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𝄈𝄈Quince𝄈𝄈

Sacar a Seungmin de la Universidad no fue tan sencillo, Chan tuvo que casi cargarlo porque el omega apenas y se podía mantener estable debido al dolor que recorría su cuerpo. Muchos alfas quisieron acercarse, embriagados por el olor del omega que pedía atención de manera desesperada, sin embargo, Chan logró hacerlos a un lado cuando les gruñó en advertencia, amenazando con destrozar a cualquiera que se les acercara.

Tras el alboroto generado en los pasillos, logró llegar a su auto aparcado en el estacionamiento, metió a Seungmin en el asiento de copiloto y abrochó el cinturón de seguridad para mantenerlo quieto. Hizo su mayor esfuerzo por mantener la calma ante tal situación, pero su alfa realmente se lo estaba poniendo difícil, su lobo lloriqueaba en necesidad también en busca de satisfacer al omega que lo llamaba con fuerza, tentándolo.

Encendió el auto y lo puso en marcha, evitando distraerse con los jadeos y los gemidos ahogados del omega, su mente debía estar clara para evitar cualquier accidente.

—Chan—gimió en voz baja, viéndolo con ojos brillosos—Duele mucho... Tómame, estoy listo, solo hazlo—suplicó entre balbuceos, intentado inútilmente zafarse del cinturón de seguridad.

—N-No—se obligó a decir, evitando la mirada necesitada del menor—Casi llegamos a tu casa, ahí estarás más tranquilo y-

—¡No!—exclamó con disgusto—¡No quiero ir a casa!—sollozó, alertando a Chan con esa actitud—¡A casa no, a casa no!—volvió a repetir, moviéndose en su asiento—Ahí no...—su voz se apagó de repente, escuchándose de nuevo solo sus quejidos.

—Está bien, está bien—dio la vuelta, pensando rápidamente en qué debía hacer.

Los sollozos de Seungmin se intensificaron, la mezcla de emociones lo estaban acaparando hasta el punto de hacerlo llorar.

Chan sabía por su experiencia con Jisung que los omegas solían tener diferentes reacciones en sus celos, las emociones estaban a flor de piel al igual que su sensibilidad, provocando excitación al mínimo roce o con el simple olor de un alfa. Algunos estallaban en llanto, en furia o actuaban de manera juguetona. Pero había algo en Seungmin que lo hizo prestar más atención, su mirada ya no estaba llena de deseo, solo había terror y dolor, como si estuviera escapando de algo, o evitándolo.

Quiso pensar en que era su propia manera de sobrellevar el celo, sin embargo, no quería darlo por hecho, seguía dudando al respecto, pero eso lo dejaría para después.

—Iremos a mi casa, ¿te parece bien?—le preguntó con voz suave, viéndolo asentir.

Chan había aprendido a controlarse durante el celo de un omega, muchas veces estuvo cerca de Jisung cuando estaba en ese estado, y pesar de que su instinto lo empujaba a perder el control para dejarle todo a su alfa, su parte racional le gritaba también que debía ser más fuerte, los omegas en celo estaban muy sumidos en su propia necesidad y perdían la noción de su entorno, y aunque era su naturaleza atender lo que el omega exigía en ese estado, no quería ceder, el arrepentimiento que vendría después era lo más difícil. Con Jisung aprendió a ser cuidadoso y que habían otras maneras de calmar a un omega en celo, y por más que Seungmin le gustara, no podría hacerle eso.

El trayecto hacia su casa fue corto, estacionó el auto y bajó al omega con mucho cuidado y agilidad. Entró a la casa y agradeció mentalmente que no hubiera nadie, cerró la puerta principal, cargó al menor y lo llevó a su habitación.

—¿Vamos a tener sexo?—preguntó el pelirrojo cuando Chan lo soltó sobre su cama—Tengamos sexo, Chan, estoy muy húmedo y listo en este momento.

Chan tragó duro cuando lo vio ponerse sobre sus rodillas en el colchón, desvistiéndose con desesperación, como si la ropa lo estuviera quemando.

—No, no vamos a tener sexo—se negó, dándose la vuelta para evitar mirarlo y concentrarse en buscar entre sus cosas algún supresor de emergencia que tuviera ahí.

—¡Eres un alfa estúpido!—gritó con molestia el omega, haciendo berrinche sin prestarle atención al hecho de que se encontraba desnudo—¡Debes complacerme!

Chan encontró por fin los supresores que Jisung guardaba ahí por cualquier cosa, sacó una de las píldoras y se acercó al omega que se encontraba ahora abrazado a sus sábanas, frotándose con desesperación en busca de placer, llenándose del agradable aroma a menta que había en todos lados.

—Seungmin, por favor, préstame atención.

El omega levantó la mirada con rapidez sin saber las intenciones del alfa. Chan se sentó en la orilla de la cama a la espera de que el menor hiciera lo mismo, pero en su lugar, se abalanzó sobre él hasta hacerlo caer de espaldas al colchón, poniendo una pierna a cada lado de su cuerpo.

Seungmin sonrió satisfecho al estar sobre él, restregándose con total descaro.

—No hagas eso—pidió el alfa, cerrando los ojos con fuerza, reteniéndose a sí mismo.

Claramente, Seungmin no obedeció y siguió en lo suyo, pero Chan no podía dejarse llevar, así que cuando el menor estuvo distraído, rodeó con su brazo su cintura y lo acercó a su rostro, y antes de que Seungmin protestara al respecto, metió la pequeña pastilla en su boca, haciéndolo que la tragara a la fuerza.

Seungmin empezó de nuevo con los berrinches, molesto por lo que el alfa había hecho, pero luego de un par de minutos, sintió su cuerpo relajarse, sintiéndose tan liviano de repente. Su piel dejó de quemar y su calentura bajó considerablemente al igual que sus fuertes feromonas, dándole por fin a Chan un respiro.

—Tengo sueño...—dijo el menor, recostándose sobre el pecho de Chan con mucha tranquilidad hasta que logró quedarse dormido.

Chan exhaló aliviado cuando sintió su respiración más lenta, y cuando se aseguró que estaba dormido, lo apartó con cuidado. Sabía que dormiría profundamente por al menos una hora, el tiempo suficiente para relajarse él también.

Fue hasta el baño y regresó con un paquete de toallas húmedas, sacó algunas y con sumo cuidado limpió el cuerpo de Seungmin en donde habían rastros de sus fluidos, y a pesar de que se trataba de la intimidad de Seungmin, limpió también su entrada sin tocarlo demás. No tenía ninguna intención de aprovecharse, a esas alturas solo quería que estuviera lo más cómodo posible para que al despertar, no se sintiera tan asustado.

Buscó en su armario algo de ropa limpia cuando terminó de limpiar su cuerpo y lo vistió.

Regresó al baño, cerró la puerta tras él y suspiró, recargado en el lavamanos. Había sido realmente difícil para él controlarse, pero se sentía orgulloso de sí mismo al no comportarse como un alfa cegado por el deseo. Tomó una corta ducha, cambió su ropa también y regresó a su habitación, se sentó en la silla de su escritorio a la espera de que el omega despertara.

Tenía algunas dudas que quería aclarar en cuanto al menor que dormía en su cama.

🌙

—Señor Lee, no puedo hacer eso—se negó el pelirosa rotundamente—No quiero ser parte de eso.

Reconoció rápidamente al chico en la foto que Joongi le había dado. Hace mucho, tal vez hubiera aceptado con tal de conseguir la atención del omega, pero ahora, había superado esa etapa y no deseaba entrometerse, menos cuando ya amaba a alguien más.

—¿Por qué no? No será en vano, tendrás tu recompensa.

—Si, pero... No de esa forma—agachó la cabeza, siéndole demasiado difícil rechazar su única oportunidad para salir por fin de su casa y hacer su vida aparte como quería.

—¿Qué es lo malo de todo esto? No te estoy pidiendo que mates a alguien—sobó sus sienes con impaciencia—Solo quiero que provoques a mi hijo por un tiempo.

—No—dijo con más seguridad, levantándose de la silla para salir de esa oficina, huyendo antes de aceptar—Tengo que irme.

El señor Lee soltó una corta risa que llamó la atención del menor, causando que se detuviera a mirarlo con una expresión confusa.

—Sabes, Hyunjin, de verdad no quise llegar a estos extremos porque te aprecio, pero no me queda otra opción.

—¿A qué se refiere?—preguntó con voz temblorosa.

—Cómo es que se llama este chico... Ah, sí, Jeongin—Hyunjin lo miró con temor, ¿cómo sabía sobre eso?—Necesitas el dinero para irte del país con él, ¿no es cierto?

—¿Usted cómo sabe eso?

—No me subestimes, tengo más contactos de lo que te imaginas, puedes esconderlo de tus padres, pero no de mi—sonrió, tomando asiento en su silla sin apartar la mirada—De seguro no quieres que algo le pase, ¿cierto? O peor aún, que tus padres se enteren que estás cortejando a un omega de clase baja.

Hyunjin sintió su interior arder, sintiéndose enojado y amenazado. El tema de Jeongin no debían saberlo sus padres, serían capaces de sacarlo del país con tal de no dejarlo emparejarse con un omega que no fuera de la misma clase social.

Los odiaba por eso.

—Él no tiene nada que ver aquí—gruñó molesto, olvidando que el alfa frente a él era mucho más fuerte y que gruñirle de esa forma era irrespetuoso—No tiene por qué meterse.

—Tendré que hacerlo si no me ayudas—se encogió de hombros—Solo será un tiempo, luego de eso serás libre de irte con ese omega—dijo de manera despectiva.

Hyunjin sintió un nudo formarse en su garganta, él haría todo por Jeongin, y por más que quisiera echarse para atrás, no podía negarse cuando muchas cosas estaban en juego.

—Está bien—asintió con la cabeza agachada—Solo deje en paz a Jeongin.

—¿Ves lo fácil que es?—sonrió ampliamente el mayor, invitándolo a sentarse nuevamente—No tenemos que complicar las cosas.

—Yo no quiero hacerle daño a nadie—murmuró mientras negaba con la cabeza, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas—Yo solo quiero irme.

—No te preocupes, no vas a dañar a nadie—suspiró—Solo quiero que el alfa de mi hijo experimente nuevas emociones que lo hagan salir. Ya después de un tiempo, tendrás lo necesario para irte con tu omega.

—¿Promete no molestarnos de nuevo después de eso?—lo miró con seriedad.

—Lo prometo—le aseguró—Y para que te sientas motivado, pagaré las cuentas y lo que necesiten los Yang, diles que es de tu parte y listo, nadie tiene que saber lo que hemos hablado.

Hyunjin asintió en silencio, rogando que Jeongin lo perdonara por lo que estaba apunto de hacer, pero era por su bien, era por su felicidad juntos sin nadie que se interponga entre los dos. Lo hacía porque lo amaba.

—Para que no te pases de listo, tendré gente vigilándote, y a la primera que me traiciones, todo el trato se acaba, ¿entendido?

—Si—respondió a secas—Seré cuidadoso y no diré nada.

—Perfecto—sonrió el señor Lee, satisfecho—Ahora sí, puedes irte, necesito resultados pronto, empieza hoy mismo.

Hyunjin no dijo nada más y salió de esa horrible y sofocante oficina, tranquilizándose lo mejor que pudo para no levantar sospechas.

Nunca creyó que estaría en esa situación, conocía al señor Lee desde que estaba pequeño, era casi parte de la familia, y el hecho de que lo estuviera amenazando con algo así, lo hizo sentir herido. Lo creía muy capaz de cumplir con su amenaza, su padre le hacía más caso a él que a su propio hijo, así que no dudaba en que las cosas se podrían cumplir y se pondrían muy feas si no obedecía.

Pensó en hablarlo con Jeongin para que no hubieran malos entendidos, pero era inútil, Jeongin no permitiría por nada del mundo que él se metiera en eso, sería capaz de alejarse con tal de no ser utilizado como su debilidad, además, el señor Lee le dejó muy en claro que no debía decir nada, así que no tenía más opción que proceder con lo que tenía que hacer.

Perdóname, Jeongin. Pronto nos podremos ir de aquí.

🌙

Todo el día había sido maravilloso para Minho. Luego de ir al cine, Jisung jaló al alfa por todo el centro comercial, comprándole todo lo que quisiera. Almorzaron hamburguesas a petición del pelinegro, a lo que no hubo objeción alguna por parte del omega, así que estuvieron un buen rato hablando mientras comían.

Las tensiones desaparecieron totalmente, habían dejado atrás el horrible incidente con el señor Lee y prometieron que algo así no les afectaría, ellos debían seguir su propio rumbo sin terceros de por medio, incluso si se trataba de sus propios padres.

—¿Te sientes mejor?—preguntó Jisung, tomando su mano con suavidad.

—Si, muchísimo mejor—asintió el alfa sin apartar la mirada del camino, sintiendo a su alfa correr de la emoción—Tú me haces sentir mejor—sus mejillas se calentaron ante sus propias palabras, pero no podía evitarlo, quería hacerle saber que solo con su compañía todo mejoraba para él.

Jisung sonrió y se acercó a besar su mejilla sin soltar su mano.

—También me haces sentir muy bien.

Durante el resto del camino, siguieron hablando y quejándose de las clases, riendo de vez en cuando con una que otra anécdota, hasta que llegaron a la casa de Jisung.

—Ojalá pudiera quedarme contigo esta noche—el omega hizo un puchero hacia Minho, mirándolo con ojos tristes—Pero papá me advirtió que si volvía a quedarme afuera estaría castigado—recordó el severo regaño que su padre le dio cuando regresó el sábado por la mañana.

—Puedes quedarte el fin de semana conmigo—sugirió, obteniendo una amplia sonrisa del menor—Deja que pase esta semana y luego te escapas de nuevo.

—Eres una mala influencia—dijo con diversión el omega, inclinándose hacia el pelinegro hasta quedar muy cerca de sus labios.

Minho sonrió antes de cortar la distancia entre los dos, ladeando la cabeza levemente para darle profundidad al beso. Jisung alcanzó su rostro con su mano derecha y acarició su mejilla con gentileza, sintiendo al alfa sonreír sobre sus labios.

—No quiero salir de aquí—susurró el menor sin dejar de verlo, todavía muy cerca—Quisiera quedarme cerca por mucho más tiempo.

El corazón de Minho golpeó contra su pecho al mismo tiempo que sus emociones se mezclaban, asegurando que lo que sentía por Jisung era muchísimo me fuerte de lo que creyó.

Volvió a besarlo, siendo un corto toque de labios que los hizo sonreír tontamente. Minho se bajó y rodeó el auto para abrir la puerta del omega, haciéndolo sentir un poco avergonzado por la atención recibida.

Jisung agradeció el gesto y cerró la puerta, dispuesto a despedirse del alfa, pero se vio interrumpido justo en ese momento.

—¿Sunggie?

El mencionado se dio la vuelta, encontrándose con alguien a quien no esperaba ver de nuevo.

—¿Hyunjin?—frunció el ceño, reconociendo su rostro y su inconfundible aroma a pinos—¡Estás aquí!

El pelirosa sonrió ampliamente hacia el menor, acercándose a abrazarlo sin previo aviso.

—¡Me alegra mucho verte de nuevo!—lo acercó más hacia su cuerpo, posicionando una de sus manos en su espalda baja segundos antes de besar su mejilla, cerca de sus labios.

Minho no sabía qué hacer, sentía como los celos empezaban a apoderarse de él en cuestión de segundos, no podía dejar de ver la manera en la que ese alfa desconocido se aferraba al cuerpo del omega.

—Oh... Si, ha pasado un tiempo—respondió Jisung, descolocado. Se alejó sutilmente para verlo, sorprendido por lo diferente que lucía ahora con el cabello un poco largo y de color rosa.

Hyunjin siguió sonriendo, esperando no recibir una paliza por parte del alfa que acompañaba a Jisung, sabía que se estaba metiendo en problemas.

—Estás muy lindo, como siempre—halagó, ignorando a Minho.

—Gracias—respondido Jisung , extrañado y un poco emocionado por su presencia.

—¿Y tú quién eres?—gruñó Minho, dando un paso hacia el otro alfa.

El gruñido de Minho fue de advertencia, y claro que Hyunjin lo percibió, su alfa buscaba responder de la misma manera, era obvio esa reacción en él, pero si seguía pensando en todo eso, no podría llevar a cabo lo acordado con el señor Lee, así que haría su mayor esfuerzo por no sentirse afectado al respecto.

—Él es Hwang Hyunjin—presentó al pelirosa—Hace tiempo-

—Soy su ex novio, ¿tú quién eres?—interrumpió Hyunjin, mirándolo de pies a cabeza con una sonrisa arrogante.

—¿Qué? ¡No!—se apresuró a negar el omega, sintiéndose demasiado nervioso en medio de ese ambiente tan tenso—Fuimos amigos hace años, es todo.

Hyunjin soltó una sonora risa, casi burlándose de la expresión del pelinegro.

—Vamos, Sunggie, si no fuera porque tuve que irme, estuviéramos juntos en este momento. Lo sabes.

Minho trataba de mantener la calma, Jisung le había dicho que nunca tuvo pareja antes, que ni siquiera tuvo en mente emparejarse con algún alfa, ¿es que acaso le había mentido?

—Aquí hay muchas cosas que aclarar—dijo el omega con voz tranquila, llamando la atención de ambos alfas—Antes que nada, eso fue hace tiempo, Hyunjin.

—Pero estoy de regreso.

—¿Y eso qué?—habló Minho, otra vez tenso—Yo soy su alfa, no tienes nada que hacer aquí, y muchos menos con él—estaba ardiendo en celos, odiaba sentirse tan celoso, ese sentimiento lo estaba empujando hacia un lado que no quería conocer.

—¿Su alfa?—su mirada cayó en jisung, buscando la marca en su cuello—No lo creo.

Ambos alfas gruñeron, Minho de forma amenazante, y Hyunjin en defensa.

—¡Ya basta!—exclamó Jisung, viéndolos a ambos—Seré el omega de Minho, ¿está bien? Lo que pasó entre nosotros fue hace mucho, éramos muy jóvenes—dijo hacia el pelirosa.

—Pero, Sunggie...

Minho no pudo detenerse a sí mismo de agarrar con fuerza al más alto, empujándolo con brusquedad hacia atrás, demostrándole lo molesto que estaba. Hyunjin trató de mantenerse estable, pero lo había tomado por sorpresa, así que cayó de golpe al suelo.

—¡Minho!—Jisung tiró de su brazo para detenerlo cuando lo vio acercarse con furia hacia Hyunjin con la intención de golpearlo.

El alfa detuvo su puño en el aire al sentir las manos del omega rodeando su brazo, sintiéndose avergonzado de repente por lo que estaba a punto de hacer, dándose cuenta de su propio comportamiento tan agresivo e impropio de él.

—Yo no... Perdón, no quise...—vio al menor con una expresión preocupada.

Jisung asintió lentamente con un poco de temor y se acercó a Hyunjin para ayudarlo a ponerse de pie.

—¿Estás bien?—preguntó Jisung en voz baja a Hyunjin, revisando que en su mano había un pequeño raspón.

—Si, solo me tomó por sorpresa—rió, limpiando su ropa.

El omega asintió aliviado.

Cuando Jisung volvió a girarse hacia Minho, este se encontraba dirigiéndose hacia su auto, demasiado inmerso en sus propios pensamientos.

—Minho...

—Nos vemos mañana, pasa buenas noches—fue lo único que dijo antes de entrar al auto e irse, dejándolo con la palabra en la boca.

Jisung mordió su labio inferior con fuerza, sintiéndose muy mal cuando ya no lo vio más.

—No debiste decirle eso—se dirigió al alfa con una expresión herida, sabiendo lo sensible que Minho podía ser

—Perdón—fue sincero, detestaba estar en esa situación—No creí que se pondría así.

—Yo tampoco—susurró para sí mismo.

Ya lo había visto enojado y agresivo, pero había sido para defenderlo de otros alfas; nunca por celos.

Eso sí que era algo nuevo, y definitivamente no quería ver ese lado otra vez.

🌙

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