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𝄈𝄈Treinta𝄈𝄈

Jisung suspiró por tercera vez sin apartar la vista del cuaderno frente a él, aburrido y sin ánimos de seguir estudiando, pero no podía atrasarse de nuevo con sus obligaciones de la universidad, solo quedaban los exámenes finales y por fin tendría sus añoradas vacaciones de navidad.

Lo sucedido hace varios meses atrás con Minho, causó una inestabilidad muy grande en sus estudios, por lo que tuvo que reponer muchas notas para aprobar todas sus materias, incluyendo trabajos extras para sumar algunos puntos, y tras haberle dedicado la mayor parte de su tiempo a salvar el ciclo, lo logró, no con las notas que le hubieran gustado, pero, al fin y al cabo, no reprobó ninguna. Cuando el siguiente ciclo de estudio inició, se propuso a sí mismo enfocarse solamente en eso y nada más, durante todo ese tiempo, la universidad funcionó como el perfecto distractor, desviando sus pensamientos exitosamente, olvidándose en su mayoría de todo aquello que le preocupaba, en especial, de Minho.

Del alfa no supo nada desde que decidió distanciarse, y para su sorpresa, mantuvo su palabra de no volverlo a molestar. Las primeras semanas fueron difíciles, por momentos, quería correr hacia él, quería convencerse de que podrían sobrellevar todo, sin embargo, su parte racional le recordaba una y otra vez que esa no era la solución, que regresar a Minho significaría arriesgarse a volver a fracasar. Y no, ya no tenía las energías ni la estabilidad emocional suficiente para volver a caer.

Fue duro, pero con el tiempo, supo manejarlo, al menos para vivir con un poco de tranquilidad. Más no supo cómo superarlo totalmente, muchas cosas seguían doliendo, no como antes, pero de igual manera, era molesto en su mayoría.

—¿Podemos tomar un descanso?—Jisung preguntó, haciendo a un lado sus apuntes para estirar sus brazos hacia arriba, buscando relajar su cuerpo de la tensión.

—¿Otra vez?

—Si, otra vez—Jisung sonrió inocente, tratando de convencer a su compañero para que no lo regañara.

El alfa rodó los ojos y asintió, recostándose perezosamente sobre el respaldo de su silla, cruzándose de brazos.

—Los exámenes son pronto—recordó sin dejar de verlo.

—Ya sé, lo repites a cada rato—bufó—Eres demasiado molesto.

—Que bueno que lo sepas entonces—le sonrió.

Jisung sonrió divertido, pensando vagamente en la suerte que tuvo al haber conocido a Seo Changbin hace cuatro meses atrás en medio de su esfuerzo por mejorar. Tal vez no eran grandes amigos, entre ellos seguían existiendo un montón de roces que terminaban en tontas discusiones, pero al final, era eso mismo lo que los acercaba, creando así una extraña relación de amistad que solo ellos entendían; aun así, la mayoría del tiempo se llevaban bien.

Ambos se conocieron en recuperación, tuvieron que trabajar juntos en algunas tareas extras ya que estuvieron a punto de reprobar todas sus clases. En ese tiempo, Jisung no se encontraba en las mejores condiciones, lo cual lo convirtió en una persona emocionalmente sensible, y cuando el alfa apareció con un horrible humor, hablándole con dureza y egocentrismo, no dudó en sacar ese lado altanero que había dejado atrás. Con razón, el alfa se molestó, sin embargo, cuando vio que empezó a llorar mientras lo regañaba por su comportamiento, su expresión se suavizó, se preocupó por él e intentó ayudarlo hasta que se calmó, concluyendo que el omega no estaba bien.

Luego de eso, tuvieron que aprender a convivir hasta que las clases terminaron, más no creyeron que incluso en vacaciones de mitad de año, seguirían en contacto hasta que se vieron de nuevo en el siguiente ciclo escolar.

Solo ellos se entendían.

—Andas muy distraído—comentó el mayor, viéndolo con sospecha.

—¿Y? Estoy en mi descanso—respondió con tono aburrido—Déjame tranquilo cinco segundos.

Changbin negó en desaprobación.

—Tonto omega maleducado—susurró, apartando la mirada—Mejor me voy.

—¡Pero si no he sido grosero!

—Te conozco, no volverás a tocar esos cuadernos—entrecerró los ojos—Tu excusa de descansar es para distraerte en algo más.

—Y es por eso que vas a quedarte a ver películas—sonrió ampliamente, viéndolo con ojos grandes y brillantes.

Sabía que Changbin no le diría que no.

El alfa suspiró rendido y cerró sus libros, accediendo a su plan.

—¡Genial!—se levantó rápidamente de su asiento y se dirigió a la cocina para conseguir algo de comer.

Cada vez que podía, Jisung hacía lo posible por no estar solo en su pequeño departamento, mantenerse ocupado en cualquier cosa era su prioridad desde hace mucho, porque cuando no había nadie, era cuando más propenso estaba a prestarle atención al lobo de Minho, todavía podía sentirlo sufrir al otro lado del enlace algunas veces. Había aprendido a ignorarlo, no le afectaba mucho.

Pero por alguna razón, ahora logró sentirlo más fuerte.

—¿Qué película quieres ver?

Jisung iba a responder cuando de repente, un punzante dolor en su pecho lo hizo quejarse en voz alta, soltando lo que tenía en las manos, estrellándose contra el suelo en un fuerte sonido que recorrió todo el lugar.

Alarmado, Changbin corrió hacia el omega, lo apartó de los vidrios rotos para que no se hiciera daño y lo cargó hasta el sofá. Su piel estaba fría y pálida, en cuestión de segundos se veía como si estuviera muy enfermo.

—Minho...—jadeó antes de empezar a sollozar con fuerza—Algo le pasa a Minho...

—Te llevaré al hospital—dijo el alfa, tomando las llaves de su auto antes de volver a cargar al omega, pero éste se negó.

—¡No, a mi no!—exclamó, moviéndose desesperadamente—Minho no está bien—volvió a llorar—Él necesita ayuda.

Hace mucho, Jisung no sentía con tanta intensidad el dolor de su alfa, podía sentirlo lastimado y desesperado, como si no supiera qué hacer, muy diferente a la tristeza que solía percibir de él.

Sorprendentemente, pudo sentir levemente a su lobo hacer presencia en su interior para calmar el dolor de Minho. Eso lo preocupó más, su lobo había estado escondido desde que recibió la noticia de la perdida de sus cachorros, y que decidiera salir de repente después de muchos meses para consolar a su alfa, era extremadamente extraño y alarmante.

—Vamos... Tengo que ir con él—intentó levantarse con las pocas fuerzas que tenía, dejándose llevar por su instinto.

—¿Cómo vas a ir en este estado?

—Tú solo llévame a su casa...

—Mierda, Jisung, que terco eres—gruñó inconforme, ayudándolo a sostenerse de pie para dirigirse fuera del departamento hacia su auto.

Jisung le indicó como llegar al lugar en el que vivía con Minho tiempo atrás, trayéndole un montón de recuerdos buenos y malos, haciéndolo sentir nostálgico y sensible. El dolor en su interior había cesado un poco, pudo sentir a su lobo inquieto, rasguñando por alcanzar a su alfa. Quiso sentirse aliviado por sentirlo de nuevo, sin embargo, bajo esas condiciones, estaba lejos de sentirse feliz.

Cuando por fin llegaron, bajó del auto con rapidez, quejándose apenas por el dolor. Tocó muchas veces la puerta con desesperación, pero no había nadie, el olor de Minho no estaba por ninguna parte, así que, con mucha seguridad, podía confirmar que no estaba ahí. Por unos segundos supuso que a lo mejor, se había mudado, pero descartó esa idea al ver el auto todavía estacionado en la entrada.

No estaba muy seguro sobre qué hacer ahora ni de donde más podría estar, no ha sabido absolutamente nada de Minho desde hace más de seis meses, tenía mucho miedo de incluso pensar en lo peor. Como única opción, decidió buscarlo en el hospital de la ciudad, porque si algo muy malo había sucedido, seguramente estaría ahí.

Esperaba estar equivocándose.

🌙

La vida de Minho cambió por completo desde que Jisung lo dejó. La casa era más silenciosa que antes, el vacío en su pecho era más doloroso y los motivos para seguir adelante se redujeron a nada más que el lazo que compartía con Jisung.

Al principio sintió que moriría, no podía controlar el llanto ni la tristeza, hundiéndolo a un punto al que no creyó que volvería de nuevo. La sensación de desilusión y desánimo era algo que definitivamente no extrañó, y estuvo así por mucho tiempo.

Tardó un poco más de un mes en empezar a cambiar.

Luego de mucho esfuerzo, logró levantarse una mañana para tomar una ducha e ir a trabajar. Se rindió con la universidad, ir significaba ver a Jisung, y a decir verdad, no quería molestarlo, tampoco quería arriesgarse a montar alguna vergonzosa escena frente a otras personas, no confiaba en sí mismo el poder controlarse, así que decidió solo dejar de ir para facilitar las cosas entre ellos.

Dedicarse de nuevo a su trabajo a tiempo completo era un alivio momentáneo, así como una tortura. Era obvio que no lo esperarían sonrientes después de faltar por tanto tiempo, pero de igual manera, no podía ser despedido, mucho menos ahora que ya había sido nombrado heredero, algo que obviamente, enfureció a los empleados del hotel, preguntándose qué hacía ahí, creyendo que lo hacía para burlarse de ellos. Gracias a eso, sus compañeros incrementaron su odio hacia él, el saboteo y las malas bromas nunca iban a terminar, y otra vez, justo como antes, no hizo nada por defenderse, simplemente soportaba cada cosa con el pensamiento de que merecía mucho más que eso.

Nunca terminaría de pagar por lo que hizo.

Cuando pasaron tres meses, algo realmente cambió sin darse cuenta con la llegada de un omega a su vida.

Minho se había vuelto muy despistado, metido en su propio mundo como para prestarle atención a las demás personas de su entorno, enfocado únicamente en hacer sus cosas sin molestar a nadie, y es por eso que ignoró por completo a Félix durante un buen tiempo.

Notó por completo su presencia una noche cuando un par de sus compañeros alfas lo insultaron, lo acorralaron y le demostraron su desagrado por el olor a tristeza que provenía de él, estuvieron a punto de golpearlo, y al ver que Minho ni siquiera se apartó, Félix, que los había seguido hasta el baño porque los notó sospechosos, decidió meterse a pesar de que también tenía miedo de que lo lastimaran, es decir, eran dos alfas contra él, no había posibilidad de salir ileso si la situación se complicaba. Para su suerte, la pelea no llegó a mucho más, los alfas no quisieron dañarlo a él, incluso le pidieron amablemente que se apartara, pero no obedeció, así que entre gruñidos y quejas, se fueron, no sin antes reírse de la cobardía del pelinegro que yacía en el suelo con la cabeza agachada, en silencio.

—¿Estás bien?—Félix se puso de cuclillas frente al alfa, tomándose el atrevimiento de revisar sus brazos y rostro con aflicción.

—No debiste meterte—respondió sin mirarlo, apartándose del contacto de sus manos.

—Iban a golpearte.

—¿Y eso qué? No es algo que no hayan hecho antes.

La normalidad con la que el alfa hablaba sobre eso, preocupó a Félix. Suspiró y se alejó un poco para ayudarlo a ponerse de pie, y aunque fue difícil de convencerlo, logró levantarlo.

—Lávate la cara y sigamos trabajando—dijo el pelirosa, viéndolo a través del espejo.

Minho se sintió avergonzado, pero no por eso huyó, simplemente obedeció al omega que seguía parado a su lado, esperándolo para salir del baño.

A partir de ese día, Minho no pudo ignorar su presencia, no había forma de hacerlo si el omega era tan insistente en hablarle cada vez que lo veía, rompiendo su nueva rutina.

''—Buenos días, Minho''

''—Hey, Minho, ¿podrías ayudarme con esto?''

''—¿Qué te parece almorzar conmigo? Puedo esperar a que tu turno termine''

''—Minho, traje algo de comer para ti, he notado que no te gusta la comida de la cocina''

''—Me agradas, Minho, ojalá seamos amigos durante mucho tiempo''

Para Minho fue difícil aceptar la amabilidad del omega, creía que mientras menos socializara, menos posibilidades habrían de causar daño, porque confiaba tan poco en sí mismo que temía seguir dañando a los demás por la inestabilidad de su lobo, temía que volviera a salir de esa forma tan agresiva y no poder controlarlo.

No quería volver a lo mismo.

Pero mientras más lo ignoraba, Félix más se acercaba, hasta que después de tanta insistencia, se rindió, dejándolo entrar a su miserable vida, vida a la que inesperadamente, Félix le dio un poco de tranquilidad.

Fue como un descanso en medio del caos.

''—Buenos días, Félix''

''—Félix, ¿puedo comer contigo hoy?''

''—¿Necesitas que te acompañe a casa? Es tarde''

''—Gracias por la comida, mañana traeré yo para ti''

''—También me agradas, Félix''

Su mundo ya no parecía ser tan malo, pero aún así, no podía permitirse ser feliz, seguía sin merecerlo.

Por eso, esa mañana, despertó otra vez con ese vacío abrumante del que no podía escapar. Despertar sin Jisung en su cama solo era un doloroso recordatorio de lo que tuvo y no aprovechó, haciéndolo pensar demasiado de nuevo en todo lo que ya no tenía. ¿Qué sentido tenía seguir viviendo? En su cabeza se repetía una y otra vez el momento exacto en el que arruinó todo, otra vez, llenándose de esa tortuosa culpa que no lo dejaba en paz y que lo perseguiría hasta el final de sus días. Sin poder evitarlo, el llanto apareció de golpe, sintiéndose sofocado, sin aire, desolado.

Volvió a recaer, y esta vez con más fuerza.

No recordaba cuando fue la última vez que recayó, estaba seguro de que ya habían pasado meses desde que no colapsaba de esa manera, aunque podía sentir que era mucho peor que la última vez. Odiaba no ser lo suficientemente fuerte para soportarlo, porque tal vez, si fuera diferente, podría manejarlo y sobrellevarlo hasta superarlo, pero era imposible, nunca fue fuerte, siempre le recalcaron lo débil que era, y les daba toda la razón a todas esas personas; nunca iba a cambiar.

Tus hijos murieron por ti, no podía olvidar las palabras de su padre, resonaban demasiado fuerte en su cabeza, torturándolo, castigándolo, culpándolo... No lo soportaba más.

Desesperado, corrió hasta el baño y sacó todos los medicamentos que tenía en el botiquín, vació cada bote de pastillas sobre el lavamanos, cegado por el dolor que lo recorría y sin pensar en nada más que encontrar alivio. Recordaba haber conseguido ese medicamento cuando sus problemas para dormir se descontrolaron y aumentaron, tuvo que recurrir a pastillas para poder descansar, porque de lo contrario, no conseguía dormir de ninguna manera, y la falta de sueño lo estaba destruyendo también.

En ese momento, Minho estaba fuera de sí, buscando de alguna manera salir de ese pozo en el que estaba cayendo otra vez y sin posibilidades de salir. Miró una vez más las pastillas esparcidas y sin dudarlo, metió un puñado a su boca y las tragó, creyendo que tal vez, podría ser más rápido el efecto, creyendo que tal vez descansaría por más tiempo, y con suerte, estaría inconsciente durante un buen rato y al despertar, se sentiría mejor, o al menos el dolor volvería a ser soportable.

Pensó en Jisung, preguntándose qué estaría haciendo, preguntándose si todavía lo consideraba su alfa así como él lo seguía considerando su único omega, preguntándose si lo extrañaba de alguna manera, preguntándose si estaba mejor, deseaba con todas sus fuerzas que así fuera. Se deslizó hasta sentarse sobre las frías baldosas del baño sin dejar de pensar en el omega del que estaba enamorado mientras lloraba en silencio, recargó la cabeza contra la pared, y al sentirse levemente cansado y sin fuerzas, cerró los ojos un momento, sintiéndose un poco en paz. Escuchó a lo lejos golpes en la puerta que se silenciaron rápidamente, escuchó también pasos que se acercaban junto al olor dulce y característico a algodón de azúcar de Félix, ¿qué hacía ahí? No importaba de todas formas, le preguntaría después, estaba a punto de conseguir un poco de alivio y no iba a interrumpir su momento de descanso solo por eso, así que no prestó mucha atención; segundos después, todo se volvió oscuro a su alrededor, cayendo así en la inconsciencia.

El dolor se había ido.

🌙

—Joven, no podemos dejarlo entrar, el paciente vino hace unos momentos, apenas empezaron con el procedimiento—el enfermero trató amablemente de tranquilizar al omega que seguía insistiendo en entrar con urgencia—Podemos avisarle dentro de un rato.

—¿Por qué? Soy su omega, déjenme pasar, quiero saber cómo está.

—Uhm... Lo siento, otra persona entró con el joven Lee, también dijo ser su omega, y como sabe, solo la pareja o familiar del paciente puede estar al otro lado de urgencias.

—¿Qué?

Jisung frunció el ceño, extrañado con esa información. Una horrible sensación que no le gustaba se alojó en su pecho, ¿cómo es que tenía a otro omega?

—Al menos... Al menos dígame qué fue lo que pasó—pidió casi en voz baja, tratando de asimilar toda la situación.

—Intoxicación—respondió el enfermero, revisando los papeles que traía en la mano—En este momento lo están tratando, aún no me han dicho más que eso, pero cualquier cosa, lo mantendré informado.

Jisung asintió lentamente, viendo como el enfermero simplemente se alejaba por el pasillo.

—Siéntate, vamos a esperar un rato—Changbin tomó la mano del omega y lo guio hacia el área de espera, viéndolo demasiado ido.

—Intoxicación—repitió Jisung sin poder creerlo—Él... ¿Crees que quería morir?—le preguntó al alfa sentado a su lado, totalmente asustado.

—No creo que haga eso, me dijiste que son destinados, él sabe que si hace algo como eso, tú también morirías.

—¿Entonces? ¿Por qué más lo haría?—hasta ese punto, lágrimas mojaban sus mejillas, desesperado por encontrar una explicación lógica o válida. Algo le decía que Minho no había hecho eso de manera intencional porque quería creer que todavía se amaban, sin embargo, también temía que durante todo ese tiempo alejados, haya decidido que no le importaba más lo que había entre los dos, ni siquiera por el lazo que compartían.

Le aterraba incluso pensarlo.

—Mejor esperemos a que nos digan lo que pasó, ¿si? No hagas conclusiones, eso solo te va a atormentar.

Jisung asintió en silencio y se recostó sobre el hombro del alfa, preguntándose quién era esa persona que se hacía pasar por el omega de Minho. Todo le resultaba muy confuso y desalentador, pero no tenía más opción que esperar a que le dieran una respuesta.

El tiempo pasó más lento de lo normal, Jisung estaba un poco más tranquilo porque ya no sentía a su lobo tan desesperado como antes, aún seguía buscando a Minho, pero estaba más tranquilo. Eso le dio un poco de alivio, porque eso significaba que su alfa ya no estaba en peligro. Se debatió mentalmente sobre si debía quedarse a verlo o si debía irse sabiendo que la situación estaba bajo control, pero antes de poder decidir algo sensato, el mismo enfermero que antes llegó, dándoles permiso para pasar a la habitación en la que Minho se encontraba.

—¿Vas a entrar?—preguntó Changbin cuando el enfermero se fue, viéndolo indeciso.

—Presiento que no es una buena idea.

—Pero estás preocupado...—Jisung asintió, mordiendo su labio inferior con duda. Suspiró—Solo entra unos minutos, tal vez es hora de que se vean de nuevo.

Jisung no estaba seguro de si era una buena idea, no imaginó que su reencuentro fuera de esa manera, de hecho, no planeó un reencuentro en ningún momento, había ignorado su existencia con tal de sentirse mejor, pero al mismo tiempo, ahora teniendo la oportunidad, se sentía muy ansioso y nervioso, no sabía con qué iba a encontrarse, no sabía cómo iba a reaccionar o qué haría después.

Tal vez solo tenía que irse.

—Esperaré a que salgas, y si crees que no puedes manejarlo, solo sal de ahí y nos vamos—Changbin interrumpió sus pensamientos, animándolo una vez más—No lo sabrás hasta que vayas.

Sin esperar mucho más tiempo, Jisung se puso de pie, dejándose llevar por el poco valor que tenía. Caminó a paso lento a través del pasillo, sintiendo un nudo en la garganta cuando el olor de Minho llegó a sus fosas nasales, aspirando inconscientemente ese aroma que sin saberlo, había extrañado demasiado. Intentó tranquilizarse lo más que pudo al estar frente a la habitación asignada para el alfa, respiró hondo y exhaló, sintiendo sus propias manos hormiguear por el nerviosismo y la ansiedad que le estaba generando el alargar más el tiempo de espera.

Decidido, empujó la puerta, encontrándose con un chico sentado a un lado de la camilla en donde Minho yacía todavía con los ojos cerrados.

—Hola...—Félix se levantó rápidamente, sintiendo las fuertes feromonas del omega.

—Tú... ¿Tú quién eres?—no pudo evitar que su lobo marcara territorio con el pelirosa, nunca había tenido ese sentimiento tan fuerte e incómodo. Se sintió amenazado.

—Soy Félix—respondió al instante, temeroso por la reacción que Jisung pudiera tener al estar ahí con su alfa—No creí... No creí que vendrías. Minho me habló de ti.

—¿Y por eso dijiste ser su omega?—lo miró con seriedad, tratando de calmarse.

—No podía dejarlo solo, y no me iban a dejar entrar si no tenía ningún tipo de relación directa con él.

La expresión de Jisung cambió a una más relajada, notando sus buenas intenciones. Podía sentir el miedo del chico frente a él y se sintió mal por asustarlo.

—¿Qué pasó?

—No lo sé—Félix dirigió su mirada hacia Minho, sintiéndose muy triste—Cuando llegué a su casa ya estaba inconsciente con un montón de pastillas en el baño.

—¿Y ya está bien?—su voz tembló, acercándose poco a poco hacia la camilla.

—Dijeron que ya no está en peligro porque lo trajeron a tiempo—asintió el menor, haciéndose a un lado para que Jisung tomara asiento—No sé porqué lo hizo, pero estará bien dentro de poco.

Jisung sintió mucho alivio, eso significaba que despertaría pronto.

El silencio reinó por mucho tiempo, Jisung seguía viendo a Minho, analizando cada detalle en él. Se notaba todavía delgado, su piel seguía pálida, pero lo sentía tranquilo mientras dormía, podía sentir a su lobo muy aliviado, descansando. ¿Desde cuándo, Minho no tenía esa tranquilidad? Al otro lado del enlace, podía sentirlo llorar, podía sentirlo reír de vez en cuando, podía sentirlo triste e inquieto, pero aprendió a ignorarlo por su propio bien, y es por eso que, sentirlo tranquilo y en silencio fue extraño.

Habían llegado hasta ese punto.

—Gracias—dijo sin ver al otro omega—Por llegar a tiempo.

Félix asintió aunque Jisung no lo vio, estuvo en silencio unos segundos y salió de la habitación. Le hubiera gustado quedarse hasta que Minho despertara, pero estaba consciente de que no podía estar ahí si ellos tenían cosas que hablar. Escondió sus manos en las mangas de su suéter mientras se dirigía hacia el área de espera, ansioso por lo que había pasado ese día. Desde que conoció a Minho, supo que estaba lleno de problemas, lo vio llorar muchas veces, lo vio triste, pero aún así, notaba el esfuerzo que hacía por no estancarse y por seguir adelante, incluso le dijo en diferentes ocasiones que Jisung seguía siendo su motivo para vivir, así que la idea de que intentó quitarse la vida no parecía muy lógica para él.

De todas formas, seguía siendo una posibilidad.

Con delicadeza, Jisung tocó el cabello que caía de manera desordenada sobre la frente de Minho sin dejar de llorar en silencio. Había extrañado mucho tenerlo cerca, había extrañado mucho sentirlo en calma, había extrañado su aroma con el que su lobo se sentía satisfecho. Su cabeza divagó en un montón de cosas que no podía resolver en ese momento, no obtendría respuestas hasta que tuviera que enfrentarlo.

—Jisung...

El omega sintió su cuerpo tensarse al escuchar el balbuceo de Minho, quejándose en apenas un murmullo.

—Estoy aquí, Minho—tomó su mano, sintiéndola demasiado fría.

Minho frunció el ceño aún con los ojos cerrados, sintiéndose adolorido por su lobo desesperado, removiéndose en su interior, lloriqueando por la presencia de su omega a quién no sentía hace mucho, y sentirlo fue demasiado doloroso, casi quemándolo por la necesidad. Jisung sostuvo con más fuerza su mano, tratando de tranquilizarlo a través de su enlace, y entonces, Minho dejó de quejarse, totalmente a gusto con el consuelo de su omega.

Era obvio que sería de esa forma, ambos lobos estuvieron alejados por mucho tiempo, cada uno por su parte, y el hecho de que el lobo de Jisung saliera de nuevo, fue un fuerte impacto para el lobo de Minho, tanto que dolió.

Después de un rato, Minho por fin despertó. Lo primero que lo envolvió fue el agradable olor de Jisung; eso lo hizo reaccionar del todo, dándose cuenta de la presencia de su omega, cayendo en cuenta de que no había sido otro de sus tantos sueños.

Minho no apartó la mirada, no sabía qué decir ni cómo reaccionar.

—De seguro estás muy confundido—empezó a hablar Jisung, rompiendo el silencio—Estás en el hospital.

—Yo... No sé... ¿P-por qué? Creí que despertaría en casa...

—Te intoxicaste con medicamentos—explicó cortamente, limpiando las lágrimas de su rostro—Pero vas a estar bien.

—¿Tú estás bien?—preguntó preocupado, sintiéndose increíblemente estúpido por lo que hizo.

—Si, estoy bien—asintió, agachando la cabeza—No vuelvas a hacer eso. Yo pensé que... Pensé que morirías. Eso... ¿Eso querías?

—No—respondió de inmediato, molesto por su propia irresponsabilidad sabiendo que no sería el único afectado si algo le pasaba—Dios, no... Lo siento mucho, Jisung, no quería hacerte más daño.

—Está bien, está bien—le sonrió débilmente, sobando su mano con suavidad.

—No está bien—negó varias veces, apartándose del agarre del omega para esconder su rostro entre sus manos con mucha vergüenza—Soy un idiota, sigo arruinando las cosas por no pensar mejor en lo que hago—su pecho dolió con fuerza, ¿cómo había sido tan descuidado? No sabía cómo podía seguir siendo tan estúpido con su omega—Te puse en peligro, ¿verdad? Otra vez estuviste en peligro por mi culpa.

Jisung no respondió, y eso fue suficiente para Minho.

—No eres un idiota, Minho—lo detuvo, tomando su mano de nuevo—¿Por qué lo hiciste?

—Solo quería que dejara de doler—respondió sin mirarlo, evitando romper a llorar justo ahí—Intento mejorar, pero hoy no pude controlarlo... No quería terminar con mi vida, sé lo que significa eso para ti también... Prometo que no pasará de nuevo, perdóname—lo miró de nuevo con súplica, tratando desesperadamente por no ser odiado por el omega por todas las cosas que seguía causando—Si pudiera hacer algo para que no tuvieras que seguir atado a mi, lo haría—aseguró, reteniendo las lágrimas que estaban por escapar de sus ojos hinchados.

—¿Quieres romper el lazo?—preguntó, dándose cuenta de lo mucho que dolía decirlo en voz alta.

—No—respondió, negando con la cabeza—Pero si así pudieras librarte de mi, lo haría con tal de no causarte más problemas. 

Jisung sabía que romper el lazo era imposible, sin embargo, escucharlo decir algo como eso lo hizo pensar al respecto: ¿todo sería mejor si existiera la oportunidad de romper el lazo? Intentó imaginarse a sí mismo sin su alfa, viviendo su vida sin poder sentirlo, sin poder verlo otra vez; una vida amando a alguien más... ¿De verdad quería algo como eso?

No estaba seguro.

—No pienses en eso—pidió, manteniendo una expresión tranquila, como si no se sintiera afectado—Tienes que ser fuerte y mejorar.

Minho no dijo nada más, arrepentido por pensar solo en él y en aliviar su dolor. Debió buscar otras opciones, pero como siempre, sus emociones le ganaron.

Siempre sería un problema para Jisung, siempre sería un peligro para su omega.

El doctor entró tiempo después, hizo el chequeo correspondiente y mantuvo a Jisung al tanto de la condición en la que Minho se encontraba, asegurándole que se recuperaría pronto y que podría regresar a casa en unos días. Jisung escuchó atentamente las indicaciones, y cuando estuvieron solos de nuevo, creyó que ya era tiempo de irse, no podía quedarse con tantas cosas en las cuales pensar.

Minho no se opuso cuando Jisung le dijo que debía irse, lo aceptó sin quejas, todavía se encontraba en una posición en la que no podía pedirle nada a su omega, sin embargo, haberlo visto de nuevo fue alentador, dándole una pizca de felicidad que hace mucho no sentía. Sabía que nada había cambiado, él volvería a su casa en unos días y estaría solo, pero por alguna razón, sentía que sería diferente.

Jisung se despidió cortamente de Minho y salió, caminó a paso rápido hacia donde Changbin se encontraba todavía esperándolo. Cuando estaba de camino hacia la salida, vio a Félix casi correr por el pasillo hasta la habitación de Minho; la sensación era extraña para su lobo que gruñía por lo bajo, pero no podía ser egoísta, Minho no merecía sobrellevar todo él solo, necesitaba alguien con quién compartir esa carga, así como Chan estuvo a su lado en todo momento, así como Changbin lo ayudaba día con día, y mientras no fuera él la persona que le brindaba esa calidez y consuelo, Félix parecía ser alguien confiable y de buen corazón.

No tenía que preocuparse, Minho estaba en buenas manos.

—¿Qué tal todo? ¿Te sientes mejor?—preguntó Changbin dentro del auto, empezando el recorrido hasta el departamento de Jisung.

—Si... Me siento mejor—asintió, viendo a través de la ventana como se iba alejando del hospital.

—Pareces preocupado todavía, ¿tan fuerte fue?

—No lo veía desde hace más de seis meses, aún no sé cómo debo sentirme, ¿y si me equivoco? 

—Sabes, Jisung, no siempre se trata de forzarte... Deja que tus emociones fluyan, no te detengas en lo que debes o no sentir. Solo se trata de ustedes, tú sabrás qué es lo correcto para ti y para tu lobo, porque al final, son destinados, y sea como sea, volverán a juntarse porque ese es el propósito de los destinados en esta vida... 

Jisung suspiró preocupado, recargándose contra la ventana. Pudo darse cuenta de que habían pasado muchas horas con solo notar que había empezado a oscurecer. Changbin tenía razón, muchas cosas pasaron por su mente con solo ver a Minho de nuevo, replanteándose como se sentía realmente. Inconscientemente, pensó en lo que Chan diría si se enterara que se vio con Minho, pensó en lo que dirían sus padres y en todo el esfuerzo que hizo por olvidarse de aquello que le causó tanto dolor; no se detuvo a pensar en sí mismo y en lo que quería ahora, dejando sus sentimientos hasta el final de todo.

Estaba consciente de que ese incidente no significaba que volverían a la normalidad, sin embargo, su lobo ahora le estaba pidiendo, exigiendo regresar con el alfa, necesitaba sentirse de nuevo querido por él, necesitaba sentirse seguro a su lado, necesitaba escuchar su voz y recibir sus caricias para curar el vacío que sus cachorros dejaron cuando los perdió; su lobo no comprendía cómo habían sucedido las cosas, simplemente buscaba a su alfa por instinto, porque era lo único que podía aliviarlo; su lobo necesitaba mucho a su alfa, pero, ¿Jisung también lo hacía? ¿Qué diferencia había cuando inconscientemente también seguía esperándolo también?

Con Minho a su lado, Jisung y su lobo se convertían en uno solo.

Mentiría si dijera que no esperó por su consuelo cuando le dieron de alta, mentiría si dijera que estaba seguro de haberlo dejado, mentiría si dijera que ya no lo quería.

Era un debate constante cuando lo pensaba demasiado, y aún así, nunca sabía de qué lado estar.

Jisung siempre supo como controlar su lado omega ante los demás alfas, pero cuando se trataba de Minho, siempre era diferente.

🌙

Hola~ les aviso que la historia está por terminar👀 no estoy segura de cuántos caps faltan, pero les digo para que estén listos.

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