—habló el señor Hwang, poniéndose de pie.
—Soy Jeongin—respondió, nervioso.
—Mi... Omega—Hyunjin sonrió débilmente sin dejar de verlo, aliviado por tenerlo ahí.
—No digas tonterías—le dijo su madre, analizando al menor de pies a cabeza, notando fácilmente que no era como ellos—Mi hijo no tiene un omega, no uno de tu clase.
—¿Puedo acercarme?—preguntó tímido, ignorando las miradas despectivas y los comentarios ofensivos—Quiero estar a su lado...
—No—el señor Hwang se negó rotundamente—Vete de aquí, niño, solo nosotros podemos quedarnos.
—Solo quiero... Estar con él—quiso llorar, desesperado por estar junto a Hyunjin.
—¿¡Acaso no me escuchas!? ¡Dije que no! ¡Aléjate de mi hijo!
Jeongin se sobresaltó por los gritos, retrocediendo solo algunos pasos por el miedo que el alfa le generó a su lobo.
—Señores, no pueden gritar aquí adentro—una enfermera interrumpió en la habitación cuando escuchó las voces demasiado fuertes—Tendré que pedirles que salgan y dejen al paciente descansar.
—No... Jeongin... Quiero que se quede—Hyunjin hizo su mayor esfuerzo por hablar, sintiéndose inútil por no poder defender al omega como se debe de sus padres.
La enfermera suspiró y asintió. Insistió muchas veces a los Hwang para salir, y no fue hasta que amenazó con llamar a seguridad, que salieron. No estaban conformes con la presencia de ese omega en la habitación de su hijo, pero luego arreglarían ese asunto.
Cuando Jeongin se quedó a solas con Hyunjin, se acercó a él, dejando que las lágrimas mojaran sus mejillas sin vergüenza alguna. Sobó su cabello repetidas veces sin dejar de mirarlo, deseando que el alfa no estuviera sufriendo de esa manera.
—Lamento tardar tanto en venir...
Hyunjin simplemente sonrió, sintiendo calma por la presencia del omega, disfrutando se su aroma que lograba relajarlo.
—Está bien—cerró los ojos, dejándose mimar por él—Estás aquí.
—Vas a recuperarte... Pronto saldrás de aquí—sonrió, limpiando sus lágrimas.
—Quiero explicarte todo, Innie. Ya puedo explicarte qué pasó antes de terminar.
—No te preocupes, deja eso para después, ¿si? Ahora no importa—le habló con dulzura, esparciendo más feromonas suaves para que Hyunjin se sintiera a gusto.
—Hablaremos después entonces...—asintió lentamente, dejándose envolver por su aroma otra vez.
Jeongin quiso saber lo que había ocurrido, Hyunjin nunca estuvo metido en peleas que lo dejaran así, pero cuando sintió su respiración más pausada, se dio cuenta de que se había quedado dormido. Lloró en silencio mientras tanto, odiando profundamente verlo en esas condiciones, pero le daba un poco de alivio saber que estaba estable.
Con cuidado, tomó su mano, entrelazó sus dedos y se recostó en el respaldo de la silla a un lado de la camilla, manteniéndose en esa posición sin soltarlo, porque si por él fuera, estaría a su lado todo el tiempo hasta que saliera de ahí, pero sabía que eso no sería posible. Por como lucía, los padres de Hyunjin se dieron cuenta con solo verlo que era diferente a ellos, no pensó en ningún momento que se encontraría con ellos ahí, aunque era muy obvio, sin embargo, su preocupación era tan grande que ignoró ese detalle.
Tener a Hyunjin de frente otra vez después de casi un mes, removió muchas cosas en su interior, dejando de lado los problemas existentes entre ellos desde la última vez que se vieron. No sabía que pasaría después, tal vez arreglarían las cosas, tal vez no, pero por lo menos en ese instante, no tenía las intenciones de hacerse el duro con él, porque a pesar de todo, seguía amándolo con la misma intensidad.
Solo era cuestión de tiempo para saber a qué más debían enfrentarse, y sobre todo, para ver qué tan dispuestos estaban para soportarlo.
🌙
Se supone que esta historia no iba a alargarse tanto, pero no calculé los caps y me está quedando más larga de lo previsto. Ojalá les estés gustando, gracias por los comentarios y los votos uwu
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